sábado, 22 de abril de 2017

Evangelio 22 de Abril de 2017

Color: Blanco

Santos:

Lecturas del día:

  • Primera lectura

    Hechos 4:13-21
    13 Viendo la valentía de Pedro y Juan, y sabiendo que eran hombres sin instrucción ni cultura, estaban maravillados. Reconocían, por una parte, que habían estado con Jesús;
    14 y al mismo tiempo veían de pie, junto a ellos, al hombre que había sido curado; de modo que no podían replicar.
    15 Les mandaron salir fuera del Sanedrín y deliberaban entre ellos.
    16 Decían: «¿Qué haremos con estos hombres? Es evidente para todos los habitantes de Jerusalén, que ellos han realizado una señal manifiesta, y no podemos negarlo.
    17 Pero a fin de que esto no se divulgue más entre el pueblo, amenacémosles para que no hablen ya más a nadie en este nombre.»
    18 Les llamaron y les mandaron que de ninguna manera hablasen o enseñasen en el nombre de Jesús.
    19 Mas Pedro y Juan les contestaron: «Juzgad si es justo delante de Dios obedeceros a vosotros más que a Dios.
    20 No podemos nosotros dejar de hablar de lo que hemos visto y oído.»
    21 Ellos, después de haberles amenazado de nuevo, les soltaron, no hallando manera de castigarles, a causa del pueblo, porque todos glorificaban a Dios por lo que había occurrido,
  • Salmo responsorial

    Salmo 118:1, 14-21
    1 ¡Dad gracias a Yahveh, porque es bueno, porque es eterno su amor!
    14 mi fuerza y mi cántico es Yahveh, él ha sido para mí la salvación.
    15 Clamor de júbilo y salvación, en las tiendas de los justos: «¡La diestra de Yahveh hace proezas,
    16 excelsa la diestra de Yahveh, la diestra de Yahveh hace proezas!»
    17 No, no he de morir, que viviré, y contaré las obras de Yahveh;
    18 me castigó, me castigó Yahveh, pero a la muerte no me entregó.
    19 ¡Abridme las puertas de justicia, entraré por ellas, daré gracias a Yahveh!
    20 Aquí está la puerta de Yahveh, por ella entran los justos.
    21 Gracias te doy, porque me has respondido, y has sido para mí la salvación.
  • Evangelio

    Marcos 16:9-15
    9 Jesús resucitó en la madrugada, el primer día de la semana, y se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios.
    10 Ella fue a comunicar la noticia a los que habían vivido con él, que estaban tristes y llorosos.
    11 Ellos, al oír que vivía y que había sido visto por ella, no creyeron.
    12 Después de esto, se apareció, bajo otra figura, a dos de ellos cuando iban de camino a una aldea.
    13 Ellos volvieron a comunicárselo a los demás; pero tampoco creyeron a éstos.
    14 Por último, estando a la mesa los once discípulos, se les apareció y les echó en cara su incredulidad y su dureza de corazón, por no haber creído a quienes le habían visto resucitado.
    15 Y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación.

Evangelio meditado

Todos estamos llamados a dejarnos amar.
San Marcos 16, 9-15. Sábado de Octava de Pascua


Por: H. Balam Loza, LC | Fuente: www.missionkits.org 




En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
"Los cielos cuentan la gloria de Dios, el firmamento anuncia las obras de sus manos" (Salmo 19). Al ver tu mano en el mundo, al ver la belleza de un atardecer, al contemplar desde lo alto la majestuosidad de las montañas y al darme cuenta del gran misterio de Dios que se hace hombre y se queda en un trozo pan, tan frágil y al mismo tiempo tan grande, caigo de rodillas a tus pies y te alabo. ¡Qué grande ha sido tu amor para con el hombre! Señor, te pido que me des la gracia de estar aquí, delante de Ti, con el respeto y la veneración que le debo a mi Dios y a mi Señor. Al mismo tiempo te pido que me ayudes a abrirte las puertas de mi corazón como se le abren a un amigo, es más, al mejor amigo.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Marcos 16, 9-15
Habiendo resucitado al amanecer del primer día de la semana, Jesús se apareció primero a María Magdalena, de la que había arrojado siete demonios. Ella fue a llevar la noticia a los discípulos, los cuales estaban llorando, agobiados por la tristeza; pero cuando la oyeron decir que estaba vivo y que lo había visto, no le creyeron.
Después de esto, se apareció en otra forma a dos discípulos, que iban de camino hacia una aldea. También ellos fueron a anunciarlo a los demás; pero tampoco a ellos les creyeron.
Por último se apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la mesa, y les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no les habían creído a los que lo habían visto resucitado. Jesús les dijo entonces: "Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
¿Quién es digno de ser discípulo de Cristo y mensajero de la Buena Nueva? ¿Quién es el predilecto de Jesús? El consentido de Jesús y su mensajero es cada uno. Todos estamos llamados a dejarnos amar por Jesús, pues Él quiere tocar nuestra miseria y nuestra debilidad para que nos demos cuenta que para Él eso no es importante. No importa el pecado que podamos llevar con nosotros, no importan las tristezas que nos puedan abatir. Lo importante es dejar que Cristo las sane, pues es Él el médico que viene a demostrarnos que no hay nada imposible para Él.
En el Evangelio de hoy vemos algo que sin duda nos puede llenar de esperanza. A la primera persona a la que Jesús se aparece resucitado es a María Magdalena de la que había sacado siete demonios. Y es a ella a quien manda en primer lugar para anunciar su resurrección, para llevar su alegría y su testimonio a los que lloraban. Pero no le creyeron porque su tristeza era profunda y pensaban que no había salida, que todo había acabado. Y tuvo que venir otro mensajero y después otro, pero sólo hasta que Jesús se les apareció creyeron y su tristeza se convirtió en gozo.
¿Qué no dice a nosotros esto? Dos cosas. La primera es la necesidad de encontrarnos con Cristo, de dejar que entre en nuestros corazones y nos transforme porque sólo así podremos ser sus apóstoles y llevar la alegría al mundo de hoy, que tanto necesita de un mensaje de esperanza. La segunda cosa es que nosotros somos esos mensajeros que preparamos el camino, no somos los que convertimos a las personas o quienes damos alegría. Somos una chispa, en medio de la oscuridad, que prepara los corazones para el encuentro con Cristo. Somos los que dejamos desconcertados y demostramos que un cambio es posible, pero sólo Cristo, en el encuentro personal, es capaz de dar a los corazones lo que necesitan.
Nosotros anunciamos la resurrección de Cristo cuando su luz ilumina los momentos más oscuros de nuestra existencia y podemos compartirla con los otros; cuando sabemos sonreír con quien sonríe y llorar con quien llora; cuando caminamos junto a quien está triste y corre el riesgo de perder la esperanza; cuando contamos nuestra experiencia de fe a quien está buscando el sentido y la felicidad. Con nuestra actitud, con nuestro testimonio, con nuestra vida, decimos: ¡Jesús ha resucitado! Lo decimos con todo el alma.
(Homilía de S.S. Francisco, 7 de abril de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy, Jesús, voy a llevar en el rostro una sonrisa y me esforzaré por ser amable con los demás. Además aprovechare esta semana para acercarme al sacramento de la reconciliación para hacer la experiencia personal de tu amor que supera cualquier pecado.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

viernes, 21 de abril de 2017

Evangelio 21 de Abril de 2017

Color: Blanco

Santos:

Lecturas del día:



  • Primera lectura

    Hechos 4:1-12
    1 Estaban hablando al pueblo, cuando se les presentaron los sacerdotes, el jefe de la guardia del Templo y los saduceos,
    2 molestos porque enseñaban al pueblo y anunciaban en la persona de Jesús la resurrección de los muertos.
    3 Les echaron mano y les pusieron bajo custodia hasta el día siguiente, pues había caído ya la tarde.
    4 Sin embargo, muchos de los que oyeron la Palabra creyeron; y el número de hombres llegó a unos 5.000.
    5 Al día siguiente se reunieron en Jerusalén sus jefes, ancianos y escribas,
    6 el Sumo Sacerdote Anás, Caifás, Jonatán, Alejandro y cuantos eran de la estirpe de sumos sacerdotes.
    7 Les pusieron en medio y les preguntaban: «¿Con qué poder o en nombre de quién habéis hecho vosotros eso?»
    8 Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: «Jefes del pueblo y ancianos,
    9 puesto que con motivo de la obra realizada en un enfermo somos hoy interrogados por quién ha sido éste curado,
    10 sabed todos vosotros y todo el pueblo de Israel que ha sido por el nombre de Jesucristo, el Nazoreo, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por su nombre y no por ningún otro se presenta éste aquí sano delante de vosotros.
    11 El es la piedra que vosotros, los constructores, habéis despreciado y que se ha convertido en piedra angular.
    12 Porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos.»
  • Salmo responsorial

    Salmo 118:1-2, 4, 22-27
    1 ¡Dad gracias a Yahveh, porque es bueno, porque es eterno su amor!
    2 ¡Diga la casa de Israel: que es eterno su amor!
    4 ¡Digan los que temen a Yahveh: que es eterno su amor!
    22 La piedra que los constructores desecharon en piedra angular se ha convertido;
    23 esta ha sido la obra de Yahveh, una maravilla a nuestros ojos.
    24 ¡Este es el día que Yahveh ha hecho, exultemos y gocémonos en él!
    25 ¡Ah, Yahveh, da la salvación! ¡Ah, Yahveh, da el éxito!
    26 ¡Bendito el que viene en el nombre de Yahveh! Desde la Casa de Yahveh os bendecimos.
    27 Yahveh es Dios, él nos ilumina. ¡Cerrad la procesión, ramos en mano, hasta los cuernos del altar!
  • Evangelio

    Juan 21:1-14
    1 Después de esto, se manifestó Jesús otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades. Se manifestó de esta manera.
    2 Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los de Zebedeo y otros dos de sus discípulos.
    3 Simón Pedro les dice: «Voy a pescar.» Le contestan ellos: «También nosotros vamos contigo.» Fueron y subieron a la barca, pero aquella noche no pescaron nada.
    4 Cuando ya amaneció, estaba Jesús en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.
    5 Díceles Jesús: «Muchachos, ¿no tenéis pescado?» Le contestaron: «No.»
    6 El les dijo: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.» La echaron, pues, y ya no podían arrastrarla por la abundancia de peces.
    7 El discípulo a quien Jesús amaba dice entonces a Pedro: «Es el Señor», se puso el vestido - pues estaba desnudo - y se lanzó al mar.
    8 Los demás discípulos vinieron en la barca, arrastrando la red con los peces; pues no distaban mucho de tierra, sino unos doscientos codos.
    9 Nada más saltar a tierra, ven preparadas unas brasas y un pez sobre ellas y pan.
    10 Díceles Jesús: «Traed algunos de los peces que acabáis de pescar.»
    11 Subió Simón Pedro y sacó la red a tierra, llena de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y, aun siendo tantos, no se rompió la red.
    12 Jesús les dice: «Venid y comed.» Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: «¿Quién eres tú?», sabiendo que era el Señor.
    13 Viene entonces Jesús, toma el pan y se lo da; y de igual modo el pez.
    14 Esta fue ya la tercera vez que Jesús se manifestó a los discípulos después de resucitar de entre los muertos.

Evangelio meditado

Un encuentro que transforma
San Juan 21, 1-14. Viernes de Octava de Pascua-


Por: H. Rubén Tornero, LC | Fuente: www.missionkits.org 




En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, gracias por este momento que me regalas. Te necesito, Jesús. Mi alma tiene sed de un amor que no se acabe nunca...mi alma tiene sed de Ti. Creo, Jesús, que puedes y quieres colmar todos los deseos de mi corazón. Confío en que me quieres hacer plenamente feliz. Te amo porque sé que Tú me amas eternamente, y que nada puede cambiar tu amor por mí. Aumenta mi fe para creer realmente en tu poder. Aumente mi confianza para abandonarme sin temor en tus manos amorosas. Aumenta mi amor para que mi corazón se encienda con tu amor y trabaje siempre con pasión, y alegría por la extensión de tu Reino.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Juan 21, 1-14
En aquel tiempo, Jesús se les apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Se les apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás (llamado el Gemelo), Natanael (el de Caná de Galilea), los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos. Simón Pedro les dijo: "Voy a pescar". Ellos le respondieron: "También nosotros vamos contigo". Salieron y se embarcaron, pero aquella noche no pescaron nada.
Estaba amaneciendo, cuando Jesús se apareció en la orilla, pero los discípulos no lo reconocieron. Jesús les dijo: "Muchachos, ¿han pescado algo?". Ellos contestaron: "No". Entonces él les dijo: "Echen la red a la derecha de la barca y encontrarán peces". Así lo hicieron, y luego ya no podían jalar la red por tantos pescados.
Entonces el discípulo a quien amaba Jesús le dijo a Pedro: "Es el Señor". Tan pronto como Simón Pedro oyó decir que era el Señor, se anudó a la cintura la túnica, pues se la había quitado, y se tiró al agua. Los otros discípulos llegaron en la barca, arrastrando la red con los pescados, pues no distaban de tierra más de cien metros.
Tan pronto como saltaron a tierra, vieron unas brasas y sobre ellas un pescado y pan. Jesús les dijo: "Traigan algunos pescados de los que acaban de pescar". Entonces Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red, repleta de pescados grandes. Eran ciento cincuenta y tres, y a pesar de que eran tantos, no se rompió la red. Luego les dijo Jesús: "Vengan a almorzar". Y ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: '¿Quién eres?', porque ya sabían que era el Señor. Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio y también el pescado.
Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a sus discípulos después de resucitar de entre los muertos.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Jesús, han pasado ya varios días desde tu resurrección. Los discípulos - comenzando por Pedro - han tenido la oportunidad de verte resucitado en otras dos ocasiones. Han sido testigos del hecho más extraordinario y magnífico de toda la historia. ¿Y qué hacen? Les habías dado la orden de ir a Galilea y permanecer allí hasta que recibieran al Espíritu Santo. Probablemente se hospedaban en casa de Pedro o de algún discípulo. Eran once y no precisamente se alimentaban de aire o de rocío. Salen a pescar. Allí sigue la barca, allí las redes, el mar es el mismo de hace tres años…pero ¿y los discípulos?, ¿todavía son los mismos? No. Desde que Tú, Jesús, predicaste en esa barca, desde que colmaste esas redes, desde que pasaste por la rivera del lago llamándoles por su nombre, ya nada podía ser igual que antes, pues el encuentro contigo les cambió la vida… ¿Y a mí?, ¿también mi vida se transforma cuando Tú y yo nos encontramos?.Mi oración, ¿es realmente un encuentro personal contigo que transforma mi vida?
Van a pescar, intentan volver a hacer aquello a lo que dedicaban su vida antes de conocerte... y no pescan ni un solo pez… pero sí miles de recuerdos. ¿Cómo olvidar la vez que caminaste sobre el agua?; ¿o cuando calmaste la tormenta sólo con tu voz? Fue allí donde todo comenzó, donde unos dejaron redes, otros, a su padre. Fue allí donde todos ellos lo dejaron todo... poco o mucho, pero al fin y al cabo, todo. Es allí donde te vuelven a encontrar, donde sacan fuerzas para emprender la misión que les espera. Antes de salir a anunciar el Evangelio, los haces regresar al lugar donde todo comenzó para que recuperen la frescura de su amor.
¡Yo también quiero regresar a mi amor primero, Señor! ¡Quiero volver a sorprenderme con tu amor! Dame la gracia de que este momento que acabo de pasar contigo renueve mi amor y me configure un poco más contigo.
En aquella exclamación: "¡Es el Señor!", está todo el entusiasmo de la fe pascual, llena de alegría y de asombro, que se opone con fuerza a la confusión, al desaliento, al sentido de impotencia que se había acumulado en el ánimo de los discípulos. La presencia de Jesús resucitado transforma todas las cosas: la oscuridad es vencida por la luz, el trabajo inútil es nuevamente fructuoso y prometedor, el sentido de cansancio y de abandono deja espacio a un nuevo impulso y a la certeza de que Él está con nosotros.
Desde entonces, estos mismos sentimientos animan a la Iglesia, la Comunidad del Resucitado. ¡Todos nosotros somos la comunidad del Resucitado!
(Homilía de S.S. Francisco, 10 de abril de 2016)
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy, en una visita a la Eucaristía, voy a pedirle a Dios que me regale la gracia de encontrarme verdaderamente con Él.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

jueves, 20 de abril de 2017

Evangelio 20 de Abril de 2017

Color: Blanco

Santos:

Lecturas del día:

  • Primera lectura

    Hechos 3:11-26
    11 Como él no soltaba a Pedro y a Juan, todo el pueblo, presa de estupor, corrió donde ellos al pórtico llamado de Salomón.
    12 Pedro, al ver esto, se dirigió al pueblo: «Israelitas, ¿por qué os admiráis de esto, o por qué nos miráis fijamente, como si por nuestro poder o piedad hubiéramos hecho caminar a éste?
    13 El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, a quien vosotros entregasteis y de quien renegasteis ante Pilato, cuando éste estaba resuelto a ponerle en libertad.
    14 Vosotros renegasteis del Santo y del Justo, y pedisteis que se os hiciera gracia de un asesino,
    15 y matasteis al Jefe que lleva a la Vida. Pero Dios le resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos de ello.
    16 Y por la fe en su nombre, este mismo nombre ha restablecido a éste que vosotros veis y conocéis; es, pues, la fe dada por su medio la que le ha restablecido totalmente ante todos vosotros.
    17 «Ya sé yo, hermanos, que obrasteis por ignorancia, lo mismo que vuestros jefes.
    18 Pero Dios dio cumplimiento de este modo a lo que había anunciado por boca de todos los profetas: que su Cristo padecería.
    19 Arrepentíos, pues, y convertíos, para que vuestros pecados sean borrados,
    20 a fin de que del Señor venga el tiempo de la consolación y envíe al Cristo que os había sido destinado, a Jesús,
    21 a quien debe retener el cielo hasta el tiempo de la restauración universal, de que Dios habló por boca de sus santos profetas.
    22 Moisés efectivamente dijo: El Señor Dios os suscitará un profeta como yo de entre vuestros hermanos; escuchadle todo cuanto os diga.
    23 Todo el que no escuche a ese profeta, sea exterminado del pueblo.
    24 Y todos los profetas que desde Samuel y sus sucesores han hablado, anunciaron también estos días.
    25 «Vosotros sois los hijos de los profetas y de la alianza que Dios estableció con vuestros padres al decir a Abraham: En tu descendencia serán bendecidas todas las familias de la tierra.
    26 Para vosotros en primer lugar ha resucitado Dios a su Siervo y le ha enviado para bendeciros, apartándoos a cada uno de vuestras iniquidades.»
  • Salmo responsorial

    Salmo 8:2, 5-9
    2 ¡Oh Yahveh, Señor nuestro, qué glorioso tu nombre por toda la tierra! Tú que exaltaste tu majestad sobre los cielos,
    5 ¿qué es el hombre para que de él te acuerdes, el hijo de Adán para que de él te cuides?
    6 Apenas inferior a un dios le hiciste, coronándole de gloria y de esplendor;
    7 le hiciste señor de las obras de tus manos, todo fue puesto por ti bajo sus pies:
    8 ovejas y bueyes, todos juntos, y aun las bestias del campo,
    9 y las aves del cielo, y los peces del mar, que surcan las sendas de las aguas.
  • Evangelio

    Lucas 24:35-48
    35 Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan.
    36 Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros.»
    37 Sobresaltados y asustados, creían ver un espíritu.
    38 Pero él les dijo: «¿Por qué os turbáis, y por qué se suscitan dudas en vuestro corazón?
    39 Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que un espíritu no tiene carne y huesos como véis que yo tengo.»
    40 Y, diciendo esto, los mostró las manos y los pies.
    41 Como ellos no acabasen de creerlo a causa de la alegría y estuviesen asombrados, les dijo: «¿Tenéis aquí algo de comer?»
    42 Ellos le ofrecieron parte de un pez asado.
    43 Lo tomó y comió delante de ellos.
    44 Después les dijo: «Estas son aquellas palabras mías que os hablé cuando todavía estaba con vosotros: "Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos acerca de mí."»
    45 Y, entonces, abrió sus inteligencias para que comprendieran las Escrituras,
    46 y les dijo: «Así está escrito que el Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos al tercer día
    47 y se predicara en su nombre la conversión para perdón de los pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén.
    48 Vosotros sois testigos de estas cosas.

Evangelio meditado

…Mi historia con Dios
San Lucas 24, 35-48. Jueves de Octava de Pascua.


Por: H. Adrián Olvera de la Cruz LC | Fuente: www.missionkits.org 




En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey Nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Tóquenme y convénzanse… Dame la gracia de tocarte, Señor.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Lucas 24, 35-48
Cuando los dos discípulos regresaron de Emaús y llegaron al sitio donde estaban reunidos los apóstoles, les contaron lo que les había pasado en el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan.
Mientras hablaban de esas cosas, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con ustedes". Ellos desconcertados y llenos de temor, creían ver un fantasma. Pero Él les dijo: "No teman; soy Yo. ¿Por qué se espantan? ¿Por qué surgen dudas en su interior? Miren mis manos y mis pies. Soy Yo en persona. Tóquenme y convénzanse: un fantasma no tiene ni carne ni huesos, como ven que tengo Yo". Y les mostró las manos y los pies. Pero como ellos no acababan de creer de pura alegría y seguían atónitos, les dijo: "¿Tienen aquí algo de comer?". Le ofrecieron un trozo de pescado asado; Él lo tomó y se puso a comer delante de ellos.
Después les dijo: "Lo que ha sucedido es aquello de que les hablaba Yo, cuando aún estaba con ustedes: que tenía que cumplirse todo lo que estaba escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos".
Entonces les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras y les dijo: "Está escrito que el Mesías tenía que padecer y había de resucitar de entre los muertos al tercer día, y que en su nombre se había de predicar a todas las naciones, comenzando por Jerusalén, la necesidad de volverse a Dios para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de esto".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Tantas cosas me vienen a la imaginación cuando pienso en Dios. Tantas coas me vienen a la mente cuando escucho y leo algo sobre Él. Algunas de esas cosas me gustan; otras no. Algunas cosas sólo me dan una imagen, una idea de quién es Dios…
Escucho la historia de un Dios que vino al mundo; un Dios que se hizo hombre, que murió y resucitó… Una historia que ya la sé. Algunos la cuentan con ciertos matices que la hacen más interesante, pero al final del día… ya la sé.
No puedo negar que es una historia hermosa. No puedo negar que mueve mi corazón… No puedo negar que creo en ella… No puedo negar que no es suficiente sólo conocerla.
No es suficiente conocer la historia, mi historia con Dios se necesita vivirla. Tú sabes esto, Señor. Tú sabes que no es suficiente que en mi vida sepa algo de Ti… Me doy cuenta que la vida es vida cuando la vivo por Ti.
Te muestras…; me dejas contemplar tus heridas como aquel tesoro encontrado que da sentido a la vida. Te muestras tan real, tan humano, como para pedir un trozo de pescado para comer, y tan divino como para ascender a lo alto. Te metes en mi vida y me gritas ¡¡Mírame!! ¡Aquí estoy! ¡¡¡ Estoy vivo!!! Aquella cruz que ves… aquellos clavos que ves en mis manos y en mis pies no son historia; no son reclamos…, son una realidad que da sentido a tu vida… son un TE AMO.
Gracias, Señor, por invitarme a contemplarte. Gracias por invitarme a alzar los ojos al cielo con una mirada de esperanza. Gracias, pues al contemplar tu vida, muerte y resurrección me doy cuenta que la vida sólo tiene sentido, con el dolor y la alegría que la acompañan; sólo a la luz de "Aquel que me amó y se entregó por mí".
…No quiero saber de Ti sólo en la teoría sino saber de Ti en mi hoy; en la experiencia de tu amor, en mi día a día.
Queridos hermanos, les pido sobre todo que mantengan el coraje en medio de sus angustias, para conservar la alegría de la esperanza. Que esa llama que habita en ustedes no se apague. Porque nosotros creemos en un Dios que repara todas las injusticias, que consuela todas las penas y que sabe recompensar a cuantos mantienen la fe en Él. En espera de aquel día de paz y luz, su contribución es esencial para la Iglesia y para el mundo: ustedes son testigos de Cristo, son intercesores ante Dios que escucha, de modo particular, sus oraciones.
(Homilía de Papa Francisco, 6 de julio de 2016)
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración. Disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Dedicar un momento de mi día para ponerme frente a un crucifijo y meditar un pequeño instante en el amor de Dios hacia mí.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

miércoles, 19 de abril de 2017

Evangelio 19 de Abril de 2017

Color: Blanco

Santos:

Lecturas del día:

  • Primera lectura

    Hechos 3:1-10
    1 Pedro y Juan subían al Templo para la oración de la hora nona.
    2 Había un hombre, tullido desde su nacimiento, al que llevaban y ponían todos los días junto a la puerta del Templo llamada Hermosa para que pidiera limosna a los que entraban en el Templo.
    3 Este, al ver a Pedro y a Juan que iban a entrar en el Templo, les pidió una limosna.
    4 Pedro fijó en él la mirada juntamente con Juan, y le dijo: «Míranos.»
    5 El les miraba con fijeza esperando recibir algo de ellos.
    6 Pedro le dijo: «No tengo plata ni oro; pero lo que tengo, te doy: en nombre de Jesucristo, el Nazoreo, ponte a andar.»
    7 Y tomándole de la mano derecha le levantó. Al instante cobraron fuerza sus pies y tobillos,
    8 y de un salto se puso en pie y andaba. Entró con ellos en el Templo andando, saltando y alabando a Dios.
    9 Todo el pueblo le vio cómo andaba y alababa a Dios;
    10 le reconocían, pues él era el que pedía limosma sentado junto a la puerta Hermosa del Templo. Y se quedaron llenos de estupor y asombro por lo que había sucedido.
  • Salmo responsorial

    Salmo 105:1-4, 6-9
    1 ¡Dad gracias a Yahveh, aclamad su nombre, divulgad entre los pueblos sus hazañas!
    2 ¡Cantadle, salmodiad para él, sus maravillas todas recitad;
    3 gloriaos en su santo nombre, se alegre el corazón de los que buscan a Yahveh!
    4 ¡Buscad a Yahveh y su fuerza, id tras su rostro sin descanso,
    6 Raza de Abraham, su servidor, hijos de Jacob, su elegido:
    7 él, Yahveh, es nuestro Dios, por toda la tierra sus juicios.
    8 El se acuerda por siempre de su alianza, palabra que impuso a mil generaciones,
    9 lo que pactó con Abraham, el juramento que hizo a Isaac,
  • Evangelio

    Lucas 24:13-35
    13 Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta estadios de Jerusalén,
    14 y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado.
    15 Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos;
    16 pero sus ojos estaban retenidos para que no le conocieran.
    17 El les dijo: «¿De qué discutís entre vosotros mientras vais andando?» Ellos se pararon con aire entristecido.
    18 Uno de ellos llamado Cleofás le respondió: «¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en ella?»
    19 El les dijo: «¿Qué cosas?» Ellos le dijeron: «Lo de Jesús el Nazoreo, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo;
    20 cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron.
    21 Nosotros esperábamos que sería él el que iba a librar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó.
    22 El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro,
    23 y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que hasta habían visto una aparición de ángeles, que decían que él vivía.
    24 Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron.»
    25 El les dijo: «¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas!
    26 ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?»
    27 Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras.
    28 Al acercarse al pueblo a donde iban, él hizo ademán de seguir adelante.
    29 Pero ellos le forzaron diciéndole: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado.» Y entró a quedarse con ellos.
    30 Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando.
    31 Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su lado.
    32 Se dijeron uno a otro: «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?»
    33 Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos,
    34 que decían: «¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!»
    35 Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan.