Recibido por el rey Juan Carlos y la reina Sofía, con quien conversó animadamente en su camino hacia la zona en la que se realizaría la ceremonia de despedida, el Papa llegó al aeropuerto aproximadamente a las 6:40 p.m. (hora local)
Lo esperaba nuevamente la "pequeña guardia suiza" y varios cientos de peregrinos que coreaban "¡Benedicto!", el estribillo que tradicionalmente aclaman las multitudes con este Papa, sin importar el idioma que hablen aunque el nombre está en castellano.
La ceremonia se inició con las notas del himno español primero y el del Vaticano después. Benedicto XVI también tuvo la oportunidad de escuchar nuevamente y antes de partir a Roma otro estribillo que lo acompañado en estos días en Madrid: "¡Esta es la juventud del Papa!"
El Papa escuchó luego el discurso de despedid del rey Juan Carlos quien le dijo: "Santidad, habéis dirigido palabras de amor y esperanza, y aliento y confianza a una juventud depositaria de valores como la solidaridad. Nos animan a contar con el compromiso generoso de un mundo más pacífico, solidario y más sostenible".
"Ese mundo mejor en el respeto a la dignidad de la persona requiere de la cooperación de todos para superar crisis y desafíos. El presente demanda concentrar nuestra atención en os jóvenes si queremos ganar el futuro", dijo luego.
El rey concluyó agradeciendo nuevamente la visita del Papa y reiteró su agradecimiento por la "esperanza y la ilusión que habéis depositado en la juventud".
Las palabras del Papa
Luego de saludar a las autoridades presentes, el Papa afirmó que "estos días pasados en Madrid, con una representación tan numerosa de jóvenes de España y todo el mundo, quedarán hondamente grabados en mi memoria y en mi corazón".
Benedicto XVI reiteró su agradecimiento a todos los que han hecho posible esta JMJ y resaltó que "España es una gran Nación que, en una convivencia sanamente abierta, plural y respetuosa, sabe y puede progresar sin renunciar a su alma profundamente religiosa y católica".
"Lo ha manifestado una vez más en estos días, al desplegar su capacidad técnica y humana en una empresa de tanta trascendencia y de tanto futuro, como es el facilitar que la juventud hunda sus raíces en Jesucristo, el Salvador".
Misión de los jóvenes
El Santo Padre agradeció a todos los participantes de la JMJ, por su presencia y su testimonio, y los invitó a "difundir por todos los rincones del mundo la gozosa y profunda experiencia de fe vivida en este noble País".
"Transmitid vuestra alegría especialmente a los que hubieran querido venir y no han podido hacerlo por las más diversas circunstancias, a tantos como han rezado por vosotros y a quienes la celebración misma de la Jornada les ha tocado el corazón".
"Con vuestra cercanía y testimonio, ayudad a vuestros amigos y compañeros a descubrir que amar a Cristo es vivir en plenitud", agregó.
Luego de expresar su confianza en la providencia que sostiene a la Iglesia "por los mares de la historia" el Papa subrayó que "los jóvenes responden con diligencia cuando se les propone con sinceridad y verdad el encuentro con Jesucristo, único redentor de la humanidad. Ellos regresan ahora a sus casas como misioneros del Evangelio, ‘arraigados y cimentados en Cristo, firmes en la fe’, y necesitarán ayuda en su camino".
Por ello animó a los formadores de la juventud a cumplir bien esta misión, superando las contrariedades pues "más fuerte que todas ellas es el anhelo de Dios, que el Creador ha puesto en el corazón de los jóvenes, y el poder de lo alto, que otorga fortaleza divina a los que siguen al Maestro y a los que buscan en Él alimento para la vida".
"No temáis presentar a los jóvenes el mensaje de Jesucristo en toda su integridad e invitarlos a los sacramentos, por los cuales nos hace partícipes de su propia vida", exhortó.
El Papa hizo una especial mención a España y los españoles, asegurando sus oraciones por esta nación y reiteró que ellos "aportarán lo mejor de sí mismos, para que este gran País afronte los desafíos de la hora presente y continúe avanzando por los caminos de la concordia, la solidaridad, la justicia y la libertad".
"Con estos deseos, confío a todos los hijos de esta noble tierra a la intercesión de la Virgen María, nuestra Madre del Cielo, y los bendigo con afecto. Que la alegría del Señor colme siempre vuestros corazones. Muchas gracias", concluyó.
El Papa fue acompañado hasta la escalinata del avión que lo lleva a Roma por los reyes, algunos obispos y autoridades civiles españolas, mientras la banda musical tocaba y los fieles presentes daban vivas al Pontífice.