viernes, 4 de febrero de 2011

Evangelio 5 de Enero de 2011

  • Primera Lectura: Hebreos 13, 15-17.20-21
    "No se olviden de practicar la generosidad"

    Hermanos: Ofrezcamos a Dios sin cesar por medio de él un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su nombre.
    No se olviden de hacer el bien y de ayudarse mutuamente, porque en tales sacrificios se complace Dios. Obedezcan a sus dirigentes y pónganse bajo su autoridad, pues tienen que cuidar de ustedes y rendir cuentas a Dios. Procuren que puedan cumplir este deber con alegría y no con lágrimas, pues esto sería perjudicial para ustedes.
    El Dios de la paz, que resucitó a aquél que por la sangre de la alianza eterna vino a ser el gran pastor de las ovejas, nuestro Señor Jesús, los capacite para cumplir su voluntad con toda clase de obras buenas. Que él mismo realice en nosotros lo que le agrada, por medio de Jesucristo, a quien corresponde la gloria por siempre. Amén.

  • Salmo Responsorial: 22
    "El Señor es mi pastor, nada me falta."

    El Señor es mi pastor, nada me falta. En prados de hierba fresca me hace descansar, me conduce junto a aguas tranquilas y renueva mis fuerzas.
    R. El Señor es mi pastor, nada me falta.

    Me guía por la senda del bien, haciendo honor a su nombre. Aunque pase por un valle tenebroso, ningún mal temeré, porque tú estas conmigo; tu vara y tu bastón me dan seguridad.
    R. El Señor es mi pastor, nada me falta.

    Me preparas un banquete para envidia de mis adversarios, perfumas con ungüento mi cabeza y mi copa está llena.
    R. El Señor es mi pastor, nada me falta.

    Tu amor y tu bondad me acompañan todos los días de mi vida; y habitaré por siempre en la casa del Señor.
    R. El Señor es mi pastor, nada me falta.

  • Evangelio: Marcos 6, 30-34
    "Andaban como ovejas sin pastor"

    En aquel tiempo, los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.
    El les dijo: «Vengan conmigo a un lugar solitario, para descansar un poco».
    Porque eran tantos los que iban y venían, que no tenían ni tiempo para comer. Se fueron, pues, en la barca, ellos solos, a un lugar apartado.
    Pero los vieron alejarse y muchos, al reconocerlos, fueron allí por tierra desde todos los pueblos, llegando incluso antes que ellos.
    Al desembarcar, vio Jesús un gran gentío, sintió compasión de ellos, pues eran como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.

Evangelio del domingo: La sal luminosa

Por monseñor Jesús Sanz Montes, ofm, arzobispo de Oviedo

OVIEDO, viernes, 4 de febrero de 2011 (ZENIT.-org).- Publicamos el comentario al Evangelio del próximo domingo, quinto del tiempo ordinario (Mateo 5,13-16), 6 de febrero, redactado por monseñor Jesús Sanz Montes, ofm, arzobispo de Oviedo.

* * *

En los evangelios de los próximos domingos vamos a ir escuchando el comentario que Jesús mismo hará al sermón de las Bienaventuranzas que escuchábamos el domingo pasado. Será Él quien vaya desarrollando lo que significa una vida dichosa, feliz, bienaventurada, según la lógica de su Buena Noticia.

La felicidad cristiana, quiere el Señor que se parezca a la sal: para dar sabor, para evitar la corrupción. La bienaventuranza de los cristianos, su dicha, quiere Jesús que se parezca a la luz: para disipar toda oscuridad y tenebrismo. Y esta es la relación que hay entre el evangelio de este domingo y el del domingo pasado. Ciertamente, que hay muchas cosas desabridas en nuestro mundo que dejan un pésimo sabor, o se corrompen. E igualmente constatamos que en la historia humana, la remota y la actual, hay demasiadas cosas oscuras, apagadas, opacas. No es un drama de éste o aquél país, de ésta o aquélla época, sino un poco el fatal estribillo de todo empeño humano cuando está viciado de egoísmo, de insolidaridad, de aprovechamiento, de cinismo, de injusticia, de mentira, de inhumanidad...

La presencia cristiana en un mundo con tantos rincones desaboridos y oscureci­dos, no es un alarde sabihondo. Los cristianos en tantas ocasiones hemos sido prota­gonistas o al menos cómplices de un mundo tan poco bienaventurado e infeliz. Por eso no es lo que pide el Señor en este evangelio una posición presuntuosa. No pretendemos decir a la gente insípida y apagada: miradnos a los cristianos. Sería arrogante e incluso hipócrita. Nuestra indicación es otra: miradle a Él, mirad a la Luz, acoged la Sal. Es lo que dice Pablo en la 2ª lectura: he venido a vosotros a anunciaros el testimonio de Dios, no el mío, y lo he hecho no con ardid humano sino en la debilidad y el temor en los que se ha manifestado el poder del Espíritu (cfr. 2Cor 2,1-4).

Pero esa Luz y esa Sal que constituyen la Buena Noticia de Jesús, son visibles y audibles cuando se pueden reconocer en la vida de una comunidad cristiana, en la vida de todo cristiano. Ya lo decía Isaías: en ti rom­perá la luz como aurora, y se volverá mediodía la oscuridad cuando partas tu pan con el hambriento y sacies al indigente (cfr. Is 58,8-10). Jesús nos quiere felices, dichosos, bienaventurados, nos quiere con una vida llega de sabor y plena de luminosidad. Una luz que ilumina toda zona oscura, y una sal que produce un gusto de vida nueva. Es decir, una "luz salada" que puesta en el cande­lero de una ciudad elevada hace que el testimonio de Dios sea visible y audible, para que quien nos vea y escuche pueda dar gloria a nuestro Padre del cielo (cfr. Mt 5,16).

Evangelio 4 de Febrero de 2011

  • Primera Lectura: Hebreos 13, 1-8
    "Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre."

    Hermanos: Conserven entre ustedes el amor fraterno y no se olviden de practicar la hospitalidad, ya que por ella, algunos han hospedado ángeles sin saberlo. Acuérdense de los que están presos, como si ustedes mismos estuvieran también con ellos en la cárcel. Piensen en los que son maltratados, pues también ustedes tienen un cuerpo que puede sufrir.
    Que todos tengan gran respeto al matrimonio y lleven una vida conyugal irreprochable, porque a los que cometen fornicación y adulterio, Dios los habrá de juzgar.
    Que no haya entre ustedes avidez de riquezas, sino que cada quien se contente con lo que tiene. Dios ha dicho: Nunca te dejaré ni te abandonaré; por lo tanto, nosotros podemos decir con plena confianza: El Señor cuida de mí, ¿por qué les he de tener miedo a los hombres?
    Acuérdense de sus pastores, que les predicaron la palabra de Dios. Consideren cómo terminaron su vida e imiten su fe. Jesucristo es e mismo ayer, hoy y siempre.

  • Salmo Responsorial: 26
    "El Señor es mi luz y mi salvación."

    El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién voy a tenerle miedo? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién podrá hacerme temblar?
    R. El Señor es mi luz y mi salvación.

    Aunque se lance contra mí un ejército, no temerá mi corazón; aun cuando hagan la guerra contra mí, tendré plena confianza en el Señor.
    R. El Señor es mi luz y mi salvación.

    Porque el Señor me procuró un refugio en Los tiempos aciagos; me esconderá en lo oculto de su tienda y él me pondrá a salvo.
    R. El Señor es mi luz y mi salvación.

    El corazón me dice que te busque y buscándote estoy. No me abandones ni me dejes solo, mi Dios y salvador.
    R. El Señor es mi luz y mi salvación.

  • Evangelio: Marcos 6, 14-29
    "Es Juan, a quien yo le corté la cabeza, y que ha resucitado"

    En aquel tiempo, como la fama de Jesús se había extendido tanto, llegó a oídos del rey Herodes el rumor de que Juan el Bautista era Elías; y otros, que era un profeta comparable a los antiguos.
    Pero Herodes insistía: «Es Juan, a quien yo le corté la cabeza, y que ha resucitado».
    Herodes había mandado apresar a Juan y lo había metido y encadenado en la cárcel.
    Herodes se había casado con Herodías, esposa de su hermano Filipo, y Juan le decía: «No te está permitido tener por mujer a la esposa de tu hermano».
    Por eso Herodes lo mandó encarcelar. Herodías sentía por ello gran rencor contra Juan y quería quitarle la vida; pero no sabía cómo, porque Herodes miraba con respeto a Juan pues sabía que era un hombre recto y santo, y lo tenía custodiado. Cuando lo oía hablar, quedaba desconcertado, pero le gustaba escucharlo.
    La ocasión llegó cuando Herodes dio un banquete a su corte, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea con motivo de su cumpleaños. La hija de Herodías bailó durante la fiesta y su baile les gustó mucho a Herodes y a sus invitados.
    El rey le dijo entonces a la joven: «Pídeme lo que quieras y yo te lo daré». Y le juró varias veces: «Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino».
    Ella fue a preguntarle a su madre: «¿Qué le pido?»
    Su madre le contestó: «La cabeza de Juan el Bautista». Volvió ella inmediatamente junto al rey y le dijo: «Quiero que me des ahora mismo en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista».
    El rey se puso muy triste, pero debido a su juramento y a los convidados no quiso desairar a la joven.
    Y enseguida mandó a un verdugo que trajera la cabeza de Juan. El verdugo fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja, se la entregó a la joven y ella se la entregó a su madre. Al enterarse de esto, los discípulos de Juan fueron a recoger el cadáver y lo sepultaron.

jueves, 3 de febrero de 2011

El Papa propone a santa Teresa de Jesús como “maestra espiritual” hoy

Comienza un breve recorrido por los Doctores de la Iglesia

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 2 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI quiso proponer hoy a la santa española Teresa de Ávila, como ejemplo de vida “fascinante” y “maestra espiritual” para los cristianos hoy.

Comenzó así hoy un recorrido, como él mismo anunció a los peregrinos congregados en el Aula Pablo VI para la audiencia de los miércoles, por la vida de los doctores de la Iglesia, algunos de los cuales ya ha hablado durante su ciclo de teólogos medievales.

Teresa de Ávila, afirmó el Papa, “representa una de las cumbres de la espiritualidad cristiana de todos los tiempos”.

Citando la autobiografía de la santa española (Libro de la Vida), Benedicto XVI recorrió su vida desde los deseos de martirio de su niñez, su adolescencia y juventud llena de distracciones, su conflicto interior en medio de las enfermedades y, finalmente, su conversión y sus experiencias místicas.

“Paralelamente a la maduración de su propia interioridad, la Santa comienza a desarrollar de forma concreta el ideal de reforma de la Orden Carmelita”, explicó el Papa, aludiendo a la importante reforma del Carmelo llevada a cabo por Teresa.

La existencia de Teresa de Ávila, aunque transcurrió en España, subrayó, estuvo “empeñada por toda la Iglesia”, hecho por el cual fue proclamada Doctora de la Iglesia por Pablo VI en 1970.

“Teresa de Jesús no tenía una formación académica, pero siempre atesoró enseñanzas de teólogos, literatos y maestros espirituales. Como escritora, se atuvo siempre a lo que personalmente había vivido o había visto en la experiencia de otros”, explicó el Papa.

Asimismo, aludió a su “amistad espiritual con muchos santos, en particular con san Juan de la Cruz”, así como su aprecio por los Padres de la Iglesia, san Jerónimo, san Gregorio Magno, san Agustín”.

Aparte de la autobiografía, el Papa destacó Camino de Perfección, en el que “propone un intenso programa de vida contemplativa al servicio de la Iglesia, a cuya base están las virtudes evangélicas y la oración”, y su obra mística más conocida, Castillo interior.

En esta última, Teresa “se remite a la estructura de un castillo con siete estancias, como imágenes de la interioridad del hombre”, inspirándose “en la Sagrada Escritura, en particular en el Cantar de los Cantares”.

Entre las enseñanzas de la santa el Papa destaca “el desapego de los bienes o pobreza evangélica (y esto nos concierne a todos); el amor de unos a otros como elemento esencial de la vida comunitaria y social; la humildad como amor a la verdad; la determinación como fruto de la audacia cristiana; la esperanza teologal, que describe como sed de agua viva”.

En las enseñanzas de Teresa están también “las virtudes humanas: afabilidad, veracidad, modestia, cortesía, alegría, cultura”.

“En segundo lugar, santa Teresa propone una profunda sintonía con los grandes personajes bíblicos y la escucha viva de la Palabra de Dios”, así como la oración como algo “esencial”: para la santa, rezar significa “frecuentar con amistad, pues frecuentamos de tu a tu a Aquel que sabemos que nos ama”.

“Otro tema querido a la Santa es la centralidad de la humanidad de Cristo. Para Teresa, de hecho, la vida cristiana es relación personal con Jesús, que culmina en la unión con Él por gracia, por amor y por imitación”, así como “la perfección, como aspiración de toda la vida cristiana y meta final de la misma”.

Por ello, afirmó el Papa a los presentes, “santa Teresa de Jesús es verdadera maestra de vida cristiana para los fieles de todo tiempo. En nuestra sociedad, a menudo carente de valores espirituales, santa Teresa nos enseñan a ser testigos incansables de Dios, de su presencia y de su acción”.

Evangelio 3 de Enero de 2011

  • Primera Lectura: Hebreos 12,18-19.21-24
    "Os habéis acercado al monte Sión, ciudad del Dios vivo"

    Hermanos: Vosotros no os habéis acercado a un monte tangible, a un fuego encendido, a densos nubarrones, a la tormenta, al sonido de la trompeta; ni habéis oído aquella voz que el pueblo, al oírla, pidió que no les siguiera hablando. Y tan terrible era el espectáculo, que Moisés exclamó: "Estoy temblando de miedo".

    Vosotros os habéis acercado al monte Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo, a millares de ángeles en fiesta, a la asamblea de los primogénitos inscritos en el cielo, a Dios, juez de todos, a las almas de los justos que han llegado a su destino y al Mediador de la nueva alianza, Jesús, y a la aspersión purificadora de una sangre que habla mejor que la de Abel.

  • Salmo Responsorial: 47
    "Oh Dios, meditamos tu misericordia en medio de tu templo"

    Grande es el Señor y muy digno de alabanza
    en la ciudad de nuestro Dios,
    su monte santo, altura hermosa,
    alegría de toda la tierra. R.

    El monte Sión, vértice del cielo,
    ciudad del gran rey;
    entre sus palacios,
    Dios descuella como un alcázar. R.

    Lo que habíamos oído lo hemos visto
    en la ciudad del Señor de los ejércitos,
    en la ciudad de nuestro Dios:
    que Dios la ha fundado para siempre. R.

    Oh Dios, meditamos tu misericordia
    en medio de tu templo:
    como tu renombre, oh Dios, tu alabanza
    llega al confín de la tierra;
    tu diestra está llena de justicia. R.

  • Evangelio: Marcos 6,7-13
    "Los fue enviando"

    En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. Y añadió: "Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa." Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Julián Carrón: Juan Pablo II mostró qué significa ser cristianos hoy

¿Quién de nosotros no ha recibido tanto de su vida?”, pregunta el presidente de CL

ROMA, martes 1 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- La Fraternidad de Comunión y Liberación (CL) se muestra particularmente feliz por la próxima beatificación del papa Juan Pablo II, el cual ha enseñado “qué significa ser cristiano hoy”.

Julián Carrón, presidente de la Fraternidad, subraya en una carta fechada el 31 de enero “la conmoción y el entusiasmo” con el que ha sido acogido, por este movimiento, el anuncio de la beatificación del papa Wojtyła.

“Nos unimos a la alegría de toda la Iglesia dando gracias a Dios por el bien que ha supuesto su persona, por su testimonio y su pasión misionera”, afirma. “¿Quién de nosotros no ha recibido muchísimo de su vida?”.

“¡Cuántas personas han recobrado la alegría de ser cristianos viendo su pasión por Cristo, su humanidad que brotaba de la fe y su entusiasmo contagioso! En él hemos reconocido enseguida a un hombre con un temperamento y un acento marcados por la fe, en cuyos discursos y gestos se hacía patente el método que Dios ha elegido para comunicarse: un encuentro humano que hace fascinante y persuasiva la fe”.

Todos, subraya Carrón, son “bien conscientes de la importancia de su pontificado para la vida de la Iglesia y de la humanidad”.

“En un momento particularmente difícil, con una audacia que sólo puede proceder de Dios, volvió a proponer ante todos qué significa ser cristiano hoy en día, ofreciendo a todos las razones de la fe y promoviendo incansablemente las semillas de renovación del cuerpo eclesial sembradas por el Concilio Vaticano II, sin ceder a ninguna de las interpretaciones parciales que querían reducir su alcance en un sentido u otro”.

“Su contribución a la paz en el mundo y a la convivencia entre los hombres pone de manifiesto que una fe vivida integralmente en todas sus dimensiones es decisiva para el bien común”, añade.

Juan Pablo II y CL

Julián Carrón subraya también el estrecho vínculo que unió a Juan Pablo II y Luigi Giussani, fundador de CL, “en virtud de la mirada de fe que compartían hacia toda la realidad y de la pasión por Cristo”.

La enseñanza del papa polaco, observó, “ha sido muy valiosa para comprender y profundizar en nuestro carisma, en las distintas y múltiples ocasiones en las que habló a todos los movimientos, que él calificó como 'primavera del Espíritu', destacando que la dimensión carismática de la Iglesia es 'coesencial' a la institucional”.

“Con una paternidad sorprendente y única, Juan Pablo II abrazó nuestra joven historia reconociendo canónicamente la Fraternidad de Comunión y Liberación, los Memores Domini, la Fraternidad Sacerdotal de losMisioneros de San Carlos Borromeo y las Hermanas de la Caridad de la Asunción, como frutos diversos que han brotado del carisma de don Giussani para el bien de toda la Iglesia”.

“Por tanto, si alguien tiene una enorme deuda de reconocimiento hacia Juan Pablo II, somos precisamente nosotros”, reconoció.

Por este motivo, CL estará presente en la beatificación, prevista para el 1 de mayo. Para poder participar en la ceremonia, los Ejercicios Espirituales de la Fraternidad, que se habían programado del 29 de abril al 1 de mayo en Rímini, terminarán el día anterior, 30 de abril, para permitir a todos acudir a Roma “para unirnos al Papa y a la Iglesia en acción de gracias a Dios, que nos ha dado un testigo tan auténtico de Cristo”.

“Queremos unirnos de corazón a Benedicto XVI, que en su clarividencia ha querido señalar a todo el mundo al beato Juan Pablo II como ejemplo de lo que puede hacer Cristo en un hombre que se deja aferrar por Él”, concluye Carrón.

Evangelio 2 de Enero de 2011

  • Primera Lectura: Malaquías 3, 1-4
    "Entrará en el santuario el Señor, a quien ustedes buscan"

    Esto dice el Señor:
    «He aquí que yo envío mi mensajero a prepararme el camino, y de pronto entrará en su santuario el Señor a quien ustedes buscan, el mensajero de la alianza a quien tanto desean; he aquí que ya viene, dice el Señor todopoderoso.
    ¿Quién podrá soportar el día de su venida? ¿Quién se mantendrá de pie en su presencia? Será como fuego de fundición y como blanqueador de ropa. Se pondrá a refinar la plata. Limpiará a los hijos de Leví y los purificará como el oro y la plata, para que presenten al Señor ofrendas legítimas. Entonces agradarán al Señor las ofrendas de Judá y de Jerusalén, como en los días pasados, como en los años antiguos».

  • Salmo Responsorial: 23
    "El Señor es el rey de la gloria."

    ¡Puertas, levanten sus dinteles, elévense compuertas eternas, para que entre el rey de la gloria!
    R. El Señor es el rey de la gloria.

    ¿Quién es el rey de la gloria? El Señor, héroe poderoso; el Señor, héroe de las batallas.
    R. El Señor es el rey de la gloria.

    ¡Puertas, levanten sus dinteles, elévense compuertas eternas, para que entre el rey de la gloria!
    R. El Señor es el rey de la gloria.

    ¿Quién es el rey de la gloria? El Señor todopoderoso, él es el rey de la gloria.
    R. El Señor es el rey de la gloria.

  • Segunda Lectura: Hebreos 2, 14-18
    "Tenía que asemejarse en todo a sus hermanos"

    Hermanos: Puesto que los hijos tenían en común la carne y la sangre, también Jesús las compartió, para poder destruir con su muerte al que tenía poder para matar, es decir, al diablo, y librar a aquellos a quienes el temor a la muerte tenía esclavizados de por vida.
    Porque ciertamente no ha venido en auxilio de los ángeles, sino en auxilio de la raza de Abrahán. Por eso tenía que ser hecho en todo semejante a sus hermanos, para llegar a ser un sumo sacerdote misericordioso y digno de confianza en las cosas de Dios, capaz de obtener el perdón de los pecados del pueblo.
    Precisamente porque él mismo fue sometido al sufrimiento y a la prueba, puede socorrer ahora a los que están bajo la prueba.

  • Evangelio: Lucas 2, 22-40
    "Mis ojos han visto al Salvador"

    Cuando se cumplieron los días de la purificación prescrita por la ley de Moisés, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, como prescribe la ley del Señor: Todo primogénito varón será consagrado al Señor.
    Ofrecieron también en sacrificio, como dice la ley del Señor, un par de tórtolas o dos pichones.
    Había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, varón justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías enviado por el Señor. Vino, pues, al templo, movido por el Espíritu y, cuando sus padres entraban con el niño Jesús para cumplir lo que mandaba la ley, Simeón lo tomó en sus brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar que tu siervo muera en paz. Mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos, como luz para iluminar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel».
    Su padre y su madre estaban admirados de las cosas que se decían de él. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: «Mira, este niño hará que muchos caigan o se levanten en Israel. Será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón; así quedarán al descubierto las intenciones de muchos».
    Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, que era ya muy anciana. Había estado casada siete años, siendo aún muy joven, y después había permanecido viuda hasta los ochenta y cuatro años. No se apartaba del templo dando culto al Señor día y noche con ayunos y oraciones. Se presentó en aquel momento y se puso a dar gracias a Dios y a hablar del niño a todos los que esperaban la liberación de Israel.
    Cuando cumplieron todas las cosas prescritas por la ley del Señor, regresaron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño crecía y se fortalecía llenándose de sabiduría, y contaba con la gracia de Dios.

lunes, 31 de enero de 2011

Benedicto XVI: “Dios tiene necesidad de cada uno de nosotros”

Al recibir en audiencia a la comunidad del Colegio Pontificio Etíope

CIUDAD DEL VATICANO, lunes 31 de enero de 2011 (ZENIT.org).- “Dios también tiene necesidad de cada uno de nosotros para 'demostrar a los tiempos futuros la inmensa riqueza de su gracia por el amor que nos tiene en Cristo Jesús'”.

El Papa Benedicto XVI lo recordó el pasado sábado, cuando recibió en audiencia en la sala de los Papas del Palacio Apostólico, a la comunidad del Colegio Pontificio Etíope del Vaticano.

En su discurso, el Pontífice recordó a los sacerdotes y a los seminaristas que Cristo “no suprime las cualidades características de la persona; sino que la eleva, la ennoblece y haciéndola suya, la llama a servir a su misterio y a su obra”.

“No obstante el carácter propio de la vocación de cada uno, no estamos separados entre nosotros; estamos en cambio unidos, en comunión en un único organismo espiritual”, añadió.

“Estamos llamados a formar el total de Cristo, una unidad recapitulada en el Señor, vivificada por su Espíritu”. Del mismo modo prosiguió “Cristo es inseparable de la Iglesia, que es su cuerpo”.

“Es en la Iglesia donde Cristo une más a sí mismo a los bautizados y, nutriéndolos con la Santa Comunión, los hace partícipes de su vida gloriosa”.

Ejemplo

El Pontífice quiso detenerse en la “luminosa figura de san Justino De Jacobis”(1800-1860), del que se conmemoró el 150 aniversario de su muerte el pasado 31 de julio. De Jacobis, beatificado por XII el 25 de junio de 1939, fue canonizado por Pablo VI, el 26 de octubre de 1975.

“Enviado a los treinta y ocho años, por el entonces Prefecto de Propaganda Fide, cardenal Franzoni, como misionero a Etiopía, en Tigrai, trabajó primero en Adoua y después en Gouala, donde enseguida pensó en formar a sacerdotes etíopes”, observó el Pontífice. “Con celo por su ministerio trabajó incansablemente para que aquella parte del Pueblo de Dios reencontrase el fervor original de la fe, sembrada primero por el evangelizador san Frumencio”.

En concreto, “intuyó con discernimiento que prestar más atención al contexto cultural sería una manera privilegiada a través de la que la gracia de Dios formaría nuevas generaciones de cristianos”.

“Debéis suscitar en cada persona el amor a Dios y a la Iglesia, siguiendo el ejemplo de san Justino De Jacobis”, dijo el Papa a los sacerdotes y seminaristas del Colegio Etíope.

“Vivid con alegría y dedicación este importante periodo de vuestra formación”, “caminad con decisión por el camino de la santidad”, añadió. “ Sois un signo de esperanza, especialmente para la Iglesia de vuestros países de origen”.

Evangelio 1 de Febrero de 2011

  • Primera Lectura: Hebreos 12, 1-4
    "Corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante"

    Hermanos: Ya que estamos rodeados de tal nube de testigos, liberémonos de todo impedimento y del pecado que continuamente nos asalta, y corramos con perseverancia en la carrera que se abre ante nosotros, fijos los ojos en Jesús, autor y perfeccionador de la fe, el cual, animado por la alegría que le esperaba, soporto sin acobardarse la cruz y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Fíjense, pues, en aquél que soportó en su persona tal contradicción de parte de los pecadores, a fin de que no se dejen vencer por el desaliento.
    Ustedes no han llegado todavía a derramar la sangre en su combate contra el pecado.

  • Salmo Responsorial: 21
    "Alaben al Señor los que lo buscan."

    Cumpliré mis votos en presencia de quienes lo respetan. Comerán los humildes y se saciarán, alabarán al Señor los que lo buscan; viva su corazón por siempre.
    R. Alaben al Señor los que lo buscan.

    Al recordarlo retornará al Señor la tierra entera, todas las naciones se postrarán ante él. Sólo ante él se postrarán los grandes de la tierra, ante él se inclinarán todos los mortales.
    R. Alaben al Señor los que lo buscan.

    Mi descendencia le rendirá culto, hablarán de él a la
    generación venidera, narrarán su salvación a los que nacerán después, diciendo: «Esto lo hizo el Señor».
    R. Alaben al Señor los que lo buscan.

  • Evangelio: Marcos 5, 21-43
    "¡Óyeme, niña, levántate!"

    En aquel tiempo, al regresar Jesús a la otra orilla, se le aglomeró mucha gente mientras él permanecía junto al lago.
    Entonces llegó uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo. Al ver a Jesús, se echó a sus pies y le suplicaba con insistencia, diciendo:
    «Mi niña está agonizando; ven a poner las manos sobre ella para que sane y viva».
    Jesús se fue con él. Mucha gente lo seguía y lo apretujaba. Una mujer que, padecía hemorragias desde hacía doce años, y que había sufrido mucho con los médicos, que había gastado todo lo que tenía sin provecho alguno y más bien había empeorado, oyó hablar de Jesús, se acercó por detrás entre la gente y tocó su manto. Pues se decía: “Si logro tocar aunque sólo sea su manto, quedaré sana”.
    Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias y sintió que había quedado sana. Jesús se dio cuenta en seguida de la fuerza que había salido de él, se dio vuelta en medio de la gente y preguntó:
    «¿Quién ha tocado mi ropa?»
    Sus discípulos le contestaron:
    «Ves que la gente te está apretujando ¿y preguntas quién te ha tocado?»
    Pero él miraba alrededor a ver si descubría a la que lo había hecho. La mujer, entonces, asustada y temblorosa, sabiendo lo que le había pasado, se acercó, se postró ante él y le contó toda la verdad.
    Jesús le dijo:
    «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz; estás liberada de tu mal».
    Todavía estaba hablando cuando llegaron unos de casa del jefe de la sinagoga diciendo:
    «Tu hija ha muerto; no sigas molestando al Maestro».
    Pero Jesús, que oyó la noticia, dijo al jefe de la sinagoga:
    «No temas; basta con que sigas creyendo».
    Y sólo permitió que lo acompañaran Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
    Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y, al ver el tumulto, unos que lloraban y otros que daban grandes gritos, entró y les dijo:
    «¿Por qué este tumulto y estos llantos? La niña no ha muerto; está dormida».
    Pero ellos se burlaban de él. Entonces Jesús echó fuera a todos, tomó consigo al padre de la niña, a la madre y a los que lo acompañaban, y entró adonde estaba la niña. La tomó de la mano y le dijo:
    «Talitha kum» (que significa: Niña, a ti te hablo, levántate).
    La niña se levantó al instante y se puso a caminar, pues tenía doce años.
    Ellos se quedaron totalmente admirados. Y él les mandó con insistencia que nadie se enterara de lo sucedido, y les indicó que dieran de comer a la niña.

domingo, 30 de enero de 2011

Benedicto XVI: Las Bienaventuranzas, un programa de vida

Alocución con motivo del Ángelus

CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 30 de enero de 2011 (ZENIT.org).- Publicamos las palabras que dirigió Benedicto XVI este domingo al rezar la oración mariana del Ángelus junto a los miles de peregrinos congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano.



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Queridos hermanos y hermanas:

En este cuarto domingo del Tiempo Ordinario, el Evangelio presenta el primer gran discurso que el Señor dirige a la gente, sobre las dulces colinas que rodean el Lago de Galilea. "Al ver a la multitud --escribe san Mateo--, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles" (Mt 5, 1-2). Jesús, nuevo Moisés, "asume la 'cátedra' de la montaña" (Jesús de Nazaret, La Esfera de los Libros, 2007) y proclama "bienaventurados" los pobres de espíritu, los afligidos, los misericordiosos, los que tienen hambre de justicia, los limpios de corazón, los perseguidos (Cf. Mt 5, 3-10). No se trata de una nueva ideología, sino de una enseñanza que procede de lo alto y que toca a la condición humana, que el Señor, al encarnarse, quiso asumir para salvarla. Por este motivo, "el sermón de la montaña se dirige a todo el mundo, en el presente y en el futuro... y sólo puede ser comprendido y vivido en el seguimiento de Jesús, caminando con Él" (Jesús de Nazaret). Las Bienaventuranzas son un nuevo programa de vida para liberarse de los falsos valores del mundo y abrirse a los verdaderos bienes presentes y futuros. Cuando Dios consuela, sacia el hambre de justicia, enjuga las lágrimas de los afligidos, significa que, ademas de recompensar a cada uno de manera sensible, abre el Reino de los Cielos. "Las Bienaventuranzas son la transposición de la cruz y de la resurrección en la existencia de los discípulos" (ibídem). Reflejan la vida del Hijo de Dios que se deja perseguir, despreciar hasta la condena a muerte para dar a los hombres la salvación.

Un antiguo eremita afirma: "Las Bienaventuranzas son dones de Dios y tenemos que darle verdaderamente gracias por habérnoslas dado y por las recompensas que se derivan de ellas, es decir, el Reino de los Cielos en el siglo futuro, el consuelo aquí, la plenitud de todo bien y la misericordia de Dios..., cuando uno se ha convertido en imagen de Cristo sobre la tierra" (Pedro de Damasco, en Filocalia, volumen 3, Turín 1985, p. 79). El Evangelio de las Bienaventuranzas se comenta con la historia misma de la Iglesia, la historia de la santidad cristiana, pues --como escribe san Pablo-- "Dios eligió lo que el mundo tiene por necio, para confundir a los sabios; lo que el mundo tiene por débil, para confundir a los fuertes; lo que es vil y despreciable y lo que no vale nada, para aniquilar a lo que vale" (1 Corintios 1, 27-28). Por este motivo, la Iglesia no tiene miedo de la pobreza, el desprecio, la persecución en una sociedad con frecuencia atraída por el bienestar material y por el poder mundano. San Agustín nos recuerda que "lo que ayuda no es sufrir estos males, sino soportarlos por el nombre de Jesús, no sólo con espíritu sereno, sino incluso con alegría" (De sermone Domini in monte, I, 5,13: CCL 35, 13).

Queridos hermanos y hermanas: invoquemos a la Virgen María, la bienaventurada por excelencia, pidiendo la fuerza de buscar al Señor (Cf. Sofonías 2, 3) y de seguirle siempre, con alegría, por el camino de las Bienaventuranzas.



[Tras rezar el Ángelus, el Papa saludó en varios idiomas a los peregrinos. En italiano, comenzó diciendo:]

Se celebra en este domingo la Jornada Mundial de los Enfermos de Lepra, promovida en los años cincuenta del siglo pasado por Raoul Follereau y reconocida oficialmente por la ONU. A pesar de que el número de los enfermos está disminuyendo, por desgracia la lepra todavía golpea a muchas personas en condiciones de grave miseria. A todos los enfermos les aseguro una oración especial, que extiendo también a quienes les asisten y a quienes se comprometen de diferentes maneras por derrotar el mal de Hansen. Saludo en particular a la Asociación Italiana Amigos de Raoul Follereau, que cumple cincuenta años de actividad.

En los próximos días, en varios países del Lejano Oriente, se celebra, con alegría, especialmente en la intimidad de las familias, el año nuevo lunar. A todos esos grandes pueblos les deseo de corazón serenidad y prosperidad.

Hoy se celebra también la Jornada Internacional de Intercesión por la Paz en Tierra Santa. Me uno al patriarca latino de Jerusalén y al custodio de Tierra Santa para invitar a todos a rezar al Señor para que permita la convergencia de las mentes y los corazones en proyectos concretos de paz.

Con alegría dirijo un caluroso saludo a los muchachos y muchachas de la Acción Católica de la diócesis de Roma, dirigidos por el cardenal vicario Agostino Vallini. Queridos muchachos, este año también sois numerosos, al final de vuestra Caravana de la Paz, cuyo lema era "¡Contamos con la paz!". Escuchemos ahora el mensaje que vuestros amigos, que se encuentran a mi lado, nos leerán.

[En español, el Papa dijo: ]

Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española presentes en esta oración mariana, en particular a los fieles de diversas parroquias de las diócesis de Valencia, Cádiz y Jerez de la Frontera. El anuncio de las Bienaventuranzas, que hoy nos presenta la liturgia, es una clara propuesta del Señor para vivir en comunión con Él y alcanzar la auténtica felicidad. Quien acoge con radicalidad este programa de vida, encuentra la fuerza necesaria para colaborar en la edificación del Reino de Dios y ser instrumento de salvación. Feliz domingo.



[Traducción del original italiano realizada por Jesús Colina

Evangelio 31 de Enero de 2011

  • Primera Lectura: Hebreos 11, 32-40
    "Por la fe nuestros antepasados conquistaron reinos, y Dios dispone para nosotros algo mejor"

    Hermanos: ¿Qué más diré? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Baruc, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, que por la fe sometieron reinos, administraron justicia, consiguieron las promesas, cerraron la boca de los leones, apagaron la violencia del fuego, escaparon al filo de la espada, superaron la enfermedad, fueron valientes en la guerra, hicieron huir ejércitos enemigos, y hasta hubo mujeres que recobraron resucitados a sus difuntos.
    Unos perecieron bajo las torturas, rechazando la libertad con la esperanza de una resurrección mejor; otros soportaron burlas y azotes, cadenas y prisiones; fueron apedreados, torturados, aserrados, pasados a cuchillo; llevaron una vida errante, cubiertos de pieles de ovejas y cabras, desprovistos de todo, perseguidos, maltratados.
    Aquellos hombres, de los que el mundo no era digno, andaban errantes por los desiertos, por las montañas, por las cuevas y cavernas de la tierra.
    Y sin embargo, todos ellos, tan acreditados por su fe, no obtuvieron la promesa, porque Dios, con una providencia más misericordiosa para con nosotros, no quiso que llegaran sin nosotros a la perfección final.

  • Salmo Responsorial: 30
    "Quien confía en el Señor, no desespere."

    ¡Qué grande es tu bondad, Señor! Tú la reservas para los que te respetan, y la ejerces en presencia de todos los que se refugian en ti.
    R. Quien confía en el Señor, no desespere.

    Al amparo de tu presencia, los ocultas de las intrigas de los hombres; bajo la tienda los proteges de las lenguas murmuradoras.
    R. Quien confía en el Señor, no desespere.

    Bendito sea el Señor, que me mostró su amor en el momento de peligro.
    R. Quien confía en el Señor, no desespere.

    Yo decía consternado: «Me has echado de tu presencia». Pero tú escuchabas mi voz suplicante cuando te invocaba.
    R. Quién confía en el Señor, no desespere.

    Amen al Señor todos sus fieles, pues el Señor protege a sus leales, pero castiga sin compasión al orgulloso.
    R. Quién confía en el Señor, no desespere.

  • Evangelio: Marcos 5, 1-20
    "Espíritu inmundo, sal de este hombre"

    En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a la otra orilla del lago, a la región de los gerasenos. En cuanto desembarcó Jesús, le salió al encuentro de entre los sepulcros un hombre poseído por un espíritu impuro. Vivía entre los sepulcros y nadie podía sujetarlo ni siquiera con cadenas. Muchas veces lo habían sujetado con argollas y cadenas, pero él había roto las cadenas y destrozado las argollas. Nadie podía dominarlo.
    Continuamente, día y noche, andaba entre los sepulcros y por la montaña, dando gritos e hiriéndose con piedras.
    Al ver a Jesús desde lejos, vino corriendo y se postró ante él, gritando con todas sus fuerzas:
    «¿Qué tengo yo que ver contigo, Jesús, Hijo del Dios altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes».
    Es que Jesús le estaba diciendo:
    «Espíritu impuro, sal de este hombre».
    Entonces le preguntó:
    «¿Cómo te llamas?»
    Le respondió:
    «Legión es mi nombre, porque somos muchos».
    Y le rogaba insistentemente que no los echara de la región.
    Había allí cerca una gran cantidad de cerdos, que estaban buscando alimento al pie de la montaña, y los demonios rogaron a Jesús:
    «Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos».
    Les permitió Jesús y los espíritus impuros salieron para entrar en los cerdos, que se lanzaron al lago desde lo alto del barranco, y los cerdos, que eran unos dos mil, se ahogaron en el lago.
    Los que cuidaban los cerdos huyeron y lo contaron tanto en la ciudad como en los alrededores. La gente fue a ver lo que había sucedido. Llegaron donde estaba Jesús y, al ver que el endemoniado que había tenido la legión estaba sentado, vestido y en su sano juicio, se llenaron de temor. Los testigos les contaron lo ocurrido con el endemoniado y con los cerdos. Entonces comenzaron a suplicarle que se alejara de su territorio.
    Al subir a la barca, el que había estado endemoniado le pedía que lo dejara ir con él. Pero no se lo permitió, sino que le dijo:
    «Vete a tu casa con los tuyos, y cuéntales todo lo que el Señor ha hecho contigo y cómo ha tenido compasión de ti».
    El se fue y comenzó a proclamar por la región de la Decápolis lo que Jesús había hecho con él; y todos se
    quedaban maravillados.

Evangelio 30 de Enero de 2011

  • Primera Lectura: Sofonías 2, 3; 3, 12-13
    "Dejaré en medio de ti un pueblo pobre y humilde"

    Busquen al Señor los humildes, los que cumplen sus mandamientos; busquen la justicia, busquen la humildad; quizá puedan ocultarse el día de la ira del Señor.
    Dejaré en medio de ti un pueblo pobre y humilde, que confiará en el nombre del Señor. El resto de Israel no cometerá maldades, ni dirá mentiras, ni hablará con falsedad; se alimentarán y reposarán sin que nadie los inquiete.

  • Salmo Responsorial: 145
    "Dichosos los pobres de Espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos."

    El Señor siempre es fiel a su palabra, y es quien hace justicia al oprimido; él proporciona pan a los hambrientos y libera al cautivo.
    R. Dichosos los pobres de Espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.

    Abre el Señor lo ojos a los ciegos y alivia al agobiado. Ama el Señor el hombre justo y toma al forastero a su cuidado.
    R. Dichosos los pobres de Espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.

    A la viuda y al huérfano sustenta y trastorna los planes del inicuo. Reina el Señor eternamente, reina tu dios, oh Sión, reina por lo siglos.
    R. Dichosos los pobres de Espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.

  • Segunda Lectura: I Corintios 1, 26-31
    "Dios ha escogido a los débiles del mundo"

    Hermanos: Fíjense en su comunidad, pues no hay entre ustedes muchos sabios según el criterio humano, ni muchos poderosos, ni muchos aristócratas; todo lo contrario, Dios ha elegido lo que el mundo considera necio para humillar a los sabios; ha escogido lo que el mundo considera débil para confundir a los fuertes. Aún más, ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no es nada a los ojos del mundo para aniquilar a quienes creen que son algo, de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor.
    A él deben ustedes su existencia cristiana, ya que Cristo fue hecho por Dios para nosotros sabiduría, justicia, santificación y redención. Y así como dice la Escritura, “el que se gloríe, que se gloríe en el Señor”.

  • Evangelio: Mateo 5, 1-12a
    "La auténtica felicidad"

    En aquel tiempo, al ver tanta gente, Jesús subió a la montaña, se sentó, y se le acercaron sus discípulos. Entonces comenzó a enseñarles con estas palabras:
    «Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.
    Dichosos los afligidos, porque Dios los consolará.
    Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra.
    Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque Dios los saciará.
    Dichosos los misericordiosos, porque Dios tendrá misericordia de ellos.
    Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
    Dichosos los que trabajan por la paz, porque Dios los llamará sus hijos.
    Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos.
    Dichosos ustedes cuando los insulten, y los persigan, y los calumnien de cualquier modo por mi causa. Alégrense y regocíjense, porque su recompensa será grande en los cielos».