jueves, 4 de agosto de 2011

Evangelio 5 de Agosto de 2011

  • Primera Lectura: Deuteronomio 4, 32-40
    "El Señor amó a tus padres y después eligió a sus descendientes"

    En aquellos días, habló Moisés al pueblo y le dijo:
    «Pregunta a los tiempos pasados, investiga desde el día en que Dios creó al hombre sobre la tierra. ¿Hubo jamás, desde un extremo al otro del cielo, una cosa tan grande como ésta? ¿Se oyó algo semejante? ¿Qué pueblo ha oído, sin perecer, que Dios le hable desde el fuego, como tú lo has oído? ¿Hubo algún dios que haya ido a buscarse un pueblo en medio de otro pueblo, a fuerza de pruebas, de milagros y de guerras, con mano fuerte y brazo poderoso? ¿Hubo acaso hechos tan grandes como los que, ante sus propios ojos, hizo por ustedes en Egipto el Señor su Dios?
    A ti te ha concedido ver todo esto, para que reconozcas que el Señor es Dios y que no hay otro fuera de él. Desde el cielo hizo resonar su voz para enseñarte; en la tierra te mostró aquel gran fuego y oíste sus palabras que salían del fuego. él amó a tus padres y después eligió a sus descendientes. Con su gran poder, en persona, te sacó de Egipto. Desposeyó ante ti a pueblos más grandes y fuertes que tú. Te hizo entrar en su tierra y te la dio en herencia, como puedes comprobarlo.
    Reconoce, pues, y graba hoy en tu corazón que el Señor es el Dios del cielo y de la tierra y que no hay otro. Cumple sus leyes y mandamientos, que yo te prescribo hoy, para que seas feliz tú y tu descendencia, y para que vivas muchos años en la tierra, que el Señor, tu Dios, te da para siempre».

  • Salmo Responsorial: 76
    "Recordaré los prodigios del Señor."

    Recuerdo los prodigios del Señor,
    recuerdo tus antiguos portentos,
    medito todas tus obras
    y considero tus maravillas.
    R. Recordaré los prodigios del Señor.

    Dios mío, tus designios son santos.
    ¿Qué dios es tan grande como nuestro Dios?
    Tú, Dios nuestro, hiciste maravillas
    y les mostraste tu poder a los pueblos.
    R. Recordaré los prodigios del Señor.

    Con tu brazo rescataste a tu pueblo,
    a los hijos de Jacob y de José.
    Condujiste a tu pueblo como a un rebaño
    por medio de Moisés y de Aarón.
    R. Recordaré los prodigios del Señor.

  • Evangelio: Mateo 16, 24-28
    "¿Qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?"

    En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
    «El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que tome su cruz y me siga. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí, la encontrará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero, si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar uno a cambio para recobrarla?
    Porque el Hijo del hombre ha de venir rodeado de la gloria de su Padre, en compañía de sus ángeles, y entonces dará a cada uno lo que merecen sus obras.
    Yo les aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán, sin haber visto primero llegar al Hijo del hombre como rey».

miércoles, 3 de agosto de 2011

Evangelio 4 de Agosto de 2011

  • Primera Lectura: Números 20, 1-13
    "Brotó de la roca un agua abundantísima"

    En aquellos días, la comunidad total de los israelitas llegó al desierto de Sin el mes primero, y el pueblo se instaló en Cades. Allí murió María y allí la enterraron. Entonces le faltó agua al pueblo, y amotinándose contra Moisés y Aarón, les dijeron:
    «¡Ojalá hubiéramos muerto en la paz del Señor, como nuestros hermanos! ¿Por qué han traído a la comunidad del Señor a este desierto, para que muramos en él nosotros y nuestro ganado? ¿Por qué nos han sacado de Egipto, para traernos a este horrible sitio, que no se puede cultivar, que no tiene higueras ni viñas ni granados, ni siquiera agua para beber?»
    Moisés y Aarón se apartaron de la comunidad, se dirigieron a la tienda de la Reunión y allí se postraron rostro en tierra. La gloria del Señor se les apareció y el Señor le dijo a Moisés:
    «Coge el bastón; reúne, con tu hermano Aarón, a la comunidad, y en presencia de ellos ordena a la roca que dé agua, y sacarás agua de la roca para darles de beber a ellos y a sus ganados».
    Moisés tomó al bastón, que estaba colocado en la presencia del Señor, como él se lo había ordenado, y con la ayuda de Aarón, convocó a la comunidad delante de la roca y les dijo:
    «Escúchenme, rebeldes: ¿Creen que podemos hacer brotar agua de esta roca para ustedes?»
    Entonces Moisés alzó el brazo y golpeó dos veces la roca con el bastón, y brotó agua tan abundante, que bebió toda la gente y su ganado. El Señor dijo luego a Moisés y a Aarón:
    «Por no haber confiado en mí, por no haber reconocido mi santidad en presencia de los israelitas, no serán ustedes quienes introduzcan a esta comunidad en la tierra que les he prometido».
    Esta es la fuente de Meribá (es decir, de la Discusión), donde los israelitas protestaron contra el Señor y donde él les dio una prueba de su santidad.

  • Salmo Responsorial: 94
    "Señor, que no seamos sordos a tu voz."

    Vengan, lancemos vivas al Señor, aclamemos al Dios que nos salva. Acerquémonos a él, llenos de júbilo, y démosle gracias.
    R. Señor, que no seamos sordos a tu voz.

    Vengan, y puestos de rodillas, adoremos y bendigamos al Señor, que nos hizo, pues él es nuestro Dios y nosotros, su pueblo; él nuestro pastor y nosotros, sus ovejas.
    R. Señor, que no seamos sordos a tu voz.

    Hagámosle caso al Señor, que nos dice: «No endurezcan su corazón, como el día de la rebelión en el desierto, cuando sus padres dudaron de mí, aunque habían visto mis obras».
    R. Señor, que no seamos sordos a tu voz.

  • Evangelio: Mateo 16, 13-23
    "Tú eres Pedro y yo te daré las llaves del Reino de los cielos"

    En aquel tiempo, cuando llegó Jesús a la región de Cesárea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?»
    Ellos le respondieron:
    «Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o uno de los profetas».
    Luego les preguntó:
    «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?»
    Simón Pedro tomó la palabra y le dijo:
    «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo».
    Jesús le dijo:
    «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan!, porque eso no te lo ha revelado ningún mortal, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo». Y les ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías.
    A partir de entonces, comenzó Jesús a anunciar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén para padecer allí mucho por parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que tenía que ser condenado a muerte y resucitar al tercer día. Entonces Pedro se lo llevó aparte y trató de disuadirlo, diciéndole:
    «No lo permita Dios, Señor; eso no te puede suceder a ti».
    Pero Jesús se volvió y le dijo a Pedro:
    «¡Apártate de mí, Satanás, y no intentes hacerme tropezar en mi camino, porque tu modo de pensar no es el de Dios, sino el de los hombres!»

Nuevo atentado terrorista contra iglesia católica en Irak

ROMA, 02 Ago. 11 / 11:54 am (ACI/EWTN Noticias)


Un coche bomba explotó hoy aproximadamente a las 05:00 a.m. (hora local) junto a la iglesia siro-católica de la Sagrada Familia de la ciudad de Kirkuk, en Irak, dejando unos 20 heridos entre cristianos y musulmanes entre los que se encontraban niños y una religiosa.

La policía informó que también se encontraron otras dos bombas cerca a otras dos iglesias que afortunadamente fueron desactivadas a tiempo.

El subjefe de la Policía de Kirkuk, el teniente general Torhan Abdulrahman, indicó a la agencia Reuters que se trata de "un ataque coordinado perpetrado de forma simultánea contra varias iglesias".

En declaraciones a Radio Vaticana, el Arzobispo de Kirkuk, Mons. Louis Sako, explicó que estos hechos coinciden con el inicio del mes del Ramadán que celebran los musulmanes.

"Es un pecado asesinar a personas inocentes aún más durante este mes ¿por qué lo hacen?, ¡no se sabe! Hay otras vías: existen las demandas y derechos de reivindicar, ¡hay otros caminos diferentes a las bombas y a las explosiones!", clamó.

El templo siro-católico de la Sagrada Familia se ubica en una zona muy poblada y pobre al norte de Kirkuk. El Arzobispo señaló que con el estallido de la bomba muchas casas y autos resultaron destruidos.

"He ido a ver la iglesia y a visitar a los heridos al hospital: los heridos son cristianos y musulmanes: Es algo horrible", lamentó el Prelado luego de manifestar su solidaridad a los afectados, algunos de los cuales están en estado grave.

Finalmente el Arzobispo lanzó un llamado de paz: "este es un mes de oración, un mes de ayuno, un mes de conversión… ¡Esperemos que este sea el último acto de violencia!"

Los extremistas musulmanes en Irak tienen como uno de sus blancos principales a los cristianos. El atentado de hoy se suma a una larga lista de ataques sufridos por esta minoría que conforma aproximadamente el 1 por ciento de la población total.

Evangelio 3 de Agosto de 2011

  • Primera Lectura: Números 13, 1-2.25-33; 14, 1.26-29.34-35
    "Despreciaron la tierra prometida"

    En aquellos días, el Señor le habló a Moisés en el desierto de Parán y le dijo:
    «Envía algunos hombres, uno por cada tribu paterna, para que exploren la tierra de Canaán, que le voy a dar a los hijos de Israel».
    Al cabo de cuarenta días volvieron los exploradores, después de recorrer toda aquella tierra. Fueron a presentarse ante Moisés, Aarón y toda la comunidad de los hijos de Israel, en el desierto de Parán, en Cades. Les mostraron los productos del país y les hicieron la siguiente relación:
    «Fuimos al país a donde nos enviaste y de veras mana leche y miel, como puedes ver por estos frutos. Pero el pueblo que habita en el país es poderoso; las ciudades están fortificadas y son muy grandes y hasta hemos visto allí gigantes, descendientes de Anac. Los amalecitas ocupan la región del sur; los hititas, amorreos y yebuseos ocupan la montaña; y los cananeos, la orilla del mar y la ribera del Jordán».
    Caleb, uno de los exploradores, calmó al pueblo, que empezaba a criticar a Moisés y les dijo: «Vayamos y conquistemos el país, porque sin duda podremos apoderarnos de él».
    Pero los demás hombres que habían ido con Caleb, dijeron:
    «No podemos atacar a ese pueblo, porque es más fuerte que nosotros».
    Y empezaron a hablar mal del país que habían explorado, diciendo:
    «El país que hemos recorrido y explorado, no produce lo suficiente ni para sus propios habitantes. Toda la gente que hemos visto allí es muy alta. Hemos visto hasta gigantes, descendientes de Anac; junta a ellos parecíamos saltamontes, y como tales nos veían ellos».
    Al oír esto, toda la comunidad se puso a gritar y se pasó llorando toda la noche. Entonces el Señor les habló a Moisés y Aarón y les dijo:
    «¿Hasta cuándo va a seguir protestando contra mí esta comunidad perversa? He oído las quejas de los hijos de Israel contra mí. Ve y diles:
    “Por mi vida, dice el Señor, voy a hacer con ustedes lo que han pedido que suceda. Por haber hablado mal de mí, morirán en el desierto todos los que fueron registrados en el censo, de veinte años para arriba. Les juro que no entrarán en la tierra que prometí darles, con excepción de Caleb, hijo de Yefuné, y de Josué, hijo de Nun.
    Así como ustedes emplearon cuarenta días en explorar el país, así cargarán con sus pecados cuarenta años por el desierto, a razón de un año por día. Así sabrán lo que significa desobedecerme. Yo, el Señor, he hablado. Esto es lo que haré con esta comunidad perversa, amotinada contra mí. En este desierto van a consumirse y en él van a morirý ».

  • Salmo Responsorial: 105
    "Por tu pueblo, Señor, acuérdate de mí."

    Hemos pecado igual que nuestros padres, cometimos maldades e injusticias. Allá en Egipto, nuestros padres no entendieron, Señor, tus maravillas.
    R. Por tu pueblo, Señor, acuérdate de mí.

    Se olvidaron pronto de tus obras y no se fiaron de tus designios. Su apetito era insaciable en el desierto y te provocaron, Señor, en la estepa.
    R. Por tu pueblo, Señor, acuérdate de mí.

    Se olvidaron del Dios que los salvó y que hizo portentos en Egipto, en la tierra de Cam, mil maravillas, y en las aguas del mar Rojo, sus prodigios.
    R. Por tu pueblo, Señor, acuérdate de mí.

    Por eso hablaba Dios de aniquilarlos; pero Moisés, que era su elegido, se interpuso, a fin de que, en su cólera, no fuera el Señor a destruirlos.
    R. Por tu pueblo, Señor, acuérdate de mí.

  • Evangelio: Mateo 15, 21-28
    "Mujer, ¡qué grande es tu fe!"

    En aquel tiempo, Jesús se retiró a la comarca de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea le salió al encuentro y se puso a gritar:
    «¡Señor, hijo de David, ten compasión de mí! Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio».
    Jesús no le contestó una sola palabra; pero los discípulos se acercaron y le rogaban:
    «Atiéndela, porque viene gritando detrás de nosotros».
    Él les contestó:
    «Yo no he sido enviado, sino a las ovejas descarriadas de la casa de Israel».
    Ella se acercó entonces a Jesús y postrada ante él, le dijo:
    «¡Señor, ayúdame!»
    El le respondió:
    «No está bien quitarles el pan a los hijos para echárselo a los perritos».
    Pero ella replicó:
    «Es cierto, Señor; pero también los perritos se comen las migajas que caen de la mesa de sus amos».
    Entonces Jesús le respondió:
    «Mujer, ¡qué grande es tu fe! Que se cumpla lo que deseas».
    Y en aquel mismo instante quedó curada su hija.

martes, 2 de agosto de 2011

Evangelio 2 de Agosto de 2011

  • Primera Lectura: Números 12, 1-13
    "Moisés no es como los demás profetas. ¿Por qué se han atrevido ustedes a criticarlo?"

    En aquellos días, María y Aarón criticaron a Moisés a causa de la mujer extranjera que había tomado por esposa. Decían:
    «¿Acaso el Señor le ha hablado solamente a Moisés? ¿Acaso no nos ha hablado también a nosotros?»
    Y el Señor los oyó. Moisés era el hombre más humilde de la tierra.
    El Señor les dijo a Moisés, a Aarón y a María:
    «Vayan los tres a la tienda de la Reunión».
    Y fueron los tres. Bajó el Señor en la columna de nube y se quedó a la entrada de la tienda. Llamó a Aarón y a María, y los dos se acercaron. El Señor les dijo:
    «Escuchen mis palabras: Cuando hay un profeta entre ustedes, yo me comunico con él por medio de visiones y de sueños. Pero con Moisés, mi siervo, es muy distinto: él es el siervo más fiel de mi casa; yo hablo con él cara a cara, abiertamente y sin secretos, y él contempla cara a cara al Señor. ¿Por qué, pues, se han atrevido ustedes a criticar a mi siervo, Moisés?»
    Y la ira del Señor se encendió contra ellos. Cuando él se fue y la nube se retiró de encima de la tienda, María estaba leprosa, blanca como la nieve. Aarón se volvió hacía María y vio que estaba leprosa. Entonces Aarón le dijo a Moisés:
    «Perdónanos, señor nuestro, el pecado que neciamente hemos cometido. Que no sea María como quien nace muerta del seno de su madre; mira su carne ya medio consumida por la lepra».
    Entonces Moisés clamó al Señor, diciendo:
    «Señor, ¡cúrala por favor!»

  • Salmo Responsorial: 50
    "Misericordia, Señor, hemos pecado."

    Por tu inmensa compasión y misericordia, Señor, apiádate de mí y olvida mis ofensas.
    Lávame bien de todos mis delitos y purifícame de mis pecados.
    R. Misericordia, Señor, hemos pecado.

    Puesto que reconozco mis culpas, tengo siempre presentes mis pecados. Contra ti solo pequé, Señor, haciendo lo que a tus ojos era malo.
    R. Misericordia, Señor, hemos pecado.

    Es justa tu sentencia y eres justo, Señor, al castigarme. Nací en la iniquidad, y pecador me concibió mi madre.
    R. Misericordia, Señor, hemos pecado.

    Crea en mí, Señor, un corazón puro, un espíritu nuevo para cumplir tus mandamientos.
    No me arrojes, Señor, lejos de ti, ni retires de mí tu santo espíritu.
    Misericordia, Señor, hemos pecado.

  • Evangelio: Mateo 14, 22-36
    "Mándame ir hacia ti andando sobre el agua"

    Después que la gente se hubo saciado, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Y, después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo. Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. De madrugada se les acercó Jesús, andando sobre el agua. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma. Jesús les dijo en seguida: "¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!" Pedro le contestó: "Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua." Él le dijo: "Ven." Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua, acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: "Señor, sálvame." En seguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo: "¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?" En cuanto subieron a la barca, amainó el viento. Los de la barca se postraron ante él, diciendo: "Realmente eres Hijo de Dios."

    Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret. Y los hombres de aquel lugar, apenas le reconocieron, pregonaron la noticia por toda aquella comarca y trajeron donde él a todos los enfermos. Le pedían tocar siquiera la orla de su manto, y cuantos la tocaron quedaron curados.

lunes, 1 de agosto de 2011

El Papa alienta nueva evangelización en América y el mundo

VATICANO, 30 Jul. 11 / 09:27 am (ACI/EWTN Noticias)

El Papa Benedicto XVI alentó hoy la tarea de la nueva evangelización en América y el mundo, para que la fe y el apostolado generen frutos abundantes en el llamado "Continente de la esperanza".

Así lo indicó el Pontífice en su misiva en latín, dada a conocer este sábado 30 de julio, enviada al Cardenal Carlos Amigo Vallejo, Arzobispo Emérito de Sevilla (España), a quien ha nombrado su enviado especial para las celebraciones de los 500 años de la creación de las primeras diócesis de América: Santo Domingo en República Dominicana, y la Vega en Puerto Rico.

Las celebraciones conclusivas de este Año Jubilar se realizarán entre el 7 y el 9 de agosto de 2011.

El Papa escribe en la carta que "obedientes al mandamiento del Señor Jesús, ‘Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación; El que crea y se bautice, se salvará’ se debe emprender una nueva evangelización en todas las ciudades del mundo y recordar los eventos del pasado para el anuncio de la Buena nueva".

En estos eventos, prosigue, "podemos contemplar la abundancia de gracia divina que por siglos ha llamado a tantos hombres para alcanzar la salvación en Cristo".

Según informa Radio Vaticano, el Papa saluda en la carta al Arzobispo de Santo Domingo y Primado de América Latina, Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, y recuerda que las primeras diócesis del continente fueron creadas por voluntad del entonces Papa Julio II en 1611.

Benedicto XVI da gracias a Dios y manifiesta su benevolencia y cercanía espiritual a los pastores y a los fieles, e invocando al Espíritu Santo para que sea estimulada la obra de evangelización, que debe continuar con fervor por intercesión de la Beata Virgen María, "Estrella de la evangelización" y de todos los santos, especialmente aquellos que han anunciado el Evangelio en América.

En la carta también se indica que acompañarán al Cardenal Amigo el Padre Manuel Antonio Ruiz De La Rosa, comprometido en la educación de los sectores más pobres y en la evangelización del arte, así como en la defensa de la vida y de la familia. También se ha distinguido por su trabajo en Haití tras el último devastador terremoto.

El otro acompañante del Cardenal será el Padre Jesús Castro, Párroco de San Juan Bautista de la Salle y Vicario Episcopal para el clero de la Arquidiócesis de Santo Domingo (República Dominicana).

Evangelio 1 de Agosto de 2011

  • Primera Lectura: Números 11, 4b-15
    "Yo solo no puedo cargar con este pueblo"

    En aquellos días, los israelitas se quejaban diciendo:
    «¡Quién nos diera carne para comer! ¡Cómo nos acordamos del pescado, que comíamos gratis en Egipto, y de los pepinos y melones, de los puerros, cebollas y ajos! Pero de tanto ver el maná, ya ni ganas tenemos de comer».
    El maná era como la semilla del cilantro y su aspecto como el de la resina aromática. El pueblo se dispersaba para recogerlo, lo molían en molinos o lo machacaban en el mortero; luego lo cocían en una olla y hacían con él una especie de pan, que sabía como el pan de aceite. Por la noche, cuando caía el rocío sobre el campamento, caía también el maná.
    Moisés oyó cómo se quejaba el pueblo, cada una de las familias, a la entrada de su tienda. Eso provocó la ira del Señor, y Moisés, también muy disgustado, le dijo al Señor:
    «¿Por qué tratas tan mal a tu siervo? ¿En qué te he desagradado para que tenga que cargar con todo este pueblo? ¿Acaso yo lo he concebido o lo he dado a luz para que me digas: “Toma en brazos a este pueblo, como una nodriza a la criatura, y llévalo a la tierra que juré darles a sus padres?” ¿De dónde voy a sacar yo carne para repartírsela a toda la gente, que me dice llorando: “Queremos comer carne?” Yo solo no puedo cargar con todo este pueblo, pues es demasiado pesado para mí. Si me vas a tratar así, por favor, Señor, quítame la vida y no tendré que pasar tantas penas».

  • Salmo Responsorial: 80
    "Aclamemos a Dios, nuestra fortaleza."

    Israel no oyó mi voz, dice el Señor, y mi pueblo no quiso obedecerme. Los entregué, por eso, a sus caprichos y los dejé vivir como quisiesen.
    R. Aclamemos a Dios, nuestra fortaleza.

    ¡Ojalá que mi pueblo me escuchara y cumpliera Israel con mis mandatos! Yo, al punto, humillaría a sus enemigos y sentirían mi mano sus contrarios.
    R. Aclamemos a Dios, nuestra fortaleza.

    Los que aborrecen al Señor tratarían de adularme, pero su suerte quedaría fijada.
    En cambio, Israel comería de lo mejor del trigo y yo lo saciaría con miel silvestre.
    R. Aclamemos a Dios, nuestra fortaleza.

  • Evangelio: Mateo 14,13-21
    "Comieron todos hasta quedar satisfechos"

    En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan el Bautista, se marchó de allí en barca a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Al desembarcar vio Jesús a la muchedumbre, se compadeció de ella y curó a los enfermos. Como ya se hacía tarde, se acercaron sus discípulos a decirle:
    «Estamos en despoblado y empieza a oscurecer. Despide a la gente para que vayan a las aldeas y compren algo de comer».
    Pero Jesús les replicó:
    «No hace falta que vayan; denles ustedes de comer».
    Ellos le replicaron:
    «No tenemos aquí más que cinco panes y dos pescados».
    El les dijo:
    «Tráiganmelos».
    Luego mandó que la gente se recostara en la hierba. Tomó los cinco panes y los dos pescados, alzó la mirada al cielo, pronunció una bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos para que los distribuyeran a la gente. Todos comieron hasta saciarse, y con los pedazos que habían sobrado se llenaron doce canastos. Los que comieron eran unos cinco mil hombres, sin contar a las mujeres y a los niños.