sábado, 18 de julio de 2015

Evangelio 18 de Julio de 2015

  • Primera Lectura: Exodo 12,37-42
    "Noche en que el Señor sacó a Israel de Egipto"
    En aquellos días, los israelitas marcharon de Ramsés hacia Sucot: eran seiscientos mil hombres de a pie, sin contar los niños; y les seguía una multitud inmensa, con ovejas y vacas y enorme cantidad de ganado. Cocieron la masa que habían sacado de Egipto, haciendo hogazas de pan ázimo, pues no había fermentado, porque los egipcios los echaban y no los dejaban detenerse; y tampoco se llevaron provisiones.
    La estancia de los israelitas en Egipto duró cuatrocientos treinta años. Cumplidos los cuatrocientos treinta años, el mismo día, salieron de Egipto las legiones del Señor. Noche en que veló el Señor para sacarlos de Egipto: noche de vela para los israelitas por todas las generaciones.
  • Salmo Responsorial: 135
    "Porque es eterna su misericordia."
    Dad gracias al Señor porque es bueno. R.
    En nuestra humillación, se acordó de nosotros: R.
    Y nos libró de nuestros opresores. R.
    Él hirió a Egipto en sus primogénitos. R.
    Y sacó a Israel de aquel país. R.
    Con mano poderosa, con brazo extendido. R.
    Él dividió en dos partes el mar Rojo. R.
    Y condujo por en medio a Israel. R.
    Arrojó en el mar Rojo al Faraón. R.
  • Evangelio: Mateo 12, 14-21
    "Les mandó que no lo descubrieran. Así se cumplió lo que dijo el profeta"
    En aquel tiempo, los fariseos planearon el modo de acabar con Jesús. Pero Jesús se enteró, se marchó de allí y muchos le siguieron. Él los curó a todos, mandándoles que no lo descubrieran. Así se cumplió lo que dijo el profeta Isaías: "Mirad a mi siervo, mi elegido, mi amado, mi predilecto. Sobre él he puesto mi espíritu para que anuncie el derecho a las naciones. No porfiará, no gritará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará, hasta implantar el derecho; en su nombre esperarán las naciones."

Evangelio meditado

No quebrará la caña doblada ni apagará la mecha humeante
Tiempo Ordinario


San Mateo 12, 14-21. Tiempo Ordinario. Las cañas ya maltrechas, pueden ser nuestras almas frías por la rutina o dobladas por la inconsciencia o la tibieza.


Por: H. Miguel Alejandro Velázquez Rocha | Fuente: Catholic.net 



Del Santo Evangelio según San Mateo 12, 14-21
En seguida los fariseos salieron y se confabularon para buscar la forma de acabar con él. Al enterarse de esto, Jesús se alejó de allí. Muchos lo siguieron, y los curó a todos. Pero él les ordenó severamente que no lo dieran a conocer, para que se cumpliera lo anunciado por el profeta Isaías: «Este es mi servidor, a quien elegí, mi muy querido, en quien tengo puesta mi predilección. Derramaré mi espíritu sobre él y anunciará la justicia a las naciones. No discutirá ni gritará, y nadie oirá su voz en las plazas. No quebrará la caña doblada y no apagará la mecha humeante, hasta que haga triunfar la justicia; y las naciones pondrán la esperanza en su nombre». 

Oración introductoria
Señor, me pongo en tu presencia en este día. Tómame de las manos, Padre mío, y conduce mi alma en esta meditación y durante toda mi vida. Te agradezco tantas gracias que me has concedido sin yo merecerlas: mi vida, la fe, mi familia, tu amor y tu perdón. Por todo te doy gracias, Señor.

Petición
Señor, te pido que me ilumines para escucharte en esta meditación y así pueda acercarme más a ti.

Meditación del Papa Francisco
Así era la vida de Jesús: “Recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios”. Jesús que predica y Jesús que cura. Toda la jornada era así: predica al pueblo, enseña la Ley, enseña el Evangelio. Y la gente lo busca para escucharlo y también porque sana a los enfermos. “Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron a todos los enfermos y endemoniados… Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó a muchos demonios”.
Y nosotros estamos delante de Jesús en esta celebración: Jesús es quien preside esta celebración. Nosotros, sacerdotes, estamos en el nombre de Jesús, pero es Él quien preside, Él es el verdadero Sacerdote que ofrece el sacrificio al Padre. Podemos preguntarnos si yo dejo que Jesús me predique. Cada uno de nosotros: “¿Dejo que Jesús me predique, o yo sé todo? ¿Escucho a Jesús o prefiero escuchar cualquier otra cosa, quizá las habladurías de la gente, o historias…?”. Escuchar a Jesús. Escuchar la predicación de Jesús. “¿Y cómo puedo hacer esto, padre? ¿En qué canal de televisión habla Jesús?”.
Te habla en el Evangelio. Y esta es una costumbre que aún no tenemos: ir a buscar la palabra de Jesús en el Evangelio. Llevar siempre un Evangelio con nosotros, pequeño, y tenerlo al alcance de la mano.» (Homilía de S.S. Francisco, 8 de febrero de 2015).
Reflexión
El Evangelio de hoy nos muestra la misericordia y la bondad de Dios.

«No quebrará la caña doblada y no apagará la mecha humeante, hasta que haga triunfar la justicia; y las naciones pondrán la esperanza en su nombre».

Cuando vemos algo a punto de romperse, con frecuencia lo terminamos de romper o simplemente lo desechamos de inmediato. Dios no es así, Él es misericordioso. Las cañas ya maltrechas o las mechas casi extintas, pueden ser nuestras almas frías por la rutina o dobladas por la inconsciencia, la tibieza o el pecado. Más Él no termina de romper, apagar y desechar nuestras almas, sino que espera. Aún más, ¡cuántas veces nos rehace y enciende de nuevo! Porque Él mismo dijo: «No vengo a condenar sino a dar la salvación». No condena sino que espera el momento de nuestra conversión, porque nos ama y porque su misericordia es eterna.

Lo que Cristo desea es que regresemos. Por eso aguarda con amor a que volvamos a Él para encender la llama de su amor en nuestro corazón.

«Este es mi servidor». Evidentemente estas palabras se refieren a Jesús. No obstante, el Padre nos dice a cada uno: «Este es mi servidor quien pregonará por toda la tierra mi amor y misericordia».

Por el bautismo, cada cristiano es constituido mensajero de la Buena Nueva, el Evangelio. A nosotros nos corresponde ayudar a otros a fijar sus ojos en el Señor y que su reino llegue a todos los confines de la tierra.

Propósito
Hoy daré testimonio de mi fe en Cristo siendo amable con todos los que trate.

Diálogo con Cristo
Padre mío, te amo. ¿Qué más puedo esperar de ti si eres tan bueno y misericordioso? Mi corazón se ensancha de alegría cada vez que pienso cuánto me amas, Señor.

Ayúdame a ser testimonio elocuente de tu amor en el mundo. Que solo tu amor me llene, que solo tu amor me sacie. Te amo, Señor, por el don inmerecido de tu amor.

«No está el amor de Dios en tener lágrimas ni estos gustos ni ternura, sino en servir con justicia y fortaleza de ánimo y humildad» (Sta. Teresa de Jesús).

viernes, 17 de julio de 2015

Evangelio 17 de Julio de 2015

  • Primera Lectura: Exodo 11,10-12,14
    "Mataréis un cordero al atardecer; cuando vea la sangre, pasaré de largo"
    En aquellos días, Moisés y Aarón hicieron muchos prodigios en presencia del Faraón; pero el Señor hizo que el Faraón se empeñara en no dejar marchar a los israelitas de su territorio.
    Dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto: "Este mes será para vosotros el principal de los meses; será para vosotros el primer mes del año. Decid a toda la asamblea de Israel: "El diez de este mes cada uno procurará un animal para su familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con el vecino de casa, hasta completar el número de personas; y cada uno comerá su parte hasta terminarlo. Será un animal sin defecto, macho, de un año, cordero o cabrito. Lo guardaréis hasta el día catorce del mes, y toda la asamblea de Israel lo matará al atardecer. Tomaréis la sangre y rociaréis las dos jambas y el dintel de la casa donde lo hayáis comido. Esta noche comeréis la carne, asada a fuego, comeréis panes sin fermentar y verduras amargas. No comeréis de ella nada crudo ni cocido en agua, sino asado a fuego: con cabeza, patas y entrañas. No dejaréis restos para la mañana siguiente; y, si sobra algo, lo quemaréis. Y lo comeréis así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y os lo comeréis a toda prisa, porque es la Pascua, el paso del Señor.
    Esta noche pasaré por todo el país de Egipto, dando muerte a todos sus primogénitos, de hombres y animales; y haré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo soy el Señor. La sangre será vuestra señal en las casas donde estéis; cuando vea la sangre, pasaré de largo; no os tocará la plaga exterminadora, cuando yo pase hiriendo a Egipto. Este día será para vosotros memorable, en él celebraréis la fiesta del Señor, ley perpetua para todas las generaciones.""
  • Salmo Responsorial: 115
    "Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor."
    ¿Cómo pagaré al Señor 
    todo el bien que me ha hecho? 
    Alzaré la copa de la salvación, 
    invocando su nombre. R.

    Mucho le cuesta al Señor 
    la muerte de sus fieles. 
    Siervo tuyo soy, hijo de tu esclava: 
    rompiste mis cadenas. R.

    Te ofreceré un sacrificio de alabanza, 
    invocando tu nombre, Señor. 
    Cumpliré al Señor mis votos 
    en presencia de todo el pueblo. R.
  • Evangelio: Mateo 12,1-8
    "El Hijo del hombre es señor del sábado"
    Un sábado de aquéllos, Jesús atravesaba un sembrado; los discípulos, que tenían hambre, empezaron a arrancar espigas y a comérselas. Los fariseos, al verlo, le dijeron: "Mira, tus discípulos están haciendo una cosa que no está permitida en sábado". Les replicó: "¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios y comieron de los panes presentados, cosa que no les estaba permitida ni a él ni a sus compañeros, sino sólo a los sacerdotes. ¿Y no habéis leído en la Ley que los sacerdotes pueden violar el sábado en el templo sin incurrir en culpa? Pues os digo que aquí hay uno que es más que el templo. Si comprendierais lo que significa "quiero misericordia y no sacrificio", no condenaríais a los que no tienen culpa. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado."

¿Por qué existen dos Credos?

El símbolo de los Apóstoles y el de Nicea-Constantinopla ocupan un lugar muy particular en la vida de la Iglesia


Por: Siervas de los Corazones Traspasados de Jesus y María | Fuente: corazones.org 




El Catecismo de la Iglesia nos explica por qué tenemos un Credo (Rf. 185-197). Desde su origen, la Iglesia apostólica expresó su fe en formulas breves y normativas para todos, quiso recoger lo esencial de su fe en resúmenes orgánicos y articulados, destinados sobre todo a los candidatos al bautismo.

Esta síntesis de fe no ha sido hecha según opiniones humanas, sino que se ha tomado de toda la Escritura lo más importante, para dar en su integridad la única enseñanza de la fe. A esta se le llama "profesión de fe", y también se le llama Credo, ya que la primera palabra en ella es "Creo". Se les denomina igualmente "símbolos de la fe".

A lo largo de los siglos, en respuesta a las necesidades de diferentes épocas, se han elaborado numerosos símbolos de nuestra fe, por ejemplo:

-Los símbolos de las diferentes Iglesias apostólicas y antiguas.
-El llamado símbolo de San Atanasio
-La profesión de fe de ciertos Concilios como los de Toledo, Letrán, Lyón, Trento, o de ciertos Papas como la "Fides Damasi" o "El credo del pueblo de Dios, del Papa Pablo VI"

Ninguno de estos símbolos compuestos en diferentes etapas de la vida de la Iglesia puede ser considerado como superado o inútil. Nos ayudan a captar nuestra fe a través de los diversos resúmenes que se han hecho.

Ahora paso a contestar la pregunta, sobre el por qué de los dos que usted conoce y su diferencia:

Entre los símbolos de la fe dos ocupan un lugar muy particular en la vida de la Iglesia, estos son: El símbolo de los Apóstoles y El Símbolo de Nicea-Constantinopla.

El Credo de los Apóstoles o Símbolo de los Apóstoles, es el corto, es llamado de los apóstoles por que es considerado con justicia como el resumen fiel de la fe de los apóstoles. Es el antiguo símbolo bautismal de la Iglesia Romana. Su gran autoridad proviene del hecho de que es el símbolo que guarda la Iglesia Romana, la que fue sede de Pedro, el primero de los apóstoles, y a la cual él llevó a la doctrina común.

El Credo de Nicea-Constantinopla, es más largo por ser mas explícito y lo rezamos todos los domingos en la Misa. Debe su gran autoridad al hecho de que es fruto de los dos primeros Concilios ecuménicos, como su nombre lo indica respectivamente Concilio de Nicea año 325 y el Concilio de Constantinopla año 381. Sigue siendo hoy el símbolo común de todas las Iglesias de Oriente y Occidente.

Recitar con fe el Credo es recordar nuestro Bautismo y entrar en comunión con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, es también entrar en comunión con toda la Iglesia que nos transmite la fe y en el seno de la cual creemos.

jueves, 16 de julio de 2015

Evangelio 16 de Julio de 2015

  • Primera Lectura: Exodo 3,13-20
    "Soy el que soy. "Yo-soy" me envía a vosotros"
    En aquellos días, Moisés, después de oír la voz del Señor desde la zarza ardiendo, le replicó: "Mira, yo iré a los israelitas y les diré: "El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros." Si ellos me preguntan cómo se llama, ¿qué les respondo?" Dios dijo a Moisés: ""Soy el que soy"; esto dirás a los israelitas: "'Yo-soy' me envía a vosotros.""
    Dios añadió: "Esto dirás a los israelitas: "Yahvé (Él-es), Dios de vuestros padres, Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob, me envía a vosotros. Éste es mi nombre para siempre: así me llamaréis de generación en generación." Vete, reúne a los ancianos de Israel y diles: "El Señor, Dios de vuestros padres, de Abrahán, de Isaac y de Jacob, se me ha aparecido y me ha dicho: 'Os tengo presentes y veo cómo os tratan los egipcios. He decidido sacaros de la opresión egipcia y llevaros al país de los cananeos, hititas, amorreos, fereceos, heveos y jebuseos, a una tierra que mana leche y miel.'" Ellos te harán caso, y tú, con los ancianos de Israel, te presentarás al rey de Egipto y le diréis: "El Señor Dios de los hebreos nos ha encontrado, y nosotros tenemos que hacer un viaje de tres jornadas por el desierto para ofrecer sacrificios al Señor, nuestro Dios." Yo sé que el rey de Egipto no os dejará marchar si no es a la fuerza; pero yo extenderé la mano, heriré a Egipto con prodigios que haré en el país, y entonces os dejará marchar."
  • Salmo Responsorial: 104
    "El Señor se acuerda de su alianza eternamente."
    Dad gracias al Señor, invocad su nombre, / dad a conocer sus hazañas a los pueblos. / Recordad las maravillas que hizo, / sus prodigios, las sentencias de su boca. R.
    Se acuerda de su alianza eternamente, 
    de la palabra dada, por mil generaciones; 
    de la alianza sellada con Abrahán, 
    del juramento hecho a Isaac. R.

    Dios hizo a su pueblo muy fecundo, 
    más poderoso que sus enemigos. 
    A éstos les cambió el corazón 
    para que odiasen a su pueblo, 
    y usaran malas artes con sus siervos. R.

    Pero envió a Moisés, su siervo, 
    y a Aarón, su escogido, 
    que hicieron contra ellos sus signos, 
    prodigios en la tierra de Cam. R.
  • Evangelio: Mateo 11,28-30
    "Soy manso y humilde de corazón"
    En aquel tiempo, exclamó Jesús: "Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera."

Evangelio meditado

Mi yugo es suave y mi carga ligera
Tiempo Ordinario
Mateo 11, 28-30. Tiempo Ordinario. ¿Por qué estamos cansados? ¿Qué nos agobia? Sigue a Cristo, porque Él es la vida. 


Por: P. Francisco Javier Arriola, LC | Fuente: Catholic.net 



Del Evangelio según san Mateo 11, 28-30
Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana. 

Oración Introductoria
Señor, Dios de Misericordia, vengo a Ti para encontrar el descanso de mi alma. Recíbeme en tu Corazón divino que has abierto para que descansemos en Él. Vengo a presentarte mis deficiencias y errores, pero aun siendo mis miserias las que te traigo, transfórmalas tú en signo de humildad y en un deseo ardiente de ti que nunca se apague.

Petición
Jesús mío, concédeme reconocer mi miseria y mi cansancio, para que recurra sólo a Ti, que eres fuente de Gracia y de perdón. Haz que te busque a Ti y que seas sólo Tú mi quieto Rincón de descanso y consuelo durante mi jornada.

Meditación del Papa Francisco
Estad seguros que la Virgen María se da cuenta de este cansancio y se lo hace notar enseguida al Señor. Ella, como Madre, sabe comprender cuándo sus hijos están cansados y no se fija en nada más. “Bienvenido. Descansa, hijo mío. Después hablaremos... ¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre?”, nos dirá siempre que nos acerquemos a Ella. Y a su Hijo le dirá, como en Caná: “No tienen vino”.
Sucede también que, cuando sentimos el peso del trabajo pastoral, nos puede venir la tentación de descansar de cualquier manera, como si el descanso no fuera una cosa de Dios. No caigamos en esta tentación. Nuestra fatiga es preciosa a los ojos de Jesús, que nos acoge y nos pone de pie: “Venid a mí cuando estéis cansados y agobiados, que yo os aliviaré”. Cuando uno sabe que, muerto de cansancio, puede postrarse en adoración, decir: “Basta por hoy, Señor», y rendirse ante el Padre; uno sabe también que no se hunde sino que se renueva porque, al que ha ungido con óleo de alegría al pueblo fiel de Dios, el Señor también lo unge, «le cambia su ceniza en diadema, sus lágrimas en aceite perfumado de alegría, su abatimiento en cánticos”.(Homilía de S.S. Francisco, 2 de abril de 2015).

Reflexión 
El ser humano busca siempre la felicidad, y todos lo experimentamos cada día porque verdaderamente deseamos ser felices. Pero en esta búsqueda nos cansamos fácilmente, sobre todo cuando no vemos ningún resultado satisfactorio y convincente. En este mundo difícilmente encontraremos algo que llene plena y definitivamente nuestras ansias de felicidad, porque el corazón Dios nos lo ha hecho a la medida de Él, y sólo Él lo podrá satisfacer perpetuamente.

Él nos conoce muy bien y sabe lo que llevamos en nuestro interior (cfr 1Jn 3, 20), sabe de sobra nuestras limitaciones y cansancios, nuestras flaquezas y debilidades. Por eso nos ofrece un lugar para descansar y recobrar fuerzas para seguir luchando mientras dure esta vida. Ese lugar, el mejor del mundo es Él mismo, Dios, el Omnipotente y Creador, que se hace refrigerio y alivio para sus creaturas. Muchas veces nos hemos sentido cansados, agobiados, saturados y a punto de explotar, pero ¿cuántas veces hemos ido a descansar en los brazos de Dios? ¿Cuántas veces hemos ido a encontrar refugio, consuelo y fuerzas en el Corazón de Cristo? Pero no sólo espiritualmente, sino también físicamente, porque Él nos ha dado su palabra, y Él nunca ha defraudado a nadie que se haya acercado buscando la paz que nos ha prometido.

Pero al mismo tiempo que nos restaura las fuerzas, nos deja la enseñanza que a veces más nos cuesta recordar: imitarlo a Él que es manso y humilde de corazón. ¿Por qué el Señor nos dice que encontraremos descanso cargando su yugo? Porque Él no piensa ni actúa como nosotros queremos, sino como nosotros necesitamos, porque el yugo suave es el perdón y es nuestro deber de imitar su humildad y su bondad. Si supiéramos que es Él quien lleva nuestras cargas, nuestras penas, nos quejaríamos menos y agradeceríamos más, pues si por nosotros fuera ¿qué merecemos realmente?

¿Por qué estamos cansados? ¿Qué nos agobia? Lo que más nos puede cansar en nuestra vida son nuestras mismas limitaciones, pero lo que nos esclaviza es el pecado. El ser humano lleva siempre su cruz a cuestas, pero nosotros mismos la hacemos más pesada cuando le añadimos el fardo del pecado, nuestro propio pecado. San Agustín dice al respecto que el trabajar por Cristo no es cansarse, sino encontrar reposo, porque el mejor trabajo que alivia al hombre es el del amor, el de la caridad.

San Gregorio Magno una vez escribió que lo que más puede hacer infeliz nuestra vida es el querer someternos a la corruptibilidad de las cosas materiales, de las cosas y seres que perecen y no a Dios. Nos atormenta la necesidad de tener cosas y luego el temor de perderlas. Con el Señor no es así, pues el acudir a Él significa librarnos de yugo de la muerte para tomar el yugo de la vida de Jesús, del ejemplo de humildad y mansedumbre que debe adornar a todo cristiano.

El encontrar descanso en Cristo implica también ayudar a otros a encontrarlo. Cristo no invita a algunos a acercarse a Él, sino que dice “venid todos los que estáis fatigados”, y todos nos encontramos así, por eso hay que invitar a otros a acercarse al Corazón dulcísimo de Jesús, donde encontrarán la paz.

Propósito
Buscaré unos minutos de oración al final del día para poner en manos de Cristo mis trabajos y preocupaciones y para pedirle la paz del corazón y el descanso para mí y para todas las personas que me rodean.

Diálogo con Cristo
Gracias, Señor, por querer darme consuelo. No te basta quererme dar el perdón a mis muchas ofensas, sino que también me ofreces alivio, paz, serenidad, descanso y consuelo. No hay nadie tan afortunado que no necesite estas gracias de Ti, por eso no rechazo tu oferta, sino que la acepto con corazón agradecido. No te canses, Señor, de buscarnos ni de darnos el consuelo que buscamos, porque solos no podríamos ni sobrevivir un instante ante las vicisitudes de esta vida. Concédenos poder llegar un día a disfrutar del consuelo eterno contigo en el cielo.

miércoles, 15 de julio de 2015

Evangelio 15 de Julio de 2015

  • Primera Lectura: Exodo 3,1-6.9-12
    "El ángel del Señor se apareció en una llamarada entre las zarzas"
    En aquellos días, Moisés pastoreaba el rebaño de su suegro Jetró, sacerdote de Madián; llevó el rebaño trashumando por el desierto hasta llegar a Horeb, el monte de Dios. El ángel del Señor se le apareció en una llamarada entre las zarzas. Moisés se fijó: la zarza ardía sin consumirse. Moisés se dijo: "Voy a acercarme a mirar este espectáculo admirable, a ver cómo es que no se quema la zarza."
    Viendo el Señor que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza: "Moisés, Moisés." Respondió él: "Aquí estoy." Dijo Dios: "No te acerques; quítate las sandalias de los pies, pues el sitio que pisas es terreno sagrado." Y añadió: "Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob." Moisés se tapó la cara, temeroso de ver a Dios. El Señor le dijo: "El clamor de los israelitas ha llegado a mí, y he visto cómo los tiranizan los egipcios. Y ahora marcha, te envío al Faraón para que saques a mi pueblo, a los israelitas." Moisés replicó a Dios: "¿Quién soy yo para acudir al Faraón o para sacar a los israelitas de Egipto?" Respondió Dios: "Yo estoy contigo; y ésta es la señal de que yo te envío: cuando saques al pueblo de Egipto, daréis culto a Dios en esta montaña."
  • Salmo Responsorial: 102
    "El Señor es compasivo y misericordioso."
    Bendice, alma mía, al Señor, 
    y todo mi ser a su santo nombre. 
    Bendice, alma mía, al Señor, 
    y no olvides sus beneficios. R.

    Él perdona todas tus culpas 
    y cura todas tus enfermedades; 
    él rescata tu vida de la fosa 
    y te colma de gracia y de ternura. R.

    El Señor hace justicia 
    y defiende a todos los oprimidos;
    enseñó sus caminos a Moisés 
    y sus hazañas a los hijos de Israel. R.
  • Evangelio: Mateo 11,25-27
    "Has escondido estas cosas a los sabios y se las has revelado a la gente sencilla"
    En aquel tiempo, exclamó Jesús: "Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar."

¿Aún existe el pecado?

Lo que es moralmente malo, lo que va contra Dios y contra el hombre, eso es el pecado


Por: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net 




Empecemos por el final. No es cierto que esta civilización está cansada de todo. Nuestro mundo está sediento de vida, de amor verdadero y de verdad. Esta sed explica la maravilla que experimentamos todos cuando alguien nos agradece un favor, cuando vemos que alguien nos regala parte de su tiempo o nos abre su corazón desinteresadamente. Todos nos admiramos cuando nos topamos con personas que viven en la verdad, que no saben mentir, que viven lo que predican. De estas cosas nunca nos cansamos y nunca nos cansaremos.

Por eso es tan importante llamar a las cosas por su nombre, a lo blanco, blanco, y a lo negro, negro; a lo que es bueno, bueno, y a lo que es malo, malo. Por eso la Iglesia llama pecado a lo que es moralmente malo, a lo que va contra Dios y contra el hombre, y llama virtud, bondad, santidad, a lo que lleva a la plena realización humana y cristiana.

A pesar de lo que se diga, en la sociedad moderna no todo es excusable, lo que es bueno, sigue siendo bueno, y lo que es malo, sigue siendo malo. Existen las leyes, las multas, la cárcel, lo justo y lo injusto, y nuestra sociedad tiene mucha necesidad de santos. A fuerza de revolver basura uno acaba manchándose. Por eso es mejor evitar todo ejemplo negativo, todo escándalo, y buscar hacer el bien delante de los hombres para que den gloria a Dios. Dar todo el buen ejemplo que podamos, ser luz para nuestros hermanos. Por más tiniebla que haya, la luz siempre será luz y la luz siempre es mejor que la tiniebla.

En cuanto al pecado a secas, aparentemente es eso sólo: el pecado, algo que suena pasado de moda, como si no tuviera que ver con el hombre de hoy. Pero si yo te digo:mi pecado, tu pecado, ése sí existe y hace existir el pecado, ya que tiene sus circunstancias, se ha dado en una conciencia, tiene sus consecuencias y las ves. Por lo tanto no nos engañemos, cada vez que te digan que el pecado no existe, responde sin temor: ¿el pecado de quién?, porque mi pecado existe y por eso tengo tentaciones y por eso tiemblo ante la misma posibilidad de ofender a Dios.

El hecho de que la sociedad viva y piense de cierta manera no significa que no haya pecados. La doctrina está, los mandamientos están, las leyes están y por lo tanto el pecado sigue siendo pecado aunque no lo queramos ver.

martes, 14 de julio de 2015

Evangelio 14 de Julio de 2015

  • Primera Lectura: Exodo 2,1-15a
    "Lo llamó Moisés, porque lo había sacado del agua; cuando creció, fue a donde estaban sus hermanos"
    En aquellos días, un hombre de la tribu de Leví se casó con una mujer de la misma tribu; ella concibió y dio a luz un niño. Viendo qué hermoso era, lo tuvo escondido tres meses. No pudiendo tenerlo escondido por más tiempo, tomó una cesta de mimbre, la embadurnó de barro y pez, colocó en ella a la criatura, y la depositó entre los juncos, junto a la orilla del Nilo. Una hermana del niño observaba a distancia para ver en qué paraba. La hija del Faraón bajó a bañarse en el Nilo, mientras sus criadas la seguían por la orilla. Al descubrir la cesta entre los juncos, mandó a la criada a recogerla. La abrió, miró dentro, y encontró un niño llorando. Conmovida, comentó: "Es un niño de los hebreos." Entonces, la hermana del niño dijo a la hija del Faraón: "¿Quieres que vaya a buscarle una nodriza hebrea que críe al niño?" Respondió la hija del Faraón: "Anda." La muchacha fue y llamó a la madre del niño. La hija del Faraón le dijo: "Llévate al niño y críamelo, y yo te lo pagaré." La mujer tomó al niño y lo crió. Cuando creció el muchacho, se lo llevó a la hija del Faraón, que lo adoptó como hijo y lo llamó Moisés, diciendo: "Lo he sacado del agua."
    Pasaron los años, Moisés creció, fue a donde estaban sus hermanos, y los encontró transportando cargas. Y vio cómo un egipcio maltrataba a un hebreo, uno de sus hermanos. Miró a un lado y a otro, y, viendo que no había nadie, mató al egipcio y lo enterró en la arena. Al día siguiente, salió y encontró a dos hebreos riñendo, y dijo al culpable: "¿Por qué golpeas a tu compañero?" Él le contestó: "¿Quién te ha nombrado jefe y juez nuestro? ¿Es que pretendes matarme como mataste al egipcio?" Moisés se asustó pensando: "La cosa se ha sabido." Cuando el Faraón se enteró del hecho, buscó a Moisés para darle muerte; pero Moisés huyó del Faraón y se refugió en el país de Madián.
  • Salmo Responsorial: 68
    "Humildes, buscad al Señor, y vivirá vuestro corazón."
    Me estoy hundiendo en un cieno profundo 
    y no puedo hacer pie;
    he entrado en la hondura del agua, 
    me arrastra la corriente. R.

    Pero mi oración se dirige a ti, 
    Dios mío, el día de tu favor; 
    que me escuche tu gran bondad, 
    que tu fidelidad me ayude. R.

    Yo soy un pobre malherido; 
    Dios mío, tu salvación me levante. 
    Alabaré el nombre de Dios con cantos, 
    proclamaré su grandeza con acción de gracias. R.

    Miradlo, los humildes y alegraos,
    buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón. 
    Que el señor escucha a sus pobres, 
    no desprecia a sus cautivos. R.
  • Evangelio: Mateo 11,20-24
    "El día del juicio le será más llevadero a Tiro y Sidón y a Sodoma que a vosotras"
    En aquel tiempo, se puso Jesús a recriminar a las ciudades donde había hecho casi todos sus milagros, porque no se habían convertido: "¡Ay de ti, Corozaín, ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, cubiertas de sayal y ceniza. Os digo que el día del juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras. Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al infierno. Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que en ti, habría durado hasta hoy. Os digo que el día del juicio le será más llevadero a Sodoma que a ti."

Evangelio meditado

Jesús recrimina a las ciudades incrédulas
Tiempo Ordinario
Mateo 11, 20-24. Tiempo Ordinario. Jesús expresa su disgusto al verse atacado por su misma gente, de la ciudad que le dan la espalda a su mensaje.


Por: P. Francisco Javier Arriola | Fuente: Catholic.net 



Del Evangelio según san Mateo 11, 20 - 24
Entonces Jesús comenzó a recriminar a aquellas ciudades donde había realizado más milagros, porque no se habían convertido. «¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si los milagros realizados entre ustedes se hubieran hecho en Tiro y en Sidón, hace tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio y cubriéndose con ceniza. Yo les aseguro que, en el día del Juicio, Tiro y Sidón serán tratadas menos rigurosamente que ustedes. Y tú, Cafarnaúm, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás precipitada hasta el infierno. Porque si los milagros realizados en ti se hubieran hecho en Sodoma, esa ciudad aún existiría. Yo les aseguro que, en el día del Juicio, la tierra de Sodoma será tratada menos rigurosamente que tú». 

Oración Introductoria
Señor, Dios mío, me pongo en tu presencia para escuchar tus palabras. Haz que mi corazón sea la tierra fértil donde caiga la semilla de tu Palabra para que pueda dar frutos abundantes, para alabarte y para descubrir tu santísima voluntad en mi vida.

Petición
Jesús, Rey de Misericordia, te pido que abras mis oídos para escuchar tu voz, mi voluntad para seguirla y mi corazón para aprender a amarte en mi vida diaria.

Meditación del Papa Francisco
El único deseo de Dios es salvar a la humanidad, pero el problema es que a menudo el hombre quiere dictar las reglas de la salvación. Es la paradoja dramática de tantas páginas de la Biblia que llega a su culmen en la vida terrena de Cristo.
Jesús expresa su disgusto al verse atacado por su misma gente, de la ciudad que le dan la espalda a su mensaje: «Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros realizados entre ustedes -es su advertencia a Corozaín y Betsaida- hace tiempo se habrían convertido». En esta severa, pero también amarga comparación, está toda la historia de la salvación.
Así como han rechazado y asesinado a los profetas antes que llegara Él, porque eran incómodos, ahora hacen lo mismo con Jesús. Es justamente la clase dirigente la que cierra las puertas al modo como Jesús quiere salvarnos. Y así se entienden los diálogos fuertes de Jesús, con la clase dirigente de su tempo: se pelean, lo ponen a la prueba, le ponen trampas para ver si cae, porque se trata de la resistencia a ser salvados. Jesús les dice: «Pero yo no les entiendo» y señala que ellos «son como aquellos niños: hemos sonado la flauta y no han bailado; hemos cantado un lamento y no han llorado ¿Pero qué quieren? '¡Queremos salvarnos como nos gusta!». Es siempre este el cierre al mundo de Dios. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 3 de octubre de 2014, en Santa Marta).
Reflexión 
Este pasaje comienza con una de las palabras más duras de Jesús sobre dos ciudades que no quisieron convertirse. Al mismo tiempo el Señor mismo abre su corazón y nos no muestra ardiendo en amor por cada ser humano en el mundo. ¡Cuánto amor encierra tu divino Corazón, Señor, y al mismo tiempo cuánto dolor porque no eres correspondido!

Jesucristo no se cansa de llamar a sus hijos, pero le duele que no reconozcamos su amor. Es Él quien nos pide las migajas de nuestro amor porque sabe que no podemos dar más. Y en el fondo, tampoco nos pide mucho, sólo quiere que nos dejemos amar por Él. Precisamente porque obró muchos milagros en Corozaím y Betsaida, por eso les echa en cara su falta de fe. No correspondieron a todo lo que Jesús les dio. Hizo milagros, predicó, sanó enfermos, pero no supieron que era el Mesías quien los visitaba. Lo tuvieron como un gran hombre, pero no le permitieron cambiar sus corazones.

Y cuántas veces Dios tendría que llorar a las puertas de nuestro corazón para reprocharnos las tantas veces que se acerca a nuestra vida y nosotros no le reconocemos ni vemos todo lo que nos da. Tal vez porque aún nos falta mucha fe, porque no nos arrepentimos de las veces que le ofendemos y porque no sentimos su dolor ni hacemos caso a sus ruegos. ¿No podemos conmovernos ante tanto amor? Correspondamos con el sincero arrepentimiento, con el sacrificio, con la reparación que puede apartar de nosotros el castigo que nos merecemos, y mover las entrañas de misericordia de un Dios que está loco de amor por los hombres y no desea sino que le amemos.


"En eso consiste el amor, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó primero y envió a su Hijo, víctima expiatoria de nuestros pecados" (cfr 1 Jn 4, 10). San Juan nos explica con claridad en qué consiste el amor, porque él no experimentó cuando puso su cabeza en el Corazón de Jesús: escuchó esos latidos de amor que palpitan eternamente por ti. Pero hay que cuidar que se alce su mano justa contra nosotros por haber recibido mucho en nuestra vida y no haber correspondido a sus gracias.

Esto deja de tener una visión tremendista o fatalista si en vez de mirar a Dios como capataz o vengador, lo vemos como un Amigo, Hermano, Padre, Dios… En este caso, no podemos temer a un Juez que ha sido nuestro redentor, que ha dado la vida por mí y me sigue buscando como a oveja perdida para que vuelva a su redil. La alegría de Dios es vernos gozar eternamente de Él en el cielo. Sólo hay que darnos cuenta de cada momento que viene a nuestra vida para descubrirlo y abrirle e invitarle a quedarse en nuestro corazón, pero no dejar que se vaya. O como dice san Agustín: "Teme a la gracia de Dios que pasa y no vuelve". Cada visita de Dios es única e irrepetible, así como nuestra vida misma.

Propósito
Pondré mucha atención para dar gracias a Dios por cada detalle que pueda percibir en mi día: una nueva jornada, mi familia, mis amigos, pero sobre todo, por su presencia en la Eucaristía.

Diálogo con Cristo
Jesús, Señor de bondad, tú sabes lo mucho que te necesito para poder retomar el buen camino cada día. Dame la fuerza para poder seguirte hasta el final sin desfallecer. Concédeme la gracia de saber descubrir tu mano amorosa en mi alma para no desaprovechar tu compañía ni un instante. Pero soy débil y necesito tu mano fuerte, soy inconstante y necesito tu brazo poderoso, soy pecador y necesito tu perdón. Señor, que nunca tengas que sentir el dolor de lamentarte por mi falta de generosidad y correspondencia, sino que me lleves de la mano para que nunca permitas que me separe de Ti.


Señor, cuando las nubes se hacen densas en el horizonte y todo parece perdido, cuando no encontramos amigos que estén a nuestro lado y la esperanza se nos escapa de las manos, enséñanos a confiar en ti, pues tenemos la certeza de que vendrás en nuestra ayuda (cf. Sal 25, 15). Que la experiencia del dolor y de la oscuridad interior nos enseñe la gran verdad de que contigo nada queda perdido, de que incluso nuestros pecados —una vez reconocidos en el arrepentimiento— sirven para una finalidad, como leña seca en el frío del invierno (cf. Hermano Roger de Taizé). Viacrucis Roma 2009

lunes, 13 de julio de 2015

Evangelio 13 de Julio de 2015

  • Primera Lectura: Exodo 1,8-14.22
    "Vamos a vencer con astucia a Israel, porque está siendo más numeroso y fuerte que nosotros"
    En aquellos días, subió al trono en Egipto un Faraón nuevo, que no había conocido a José, y dijo a su pueblo: "Mirad, el pueblo de Israel está siendo más numeroso y fuerte que nosotros; vamos a vencerlo con astucia, pues si no, cuando se declare la guerra, se aliará con el enemigo, nos atacará, y después se marchará de nuestra tierra."
    Así, pues, nombraron capataces que los oprimieran con cargas, en la construcción de las ciudades granero, Pitom y Ramsés. Pero, cuanto más los oprimían, ellos crecían y se propagaban más. Hartos de los israelitas, los egipcios les impusieron trabajos crueles, y les amargaron la vida con dura esclavitud: el trabajo del barro, de los ladrillos, y toda clase de trabajos del campo; les imponían trabajos crueles. Entonces el Faraón ordenó a toda su gente: "Cuando nazca un niño, echadlo al Nilo; si es niña, dejadla con vida."
  • Salmo Responsorial: 123
    "Nuestro auxilio es el nombre del Señor."
    Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte 
    -que lo diga Israel-, 
    si el Señor no hubiera estado de nuestra parte, 
    cuando nos asaltaban los hombres, 
    nos habrían tragado vivos: 
    tanto ardía su ira contra nosotros. R.

    Nos habrían arrollado las aguas, 
    llegándonos el torrente hasta el cuello; 
    nos habrían llegado hasta el cuello 
    las aguas espumantes. 
    Bendito el Señor, que no nos entregó 
    en presa a sus dientes. R.

    Hemos salvado la vida, como un pájaro 
    de la trampa del cazador;
    la trampa se rompió, y escapamos. 
    Nuestro auxilio es el nombre del Señor, 
    que hizo el cielo y la tierra. R.
  • Evangelio: Mateo 10,34-11,1
    "No he venido a sembrar paz, sino espadas"
    En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: "No penséis que he venido a la tierra a sembrar paz; no he venido a sembrar paz, sino espadas. He venido a enemistar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; los enemigos de cada uno serán los de su propia casa.
    El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí; y el que no coge su cruz y me sigue no es digno de mí. El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí la encontrará. El que os recibe a vosotros me recibe a mí, y el que me recibe recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta tendrá paga de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo tendrá paga de justo. El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pobrecillos, sólo porque es mi discípulo, no perderá su paga, os lo aseguro."
    Cuando Jesús acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades.

Evangelio meditado

El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí
Tiempo Ordinario
Mateo 10,34 11,1. Tiempo Ordinario. Sólo Cristo es el que puede darnos la verdadera felicidad y la paz.


Por: Jaime Rodríguez | Fuente: Catholic.net 



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Del santo Evangelio según san Mateo 10, 34. 11,1 
«No penséis que he venido a traer paz a la tierra. No he venido a traer paz, sino espada. Sí, he venido a enfrentar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; y enemigos de cada cual serán los que conviven con él. El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí. El que no toma su cruz y me sigue detrás no es digno de mí. El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará. Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado. Quien reciba a un profeta por ser profeta, recompensa de profeta recibirá, y quien reciba a un justo por ser justo, recompensa de justo recibirá. Y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa. Y sucedió que, cuando acabó Jesús de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades. 

Oración introductoria
Señor, gracias por este momento de oración. Concédeme la luz para salir de esa falsa paz en la que acomodo mi vida, evitando el compromiso auténtico de mi fe. Espíritu Santo, lléname de tu gracia para poder profundizar en lo que me quieres decir hoy por medio del Evangelio.

Petición
Señor, concédeme que mi entrega a la Iglesia esté marcada siempre por el sello de la generosidad y de la alegría.

Meditación del Papa Francisco
Mantenemos la mirada fija en Jesús, porque la fe, que es nuestro «sí» a la relación filial con Dios, viene de Él, viene de Jesús. Es Él el único mediador de esta relación entre nosotros y nuestro Padre que está en el cielo. Jesús es el Hijo, y nosotros somos hijos en Él. […] Por esto Jesús dice: he venido a traer división; no es que Jesús quiera dividir a los hombres entre sí, al contrario: Jesús es nuestra paz, nuestra reconciliación. Pero esta paz no es la paz de los sepulcros, no es neutralidad, Jesús no trae neutralidad, esta paz no es una componenda a cualquier precio. Seguir a Jesús comporta renunciar al mal, al egoísmo y elegir el bien, la verdad, la justicia, incluso cuando esto requiere sacrificio y renuncia a los propios intereses. Y esto sí, divide; lo sabemos, divide incluso las relaciones más cercanas. Pero atención: no es Jesús quien divide. Él pone el criterio: vivir para sí mismos, o vivir para Dios y para los demás; hacerse servir, o servir; obedecer al propio yo, u obedecer a Dios. He aquí en qué sentido Jesús es “signo de contradicción” (Homilía de S.S. Francisco, 18 de agosto de 2013).

Reflexión
Hoy como ayer, Jesús tiene pocos amigos. Y humanamente hablando ser profeta de "desdichas" no es el mejor modo para atraer a las personas. Por lo general tomamos estas amonestaciones como un tipo de "mal agüero", y terminamos por culpar del mal que nos sucede, justo Aquel que buscaba advertirnos de las posibles desgracias en nuestra vida. Son profecías desagradables, porque nos anuncian cosas incómodas, que no corresponden a lo que deseábamos para nosotros mismos. Pero no escuchar estos consejos, es una actitud ridícula, porque es como esforzarse por no ver la señal que nos indica el camino que buscábamos desde hace tanto tiempo y con tanta ansiedad.

A lo mejor también nosotros escapamos de las advertencias de Dios. O como niños caprichosos después del regaño del papá, decimos: "está bien, discúlpame, haré lo que me has dicho", y luego nos comportamos a nuestro modo. Pero cuando repetimos por enésima vez el mismo error, somos nosotros los que sufrimos las consecuencias de nuestra tozudez. El mensaje de Jesús, cuando es aceptado en su totalidad cambia la mentalidad del mundo. Porque sólo Cristo es el que puede donarnos la verdadera felicidad sobre esta tierra.

Propósito
Renunciar a algo que me guste mucho, para ofrecerlo por alguien que necesite encontrase con Dios.

Diálogo con Cristo
Señor, bien sabes que quiero ser santo pero que fácilmente olvido que la santidad se fragua en la renuncia, la abnegación, la generosidad, el desinterés, el olvido personal, para favorecer el bien de los demás. Permite comprobar que hay mayor felicidad en el dar que en el recibir y ayúdame a edificar mi santidad en la vivencia cotidiana de las virtudes que engrandecen mi amor a Ti y a mi prójimo, a ése más próximo, que luego olvido.

Evangelio 12 de Julio de 2015

  • Primera Lectura: Amós 7,12-15
    "Ve y profetiza a mi pueblo"
    En aquellos días, dijo Amasías, sacerdote de Casa-de-Dios, a Amós: "Vidente, vete y refúgiate en tierra de Judá; come allí tu pan y profetiza allí. No vuelvas a profetizar en Casa-de-Dios, porque es el santuario real, el templo del país." Respondió Amós: "No soy profeta ni hijo de profeta, sino pastor y cultivador de higos. El Señor me sacó de junto al rebaño y me dijo: "Ve y profetiza a mi pueblo de Israel.""
  • Salmo Responsorial: 84
    "Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación."
    Voy a escuchar lo que dice el Señor: 
    "Dios anuncia la paz 
    a su pueblo y a sus amigos." 
    La salvación está ya cerca de sus fieles, 
    y la gloria habitará en nuestra tierra. R.

    La misericordia y la fidelidad se encuentran, 
    la justicia y la paz se besan; 
    la fidelidad brota de la tierra, 
    y la justicia mira desde el cielo. R.

    El Señor nos dará lluvia, 
    y nuestra tierra dará su fruto. 
    La justicia marchará ante él, 
    la salvación seguirá sus pasos. R.
  • Segunda Lectura: Efesios 1,3-14
    "Nos eligió en la persona de Cristo, antes de Crear el mundo"
    Bendito sea Dios, Padre nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor. Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya. Por este Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia ha sido un derroche para con nosotros, dándonos a conocer el misterio de su voluntad. Éste es el plan que había proyectado realizar por Cristo cuando llegase el momento culminante: recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra.
    [Por su medio hemos heredado también nosotros. A esto estábamos destinados por decisión del que hace todo según su voluntad. Y así, nosotros, los que ya esperábamos en Cristo, seremos alabanza de su gloria. Y también vosotros, que habéis escuchado la palabra de verdad, el Evangelio de vuestra salvación, en el que creísteis, habéis sido marcados por Cristo con el Espíritu Santo prometido, el cual es prenda de nuestra herencia, para liberación de su propiedad, para alabanza de su gloria.]
  • Evangelio: Marcos 6,7-13
    "Los fue enviando"
    En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. Y añadió: "Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa." Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.