sábado, 13 de enero de 2018

Evangelio 13 de Enero de 2018

Color: Blanco

Santos:

Lecturas del día:

  • Primera lectura

    I Samuel 9:1-4, 17-19; 10:1
    1 Había un hombre de Benjamín, llamado Quis, hijo de Abiel, hijo de Seror, hijo de Bekorat, hijo de Afiaj. Era un benjaminita y hombre bien situado.
    2 Tenía un hijo llamado Saúl, joven aventajado y apuesto. Nadie entre los israelitas le superaba en gallardía; de los hombros arriba aventajaba a todos.
    3 Se habían extraviado unas asnas pertenecientes a su padre Quis. Dijo Quis a su hijo Saúl: «Toma contigo uno de los criados y vete a buscar las asnas.»
    4 Atravesaron la montaña de Efraím y cruzaron el territorio de Salisá sin encontrar nada; crusaron el país de Saalim, pero no estaban allí, atravesaron el país de Benjamín sin encontrar nada.
    17 Y cuando Samuel vio a Saúl, Yahveh le indicó: «Este es el hombre del que te he hablado. El regirá a mi pueblo.»
    18 Saúl se acercó a Samuel en medio de la puerta, y le dijo: «Indícame, por favor, dónde está la casa del vidente.»
    19 Samuel respondió a Saúl: Yo soy el vidente; sube delante de mí al alto y comeréis hoy conmigo. Mañana por la mañana te despediré y te descubriré todo lo que hay en tu corazón.
    1 Tomó Samuel el cuerno de aceite y lo derramó sobre la cabeza de Saúl, y después le besó diciendo: «¿No es Yahveh quien te ha ungido como jefe de su pueblo Israel? Tú regirás al pueblo de Yahveh y le librarás de la mano de los enemigos que le rodean. Y ésta será para ti la señal de que Yahveh te ha ungido como caudillo de su heredad.
  • Salmo responsorial

    Salmo 21:2-7
    2 Yahveh, en tu fuerza se regocija el rey; ¡oh, y cómo le colma tu salvación de júbilo!
    3 Tú le has otorgado el deseo de su corazón, no has rechazado el anhelo de sus labios.
    4 Pues le precedes de venturosas bendiciones, has puesto en su cabeza corona de oro fino;
    5 vida te pidió y se la otorgaste, largo curso de días para siempre jamás.
    6 Gran gloria le da tu salvación, le circundas de esplendor y majestad;
    7 bendiciones haces de él por siempre, le llenas de alegría delante de tu rostro.
  • Evangelio

    Marcos 2:13-17
    13 Salió de nuevo por la orilla del mar, toda la gente acudía a él, y él les enseñaba.
    14 Al pasar, vio a Leví, el de Alfeo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: «Sígueme.» El se levantó y le siguió.
    15 Y sucedió que estando él a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos, pues eran muchos los que le seguían.
    16 Al ver los escribas de los fariseos que comía con los pecadores y publicanos, decían a los discípulos: «¿Qué? ¿Es que come con los publicanos y pecadores?»
    17 Al oír esto Jesús, les dice: «No necesitan médico los que están fuertes, sino los que están mal; no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.»

Evangelio meditado

¿Justo o pecador?
Santo Evangelio según San Marcos 2, 13-17. Sábado I del Tiempo Ordinario.


Por: H. Rodrigo Marín, L.C. | Fuente: missionkits.org 




En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, dame la gracia de darme cuenta de que te necesito. La vida no es hermosa sin Ti. Sólo contigo puedo ser feliz. Creo en Ti, pero ayúdame a creer con firmeza. Espero en Ti, pero ayúdame a esperar con más fuerza. Te amo, pero ayúdame a amarte con todo mi corazón.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Marcos 2, 13-17
En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a caminar por la orilla del lago; toda la muchedumbre lo seguía y él les hablaba. Al pasar, vio a Leví (Mateo), el hijo de Alfeo, sentado en el banco de los impuestos, y le dijo: “Sígueme”. El se levantó y lo siguió.
Mientras Jesús estaba a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores se sentaron a la mesa junto con Jesús y sus discípulos, porque eran muchos los que lo seguían. Entonces unos escribas de la secta de los fariseos, viéndolo comer con los pecadores y publicanos, preguntaron a sus discípulos: “¿Por qué su maestro come y bebe en compañía de publicanos y pecadores?”
Habiendo oído esto, Jesús les dijo: “No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Yo no he venido para llamar a los justos, sino a los pecadores”.
Palabra del Señor.


Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Justos o pecadores. Esta frase del Evangelio nos desarma. Toda la vida buscamos ser buenos: Nos queremos portar bien, queremos ser honestos, sacar buenas calificaciones, ayudar a las personas, perdonar a todos, consolar a quien lo necesita y una lista interminable de cosas que nos hacen ser más justos.
Pero hoy Jesús dice en el Evangelio: "No he venido a llamar a los justos sino a los pecadores". Entonces, ¿qué sentido tiene esforzarnos por querer ser santos?
El ejemplo nos lo da san Mateo. El ser justos no depende de uno mismo. Ser santos no es una cualidad que conseguimos a fuerza de repetición de actos buenos. Ser santos depende de cómo respondemos a Dios. Las personas que se creen justas porque hacen cosas buenas están muy lejos de serlo. Los que se sienten pecadores, porque lo somos, están más cerca de Dios que cualquier otro.
Lo importante para ser santos no son las obras que hacemos sino la actitud con la que las hacemos. No podemos ser santos si primero no nos reconocemos pecadores.
Pidámosle a María la gracia de alcanzar la santidad.
Jesús, en el Evangelio, nos hace entender otra manera, otra forma de buscar la justificación: no por la gratuidad del Señor, no por nuestras obras. Y así hace ver esos que se creen justos por las apariencias: aparecen como justos y a ellos les gusta hacer esto y saben poner la “cara de estampita”, como si fueran santos. Sin embargo son hipócritas. Todo es aparentar, aparentar, pero dentro del corazón no hay nada, no hay sustancia en esa vida, es una vida hipócrita.
(Homilía de S.S. Francisco, 20 de octubre de 2017, en santa Marta).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
En una visita al Santísimo Sacramento me reconoceré pecador delante de mi Señor.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

viernes, 12 de enero de 2018

Evangelio 12 de Enero de 2018

Color: Blanco

Santos:

Lecturas del día:

    Primera opción

  • Primera lectura

    I Samuel 8:4-7, 10-22
    4 Se reunieron, pues, todos los ancianos de Israel y se fueron donde Samuel a Ramá,
    5 y le dijeron: «Mira, tú te has hecho viejo y tus hijos no siguen tu camino. Pues bien, ponnos un rey para que nos juzgue, como todas las naciones.»
    6 Disgustó a Samuel que dijeran: «Danos un rey para que nos juzgue» e invocó a Yahveh. .
    7 Pero Yahveh dijo a Samuel: «Haz caso a todo lo que el pueblo te dice. Porque no te han rechazado a ti, me han rechazado a mí, para que no reine sobre ellos.
    10 Samuel repitió todas estas palabras de Yahveh al pueblo que le pedía un rey,
    11 diciendo: «He aquí el fuero del rey que va a reinar sobre vosotros. Tomará vuestros hijos y los destinará a sus carros y a sus caballos y tendrán que correr delante de su carro.
    12 Los empleará como jefes de mil y jefes de cincuenta; les hará labrar sus campos, segar su cosecha, fabricar sus armas de guerra y los arreos de sus carros.
    13 Tomara vuestras hijas para perfumistas, cocineras y panaderas.
    14 Tomará vuestros campos, vuestras viñas y vuestros mejores olivares y se los dará a sus servidores.
    15 Tomará el diezmo de vuestros cultivos y vuestras viñas para dárselo a sus eunucos y a sus servidores.
    16 Tomará vuestros criados y criadas, y vuestros mejores bueyes y asnos y les hará trabajar para él.
    17 Sacará el diezmo de vuestros rebaños y vosotros mismos seréis sus esclavos.
    18 Ese día os lamentaréis a causa del rey que os habéis elegido, pero entonces Yahveh no os responderá.»
    19 El pueblo no quiso eschuchar a Samuel y dijo: «¡No! Tendremos un rey
    20 y nosotros seremos también como los demás pueblos: nuestro rey nos juzgará, irá al frente de nosotros y combatirá nuestros combates.»
    21 Oyó Samuel todas las palabras del pueblo y las repitió a los oídos de Yahveh.
    22 Pero Yahveh dijo a Samuel: «Hazles caso y ponles un rey.» Samuel dijo entonces a todos los hombres de Israel: «Volved cada uno a vuestra ciudad.»
  • Salmo responsorial

    Salmo 89:16-19
    16 Dichoso el pueblo que la aclamación conoce, a la luz de tu rostro caminan, oh Yahveh;
    17 en tu nombre se alegran todo el día, en tu justicia se entusiasman.
    18 Pues tú eres el esplendor de su potencia, por tu favor exaltas nuestra frente;
    19 sí, de Yahveh nuestro escudo; del Santo de Israel es nuestro rey.
  • Evangelio

    Marcos 2:1-12
    1 Entró de nuevo en Cafarnaúm; al poco tiempo había corrido la voz de que estaba en casa.
    2 Se agolparon tantos que ni siquiera ante la puerta había ya sitio, y él les anunciaba la Palabra.
    3 Y le vienen a traer a un paralítico llevado entre cuatro.
    4 Al no poder presentárselo a causa de la multitud, abrieron el techo encima de donde él estaba y, a través de la abertura que hicieron, descolgaron la camilla donde yacía el paralítico.
    5 Viendo Jesús la fe de ellos, dice al paralítico: «Hijo, tus pecados te son perdonados.»
    6 Estaban allí sentados algunos escribas que pensaban en sus corazones:
    7 «¿Por qué éste habla así? Está blasfemando. ¿Quién puede perdonar pecados, sino Dios sólo?»
    8 Pero, al instante, conociendo Jesús en su espíritu lo que ellos pensaban en su interior, les dice: «¿Por qué pensáis así en vuestros corazones?
    9 ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: "Tus pecados te son perdonados", o decir: "Levántate, toma tu camilla y anda?"
    10 Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados - dice al paralítico -:
    11 "A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa."»
    12 Se levantó y, al instante, tomando la camilla, salió a la vista de todos, de modo que quedaban todos asombrados y glorificaban a Dios, diciendo: «Jamás vimos cosa parecida.»
  • Segunda opción

  • Primera lectura

    Ezequiel 33:12-16
    12 Y tú, hijo de hombre, di a los hijos de tu pueblo: La justicia del justo no le salvará el día de su perversión, ni la maldad del malvado le hará sucumbir el día en que se aparte de su maldad. Pero tampoco el justo vivirá en virtud de su justicia el día en que peque.
    13 Si yo digo al justo: «Vivirás», pero él, fiándose de su justicia, comete la injusticia, no quedará memoria de toda su justicia, sino que morirá por la injusticia que cometió.
    14 Y si digo al malvado: «Vas a morir», y él se aparta de pecado y practica el derecho y la justicia,
    15 si devuelve la prenda, restituye lo que robó, observa los preceptos que dan la vida y deja de cometer injusticia, vivirá ciertamente, no morirá.
    16 Ninguno de los pecados que cometió se le recordará más: ha observado el derecho y la justicia; ciertamente vivirá.
  • Salmo responsorial

    Salmo 51:8-12, 17, 19
    8 Mas tú amas la verdad en lo íntimo del ser, y en lo secreto me enseñas la subiduría.
    9 Rocíame con el hisopo, y seré limpio, lávame, y quedaré más blanco que la nieve.
    10 Devuélveme el son del gozo y la alegría, exulten los huesos que machacaste tú.
    11 Retira tu faz de mis pecados, borra todas mis culpas.
    12 Crea en mí, oh Dios, un puro corazón, un espíritu firme dentro de mí renueva;
    17 abre, Señor, mis labios, y publicará mi boca tu alabanza.
    19 El sacrificio a Dios es un espíritu contrito; un corazón contrito y humillado, oh Dios, no lo desprecias.
  • Evangelio

    Lucas 15:3-7
    3 Entonces les dijo esta parábola.
    4 «¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las 99 en el desierto, y va a buscar la que se perdió hasta que la encuentra?
    5 Y cuando la encuentra, la pone contento sobre sus hombros;
    6 y llegando a casa, convoca a los amigos y vecinos, y les dice: "Alegraos conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido."
    7 Os digo que, de igual modo, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por 99 justos que no tengan necesidad de conversión.

Evangelio meditado

Paralíticos en la fe
Santo Evangelio según San Marcos 2, 1-12. Viernes I de Tiempo Ordinario.


Por: H. Jorge Alberto Leaños García, L.C. | Fuente: missionkits.org 




En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, ayúdame en este día a tener un espíritu abierto a todo lo que me digas. Dame la gracia de poder escucharte y dame la fuerza para hacer lo que me pides.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Marcos 2, 1-12
Cuando Jesús volvió a Cafarnaúm, corrió la voz de que estaba en casa, y muy pronto se aglomeró tanta gente, que ya no había sitio frente a la puerta. Mientras él enseñaba su doctrina, le quisieron presentar a un paralítico, que iban cargando entre cuatro. Pero como no podían acercarse a Jesús por la cantidad de gente, quitaron parte del techo, encima de donde estaba Jesús, y por el agujero bajaron al enfermo en una camilla.
Viendo Jesús la fe de aquellos hombres, le dijo al paralítico: “Hijo, tus pecados te quedan perdonados”. Algunos escribas que estaban allí sentados comenzaron a pensar: “¿Por qué habla éste así? Eso es una blasfemia. ¿Quién puede perdonar los pecados sino sólo Dios?”.
Conociendo Jesús lo que estaban pensando, les dijo: “¿Por qué piensan así? ¿Qué es más fácil, decirle al paralítico: ‘Tus pecados te son perdonados' o decirle: ‘Levántate, recoge tu camilla y vete a tu casa’? Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados —le dijo al paralítico—: Yo te lo mando: levántate, recoge tu camilla y vete a tu casa”.
El hombre se levantó inmediatamente, recogió su camilla y salió de allí a la vista de todos, que se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo: “¡Nunca habíamos visto cosa igual!”.


Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Como hermanos en la fe, podemos llevar a los que, heridos por el egoísmo, están a nuestro lado muchas veces sin esperanza. Es nuestro deber de católicos buscar una camilla, tomar uno de los extremos y llevar a este herido con un espíritu de equipo, y más aún, de familia junto a los que siente esta misma responsabilidad.
Encontramos ocasiones en que no somos responsables de las heridas y lesiones que provocan la discapacidad. Pero siempre podemos tener la urgencia de sanar las heridas que impiden hacer un acercamiento a Cristo. Él es el único que vuelve a dar una vida llena de esperanza.
Cristo se digna sanar a estas personas por nuestra fe. Éste es el poder de la intercesión. Hemos recibido la luz, viendo lo que muchos no ven y oyendo lo que algunos otros no oyen. Demos a conocer a este Dios amoroso que da esperanza sin importar los ánimos, los peligros, los vientos a favor y en contra.
Si tenemos fe es para iluminar el camino que lleva a Cristo, si tenemos esperanza es para compartirla en la desesperación, si tenemos amor es para darnos dando al que llevamos dentro.
Somos responsables porque creemos. Precisamente es por esto que debemos ayudar a creer tomando las camillas de los paralíticos en la fe. No importará si es difícil llegar a un Cristo rodeado por personas que forman murallas de problemas. El amor es ingenioso y todo lo puede. Es todo un reto, pero, a fin de cuentas, es lo que Dios quiere: que le llevemos a todo herido.
La pereza es un pecado feo, puede afectar a cada hombre: es vivir porque es gratis el oxígeno, el aire, es vivir siempre mirando a los otros que son más felices que yo, vivir en la tristeza, olvidar la alegría. Es un pecado que paraliza, nos hace paralíticos. No nos deja caminar. A nosotros Jesús hoy nos dice: Levántate, toma tu vida como es, bonita, fea, como sea, tómala y ve adelante. No tengas miedo, ve adelante con tu camilla - “Pero, Señor, no es el último modelo...” - ¡Pero ve adelante! ¡Con esa camilla fea, quizá, pero ve adelante! Es tu vida, es tu alegría.
(Homilía de S.S. Francisco, 28 de marzo de 2017, en santa Marta).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
El amor es ingenioso. Hoy buscaré alguna nueva forma de compartir mi fe.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amen.

jueves, 11 de enero de 2018

Evangelio 11 de Enero de 2018

Color: Verde

Santos:

Lecturas del día:

  • Primera lectura

    I Samuel 4:1-11
    1 Y la palabra de Samuel llegaba a todo Israel. Elí era muy anciano, mientras que sus hijos persistían en su malvada conducta respecto de Yahveh. Ocurrió en aquel tiempo que los filisteos se reunieron para combatir a Israel, y los israelitas salieron a su encuentro para el combate. Acamparon cerca de Eben Haézer, mientras que los filisteos habían acampado en Afeq.
    2 Se pusieron los filisteos en orden de batalla contra Israel; se libró un gran combate y fue batido Israel por los filisteos, muriendo en las filas, en campo abierto, cerca de 4.000 hombres.
    3 Volvió el ejército al campamento, y los ancianos de Israel dijeron: «¿Por qué nos ha derrotado hoy Yahveh delante de los filisteos? Vamos a buscar en Silo el arca de nuestro Dios; que venga en medio de nosotros y que nos salve del poder de nuestros enemigos.»
    4 El pueblo envió a Silo y sacaron de allí el arca de Yahveh Sebaot que está sobre los querubines; acompañaron al arca Jofní y Pinjás, los dos hijos de Elí.
    5 Cuando el arca de Yahveh llegó al campamento, todos los israelitas lanzaron un gran clamor que hizo retumbar las tierras.
    6 Los filisteos oyeron el estruendo del clamoreo y dijeron: «¿Qué significa este gran clamor en el campamento de los hebreos?» Y se enteraron de que el arca de Yahveh había llegado al campamento.
    7 Temieron entonces los filisteos, porque se decían: «Dios ha venido al campamento.» Y exclamaron: «¡Ay de nosotros! Nunca había sucedido tal cosa.
    8 ¡Ay de nosotros! ¿Quién nos librará de la mano de estos dioses poderosos? ¡Estos son los dioses que castigaron a Egipto con toda clase de plagas en el desierto!
    9 ¡Cobrad ánimo y sed hombres, filisteos, para no tener que servir a los hebreos como ellos os han servido a vosotros; sed hombres y pelead!»
    10 Trabaron batalla los filisteos. Israel fue batido y cada cual huyó a sus tiendas; la mortandad fue muy grande, cayendo de Israel 30.000 infantes.
    11 El arca de Dios fue capturada y murieron Jofní y Pinjás, los dos hijos de Elí.
  • Salmo responsorial

    Salmo 44:10-11, 14-15, 24-25
    10 Y con todo, nos has rechazado y confundido, no sales ya con nuestras tropas,
    11 nos haces dar la espalda al adversario, nuestros enemigos saquean a placer.
    14 De nuestros vecinos nos haces la irrisión, burla y escarnio de nuestros circundantes;
    15 mote nos haces entre las naciones, meneo de cabeza entre los pueblos.
    24 ¡Despierta ya! ¿Por qué duermes, Señor? ¡Levántate, no rechaces para siempre!
    25 ¿Por qué ocultas tu rostro, olvidas nuestra opresión, nuestra miseria?
  • Evangelio

    Marcos 1:40-45
    40 Se le acerca un leproso suplicándole y, puesto de rodillas, le dice: «Si quieres, puedes limpiarme.»
    41 Compadecido de él, extendió su mano, le tocó y le dijo: «Quiero; queda limpio.»
    42 Y al instante, le desapareció la lepra y quedó limpio.
    43 Le despidió al instante prohibiéndole severamente:
    44 «Mira, no digas nada a nadie, sino vete, muéstrate al sacerdote y haz por tu purificación la ofrenda que prescribió Moisés para que les sirva de testimonio.»
    45 Pero él, así que se fue, se puso a pregonar con entusiasmo y a divulgar la noticia, de modo que ya no podía Jesús presentarse en público en ninguna ciudad, sino que se quedaba a las afueras, en lugares solitarios. Y acudían a él de todas partes.

Evangelio meditado

Mirarse y mirar a los demás
Santo Evangelio según San Marcos 1, 40-45. Jueves I de Tiempo Ordinario.


Por: H. Iván Yoed González Aréchiga, L.C. | Fuente: missionkits.org 




En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, en medio de un sin fin de pensamientos, actividades y expectativas quiero hacer nuevamente una pausa y encontrarme más personalmente contigo. Te doy gracias por abrirme siempre las puertas de tu presencia.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Marcos 1, 40-45
En aquel tiempo, se le acercó a Jesús un leproso para suplicarle de rodillas: “Si tú quieres, puedes curarme”. Jesús se compadeció de él, y extendiendo la mano, lo tocó y le dijo: “¡Sí quiero: sana!” Inmediatamente se le quitó la lepra y quedó limpio.
Al despedirlo, Jesús le mandó con severidad: No se lo cuentes a nadie; pero para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo prescrito por Moisés”.
Pero aquel hombre comenzó a divulgar tanto el hecho, que Jesús no podía ya entrar abiertamente en la ciudad, sino que se quedaba fuera, en lugares solitarios, a donde acudían a él de todas partes.
Palabra del Señor.


Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Me viene a la mente una escena que bien podría haber sucedido en la vida de Jesús. Alguna vez habría tenido la oportunidad de mirar su rostro reflejado, fue en un lago o algo semejante. Me brota entonces la pregunta, ¿qué pensaba Jesús mientras se miraba?, ¿se detenía a contemplarse a sí mismo?, ¿se sentía desordenadamente orgulloso de sí?, ¿se miraba con tristeza?
Cuando me miro en el espejo, ¿qué veo?, ¿qué pienso de mí?, ¿me menosprecio?, ¿me acostumbro a mí mismo?, ¿me sobrevaloro?, ¿quién soy yo, en realidad?
Éstas son preguntas que pueden parecer superficiales para algunos. Para otros, sin embargo, son existenciales, pues de ellas depende cada segundo de la propia vida. Si me desprecio, mi vida será despreciable. Si me enorgullezco desordenadamente, mi vida será una fantasía a expensas de otros. Pero si me miro dignamente, trataré y veré a los demás con la dignidad que se merecen., empezando por mí mismo.
Si reflexiono con detenimiento, sin embargo, podré percatarme que puedo encontrar razones tanto para mirarme bien como para mirarme mal. Entonces la tarea se vuelve una tortura. ¿Quién me podría ayudar a mirarme una vez más como realmente soy?
Hoy encontramos una respuesta en los ojos de Jesús. Ojos que tan solo vieron en un leproso a un hijo de Dios. Ojos que tan solo vieron en un leproso una persona a quien se puede siempre amar. Ojos que vieron en un leproso un ser humano que podría querer sanar. Ojos que miraron y que no fueron indiferentes.
Hoy también nos encontramos en la encrucijada de estas dos lógicas: a veces, la de los doctores de la ley, o sea, alejarse del peligro apartándose de la persona contagiada, y la lógica de Dios que, con su misericordia, abraza y acoge reintegrando y transfigurando el mal en bien, la condena en salvación y la exclusión en anuncio. […] Curando al leproso, Jesús no hace ningún daño al que está sano, es más, lo libra del miedo; no lo expone a un peligro sino que le da un hermano; no desprecia la Ley sino que valora al hombre, para el cual Dios ha inspirado la Ley.
(Homilía de S.S. Francisco, 15 de febrero de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Quiero pedirte la gracia, Señor, de aprender a mirar con tus ojos a toda persona sin excepción. Puedo empezar por aquellos en quienes más me cuesta. Así se podrá transformar mi corazón poco a poco.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy pediré a Jesús que me conceda toda la humildad que me falta para mirarme tal cual soy.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

miércoles, 10 de enero de 2018

Evangelio 10 de Enero de 2018

Color: Verde

Santos:

Lecturas del día:

  • Primera lectura

    I Samuel 3:1-10, 19-20
    1 Servía el niño Samuel a Yahveh a las órdenes de Elí; en aquel tiempo era rara la palabra de Yahveh, y no eran corrientes las visiones.
    2 Cierto día, estaba Elí acostado en su habitación - sus ojos iban debilitándose y ya no podía ver -
    3 no estaba aún apagada la lámpara de Dios, y Samuel estaba acostado en el Santuario de Yahveh, donde se encontraba el arca de Dios.
    4 Llamó Yahveh: «¡Samuel, Samuel!» El respondió: «¡Aquí estoy!»,
    5 y corrió donde Elí diciendo: «¡Aquí estoy, porque me has llamado.» Pero Elí le contestó: «Yo no te he llamado; vuélvete a acostar.» El se fue y se acostó.
    6 Volvió a llamar Yahveh: «¡Samuel!» Se levantó Samuel y se fue donde Elí diciendo: «Aquí estoy, porque me has llamado.» Elí le respondió: «Yo no te he llamado, hijo mío, vuélvete a acostar.»
    7 Aún no conocía Samuel a Yahveh, pues no le había sido revelada la palabra de Yahveh.
    8 Tercera vez llamó Yahveh a Samuel y él se levantó y se fue donde Elí diciendo: «Aquí estoy, porque me has llamado.» Comprendió entonces Elí que era Yahveh quien llamaba al niño,
    9 y dijo a Samuel: «Vete y acuéstate, y si te llaman, dirás: Habla, Yahveh, que tu siervo escucha.» Samuel se fue y se acostó en su sitio.
    10 Vino Yahveh, se paró y llamó como las veces anteriores «Samuel, Samuel!» Respondió Samuel: «¡Habla, que tu siervo escucha.»
    19 Samuel crecía, Yahveh estaba con él y no dejó caer en tierra ninguna de sus palabras.
    20 Todo Israel, desde Dan hasta Berseba, supo que Samuel estaba acreditado como profeta de Yahveh.
  • Salmo responsorial

    Salmo 40:2, 5, 7-10
    2 En Yahveh puse toda mi esperanza, él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor.
    5 Dichoso el hombre aquel que en Yahveh pone su confianza, y no se va con los rebeldes, que andan tras la mentira.
    7 Ni sacrificio ni oblación querías, pero el oído me has abierto; no pedías holocaustos ni víctimas,
    8 dije entonces: Heme aquí, que vengo. Se me ha prescrito en el rollo del libro
    9 hacer tu voluntad. Oh Dios mío, en tu ley me complazco en el fondo de mi ser.
    10 He publicado la justicia en la gran asamblea; mira, no he contenido mis labios, tú lo sabes, Yahveh.
  • Evangelio

    Marcos 1:29-39
    29 Cuando salió de la sinagoga se fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés.
    30 La suegra de Simón estaba en cama con fiebre; y le hablan de ella.
    31 Se acercó y, tomándola de la mano, la levantó. La fiebre la dejó y ella se puso a servirles.
    32 Al atardecer, a la puesta del sol, le trajeron todos los enfermos y endemoniados;
    33 la ciudad entera estaba agolpada a la puerta.
    34 Jesús curó a muchos que se encontraban mal de diversas enfermedades y expulsó muchos demonios. Y no dejaba hablar a los demonios, pues le conocían.
    35 De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se levantó, salió y fue a un lugar solitario y allí se puso a hacer oración.
    36 Simón y sus compañeros fueron en su busca;
    37 al encontrarle, le dicen: «Todos te buscan.»
    38 El les dice: «Vayamos a otra parte, a los pueblos vecinos, para que también allí predique; pues para eso he salido.»
    39 Y recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios.