viernes, 17 de septiembre de 2010

Benedicto XVI a los estudiantes católicos: no seáis mediocres, sed santos

LONDRES, viernes 17 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- “ Espero que, entre quienes me escucháis hoy, esté alguno de los futuros santos del siglo XXI”, dijo el Papa Benedicto XVI hoy a cerca de 4.000 estudiantes católicos británicos.

“Cuando os invito a ser santos, os pido que no os conforméis con ser de segunda fila”, afirmó, sino aspirar a un “horizonte mayor”. “No os contentéis con ser mediocres”, les exhortó.

Acompañado por el obispo de Nottingham y presidente de la Comisión Episcopal de Enseñanza, monseñor Malcolm P. McMahon, el Papa presidió, en el campo deportivo del St Mary’s University College la FundaciónJohn Paul II para el Deporte, ante miles de estudiantes y en conexión on line con todas las escuelas católicas británicas.

“No es frecuente que un Papa u otra persona tenga la posibilidad de hablar a la vez a los alumnos de todas las escuelas católicas de Inglaterra, Gales y Escocia”, comenzó su discurso el Papa. “Y como tengo esta oportunidad, hay algo que deseo enormemente deciros. Espero que, entre quienes me escucháis hoy, esté alguno de los futuros santos del siglo XXI”.

“Lo que Dios desea más de cada uno de vosotros es que seáis santos. Él os ama mucho más de lo jamás podríais imaginar y quiere lo mejor para vosotros. Y, sin duda, lo mejor para vosotros es que crezcáis en santidad”, añadió.

“Quizás alguno de vosotros nunca antes pensó esto”, admitió, invitándoles a preguntarse “qué tipo de persona” les gustaría ser de verdad.

“Tener dinero posibilita ser generoso y hacer el bien en el mundo, pero, por sí mismo, no es suficiente para haceros felices. Estar altamente cualificado en determinada actividad o profesión es bueno, pero esto no os llenará de satisfacción a menos que aspiremos a algo más grande aún. Llegar a la fama, no nos hace felices”.

“La felicidad es algo que todos quieren, pero una de las mayores tragedias de este mundo es que muchísima gente jamás la encuentra, porque la busca en los lugares equivocados”, afirmó Benedicto XVI.

Por ello, recordó, “la verdadera felicidad se encuentra en Dios. Necesitamos tener el valor de poner nuestras esperanzas más profundas solamente en Dios, no en el dinero, la carrera, el éxito mundano o en nuestras relaciones personales, sino en Dios. Sólo él puede satisfacer las necesidades más profundas de nuestro corazón”.

El Papa quiso invitar a los jóvenes a “ser amigos de Dios”. “Cuando comenzáis a ser amigos de Dios, todo en la vida empieza a cambiar. A medida que lo vais conociendo mejor, percibís el deseo de reflejar algo de su infinita bondad en vuestra propia vida”.

“Cuando todo esto comience a sucederos, estáis en camino hacia la santidad”, afirmó el Papa.

En este sentido, les invitó a ser “no sólo buenos estudiantes, sino buenos ciudadanos, buenas personas”.

“Recordad siempre que cuando estudiáis una materia, es parte de un horizonte mayor”, añadió.

“No os contentéis con ser mediocres. El mundo necesita buenos científicos, pero una perspectiva científica se vuelve peligrosa si ignora la dimensión religiosa y ética de la vida, de la misma manera que la religión se convierte en limitada si rechaza la legítima contribución de la ciencia en nuestra comprensión del mundo”.

“Necesitamos buenos historiadores, filósofos y economistas, pero si su aportación a la vida humana, dentro de su ámbito particular, se enfoca de manera demasiado reducida, pueden llevarnos por mal camino”, explicó el Papa.

También se dirigió a los alumnos no católicos que estudian en estas escuelas, exhortándoles a “sentirse movidos a la práctica de la virtud” y crecer “en el conocimiento y en la amistad con Dios junto a vuestros compañeros católicos”.

“Sois para ellos un signo que les recuerda ese horizonte mayor, que está fuera de la escuela, y de hecho, es bueno que el respeto y la amistad entre miembros de diversas tradiciones religiosas forme parte de las virtudes que se aprenden en una escuela católica”, concluyó.

El Papa invita a la fidelidad y a no dejarse llevar por las modas

LONDRES, viernes 17 de septiembre de 2010 (ZENIT.org) Benedicto XVI advirtió a los cristianos sobre una mentalidad promovida por “las modas del momento”, diciendo que la fidelidad a la palabra de Dios implica una actitud obediente para comprender más profundamente los designios de Dios.

El Papa hizo este llamado durante la celebración ecuménica que se realizó en la abadía de Westminster. Allí rezaron vísperas con la presencia Arzobispo Rowam Williams, líder de la Comunión Anglicana.

Esta fue la última actividad del segundo día del Papa en Inglaterra, luego de una apretada agenda que incluyó un discurso sobre educación, otro sobre la sociedad civil, el diálogo interreligioso, las relaciones ecuménicas y una reunión formal con el obispo Williams.

Durante las vísperas, el Papa destacó la celebración de los 100 años del movimiento ecuménico moderno, que comenzó con el llamamiento de la Conferencia de Edimburgo a la unidad cristiana. Benedicto XVI dijo que es necesario “dar gracias por los notables progresos realizados en este noble objetivo” y aseguró que “somos conscientes de lo mucho que todavía queda por hacer”.

Señaló que la proclamación cristiana y el testimonio son cada vez más importantes en un mundo marcado no sólo por el individualismo, sino que es también “indiferente o incluso hostil al mensaje cristiano”.

El Papa aseguró que la fidelidad exige obediencia para poder alcanzar “una comprensión más profunda de la voluntad del Señor”, y advirtió que esta obediencia debe estar “libre de conformismo intelectual o acomodación fácil a las modas del momento”.

“Ésta es la palabra de aliento que deseo dejaros esta noche, y lo hago con fidelidad a mi ministerio de Obispo de Roma y Sucesor de San Pedro, encargado de cuidar especialmente de la unidad del rebaño de Cristo”.

Fiel y abierta

El Papa citó el ejemplo de un santo inglés: Beda el Venerabe: “En los albores de una nueva era para la sociedad y la Iglesia, Beda comprendió tanto la importancia de ser fiel a la palabra de Dios transmitida por la tradición apostólica, como la necesidad de apertura creativa a los nuevos desarrollos y exigencias de una adecuación correcta del Evangelio al lenguaje contemporáneo y a la cultura”, dijo.

La nación y el continente, están una vez más “en el umbral de una nueva etapa”, reflexionó el Papa. “Que el ejemplo de San Beda inspire a los cristianos de estas tierras a redescubrir su herencia común, a reforzar lo que tienen en común y a proseguir en el esfuerzo de crecer en la amistad”.

El Papa dijo que la unidad de la Iglesia “jamás puede ser otra cosa que la unidad en la fe apostólica, en la fe confiada a cada nuevo miembro del Cuerpo de Cristo durante el rito del Bautismo”.

“Queridos amigos”, dijo “todos somos conscientes de los retos, las bendiciones, las decepciones y los signos de esperanza que han marcado nuestro camino ecuménico. Esta noche, encomendamos todo esto al Señor, confiando en su providencia y el poder de su gracia”.

Comunicado conjunto tras el encuentro del Papa y el primado anglicano

LONDRES, viernes, 17 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- Publicamos el comunicado conjunto emitido tras el encuentro que mantuvieron este viernes el Papa Benedicto XVI y Su Gracia Rowan Williams, arzobispo de Canterbury, en Lambeth Palace.



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Cincuenta años después del primer encuentro de un Papa y un arzobispo de Canterbury en los tiempos modernos --el del Papa Juan XXIII y el arzobispo Geoffrey Fisher, en diciembre de 1960--, Benedicto XVI ha realizado una fraterna visita al arzobispo Rowan Williams.

En la primera parte de su encuentro ambos han dirigido su palabra a los obispos diocesanos anglicanos y católicos de Inglaterra, Escocia y Gales, en la gran sala de la biblioteca del arzobispo, antes de pasar al encuentro privado.

En su conversación privada, han afrontado muchas cuestiones de mutua preocupación para anglicanos y católicos. Han afirmado la necesidad de proclamar el mensaje evangélico de salvación en Jesucristo, de una manera tanto razonada como convincente en el contexto contemporáneo de profunda transformación cultural y social, y con una vida de santidad y de transparencia de Dios.

Han estado de acuerdo en subrayar la importancia de mejorar las relaciones ecuménicas y de continuar el diálogo teológico ante los nuevos desafíos que se plantean a la unidad tanto desde la comunidad cristiana en su interior, como más allá de ella.

El Santo Padre y el arzobispo reafirmaron la importancia de continuar el diálogo teológico sobre la noción de la Iglesia como comunión, local y universal, y sobre las implicaciones de este concepto para el discernimiento de la enseñanza ética.

Juntos reflexionaron sobre la seriedad y dificultad de la situación de los cristianos en Oriente Medio, e hicieron un llamamiento a todos los cristianos a rezar por sus hermanos y hermanas y a apoyar su continuo testimonio de paz en Tierra Santa. A la luz de sus recientes intervenciones públicas, hablaron también sobre la necesidad de promover un compromiso valiente y generoso en el campo de la justicia y de la paz, especialmente las necesidades de los pobres, apremiando a los líderes internacionales a luchar contra el hambre y las enfermedades.

Tras el encuentro, viajaron juntos al Palacio de Westminster y a la Vigilia de Oración en la Abadía de Westminster.

Evangelio 18 de Septiembre de 2010

  • Primera Lectura: I Corintios 15, 35-37. 42-49
    "Se siembra lo corruptible, resucita incorruptible"

    Hermanos: Alguno preguntará: "¿Y cómo resucitan los muertos? ¿Qué clase de cuerpo traerán?" ¡Necio! Lo que tú siembras no recibe vida si antes no muere. Y, al sembrar, no siembras lo mismo que va a brotar después, sino un simple grano, de trigo, por ejemplo, o de otra planta. Igual pasa en la resurrección de los muertos: se siembra lo corruptible, resucita incorruptible; se siembra lo miserable, resucita glorioso; se siembra lo débil, resucita fuerte; se siembra un cuerpo animal, resucita cuerpo espiritual. Si hay cuerpo animal, lo hay también espiritual. En efecto, así es como dice la Escritura: "El primer hombre, Adán, fue un ser animado."

    El último Adán, un espíritu que da vida. No es primero lo espiritual, sino lo animal. Lo espiritual viene después. El primer hombre, hecho de tierra, era terreno; el segundo hombre es del cielo. Pues igual que el terreno son los hombres terrenos; igual que el celestial son los hombres celestiales. Nosotros, que somos imagen del hombre terreno, seremos también imagen del hombre celestial.

  • Salmo Responsorial: 55
    "Caminaré en presencia de Dios a la luz de la vida."

    Que retrocedan mis enemigos cuando te invoco, / y así sabré que eres mi Dios. R.

    En Dios, cuya promesa alabo, / en el Señor, cuya promesa alabo, / en Dios confío y no temo; / ¿qué podrá hacerme un hombre? R.

    Te debo, Dios mío, los votos que hice, / los cumpliré con acción de gracias; / porque libraste mi alma de la muerte, / mis pies de la caída; / para que camine en presencia de Dios / a la luz de la vida. R.

  • Evangelio: Lucas 8, 4-15
    "Los de la tierra buena son los que escuchan la palabra, la guardan y dan fruto perseverando"

    En aquel tiempo se le juntaba a Jesús mucha gente y, al pasar por los pueblos, otros se iban añadiendo. Entonces les dijo esta parábola: "Salió el sembrador a sembrar su semilla. Al sembrarla, algo cayó al borde del camino, lo pisaron, y los pájaros se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, y, al crecer, se secó por falta de humedad. Otro poco cayó entre zarzas, y las zarzas, creciendo al mismo tiempo, lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena, y, al crecer, dio fruto el ciento por uno". Dicho esto, exclamó: "El que tenga oídos para oír, que oiga". Entonces le preguntaron los discípulos: "¿Qué significa esa parábola?" El les respondió: "A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del Reino de Dios; a los demás, sólo en parábolas, para que viendo no vean y oyendo no entiendan.

    El sentido de la parábola es éste: La semilla es la palabra de Dios. Los del borde del camino son los que escuchan, pero luego viene el diablo y se lleva la palabra de sus corazones, para que no crean y se salven. Los del terreno pedregoso son los que, al escucharla, reciben la palabra con alegría, pero no tienen raíz; son los que por algún tiempo creen, pero en el momento de la prueba fallan. Lo que cayó entre zarzas son los que escuchan, pero con los afanes y riquezas y placeres de la vida se van ahogando y no maduran. Lo de la tierra buena son los que con un corazón noble y generoso escuchan la palabra, la guardan y dan fruto perseverando".

Evangelio 17 de Septiembre de 2010

  • Primera Lectura: I Corintios 15, 12-20
    "Si Cristo no ha resucitado, vuestra fe no tiene sentido"

    Hermanos: Si anunciamos que Cristo resucitó de entre los muertos, ¿cómo es que dice alguno de vosotros que lo muertos no resucitan?

    Si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y, si Cristo no ha resucitado, nuestra predicación carece de sentido y vuestra fe lo mismo.

    Además, como testigos de Dios, resultamos unos embusteros, porque en nuestro testimonio le atribuimos falsamente haber resucitado a Cristo, cosa que no ha hecho, si es verdad que los muertos no resucitan.

    Porque, si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y, si Cristo no ha resucitado, vuestra fe no tiene sentido, seguís con vuestros pecados; y los que murieron con Cristo se han perdido.

    Si nuestra esperanza en Cristo acaba con esta vida, somos los hombres más desgraciados.

    ¡Pero no! Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos.

  • Salmo Responsorial: 16
    "Al despertar me saciaré de tu semblante, Señor."

    Señor, escucha mi apelación, / atiende a mis clamores, / presta oído a mi súplica, / que en mis labios no hay engaño. R.

    Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío; / inclina el oído y escucha mis palabras. / Muestra las maravillas de tu misericordia, / tú que salvas de los adversarios / a quien se refugia a tu derecha. R.

    Guárdame como a las niñas de tus ojos, / a la sombra de tus alas escóndeme. / Pero yo con mi apelación vengo a tu presencia, / y al despertar me saciaré e tu semblante. R.

  • Evangelio: Lucas 8, 1-3
    "Algunas mujeres acompañaban a Jesús y le ayudaban con sus bienes"

    En aquel tiempo, Jesús iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, predicando el Evangelio del reino de Dios; lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que él había curado de malos espíritus y enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, intendente de Herodes; Susana y otras muchas que le ayudaban con sus bienes.

Evangelio 16 de Septiembre de 2010

  • Primera Lectura: I Corintios 15, 1-11
    "Esto es lo que predicamos; esto es lo que habéis creído"

    Os recuerdo, hermanos, el Evangelio que os proclamé y que vosotros aceptasteis, y en el que estáis fundados, y que os está salvando, si es que conserváis el Evangelio que os proclamé; de lo contrario, se ha malogrado vuestra adhesión a la fe.

    Porque lo primero que yo os transmití, tal como lo había recibido, fue esto: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se le apareció a Cefas y más tarde a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos juntos, la mayoría de los cuales viven todavía, otros han muerto; después se le apareció a Santiago, después a todos los apóstoles; por último, como a un aborto, se me apareció también a mí.

    Porque yo soy el menor de los apóstoles y no soy digno de llamarme apóstol, porque he perseguido a la Iglesia de Dios.

    Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia no se ha frustrado en mí. Antes bien, he trabajado más que todos ellos. Aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios conmigo. Pues bien; tanto ellos como yo esto es lo que predicamos; esto es lo que habéis creído.

  • Salmo Responsorial: 117
    "Dad gracias al Señor porque es bueno."

    Dad gracias al Señor porque es bueno, / porque es eterna su misericordia. / Diga la casa de Israel: / eterna es su misericordia. R.

    "La diestra del Señor es poderosa, / la diestra del Señor es excelsa." / No he de morir, viviré / para contar las hazañas del Señor. R.

    Tú eres mi Dios, te doy gracias; / Dios mío, yo te ensalzo. R.

  • Evangelio: Lucas 7, 36-50
    "Sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor"

    En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él. Jesús, entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. Y una mujer de la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino con un frasco de perfume y, colocándose detrás, junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos y se los ungía con el perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo: "Si éste fuera profeta, sabría quién es esta mujer que lo está tocando y lo que es: una pecadora". Jesús tomó la palabra y le dijo: "Simón, tengo algo que decirte". El respondió: "Dímelo, maestro". Jesús le dijo: "Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más?". Simón contestó: "Supongo que aquel a quien le perdonó más". Jesús le dijo: "Has juzgado rectamente".

    Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón: "¿Ves a esta mujer? Cuando yo entré en tu casa, no me pusiste agua para los pies; ella, en cambio, me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con su pelo. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo: sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor, pero al que poco se le perdona, poco ama". Y a ella le dijo: "Tus pecados están perdonados". Los demás convidados empezaron a decir entre sí: "¿Quién es esté, que hasta perdona pecados?" Pero Jesús dijo a la mujer: "Tu fe te ha salvado, vete en paz".

martes, 14 de septiembre de 2010

Evangelio 15 de Septiembre de 2010

  • Primera Lectura: Hebreos 5, 7-9
    "Aprendió a obedecer y se ha convertido en autor de salvación eterna"

    Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado. Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna.

  • Salmo Responsorial: 30
    "Sálvame, Señor, por tu misericordia"

    A ti, Señor, me acojo: / no quede yo nunca defraudado; / tú, que eres justo, ponme a salvo, / inclina tu oído hacia mí. R. Ven aprisa a librarme, / sé la roca de mi refugio, / un baluarte donde me salve, / tú que eres mi roca y mi baluarte; / por tu nombre dirígeme y guíame. R. Sácame de la red que me han tendido, / porque tú eres mi amparo. / A tus manos encomiendo mi espíritu: / tú, el Dios leal, me librarás. R. Pero yo confío en ti, Señor, / te digo: "Tú eres mi Dios." / En tus manos están mis azares: / líbrame de los enemigos que me persiguen. R. Qué bondad tan grande, Señor, / reservas para tus fieles, / y concedes a los que a ti se acogen / a la vista de todos. R.

  • Evangelio: Juan 19,25-27
    "Triste contemplaba y dolorosa miraba del Hijo amado la pena"

    En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: "Mujer, ahí tienes a tu hijo." Luego, dijo al discípulo: "Ahí tienes a tu madre." Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.

Evangelio 14 de Evangelio 2010

  • Primera Lectura: Números 21,4b-9
    "Miraban a la serpiente de bronce y quedaban curados"

    En aquellos días, el pueblo estaba extenuado del camino, y habló contra Dios y contra Moisés: "¿Por qué nos has sacado de Egipto para morir en el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y nos da náusea ese pan sin cuerpo." El Señor envió contra el pueblo serpientes venenosas, que los mordían, y murieron muchos israelitas. Entonces el pueblo acudió a Moisés, diciendo: "Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti; reza al Señor para que aparte de nosotros las serpientes." Moisés rezó al Señor por el pueblo, y el Señor le respondió: "Haz una serpiente venenosa y colócala en un estandarte: los mordidos de serpiente quedarán sanos al mirarla." Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a uno, él miraba a la serpiente de bronce y quedaba curado.

  • Salmo Responsorial: 77
    "No olvidéis las acciones del Señor."

    Escucha, pueblo mío, mi enseñanza, / inclinad el oído a las palabras de mi boca: / que voy a abrir mi boca a las sentencias, / para que broten los enigmas del pasado. R.

    Cuando los hacía morir, lo buscaban, / y madrugaban para volverse hacia Dios; / se acordaban de que Dios era su roca, / el Dios Altísimo su redentor. R.

    Lo adulaban con sus bocas, / pero sus lenguas mentían: / su corazón no era sincero con él, / ni eran fieles a su alianza. R.

    Él, en cambio, sentía lástima, / perdonaba la culpa y no los destruía: / una y otra vez reprimió su cólera, / y no despertaba todo su furor. R.

  • Evangelio: Lucas 3,13-17
    "Tiene que ser elevado el Hijo del hombre"

    En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: "Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen el él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él."

domingo, 12 de septiembre de 2010

Evangelio 13 de Septiembre de 2010

  • Primera Lectura: I Corintios 11, 17-26. 33
    "Si os dividís en bandos, os resulta imposible comer la cena del Señor"

    Hermanos: Al recomendaros esto, no puedo aprobar que vuestras reuniones causen más daño que provecho.

    En primer lugar, he oído que cuando se reúne vuestra Iglesia os dividís en bandos; y en parte lo creo, porque hasta partidos tiene que haber entre vosotros, para que se vea quiénes resisten a la prueba.

    Así, cuando os reunís en comunidad, os resulta imposible comer la cena del Señor, pues cada uno se adelanta a comerse su propia cena y, mientras uno pasa hambre, el otro está borracho. ¿No tenéis casas donde comer y beber? ¿O tenéis en tan poco a la Iglesia de Dios que humilláis a los pobres? ¿Qué queréis que os diga? ¿Que os apruebe? En esto no os apruebo.

    Porque yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: "Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía."

    Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: "Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía."

    Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva. Así que, hermanos míos, cuando os reunís para comer, esperaos unos a otros.

  • Salmo Responsorial: 39
    "Proclamad la muerte del Señor, hasta que vuelva."

    Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, / y, en cambio, me abriste el oído; / no pides sacrificio expiatorio, / entonces yo digo: "Aquí estoy." R.

    "-Como está escrito en mi libro- / para hacer tu voluntad." / Dios mío, lo quiero, / y llevo tu ley en las entrañas. R.

    He proclamado tu salvación / ante la gran asamblea; / no he cerrado los labios: / Señor, tú lo sabes. R.

    Alégrense y gocen contigo / todos los que te buscan; / digan siempre: "Grande es el Señor" / los que desean tu salvación. R.

  • Evangelio: Lucas 7, 1-10
    "Ni en Israel he encontrado tanta fe"

    En aquel tiempo, cuando terminó Jesús de hablar a la gente, entró en Cafarnaum. Un centurión tenía enfermo, a punto de morir, a un criado a quien estimaba mucho. Al oír hablar de Jesús, le envió unos ancianos de los judíos para rogarle que fuera a curar a su criado. Ellos, presentándose a Jesús, le rogaban encarecidamente: "Merece que se lo concedas, porque tiene afecto a nuestro pueblo y nos ha construido la sinagoga". Jesús se fue con ellos. No estaba lejos de la casa, cuando el centurión le envió unos amigos a decirle: "Señor, no te molestes; no soy yo quién para que entres bajo mi techo; por eso tampoco me creí digno de venir personalmente. Dilo de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes, y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; y a mi criado: "Haz esto", y lo hace". Al oír esto, Jesús se admiró de él, y, volviéndose a la gente que lo seguía dijo: "Os digo que ni en Israel he encontrado tanta fe". Y al volver a casa, los enviados encontraron al siervo sano.

Evangelio 12 de Septiembre de 2010

  • Primera Lectura: Exodo 32, 7-11. 13-14
    "El Señor se arrepintió de la amenaza que había pronunciado"

    En aquellos días, el Señor dijo a Moisés: "Anda, baja del monte, que se ha pervertido tu pueblo, el que tú sacaste de Egipto. Pronto se han desviado del camino que yo les había señalado. Se han hecho un novillo de metal, se postran ante él, le ofrecen sacrificios y proclaman: "Éste es tu Dios, Israel, el que te sacó de Egipto.""

    Y el Señor añadió a Moisés: "Veo que este pueblo es un pueblo de dura cerviz. Por eso, déjame: mi ira se va a encender contra ellos hasta consumirlos. Y de ti haré un gran pueblo."

    Entonces Moisés suplicó al Señor, su Dios: "¿Por qué, Señor, se va a encender tu ira contra tu pueblo, que tú sacaste de Egipto con gran poder y mano robusta? Acuérdate de tus siervos, Abrahán, Isaac e Israel, a quienes juraste por ti mismo, diciendo: "Multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo, y toda esta tierra de que he hablado se la daré a vuestra descendencia para que la posea por siempre.""

    Y el Señor se arrepintió de la amenaza que había pronunciado contra su pueblo.

  • Salmo Responsorial: 50
    "Me pondré en camino adonde esta mi padre."

    Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa;

    lava del todo mi delito, limpia mi pecado. R.

    Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme; no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu. R.

    Señor, me abrirás los labios, y mi boca proclamará tu alabanza. Mi sacrificio es un espíritu quebrantado; un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias. R.

  • Segunda Lectura: I Timoteo 1, 12-17
    "Cristo vino para salvar a los pecadores"

    Querido hermano:

    Doy gracias a Cristo Jesús, nuestro Señor, que me hizo capaz, se fió de mí y me confió este ministerio.

    Eso que yo antes era un blasfemo, un perseguidor y un insolente.

    Pero Dios tuvo compasión de mí, porque yo no era creyente y no sabía lo que hacía.

    El Señor derrochó su gracia en mí, dándome la fe y el amor en Cristo Jesús.

    Podéis fiaros y aceptar sin reserva lo que os digo: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, y yo soy el primero.

    Y por eso se compadeció de mí: para que en mí, el primero, mostrara Cristo Jesús toda su paciencia, y pudiera ser modelo de todos los que crearán en él y tendrán vida eterna.

    Al Rey de los siglos, inmortal, invisible, único Dios, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.

  • Evangelio: Lucas 15, 1-32
    "Habrá alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta"

    En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos: "Ése acoge a los pecadores y come con ellos."

    Jesús les dijo esta parábola: "Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos para decirles: "¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido."

    Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.

    Y si una mujer tiene diez monedas y se le pierde una, ¿no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas para decirles:

    ¡Felicitadme!, he encontrado la moneda que se me había perdido."

    Os digo que la misma alegría habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta."

    También les dijo: "Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte que me toca de la fortuna."

    El padre les repartió los bienes.

    No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente.

    Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad.

    Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de llenarse

    el estómago de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba de comer.

    Recapacitando entonces, se dijo: "Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros."

    Se puso en camino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y, echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo.

    Su hijo le dijo:

    "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo."

    Pero el padre dijo a sus criados: "Sacad en seguida el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado."

    Y empezaron el banquete.

    Su hijo mayor estaba en el campo.

    Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de los mozos, le preguntó qué pasaba.

    Éste le contestó: "Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud."

    Él se indignó y se negaba a entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo.

    Y él replicó a su padre: "Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado."

    El padre le dijo: "Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo: deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado.""