sábado, 19 de abril de 2014

Fotos del Santo Entierro, Ciudad Merliot 2014.










Horario Vigilia Pascual


VIGILIA PASCUAL
La celebración de la Vigilia se desarrolla de la siguiente manera: después de la liturgia de la luz o “lucernario”, la santa Iglesia, llena de fe en las palabras y promesas del Señor, medita los portentos que él obró desde el principio a favor de su pueblo y cuando el día de la resurrección está por llegar, encontrándose ya acompañado de sus nuevos hijos, renacidos en el bautismo, es invitada a la mesa que el Señor ha preparado para su pueblo, por medio de su muerte y resurrección. 

Toda la celebración de la Vigilia pascual se hace por la noche, de modo que no debe comenzar antes del principio de la noche del sábado, ni terminar después del alba del domingo.
TEMPLO NUESTRA SEÑORA DE LA PAZ 08:00 p.m. Vigilia Pascual

Evangelio 19 de Abril de 2014

  • Primera Lectura: Romanos 6, 3-11
    "Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más"
    Hermanos: Los que por el bautismo nos incorporamos a Cristo fuimos incorporados a su muerte.
    Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva.
    Porque, si nuestra existencia está unida a él en una muerte como la suya, lo estará también en una resurrección como la suya.
    Comprendamos que nuestra vieja condición ha sido crucificada con Cristo, quedando destruida nuestra personalidad de pecadores, y nosotros libres de la esclavitud al pecado; porque el que muere ha quedado absuelto del pecado.
    Por tanto, si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él. Porque su morir fue un morir al pecado de una vez para siempre; y su vivir es un vivir para Dios.
    Lo mismo vosotros, consideraos muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús.
  • Salmo Responsorial: 117
    "Aleluya, aleluya, aleluya."
    Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia. R.
    La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa. No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor. R.
    La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. R.
  • Evangelio: Mateo 28, 1-10
    "Ha resucitado y va por delante de vosotros a Galilea"
    En la madrugada del sábado, al alborear el primer día de la semana, fueron María Magdalena y la otra María a ver el sepulcro. Y de pronto tembló fuertemente la tierra, pues un ángel del Señor, bajando del cielo y acercándose, corrió la piedra y se sentó encima. Su aspecto era de relámpago y su vestido blanco como la nieve; los centinelas temblaron de miedo y quedaron como muertos. El ángel habló a las mujeres: "Vosotras no temáis, ya sé que buscáis a Jesús el crucificado. No está aquí: Ha resucitado, como había dicho. Venid a ver el sitio donde yacía e id aprisa a decir a sus discípulos: "Ha resucitado de entre los muertos y va por delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis". Mirad, os lo he anunciado. Ellas se marcharon a toda prisa del sepulcro: impresionadas y llenas de alegría corrieron a anunciarlo a sus discípulos. De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: "Alegraos". Ellas se acercaron, se postraron ante él y le abrazaron los pies. Jesús les dijo: "No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán".

Hoy se celebra el Sábado Santo: La Vigilia Pascual

Cirio Pascual. Foto: Iglesia en Valladolid (CC-BY-SA-2.0)
Cirio Pascual. Foto: Iglesia en Valladolid (CC-BY-SA-2.0)
LIMA, 19 Abr. 14 / 12:04 am (ACI).- Hoy se lleva  a cabo la celebración del Sábado Santo, la Iglesia Católica medita la pasión y muerte del Señor, así como su descenso a los infiernos, y espera en oración y en ayuno su resurrección, se realiza además la Vigilia Pascual que concluye con la Liturgia Eucarística.
Durante este día se le da especial atención a la Santísima Virgen María acompañandola en su soledad que vela junto a la tumba de su amado Hijo.
Durante la Vigilia Pascual se realiza tres actos importantes que inicia con la Celebración del fuego en donde el sacerdote bendice el fuego y enciende el cirio pascual. En este acto se entona el Pregón Pascual que es un poema escrito alrededor del año 300 que proclama que Jesús es el fuego nuevo.
Se da también la liturgia de la Palabra donde se leen siete lecturas, desde la Creación hasta la Resurrección, siendo la lectura del líbro del Éxodo la más importante que narra el paso de los israelitas por el Mar Rojo cuando huían de las tropas egipcias siendo así salvados por Dios, de la misma manera recuerda que Dios esta noche nos salva por su Hijo.
El tercer acto es cuando la Iglesia entera renueva sus promesas bautismales renunciando a Satanás a sus seducciones y a sus obras, se bendice la pila bautismal o un recipiente en representación y se recita la letanía de los Santos que nos une en oración con la Iglesia militante y triunfante.

viernes, 18 de abril de 2014

Fotos de Alfombras Ciudad Merliot 2014














Programación Viernes Santo

07.30 a.m. Santo Viacrucis. (en vivo, representa MJM)
Salida Templo de La Paz.
ASISTE CON TU FAMILIA!! JESUS TE ESPERA.

03.00 p.m. Adoración de la Cruz. Parroquia Ntra. Señora de La Paz
05.30 p.m. Solemne Procesión del Santo Entierro
Salida y llegada: Parroquia Ntra. Señora de La Paz

Conmemoración del Lavatorio de Pies 2014















Evangelio 18 de Abril de 2014

  • Primera Lectura: Isaías 52,13-53,12
    "Él fue traspasado por nuestras rebeliones"
    Mirad, mi siervo tendrá éxito, subirá y crecerá mucho. Como muchos se espantaron de él, porque desfigurado no parecía hombre, ni tenía aspecto humano, así asombrará a muchos pueblos, ante él los reyes cerrarán la boca, al ver algo inenarrable y contemplar algo inaudito. ¿Quien creyó nuestro anuncio?, ¿a quién se reveló el brazo del Señor? Creció en su presencia como brote, como raíz en tierra árida, sin figura, sin belleza. Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado de los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultan los rostros, despreciado y desestimado. Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado; pero él fue traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Nuestro castigo saludable cayó sobre él, sus cicatrices nos curaron. Todos errábamos como ovejas, cada uno siguiendo su camino; y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes. Maltratado, voluntariamente se humillaba y no abría la boca; como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca. Sin defensa, sin justicia, se lo llevaron, ¿quién meditó en su destino? Lo arrancaron de la tierra de los vivos, por los pecados de mi pueblo lo hirieron. Le dieron sepultura con los malvados, y una tumba con los malhechores, aunque no había cometido crímenes ni hubo engaño en su boca.
    El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento, y entregar su vida como expiación; verá su descendencia, prolongará sus años, lo que el Señor quiere prosperará por su mano. Por los trabajos de su alma verá la luz, el justo se saciará de conocimiento. Mi siervo justificará a muchos, porque cargó con los crímenes de ellos. Le daré una multitud como parte, y tendrá como despojo una muchedumbre. Porque expuso su vida a la muerte y fue contado entre los pecadores, él tomo el pecado de muchos e intercedió por los pecadores.
  • Salmo Responsorial: 30
    "Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu"
    A ti, Señor, me acojo: / no quede yo nunca defraudado; / tú, que eres justo, ponme a salvo. / A tus manos encomiendo mi espíritu: / tú, el Dios leal, me librarás. R.
    Soy la burla de todos mis enemigos, / la irrisión de mis vecinos, / el espanto de mis conocidos; / me ven por la calle, y escapan de mí. / Me han olvidado como a un muerto, / me han desechado como a un cachorro inútil. R.
    Pero yo confío en ti, Señor, / te digo: "Tú eres mi Dios." / En tu mano están mis azares; / líbrame de los enemigos que me persiguen. R.
    Haz brillar tu rostro sobre tu siervo, / sálvame por tu misericordia. / Sed fuertes y valientes de corazón, / los que esperáis en el Señor. R.
  • Segunda Lectura: Hebreos 4,14-16;5,7-9
    "Aprendió a obedecer / y se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación"
    Hermanos: Mantengamos la confesión de la fe, ya que tenemos un sumo sacerdote grande, que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo de Dios. No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino que ha sido probado con todo exactamente como nosotros, menos en el pecado. Por eso, acerquémonos con seguridad al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia que nos auxilie oportunamente.
    Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado. Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna.
  • Evangelio: Juan 18,1-19,42
    "Pasión de N.S.Jesucristo según san Juan"
    C. En aquel tiempo, salió Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos. Judas, el traidor, conocía también el sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos. Judas entonces, tomando la patrulla y unos guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos, entró allá con faroles, antorchas y armas. Jesús sabiendo todo lo que venia sobre él, se adelanto y les dijo:
    +. "¿A quién buscáis?"
    C. Le contestaron:
    S. "A Jesús, el Nazareno."
    C. Les dijo Jesús:
    +. "Yo soy."
    C. Estaba también con ellos Judas, el traidor. Al decirles: "Yo soy", retrocedieron y cayeron a tierra. Les preguntó otra vez:
    +. "¿A quién buscáis?"
    C. Ellos dijeron:
    S. "A Jesús, el Nazareno."
    C. Jesús contestó:
    +. "Os he dicho que soy yo. Si me buscáis a mí, dejad marchar a éstos."
    C. Y así se cumplió lo que había dicho: "No he perdido a ninguno de los que me diste." Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al criado del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro:
    +. "Mete la espada en la vaina. El cáliz que me ha dado mi Padre, ¿no lo voy a beber?"
    * Llevaron a Jesús primero a Anás
    C. La patrulla, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, lo ataron y lo llevaron primero a Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año; era Caifás el que había dado a los judíos este consejo: "Conviene que muera un solo hombre por el pueblo." Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pedro se quedó fuera a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló a la portera e hizo entrar a Pedro. La criada que hacía de portera dijo entonces a Pedro:
    S. "¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?"
    C. Él dijo:
    S. "No lo soy."
    C. Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentÁndose. El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de la doctrina. Jesús le contesto:
    +. "Yo he hablado abiertamente al mundo; yo he enseñado continuamente en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me interrogas a mí? Interroga a los que me han oído, de qué les he hablado. Ellos saben lo que he dicho yo."
    C. Apenas dijo esto, uno de los guardias que estaba allí le dio una bofetada a Jesús, diciendo:
    S. "¿Así contestas al sumo sacerdote?"
    C. Jesús respondió:
    +. "Si he faltado al hablar, muestra en qué he faltado; pero si he hablado como se debe, ¿por qué me pegas?"
    C. Entonces Anás lo envió atado a Caifás, sumo sacerdote.
    ¿No eres tú también de sus discípulos? No lo soy
    C. Simón Pedro estaba en pie, calentándose, y le dijeron:
    S. "¿No eres tú también de sus discípulos?"
    C. Él lo negó, diciendo:
    S. "No lo soy."
    C. Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le cortó la oreja, le dijo:
    S. "¿No te he visto yo con él en el huerto?"
    C. Pedro volvió a negar, y enseguida canto un gallo.
    Mi reino no es de este mundo
    C. Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era el amanecer, y ellos no entraron en le pretorio para no incurrir en impureza y poder así comer la Pascua. Salió Pilato afuera, adonde estaban ellos, y dijo:
    S. "¿Qué acusación presentáis contra este hombre?"
    C. Le contestaron:
    S. "Si éste no fuera un malhechor, no te lo entregaríamos."
    C. Pilato les dijo:
    S. "Lleváoslo vosotros y juzgadlo según vuestra ley."
    C. Los judíos le dijeron:
    S. "No estamos autorizados para dar muerte a nadie."
    C. Y así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba a morir. Entró otra vez Pilato en el pretorio, llamó a Jesús y le dijo:
    S. "¿Eres tú el rey de los judíos?"
    C. Jesús le contestó:
    +. "¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?"
    C. Pilato replicó:
    S. "¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mi; ¿que has hecho?"
    C. Jesús le contestó:
    +. "Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí."
    C. Pilato le dijo:
    S. "Conque, ¿tú eres rey?"
    C. Jesús le contestó:
    +. "Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz."
    C. Pilato le dijo:
    S. "Y, ¿qué es la verdad?"
    C. Dicho esto, salió otra vez adonde estaban los judíos y les dijo:
    S. "Yo no encuentro en él ninguna culpa. Es costumbre entre vosotros que por Pascua ponga a uno en libertad. ¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?"
    C. Volvieron a gritar:
    S. "A ése no, a Barrabás."
    C. El tal Barrabás era un bandido.
    * ¡Salve, rey de los judíos!
    C. Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Y los saldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le echaron por encima un manto color púrpura; y, acercándose a él, le decían:
    S. "¡Salve, rey de los judíos!"
    C. Y le daban bofetadas. Pilato salió otra vez afuera y les dijo:
    S. "Mirad, os lo saco afuera, para que sepáis que no encuentro en él ninguna culpa."
    C. Y salió Jesús afuera, llevando la corona de espinas y el manto color púrpura. Pilato les dijo:
    S. "Aquí lo tenéis."
    C. Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron:
    S. "¡Crucifícalo, crucifícalo!"
    C. Pilato les dijo:
    S. "Lleváoslo vosotros y crucificadlo, porque yo no encuentro culpa en él."
    C. Los judíos le contestaron:
    S. "Nosotros tenemos una ley, y según esa ley tiene que morir, porque se ha declarado Hijo de Dios."
    C. Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún más y, entrando otra vez en el pretorio, dijo a Jesús:
    S. "¿De donde eres tú?"
    C. Pero Jesús no le dio respuesta. Y Pilato le dijo:
    S. "¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y autoridad para crucificarte?"
    C. Jesús le contestó:
    +. "No tendrías ninguna autoridad sobre mí, si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso el que me ha entregado a ti tiene un pecado mayor."
    ¡Fuera, fuera; crucifícalo!
    C. Desde este momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban:
    S. "Si sueltas a ése, no eres amigo del César. Todo el que se declara rey está contra el César."
    C. Pilato entonces, al oír estas palabras, sacó afuera a Jesús y lo sentó en el tribunal, en el sitio que llaman "el Enlosado" (en hebreo Gábbata). Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia el mediodía. Y dijo Pilato a los judíos:
    S. "Aquí tenéis a vuestro rey."
    C. Ellos gritaron:
    S. "¡Fuera, fuera; crucifícalo!"
    C. Pilato les dijo:
    S. "¿A vuestro rey voy a crucificar?"
    C. Contestaron los sumos sacerdotes:
    S. "No tenemos más rey que al César."
    C. Entonces se lo entregó para que lo crucificaran.
    Lo crucificaron, y con él a otros dos
    C. Tomaron a Jesús, y él, cargando con la cruz, salió al sitio llamado "de la Calavera" (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: "Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos." Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús, y estaba escrito en hebreo, latín y griego. Entonces los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato:
    S. "No escribas: "El rey de los judíos", sino: "Éste ha dicho: Soy el rey de los judíos.""
    C. Pilato les contestó:
    S. "Lo escrito, escrito está."
    Se repartieron mis ropas
    C. Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba a abajo. Y se dijeron:
    S. "No la rasguemos, sino echemos a suerte, a ver a quién le toca."
    C. Así se cumplió la Escritura: "Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica". Esto hicieron los soldados.
    Ahí tienes a tu hijo. - Ahí tienes a tu madre
    C. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre:
    +. "Mujer, ahí tienes a tu hijo."
    C. Luego, dijo al discípulo:
    +. "Ahí tienes a tu madre."
    C. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.
    Está cumplido
    C. Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo:
    +. "Tengo sed."
    C. Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo:
    +. "Está cumplido."
    C. E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
    *Todos se arrodillan, y se hace una pausa
    Y al punto salió sangre y agua
    C. Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: "No le quebrarán un hueso"; y en otro lugar la Escritura dice: "Mirarán al que atravesaron."
    Vendaron todo el cuerpo de Jesús, con los aromas
    C. Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo clandestino de Jesús por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo. Llegó también Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de una mixtura de mirra y áloe. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo vendaron todo, con los aromas, según se acostumbra a enterrar entre los judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto un sepulcro nuevo donde nadie había sido enterrado todavía. Y como para los judíos era el día de la Preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús.

[TEXTO COMPLETO] Homilía del Papa Francisco en la Misa Crismal 2014

Misa Crismal en la Basílica de San Pedro. Foto: ACI Prensa / Daniel Ibáñez
Misa Crismal en la Basílica de San Pedro. Foto: ACI Prensa / Daniel Ibáñez
VATICANO, 17 Abr. 14 / 09:40 am (ACI/EWTN Noticias).- Al celebrar la MisaCrismal hoy, Jueves Santo, el Papa Francisco recordó a los sacerdotes que “el Señor nos ha ungido en Cristo con óleo de alegría” y destacó que esta alegría tiene tres rasgos significativos, pues “es una alegría que nos unge (no que nos unta y nos vuelve untuosos, suntuosos y presuntuosos), es una alegría incorruptible y es una alegría misionera que irradia y atrae a todos”.
A continuación, el texto completo de la homilía del Papa Francisco en la Misa Crismal de Jueves Santo, gracias a la traducción de Radio Vaticano:
Queridos hermanos en el sacerdocio. En el Hoy del Jueves Santo, en el que Cristo nos amó hasta el extremo (cf. Jn 13, 1), hacemos memoria del día feliz de la Institución del sacerdocio y del de nuestra propia ordenación sacerdotal.
El Señor nos ha ungido en Cristo con óleo de alegría y esta unción nos invita a recibir y hacernos cargo de este gran regalo: la alegría, el gozo sacerdotal. La alegría del sacerdote es un bien precioso no sólo para él sino también para todo el pueblo fiel de Dios: ese pueblo fiel del cual es llamado el sacerdote para ser ungido y al que es enviado para ungir.
Ungidos con óleo de alegría para ungir con óleo de alegría. La alegría sacerdotal tiene su fuente en el Amor del Padre, y el Señor desea que la alegría de este Amor “esté en nosotros” y “sea plena” (Jn 15,11).
Me gusta pensar la alegría contemplando a Nuestra Señora: María, la “madre del Evangelio viviente, es manantial de alegría para los pequeños” (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 288), y creo que no exageramos si decimos que el sacerdote es una persona muy pequeña: la inconmensurable grandeza del don que nos es dado para el ministerio nos relega entre los más pequeños de los hombres.
El sacerdote es el más pobre de los hombres si Jesús no lo enriquece con su pobreza, el más inútil siervo si Jesús no lo llama amigo, el más necio de los hombres si Jesús no lo instruye pacientemente como a Pedro, el más indefenso de los cristianos si el Buen Pastor no lo fortalece en medio del rebaño.
Nadie más pequeño que un sacerdote dejado a sus propias fuerzas; por eso nuestra oración protectora contra toda insidia del Maligno es la oración de nuestra Madre: soy sacerdote porque Él miró con bondad mi pequeñez (cf. Lc 1,48). Y desde esa pequeñez asumimos nuestra alegría. ¡Alegría en nuestra pequeñez!
Encuentro tres rasgos significativos en nuestra alegría sacerdotal: es una alegría que nos unge (no que nos unta y nos vuelve untuosos, suntuosos y presuntuosos), es una alegría incorruptible y es una alegría misionera que irradia y atrae a todos, comenzando al revés: por los más lejanos.
Una alegría que nos unge. Es decir: penetró en lo íntimo de nuestro corazón, lo configuró y lo fortaleció sacramentalmente.
Los signos de la liturgia de la ordenación nos hablan del deseo maternal que tiene la Iglesia de transmitir y comunicar todo lo que el Señor nos dio: la imposición de manos, la unción con el santo Crisma, el revestimiento con los ornamentos sagrados, la participación inmediata en la primera Consagración… La gracia nos colma y se derrama íntegra, abundante y plena en cada sacerdote. Ungidos hasta los huesos… y nuestra alegría, que brota desde dentro, es el eco de esa unción.
Una alegría incorruptible. La integridad del Don, a la que nadie puede quitar ni agregar nada, es fuente incesante de alegría: una alegría incorruptible, que el Señor prometió, que nadie nos la podrá quitar (cf. Jn 16,22). Puede estar adormecida o taponada por el pecado o por las preocupaciones de la vidapero, en el fondo, permanece intacta como el rescoldo de un tronco encendido bajo las cenizas, y siempre puede ser renovada.
La recomendación de Pablo a Timoteo sigue siendo actual: Te recuerdo que atices el fuego del don de Dios que hay en ti por la imposición de mis manos (cf. 2 Tm 1,6).
Una alegría misionera. Este tercer rasgo lo quiero compartir y recalcar especialmente: la alegría del sacerdote está en íntima relación con el santo pueblo fiel de Dios porque se trata de una alegría eminentemente misionera.
La unción es para ungir al santo pueblo fiel de Dios: para bautizar y confirmar, para curar y consagrar, para bendecir, para consolar y evangelizar.
Y como es una alegría que solo fluye cuando el pastor está en medio de su rebaño (también en el silencio de la oración, el pastor que adora al Padre está en medio de sus ovejitas) y por ello es una “alegría custodiada” por ese mismo rebaño. Incluso en los momentos de tristeza, en los que todo parece ensombrecerse y el vértigo del aislamiento nos seduce, esos momentos apáticos y aburridos que a veces nos sobrevienen en la vida sacerdotal (y por los que también yo he pasado), aun en esos momentos el pueblo de Dios es capaz de custodiar la alegría, es capaz de protegerte, de abrazarte, de ayudarte a abrir el corazón y reencontrar una renovada alegría.
“Alegría custodiada” por el rebaño y custodiada también por tres hermanas que la rodean, la cuidan, la defienden: la hermana pobreza, la hermana fidelidad y la hermana obediencia.
La alegría del sacerdote es una alegría que se hermana a la pobreza. El sacerdote es pobre en alegría meramente humana ¡ha renunciado a tanto! Y como es pobre, él, que da tantas cosas a los demás, la alegría tiene que pedírsela al Señor y al pueblo fiel de Dios. No se la tiene que procurar a sí mismo.
Sabemos que nuestro pueblo es generosísimo en agradecer a los sacerdotes los mínimos gestos de bendición y de manera especial los sacramentos. Muchos, al hablar de crisis de identidad sacerdotal, no caen en la cuenta de que la identidad supone pertenencia. No hay identidad –y por tanto alegría de ser– sin pertenencia activa y comprometida al pueblo fiel de Dios (cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 268).
El sacerdote que pretende encontrar la identidad sacerdotal buceando introspectivamente en su interior quizá no encuentre otra cosa que señales que dicen “salida”: sal de ti mismo, sal en busca de Dios en la adoración, sal y dale a tu pueblo lo que te fue encomendado, que tu pueblo se encargará de hacerte sentir y gustar quién eres, cómo te llamas, cuál es tu identidad y te alegrará con el ciento por uno que el Señor prometió a sus servidores.
Si no sales de ti mismo el óleo se vuelve rancio y la unción no puede ser fecunda. Salir de sí mismo supone despojo de sí, entraña pobreza.
La alegría sacerdotal es una alegría que se hermana a la fidelidad. No principalmente en el sentido de que seamos todos “inmaculados” (ojalá con la gracia lo seamos) ya que somos pecadores, pero sí en el sentido de renovada fidelidad a la única Esposa, a la Iglesia. Aquí es clave la fecundidad.
Los hijos espirituales que el Señor le da a cada sacerdote, los que bautizó, las familias que bendijo y ayudó a caminar, los enfermos a los que sostiene, los jóvenes con los que comparte la catequesis y la formación, los pobres a los que socorre… son esa “Esposa” a la que le alegra tratar como predilecta y única amada y serle renovadamente fiel.
Es la Iglesia viva, con nombre y apellido, que el sacerdote pastorea en su parroquia o en la misión que le fue encomendada, la que lo alegra cuando le es fiel, cuando hace todo lo que tiene que hacer y deja todo lo que tiene que dejar con tal de estar firme en medio de las ovejas que el Señor le encomendó: Apacienta mis ovejas (cf. Jn 21,16.17).
La alegría sacerdotal es una alegría que se hermana a la obediencia. Obediencia a la Iglesia en la Jerarquía que nos da, por decirlo así, no sólo el marco más externo de la obediencia: la parroquia a la que se me envía, las licencias ministeriales, la tarea particular… sino también la unión con Dios Padre, del que desciende toda paternidad.
Pero también la obediencia a la Iglesia en el servicio: disponibilidad y prontitud para servir a todos, siempre y de la mejor manera, a imagen de “Nuestra Señora de la prontitud” (cf. Lc 1,39: meta spoudes), que acude a servir a su prima y está atenta a la cocina de Caná, donde falta el vino.
La disponibilidad del sacerdote hace de la Iglesia casa de puertas abiertas, refugio de pecadores, hogar para los que viven en la calle, casa de bondad para los enfermos, campamento para los jóvenes, aula para la catequesis de los pequeños de primera comunión….
Donde el pueblo de Dios tiene un deseo o una necesidad, allí está el sacerdote que sabe oír (ob-audire) y siente un mandato amoroso de Cristo que lo envía a socorrer con misericordia esa necesidad o a alentar esos buenos deseos con caridad creativa.
El que es llamado sea consciente de que existe en este mundo una alegría genuina y plena: la de ser sacado del pueblo al que uno ama para ser enviado a él como dispensador de los dones y consuelos de Jesús, el único Buen Pastor que, compadecido entrañablemente de todos los pequeños y excluidos de esta tierra que andan agobiados y oprimidos como ovejas que no tienen pastor, quiso asociar a muchos a su ministerio para estar y obrar Él mismo, en la persona de sus sacerdotes, para bien de su pueblo.
En este Jueves Santo le pido al Señor Jesús que haga descubrir a muchos jóvenes ese ardor del corazón que enciende la alegría apenas uno tiene la audacia feliz de responder con prontitud a su llamado.
En este Jueves Santo le pido al Señor Jesús que cuide el brillo alegre en los ojos de los recién ordenados, que salen a comerse el mundo, a desgastarse en medio del pueblo fiel de Dios, que gozan preparando la primera homilía, la primera misa, el primer bautismo, la primera confesión…
Es la alegría de poder compartir –maravillados– por vez primera como ungidos, el tesoro del Evangelio y sentir que el pueblo fiel te vuelve a ungir de otra manera: con sus pedidos, poniéndote la cabeza para que los bendigas, tomándote las manos, acercándote a sus hijos, pidiendo por sus enfermos… Cuida Señor en tus jóvenes sacerdotes la alegría de salir, de hacerlo todo como nuevo, la alegría de quemar la vida por ti.
En este Jueves sacerdotal le pido al Señor Jesús que confirme la alegría sacerdotal de los que ya tienen varios años de ministerio. Esa alegría que, sin abandonar los ojos, se sitúa en las espaldas de los que soportan el peso del ministerio, esos curas que ya le han tomado el pulso al trabajo, reagrupan sus fuerzas y se rearman: “cambian el aire”, como dicen los deportistas.
Cuida Señor la profundidad y sabia madurez de la alegría de los curas adultos. Que sepan rezar como Nehemías: “la alegría del Señor es mi fortaleza” (cf. Ne 8,10).
Por fin, en este Jueves sacerdotal, pido al Señor Jesús que resplandezca la alegría de los sacerdotes ancianos, sanos o enfermos. Es la alegría de laCruz, que mana de la conciencia de tener un tesoro incorruptible en una vasija de barro que se va deshaciendo.
Que sepan estar bien en cualquier lado, sintiendo en la fugacidad del tiempo el gusto de lo eterno (Guardini). Que sientan Señor la alegría de pasar la antorcha, la alegría de ver crecer a los hijos de los hijos y de saludar, sonriendo y mansamente, las promesas, en esa esperanza que no defrauda.

jueves, 17 de abril de 2014

Programación Jueves Santo

TEMPLO NUESTRA SEÑORA DE LA PAZ
07.00 p.m. Santa Eucaristía, Lavatorio de los pies, Monumento
09.00 p.m. Hora Santa
10.00 p.m. Solemne Procesión Comunitaria del Silencio

IGLESIA NUESTRA SEÑORA DEL SAGRADO CORAZON
05.00 p.m. Santa Eucaristía, Lavatorio de los pies, Monumento.
Exposición del Santísimo de 7 a 11 p.m.

Evangelio 17 de Abril de 2014

  • Primera Lectura: Exodo 12,1-8.11-14
    "Prescripciones sobre la cena pascual"
    En aquellos días, dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto: "Este mes será para vosotros el principal de los meses; será para vosotros el primer mes del año. Decid a toda la asamblea de Israel: "El diez de este mes cada uno procurará un animal para su familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con el vecino de casa, hasta completar el número de personas; y cada uno comerá su parte hasta terminarlo. Será un animal sin defecto, macho, de un año, cordero o cabrito. Lo guardaréis hasta el día catorce del mes, y toda la asamblea de Israel lo matará al atardecer. Tomaréis la sangre y rociaréis las dos jambas y el dintel de la casa donde lo hayáis comido.
    Esa noche comeréis la carne, asada a fuego, comeréis panes sin fermentar y verduras amargas. Y lo comeréis así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y os lo comeréis a toda prisa, porque es la Pascua, el paso del Señor. Esta noche pasaré por todo el país de Egipto, dando muerte a todos sus primogénitos, de hombres y de animales; y haré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo soy el Señor. La sangre será vuestra señal en las casas donde estéis: cuando vea la sangre, pasaré de largo; no os tocará la plaga exterminadora, cuando yo pase hiriendo a Egipto. Este día será para vosotros memorable, en él celebraréis la fiesta del Señor, ley perpetua para todas las generaciones.""
  • Salmo Responsorial: 115
    "El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo."
    ¿Como pagaré al Señor / todo el bien que me ha hecho? / Alzaré la copa de la salvación, / invocando su nombre. R.
    Mucho le cuesta al Señor / la muerte de sus fieles. / Señor, yo soy tu siervo, / hijo de tu esclava; / rompiste mis cadenas. R.
    Te ofreceré un sacrificio de alabanza, / invocando tu nombre, Señor. / Cumpliré al Señor mis votos / en presencia de todo el pueblo. R.
  • Segunda Lectura: I Corintios 11,23-26
    "Cada vez que coméis y bebéis, proclamáis la muerte del Señor"
    Hermanos: Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: "Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía." Lo mismo hizo con él cáliz, después de cenar, diciendo: "Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía." Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.
  • Evangelio: Juan 13,1-15
    "Los amó hasta el extremo"
    Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando, ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido. Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo: "Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?" Jesús le replicó: "Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde." Pedro le dijo: "No me lavarás los pies jamás." Jesús le contestó: "Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo." Simón Pedro le dijo: "Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza." Jesús le dijo: "Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos." Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: "No todos estáis limpios."
    Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: "¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis "el Maestro" y "el Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis."

Hoy la Iglesia celebra el Jueves Santo

La Santa Cena. Autor: Juan de Juanes
La Santa Cena. Autor: Juan de Juanes
LIMA, 17 Abr. 14 / 12:02 am (ACI/EWTN Noticias).- Hoy la Iglesia Universal celebra el Jueves Santo en la Semana Santa que es la fiesta más importante del año litúrgico. El Triduo Pascual sigue al tiempo de Cuaresma y se prolonga en la alegría de los cincuenta días del Tiempo Pascual.
En el Jueves Santo se actualiza la Última Cena, el Lavatorio de los pies, la institución de la Eucaristía y del Sacerdocio, y la oración de Jesús en el Huerto de Getsemaní.
Es en este día que los presbíteros participan junto a su Obispo en las Catedrales de cada diócesis en la Misa Crismal, donde se bendice los santos óleos que serán utilizados en la celebración del sacramento del Bautismo, Confirmación, Orden Sacerdotal y Unción de los Enfermos.
Este día por la noche y el viernes por la mañana, los fieles también realizan la tradicional visita a las siete iglesias.
Para más información de este día a:http://www.aciprensa.com/Semanasanta/jueves.htm

miércoles, 16 de abril de 2014

Evangelio 16 de Abril de 2014

  • En aquellos días dijo Isaías: Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los iniciados.
    El Señor Dios me ha abierto el oído y yo no me he rebelado ni me he echado atrás. Ofrecí la espalda a los que golpeaban, la mejilla a los que mesaban mi barba. No oculté el rostro a insultos y salivazos.
    Mi Señor me ayudaba, por eso no me quedaba confundido, por eso ofrecí el rostro como pedernal, y sé que no quedaré avergonzado. Tengo cerca a mi abogado, ¿quién pleiteará contra mí? Vamos a enfrentarnos: ¿Quién es mi rival? Que se acerque. Mirad, mi Señor me ayuda: ¿quién probará que soy culpable?
  • Salmo Responsorial: 68
    "Señor, que tu bondad me escuche en el día de tu favor"
    Por ti he aguantado afrentas, / la vergüenza cubrió mi rostro. / Soy un extraño para mis hermanos, / un extranjero para los hijos de mi madre; / porque me devora el celo de tu templo, / y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí. R.
    La afrenta me destroza el corazón, / y desfallezco./ Espero compasión, y no la / hay, / consoladores, y no los encuentro. / En mi comida me echaron hiel, / para mi sed me dieron vinagre. R.
    Alabaré el nombre de Dios con cantos, / proclamaré su grandeza con acción de gracias. / Miradlo, los humildes, y alegráos, / buscad al Señor, y vivirá vuestro corazón. / Que el Señor escucha a sus pobres, / no desprecia a sus cautivos. R
  • Evangelio: Mateo 26, 14-25
    ""
    En aquel tiempo, uno de los doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso: ¿Qué estáis dispuestos a darme si os lo entrego? Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.
    El primer día de los ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: ¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua? El contesto: Id a casa de Fulano y decidle: "El Maestro dice: mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos".
    Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua. Al atardecer se puso a la mesa con los doce. Mientras comían, dijo: Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar. Ellos consternados se pusieron a preguntarle uno tras otro: ¿Soy yo acaso, Señor? El respondió: El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar. El Hijo el Hombre se va como está escrito de él; pero ¡ay del que va a entregar al Hijo del Hombre!, más le valdría no haber nacido. Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: ¡Soy yo acaso, Maestro? El respondió: Así es.

Mons. Gómez: En EEUU hay una persecución para desterrar el cristianismo

Mons. José Gómez. Foto: ACI Prensa
Mons. José Gómez. Foto: ACI Prensa
LOS ÁNGELES, 16 Abr. 14 / 07:20 am (ACI).- El Arzobispo de Los Ángeles (Estados Unidos), Mons. José Gómez, denunció que en el país se está dando un tipo de persecución contra los creyentes –no violenta como en otros países-, pero sí con un estilo “suave” para desterrar el cristianismo de la sociedad.
En su reciente columna publicada en ACI Prensa, Mons. Gómez reflexionó sobre la última Bienaventuranza, “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia”, la que afirmó es la más exigente y realista, pues Cristo es honesto al advertir que seguirlo tendrá el costo de asumir sufrimientos y pérdidas.
“Podemos ver esto en muchas partes del mundo hoy en día. En muchos lugares no se puede llevar un crucifijo, o ir a Misa, o ser vistos leyendo unaBiblia en público. Hay hombres, mujeres y niños que son asesinados todos los días, por el ‘delito’ de creer en Jesús”.
Sin embargo, aclaró que “la persecución se manifiesta de muchas maneras. En nuestro país, no nos toca sufrir violencia. En lugar de ello, hemos de lidiar con la persecución ‘suave’ de los que quieren desterrar el cristianismo, impidiendo que tenga cualquier influencia en nuestra sociedad secular”.
“Cada vez se ve con más claridad que en los próximos años, los creyentes y las instituciones de la Iglesia nos enfrentaremos a crecientes presiones para que abandonemos nuestras creencias como ‘el precio’ a pagar para vivir en nuestra sociedad”, expresó.
El Prelado recordó que el Papa Francisco afirmó que “vamos a sufrir... persecuciones porque el mundo no tolera la divinidad de Cristo, no tolera la predicación del Evangelio, no tolera las Bienaventuranzas”.
“Así que debemos esperar la persecución. Pero nunca debemos aceptarla. La Bienaventuranza de los perseguidos nos explica qué implica el amor cristiano en un mundo de pobreza, de sufrimiento y de muerte. Esta Bienaventuranza —así como todas las demás— nos llama a la acción, en solidaridad con nuestros hermanos y hermanas. Jesús quiere que luchemos contra la intolerancia religiosa y que defendamos el derecho humano fundamental a la libertad de conciencia”, expresó Mons. Gómez.
El Arzobispo de Los Ángeles dijo que si bien “con la gracia de Dios, la mayoría de nosotros en este país nunca sufrirá la violencia por sus creencias”, como discípulos de Jesús “no nos libraremos de la persecución por nuestra fe en Él”.
El Prelado explicó que “la ‘persecución’ incluye también las tensiones diarias y los acosos que enfrentamos, los desafíos a nuestras creencias, las presiones para que guardemos nuestra fe para nosotros mismos o para que hagamos concesiones respecto a nuestros valores”.
Sin embargo, aseguró que los cristianos no enfrentamos las persecuciones solos. “Vamos con Jesús, quien lleva su Cruz delante de nosotros y nos da fuerza y valor en nuestra debilidad. Esta es la verdad de esta Semana Santa”, concluyó.


Siga las columnas de Mons. Gómez en http://www.aciprensa.com/josegomez/

martes, 15 de abril de 2014

Evangelio 15 de Abril de 2014

  • Primera Lectura: Isaías 49, 1-6
    ""
    Escuchadme, islas; atended, pueblos lejanos: Estaba yo en el vientre, y el Señor me llamó en las entrañas maternas, y pronunció mi nombre. Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en la sombra de su mano; me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba y me dijo: "Tu eres mi esclavo (Israel), de quien estoy orgulloso".
    Mientras yo pensaba: "En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas", en realidad mi derecho lo llevaba el Señor, mi salario lo tenía mi Dios.
    Y ahora habla el Señor, que desde el vientre me formó siervo suyo, para que le trajese a Jacob, para que le reuniese a Israel, -tanto me honró el Señor y mi Dios fue mi fuerza-. Es poco que seas mi siervo y restablezcas las tribus de Jacob y conviertas a los supervivientes de Israel: te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra.
  • Salmo Responsorial: 70
    "Mi boca contará tu auxilio"
    A ti, Señor, me acojo: / no quede yo derrotado para siempre; / tú que eres justo, / líbrame y ponme a salvo, / inclina a mí tu oído, y sálvame. R.
    Sé tú mi roca de refugio, / el alcázar donde me salve, / porque mi peña y mi alcázar eres tú./ Dios mío, líbrame de la mano perversa. R.
    Porque tú, Dios mío, fuiste mi esperanza /Y mi confianza, Señor, desde mi juventud. / En el vientre materno ya me apoyaba en ti, / en el seno, tú me sostenías. R.
    Mi boca contará tu auxilio, / y todo el día tu salvación. / Dios mío, me instruiste desde mi juventud, / y hasta hoy relato tus maravillas. R.
  • Evangelio: Juan 13, 21-33. 36-38
    ""
    En aquel tiempo, Jesús, profundamente conmovido, dijo: Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.
    Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo decía. Uno de ellos, al que Jesús tanto amaba, estaba a la mesa a su derecho. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía. Entonces el, apoyándose en el pecho de Jesús, le pregunto Señor: ¿quién es?
    Le contestó Jesús: Aquél a quien yo le dé este trozo de pan untado. Y untando el pan se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote. Detrás del pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús le dijo: Lo que tienes que hacer hazlo en seguida.
    Ninguno de los comensales entendió a qué se refería. Como Judas guardaba la bolsa, algunos suponían que Jesús le encargaba comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres.
    Judas, después de tomar el pan, salió inmediatamente. Era de noche. Cuando salió dijo Jesús: Ahora es glorificado el Hijo del Hombre y Dios es glorificado en él (Si Dios es glorificado en el, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará).
    Simón Pedro le dijo: Señor, ¿a dónde vas? Jesús le respondió: Adonde yo voy no me puedes acompañar ahora, me acompañarás más tarde. Pedro replicó: Señor, ¿por qué no puedo acompañarte ahora? Daré mi vida por ti. Jesús le contesto: ¿Con que darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces.