Salmo responsorial
Salmo 136:1, 23-24, 10-15
1 ¡Dad gracias a Yahveh, porque es bueno, porque es eterno su amor!
10 Hirió en sus primogénitos a Egipto, porque es eterno su amor;
11 y sacó a Israel de entre ellos, porque es eterno su amor;
12 con mano fuerte y tenso brazo, porque es eterno su amor.
13 El mar de Suf partió en dos, porque es eterno su amor;
14 por medio a Israel hizo pasar, porque es eterno su amor;
15 y hundió en él a Faraón con sus huestes, porque es eterno su amor.
23 En nuestra humillación se acordó de nosotros, porque es eterno su amor;
24 y nos libró de nuestros adversarios, porque es eterno su amor.
Evangelio
Mateo 12:14-21
14 Pero los fariseos, en cuanto salieron, se confabularon contra él para ver cómo eliminarle.
15 Jesús, al saberlo, se retiró de allí. Le siguieron muchos y los curó a todos.
16 Y les mandó enérgicamente que no le descubrieran;
17 para que se cumpliera el oráculo del profeta Isaías:
18 He aquí mi Siervo, a quien elegí, mi Amado, en quien mi alma se complace. Pondré mi Espíritu sobre él, y anunciará el juicio a las naciones.
19 No disputará ni gritará, ni oirá nadie en las plazas su voz.
20 La caña cascada no la quebrará, ni apagará la mecha humeante, hasta que lleve a la victoria el juicio:
21 en su nombre pondrán las naciones su esperanza.
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