sábado, 14 de marzo de 2015

Evangelio 15 de Marzo de 2015

  • Primera Lectura: II Corintios 36,14-16.19-23
    "La ira y la misericordia del Señor se manifiestan en la deportación y en la liberación del pueblo"
    En aquellos días, todos los jefes de los sacerdotes y el pueblo multiplicaron sus infidelidades, según las costumbres abominables de los gentiles, y mancharon la casa del Señor, que él se había construido en Jerusalén. El Señor, Dios de sus padres, les envió desde el principio avisos por medio de sus mensajeros, porque tenía compasión de su pueblo y de su morada. Pero ellos se burlaron de los mensajeros de Dios, despreciaron sus palabras y se mofaron de sus profetas, hasta que subió la ira del Señor contra su pueblo a tal punto que ya no hubo remedio. Los caldeos incendiaron la casa de Dios y derribaron las murallas de Jerusalén; pegaron fuego a todos sus palacios y destruyeron todos sus objetos preciosos. Y a los que escaparon de la espada los llevaron cautivos a Babilonia, donde fueron esclavos del rey y de sus hijos hasta la llegada del reino de los persas; para que se cumpliera lo que dijo Dios por boca del profeta Jeremías: "Hasta que el país haya pagado sus sábados, descansará todos los días de la desolación, hasta que se cumplan los setenta años." En el año primero de Ciro, rey de Persia, en cumplimiento de la palabra del Señor, por boca de Jeremías, movió el Señor el espíritu de Ciro, rey de Persia, que mandó publicar de palabra y por escrito en todo su reino: "Así habla Ciro, rey de Persia: "El Señor, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra. Él me ha encargado que le edifique una casa en Jerusalén, en Judá. Quien de entre vosotros pertenezca a su pueblo, ¡sea su Dios con él, y suba!""
  • Salmo Responsorial: 136
    "Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti."
    Junto a los canales de Babilonia / nos sentamos a llorar con nostalgia de Sión; / en los sauces de sus orillas / colgábamos nuestras cítaras. R. Allí los que nos deportaron nos invitaban a cantar; / nuestros opresores, a divertirlos: / "Cantadnos un cantar de Sión." R. ¡Cómo cantar un cántico del Señor / en tierra extranjera! / Si me olvido de ti, Jerusalén, / que se me paralice la mano derecha. R. Que se me pegue la lengua al paladar / si no me acuerdo de ti, / si no pongo a Jerusalén / en la cumbre de mis alegrías. R.
  • Segunda Lectura: Efesios 2,4-10
    "Estando muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo"
    Hermanos: Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo -por pura gracia estáis salvados-, nos ha resucitado con Cristo Jesús y nos ha sentado en el cielo con él. Así muestra a las edades futuras la inmensa riqueza de su gracia, su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque estáis salvados por su gracia y mediante la fe. Y no se debe a vosotros, sino que es un don de Dios; y tampoco se debe a las obras, para que nadie pueda presumir. Pues somos obra suya. Nos ha creado en Cristo Jesús, para que nos dediquemos a las buenas obras, que él nos asignó para que las practicásemos.
  • Evangelio: Juan 3,14-21
    "Dios mandó su Hijo al mundo para que el mundo se salve por él"
    En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: "Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. El juicio consiste en esto: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios."

Famosos gays Dolce & Gabbana defienden familia natural y rechazan adopción homosexual

ROMA, 14 Mar. 15 / 07:57 am (ACI).- Domenico Dolce y Stefano Gabbana constituyen una de las parejas homosexuales más famosos del mundo por haber constituido la marca Dolce & Gabbana. Esta semana sorprendieron a todos con una clara defensa de la familia tradicional y con varios claros argumentos para oponerse a la adopción gay y a que parejas como ellos tengan incluso la posibilidad de engendrar hijos in vitro porque, en su opinión, todo niño tiene derecho a tener padre y madre.

En una entrevista concedida a la revista italiana Panorama que recoge el diario español ABC, esta pareja señala que la familia tradicional conformada por papá, mamá y los hijos es una moda que no pasa”.
Estas declaraciones, que les ha costado a ambos diseñadores una gran cantidad de insultos y ataques en las redes sociales, aparecen luego de un desfile que realizaron en la Semana de la Mosa en Milán con modelos embarazadas caminando de la mano con niños, en homenaje a la maternidad.
“La familia no es una moda pasajera. En ella hay un sentido de pertenencia sobrenatural”, explica Stefano Gabbana, italiano nacido en Milán en 1962, que en algún momento de su juventud limpiaba baños en esa ciudad, ayudando a su madre que era portera.
Domenico Dolce, nacido en Palermo en 1958 y que a los siete años cosía pantalones en la sastrería de su padre, afirma por su parte que “nosotros no hemos inventado la familia. La ha convertido en un icono la Sagrada Familia. Y no es cuestión de religión o estado social, no hay vuelta de hoja: tú naces y hay un padre y una madre. O al menos debería ser así”.
Por eso, prosigue, “no me convencen los que yo llamo hijos de la química, niños sintéticos. Úteros en alquiler, semen elegido de un catálogo. Y luego vete a explicar a estos niños quién es la madre. Procrear debe ser un acto de amor. Hoy ni siquiera los psiquiatras están listos para afrontar los efectos de estas experimentaciones”.
Gabbana dice además que “las familias de entonces y las de hoy, las jóvenes modelos son con sus hijos exactamente como lo fueron sus madres, con los mismos miedos y las mismas angustias”.
Al ser preguntado sobre si les gustaría ser padre, Gabbana contesta que “sí, lo haría de inmediato”.
Sobre el tema Stefano Dolce concluye: “soy gay, no puedo tener un hijo. Creo que no se puede tener todo en la vida. Es también bello privarse de algo. La vida tiene un recorrido natural, hay cosas que no se deben modificar. Una de ellas es la familia”.

Evangelio 14 de Marzo de 2015

  • Primera Lectura: Oseas 6,1-6
    "Quiero misericordia, y no sacrificios"
    Vamos a volver al Señor: él, que nos despedazó, nos sanará; él, que nos hirió, nos vendará. En dos días nos sanará; al tercero nos resucitará; y viviremos delante de él. Esforcémonos por conocer al Señor: su amanecer es como la aurora, y su sentencia surge como la luz. Bajará sobre nosotros como lluvia temprana, como lluvia tardía que empapa la tierra. "¿Qué haré de ti, Efraín? ¿Qué haré de ti, Judá? Vuestra piedad es como nube mañanera, como rocío de madrugada que se evapora. Por eso os herí por medio de los profetas, os condené con la palabra de mi boca. Quiero misericordia, y no sacrificios; conocimiento de Dios, más que holocaustos."
  • Salmo Responsorial: 50
    "Quiero misericordia, y no sacrificios."
    Misericordia, Dios mío, por tu bondad, / por tu inmensa compasión borra mi culpa; / lava del todo mi delito, / limpia mi pecado. R. Los sacrificios no te satisfacen: / si te ofreciera un holocausto, no lo querrías. / Mi sacrificio es un espíritu quebrantado; / un corazón quebrantado y humillado, / tú no lo desprecias. R. Señor, por tu bondad, favorece a Sión, / reconstruye las murallas de Jerusalén: / entonces aceptarás los sacrificios rituales, / ofrendas y holocaustos. R.
  • Evangelio: Lucas 18,9-14
    "El publicano bajó a su casa justificado, y el fariseo no"
    En aquel tiempo, a algunos que, teniéndose por justos, se sentían seguros de sí mismos y despreciaban a los demás, dijo Jesús esta parábola: "Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, un publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: "¡Oh Dios!, te doy gracias, porque no soy como los demás: ladrones, injustos, adúlteros; ni como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo." El publicano, en cambio, se quedó atrás y no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo; sólo se golpeaba el pecho, diciendo: "¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador." Os digo que éste bajó a su casa justificado, y aquél no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido."

viernes, 13 de marzo de 2015

Evangelio 13 de Marzo de 2015

  • Primera Lectura: Oseas 14,2-10
    "No volveremos a llamar Dios a la obra de nuestras manos"
    Así dice el Señor: "Israel, conviértete al Señor Dios tuyo, porque tropezaste por tu pecado. Preparad vuestro discurso, volved al Señor y decidle: "Perdona del todo la iniquidad, recibe benévolo el sacrificio de nuestros labios. No nos salvará Asiria, no montaremos a caballo, no volveremos a llamar Dios a la obra de nuestras manos. En ti encuentra piedad el huérfano." Yo curaré sus extravíos, los amaré sin que lo merezcan, mi cólera se apartará de ellos. Seré para Israel como rocío, florecerá como azucena, arraigará como el Líbano. Brotarán sus vástagos, será su esplendor como un olivo, su aroma como el Líbano. Vuelven a descansar a su sombra; harán brotar el trigo, florecerán como la viña; será su fama como la del vino del Líbano. Efraín, ¿qué te importan los ídolos? Yo le respondo y le miro: yo soy como un ciprés frondoso: de mí proceden tus frutos. ¿Quién es el sabio que lo comprenda, el prudente que lo entienda? Rectos son los caminos del Señor: los justos andan por ellos, los pecadores tropiezan en ellos."
  • Salmo Responsorial: 80
    "Yo soy el Señor, Dios tuyo: escucha mi voz."
    Oigo un lenguaje desconocido: / "Retiré sus hombros de la carga, / y sus manos dejaron la espuerta. / Clamaste en la aflicción, y te libré. R. Te respondí oculto entre los truenos, / te puse a prueba junto a la fuente de Meribá. / Escucha, pueblo mío, doy testimonio contra ti; / ¡ojalá me escuchases, Israel! R. No tendrás un dios extraño, / no adorarás un dios extranjero; / yo soy el Señor, Dios tuyo, / que te saqué del país de Egipto. R. ¡Ojalá me escuchase mi pueblo / y caminase Israel por mi camino!: / te alimentaría con flor de harina, / te saciaría con miel silvestre." R.
  • Evangelio: Marcos 12,28b-34
    "El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y lo amarás"
    En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: "¿Qué mandamiento es el primero de todos?" Respondió Jesús: "El primero es: "Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser." El segundo es éste: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." No hay mandamiento mayor que éstos." El escriba replicó: "Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios." Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo: "No estás lejos del reino de Dios." Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

La mortificación

El problema es Dios: se puede sufrir por banalidades, pero no se tolera que se sufra por Él


Por: José Cepero | Fuente: Meridiano Católico




Cuando se tienen las cosas claras es más fácil meditar sobre ellas, pues lo difícil está hecho. Nunca había opinado sobre la mortificación porque no entendía que a Jesús le pudiera ser grato el sufrimiento de sus hijos y a la vez veía en la mortificación una violencia física que me chocaba en la doctrina del Amor. Pero me dejaba matices.

Rumiando sobre el asunto, he llegado a la conclusión de que nada tiene de extraño la mortificación física como complemento de la oración espiritual. De hecho, infligirse dolor físico es una práctica cotidiana en la mayor parte de la población, no ya para acompañar una oración a nuestro Creador, sino para acompañar los objetivos más prosaicos. Por ejemplo, sufren algunos estudiantes cuando recurren a los estimulantes para mantenerse despiertos y poder estudiar más horas para aprobar un examen; también sufren algunos trabajadores que prolongan su jornada laboral para mejorar sus economías; sufren la inclemencia del frío o del calor los que hacen cola para alcanzar una entrada para ver jugar a su equipo o escuchar a sus ídolos de la canción; sufren una barbaridad quienes se someten a intervenciones de cirugía estética, simplemente para mejorar la imagen…

En otro orden de cosas, sufren voluntaria y conscientemente, a veces hasta morir, quienes escalan montañas, quienes navegan por los océanos, quienes practican deportes… en el mejor de los casos, para superarse físicamente a sí mismos: en muchos casos, por la suprema estupidez de ganar una competición o batir un récord.

¿Y con todo ese sufrimiento por motivos tan materiales -físicos o psicológicos - y al fin intrascendentes, alguien puede negar el valor del sufrimiento cuando la causa es ofrecérselo a Dios? Muy al contrario, si el sufrimiento es una parte consustancial a la actividad humana más banal, ¿no lo va a ser con verdadero motivo en la actividad más sublime, que es la oración? Parece que queda diáfano que la oración adquiere su plenitud cuando va acompañada de sufrimiento en función de nuestras posibilidades, que van desde la pequeña renuncia temporal a pequeñas cosas que nos satisfacen, hasta sacrificios mayores.

No nos engañemos. Para esta sociedad el problema no es infligirse dolor, pues hay infelices que pasan hambre por tener un buen coche ¡y eso se justifica!, sino que el problema es Dios. Se puede sufrir por banalidades, pero no se tolera que se sufra por Él.

jueves, 12 de marzo de 2015

Evangelio 12 de Marzo de 2015



  • Primera Lectura: Jeremías 7,23-28
    "Aquí está la gente que no escuchó la voz del Señor, su Dios"
    Así dice el Señor: "Ésta fue la orden que di a vuestros padres: "Escuchad mi voz. Yo seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo; caminad por el camino que os mando, para que os vaya bien." Pero no escucharon ni prestaron oído, caminaban según sus ideas, según la maldad de su corazón obstinado, me daban la espalda y no la frente. Desde que salieron vuestros padres de Egipto hasta hoy les envié a mis siervos, los profetas, un día y otro día; pero no me escucharon ni prestaron oído: endurecieron la cerviz, fueron peores que sus padres. Ya puedes repetirles este discurso, que no te escucharán; ya puedes gritarles, que no te responderán. Les dirás: "Aquí está la gente que no escuchó la voz del Señor, su Dios, y no quiso escarmentar. La sinceridad se ha perdido, se la han arrancado de la boca.""
  • Salmo Responsorial: 94
    "Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: "No endurezcáis vuestro corazón.""
    Venid, aclamemos al Señor, / demos vítores a la Roca que nos salva; / entremos a su presencia dándole gracias, / aclamándolo con cantos. R. Entrad, postrémonos por tierra, / bendiciendo al Señor, creador nuestro. / Porque él es nuestro Dios, / y nosotros su pueblo, / el rebaño que él guía. R. Ojalá escuchéis hoy su voz: / "No endurezcáis el corazón como en Meribá, / como el día de Masá en el desierto; / cuando vuestros padres me pusieron a prueba / y me tentaron, aunque habían visto mis obras." R.
  • Evangelio: Lucas 11,14-23
    "El que no está conmigo está contra mí"
    En aquel tiempo, Jesús estaba echando un demonio que era mudo y, apenas salió el demonio, habló el mudo. La multitud se quedó admirada, pero algunos de ellos dijeron: "Si echa los demonios es por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios." Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo en el cielo. Él, leyendo sus pensamientos, les dijo: "Todo reino en guerra civil va a la ruina y se derrumba casa tras casa. Si también Satanás está en guerra civil, ¿cómo mantendrá su reino? Vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú; y, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros. Pero, si otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte el botín. El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama."

El Evangelio meditado

El que no está conmigo, está contra mí
Cuaresma y Semana Santa
Lucas 11, 14-23. Cuaresma. Es necesario cuidar nuestro corazón, donde habita el Espíritu Santo, para que no se divida con otros intereses..


Por: Aníbal Espino | Fuente: Catholic.net



Del santo Evangelio según san Lucas, 11, 14-23
En aquel tiempo, Jesús expulsó a un demonio, que era mudo. Apenas salió el demonio, habló el mudo y la multitud quedó maravillada. Pero algunos decían: «Este expulsa a los demonios con el poder de Satanás, el príncipe de los demonios». Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal milagrosa.
Pero Jesús, que conocía sus malas intenciones, les dijo: «Todo reino dividido por luchas internas va a la ruina y se derrumba casa por casa. Si Satanás también está dividido contra sí mismo, ¿cómo mantendrá su reino? Ustedes dicen que yo arrojo a los demonios con el poder de Satanás. Entonces, ¿con el poder de quién los arrojan los hijos de ustedes? Por eso, ellos mismos serán sus jueces. Pero si yo arrojo a los demonios con el poder de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el Reino de Dios.
Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros; pero si otro más fuerte lo asalta y lo vence, entonces le quita las armas en que confiaba y después dispone de sus bienes. El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama».


Oración introductoria
Dios mío, tu Reino ha llegado ya hasta nosotros. El poder del enemigo ha acabado y comienza ahora la obra de la evangelización y de la salvación. Señor, permíteme ser participe de ese amor, estar siempre a tu lado y recoger contigo el fruto de tu redención.

Petición
Señor, quiero recoger contigo, quiero estar siempre contigo.

Meditación del Papa Francisco
El diablo tiene paciencia y no deja lo que quiere para sí, es decir, nuestra alma. […] Por eso es necesario cuidar nuestro corazón, donde habita el Espíritu Santo, para que no entren otros espíritus. Cuidar el corazón como se cuida una casa, con llave. Y después vigilar el corazón, como un centinela: Cuántas veces entran los malos pensamientos, las malas intenciones, los celos, las envidias. Entran muchas cosas. Pero ¿quién ha abierto la puerta? ¿Por dónde han entrado? Si yo no me doy cuenta de cuánto entra en mi corazón, se convierte en una plaza, donde todos van y vienen. Un corazón sin intimidad, un corazón donde el Señor no puede hablar y tampoco ser escuchado.
Jesús dice otra cosa allí, que parece un poco rara: 'el que no recoge conmigo, desparrama'. Usa la palabra 'recoge'. Tener un corazón recogido, un corazón sobre el que no sabemos qué sucede, y aquí y allá, se puede hacer la práctica tan antigua de la Iglesia, pero buena: el examen de conciencia. ¿Quién de nosotros, en la noche, antes de terminar la jornada, permanece solo, sola, y se hace la pregunta: ¿qué ha sucedido hoy en mi corazón? ¿Qué ha sucedido? ¿Qué ha pasado a través de mi corazón? Si no lo hacemos, realmente no sabemos vigilar bien ni cuidar bien» (Cf Homilía de S.S. Francisco, 10 de octubre de 2014, en Santa Marta).
Reflexión 
El Señor nos ama tanto que no puede aceptar que estemos lejos de Él, lo quiere todo o nada. Cristo no se conforma con partes de un todo. Él desea nuestra entrega total; lo mejor, lo más bello, lo más grande. Y se lo podemos ofrecer a través de nuestros hermanos. Cuando nos esforzamos en la caridad agradamos mucho al corazón de Jesucristo.

Propósito
Veré todo los acontecimientos del día de hoy como oportunidades que Cristo me da para demostrarle mi amor por Él y por mis hermanos, los hombres.

Diálogo con Cristo
¡Jesús, no quiero desparramar las gracias y dones que tu me has dado! Señor, permíteme recoger contigo. Quiero ayudarte, quiero estar siempre a tu lado trabajando contigo. Tú eres mi alegría y tu misión mi cometido. Dame la gracia, Señor, de nunca cansarme y de siempre ser para ti un siervo bueno y fiel.


Hoy quiero invitar a todos a contemplar el misterio del Corazón divino-humano del Señor Jesús, para beber de la fuente misma del Amor de Dios(Benedicto XVI, 27 de junio de 2010).

miércoles, 11 de marzo de 2015

Evangelio 11 de Marzo de 2015

  • Primera Lectura: Deuteronomio 4,1.5-9
    "Poned por obra los mandatos"
    Moisés habló al pueblo, diciendo: "Ahora, Israel, escucha los mandatos y decretos que yo os mando cumplir. Así viviréis y entraréis a tomar posesión de la tierra que el Señor, Dios de vuestros padres, os va a dar. Mirad, yo os enseño los mandatos y decretos que me mandó el Señor, mi Dios, para que los cumpláis en la tierra donde vais a entrar para tomar posesión de ella. Ponedlos por obra, que ellos son vuestra sabiduría y vuestra inteligencia a los ojos de los pueblos que, cuando tengan noticia de todos ellos, dirán: "Cierto que esta gran nación es un pueblo sabio e inteligente." Y, en efecto, ¿hay alguna nación tan grande que tenga los dioses tan cerca como lo está el Señor Dios de nosotros, siempre que lo invocamos? Y, ¿cuál es la gran nación, cuyos mandatos y decretos sean tan justos como toda esta ley que hoy os doy? Pero, cuidado, guárdate muy bien de olvidar los sucesos que vieron tus ojos, que no se aparten de tu memoria mientras vivas; cuéntaselos a tus hijos y nietos."
  • Salmo Responsorial: 147
    "Glorifica al Señor, Jerusalén."
    Glorifica al Señor, Jerusalén; / alaba a tu Dios, Sión: / que ha reforzado los cerrojos de tus puertas, / y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R. Él envía su mensaje a la tierra, / y su palabra corre veloz; / manda la nieve como lana, / esparce la escarcha como ceniza. R. Anuncia su palabra a Jacob, / sus decretos y mandatos a Israel; / con ninguna nación obró así, / ni les dio a conocer sus mandatos. R.
  • Evangelio: Mateo 5,17-19
    "Quien cumpla y enseñe será grande"
    En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "No creáis que he venido a abolir la Ley y los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley. El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos."

El equilibrio no está de moda

Pareciera que nos han impuesto vivir con angustias, tensos, siempre como explotando


Por: Padre Oscar Pezzarini | Fuente: www.feliceslosninos.org




Hace un tiempo me he puesto a pensar, viendo algunas actitudes de muchas personas, en dónde está el equilibrio, es decir, el que uno sea “equilibrado” en el momento de actuar, de pensar, de hablar. Y me dí cuenta de todo lo que nos cuesta vivir de esa manera. Pareciera que lo que resalta y debe ser así, son los excesos, los gestos muchas veces extravagantes, las conversaciones hasta violentas si se quiere, y como que eso llama más la atención.

Es más, esos son los modelos que muchas veces se nos presentan. O si no bastaría con preguntarnos y observar: ¿Cómo son los “héroes” que se nos presentan? Miremos en la literatura moderna, en el cine, en las historias televisivas, en la música, donde aparecen supuestos “héroes” que se transforman en ídolos, y en casi todos se da una constante: actúan en forma desaforada, violenta, exaltados, con hasta excesos de vitalidad; y en muy pocos casos el “héroe de turno” se muestra como un ser equilibrado, maduro, sólido sicológicamente.

Basta con ver cuáles son los “ídolos” a quienes siguen los jóvenes, donde generalmente nos damos cuenta que muchos de ellos “actúan” de esa manera, y que sin dudas en su vida serán personas más “tranquilas y equilibradas”, y toda esa manera llamativa de actuar no es otra cosa que eso: una “actuación”.

Me pregunto por qué razón nos cuesta tanto seguir y admirar a alguien digamos “moderado”, equilibrado, que habla y no grita y no gesticula de manera exagerada.

¿Cuál será el motivo para que alguien sea admirado, para que triunfe, necesite ser “extravagante”, “raro”?. Parece que sólo pueden triunfar los que actúen de esa manera.

Pienso que quizás confundamos la serenidad con la apatía, el aburguesamiento, y en realidad se puede ser feliz de una manera también calma, y el hecho de ser equilibrado no necesariamente tiene que ver con vivir angustiado ni desalentado.

¿Cuál es la verdadera personalidad, la verdadera madurez? Pareciera que nos han impuesto vivir con angustias, tensos, siempre como “explotando”, pensando que ser “vital” es sinónimo de excesos, de cierta “neurosis”, como si esos fueran los verdaderos “grandes”.

Y la verdad, que para mí son Grandes en serio aquellos que aman el silencio, los que trabajan sin desalentarse, quien tiene paciencia y sabe esperar y no vive en el “ruido” permanente.

Grande e ídolo es quien es capaz de tener un corazón abierto y disponible para los demás, quien no necesita vivir “aturdido”, el que trabaja constante y silenciosamente esforzándose por construir cada día desde su lugar, un mundo mejor.

En fin, el verdaderamente Grande es lo contrario a lo que muchas veces nos muestran quienes quieren ocupar ese lugar de “modelos” para el hombre de hoy.

Padre Oscar Pezzarini
Superior Provincial de la Obra Don Orione en Argentina, Paraguay, Uruguay y México

martes, 10 de marzo de 2015

Evangelio 10 de Marzo de 2015

  • Primera Lectura: Daniel 3,25.34-43
    "Acepta nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde"
    En aquellos días, Azarías se detuvo a orar y, abriendo los labios en medio del fuego, dijo: "Por el honor de tu nombre, no nos desampares para siempre, no rompas tu alianza, no apartes de nosotros tu misericordia. Por Abrahán, tu amigo; por Isaac, tu siervo; por Israel, tu consagrado; a quienes prometiste multiplicar su descendencia como las estrellas del cielo, como la arena de las playas marinas. Pero ahora, Señor, somos el más pequeño de todos los pueblos; hoy estamos humillados por toda la tierra a causa de nuestros pecados. En este momento no tenemos príncipes, ni profetas, ni jefes; ni holocausto, ni sacrificios, ni ofrendas, ni incienso; ni un sitio donde ofrecerte primicias, para alcanzar misericordia. Por eso, acepta nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde, como un holocausto de carneros y toros o una multitud de corderos cebados. Que éste sea hoy nuestro sacrificio, y que sea agradable en tu presencia: porque los que en ti confían no quedan defraudados. Ahora te seguimos de todo corazón, te respetamos y buscamos tu rostro, no nos defraudes, Señor. Trátanos según tu piedad, según tu gran misericordia. Líbranos con tu poder maravilloso y da gloria a tu nombre, Señor."
  • Salmo Responsorial: 24
    "Señor, recuerda tu misericordia."
    Señor, enséñame tus caminos, / instrúyeme en tus sendas: / haz que camine con lealtad; / enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R. Recuerda, Señor, que tu ternura / y tu misericordia son eternas; / acuérdate de mí con misericordia, / por tu bondad, Señor. R. El Señor es bueno y es recto, / y enseña el camino a los pecadores; / hace caminar a los humildes con rectitud, / enseña su camino a los humildes. R.
  • Evangelio: Mateo 18,21-35
    "Si cada cual no perdona de corazón a su hermano, tampoco el Padre os perdonará"
    En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús: "Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?" Jesús le contesta: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo." El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: "Págame lo que me debes." El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré." Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: "¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?" Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano."

Perdona no sólo siete veces, sino setenta veces siete

Cuaresma y Semana Santa
Mateo 18, 21-35. Cuaresma. Te pido, Señor, la gracia de tener un corazón como el tuyo, que sepa amar y perdonar.


Por: Miguel García | Fuente: Catholic.net



Del santo Evangelio según Mateo 18, 21-35
En aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús le preguntó: Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces? Jesús le dijo: No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
Y les propuso esta parábola: el Reino de los Cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. Al empezar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, ordenó el señor que fuese vendido él, su mujer y sus hijos y todo cuanto tenía, y que se le pagase. Entonces el siervo se echó a sus pies, y postrado le decía: "Ten paciencia conmigo, que todo te lo pagaré." Movido a compasión el señor de aquel siervo, le dejó en libertad y le perdonó la deuda. Al salir de allí aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros, que le debía cien denarios; le agarró y, ahogándole, le decía: "Paga lo que debes." Su compañero, cayendo a sus pies, le suplicaba: "Ten paciencia conmigo, que ya te pagaré." Pero él no quiso, sino que fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase lo que debía. Al ver sus compañeros lo ocurrido, se entristecieron mucho, y fueron a contar a su señor todo lo sucedido.
Su señor entonces le mandó llamar y le dijo: "Siervo malvado, yo te perdoné a ti toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, del mismo modo que yo me compadecí de ti?" Y encolerizado su señor, le entregó a los verdugos hasta que pagase todo lo que le debía. Esto mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonáis de corazón cada uno a vuestro hermano.


Oración introductoria
Jesús mío, Tú me has amado tanto que has querido dar tu vida por mí. Tú has amado a cada hombre hasta el punto de morir por nosotros, a través del sacrificio de la cruz. Padre bueno, bendícenos a nosotros, a nuestros padres, a nuestras familias y nuestros amigos. Te ofrezco esta meditación por todos mis parientes, especialmente por aquellos que están más alejados de tu gracia y de tu amor. Por aquellos que están peleados o tienen riñas dentro del hogar. Abre nuestros corazones, para que hagamos siempre lo que tú nos pides y te descubramos en el prójimo, para saber perdonarlo de corazón.

Petición
Señor, que a ejemplo tuyo, perdone al que me ofenda. Que tenga paciencia con aquellos que son más ásperos o que pueden ser un poco duros, que te vea en mis hermanos y en ellos te ame con corazón magnánimo.

Meditación del Papa Francisco
En el Evangelio de hoy, Pedro pregunta al Señor: “Si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?”. Y el Señor le responde: “No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete”. Estas palabras son centrales en el mensaje de reconciliación y de paz de Jesús. Obedientes a su mandamiento, pedimos cada día a nuestro Padre del cielo que nos perdone nuestros pecados “como también nosotros perdonamos a quienes nos ofenden”. Si no estuviésemos dispuestos a hacerlo, ¿cómo podríamos rezar sinceramente por la paz y la reconciliación?
Jesús nos pide que creamos que el perdón es la puerta que conduce a la reconciliación. Diciéndonos que perdonemos a nuestros hermanos sin reservas, nos pide algo totalmente radical, pero también nos da la gracia para hacerlo. Lo que desde un punto de vista humano parece imposible, irrealizable y, quizás, hasta inaceptable, Jesús lo hace posible y fructífero mediante la fuerza infinita de su cruz. La cruz de Cristo revela el poder de Dios que supera toda división, sana cualquier herida y restablece los lazos originarios del amor fraterno.» (Homilía de S.S. Francisco, 18 de agosto de 2014).
Reflexión 
La entrega de Jesucristo en la cruz por nosotros, no puede dejarnos indiferentes. Esforcémonos particularmente por perdonar a nuestro prójimo y sobre todo saber pedir perdón a Dios. Necesito salir de mí mismo; que mi alma vaya cambiando y creciendo en amor a los demás. Que con mi testimonio anime aquellos que están lejos del amor a Dios y que les acerque al sacramento de la confesión.

Propósito
Tendré paciencia y perdonaré a aquél que sea ofensivo conmigo; a ejemplo de Cristo que perdonó a todos los que le crucificaban.

Diálogo con Cristo
Jesús, me alegra tanto saber que Tú siempre estas allí para enseñarme a perdonar y sobre todo que me enseñas tu perdón; cuando yo peco también te estoy condenando y ofendiendo nuevamente, al igual que tus verdugos. Cuando ofendo a mi hermano también te hago daño a ti. Pero a pesar de ser así, me queda el consuelo más grande de mi fe: ¡Dios me ama! Te pido, Señor, la gracia de tener un corazón como el tuyo, que sepa amar y perdonar a pesar de las grandes o pequeñas dificultades de la vida.


"Que la Santa Madre de Dios, que nos indica a su Hijo, nuestro hermano, nos recuerde a los cristianos de todo lugar el deber de amar a nuestro prójimo, de ser constructores de paz y los primeros en perdonar a quien ha pecado contra nosotros, así como nosotros hemos sido perdonados" (Benedicto XVI, 22 de marzo de 2009)

lunes, 9 de marzo de 2015

Evangelio 9 de Marzo de 2015

  • Primera Lectura: II Reyes 5,1-15a
    "Muchos leprosos había en Israel, sin embargo, ninguno de ellos fue curado, más que Naamán, el sirio"
    En aquellos días, Naamán, general del ejército del rey sirio, era un hombre que gozaba de la estima y del favor de su señor, pues por su medio el Señor había dado la victoria a Siria. Era un hombre muy valiente, pero estaba enfermo de lepra. En una incursión, una banda de sirios llevó de Israel a una muchacha, que quedó como criada de la mujer de Naamán, y dijo a su señora: "Ojalá mi señor fuera a ver al profeta de Samaría: él lo libraría de su enfermedad." Naamán fue a informar a su señor: "La muchacha israelita ha dicho esto y esto." El rey de Siria le dijo: "Ven, que te doy una carta para el rey de Israel." Naamán se puso en camino, llevando tres quintales de plata, seis mil monedas de oro y diez trajes. Presentó al rey de Israel la carta, que decía así: "Cuando recibas esta carta, verás que te envío a mi ministro Naamán para que lo libres de su enfermedad." Cuando el rey de Israel leyó la carta, se rasgó las vestiduras, exclamando: "¿Soy yo un dios capaz de dar muerte o vida, para que éste me encargue de librar a un hombre de su enfermedad? Fijaos bien, y veréis cómo está buscando un pretexto contra mí." El profeta Eliseo se enteró de que el rey de Israel se había rasgado las vestiduras y le envió este recado: "¿Por qué te has rasgado las vestiduras? Que venga a mí y verá que hay un profeta en Israel. Naamán llegó con sus caballos y su carroza y se detuvo ante la puerta de Eliseo. Eliseo le mandó uno a decirle: "Ve a bañarte siete veces en el Jordán, y tu carne quedará limpia." Naamán se enfadó y decidió irse, comentando: "Yo me imaginaba que saldría en persona a verme, y que, puesto en pie, invocaría al Señor, su Dios, pasaría la mano sobre la parte enferma y me libraría de mi enfermedad. ¿Es que los ríos de Damasco, el Abana y el Farfar, no valen más que toda el agua de Israel? ¿No puedo bañarme en ellos y quedar limpio?" Dio media vuelta y se marchaba furioso. Pero sus siervos se le acercaron y le dijeron: "Señor, si el profeta te hubiera prescrito algo difícil, lo harías. Cuanto más si lo que te prescribe para quedar limpio es simplemente que te bañes." Entonces Naamán bajó al Jordán y se bañó siete veces, como había ordenado el profeta, y su carne quedó limpia como la de un niño. Volvió con su comitiva y se presentó al profeta, diciendo: "Ahora reconozco que no hay dios en toda la tierra más que el de Israel."
  • Salmo Responsorial: 41
    "Mi alma tiene sed del Dios vivo: ¿cuándo veré el rostro de Dios?"
    Como busca la cierva / corrientes de agua, / así mi alma te busca / a ti, Dios mío. R. Tiene sed de Dios, / del Dios vivo: / ¿cuándo entraré a ver / el rostro de Dios? R. Envía tu luz y tu verdad: / que ellas me guíen / y me conduzcan hasta tu monte santo, / hasta tu morada. R. Que yo me acerque al altar de Dios, / al Dios de mi alegría; / que te dé gracias al son de la cítara, / Dios, Dios mío. R.
  • Evangelio: Lucas 4,24-30
    "Jesús, igual que Elías y Eliseo, no ha sido enviado únicamente a los judíos"
    En aquel tiempo, dijo Jesús al pueblo en la sinagoga de Nazaret: "Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, más que Naamán, el sirio." Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba.

¿Se opone la Iglesia al desarrollo científico?

La Iglesia ha estudiado muchos de los problemas que afectan al mundo, así como los grandes interrogantes de la vida humana


Por: Laureano López | Fuente: Catholic.net




Algunos científicos actuales afirman que la Iglesia Católica se opone al desarrollo científico, pero hay muchos hechos que confiman lo contrario.

Muchos de los grandes avances científicos que hoy disfrutamos son fruto de los estudios que se realizan en las universidades. ¿Dónde surgieron las universidades? Basta dar una ojeada al pasado para descubrir que el comienzo de las primeras universidades del mundo surgió bajo el seno de la Iglesia. En ellas se estudiaba no sólo la filosofía y teología sino muchas de las ciencias como la astronomía y las matemáticas. Más tarde se desarrollarán los centros de estudios superiores en los campos laicos. La Iglesia, desde el inicio, se ha preocupado por el desarrollo científico en todos sus aspectos.

Pocas personas saben que la primera asociación científica del mundo fue promovida por la Iglesia. La Pontificia Academia de las Ciencias fue fundada en 1603 y en el 2003 cumple 400 años. Quizá muchos de nosotros no sabíamos que Galileo Galilei (uno de los más grandes científicos que revolucionaron la ciencia moderna con sus teorías heliocéntricas) fue miembro de esta Academia de las Ciencias. Es más, gracias al apoyo que recibió de ella pudo financiar la mayoría de sus obras científicas. Otro gran ejemplo es el sacerdote católico belga, George Lemaître, que propuso la teoría del Big-Bang (la gran explosión) como una posible explicación del origen temporal del universo. Esta teoría, hoy en día, es examinada con gran interés por los científicos por los recientes descubrimientos acerca de un eco en el universo que podría ser el resulatado de esta gran explosión.

El interés que ha tenido la Iglesia por los avances científicos se ha incrementado de manera notable desde el siglo pasado. La ciencia está, cada vez más, al alcance de más personas y afecta diariamente nuestras vidas. La Iglesia es consciente de ello y ha motivado a buscar el mayor desarrollo científico para mejorar la vida de las personas. No se puede oponer a la ciencia cuando ésta busca la verdad, pues el mismo Cristo nos ha mandado que enseñemos la verdad al mundo entero. De esta necesidad de buscar la verdad surge la Academia de las Ciencias. En ella trabajan conjuntamente científicos de diversas naciones, sin distinciones de raza o religión, con el único requisito de buscar la verdad. La ciencia se presenta como un valor para la humanidad, que enriquece al hombre, cuando busca descubrir la verdad por los medios lícitos y buenos.

La Pontificia Academia de las Ciencias ha afrontado muchos de los problemas que afectan al mundo actual: el origen del universo, el cáncer, el problema del agua, la ecología y el medio ambiente, el uso de los recursos naturales, la energía, el problema del hambre en el mundo y las nuevas técnicas para mejorar el cultivo de la tierra. También ha estudiado los grandes interrogantes de la vida humana: investigaciones sobre el cerebro del hombre, el problema de la muerte y los transplantes de órganos, el genoma humano, etc.

Es interesante ver que los Papas, especialmente desde Benedicto XV hasta Juan Pablo II, han apoyado mucho a la Academia de las ciencias. Le han lanzado el desafío de dirigir, hoy más que nunca, todos sus esfuerzos por crear una ciencia para la paz. La prioridad de una ciencia por la paz se intensifica a partir de los descubrimientos del miembro de la Academia de las Ciencias Max Planck (físico alemán que ha revolucionado la física moderna que recibió el Premio Nobel de física en 1918) sobre la teoría cuántica. Estos estudios se utilizaron para el desarrollo de la energía atómica. Max Plank, amigo del Papa Pío XII, en 1943 mencionaba al Papa los riesgos de la fusión atómica en la utilización de armas nucleares. Poco después se verían los efectos devastadores de una ciencia utilizada para la guerra como en el caso del uso de las bombas atómicas durante la segunda guerra mundial.

La Iglesia en la actualidad sigue promoviendo todos los avances científicos que ayuden a promover la paz y a mejorar la condición de vida de los hombres. La Pontificia Academia de las Ciencias sigue investigando y promoviendo la ciencia en favor del hombre. La Iglesia no está, de ningún modo, en contra de la ciencia que busca la verdad y respeta la dignidad de la persona humana, sino que ve en ella un camino para un mejor desarrollo del hombre y del mundo.