- Primera Lectura: Ezequiel 2,2-5"Son un pueblo rebelde, sabrán que hubo un profeta en medio de ellos"En aquellos días, el espíritu entró en mí, me puso en pie, y oí que me decía: "Hijo de Adán, yo te envió a los israelitas, a un pueblo rebelde que se ha rebelado contra mí. Sus padres y ellos me han ofendido hasta el presente día. También los hijos son testarudos y obstinados; a ellos te envió para que les digas: "Esto dice el Señor." Ellos, te hagan caso o no te hagan caso, pues son un pueblo rebelde, sabrán que hubo un profeta en medio de ellos."
- Salmo Responsorial: 122"Nuestros ojos están en el Señor, esperando su misericordia."A ti levanto mis ojos,a ti que habitas en el cielo.Como están los ojos de los esclavosfijos en la manos de sus señores. R.
Como están los ojos de la esclavafijos en las manos de su señora,así están nuestros ojosen el Señor, Dios nuestro,esperando su misericordia. R.
Misericordia, Señor, misericordia,que estamos saciados de desprecios;nuestra alma está saciadadel sarcasmo de los satisfechos,del desprecio de los orgullosos. R. - Segunda Lectura: II Corintios 12,7b-10"Presumo de mis debilidades, porque así residirá en mí la fuerza de Cristo"Hermanos: Para que no tenga soberbia, me han metido una espina en la carne: un ángel de Satanás que me apalea, para que no sea soberbio. Tres veces he pedido al Señor verme libre de él; y me ha respondido: "Te basta mi gracia; la fuerza se realiza en la debilidad." Por eso, muy a gusto presumo de mis debilidades, porque así residirá en mí la fuerza de Cristo. Por eso, vivo contento en medio de mis debilidades, de los insultos, las privaciones, las persecuciones y las dificultades sufridas por Cristo. Porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte.
- Evangelio: Marcos 6,1-6"No desprecian a un profeta más que en su tierra"En aquel tiempo, fue Jesús a su pueblo en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: "¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es ésa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?" Y esto les resultaba escandaloso. Jesús les decía: "No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa." No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe. Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.
Calle L- 6, Jardines de Cuscatlan, Ciudad Merliot, Antiguo Cuscatlan, El Salvador, CentroAmerica
sábado, 4 de julio de 2015
Evangelio 5 de Julio de 2015
Evangelio 4 de Julio de 2015
- Primera Lectura: Génesis 27,1-5.15-29"Jacob echó la zancadilla a su hermano y le quitó su bendición"Cuando Isaac se hizo viejo y perdió la vista, llamó a su hijo mayor: "Hijo mío." Contestó: "Aquí estoy." Él le dijo: "Mira, yo soy viejo y no sé cuándo moriré. Toma tus aparejos, arco y aljaba, y sal al campo a buscarme caza; después me guisas un buen plato, como sabes que me gusta, y me lo traes para que coma; pues quiero darte mi bendición antes de morir."Rebeca escuchó la conversación de Isaac con Esaú, su hijo. Salió Esaú al campo a cazar para su padre. Rebeca tomó un traje de su hijo mayor, Esaú, el traje de fiesta, que tenía en el arcón, y vistió con él a Jacob, su hijo menor; con la piel de los cabritos le cubrió los brazos y la parte lisa del cuello. Y puso en manos de su hijo Jacob el guiso sabroso que había preparado y el pan. Él entró en la habitación de su padre y dijo: "Padre." Respondió Isaac: "Aquí estoy; ¿quién eres, hijo mío?" Respondió Jacob a su padre: "Soy Esaú, tu primogénito; he hecho lo que me mandaste; incorpórate, siéntate y come lo que he cazado; después me bendecirás tú." Isaac dijo a su hijo: "¡Qué prisa te has dado para encontrarla!" Él respondió: "El Señor, tu Dios, me la puso al alcance." Isaac dijo a Jacob: "Acércate que te palpe, hijo mío, a ver si eres tú mi hijo Esaú o no." Se acercó Jacob a su padre Isaac, y éste lo palpó, y dijo: "La voz es la voz de Jacob, los brazos son los brazos de Esaú." Y no lo reconoció, porque sus brazos estaban peludos como los de su hermano Esaú. Y lo bendijo. Le volvió a preguntar: "¿Eres tú mi hijo Esaú?" Respondió Jacob: "Yo soy." Isaac dijo: "Sírveme la caza, hijo mío, que coma yo de tu caza, y así te bendeciré yo." Se la sirvió, y él comió. Le trajo vino, y bebió.Isaac le dijo: "Acércate y bésame, hijo mío." Se acercó y lo besó. Y, al oler el aroma del traje, lo bendijo, diciendo: "Aroma de un campo que bendijo el Señor es el aroma de mi hijo; que Dios te conceda el rocío del cielo, la fertilidad de la tierra, abundancia de trigo y vino. Que te sirvan los pueblos, y se postren ante ti las naciones. Sé señor de tus hermanos, que ellos se postren ante ti. Maldito quien te maldiga, bendito quien te bendiga."
- Salmo Responsorial: 134"Alabad al Señor porque es bueno."Alabad el nombre del Señor,alabadlo, siervos del Señor,que estáis en la casa del Señor,en los atrios de la casa de nuestro Dios. R.
Alabad al Señor porque es bueno,tañed para su nombre, que es amable.Porque él se escogió a Jacob,a Israel en posesión suya. R.
Yo sé que el Señor es grande,nuestro dueño más que todos los dioses.El Señor todo lo que quiere lo hace:en el cielo y en la tierra,en los mares y en los océanos. R. - Evangelio: Mateo 9,14-17"¿Es que pueden guardar luto, mientras el novio está con ellos?"En aquel tiempo, se acercaron los discípulos de Juan a Jesús, preguntándole: "¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?" Jesús les dijo: "¿Es que pueden guardar luto los invitados a la boda, mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio, y entonces ayunarán. Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto y deja un roto peor. Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos, porque revientan los odres; se derrama el vino, y los odres se estropean; el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así las dos cosas se conservan."
Evangelio meditado
Vino nuevo en odres nuevos
Tiempo Ordinario
Tiempo Ordinario
Mateo 9, 14-17.Tiempo Ordinario. Cristo tiene el bálsamo que cura nuestra alma, la palabra que pacifica nuestro corazón.
Por: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net
Propósito
Promover, con una buena estrategia, la participación de mi familia en la Eucaristía del domingo.
Del santo Evangelio según san Mateo 9, 14-17
Entonces se le acercan los discípulos de Juan y le dicen: «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos, y tus discípulos no ayunan?» Jesús les dijo: «Pueden acaso los invitados a la boda ponerse tristes mientras el novio está con ellos? Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán. Nadie echa un remiendo de paño sin tundir en un vestido viejo, porque lo añadido tira del vestido, y se produce un desgarrón peor. Ni tampoco se echa vino nuevo en pellejos viejos; pues de otro modo, los pellejos revientan, el vino se derrama, y los pellejos se echan a perder; sino que el vino nuevo se echa en pellejos nuevos, y así ambos se conservan».
Oración introductoria
¡Ven, Espíritu Santo! Ilumíname para experimentar tu presencia en esta oración. Ayúdame a dejar a un lado mis preocupaciones para darte el tiempo y la atención que mereces. Nada hay más importante en este momento, reorienta mi vida hacia Ti y alimenta mi amor por Ti en esta meditación.
Petición
Señor, concédeme amarte por encima de todas las cosas.
Meditación del Papa Francisco
Entonces se le acercan los discípulos de Juan y le dicen: «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos, y tus discípulos no ayunan?» Jesús les dijo: «Pueden acaso los invitados a la boda ponerse tristes mientras el novio está con ellos? Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán. Nadie echa un remiendo de paño sin tundir en un vestido viejo, porque lo añadido tira del vestido, y se produce un desgarrón peor. Ni tampoco se echa vino nuevo en pellejos viejos; pues de otro modo, los pellejos revientan, el vino se derrama, y los pellejos se echan a perder; sino que el vino nuevo se echa en pellejos nuevos, y así ambos se conservan».
Oración introductoria
¡Ven, Espíritu Santo! Ilumíname para experimentar tu presencia en esta oración. Ayúdame a dejar a un lado mis preocupaciones para darte el tiempo y la atención que mereces. Nada hay más importante en este momento, reorienta mi vida hacia Ti y alimenta mi amor por Ti en esta meditación.
Petición
Señor, concédeme amarte por encima de todas las cosas.
Meditación del Papa Francisco
Cuando Jesús reprende a estas personas, estos doctores de la ley, les llama al orden por no haber mantenido las personas con la Ley, sino de hacerlas esclavas de pequeñas leyes, de muchas pequeñas cosas que deben hacer con la libertad que Jesús nos trae en la nueva ley, la ley que Él ha sancionado con su sangre. Y ésta es la novedad del Evangelio, que es fiesta, es alegría y es libertad.
Pablo distingue entre: hijos de la ley e hijos de la fe. A vino nuevo, odres nuevos. Y por esta razón la Iglesia nos pide, a todos nosotros, algunos cambios, nos pide dejar a un lado las estructuras perecederas: ¡No sirven! Y tomar otras nuevas, las del Evangelio. No podemos por ejemplo entender la mentalidad de estos doctores de la ley, estos teólogos fariseos: no se puede entender la mentalidad de ellos con el espíritu del Evangelio. El estilo del Evangelio es un estilo diverso, que lleva la ley a la plenitud. ¡Sí! Pero de un modo nuevo: es el vino nuevo, en odres nuevos.
Que el Señor nos de la gracia de no permanecer prisioneros, sino que nos de la gracia de la alegría y de la libertad que nos trae la novedad del Evangelio. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 5 de septiembre de 2014, en Santa Marta).
Reflexión
A un observador de las cosas de este mundo parecería que el hombre debe esperar a llegar al Cielo para tener una vida sin preocupaciones. Si hay carestía de algo en el mundo, no es precisamente de preocupaciones. El que tiene hijos se preocupa por ellos, quien tiene ancianos a su cuidado se preocupa por ellos. El empresario se preocupa porque su empresa vaya adelante, el ama de casa se preocupa de que su hogar esté en orden y dispuesto, el estudiante se preocupa por aprobar sus exámenes. Todos tenemos nuestra ración cotidiana de preocupaciones.
Algunas sin embargo son muy pesadas, y nadie puede negar su importancia. Son enfermedades o situaciones familiares y sociales de muy difícil solución. El evangelio de hoy nos presenta un aspecto de la figura de Cristo que debe llenar de esperanza los corazones atribulados. Cristo como aquel que “tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras iniquidades”. Esto puede parecernos simple palabrería, pues el que tiene problemas no siempre encuentra una solución a ellos en la oración. Y surge la tentación de pensar que a Cristo le son indiferentes nuestras preocupaciones. Sin embargo es cierto que Cristo vino a cargar con nuestras flaquezas.
Tal vez no como nosotros lo esperamos, pero seguro que sí como Él quiso entregarse. Porque lo que Cristo nos ofrece quizás no sea la solución material a nuestras dificultades, pero no cabe duda que nadie como Él tiene el bálsamo que cura nuestra alma, el remedio que calma nuestro espíritu, la palabra que pacifica nuestro corazón.
A un observador de las cosas de este mundo parecería que el hombre debe esperar a llegar al Cielo para tener una vida sin preocupaciones. Si hay carestía de algo en el mundo, no es precisamente de preocupaciones. El que tiene hijos se preocupa por ellos, quien tiene ancianos a su cuidado se preocupa por ellos. El empresario se preocupa porque su empresa vaya adelante, el ama de casa se preocupa de que su hogar esté en orden y dispuesto, el estudiante se preocupa por aprobar sus exámenes. Todos tenemos nuestra ración cotidiana de preocupaciones.
Algunas sin embargo son muy pesadas, y nadie puede negar su importancia. Son enfermedades o situaciones familiares y sociales de muy difícil solución. El evangelio de hoy nos presenta un aspecto de la figura de Cristo que debe llenar de esperanza los corazones atribulados. Cristo como aquel que “tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras iniquidades”. Esto puede parecernos simple palabrería, pues el que tiene problemas no siempre encuentra una solución a ellos en la oración. Y surge la tentación de pensar que a Cristo le son indiferentes nuestras preocupaciones. Sin embargo es cierto que Cristo vino a cargar con nuestras flaquezas.
Tal vez no como nosotros lo esperamos, pero seguro que sí como Él quiso entregarse. Porque lo que Cristo nos ofrece quizás no sea la solución material a nuestras dificultades, pero no cabe duda que nadie como Él tiene el bálsamo que cura nuestra alma, el remedio que calma nuestro espíritu, la palabra que pacifica nuestro corazón.
Propósito
Promover, con una buena estrategia, la participación de mi familia en la Eucaristía del domingo.
Diálogo con Cristo
Jesús, la gran aspiración de mi vida es poder amarte por encima de todas las cosas. Dame valor para poder renunciar a todo lo que me aparte de Ti; dame generosidad para saber ayunar siempre de mí mismo, de manera que pueda llenarme de tu amor y de tu gracia. Esto es lo único que busco, lo único que quiero Señor.
Jesús, la gran aspiración de mi vida es poder amarte por encima de todas las cosas. Dame valor para poder renunciar a todo lo que me aparte de Ti; dame generosidad para saber ayunar siempre de mí mismo, de manera que pueda llenarme de tu amor y de tu gracia. Esto es lo único que busco, lo único que quiero Señor.
viernes, 3 de julio de 2015
Evangelio 3 de Julio de 2014
- Primera Lectura: Efesios 2,19-22"Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles"Hermanos: Ya no sois extranjeros ni forasteros, sino que sois ciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios. Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Por él también vosotros os vais integrando en la construcción, para ser morada de Dios, por el Espíritu.
- Salmo Responsorial: 116"Id al mundo entero y proclamad el Evangelio."Alabad al Señor, todas las naciones,aclamadlo todos los pueblos. R.
Firme es su misericordia con nosotros,su fidelidad dura por siempre. R. - Evangelio: Juan 20,24-29"¡Señor mío y Dios mío!"Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: "Hemos visto al Señor." Pero él les contestó: "Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo."A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: "Paz a vosotros." Luego dijo a Tomás: "Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente." Contestó Tomás: "¡Señor mío y Dios mío!" Jesús le dijo: "¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto."
Evangelio meditado
Dichosos los que no han visto y han creído
Juan 20, 24-29. Fiesta de Santo Tomás. La bencidión de la fe es también para nosotros, los que estamos a más de dos mil años de distancia de los apóstoles.
Por: P José Rodrigo Escorza | Fuente: Catholic.net
Del santo Evangelio según san Juan 20, 24-29
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor». Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré». Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: «La paz con vosotros». Luego dice a Tomás: «Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente». Tomás le contestó: «Señor mío y Dios mío». Dícele Jesús: «Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído».
Oración introductoria
Señor Jesús, cuánto me parezco a Tomás. Quiero respuestas inmediatas a mis peticiones. Quiero experimentar tu presencia en la oración, sin ponerme humildemente en tu presencia, sin guardar el silencio, interior y exterior, sin estar atento ni ser dócil a tus inspiraciones. Mi pobre actitud quiere cambiar, con tu gracia, lo puedo lograr.
Petición
¡Señor mío y Dios mío! Aumenta mi fe.
Meditación del Papa Francisco
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor». Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré». Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: «La paz con vosotros». Luego dice a Tomás: «Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente». Tomás le contestó: «Señor mío y Dios mío». Dícele Jesús: «Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído».
Oración introductoria
Señor Jesús, cuánto me parezco a Tomás. Quiero respuestas inmediatas a mis peticiones. Quiero experimentar tu presencia en la oración, sin ponerme humildemente en tu presencia, sin guardar el silencio, interior y exterior, sin estar atento ni ser dócil a tus inspiraciones. Mi pobre actitud quiere cambiar, con tu gracia, lo puedo lograr.
Petición
¡Señor mío y Dios mío! Aumenta mi fe.
Meditación del Papa Francisco
La consolación es este rehacer todo no una vez, sino muchas veces, con el universo y también con nosotros. Este rehacer del Señor tiene dos dimensiones que es importante subrayar. Cuando el Señor se acerca nos da esperanza, el Señor rehace con esperanza, siempre abre una puerta. Siempre. Cuando el Señor se acerca a nosotros no cierra las puertas, las abre. El Señor en su cercanía nos da la esperanza, esta esperanza que es una verdadera fortaleza en la vida cristiana. Es una gracia, es un don.[…]
Acercarse y dar esperanza, acercarse con ternura. Pero pensemos en la ternura que ha tenido con los apóstoles, con la Magdalena, con los de Emaús. Se acercaba con ternura: 'dadme de comer'. Con Tomás: 'pon tu dedo aquí'. El Señor siempre es así. Así es la consolación del Señor. Que el Señor nos dé a todos nosotros la gracia de no tener miedo de la consolación del Señor, de estar abiertos: pedirla, buscarla, porque es una consolación que nos dará esperanza y nos hará sentir la ternura de Dios Padre. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 10 de diciembre de 2013, en Santa Marta).
Reflexión
"Dichosos aquellos que crean sin haber visto". Parece mentira que uno de los elegidos del Señor, no crea la palabra de los apóstoles, sino que al contrario busque creer solamente por los signos sensibles.
Tomás parece una persona de nuestro tiempo porque solamente cree aquello que le presenten los sentidos.
Los sentidos son muy buenos, porque nos ayudan a aprender más cosas, a saborear, oler, contemplar, sentir..., pero en el campo de la vida espiritual, estos nos estorban, como le sucedió a Santo Tomás, que no quería creer hasta no ver ni tocar.
Aquí es donde viene la bendición de Dios para aquellos que sin ver crean. La bencidión de la fe es también para nosotros, los que estamos a dos mil años de distancia de los apóstoles. Para nosotros vendrán las bendiciones de Dios, si creemos en todo lo que Él nos ha prometido. Pidamosle que aumente nuestra fe, para que seamos dignos de recibir tales bendiciones.
Propósito
Ser testigo de la esperanza cristiana en mi familia, en mi grupo de amigos, trabajo o lugar de estudio.
Diálogo con Cristo
Señor, como a Tomás me pides una fe viva. Una actitud activa, un corazón abierto, una vida mantenida siempre en pie de lucha, perseverante y fiel, aun en medio de las dificultades. Aquí estoy Señor, cuenta conmigo para colaborar en la nueva evangelización.
"Dichosos aquellos que crean sin haber visto". Parece mentira que uno de los elegidos del Señor, no crea la palabra de los apóstoles, sino que al contrario busque creer solamente por los signos sensibles.
Tomás parece una persona de nuestro tiempo porque solamente cree aquello que le presenten los sentidos.
Los sentidos son muy buenos, porque nos ayudan a aprender más cosas, a saborear, oler, contemplar, sentir..., pero en el campo de la vida espiritual, estos nos estorban, como le sucedió a Santo Tomás, que no quería creer hasta no ver ni tocar.
Aquí es donde viene la bendición de Dios para aquellos que sin ver crean. La bencidión de la fe es también para nosotros, los que estamos a dos mil años de distancia de los apóstoles. Para nosotros vendrán las bendiciones de Dios, si creemos en todo lo que Él nos ha prometido. Pidamosle que aumente nuestra fe, para que seamos dignos de recibir tales bendiciones.
Propósito
Ser testigo de la esperanza cristiana en mi familia, en mi grupo de amigos, trabajo o lugar de estudio.
Diálogo con Cristo
Señor, como a Tomás me pides una fe viva. Una actitud activa, un corazón abierto, una vida mantenida siempre en pie de lucha, perseverante y fiel, aun en medio de las dificultades. Aquí estoy Señor, cuenta conmigo para colaborar en la nueva evangelización.
jueves, 2 de julio de 2015
Evangelio 2 de Julio de 2015
- Primera Lectura: Génesis 22,1-19"El sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe"En aquellos días, Dios puso a prueba a Abrahán llamándole:"¡Abrahán!" Él respondió: "Aquí me tienes." Dios le dijo: "Toma a tuhijo único, al que quieres, a Isaac, y vete al país de Moria yofrécemelo allí en sacrificio en uno de los montes que yo te indicaré."Abrahán madrugó, aparejó el asno y se llevó consigo a dos criados y asu hijo Isaac; cortó leña para el sacrificio y se encaminó al lugar quele había indicado Dios. El tercer día levantó Abrahán los ojos ydescubrió el sitio de lejos. Y Abrahán dijo a sus criados: "Quedaosaquí con el asno; yo con el muchacho iré hasta allá para adorar, ydespués volveremos con vosotros." Abrahán tomó la leña para elsacrificio, se la cargó a su hijo Isaac, y él llevaba el fuego y elcuchillo. Los dos caminaban juntos. Isaac dijo a Abrahán, su padre:"Padre." Él respondió: "Aquí estoy, hijo mío." El muchacho dijo:"Tenemos fuego y leña, pero, ¿dónde está el cordero para elsacrificio?" Abrahán contestó: "Dios proveerá el cordero para elsacrificio, hijo mío." Y siguieron caminando juntos.Cuando llegaron al sitio que le había dicho Dios, Abrahánlevantó allí el altar y apiló la leña, luego ató a su hijo Isaac y lopuso sobre el altar, encima de la leña. Entonces Abrahán tomó elcuchillo para degollar a su hijo; pero el ángel del Señor le gritódesde el cielo: "¡Abrahán, Abrahán!" Él contestó: "Aquí me tienes." Elángel le ordenó: "No alargues la mano contra tu hijo ni le hagas nada.Ahora sé que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, tuúnico hijo." Abrahán levantó los ojos y vio un carnero enredado por loscuernos en una maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció ensacrificio en lugar de su hijo. Abrahán llamó a aquel sitio "El Señorve", por lo que se dice aún hoy "El monte del Señor ve".El ángel del Señor volvió a gritar a Abrahán desde el cielo:"Juro por mí mismo -oráculo del Señor-: Por haber hecho esto, por nohaberte reservado tu hijo único, te bendeciré, multiplicaré a tusdescendientes como las estrella del cielo y como la arena de la playa.Tus descendientes conquistarán las puertas de las ciudades enemigas.Todos los pueblos del mundo se bendecirán con tu descendencia, porqueme has obedecido." Abrahán volvió a sus criados, y juntos se pusieronen camino hacia Berseba. Abrahán se quedó a vivir en Berseba.
- Salmo Responsorial: 114"Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida."Amo al Señor, porque escuchami voz suplicante,porque inclina su oído hacia míel día que lo invoco. R.
Me envolvían redes de muerte,me alcanzaron los lazos delabismo,caí en tristeza y angustia.Invoqué el nombre del Señor:"Señor, salva mi vida." R.
El Señor es benigno y justo,nuestro Dios es compasivo;elSeñor guarda a los sencillos:estando yo sin fuerzas, me salvó. R.
Arrancó mi alma de la muerte,mis ojos de las lágrimas,mispies de la caída.Caminaré en presencia del Señoren el país de lavida. R. - Evangelio: Mateo 9,1-8"La gente alababa a Dios, que da a los hombres tal potestad"En aquel tiempo, subió Jesús a una barca, cruzó a la otra orilla y fuea su ciudad. Le presentaron un paralítico, acostado en una camilla.Viendo la fe que tenían, dijo al paralítico: "¡Ánimo, hijo!, tuspecados están perdonados." Algunos de los escribas se dijeron: "Ésteblasfema." Jesús, sabiendo lo que pensaban, les dijo: "¿Por qué pensáismal? ¿Qué es más fácil decir: "Tus pecados están perdonados", o decir:"Levántate y anda"? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tienepotestad en la tierra para perdonar pecados -dijo dirigiéndose alparalítico-: "Ponte en pie, coge tu camilla y vete a tu casa."" Se pusoen pie, y se fue a su casa. Al ver esto, la gente quedó sobrecogida yalababa a Dios, que da a los hombres tal potestad.
Evangelio meditado
Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa
Tiempo Ordinario
Tiempo Ordinario
Mateo 9,1-8. Tiempo Ordinario. Dame la fe para creer en tu amor como creyó el paralítico. Él no se esperaba este milagro de tu amor.
Por: Samuel Hurtado | Fuente: Catholic.net
Del santo Evangelio según san Mateo 9,1-8
Jesús subió a la barca, atravesó el lago y regresó a su ciudad. Entonces, le presentaron a un paralítico tendido en una camilla. Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico: «Ten confianza, hijo, tus pecados te son perdonados». Algunos escribas pensaron: «Este hombre blasfema. Jesús, leyendo sus pensamientos, les dijo: «¿Por qué piensan mal? ¿Qué es más fácil decir: "Tus pecados te son perdonados", o "Levántate y camina"? Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados –dijo al paralítico– levántate, toma tu camilla y vete a tu casa». Él se levantó y se fue a su casa. Al ver esto, la multitud quedó atemorizada y glorificaba a Dios por haber dado semejante poder a los hombres.
Oración introductoria
Jesús, me encuentro hoy en tu presencia, sabiendo que entre todas las personas de este mundo, Tú me amas personalmente a mí y me escuchas en este momento. Dame la fe para creer en tu amor como creyó el paralítico del evangelio. Él no se esperaba este milagro de tu amor, pero sabías que lo necesitaba; aunque yo no te pida lo que más me conviene, sé que Tú me lo darás y, por esto, te doy las gracias. Gracias también por perdonar mis faltas y pecados, como lo hiciste con este enfermo.
Petición
Jesús, concédeme hacer la experiencia de tu amor misericordioso.
Meditación del Papa Francisco
A través de los Sacramentos de la iniciación cristiana, el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía, el hombre recibe la vida nueva en Cristo. Ahora bien, todos lo sabemos, llevamos esta vida “en vasijas de barro”, todavía estamos sometidos a la tentación, al sufrimiento, a la muerte y, a causa del pecado, podemos incluso perder la vida nueva. Por esta razón el Señor Jesús ha querido que la Iglesia continúe su obra de salvación, incluso a través de sus propios miembros, en particular con el sacramento de la Reconciliación y la Unción de los Enfermos, que pueden unirse bajo el nombre de "Sacramentos de curación". El Sacramento de la Reconciliación es un sacramento de curación, cuando voy a confesarme es para curarme, curarme el alma, curarme el corazón, de algo que he hecho que no está bien. El icono bíblico que mejor los expresa, en su profundo vínculo, es el episodio del perdón y la curación del paralítico, donde el Señor Jesús se revela al mismo tiempo médico de las almas y de los cuerpos.(Catequesis de S.S. Francisco, 19 de febrero de 2014).
Reflexión
En medio del trabajo y del ruido, poco a poco se nos va olvidando la conciencia de ser pecadores, personas necesitadas de perdón. Dios nos recuerda nuestras propias faltas en nuestra conciencia; pero no se queda ahí: Él mismo está dispuesto a curarnos y a ayudarnos a levantarnos cada día más de nuestros defectos. Es necesario que pidamos siempre perdón a Dios por Jesucristo. Él tiene el poder de devolvernos la salud, tanto espiritual como corporal. "Al que más se le perdona, más ama" dice en otro lugar del evangelio. Sintámonos, pues, perdonados, para agradecerle todos los días su amor.
Jesús subió a la barca, atravesó el lago y regresó a su ciudad. Entonces, le presentaron a un paralítico tendido en una camilla. Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico: «Ten confianza, hijo, tus pecados te son perdonados». Algunos escribas pensaron: «Este hombre blasfema. Jesús, leyendo sus pensamientos, les dijo: «¿Por qué piensan mal? ¿Qué es más fácil decir: "Tus pecados te son perdonados", o "Levántate y camina"? Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados –dijo al paralítico– levántate, toma tu camilla y vete a tu casa». Él se levantó y se fue a su casa. Al ver esto, la multitud quedó atemorizada y glorificaba a Dios por haber dado semejante poder a los hombres.
Oración introductoria
Jesús, me encuentro hoy en tu presencia, sabiendo que entre todas las personas de este mundo, Tú me amas personalmente a mí y me escuchas en este momento. Dame la fe para creer en tu amor como creyó el paralítico del evangelio. Él no se esperaba este milagro de tu amor, pero sabías que lo necesitaba; aunque yo no te pida lo que más me conviene, sé que Tú me lo darás y, por esto, te doy las gracias. Gracias también por perdonar mis faltas y pecados, como lo hiciste con este enfermo.
Petición
Jesús, concédeme hacer la experiencia de tu amor misericordioso.
Meditación del Papa Francisco
A través de los Sacramentos de la iniciación cristiana, el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía, el hombre recibe la vida nueva en Cristo. Ahora bien, todos lo sabemos, llevamos esta vida “en vasijas de barro”, todavía estamos sometidos a la tentación, al sufrimiento, a la muerte y, a causa del pecado, podemos incluso perder la vida nueva. Por esta razón el Señor Jesús ha querido que la Iglesia continúe su obra de salvación, incluso a través de sus propios miembros, en particular con el sacramento de la Reconciliación y la Unción de los Enfermos, que pueden unirse bajo el nombre de "Sacramentos de curación". El Sacramento de la Reconciliación es un sacramento de curación, cuando voy a confesarme es para curarme, curarme el alma, curarme el corazón, de algo que he hecho que no está bien. El icono bíblico que mejor los expresa, en su profundo vínculo, es el episodio del perdón y la curación del paralítico, donde el Señor Jesús se revela al mismo tiempo médico de las almas y de los cuerpos.(Catequesis de S.S. Francisco, 19 de febrero de 2014).
Reflexión
En medio del trabajo y del ruido, poco a poco se nos va olvidando la conciencia de ser pecadores, personas necesitadas de perdón. Dios nos recuerda nuestras propias faltas en nuestra conciencia; pero no se queda ahí: Él mismo está dispuesto a curarnos y a ayudarnos a levantarnos cada día más de nuestros defectos. Es necesario que pidamos siempre perdón a Dios por Jesucristo. Él tiene el poder de devolvernos la salud, tanto espiritual como corporal. "Al que más se le perdona, más ama" dice en otro lugar del evangelio. Sintámonos, pues, perdonados, para agradecerle todos los días su amor.
Propósito
Me acercaré a la confesión, para que Jesús cure mi alma.
Diálogo con Cristo
Jesucristo, yo sé que a veces te he fallado, quizá muchas de ellas por ignorancia. Ahora, que sé que tu amor no se cansa de perdonar, quiero decirte que tampoco yo me cansaré de amarte. Hoy me acerco a tu misericordia. Ayúdame a rezar más y a ver en esa oración lo que debo cambiar. Eso que sólo Tú y yo sabemos, y que me vas pidiendo día a día. Propongo, con tu ayuda, no volver a pecar o recurrir al sacramento de la reconciliación si tengo la desgracia de perder tu amistad.
Me acercaré a la confesión, para que Jesús cure mi alma.
Diálogo con Cristo
Jesucristo, yo sé que a veces te he fallado, quizá muchas de ellas por ignorancia. Ahora, que sé que tu amor no se cansa de perdonar, quiero decirte que tampoco yo me cansaré de amarte. Hoy me acerco a tu misericordia. Ayúdame a rezar más y a ver en esa oración lo que debo cambiar. Eso que sólo Tú y yo sabemos, y que me vas pidiendo día a día. Propongo, con tu ayuda, no volver a pecar o recurrir al sacramento de la reconciliación si tengo la desgracia de perder tu amistad.
miércoles, 1 de julio de 2015
Evangelio 1 de Julio de 2015
- Primera Lectura: Génesis 21,5.8-20"El hijo de esa criada no va a repartirse la herencia con mi hijo Isaac"Abrahán tenía cien años cuando le nació su hijo Isaac. El chicocreció, y lo destetaron. El día que destetaron a Isaac, Abrahán dio ungran banquete. Pero Sara vio que el hijo que Abrahán había tenido deHagar, la egipcia, jugaba con Isaac, y dijo a Abrahán: "Expulsa a esacriada y a su hijo, porque el hijo de esa criada no va a repartirse laherencia con mi hijo Isaac." Como al fin y al cabo era hijo suyo,Abrahán se llevó un gran disgusto. Pero Dios dijo a Abrahán: "No teaflijas por el niño y la criada. Haz exactamente lo que te dice Sara,porque es Isaac quien continúa tu descendencia. Aunque también del hijode la criada sacaré un gran pueblo, por ser descendiente tuyo."Abrahán madrugó, cogió pan y un odre de agua, se lo cargó ahombros a Hagar y la despidió con el niño. Ella se marchó y fue vagandopor el desierto de Berseba. Cuando se le acabó el agua del odre, colocóal niño debajo de unas matas; se apartó y se sentó a solas, a ladistancia de un tiro de arco, diciéndose: "No puedo ver morir a mihijo." Y se sentó a distancia. El niño rompió a llorar. Dios oyó la vozdel niño, y el ángel de Dios llamó a Hagar desde el cielo,preguntándole: "¿Qué te pasa, Hagar? No temas, que Dios ha oído la vozdel niño que está ahí. Levántate, toma al niño y tenlo bien agarrado dela mano, porque sacaré de él un gran pueblo." Dios le abrió los ojos, ydivisó un pozo de agua; fue allá, llenó el odre y dio de beber almuchacho. Dios estaba con el muchacho, que creció, habitó en eldesierto y se hizo un experto arquero.
- Salmo Responsorial: 33"Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha."Si el afligido invoca al Señor, él lo escuchay lo salva de susangustias.El ángel del Señor acampaen torno a sus fieles y losprotege. R.
Todos sus santos, temed al Señor,porque nada les falta a losque le temen;los ricos empobrecen y pasan hambre,los que buscanal Señor no carecen de nada. R.
Venid, hijos, escuchadme:os instruiré en el temor del Señor;¿hay alguien que ame la viday desee días de prosperidad? R. - Evangelio: Mateo 8,28-34"¿Has venido a atormentar a los demonios antes de tiempo?"En aquel tiempo, llegó Jesús a la otra orilla, a la región de losgerasenos. Desde el cementerio, dos endemoniados salieron a suencuentro; eran tan furiosos que nadie se atrevía a transitar por aquelcamino. Y le dijeron a gritos: "¿Qué quieres de nosotros, Hijo de Dios?¿Has venido a atormentarnos antes de tiempo?" Una gran piara de cerdosa distancia estaba hozando. Los demonios le rogaron: "Si nos echas,mándanos a la piara." Jesús les dijo: "Id." Salieron y se metieron enlos cerdos. Y la piara entera se abalanzó acantilado abajo y se ahogóen el agua. Los porquerizos huyeron al pueblo y lo contaron todo,incluyendo lo de los endemoniados. Entonces el pueblo entero salió adonde estaba Jesús y, al verlo, le rogaron que se marchara de su país.
La decisión está en tus manos
Todos hemos de esforzarnos para no hacer una lectura de la realidad acomodada a nuestra conveniencia
Por: Alfonso Aguiló | Fuente: Fluvium.org
Hace casi dos mil años, había en una ciudad dos escuelas de enseñanza, dirigidas por dos sabios de renombre: Hilel y Shamai. Ambas eran exigentes y prestigiosas, y sus alumnos eran considerados por todos como una elite muy distinguida.
El problema es que había entre ambas escuelas un notable antagonismo, y sus alumnos, a cada oportunidad que se presentaba, hacían todo lo posible por desprestigiar a los otros.
Un día los alumnos de Shamal pensaron en un nuevo modo de desacreditar a los de la otra escuela. El objetivo era humillar al sabio Hilel, e idearon para ello una sencilla estratagema. Pensaron cazar una mariposa y que uno de ellos la llevara viva en la mano a la casa de Hilel, para preguntarle si la mariposa oculta dentro de las manos estaba viva o muerta. Si el sabio respondía que estaba viva, entonces el chico apretaría levemente el puño y demostraría que estaba muerta. Si la respuesta era que la mariposa estaba muerta, abriría las manos y la dejarían volar, demostrando así que estaba viva.
El plan parecía perfecto, así que se decidieron a llevarlo a cabo. Cazaron la mariposa y uno de los alumnos de Shamal la tomó en sus manos, se acercaron a la casa de Hilel, golpearon a su puerta y el sabio les preguntó: “¿Que os trae por aquí?”. Los alumnos respondieron: “Queremos saber cuán sabio es usted”. Hilel les dijo: “¿Y cómo lo comprobaréis?”. “Le haremos una pregunta”. “Adelante”, contestó el sabio. “Esta mariposa que tengo en mis manos, ¿está viva o muerta?”. Hilel les miró despacio, adivinó el truco, y respondió: “La decisión está en tus manos”.
Esta pequeña anécdota puede servirnos para reflexionar sobre el riesgo que todos tenemos de querer transformar la realidad según el propio interés de cada momento. Porque, si somos sinceros, debemos reconocer que, de una manera o de otra, nos pasa un poco a todos.
Por ejemplo, cuando alguien nos cae mal, parece que estamos esperando a que diga o haga cualquier cosa para apresurarnos a señalar que eso es un completo error. Cuando nos predisponemos contra alguien, parece que estamos esperando a conocer sus deseos para oponernos a ellos, o a escuchar sus ideas sólo para criticarlas, o tener noticia de sus actuaciones para rasgarnos las vestiduras y decir lo mal que nos parece. Quizá para otras cosas somos más concienzudos, pero en esto somos más impetuosos y no solemos necesitar muchas averiguaciones para interpretar enseguida cualquiera de sus pasos como parte de una estrategia absurda o malintencionada.
El problema no está tanto en el propio defecto, sino sobre todo en la dificultad que solemos tener para advertirlo y reconocerlo. Si somos honrados, tenemos que admitir que con frecuencia la evidencia posterior desmiente nuestras antiguas suposiciones, y se demuestra una vez y otra que la mala intención estaba sobre todo en nuestras equivocadas intuiciones, que han resultado de nuevo ser juicios temerarios infundados. Si esto nos sucede con demasiada frecuencia, tendríamos que recordar, como hizo el sabio Hilel, que la decisión de superarlo es nuestra y que no podemos seguir manipulando nuestro entorno al servicio de nuestros prejuicios.
Todos hemos de esforzarnos para no hacer una lectura de la realidad acomodada a nuestra conveniencia o a nuestras terquedades. No debemos dejarnos llevar por la suficiencia de considerarnos jueces clarividentes e inapelables de todo, sino humildes buscadores de la verdad, tanto cuando nos conviene o nos gusta, como cuando sucede lo contrario.
El problema es que había entre ambas escuelas un notable antagonismo, y sus alumnos, a cada oportunidad que se presentaba, hacían todo lo posible por desprestigiar a los otros.
Un día los alumnos de Shamal pensaron en un nuevo modo de desacreditar a los de la otra escuela. El objetivo era humillar al sabio Hilel, e idearon para ello una sencilla estratagema. Pensaron cazar una mariposa y que uno de ellos la llevara viva en la mano a la casa de Hilel, para preguntarle si la mariposa oculta dentro de las manos estaba viva o muerta. Si el sabio respondía que estaba viva, entonces el chico apretaría levemente el puño y demostraría que estaba muerta. Si la respuesta era que la mariposa estaba muerta, abriría las manos y la dejarían volar, demostrando así que estaba viva.
El plan parecía perfecto, así que se decidieron a llevarlo a cabo. Cazaron la mariposa y uno de los alumnos de Shamal la tomó en sus manos, se acercaron a la casa de Hilel, golpearon a su puerta y el sabio les preguntó: “¿Que os trae por aquí?”. Los alumnos respondieron: “Queremos saber cuán sabio es usted”. Hilel les dijo: “¿Y cómo lo comprobaréis?”. “Le haremos una pregunta”. “Adelante”, contestó el sabio. “Esta mariposa que tengo en mis manos, ¿está viva o muerta?”. Hilel les miró despacio, adivinó el truco, y respondió: “La decisión está en tus manos”.
Esta pequeña anécdota puede servirnos para reflexionar sobre el riesgo que todos tenemos de querer transformar la realidad según el propio interés de cada momento. Porque, si somos sinceros, debemos reconocer que, de una manera o de otra, nos pasa un poco a todos.
Por ejemplo, cuando alguien nos cae mal, parece que estamos esperando a que diga o haga cualquier cosa para apresurarnos a señalar que eso es un completo error. Cuando nos predisponemos contra alguien, parece que estamos esperando a conocer sus deseos para oponernos a ellos, o a escuchar sus ideas sólo para criticarlas, o tener noticia de sus actuaciones para rasgarnos las vestiduras y decir lo mal que nos parece. Quizá para otras cosas somos más concienzudos, pero en esto somos más impetuosos y no solemos necesitar muchas averiguaciones para interpretar enseguida cualquiera de sus pasos como parte de una estrategia absurda o malintencionada.
El problema no está tanto en el propio defecto, sino sobre todo en la dificultad que solemos tener para advertirlo y reconocerlo. Si somos honrados, tenemos que admitir que con frecuencia la evidencia posterior desmiente nuestras antiguas suposiciones, y se demuestra una vez y otra que la mala intención estaba sobre todo en nuestras equivocadas intuiciones, que han resultado de nuevo ser juicios temerarios infundados. Si esto nos sucede con demasiada frecuencia, tendríamos que recordar, como hizo el sabio Hilel, que la decisión de superarlo es nuestra y que no podemos seguir manipulando nuestro entorno al servicio de nuestros prejuicios.
Todos hemos de esforzarnos para no hacer una lectura de la realidad acomodada a nuestra conveniencia o a nuestras terquedades. No debemos dejarnos llevar por la suficiencia de considerarnos jueces clarividentes e inapelables de todo, sino humildes buscadores de la verdad, tanto cuando nos conviene o nos gusta, como cuando sucede lo contrario.
martes, 30 de junio de 2015
Evangelio 30 de Junio de 2015
- Primera Lectura: Génesis 19,15-29"El Señor hizo llover azufre y fuego sobre Sodoma i Gomorra"En aquellos días, los ángeles urgieron a Lot: "Anda, toma a tu mujery a esas dos hijas tuyas, para que no perezcan por culpa de Sodoma." Y,como no se decidía, los agarraron de la mano, a él, a su mujer y a lasdos hijas, a quienes el Señor perdonaba; los sacaron y los guiaronfuera de la ciudad. Una vez fuera, le dijeron: "Ponte a salvo; no miresatrás. No te detengas en la vega; ponte a salvo en los montes, para noperecer." Lot les respondió: "No. Vuestro siervo goza de vuestro favor,pues me habéis salvado la vida, tratándome con gran misericordia; yo nopuedo ponerme a salvo en los montes, el desastre me alcanzará y moriré.Mira, ahí cerca hay una ciudad pequeña donde puedo refugiarme y escapardel peligro. Como la ciudad es pequeña, salvaré allí la vida." Lecontestó: "Accedo a lo que pides: no arrasaré esa ciudad que dices.Aprisa, ponte a salvo allí, pues no puedo hacer nada hasta quellegues." Por eso la ciudad se llama La Pequeña. Cuando Lot llegó a LaPequeña, salía el sol. El Señor, desde el cielo, hizo llover azufre yfuego sobre Sodoma y Gomorra. Arrasó aquellas ciudades y toda la vegacon los habitantes de las ciudades y la hierba del campo. La mujer deLot miró atrás y se convirtió en estatua de sal.Abrahán madrugó y se dirigió al sitio donde había estado con elSeñor. Miró en dirección a Sodoma y Gomorra, toda la extensión de lavega, y vio humo que subía del suelo, como el humo de un horno. Así,cuando Dios destruyó las ciudades de la vega, arrasando las ciudadesdonde había vivido Lot, se acordó de Abrahán y libró a Lot de lacatástrofe.
- Salmo Responsorial: 25"Tengo ante los ojos, Señor, tu bondad."Escrútame, Señor, ponme a prueba,sondea mis entrañas y micorazón,porque tengo ante los ojos tu bondad,y camino en tuverdad. R.
No arrebates mi alma con los pecadores,ni mi vida con lossanguinarios,que en su izquierda llevan infamias,y su derechaestá llena de sobornos. R.
Yo, en cambio, camino en la integridad;sálvame, tenmisericordia de mí.Mi pie se mantiene en el camino llano;en laasamblea bendeciré al Señor. R. - Evangelio: Mateo 8,23-27"Se puso en pie, increpó a los vientos y al lago, y vino una gran calma"En aquel tiempo, subió Jesús a la barca, y sus discípulos lo siguieron.De pronto, se levantó un temporal tan fuerte que la barca desaparecíaentre las olas; él dormía. Se acercaron los discípulos y lodespertaron, gritándole: "¡Señor, sálvanos, que nos hundimos!" Él lesdijo: "¡Cobardes! ¡Qué poca fe!" Se puso en pie, increpó a los vientosy al lago, y vino una gran calma. Ellos se preguntaban admirados:"¿Quién es éste? ¡Hasta el viento y el agua le obedecen!"
Evangelio meditado
¡Sálvanos, Señor, nos hundimos!
Tiempo Ordinario
Tiempo Ordinario
Mateo 8,23-27. Tiempo Ordinario. Quiero encontrar en ti la serenidad y el equilibrio entre lo que puedo hacer por mí solo y lo que ya corresponde a tu amor.
Por: Samuel Hurtado | Fuente: Catholic.net
Del santo Evangelio según san Mateo 8,23-27
Después Jesús subió a la barca y sus discípulos lo siguieron. De pronto se desató en el mar una tormenta tan grande, que las olas cubrían la barca. Mientras tanto, Jesús dormía. Acercándose a él, sus discípulos lo despertaron, diciéndole: «¡Sálvanos, Señor, nos hundimos!». Él les respondió: «¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?». Y levantándose, increpó al viento y al mar, y sobrevino una gran calma. Los hombres se decían entonces, llenos de admiración: «¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?».
Oración introductoria
Jesucristo, muchas veces no comprendo muchas cosas que me suceden ni sé explicar los problemas que surgen en mi vida diaria. Tú eres Dios, y duermes en la barca de mi alma si yo te soy fiel; por eso necesito tu ayuda, para confiar en ti, aunque duermas y parezca que "no te enteras de mi vida". Dame ese poco de fe que le faltó a los apóstoles, pues aun dormido, Tú eres el Dueño del universo. Oh, Jesús, calma la tempestad de mis tentaciones y de mis dificultades y, entonces, yo podré ver de una manera diferente tu voluntad.
Petición
Dulce Jesús, aunque muchas veces no comprendo las circunstancias que vivo, yo me acojo a ti para ver en todas ellas tu mano amorosa y protectora. Que sepa decir, desde hoy, hágase como quieras, pues la misma tormenta obedece a tu amor.
Meditación del Papa Francisco
Después Jesús subió a la barca y sus discípulos lo siguieron. De pronto se desató en el mar una tormenta tan grande, que las olas cubrían la barca. Mientras tanto, Jesús dormía. Acercándose a él, sus discípulos lo despertaron, diciéndole: «¡Sálvanos, Señor, nos hundimos!». Él les respondió: «¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?». Y levantándose, increpó al viento y al mar, y sobrevino una gran calma. Los hombres se decían entonces, llenos de admiración: «¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?».
Oración introductoria
Jesucristo, muchas veces no comprendo muchas cosas que me suceden ni sé explicar los problemas que surgen en mi vida diaria. Tú eres Dios, y duermes en la barca de mi alma si yo te soy fiel; por eso necesito tu ayuda, para confiar en ti, aunque duermas y parezca que "no te enteras de mi vida". Dame ese poco de fe que le faltó a los apóstoles, pues aun dormido, Tú eres el Dueño del universo. Oh, Jesús, calma la tempestad de mis tentaciones y de mis dificultades y, entonces, yo podré ver de una manera diferente tu voluntad.
Petición
Dulce Jesús, aunque muchas veces no comprendo las circunstancias que vivo, yo me acojo a ti para ver en todas ellas tu mano amorosa y protectora. Que sepa decir, desde hoy, hágase como quieras, pues la misma tormenta obedece a tu amor.
Meditación del Papa Francisco
La situación que se da sobre el barco es el miedo. Cuando hay una gran agitación en el mar, el barco se cubría por las olas. ‘¡Sálvanos, Señor, que estamos perdidos!’, dicen. ¡El miedo! Incluso aquella es una tentación del diablo: tener miedo de avanzar en el camino del Señor.
Hay una tentación que dice que es mejor quedarse aquí, donde estoy seguro. Pero esto es el Egipto de la esclavitud. Tengo miedo de seguir adelante, tengo miedo de ir hacia donde me llevará el Señor. El temor, sin embargo, no es un buen consejero. Jesús muchas veces, ha dicho: ¡No tengan miedo! El miedo no nos ayuda.
Cuando Jesús trae la calma al agitado mar, los discípulos en la barca se llenaron de temor. Siempre, ante el pecado, delante de la nostalgia, ante el temor, debemos volver al Señor. Mirar al Señor, contemplar al Señor. Esto nos da estupor por un nuevo encuentro con el Señor. ‘Señor, tengo esta tentación: quiero quedarme en esta situación de pecado; Señor, tengo la curiosidad de saber cómo son estas cosas; Señor, tengo miedo’. Y ellos vieron al Señor: ‘¡Sálvanos, Señor, estamos perdidos!' Y llegó la sorpresa del nuevo encuentro con Jesús. No somos ingenuos ni cristianos tibios, somos valientes, valerosos. Somos débiles, pero hay que ser valientes en nuestra debilidad. Y nuestro valor muchas veces debe expresarse en una fuga y no mirar hacia atrás, para no caer en la mala nostalgia. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 2 de julio de 2013, en Santa Marta).
Reflexión
Uno de los puntos más comunes en la vida: la incertidumbre de lo que nos pasa o pasará. En esto, se distinguen quienes no tienen fe de los creyentes: se preocupan demasiado en qué comerán o ganarán el día de mañana, mientras que el cristiano se prepara para el futuro viviendo rectamente el presente. Dios nos va poniendo en el camino las soluciones; pero sólo las vemos a largo plazo. Es aquí donde entra nuestra fe: hoy, quizá, nos atrapa la estrechez económica o la muerte de un ser querido… sin embargo, Dios lo permite, porque de ello sacará un bien mucho mayor. Y mientras no alcanzamos a ver el "porqué", Cristo nos acompaña y su sola presencia y nuestra oración nos darán la fuerza para llegar a ser felices con Él.
Propósito
Hoy dedicaré en medio de mis ocupaciones habituales, 10 minutos para hablar con Cristo, pidiéndole el regalo de confiar más en Él.
Diálogo con Cristo
Jesús, desde hoy quiero vivir viendo más allá de lo que veo. Sé que dificultades siempre he de tener y que me enfrentaré con tormentas y con baches en el camino. Pero Tú vas a mi lado. Ojalá no te despierte con mis quejas inútiles. Inútiles, porque Tú sabes lo que me sucede y te propones arreglarlo, y eso desde que moriste por mí. Por supuesto, dame la fe necesaria y la voluntad para resistir en el barco aunque éste se tambalee de aquí a allá. Jesús, no quiero preocuparme excesivamente por el futuro, pues aún no existe. Más bien quiero encontrar en ti la serenidad y el equilibrio entre lo que puedo hacer por mí solo y lo que ya corresponde a tu amor.
Uno de los puntos más comunes en la vida: la incertidumbre de lo que nos pasa o pasará. En esto, se distinguen quienes no tienen fe de los creyentes: se preocupan demasiado en qué comerán o ganarán el día de mañana, mientras que el cristiano se prepara para el futuro viviendo rectamente el presente. Dios nos va poniendo en el camino las soluciones; pero sólo las vemos a largo plazo. Es aquí donde entra nuestra fe: hoy, quizá, nos atrapa la estrechez económica o la muerte de un ser querido… sin embargo, Dios lo permite, porque de ello sacará un bien mucho mayor. Y mientras no alcanzamos a ver el "porqué", Cristo nos acompaña y su sola presencia y nuestra oración nos darán la fuerza para llegar a ser felices con Él.
Propósito
Hoy dedicaré en medio de mis ocupaciones habituales, 10 minutos para hablar con Cristo, pidiéndole el regalo de confiar más en Él.
Diálogo con Cristo
Jesús, desde hoy quiero vivir viendo más allá de lo que veo. Sé que dificultades siempre he de tener y que me enfrentaré con tormentas y con baches en el camino. Pero Tú vas a mi lado. Ojalá no te despierte con mis quejas inútiles. Inútiles, porque Tú sabes lo que me sucede y te propones arreglarlo, y eso desde que moriste por mí. Por supuesto, dame la fe necesaria y la voluntad para resistir en el barco aunque éste se tambalee de aquí a allá. Jesús, no quiero preocuparme excesivamente por el futuro, pues aún no existe. Más bien quiero encontrar en ti la serenidad y el equilibrio entre lo que puedo hacer por mí solo y lo que ya corresponde a tu amor.
lunes, 29 de junio de 2015
Evangelio 29 de Junio de 2015
- Primera Lectura: Hechos 12,1-11"Era verdad: el Señor me ha librado de las manos de Herodes"En aquellos días, el rey Herodes se puso a perseguir a algunosmiembros de la Iglesia. Hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano deJuan. Al ver que esto agradaba a los judíos, decidió detener a Pedro.Era la semana de Pascua. Mandó prenderlo y meterlo en la cárcel,encargando su custodia a cuatro piquetes de cuatro soldados cada uno;tenía intención de presentarlo al pueblo pasadas las fiestas de Pascua.Mientras Pedro estaba en la cárcel bien custodiado, la Iglesia orabainsistentemente a Dios por él.La noche antes de que lo sacara Herodes, estaba Pedro durmiendoentre dos soldados, atado con cadenas. Los centinelas hacían guardia ala puerta de la cárcel. De repente, se presentó el ángel del Señor, yse iluminó la celda. Tocó a Pedro en el hombro, lo despertó y le dijo:"Date prisa, levántate." Las cadenas se le cayeron de las manos, y elángel añadió: "Ponte el cinturón y las sandalias." Obedeció, y el ángelle dijo: "Échate el manto y sígueme." Pedro salió detrás, creyendo quelo que hacía el ángel era una visión y no realidad. Atravesaron laprimera y la segunda guardia, llegaron al portón de hierro que daba ala calle, y se abrió solo. Salieron, y al final de la calle se marchóel ángel. Pedro recapacitó y dijo: "Pues era verdad: el Señor haenviado a su ángel para librarme de las manos de Herodes y de laexpectación de los judíos."
- Salmo Responsorial: 33"El Señor me libró de todas mis ansias."Bendigo al Señor en todo momento,su alabanza está siempre en miboca;mi alma se gloría en el Señor:que los humildes lo escuchen yse alegren. R.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor,ensalcemos juntos sunombre.Yo consulté al Señor, y me respondió,me libró de todas misansias. R.
Contempladlo, y quedaréis radiantes,vuestro rostro no seavergonzará.Si el afligido invoca al Señor, él lo escuchay losalva de sus angustias. R.
El ángel del Señor acampaen torno a sus fieles y losprotege.Gustad y ved qué bueno es el Señor,dichoso el que seacoge a él. R. - Segunda Lectura: II Timoteo 4,6-8.17-18"Ahora me aguarda la corona merecida"Querido hermano: Yo estoy a punto de ser sacrificado, y el momento demi partida es inminente. He combatido bien mi combate, he corrido hastala meta, he mantenido la fe. Ahora me aguarda la corona merecida, conla que el Señor, juez justo, me premiará en aquel día; y no sólo a mí,sino a todos los que tienen amor a su venida. El Señor me ayudó y medio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje, de modo que lo oyerantodos los gentiles. Él me libró de la boca del león. El Señor seguirálibrándome de todo mal, me salvará y me llevará a su reino del cielo. Aél la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
- Evangelio: Mateo 16,13-19"Tú eres Pedro, y te daré las llaves del Reino de los cielos"En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo Jesúspreguntó a sus discípulos: "¿Quién dice la gente que es el Hijo delhombre?" Ellos contestaron: "Unos que Juan Bautista, otros que Elías,otros que Jeremías o uno de los profetas." Él les preguntó: "Yvosotros, ¿quién decís que soy yo?" Simón Pedro tomó la palabra y dijo:"Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo." Jesús le respondió:"¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha reveladonadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora tedigo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y elpoder del infierno no la derrotará.. Te daré las llaves del reino delos cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y loque desates en la tierra quedará desatado en el cielo."
Terapia ante la falta de tiempo
Con una mirada atenta seremos capaces de establecer prioridades y de lanzarnos a conquistas concretas
Por: P. Fernando Pascual | Fuente: Catholic.net
La sensación de que falta tiempo nos agobia en muchas ocasiones, a veces durante semanas, meses o incluso años.
Durante el día vemos y sentimos cientos de reclamos. Pensamos hacer esto y lo otro. Deseamos estirar al máximo el tiempo para que quepan deseos y proyectos, unos buenos, otros indiferentes, otros tal vez malos y dañinos para uno mismo y para otros.
Es importante detenernos para ver si existen “grietas” por las que se nos va el tiempo. Esas grietas surgen cuando curiosidades o placeres inmediatos nos apartan de lo importante, de lo urgente, de lo necesario, para atarnos a caprichos que dan pequeños placeres que, a la larga, pueden llevar a grandes desengaños.
Otras veces el problema radica en que hemos acogido una serie de proyectos y compromisos que nos encadenan a asuntos de importancia menor. Si me ato a un blog o a una larga (y hueca) serie televisiva; si siento una extraña “obligación” de leer noticias en la prensa o en Internet; si el correo electrónico se convierte en un instrumento que absorbe horas y horas de la semana...
Es entonces cuando podemos pensar que llega la hora de podar todo aquello que no es necesario y de centrarse en lo que realmente sirve para uno mismo, para los propios familiares y amigos, para los compañeros de trabajo, para la sociedad.
Con una mirada atenta seremos capaces de establecer prioridades y de lanzarnos a conquistas concretas. Entonces veremos cómo disminuye la sensación de que nos falta tiempo, y cómo el pasar de las horas dejará de ser una angustia que nos desespera. Podremos ir a lo esencial y abrirnos a lo importante, a lo que me pide Dios y lo que necesitan los demás seres humanos, a lo que vale para el presente y para el horizonte de lo eterno.
Durante el día vemos y sentimos cientos de reclamos. Pensamos hacer esto y lo otro. Deseamos estirar al máximo el tiempo para que quepan deseos y proyectos, unos buenos, otros indiferentes, otros tal vez malos y dañinos para uno mismo y para otros.
Es importante detenernos para ver si existen “grietas” por las que se nos va el tiempo. Esas grietas surgen cuando curiosidades o placeres inmediatos nos apartan de lo importante, de lo urgente, de lo necesario, para atarnos a caprichos que dan pequeños placeres que, a la larga, pueden llevar a grandes desengaños.
Otras veces el problema radica en que hemos acogido una serie de proyectos y compromisos que nos encadenan a asuntos de importancia menor. Si me ato a un blog o a una larga (y hueca) serie televisiva; si siento una extraña “obligación” de leer noticias en la prensa o en Internet; si el correo electrónico se convierte en un instrumento que absorbe horas y horas de la semana...
Es entonces cuando podemos pensar que llega la hora de podar todo aquello que no es necesario y de centrarse en lo que realmente sirve para uno mismo, para los propios familiares y amigos, para los compañeros de trabajo, para la sociedad.
Con una mirada atenta seremos capaces de establecer prioridades y de lanzarnos a conquistas concretas. Entonces veremos cómo disminuye la sensación de que nos falta tiempo, y cómo el pasar de las horas dejará de ser una angustia que nos desespera. Podremos ir a lo esencial y abrirnos a lo importante, a lo que me pide Dios y lo que necesitan los demás seres humanos, a lo que vale para el presente y para el horizonte de lo eterno.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)