
Todos son bienvenidos para asistir a la sagrada ecucaristía a realizarse a las 7:00 p.m. en la parroquia Sagrado Corazón y a las 11:00 p.m. en la Iglesia Nuestra señora de la Paz
Calle L- 6, Jardines de Cuscatlan, Ciudad Merliot, Antiguo Cuscatlan, El Salvador, CentroAmerica
Dios es un Niño que ama, que te ama con un corazón de niño y con la fuerza de un Dios. | |
Quienquiera que seas, detente un momento ante esa cueva. ¿Ves ese niño indefenso? Es Dios, es el único Redentor. Es para ti. Si te sientes muy pecador… Él te dice que tienes perdón. Si estás muy desesperado… Él te ofrece la alegría de vivir. Si eres pobre… piensa que Él es más pobre que tú y que es pobre por ti. Si crees que no hay camino para encontrar la paz… El es el Camino. Si crees que todo es farsa y mentira en la vida y en la sociedad… Él es la Verdad. Si crees que la vida no tiene sentido ni valor… Recuerda que Él es la Vida. Tú que te has detenido ante muchos palacios, y tiendas, y salas de fiestas, sin encontrar lo que buscas… nada pierdes con intentar comprar a ese Niño el amor, la vida y la paz. Y Él a cambio te pide una pequeña limosna de amor. Cada año vuelve a nacer donde le dejan y vuelve a pasar frío, mucho frío en tantos corazones; pero queda compensado por el calor y el cariño de unos pocos que le aman con locura. ¿Qué le ofrezco yo en esta Noche Buena? ¿Unas pajas, un poquito de cariño, el rescoldo de un viejo amor? Voy a entrar a esa cueva de rodillas, voy a besar ese pesebre y esas pajas.. . El Amor se hizo pequeño, se hizo débil, se hizo tierno, se hizo carne, carne como la nuestra, carne que llora y sufre y tiene frío, pero carne de amor: Dios es Amor Encarnado. Dios es un Niño que ríe, que ríe contigo. Dios es un Niño que llora, que llora por ti. Dios es un Niño que ama, que te ama con un corazón de niño, y con la fuerza de un Dios. |
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 22 de diciembre de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el discurso que el Papa Benedicto XVI dirigió hoy a los peregrinos congregados en el Aula Pablo VI para la audiencia general.
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Queridos hermanos y hermanas
Con esta última audiencia antes de las fiestas de Navidad, nos acercamos, temblorosos y llenos de asombro, al “lugar” donde todo comenzó por nosotros y por nuestra salvación, donde todo encontró su cumplimiento, allí donde se encontraron y se entrecruzaron las esperanzas del mundo y del corazón humano con la presencia de Dios.
Podemos ya desde ahora pregustar la alegría por esa pequeña luz que se entrevé, que desde la gruta de Belén comienza a irradiarse en el mundo. En el camino del Adviento, que la liturgia nos ha invitado a vivir, se nos ha acompañado para acoger con disponibilidad y reconocimiento el gran Acontecimiento de la venida del Salvador y para contemplar maravillados su entrada en el mundo.
La esperanza gozosa, característica de los días que preceden la Santa Navidad, es ciertamente la actitud fundamental del cristiano que desea vivir con fruto el renovado encuentro con Aquel que viene a habitar en medio de nosotros: Cristo Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre. Volvemos a encontrar esta disposición del corazón,y la hacemos nuestra, en aquellos que en primer lugar acogieron la venida del Mesías: Zacarías e Isabel, los pastores, el pueblo sencillo, y especialmente María y José, los cuales probaron en primera persona el temblor, pero sobre todo el gozo por el misterio de este nacimiento. Todo el Antiguo Testamento constituye una única gran promesa, que debía realizarse con la venida de un salvador poderoso. De ello da testimonio en particular el libro del profeta Isaías, el cual nos hablar de los sufrimientos de la historia y de toda la creación por una redención destinada a volver a dar nuevas energías y nueva orientación al mundo entero. Así, junto a la espera de los personajes de las Sagradas Escrituras, encuentra espacio y significado, a través de los siglos, también nuestra espera, la que en estos días estamos experimentando y la que nos mantiene en pie durante todo el camino de nuestra vida. Toda la existencia humana, de hecho, está animada por este profundo sentimiento, por el deseo de que lo más verdadero, lo más bello y lo más grande que hemos entrevisto e intuido con la mente y el corazón, pueda salir a nuestro encuentro y se haga concreto ante nuestros ojos y nos vuelva a levantar.
“He aquí que viene el Señor omnipotente: se llamará Enmanuel, Dios-con-nosotros” (Antífona de entrada, Santa Misa del 21 de diciembre). Con frecuencia, en estos días, repetimos estas palabras. En el tiempo de la liturgia, que vuelve a actualizar el Misterio, ya está a las puertas Aquel que viene a salvarnos del pecado y de la muerte, Aquel que, después de la desobediencia de Adán y Eva, nos vuelve a abrazar y abre para nosotros el acceso a la vida verdadera. Lo explica san Ireneo, en su tratado “Contra las herejías”, cuando afirma: “El Hijo mismo de Dios descendió 'en una carne semejante a la del pecado' (Rm 8,3) para condenar el pecado y, después de haberlo condenado, excluirlo completamente del género humano. Llamó al hombre a la semejanza consigo mismo, lo hizo imitador de Dios, lo encaminó en el camino indicado por el Padre para que pudiese ver a Dios, y le diese en don al mismo Padre” (III, 20, 2-3).
Nos aparecen algunas ideas preferidas de san Ireneo, que Dios con el Niño Jesús nos llama a la semejanza consigo mismo. Vemos cómo es Dios. Y así nos recuerda que deberíamos ser semejantes a Dios. Y que debemos imitarlo. Dios se ha entregado, Dios se ha entregado en nuestras manos. Debemos imitar a Dios. Y finalmente la idea de que así podemos ver a Dios. Una idea central de san Ireneo: el hombre no ve a Dios, no puede verlo, y así está en la oscuridad sobre la verdad,sobre sí mismo. Pero el hombre, que no puede ver a Dios, puede ver a Jesús. Y así ve a Dios, así empieza a ver la verdad, así empieza a vivir.
El Salvador, por tanto, viene para reducir a la impotencia la obra del mal y todo aquello que aún puede mantenernos alejados de Dios, para restituirnos al antiguo esplendor y a la paternidad primitiva. Con su venida entre nosotros, Él nos indica y nos asigna también una tarea: precisamente la de ser semejantes a Él y de tender a la verdadera vida, de llegar a la visión de Dios en el rostro de Cristo. De nuevo san Ireneo afirma: “El Verbo de Dios puso su morada entre los hombres y se hizo Hijo del hombre, para acostumbrar al hombre a comprender a Dios y para acostumbrar a Dios a poner su morada en el hombre según la voluntad del Padre. Por esto, Dios nos dio como 'signo' de nuestra salvación a aquel que, nacido de la Virgen, es el Enmanuel” (ibidem). También aquí hay una idea central muy bella de san Ireneo: tenemos que acostumbrarnos a percibir a Dios.Dios está normalmente alejado de nuestra vida, de nuestras ideas, de nuestro actuar. Ha venido junto a nosotros y tenemos que acostumbrarnos a estar con Dios. Y, audazmente, Ireneo se atreve a decir que también Dios tiene que acostumbrarse a estar con nosotros y en nosotros. Y que Dios quizás debería acompañarnos en Navidad, acostumbrarnos a Dios, como Dios se tiene que acostumbrar a nosotros, a nuestra pobreza y fragilidad. La venida del Señor, por ello, no puede tener otro objetivo que el de enseñarnos a ver y a amar los acontecimientos, el mundo y todo lo que nos rodea, con los mismos ojos de Dios. El Verbo hecho niño nos ayuda a comprender el modo de actuar de Dios, para que seamos capaces de dejarnos transformar cada vez más por su bondad y por su infinita misericordia.
En la noche del mundo, dejémonos aún sorprender e iluminar por este acto de Dios, que es totalmente inesperado: Dios se hace Niño. Dejémonos sorprender, iluminar por la Estrella que inundó de alegría el universo. Que el Niño Jesús, al llegar a nosotros, no nos encuentre sin preparar, empeñados solo a hacer más bella y atrayente la realidad exterior. Que el cuidado que ponemos en hacer más resplandecientes nuestras calles y nuestras casas nos impulse aún más a predisponer nuestra alma para encontrarnos con Aquel que vendrá a visitarnos. Purifiquemos nuestra conciencia y nuestra vida de lo que es contrario a esta venida: pensamientos, palabras, actitudes y obras, impulsándonos a hacer el bien y a contribuir a realizar en este mundo nuestro la paz y la justicia para todo hombre y a caminar así al encuentro del Señor.
Signo característico del tiempo navideño es el belén. También en la Plaza de San Pedro, según la costumbre, está casi preparado y se asoma idealmente sobre Roma y sobre el mundo entero, representando la belleza del Misterio de Dios que se hizo hombre y puso su tienda en medio de nosotros (cfr Jn 1,14). El belén es expresión de nuestra espera, de que Dios se acerque a nosotros, de que Jesús se acerque a nosotros, pero también de la acción de gracias a Aquel que decidió compartir nuestra condición humana, en la pobreza y en la sencillez. Me alegro porque permanece viva, e incluso se está redescubriendo, la tradición de preparar el belén en las casas, en los lugares de trabajo, en los lugares de encuentro. Que este testimonio genuino de fe cristiana pueda ofrecer también hoy para todos los hombres de buena voluntad un icono sugerente del amor infinito del Padre hacia todos nosotros. Que los corazones de los niños y de los adultos puedan aún sorprenderse ante él.
Queridos hermanos y hermanas, que la Virgen María y san José nos ayuden a vivir el Misterio de la Navidad con gratitud renovada al Señor. En medio de la frenética actividad de nuestros días, que este tiempo nos dé un poco de calma y de alegría y nos haga tocar con la mano la bondad de nuestro Dios, que se hace Niño para salvarnos y dar nuevo aliento y nueva luz a nuestro camino. Este es mi deseo para una santa y feliz Navidad: lo dirijo con afecto a todos vosotros aquí presentes, a vuestros familiares, en particular a los enfermos y a los que sufren, como también a vuestras comunidades y a vuestros seres queridos.
[En español dijo]
Saludo a los grupos de lengua española, en particular a los peregrinos de Alange y Córdoba, así como a los demás fieles provenientes de España, México y otros países latinoamericanos. Deseo a todos una feliz Navidad y os invito a preparar vuestro corazón para recibir al Niño Jesús. Que la Virgen María y San José nos ayuden a vivir el Misterio de este tiempo santo con renovada gratitud al Señor, ofreciendo a los demás paz y alegría. Muchas gracias.
[Traducción del original italiano por Inma Álvarez
©Libreria Editrice Vaticana]
CIUDAD DEL VATICANO, martes, 21 diciembre 2010 (ZENIT.org).- En estas navidades podrán seguirse en directo audio/video y en alta definición las celebraciones litúrgicas presididas por Benedicto XVI, gracias a una nueva aplicación de Radio Vaticano.
Gracias al nuevo servicio, se podrá seguir la crónica radiofónica en uno de los siete idiomas disponibles para los comentarios de la Misa del Gallo en la Nochebuena, el viernes 24 de diciembre, a partir de las 22,00 (hora local); el mensaje navideño con la bendición Urbi et Orbi del 25 de diciembre a las doce del mediodía, y la misa para la Jornada Mundial de la Paz, el 1 de enero a las 10 de la mañana. En la vigilia del 24 de diciembre se ofrecerá también el comentario en chino y para la celebración del primero de enero, en árabe.
La transmisión podrá seguirse en www.radiovaticano.org, escogiendo la opción: "Audio video player", donde además podrá visitarse el área "Vatican Tic", que permite visualizar las noticias sobre el calendario de las actividades del Santo Padre.
ROMA, lunes 20 de diciembre de 2010 (ZENIT.org).- Como todos los años, el fin de semana anterior a la navidad, las calles están invadidas de espíritu de consumo. Uno centro comercial de Roma, ubicado en la concurrida Vía del Corso, el pasado sábado no era la excepción.
Y en medio una cantidad abrumadora de gente que salía para realizar las compras de navidad, se encontraban unos singulares personajes: una decena de niños que detenían, a los apresurados transeúntes, para regalarles un Niño Jesús.
“¿Será una campaña de publicidad?”, se preguntaban algunos. “Quizás pertenecen a secta futurista que anuncia el fin del mundo” dijeron otros que en un momento quisieron acercarse, pero luego prefirieron seguir sus agitadas compras.
Eran las reacciones de quienes observaban a estos pequeños protagonistas en medio del ajetreado escenario.
Se trata de la campaña “¡Han desalojado a Jesús!”, la cual está presente en la mayoría de países donde el Movimiento de los Focolares realiza sus obras apostólicas. Busca hacer recordar días antes de la noche de la navidad, que en estas fechas, la celebración verdadera es el cumpleaños de Jesús. Nada diferente.
El Niño Jesús de yeso que entregan, acostado en una cestita, adornada con pajitas, es elaborado por los mismos niños: miembros de Gen 4: entre 4 y 12 años y miembros del Movimiento de los Focolares.
“¡Tenemos prisa!”, dijo uno de los consumidores cuando un grupo de pequeños lo detuvo junto con su novia, luego de que salieron de un almacén de una conocida marca de ropa italiana. “Espera”, le dijo ella. “a lo mejor tienen algo qué decirnos”.
“Queremos hacerles recordar que el niño Jesús ha nacido y que ese es el sentido de la navidad”, la pareja se mostró interesada, se llevaron el regalo y depositaron una oferta libre.
“Queremos haacerles recordar que Jesús ha venido a la tierra para devolvernos el paraíso”, dijo a ZENIT Chiara Chatel, una focolarina – consagrada de esta realidad eclesial -, mientras acompañaba a los niños en esta campaña. “Queremos aprovechar para recolectar dinero para los más pobres de nuestro movimiento”, aseguró.
Historia de esta iniciativa
La campaña nació basándose en una reflexión escrita por Chiara Lubich (1920 – 2008), fundadora del Movimiento de los Focolares.
“Se acerca la Navidad y las calles de la ciudad se cubren de luces. Una fila interminable de tiendas; una riqueza fina pero exorbitante” escribió Chiara.
“Y más trineos con Santa Claus y cervatillos, cerditos, liebres, marionetas en forma de rana y enanitos rojos. Todo se mueve con elegancia”, decía.
“Vino a los suyos y no Lo recibieron… No había lugar para Él en la posada. Ni siquiera en Navidad”, señala el escrito de Chiara.
Y justo para devolver el sentido cristiano de la navidad, desde semanas antes de la repartición de los Niño Jesús en los centros comerciales, los pequeños del Movimento Gen 4 los preparan, los ponen en cunitas, los pintan, los envuelven en papel celofán transparente y le adjuntan impreso el texto completo de Chiara Lubich.
También elaboran alcancías para con recoger fondos que van a las obras de misiones de este movimiento, (este año los fondos fueron destinados a las víctimas de los desastres naturales en Paquistán).
“Los niños se alegran con la preparación. Están dispuestos a acogerlo y ver que en esto hay un compromiso”, asegura Chiara Cantel.
“Al inicio los niños son un poco tímidos”, dijo Therese-Marie Dessaivre, miembro del Movimiento de los Focolares quien también acompañó el sábado pasado a los niños en esta iniciativa. “Luego se dan aliento unos a otros”, y así detienen a la gente, algunos pasan de largo “pero en ellos también vemos el rostro de Jesús”, dijo a ZENIT una de las participantes de esta campaña que está por cumplir 11 años.
Frutos de esta campaña
Son muchos quienes, alrededor del mundo se detienen y agradecen por esta iniciativa. En un libro que los Focolares han editado por Città Nuova y que lleva el mismo nombre de la campaña, hay varias historias recopiladas, entre ellas una ocurrida en el concurrido centro comercial Rockefeller ubicado muy cerca de la Quinta Avenida en Manhattan:
Una mujer, que recibió el niño Jesús, días después envió a los pequeños diciéndoles: “Mientras visitaba Nueva York con mis amigos, no se bien cómo, en medio a la multitud vi su estante y me llamó la atención. Aquellas palabras… ‘Han desalojado a Jesús’ resonaron bien dentro de mi”, confesó.
“Quisiera transmitir vuestro mensaje a otros, ha sido la navidad más bella desde hace mucho tiempo, me llenó de calor el corazón”.
Y aunque muchos pasan de largo, otros más se detienen y se dejan tocar por esta iniciativa: “Entrar en un supermercado y verse acogido por unos niños tan sonrientes que te ofrecen un niño Jesús es inquietante”, fue el testimonio de un señor en Florencia que recibió un niño Jesús de parte de estos pequeños.
“A veces pensamos poder encontrar todo en un supermercado, ¡pero jamás me hubiera imaginado regresar a casa trayendo a Jesús!”, aseguró.
“Hoy le agradezco a la Iglesia por haber salvado las imágenes”, decía Chiara Lubich en su reflexión sobre la navidad. “Hace años estuve en un país donde reinaba el ateísmo y vi a un sacerdote que esculpía estatuas de ángeles para recordarle a la gente el Cielo. Hoy comprendo aún más su actitud: el ateísmo práctico que hoy invade el mundo la exige”.
La verdad es que apoderándose de la Navidad y desterrar al Recién Nacido, es algo que hace sufrir”, confiesa.
“Que por lo menos en todas nuestras casas se grite Quién ha nacido, festejándolo de un modo nunca visto”, concluye la fundadora del Movimiento de los Focolares.
Por Carmen Elena Villa
CIUDAD DEL VATICANO, domingo 19 de diciembre de 2010 (ZENIT.org).- En el discurso que entregó el pasado jueves al nuevo embajador de Zambia ante la Santa Sede, Royson Mabuku Mukwena, el Papa Benedicto XVI se congratuló con este país por su defensa del derecho a la vida naciente.
“Es un motivo de particular satisfacción que las leyes de Zambia sigan respetando y defendiendo la dignidad de toda vida humana desde la concepción”, afirmó al Papa, al aceptar las Cartas Credenciales del diplomático zambiano.
“Poderosas influencias, muchas más allá de África – afirmó –, tratan de imponer limitaciones al derecho a la vida, viéndolo como algo que restringe la libertad de los demás. Sin embargo, por su parte, la Iglesia afirma que el derecho a la vida del inocente es inviolable, y que debe tener prioridad sobre todos los demás supuestos”.
Con ello, la Iglesia “dirige la atención hacia un principio moral objetivo, basado en la ley natural, cuyo contenido es accesible a la recta razón y no depende de decisiones políticas o del consenso social”.
El Papa auguró que Zambia “siga fomentando el debido respeto por los derechos de todo ser humano sin excepción, en armonía con el deber de proteger la vida desde la concepción hasta la muerte natural, como corresponde a un país verdaderamente cristiano”.
Iglesia
El Papa quiso recordar también cómo la Iglesia ha contribuido a la construcción del país.
“Con la colaboración de hombres y mujeres de buena voluntad en toda África, la Iglesia trabaja por la promoción de un equilibrio moral, jurídico y social entre los miembros de la familia humana. A través de sus diversas obras sociales, de desarrollo y caritativas, fomenta la consecución equilibrada de los derechos y deberes de los individuos y de la sociedad en su conjunto”.
La Iglesia en Zambia, subrayó el Papa, “ha contribuido positivamente en los ámbitos de la educación, el desarrollo y cuidado de la salud, especialmente en la lucha contra la malaria y el VIH / Sida”, y “seguirá participando activamente en la promoción de la salud de la población con un fuerte énfasis en la prevención mediante la educación”.
“Las mejoras en la salud a largo plazo se lograrán mediante la formación en la responsabilidad moral y la solidaridad, y en particular a través de la fidelidad en el matrimonio. De esta manera, la Iglesia trabaja para fomentar un mayor sentido de integridad por parte de las personas, y por la construcción de una sociedad que realmente valore la vida, la familia y la comunidad en general”.
Economía
Benedicto XVI quiso reconocer también “los indicios alentadores de mejora en su país, especialmente en el sector agrícola”.
“Con el crecimiento económico, los fondos han estado disponibles para proyectos de desarrollo importante, sobre todo en la extensión de condiciones sanitarias adecuada”, constató, observando que este país “ha hecho progresos significativos en este ámbito, tal como se refleja en la reducción de las tasas de mortalidad infantil y materna, y otras áreas relacionadas con la salud”.
Pero las mejoras deben extenderse a otros campos, entre ellos “la infraestructura, la disponibilidad de vivienda adecuada, la lucha contra la corrupción y la ampliación de las oportunidades educativas”, apuntó.
En este contexto, advirtió la necesidad de prestar la debida atención “a las necesidades de los menos afortunados”.
“Es de esperar que se fomente una estructura económica diversificada, así como un aumento en el número de las pequeñas empresas”, y sobre todo “es necesaria la movilización efectiva de todos los sujetos de la sociedad civil”, comentó.
Apoyo excepcional
En su discurso al Papa, publicado por L'Osservatore Romano, el nuevo embajador de Zambia afirmó que su país y la Santa Sede “comparten una posición común en numerosas cuestiones, incluso las ligadas a la moralidad, al logro de un desarrollo sostenible, a la erradicación de la pobreza, a los derechos humanos y al mantenimiento de la paz en el mundo”.
“El apoyo de la Iglesia católica a Zambia en las áreas mencionadas y en muchas otras, incluida la lucha contra el Sida, es excepcional”, reconoció, agradeciendo también al Papa haber creado por primera vez cardenal a un zambiano, el arzobispo Medardo Mazombwe.
El diplomático aseguró por su parte haber seguido “con gran interés” la reciente visita papal al Reino Unido.
“Su mensaje de amor y de defensa de la dignidad humana prescindiendo del credo religioso o la raza es alentador”, declaró.
Mateo 1, 18-24. Adviento. ¡Está ya para llegar nuestro Redentor, el Mesías prometido, nuestro Salvador! | |
La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. Así lo tenía planeado, cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: "José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados." Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta: Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa: "Dios con nosotros." Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer. Reflexión Nos encontramos ya a pocos días de la Navidad. ¡Está ya para llegar nuestro Redentor, el Mesías prometido, nuestro Salvador! Y tal vez todavía no le hemos preparado un lugar digno dentro de nuestro corazón para que nazca en él el día de su llegada. Angelus Silesius, conocido poeta alemán del siglo XVIII, escribía: “Si Jesús naciera mil veces en Belén, pero no nace en tu corazón, de nada te serviría”. Alcide de Gasperi, estadista italiano de gran valor y clarividencia, salvó a su país de la amenaza comunista en los años de la posguerra. Fue el fundador de la “Democrazia Cristiana” y, además de buen político, era un hombre profundamente católico. Se cuenta que, cuando vivía en Roma, solía preparar con especial devoción, junto con su mujer y sus hijas, el nacimiento y la gruta de Belén. De entre las ovejitas escogían dos, a las cuales les ponían los nombres de las dos hijas, María Romana y Lucía. Cada día de la novena de Navidad, las niñas debían hacer ofrecer un especial sacrificio al Niño Jesús, al cual correspondía un progresivo avance de la respectiva ovejita a la cueva de Belén. Pero si se olvidaban de su ofrecimiento o faltaban en generosidad, las ovejitas venían alejadas cada vez más de la gruta. Era una gran lección de mortificación y de acercamiento al Señor: debían prepararse para el nacimiento de Jesús a través de la oración, el sacrificio y las buenas obras. También nosotros necesitamos prepararle un lugar digno en nuestro corazón para este 24 de diciembre. Pero fijémonos que Él no tiene grandes pretensiones. Si tuviéramos que conseguirle un palacio, podríamos excusarnos y decirle: “no puedo; no tengo los medios para hacerlo”. Pero lo que Jesús necesita es solamente un pesebre. Y eso sí se lo podemos ofrecer. Todos, hasta el más pobre de nosotros. Jesús escogió una gruta para nacer. Y eso mismo es lo que escoge hoy. Él es enemigo de las pompas humanas, de los lujos y vanidades superfluas. Él se contenta con poco. Un pesebre le basta. ¡Qué tremenda enseñanza de humildad, de pobreza y de sencillez la que nos da, sin palabras ni discursos! Pero, aunque sea pobre nuestro pesebre, debe ser también muy limpio, ordenado y calentito. Y esto sólo lo da la pureza de alma y la de vida de gracia a través de la oración y de los sacramentos. Belén es también una lección inmensa de bondad y de amor porque Él, siendo el Dios infinito, eterno y todopoderoso, eligió este modo para salvarnos. Nadie hace algo así sólo por amor al arte o por “deporte”. Y si eligió ese modo de nacer fue porque quiso compartir nuestra debilidad, nuestra pobreza y naturaleza humana tan desvalida. Porque quiso abajarse y hacerse uno como nosotros; es más, como el más débil y el más pequeño de nosotros. Él es nuestro Hermano, el protector de los pobres, de los débiles y de los desamparados. En Él todos podemos sentir su amor, experimentar su consuelo en la aflicción, su compañía en la tristeza y soledad. Y si Jesús Niño es así de bueno con nosotros, no debe haber cabida en nuestra alma para el egoísmo o los intereses particulares. Hay muchas personas a nuestro lado –niños y adultos, hombres y mujeres— que necesitan de nuestro amor y de nuestra ayuda. Ojalá que no pasemos ante sus necesidades con un corazón de piedra. Si así fuera, la Navidad no nos habrá servido de nada, nos dejaría iguales. Seguiría siendo invierno en nuestro interior. Ojalá, pues, que imitemos a Jesús en su amor a los hombres, viviendo esta Navidad y todos los días de nuestra vida, una gran caridad, comprensión y servicio generoso y desinteresado a nuestros semejantes, sobre todo hacia los más pobres y desvalidos. ¿Cómo estás preparándote para el nacimiento del Hijo de Dios, de Jesucristo Niño, que va a llegar dentro de pocos días? |