sábado, 19 de septiembre de 2020

Lecturas 19 de Septiembre de 2020

 

Lecturas del día:

    Primera opción

  • Primera lectura

    I Corintios 15:35-37, 42-49
    35 Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitan los muertos? ¿Con qué cuerpo vuelven a la vida?
    36 ¡Necio! Lo que tú siembras no revive si no muere.
    37 Y lo que tú siembras no es el cuerpo que va a brotar, sino un simple grano, de trigo por ejemplo o de alguna otra planta.
    42 Así también en la resurrección de los muertos: se siembra corrupción, resucita incorrupción;
    43 se siembra vileza, resucita gloria; se siembra debilidad, resucita fortaleza;
    44 se siembra un cuerpo natural, resucita un cuerpo espiritual. Pues si hay un cuerpo natural, hay también un cuerpo espiritual.
    45 En efecto, así es como dice la Escritura: Fue hecho el primer hombre, Adán, alma viviente; el último Adán, espíritu que da vida.
    46 Mas no es lo espiritual lo que primero aparece, sino lo natural; luego, lo espiritual.
    47 El primer hombre, salido de la tierra, es terreno; el segundo, viene del cielo.
    48 Como el hombre terreno, así son los hombres terrenos; como el celeste, así serán los celestes.
    49 Y del mismo modo que hemos llevado la imagen del hombre terreno, llevaremos también la imagen del celeste.

  • Salmo responsorial

    Salmo 56:10-14
    10 Entonces retrocederán mis enemigos, el día en que yo clame. Yo sé que Dios está por mí.
    11 En Dios, cuya palabra alabo, en Yahveh, cuya palabra alabo,
    12 en Dios confío y ya no temo, ¿qué puede hacerme un hombre?
    13 A mi cargo, oh Dios, los votos que te hice: sacrificios te ofreceré de acción de gracias,
    14 pues tú salvaste mi alma de la muerte, para que marche ante la faz de Dios, en la luz de los vivos.

  • Evangelio

    Lucas 8:4-15
    4 Habiéndose congregado mucha gente, y viniendo a él de todas las ciudades, dijo en parábola:
    5 «Salió un sembrador a sembrar su simiente; y al sembrar, una parte cayó a lo largo del camino, fue pisada, y las aves del cielo se la comieron;
    6 otra cayó sobre piedra, y después de brotar, se secó, por no tener humedad;
    7 otra cayó en medio de abrojos, y creciendo con ella los abrojos, la ahogaron.
    8 Y otra cayó en tierra buena, y creciendo dio fruto centuplicado.» Dicho esto, exclamó: «El que tenga oídos para oír, que oiga.»
    9 Le preguntaban sus discípulos qué significaba esta parábola,
    10 y él dijo: «A vosotros se os ha dado el conocer los misterios del Reino de Dios; a los demás sólo en parábolas, para que viendo, no vean y, oyendo, no entiendan.
    11 «La parábola quiere decir esto: La simiente es la Palabra de Dios.
    12 Los de a lo largo del camino, son los que han oído; después viene el diablo y se lleva de su corazón la Palabra, no sea que crean y se salven.
    13 Los de sobre piedra son los que, al oír la Palabra, la reciben con alegría; pero éstos no tienen raíz; creen por algún tiempo, pero a la hora de la prueba desisten.
    14 Lo que cayó entre los abrojos, son los que han oído, pero a lo largo de su caminar son ahogados por las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, y no llegan a madurez.
    15 Lo que en buena tierra, son los que, después de haber oído, conservan la Palabra con corazón bueno y recto, y dan fruto con perseverancia.

  • Segunda opción

  • Primera lectura

    Filipenses 2:13-18
    13 pues Dios es quien obra en vosotros el querer y el obrar, como bien le parece.
    14 Hacedlo todo sin murmuraciones ni discusiones
    15 para que seáis irreprochables e inocentes, hijos de Dios sin tacha en medio de una generación tortuosa y perversa, en medio de la cual brilláis como antorchas en el mundo,
    16 presentándole la Palabra de vida para orgullo mío en el Día de Cristo, ya que no habré corrido ni me habré fatigado en vano.
    17 Y aun cuando mi sangre fuera derramada como libación sobre el sacrificio y la ofrenda de vuestra fe, me alegraría y congratularía con vosotros.
    18 De igual manera también vosotros alegraos y congratulaos conmigo.

  • Salmo responsorial

    Salmo 112:1, 4-7, 9
    1 ¡Aleluya! ¡Dichoso el hombre que teme a Yahveh, que en sus mandamientos mucho se complace!
    4 En las tinieblas brilla, como luz de los rectos, tierno, clemente y justo.
    5 Feliz el hombre que se apiada y presta, y arregla rectamente sus asuntos.
    6 No, no será conmovido jamás, en memoria eterna permanece el justo;
    7 no tiene que temer noticias malas, firme es su corazón, en Yahveh confiado.
    9 Con largueza da a los pobres; su justicia por siempre permanece, su frente se levanta con honor.

  • Evangelio

    Juan 15:12-17
    12 Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado.
    13 Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos.
    14 Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.
    15 No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
    16 No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca; de modo que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda.
    17 Lo que os mando es que os améis los unos a los otros.»

viernes, 18 de septiembre de 2020

Lecturas 18 de Septiembre de 2020

 

Lecturas del día:

    Primera opción

  • Primera lectura

    I Corintios 15:12-20
    12 Ahora bien, si se predica que Cristo ha resucitado de entre los muertos ¿cómo andan diciendo algunos entre vosotros que no hay resurrección de los muertos?
    13 Si no hay resurrección de los muertos, tampoco Cristo resucitó.
    14 Y si no resucitó Cristo, vacía es nuestra predicación, vacía también vuestra fe.
    15 Y somos convictos de falsos testigos de Dios porque hemos atestiguado contra Dios que resucitó a Cristo, a quien no resucitó, si es que los muertos no resucitan.
    16 Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó.
    17 Y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana: estáis todavía en vuestros pecados.
    18 Por tanto, también los que durmieron en Cristo perecieron.
    19 Si solamente para esta vida tenemos puesta nuestra esperanza en Cristo, ¡somos los más dignos de compasión de todos los hombres!
    20 ¡Pero no! Cristo resucitó de entre los muertos como primicias de los que durmieron.

  • Salmo responsorial

    Salmo 17:1, 6-8, 15
    1 Oración. De David. Escucha, Yahveh, la justicia, atiende a mi clamor, presta oído a mi plegaria, que no es de labios engañosos.
    6 Yo te llamo, que tú, oh Dios, me respondes, tiende hacia mí tu oído, escucha mis palabras,
    7 haz gala de tus gracias, tú que salvas a los que buscan a tu diestra refugio contra los que atacan.
    8 Guárdame como la pupila de los ojos, escóndeme a la sombra de tus alas
    15 Mas yo, en la justicia, contemplaré tu rostro, al despertar me hartaré de tu imagen.

  • Evangelio

    Lucas 8:1-3
    1 Y sucedió a continuación que iba por ciudades y pueblos, proclamando y anunciando la Buena Nueva del Reino de Dios; le acompañaban los Doce,
    2 y algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios,
    3 Juana, mujer de Cusa, un administrador de Herodes, Susana y otras muchas que les servían con sus bienes.

  • Segunda opción

  • Primera lectura

    I Corintios 12:31; 13:1-10, 13
    31 ¡Aspirad a los carismas superiores! Y aun os voy a mostrar un camino más excelente.
    1 Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo caridad, soy como bronce que suena o címbalo que retiñe.
    2 Aunque tuviera el don de profecía, y conociera todos los misterios y toda la ciencia; aunque tuviera plenitud de fe como para trasladar montañas, si no tengo caridad, nada soy.
    3 Aunque repartiera todos mis bienes, y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo caridad, nada me aprovecha.
    4 La caridad es paciente, es servicial; la caridad no es envidiosa, no es jactanciosa, no se engríe;
    5 es decorosa; no busca su interés; no se irrita; no toma en cuenta el mal;
    6 no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad.
    7 Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta.
    8 La caridad no acaba nunca. Desaparecerán las profecías. Cesarán las lenguas. Desaparecerá la ciencia.
    9 Porque parcial es nuestra ciencia y parcial nuestra profecía.
    10 Cuando vendrá lo perfecto, desaparecerá lo parcial.
    13 Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres. Pero la mayor de todas ellas es la caridad.

  • Salmo responsorial

    Salmo 25:1-5, 8-10
    1 De David A ti, Yahveh, levanto mi alma,
    2 oh Dios mío. En ti confío, ¡no sea confundido, no triunfen de mí mis enemigos!
    3 No hay confusión para el que espera en ti, confusión sólo para el que traiciona sin motivo.
    4 Muéstrame tus caminos, Yahveh, enséñame tus sendas.
    5 Guíame en tu verdad, enséñame, que tú eres el Dios de mi salvación. En ti estoy esperando todo el día,
    8 Bueno y recto es Yahveh; por eso muestra a los pecadores el camino;
    9 conduce en la justicia a los humildes, y a los pobres enseña su sendero.
    10 Todas las sendas de Yahveh son amor y verdad para quien guarda su alianza y sus dictámenes.

  • Evangelio

    Mateo 11:25-30
    25 En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños.
    26 Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito.
    27 Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
    28 «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso.
    29 Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.
    30 Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.»

miércoles, 16 de septiembre de 2020

Lecturas 16 de Septiembre de 2020

 

Lecturas del día:

    Primera opción

  • Primera lectura

    I Corintios 12:31--13:13
    31 ¡Aspirad a los carismas superiores! Y aun os voy a mostrar un camino más excelente.
    1 Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo caridad, soy como bronce que suena o címbalo que retiñe.
    2 Aunque tuviera el don de profecía, y conociera todos los misterios y toda la ciencia; aunque tuviera plenitud de fe como para trasladar montañas, si no tengo caridad, nada soy.
    3 Aunque repartiera todos mis bienes, y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo caridad, nada me aprovecha.
    4 La caridad es paciente, es servicial; la caridad no es envidiosa, no es jactanciosa, no se engríe;
    5 es decorosa; no busca su interés; no se irrita; no toma en cuenta el mal;
    6 no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad.
    7 Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta.
    8 La caridad no acaba nunca. Desaparecerán las profecías. Cesarán las lenguas. Desaparecerá la ciencia.
    9 Porque parcial es nuestra ciencia y parcial nuestra profecía.
    10 Cuando vendrá lo perfecto, desaparecerá lo parcial.
    11 Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño. Al hacerme hombre, dejé todas las cosas de niño.
    12 Ahora vemos en un espejo, en enigma. Entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de un modo parcial, pero entonces conoceré como soy conocido.
    13 Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres. Pero la mayor de todas ellas es la caridad.

  • Salmo responsorial

    Salmo 33:2-5, 12, 22
    2 ¡dad gracias a Yahveh con la cítara, salmodiad para él al arpa de diez cuerdas;
    3 cantadle un cantar nuevo, tocad la mejor música en la aclamación!
    4 Pues recta es la palabra de Yahveh, toda su obra fundada en la verdad;
    5 él ama la justicia y el derecho, del amor de Yahveh está llena la tierra.
    12 ¡Feliz la nación cuyo Dios es Yahveh, el pueblo que se escogió por heredad!
    22 Sea tu amor, Yahveh, sobre nosotros, como está en ti nuestra esperanza.

  • Evangelio

    Lucas 7:31-35
    31 «¿Con quién, pues, compararé a los hombres de esta generacíon? Y ¿a quién se parecen?
    32 Se parecen a los chiquillos que están sentados en la plaza y se gritan unos a otros diciendo: "Os hemos tocado la flauta, y no habéis bailado, os hemos entonando endechas, y no habéis llorado."
    33 «Porque ha venido Juan el Bautista, que no comía pan ni bebía vino, y decís: "Demonio tiene."
    34 Ha venido el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: "Ahí tenéis un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores."
    35 Y la Sabiduría se ha acreditado por todos sus hijos.»

  • Segunda opción

  • Primera lectura

    II Corintios 4:7-15
    7 Pero llevamos este tesoro en recipientes de barro para que aparezca que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no de nosotros.
    8 Atribulados en todo, mas no aplastados; perplejos, mas no desesperados;
    9 perseguidos, mas no abandonados; derribados, mas no aniquilados.
    10 Llevamos siempre en nuestros cuerpos por todas partes el morir de Jesús, a fin de que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo.
    11 Pues, aunque vivimos, nos vemos continuamente entregados a la muerte por causa de Jesús, a fin de que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.
    12 De modo que la muerte actúa en nosotros, mas en vosotros la vida.
    13 Pero teniendo aquel espíritu de fe conforme a lo que está escrito: "Creí, por eso hablé," también nosotros creemos, y por eso hablamos,
    14 sabiendo que quien resucitó al Señor Jesús, también nos resucitará con Jesús y nos presentará ante él juntamente con vosotros.
    15 Y todo esto, para vuestro bien a fin de que cuantos más reciban la gracia, mayor sea el agradecimiento, para gloria de Dios.

  • Salmo responsorial

    Salmo 126:1-6
    1 Canción de las subidas. Cuando Yahveh hizo volver a los cautivos de Sión, como soñando nos quedamos;
    2 entonces se llenó de risa nuestra boca y nuestros labios de gritos de alegría. Entonces se decía entre las naciones: ¡Grandes cosas ha hecho Yahveh con éstos!
    3 ¡Sí, grandes cosas hizo con nosotros Yahveh, el gozo nos colmaba!
    4 ¡Haz volver, Yahveh, a nuestros cautivos como torrentes en el Négueb!
    5 Los que siembran con lágrimas cosechan entre cánticos.
    6 Al ir, va llorando, llevando la semilla; al volver, vuelve cantando trayendo sus gavillas.

  • Evangelio

    Juan 17:11-19
    11 Yo ya no estoy en el mundo, pero ellos sí están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno como nosotros.
    12 Cuando estaba yo con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me habías dado. He velado por ellos y ninguno se ha perdido, salvo el hijo de perdición, para que se cumpliera la Escritura.
    13 Pero ahora voy a ti, y digo estas cosas en el mundo para que tengan en sí mismos mi alegría colmada.
    14 Yo les he dado tu Palabra, y el mundo los ha odiado, porque no son del mundo, como yo no soy del mundo.
    15 No te pido que los retires del mundo, sino que los guardes del Maligno.
    16 Ellos no son del mundo, como yo no soy del mundo.
    17 Santifícalos en la verdad: tu Palabra es verdad.
    18 Como tú me has enviado al mundo, yo también los he enviado al mundo.
    19 Y por ellos me santifico a mí mismo, para que ellos también sean santificados en la verdad.

Lecturas 15 de Septiembre de 2020

 

Lecturas del día:

  • Primera lectura

    Hebreos 5:7-9
    7 El cual, habiendo ofrecido en los días de su vida mortal ruegos y súplicas con poderoso clamor y lágrimas al que podía salvarle de la muerte, fue escuchado por su actitud reverente,
    8 y aun siendo Hijo, con lo que padeció experimentó la obediencia;
    9 y llegado a la perfección, se convirtió en causa de salvación eterna para todos los que le obedecen,

  • Salmo responsorial

    Salmo 31:2-6, 15-16, 20
    2 En ti, Yahveh, me cobijo, ¡oh, no sea confundido jamás! ¡Recóbrame por tu justicia, líbrame,
    3 tiende hacia mí tu oído, date prisa! Sé para mí una roca de refugio, alcázar fuerte que me salve;
    4 pues mi roca eres tú, mi fortaleza, y, por tu nombre, me guías y diriges.
    5 Sácame de la red que me han tendido, que tú eres mi refugio;
    6 en tus manos mi espíritu encomiendo, tú, Yahveh, me rescatas. Dios de verdad,
    15 Mas yo confío en ti, Yahveh, me digo: «¡Tú eres mi Dios!»
    16 Está en tus manos mi destino, líbrame de las manos de mis enemigos y perseguidores;
    20 ¡Qué grande es tu bondad, Yahveh! Tú la reservas para los que te temen, se la brindas a los que a ti se acogen, ante los hijos de Adán.

  • Evangelio

    Juan 19:25-27
    25 Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Clopás, y María Magdalena.
    26 Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.»
    27 Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa.

    O también:

    Lucas 2:33-35
    33 Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él.
    34 Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción -
    35 ¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! - a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.»

lunes, 14 de septiembre de 2020

Lecturas 14 de Septiembre de 2020

 

Lecturas del día:

  • Primera lectura

    Números 21:4-9
    4 Partieron de Hor de la Montaña, camino del mar de Suf, rodeando la tierra de Edom. El pueblo se impacientó por el camino.
    5 Y habló el pueblo contra Dios y contra Moisés: «¿Por qué nos habéis subido de Egipto para morir en el desierto? Pues no tenemos ni pan ni agua, y estamos cansados de ese manjar miserable.»
    6 Envió entonces Yahveh contra el pueblo serpientes abrasadoras, que mordían al pueblo; y murió mucha gente de Israel.
    7 El pueblo fue a decirle a Moisés: «Hemos pecado por haber hablado contra Yahveh y contra ti. Intercede ante Yahveh para que aparte de nosotros las serpientes,» Moisés intercedió por el pueblo.
    8 Y dijo Yahveh a Moisés: «Hazte un Abrasador y ponlo sobre un mástil. Todo el que haya sido mordido y lo mire, vivirá.»
    9 Hizo Moisés una serpiente de bronce y la puso en un mástil. Y si una serpiente mordía a un hombre y éste miraba la serpiente de bronce, quedaba con vida.

  • Salmo responsorial

    Salmo 78:1-2, 34-38
    1 Poema. De Asaf. Escucha mi ley, pueblo mío, tiende tu oído a las palabras de mi boca;
    2 voy a abrir mi boca en parábolas, a evocar los misterios del pasado.
    34 Cuando los mataba, le buscaban, se convertían, se afanaban por él,
    35 y recordaban que Dios era su roca, su redentor, el Dios Altísimo.
    36 Mas le halagaban con su boca, y con su lengua le mentían;
    37 su corazón no era fiel para con él, no tenían fe en su alianza.
    38 El, con todo, enternecido, borraba las culpas y no exterminaba; bien de veces su cólera contuvo y no despertó todo su furor:

  • Segunda lectura

    Filipenses 2:6-11
    6 El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios.
    7 Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre;
    8 y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz.
    9 Por lo cual Dios le exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre.
    10 Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos,
    11 y toda lengua confiese que Cristo Jesús es SENOR para gloria de Dios Padre.

  • Evangelio

    Juan 3:13-17
    13 Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre.
    14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre,
    15 para que todo el que crea tenga por él vida eterna.
    16 Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
    17 Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.

Lecturas 13 de Septiembre de 2020

 

Lecturas del día:

  • Primera lectura

    Eclesiástico 27:30--28:9
    30 Rencor e ira son también abominables, esa es la propiedad del pecador.
    1 El que se venga, sufrirá venganza del Señor, que cuenta exacta llevará de sus pecados.
    2 Perdona a tu prójimo el agravio, y, en cuanto lo pidas, te serán perdonados tus pecados.
    3 Hombre que a hombre guarda ira, ¿cómo del Señor espera curación?
    4 De un hombre como él piedad no tiene, ¡y pide perdón por sus propios pecados!
    5 El, que sólo es carne, guarda rencor, ¿quién obtendrá el perdón de sus pecados?
    6 Acuérdate de las postrimerías, y deja ya de odiar, recuerda la corrupción y la muerte, y sé fiel a los mandamientos.
    7 Recuerda los mandamientos, y no tengas rencor a tu prójimo, recuerda la alianza del Altísimo, y pasa por alto la ofensa.
    8 Absténte de disputas y evitarás el pecado, porque el apasionado atiza las disputas.
    9 El pecador enzarza a los amigos, entre los que están en paz siembra discordia.

  • Salmo responsorial

    Salmo 103:1-4, 9-12
    1 De David. Bendice a Yahveh, alma mía, del fondo de mi ser, su santo nombre,
    2 bendice a Yahveh, alma mía, no olvides sus muchos beneficios.
    3 El, que todas tus culpas perdona, que cura todas tus dolencias,
    4 rescata tu vida de la fosa, te corona de amor y de ternura,
    9 no se querella eternamente ni para siempre guarda su rencor;
    10 no nos trata según nuestros pecados ni nos paga conforme a nuestras culpas.
    11 Como se alzan los cielos por encima de la tierra, así de grande es su amor para quienes le temen;
    12 tan lejos como está el oriente del ocaso aleja él de nosotros nuestras rebeldías.

  • Segunda lectura

    Romanos 14:7-9
    7 Porque ninguno de nosotros vive para sí mismo; como tampoco muere nadie para sí mismo.
    8 Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así que, ya vivamos ya muramos, del Señor somos.
    9 Porque Cristo murió y volvió a la vida para eso, para ser Señor de muertos y vivos.

  • Evangelio

    Mateo 18:21-35
    21 Pedro se acercó entonces y le dijo: «Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces?»
    22 Dícele Jesús: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.»
    23 «Por eso el Reino de los Cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos.
    24 Al empezar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía 10.000 talentos.
    25 Como no tenía con qué pagar, ordenó el señor que fuese vendido él, su mujer y sus hijos y todo cuanto tenía, y que se le pagase.
    26 Entonces el siervo se echó a sus pies, y postrado le decía: "Ten paciencia conmigo, que todo te lo pagaré."
    27 Movido a compasión el señor de aquel siervo, le dejó en libertad y le perdonó la deuda.
    28 Al salir de allí aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros, que le debía cien denarios; le agarró y, ahogándole, le decía: "Paga lo que debes."
    29 Su compañero, cayendo a sus pies, le suplicaba: "Ten paciencia conmigo, que ya te pagaré."
    30 Pero él no quiso, sino que fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase lo que debía.
    31 Al ver sus compañeros lo ocurrido, se entristecieron mucho, y fueron a contar a su señor todo lo sucedido.
    32 Su señor entonces le mandó llamar y le dijo: "Siervo malvado, yo te perdoné a ti toda aquella deuda porque me lo suplicaste.
    33 ¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, del mismo modo que yo me compadecí de ti?"
    34 Y encolerizado su señor, le entregó a los verdugos hasta que pagase todo lo que le debía.
    35 Esto mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonáis de corazón cada uno a vuestro hermano.»