sábado, 9 de octubre de 2010

Evangelio 9 de Octubre de 2010

  • Primera Lectura: Gálatas 3, 22-29
    "Todos sois hijos de Dios por la fe"

    Hermanos: La Escritura presenta al mundo entero prisionero del pecado, para que lo prometido se dé por la fe en Jesucristo a todo el que cree.

    Antes de que llegara la fe estábamos prisioneros, custodiados por la ley, esperando que la fe se revelase.

    Así, la ley fue nuestro pedagogo hasta que llegara Cristo y Dios nos justificara por la fe. Una vez que la fe ha llegado, ya no estamos sometidos al pedagogo, porque todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús.

    Los que os habéis incorporado a Cristo por el bautismo os habéis revestido de Cristo. Ya no hay distinción entre judíos y gentiles, esclavos y libres, hombres y mujeres, porque todos sois uno en Cristo Jesús. Y, si sois de Cristo, sois descendencia de Abrahán y herederos de la promesa.

  • Salmo Responsorial: 104
    "El Señor se acuerda de su alianza eternamente."

    Cantadle al son de instrumentos, / hablad de sus maravillas; / gloriaos de su nombre santo, / que se alegren los que buscan al Señor. R.

    Recurrid al Señor y a su poder, / buscad continuamente su rostro. / Recordad las maravillas que hizo, / sus prodigios, las sentencias de su boca. R.

    ¡Estirpe de Abrahán, su siervo; / hijos de Jacob, su elegido! / El Señor es nuestro Dios, / él gobierna toda la tierra. R.

  • Evangelio: Lucas 11, 27-28
    "Dichoso el vientre que te llevó! Mejor: ¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios!"

    En aquel tiempo, mientras hablaba a las turbas, una mujer de entre el gentío levantó la voz diciendo: "¡Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron!" Pero él repuso: "Mejor: ¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen!"

jueves, 7 de octubre de 2010

Benedicto XVI: La crisis de fe plantea un desafío comunicativo a la Iglesia

Interviene ante el congreso mundial de la prensa católica

CIUDAD DEL VATICANO, jueves 7 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- La actual crisis de fe plantea a la Iglesia un "desafío comunicativo" "muy empeñativo", reconoce Benedicto XVI.

Este desafío consiste en "ayudar al hombre contemporáneo a orientarse a Cristo, único Salvador, y a mantener encendida en el mundo la llama de la esperanza para vivir dignamente el hoy y construir adecuadamente el futuro".

El Papa compartió esta inquietud con los 230 participantes, procedentes de 85 países, en el congreso mundial de la prensa católica, a quienes recibió en audiencia al concluir este evento convocado por el Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales.

"Los cristianos no pueden ignorar la crisis de fe que ha llegado a la sociedad. O simplemente, confiar en que el patrimonio de los valores transmitido a lo largo de siglos pasados pueda seguir inspirando y plasmando el futuro de la familia humana", aseguró el obispo de Roma.

"Parece evidente que el desafío comunicativo es, para la Iglesia y para cuantos comparten su misión, muy comprometido. Los cristianos no pueden ignorar la crisis de fe que ha llegado a la sociedad", aseguró en la Sala Clementina del Palacio Apostólico Vaticano.

"La idea de vivir 'como si Dios no existiese' se ha demostrado deletérea --añadió el Papa--: el mundo necesita más bien vivir 'como si Dios existiese', aunque no tenga la fuerza de creer, o de lo contrario éste produce sólo un 'humanismo inhumano'".

En este contexto, "La búsqueda de la verdad debe ser perseguida por los periodistas católicos con mente y corazón apasionados, pero también con la profesionalidad de operadores competentes y dotados de medios adecuados y eficaces".

En su análisis del desafío comunicativo que se plantea a la Iglesia, el pontífice constató que ante todo está "es el riesgo de la indiferencia hacia la verdad".

" De hecho, las nuevas tecnologías, junto a los progresos que conllevan, pueden hacer intercambiable lo verdadero y lo falso, pueden inducir a confundir lo real con lo virtual".

"Además, la grabación de un acontecimiento, alegre o triste, puede ser consumida como espectáculo y no como ocasión de reflexión".

"La búsqueda de los caminos para una auténtica promoción del hombre pasa entonces a segundo plano, porque el acontecimiento es presentado principalmente para suscitar emociones".

Para el Papa, "estos aspectos suenan como campana de alarma: invitan a considerar el peligro de que lo virtual aleje de la realidad y no estimule a la búsqueda de lo verdadero, de la verdad".

En las palabras de saludo que dirigió durante la audiencia al Papa, el arzobispo Claudio Maria Celli, presidente del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, reconoció que para los periodistas católicos "no faltan dificultades, tensiones en el trabajo cotidiano".

"En un contexto de 'dictadura del relativismo', en una 'época de pasiones tristes', donde es problemático encontrar una respuesta a la profunda búsqueda de infinito, de un sentido de la vida, tenemos necesidad de su magisterio", añadió dirigiéndose al pontífice.

Evangelio 8 de Octubre de 2010

  • Primera Lectura: Gálatas 3, 7-14
    "Son los hombres de fe los que reciben la bendición con Abrahán, el fiel"

    Hermanos: Comprended de una vez que hijos de Abrahán son los hombres de fe. Además, la Escritura, previendo que Dios justificaría a los gentiles por la fe, le adelantó a Abrahán la buena noticia: "Por ti serán benditas todas las naciones." Así que son los hombres de fe los que reciben la bendición con Abrahán, el fiel.

    En cambio, los que se apoyan en la observancia de la ley tienen encima una maldición, porque dice la Escritura: "Maldito el que no cumple todo lo escrito en el libro de la ley."

    Que en base a la ley nadie se justifica ante Dios es evidente, porque lo que está dicho es que "el justo vivirá por su fe", y la ley no arranca de la fe, sino que "el que la cumple vivirá por ella."

    Cristo nos rescató de la maldición de la ley, haciéndose por nosotros un maldito, porque dice la Escritura: "Maldito todo el que cuelga de un árbol." Esto sucedió para que, por medio de Jesucristo, la bendición de Abrahán alcanzase a los gentiles, y por la fe recibiéramos el Espíritu prometido.

  • Salmo Responsorial: 110
    "El Señor recuerda siempre su alianza."

    Doy gracias al Señor de todo corazón, / en compañía de los rectos, en la asamblea. / Grandes son las obras del Señor, / dignas de estudio para los que las aman. R.

    Esplendor y belleza son su obra, / su generosidad dura por siempre; / ha hecho maravillas memorables, / el Señor es piadoso y clemente. R.

    Él da alimento a sus fieles, / recordando siempre su alianza; / mostró a su pueblo la fuerza de su obrar, / dándoles la heredad de los gentiles. R.

  • Evangelio: Lucas 11, 15-26
    "Si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el Reino de Dios ha llegado a vosotros"

    En aquel tiempo, habiendo echado Jesús un demonio, algunos de entre la multitud dijeron: "Si echa los demonios, es por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios".

    Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo en el cielo. El, leyendo sus pensamientos, les dijo: "Todo reino en guerra civil va a la ruina, y se derrumba casa tras casa. Si también Satanás está en guerra civil, ¿como mantendrá su reino? Vosotros decís que yo hecho los demonios con el poder de Belzebú; y si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero si yo echo les demonios con el dedo de Dios, entonces es que el Reino de Dios ha llegado a vosotros. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros. Pero si otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte el botín. El que no está conmigo, está contra mí; el que no recoge conmigo, desparrama. Cuando un espíritu inmundo sale de un hombre, da vueltas por el desierto, buscando un sitio para descansar; pero, como no lo encuentra, dice: "volveré a la casa de donde salí". Al volver se la encuentra barrida y arreglada. Entonces va a coger otros siete espíritus peores que él y se mete a vivir allí. Y el final de aquel hombre resulta peor que el principio"

miércoles, 6 de octubre de 2010

Benedicto XVI: santa Gertrudis la Grande

Hoy en la Audiencia General

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 6 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación la catequesis que el Papa Benedicto XVI pronunció hoy durante la Audiencia General, en la Plaza de San Pedro, y que dedicó a santa Gertrudis la Grande, mística alemana del sigo XIII.

* * * * *

Queridos hermanos y hermanas,

Santa Gertrudis la Grande, de la que quisiera hablaros hoy, nos lleva también esta semana al monasterio de Helfta, donde nacieron algunas de las obras maestras de la literatura religiosa femenina latino-germánica. A este mundo pertenece Gertrudis, una de las místicas más famosas, única mujer de Alemania que lleva el apelativo “la Grande”, por su estatura cultural y evangélica: con su vida y su pensamiento incidió de modo singular en la espiritualidad cristiana. Es una mujer excepcional, dotada de talentos naturales particulares y de extraordinarios dones de la gracia, de profundísima humildad y ardiente celo por la salvación del prójimo, de íntima comunión con Dios en la contemplación y disponibilidad para socorrer a los necesitados.

En Helfta se compara, por así decirlo, sistemáticamente con su maestra Matilde de Hackeborn, de la que hablé en la Audiencia del pasado miércoles; entra en relación con Matilde de Magdeburgo, otra mística medieval; crece bajo el cuidado maternal, dulce y exigente de la abadesa Gertrudis. De estas tres hermanas suyas adquiere tesoros de experiencia y sabiduría; los elabora en una síntesis propia, recorriendo su itinerario religioso con confianza ilimitada en el Señor. Expresa la riqueza de la espiritualidad no sólo en su mundo monástico, sino también y sobre todo en el mundo bíblico, litúrgico,patrístico y benedictino, con un sello personalísimo y con gran eficacia comunicativa.

Nació el 6 de enero de 1256, fiesta de la Epifanía, pero no se sabe nada de sus padres ni de su lugar de nacimiento. Gertrudis escribe que el Señor mismo le revela el sentido de este primer desarraigo suyo, dice que el Señor habría dicho: “La elegí por morada mía porque me complazco de que todo lo que hay de amable en ella sea obra mía […]. Precisamente por esta razón la alejé de todos sus parientes para que nadie la amase por razón de consanguinidad y yo fuese el único motivo del afecto que la mueve” (Las Revelaciones, I, 16, Siena 1994, p. 76-77).

A la edad de cinco años, en 1261, entra en el monasterio, como se acostumbraba a menudo en aquella época, para la formación y el estudio. Aquí transcurre toda su existencia, de la que ella misma señala las etapas más significativas. En sus memorias recuerda que el Señor la preservó con paciencia generosa e infinita misericordia, olvidando los años de su infancia, adolescencia y juventud, transcurridos – escribe: “en una tal ceguera de mente que habría sido capaz […] de pensar, decir o hacer sin ningún remordimiento todo lo que me habría gustado y donde hubiese querido, si tu no me hubieses preservado, sea con un horror inherente por el mal y una natural inclinación al bien, sea con la vigilancia externa de los demás. Me habría comportado como una pagana […] y ello aún habiendo querido tu que desde la infancia, desde mi quinto año de edad, habitara en el santuario bendito de la religión para ser educada entre tus amigos más devotos” (Ibid., II, 23 140s).

Gertrudis fue una estudiante extraordinaria, aprendió todo lo que se podía aprender de las ciencias del Trivio y del Cuadrivio; estaba fascinada por el saber y se dedicó al estudio profano con ardor y tenacidad, consiguiendo éxitos escolares más allá de toda expectativa. Si no sabemos nada de sus orígenes, ella cuenta mucho sobre sus pasiones juveniles: la literatura, la música y el canto, el arte de la miniatura la cautivan; tiene un carácter fuerte, decidido, inmediato, impulsivo; a menudo dice que es negligente; reconoce sus defectos, pide humildemente perdón por ellos. Con humildad pide consejos y oraciones por su conversión. Hay rasgos de su temperamento y defectos que la acompañarán hasta el final, hasta el punto de hacer asombrar a algunas personas, que se preguntan cómo es posible que el Señor la prefiera tanto.

De estudiante pasó a consagrarse totalmente a Dios en la vida monástica y durante veinte años no sucedió nada excepcional: el estudio y la oración fueron su actividad principal. Por sus dotes sobresale entre sus hermanas; es tenaz en consolidar su cultura en campos diversos. Pero, durante el Adviento de 1280, empieza a sentir disgusto de todo ello, advierte su vanidad y el 27 de enero de 1281, pocos días antes de la fiesta de la Purificación de la Virgen, hacia la hora de Completas, el Señor ilumina sus densas tinieblas. Con suavidad y dulzura calma la turbación que la angustia, turbación que Gertrudis ve como un mismo don de Dios “para abatir esa torre de vanidad y de curiosidad que, ay de mí, aún llevando el nombre y el hábito de religiosa, había ido elevando con mi soberbia, y al menos así encontrar el camino para mostrarme tu salvación” (Ibid., II,1, p. 87). Tiene la visión de un jovencito que la guía a superar la maraña de espinas que oprime su alma, tomándola de la mano. En esa mano, Gertrudis reconoce “la preciosa huella de esas llagas que abrogaron todas las actas de acusación de nuestros enemigos” (Ibid., II,1, p. 89), reconoce a Aquel que sobre la Cruz nos salvó con su sangre, Jesús.

Desde aquel momento, su vida de comunión con el Señor se intensifica, sobre todo en los tiempos litúrgicos más significativos – Adviento-Navidad, Cuaresma-Pascua, fiestas de la Virgen – aún cuando, enferma, no podía dirigirse al coro. Es el mismo humus litúrgico de Matilde, su maestra, que Gertrudis, sin embargo, describe con imágenes, símbolos y términos más simples y lineales, más realistas, con referencias más directas a la Biblia, a los Padres, al mundo benedictino.

Su biógrafa indica dos direcciones de la que podríamos definir una particular “conversión” suya: en los estudios, con el paso radical de los estudios humanistas profanos a los teológicos, y en la observancia monástica, con el paso de la vida que ella define como negligente a la vida de oración intensa, mística, con un excepcional ardor misionero. El Señor, que la había elegido desde el seno materno y que desde pequeña la había hecho participar en el banquete de la vida monástica, la vuelve a llamar con su gracia “desde las cosas externas a la vida interior, y desde las ocupaciones terrenas al amor por las cosas espirituales”. Gertrudis comprende que ha estado lejos de Él, en la región de la disimilitud, como dice san Agustín: de haberse dedicado con demasiada avidez a los estudios liberales, a la sabiduría humana, descuidando la ciencia espiritual, privándose del gusto de la verdadera sabiduría; ahora es conducida al monte de la contemplación, donde deja al hombre viejo para revestirse del nuevo. “De gramática se convierte en teóloga, con la lectura incansable y cuidadosa de todos los libros sagrados que podía tener u obtener, llenaba su corazón de las más útiles y dulces sentencias de la Sagrada Escritura. Tenía por ello siempre dispuesta alguna palabra inspirada y de edificación con la que satisfacer a quien venía a consultarla, y al mismo tiempo los textos escriturísticos más adecuados para confutar cualquier opinión errónea y cerrar la boca a sus oponentes” (Ibid., I,1, p. 25).

Gertrudis transforma todo esto en apostolado: se dedica a escribir y divulgar las verdades de la fe con claridad y sencillez, gracia y persuasión, sirviendo con amor y fidelidad a la Iglesia, hasta el punto de que fue útil y bienvenida para los teólogos y las personas piadosas. De esta intensa actividad suya nos queda poco, también a causa de las circunstancias que llevaron a la destrucción del monasterio de Helfta. Además del “Heraldo del divino amor” o “Las revelaciones”, nos quedan los “Ejercicios Espirituales”, una rara joya de la literatura mística espiritual.

En la observancia religiosa, nuestra santa es “una columna firme …], firmísima propugnadora de la justicia y de la verdad”, dice su biógrafa (Ibid., I, 1, p. 26). Con las palabras y el ejemplo suscita en los demás gran fervor. A las oraciones y a las penitencias de la regla monástica añade otras con tal devoción y abandono confiado en Dios, que suscita en quien la encuentra la conciencia de estar en la presencia del Señor. Y de hecho Dios mismo le da a entender que la ha llamado a ser instrumento de su gracia. De este inmenso tesoro divino Gertrudis se siente indigna, confiesa no haberlo custodiado y valorado. Exclama: “¡Ay de mí! ¡Si Tu me hubieses dado para recuerdo tuyo, indigna como soy, incluso un solo hilo de estopa, habría sin embargo debido guardarlo con mayor respeto y reverencia de cuanta he tenido por estos dones tuyos!” (Ibid., II,5, p. 100). Pero, reconociendo su pobreza y su indignidad, ella se adhiere a la voluntad de Dios, “porque – afirma – he aprovechado tan poco tus gracias que no puedo decidirme a creer que me hayan sido concedidas para mí sola, no pudiendo tu eterna sabiduría ser frustrada por alguien. Haz, por tanto, o Dador de todo bien, que me has concedido gratuitamente dones tan inmerecidos, que, leyendo este escrito, el corazón de al menos uno de tus amigos se conmueva por el pensamiento de que el celo por las almas te ha inducido a dejar durante tanto tiempo una gema de valor tan inestimable en medio del fango abominable de mi corazón” (Ibid., II,5, p. 100s).

En particular, dos favores le fueron más queridos que ningún otro, como escribe la propia Gertrudis: “Los estigmas de tus saludables llagas que me imprimiste, como preciosas joyas, en el corazón, y la profunda y saludable herida de amor con que lo marcaste. Tu me inundaste con estos dones tuyos de tanta alegría que, aunque tuviese que vivir mil años sin ningún consuelo ni interior ni exterior, su recuerdo bastaría para reconfortarme, iluminarme, colmarme de gratitud. Quisiste también introducirme en la inestimable intimidad de tu amistad, abriéndome de muchas firmas ese sagrario nobilísimo de tu Divinidad que es tu Corazón divino […]. A este cúmulo de beneficios añadiste el de darme por Abogada a la santísima Virgen María Madre Tuya, y de haberme recomendado a menudo a su afecto como el más fiel de los esposos podría recomendar a su propia madre su esposa querida” (Ibid., II, 23, p. 145).

Dirigida hacia la comunión sin fin, concluyó su vida terrena el 17 de noviembre de 1301 o 1302, a la edad de casi 46 años. En el séptimo Ejercicio, el de la preparación a la muerte, santa Gertrudis escribe: “Oh, Jesús, tu que me eres inmensamente querido, estate siempre conmigo, para que mi corazón permanezca contigo y tu amor persevere conmigo sin posibilidad de división, y mi tránsito sea bendecido por tí, de modo que mi espíritu, libre de los lazos de la carne, pueda inmediatamente encontrar reposo en ti. Amen” (Esercizi, Milán 2006, p. 148).

Me parece obvio que estas no son sólo cosas del pasado, históricas, sino que la existencia de santa Gertrudis sigue siendo una escuela de vida cristiana, de recta vía, que nos muestra que el centro de una vida feliz, de una vida verdadera, es la amistad con Jesús el Señor. Y esta amistad se aprende en el amor por la Sagrada Escritura, en el amor por la liturgia, en la fe profunda, en el amor por María, de forma que se conozca cada vez más realmente a Dios mismo y así la verdadera felicidad, la meta de nuestra vida. Gracias.

Evangelio 7 de Octubre de 2010

  • Primera Lectura: Gálatas 3, 1-5
    "¿Recibisteis el Espíritu por observar la ley, o por haber respondido a la fe?"

    ¡Insensatos gálatas! ¿Quién os ha embrujado?

    ¡Y pensar que ante vuestros ojos presentamos la figura de Jesucristo en la cruz! Contestadme a una sola pregunta: ¿recibisteis el Espíritu por observar la ley, o por haber respondido a la fe?

    ¿Tan estúpidos sois? ¡Empezasteis por el espíritu para terminar con la carne! ¡Tantas magníficas experiencias en vano! Si es que han sido en vano. Vamos a ver: Cuando Dios os concede el Espíritu y obra prodigios entre vosotros, ¿por qué lo hace? ¿Porque observáis la ley, o porque respondéis a la fe?

  • Interleccional: Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado a su pueblo.
    Lucas 1

    Nos ha suscitado una fuerza de salvación / en la casa de David, su siervo, / según lo había predicho desde antiguo / por boca de sus santos profetas. R.

    Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos / y de la mano de todos los que nos odian; / realizando la misericordia / que tuvo con nuestros padres, / recordando su santa alianza. R.

    Y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. / Para concedernos que, libres de temor, / arrancados de la mano de los enemigos, / le sirvamos con santidad y justicia, / en su presencia, todos nuestros días. R.

  • Evangelio: Lucas 11, 5-13
    "Pedid y se os dará"

    En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Si alguno de vosotros tiene un amigo y viene a medianoche para decirle: "Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle", y, desde dentro, el otro le responde: "No me molestes; la puerta está cerrada, mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos". Si el otro insiste llamando, yo os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite.

    Pues así os digo a vosotros: Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide, recibe; quien busca, halla, y al que llama, se le abre. ¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuanto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?"

martes, 5 de octubre de 2010

Perú: ¿Cómo distinguir a un falso profeta a la luz del Evangelio?

Un Congreso estudiará los nuevos mesianismos en América Latina

LIMA, martes 5 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- “Nuevos Mesianismos en América Latina, hoy” es el tema de un próximo Congreso Internacional, organizado por las Hermanas Paulinas, dentro de las celebraciones de los 50 años de su labor misionera en Perú. El evento se realizará del 11 al 15 de octubre.

Para preparar este encuentro, las Hijas de San Pablo convocaron a un grupo de personas del mundo de la cultura y de la Iglesia con el fin de “multiplicar el bien del jubileo al mayor número”, explica José Antonio Benito, uno de los impulsores del congreso, historiador, de la Universidad Católica Sedes Sapientiae de Lima.

El evento, que convocará a eminentes profesionales nacionales y extranjeros, desarrollará temas como el Mesianismo en la Historia, Mesianismos peruanos, el Mesianismo en tiempos de Jesús y la problemática de los Mesianismos actuales.

“La palabra mesianismo deriva de mesías, término bíblico, en hebreo (masha) que significa ungir, es decir derramar aceite sobre la cabeza de un rey, de un profeta, o de un sacerdote”, explica José Antonio Benito Rodríguez.

Jesús no se autodesigna nunca como el “mesías”. Son los otros, los discípulos o la gente quienes lo llaman así. No sólo Jesús no se presenta nunca como “mesías”, sino que se muestra reticente y en algunos casos contrario frente a semejante reconocimiento por parte de los demás.

¿Por qué?, se pregunta Benito Rodríguez: “Porque había tendencia de entender el término ‘mesías’ desde el punto de vista demasiado político y social. Y Jesús quería evitar a toda costa ese significado”.

“Mesianismo en sentido mas moderno es una corriente de pensamiento suscitada en las sociedades marginadas, maltratadas, excluidas, en crisis, carentes de identidad, que colocan a un líder carismático como ideal de sus esperanzas ante todo tipo de sufrimientos vividos y que creen en él en forma espontánea, sin mayor sentido crítico, como el salvador de su situación”, explica.

Lo que tienen de relación los nuevos mesianismos con la idea de mesías de la Biblia es la fe casi religiosa en el líder carismático que se fraguan, al que consideran con poderes absolutos para resolver sus problemas. La forma religiosa sin duda ocupa un lugar importante.

Para comprender la amplitud del fenómeno de los nuevos mesianismos, baste el dato de que la palabra “mesías” suscita casi dos millones de entradas en el buscador Google.

El congreso pretende estudiar y debatir estos movimientos llamados mesiánicos a la luz de lo que ha sido el mesianismo en Israel y sobre todo el mesianismo de Jesús, con la intención de inspirar, orientar y ofrecer criterios de reflexión que permitan influir en el discernimiento critico de dichos movimientos.

Los organizadores del congreso consideran que la aportación propia de “un mesianismo en la vida cotidiana”, propio de Jesús, “puede iluminar las actitudes y decisiones sociales y políticas de quienes integran un pueblo necesitado y esperanzado, pero al cual le urge razonamiento y seriedad”.

El Congreso será inaugurado por el nuncio apostólico en Perú, monseñor Bruno Musaró. El cardenal Juan Luis Cipriani, arzobispo de Lima, intervendrá en el mismo, y será clausurado el domingo 17 con una eucaristía en la catedral de Lima.

Para ver el programa completo y otra información: www.paulinas.org.pe/spaulinas/evnmal.jsp.

Evangelio 6 de Octubre de 2010

  • Primera Lectura: Gálatas 2, 1-2. 7-14
    "Reconocieron el don que he recibido"

    Hermanos: Transcurridos catorce años, subí otra vez a Jerusalén en compañía de Bernabé, llevando también a Tito.

    Subí por una revelación.

    Les expuse el Evangelio que predico a los gentiles, aunque en privado, a los más representativos, por si acaso mis afanes de entonces o de antes eran vanos.

    Al contrario, vieron que Dios me ha encargado de anunciar el Evangelio a los gentiles, como a Pedro de anunciarlo a los judíos; el mismo que capacita a Pedro para su misión entre los judíos me capacita a mí para la mía entre los gentiles.

    Reconociendo, pues, el don que he recibido, Santiago, Pedro y Juan, considerados como columnas, nos dieron la mano a Bernabé y a mí en señal de solidaridad, de acuerdo en que nosotros fuéramos a los gentiles y ellos a los judíos.

    Una sola cosa nos pidieron: que nos acordáramos de sus pobres, y esto lo he tomado muy a pecho.

    Pero cuando Pedro llegó a Antioquía, tuve que encararme con él, porque era reprensible.

    Antes de que llegaran ciertos individuos de parte de Santiago, comía con los gentiles; pero cuando llegaron aquellos, se retrajo y se puso aparte, temiendo a los partidarios de la circuncisión.

    Los demás judíos lo imitaron en esta simulación, tanto que el mismo Bernabé se vio arrastrado con ellos a la simulación.

    Ahora que, cuando yo vi que su conducta no cuadraba con la verdad del Evangelio, le dije a Pedro delante de todos: "Si tú, siendo judío, vives a lo gentil y no a lo judío, ¿cómo fuerzas a los gentiles a las prácticas judías?"

  • Salmo Responsorial: 116
    "Id al mundo entero y proclamad el Evangelio"

    Alabad al Señor, todas las naciones, / aclamadlo, todos los pueblos. R.

    Firme es su misericordia con nosotros, / su fidelidad dura por siempre. R.

  • Evangelio: Lucas 11, 1-4
    "Señor, enséñanos a orar"

    Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: "Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos".

    El les dijo: "Cuando oréis, decid: "Padre, santificado sea tu nombre, venga tu Reino, danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos dejes caer en la tentación"".

lunes, 4 de octubre de 2010

La evangelización en la amazonía brasileña. Testimonio de un obispo

Habla monseñor Meinrad, presidente de los obispos del Noroeste

ROMA, lunes 4 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- La pastoral con la población indígena, el desafío de las sectas y la promoción del apostolado laical son algunos de los retos que enfrenta la Iglesia en Brasil en la zona noroeste y la Amazonía. Sus obispos se encuentran en Roma en visita ad Limina Apostolorum en Roma.

Sobre ellos trató monseñor Franz Josef Meinrad Merkel, presidente de la Conferencia Episcopal Regional del nordeste y arzobispo de Humaitá, en una entrevista a L’ Osservatore Romano, en su edición de ayer domingo.

El reto más importante es la pastoral en un territorio inmenso, a veces impenetrable, en el que miles de pequeñas aldeas se encuentran dispersas a gran distancia.

Precisamente, uno de los retos es la pastoral con la población indígena. “Existe una comisión misionera para los Indios (CIMI), creada en 1972”, además de “pastorales específicas” en cada diócesis.

Estos organismos “se concentran en la preservación de la identidad cultural, en la defensa de las tierras resrvadas a las tribus autóctonas, y en los derechos humanos”, aunque reconoció que “no es muy frecuente” una evangelización “sistemática”.

Monseñor Meinrad se refirió también al tema de la pastoral vocacional. En cuanto al número de sacerdotes, dijo que “lamentablemente son pocos respecto a las necesidades pastorales”. Y destacó que, aunque los lazos familiares son fuertes en esta zona, “la sensibilidad con respecto a las vocaciones es muy débil”.

“Reconocemos que las vocaciones surgen de manera muy lenta, mientras los retos crecen de manera rápida”, indicó.

Frente a este reto, el obispo destacó el papel de los laicos “tanto dentro de las comunidades como en el ámbito social o político”. Y dijo que, en muchas ocasiones, son ellos “los que llevan adelante el camino de fe”.

Señaló además que, debido al territorio tan vasto, la Iglesia usa también los medios de comunicación como plataforma de evangelización. Por ejemplo, la mayoría de las diócesis tienen su propia estación de radio.

“Una diócesis grande como Porto Velho, posee una emisora propio que transmite en un área de cientos de kilómetros y que alcanza las poblaciones dispersas al interior de los bosques”, señaló.

El prelado destacó también la presencia de internet en las diócesis y el uso que dan los obispos y sacerdotes a los portales católicos: “utilizamos algunos folletos y publicaciones mensuales para mantener el contacto con nuestros fieles”, puntualizó.

En cuanto a los canales de televisión local, dijo que por falta de recursos es más difícil sostenerlos como ocurrió con el canal de la diócesis de Humaitá, que tuvo que cerrar.

Sectas

El obispo manifestó su preocupación por el continuo crecimiento de las sectas y grupos religiosos de diversa índole, especialmente las comunidades pentecostales las cuales comenzaron a expandirse hace exactamente 100 años con la llegada de la llamada Asamblea de Dios: “Estas trabajan donde la Iglesia católica no está presente”, advirtió.

Sin embargo, monseñor Meinrad destacó la labor de evangelización de muchos miembros de la Iglesia a través de actividades de formación y valoración de la Palabra de Dios, “que ya está dando sus resultados”.

La extensión de las sectas es mayor en las metrópolis, “que crecen demasiado rápido, las periferias no están bien estructuradas y encuentran allí un terreno muy fértil”, aseguró.

Frente al diálogo ecuménico con las comunidades protestantes, el prelado indicó que “depende mucho de la mentalidad de los pastores que la guían” y destacó la colaboración en algunos ámbitos “por ejemplo, en la ayuda a los discapacitados y en la lucha contra la droga”.

Pero reconoció que cuando se trata de temas relacionados con la doctrina “el diálogo se vuelve muy difícil”.

Medio ambiente

La amazonía comprende más de 5 millones de kilómetros cuadrados. Monseñor Meinrad dijo que en la zona donde él vive, la contaminación y la tala de bosques “no es muy significativa” porque la legislación en esa zona “es más restrictiva”. Pero aseguró que en otras zonas del país hay varias industrias brasileras que no respetan las leyes del medio ambiente.

Afirmó que en otras diócesis, como la de São Gabriel da Cachoeira, donde la población indígena representa un 95 %, la tala indiscriminada de bosques es mayor.

Debido a la extensión del territorio brasileño, la visita Ad Limina se divide en 13 regiones diferentes, cuyos prelados han acudido a Roma a lo largo de este año.

Evangelio 5 de Octubre de 2010

  • Primera Lectura: Gálatas 1, 13-24
    "Reveló a su Hijo en mí, para que yo lo anunciara a los gentiles"

    Hermanos: Habéis oído hablar de mi conducta pasada en el judaísmo: con qué saña perseguía a la Iglesia de Dios y la asolaba, y me señalaba en el judaísmo más que muchos de mi edad y de mi raza, como partidario fanático de las tradiciones de mis antepasados.

    Pero, cuando aquel que me escogió desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia se dignó revelar a su Hijo en mí, para que yo lo anunciara a los gentiles, en seguida, sin consultar con hombres, sin subir a Jerusalén a ver a los apóstoles anteriores a mí, me fui a Arabia, y después volví a Damasco.

    Más tarde, pasados tres años, subí a Jerusalén para conocer a Pedro, y me quedé quince días con él. Pero no vi a ningún otro apóstol, excepto a Santiago, el pariente del Señor. Dios es testigo de que no miento en lo que os escribo. Fui después a Siria y a Cilicia. Las Iglesias cristianas de Judea no me conocían personalmente; sólo habían oído decir que el antiguo perseguidor predicaba ahora la fe que antes intentaba destruir, y alababan a Dios por causa mía.

  • Salmo Responsorial: 138
    "Guíame, Señor, por el camino eterno."

    Señor, tú me sondeas y me conoces; / me conoces cuando me siento o me levanto, / de lejos penetras mis pensamientos; / distingues mi camino y mi descanso, / todas mis sendas te son familiares. R.

    Tú has creado mis entrañas, / me has tejido en el seno materno. / Te doy gracias, / porque me has escogido portentosamente, / porque son admirables tus obras. R.

    Conocías hasta el fondo de mi alma, / no desconocías mis huesos. / Cuando, en lo oculto, me iba formando, / y entretejiendo en lo profundo de la tierra. R.

  • Evangelio: Lucas 10, 38-42
    "Marta lo recibió en su casa. María ha escogido la parte mejor"

    En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Ésta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.

    Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo: "Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano."

    Pero el Señor le contestó: "Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán."

domingo, 3 de octubre de 2010

Carta del Papa para el Encuentro Mundial de las Familias 2012

Encuentro Mundial de las Familias, que tendrá lugar del 30 de mayo al 3 de junio de 2012 en Milán (Italia), sobre el tema: "La familia: el trabajo y la fiesta".
Carta del Papa para el Encuentro Mundial de las Familias 2012
Carta del Papa para el Encuentro Mundial de las Familias 2012
CIUDAD DEL VATICANO, 24 SEP 2010 (VIS).-El cardenal Ennio Antonelli, presidente del Pontificio Consejo para la Familia, presentó este mediodía en la Oficina de Prensa de la Santa Sede la Carta de Benedicto XVI para el VII Encuentro Mundial de las Familias, que tendrá lugar del 30 de mayo al 3 de junio de 2012 en Milán (Italia), sobre el tema: "La familia: el trabajo y la fiesta".

También participaron en la rueda de prensa el obispo Jean Laffitte, monseñor Carlos Simón Vázquez y el padre Gianfranco Grieco, O.F.M. Conv., respectivamente secretario, subsecretario y jefe de oficina del dicasterio; el obispo Erminio De Scalzi, auxiliar de la archidiócesis de Milán, delegado del cardenal arzobispo Dionigi Tettamanzi para la organización del Encuentro y don Davide Milani, responsable de las comunicaciones sociales de la archidiócesis de Milán.

"El trabajo y la fiesta -escribe el Papa en la carta- están íntimamente relacionados con la vida de las familias: afectan las decisiones, tienen influencia en las relaciones entre los cónyuges y entre padres e hijos, inciden en la relación entre la familia y la sociedad y la Iglesia".

El Santo Padre resalta que "hoy en día, por desgracia, la organización del trabajo, diseñada y puesta en práctica en función de la competencia del mercado y de la ganancia máxima, y el concepto de la fiesta como oportunidad para la evasión y el consumo, contribuyen a la disgregación de la familia y la comunidad y a difundir un estilo de vida individualista. Por eso -continúa-, es necesario promover una reflexión y un compromiso para conciliar las exigencias y los tiempos del trabajo con los de la familia y a recuperar el verdadero sentido de la fiesta, especialmente del domingo, pascua semanal, día del Señor y día del hombre, día de la familia, de la comunidad y de la solidaridad".

"El próximo Encuentro Mundial de las Familias -escribe el Papa- es una ocasión privilegiada para volver a plantear el trabajo y la fiesta en la perspectiva de una familia unida y abierta a la vida, bien integrada en la sociedad y en la Iglesia, atenta a la calidad de las relaciones y a la economía del núcleo familiar".

El Papa manifiesta el deseo de que "ya en el año 2011, XXX aniversario de la exhortación apostólica "Familiaris consortio", "carta magna" de la pastoral familiar, comience un itinerario con iniciativas a nivel parroquial, diocesano y nacional, con el fin de destacar las experiencias de trabajo y de fiesta en sus aspectos más reales y positivos, con especial hincapié en la incidencia sobre la experiencia de vida concreta de las familias".

Al final de la carta, el Santo Padre señala que el VII Encuentro Mundial, "al igual que los anteriores, durará cinco días y culminará el sábado por la noche con la "Fiesta de los testimonios" y la mañana del domingo con la misa solemne. En estas dos celebraciones, que presidiré, nos reuniremos como "familia de familias".

Comentando el tema de la carta, el cardenal Antonelli se refirió a los problemas que afectan a la familia. "Se privatiza y se reduce a un lugar de afectos y de gratificación individual; no recibe el adecuado apoyo cultural, jurídico, económico y político; sufre el gravoso condicionamiento de dinámicas desintegradoras complejas, entre las que tienen una influencia significativa la organización del trabajo y el declive de la fiesta a "tiempo libre". En este sentido, subrayó que el tema del Encuentro de Milán "puede suponer una importante contribución a la defensa y promoción de los valores humanos auténticos en el mundo actual, empezando por nuevos estilos de vida familiar".

"En ámbito familiar, hay que promover la redistribución de las tareas domésticas y la posibilidad de trabajar fuera del hogar, de común acuerdo por parte de los cónyuges, la asunción de un estilo de vida inspirado en la sobriedad, el cuidado de las relaciones personales, la apertura a la comunidad eclesial y las necesidades de los demás. Finalmente, es necesario -concluyó- que la celebración del día festivo ilumine el sentido de la vida y del trabajo mismo, fortaleciendo la cohesión de la familia y su inclusión en la comunidad en general, reavivando la relación con la persona de Cristo, Señor y Salvador, que nos acompaña en nuestro camino diario".

Por su parte, el obispo auxiliar de Milán, monseñor De Scalzi, señaló que "sería significativo si consiguiéramos acoger en Milán, sobre todo a las familias pobres del sur del mundo. Pienso en los que viven en países donde es difícil hacer oír su voz. Es importante que los representantes de estas familias pueden traer su testimonio de vida y contarnos cómo entienden el trabajo y la fiesta en relación con el núcleo familiar".

Evangelio 4 de Octubre de 2010

  • Primera Lectura: Gálatas 1, 6-12
    "No he recibido ni aprendido de ningún hombre el Evangelio, sino por revelación de Jesucristo"

    Hermanos: Me sorprende que tan pronto hayáis abandonado al que os llamó a la gracia de Cristo, y os hayáis pasado a otro evangelio. No es que haya otro evangelio, lo que pasa es que algunos os turban para volver del revés el Evangelio de Cristo. Pues bien, si alguien os predica un evangelio distinto del que os hemos predicado-seamos nosotros mismos o un ángel del cielo-, ¡sea maldito! Lo he dicho y lo repito: Si alguien os anuncia un evangelio diferente del que recibisteis, ¡ sea maldito! Cuando dijo esto, ¿busco la aprobación de los hombres, o la de Dios?; ¿trato de agradar a los hombres? Si siguiera todavía agradando a los hombres, no sería siervo de Cristo.

    Os notifico, hermanos, que el Evangelio anunciado por mí no es de origen humano; yo no lo he recibido ni aprendido de ningún hombre, sino por revelación de Jesucristo.

  • Salmo Responsorial: 110
    "El Señor recuerda siempre su alianza."

    Doy gracias al Señor de todo corazón, / en compañía de los rectos, en la asamblea. / Grandes son las obras del Señor, / dignas de estudio para los que las aman. R.

    Justicia y verdad son las obras de sus manos, / todos sus preceptos merecen confianza: / son estables para siempre jamás, / se han de cumplir con verdad y rectitud. R.

    Envió la redención a su pueblo, / ratificó para siempre su alianza, / su nombre es sagrado y temible. / La alabanza del Señor dura por siempre. R.

  • Evangelio: Lucas 10, 25-37
    "¿Quién es mi prójimo?"

    En aquel tiempo se presentó un letrado y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba: "Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?" El le dijo: "¿Qué está escrito en la Ley?, ¿qué lees en ella?" El letrado contestó: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo" El le dijo: "Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida" Pero el letrado, queriendo aparecer como justo, preguntó a Jesús: "¿Y quién es mi prójimo?" Jesús le dijo: "Un hombre que bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo, dio un rodeo y pasó de largo.

    Pero un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él y, al verlo, le dio lástima, se le acercó, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó en una posada y lo cuidó. Al día siguiente sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo: "Cuida de él, y lo que gastes de más, yo te lo pagaré a la vuelta. ¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos?" El letrado contestó: "El que practicó la misericordia con él" Díjole Jesús: "Anda, haz tu lo mismo".

¿Dónde está la diferencia?

Lucas 17, 5-10. Tiempo Ordinario. Fe es también saber obedecer y servir a Dios con humildad, sencillez, amor y dedicación.
¿Dónde está la diferencia?
¿Dónde está la diferencia?
Lucas 17, 5-10


Dijeron los apóstoles al Señor; Auméntanos la fe. El Señor dijo: Si tuvierais fe como un grano de mostaza, habríais dicho a este sicómoro: Arráncate y plántate en el mar, y os habría obedecido. ¿Quién de vosotros tiene un siervo arando o pastoreando y, cuando regresa del campo, le dice: Pasa al momento y ponte a la mesa? ¿No le dirá más bien: Prepárame algo para cenar, y cíñete para servirme hasta que haya comido y bebido, y después comerás y beberás tú? ¿Acaso tiene que agradecer al siervo porque hizo lo que le fue mandado? De igual modo vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os fue mandado, decid: Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer.


Reflexión


¿Cuál es la diferencia entre un creyente y un ateo? ¿O qué distingue a una persona religiosa de otra que es indiferente a la religión? Por supuesto que muchas cosas. Pero yo creo que la diferencia más fundamental es, precisamente, la fe. Es muy diferente creer y no creer, tener fe o vivir como si Dios no existiera.

Muchas veces he preguntado a niños, jóvenes y adultos si es igual estar bautizado o no, tener fe o no tenerla; y qué es lo que hace la diferencia. Y, desafortunadamente, no siempre me lo han sabido decir. Yo estoy convencido de que existe un abismo entre uno y otro. La persona bautizada ha recibido, además de la purificación del pecado original y la filiación divina –que es un regalo verdaderamente increíble— el don incomparable de la fe. Y la fe cambia radicalmente la vida. Es como si un ciego de nacimiento comenzara a ver y pudiera contemplar toda la belleza de esta maravillosa creación que Dios ha hecho para nosotros. O como si un hombre encerrado en una cueva fuera, de pronto, llevado a la cima de una elevada montaña para contemplar desde las alturas todos los valles y el paisaje que se extiende delante de sus ojos.

Una persona con fe es tremendamente afortunada. Tiene en su mano la llave de la felicidad y el secreto para vivir en paz, con alegría y serenidad todos los momentos de su existencia, incluso los más difíciles e incomprensibles para nuestra pobre naturaleza humana. Muchas veces he podido asistir y acompañar a tantas personas en momentos terribles de dolor –ante la muerte de un ser querido o ante desgracias inesperadas— y siempre me han dado mucho que pensar. Unos, porque han sabido aceptar esos sufrimientos con una grandísima paz y serenidad, y siempre me han edificado muchísimo; y los otros porque, en las mismas circunstancias o ante situaciones menos dramáticas, se han rebelado contra Dios, se han desesperado y perdido temporalmente la luz e incluso la razón de su misma existencia....

¡De veras que la fe cambia radicalmente la vida! Y, por desgracia, en nuestro mundo secularizado de hoy –sobre todo acá en Europa— es cada vez más frecuente encontrar a gente que se declara agnóstica o que, siendo cristianos, viven una fe muy superficial y subjetiva; o que, por el ambiente tan materialista que los envuelve, parece como si Dios no existiese para ellos.

En el Evangelio de hoy, los discípulos le piden a nuestro Señor, a quemarropa: “Señor, auméntanos la fe”. Seguramente, al lado de Cristo, ya habían aprendido lo que era la fe, y la diferencia tan abismal entre una persona creyente y otra incrédula. Jesús, antes de hacer cualquier milagro, ponía siempre la fe como condición para realizarlo. Aquella mujer sirofenicia, a pesar de no pertenecer al pueblo elegido, arrancó de Cristo la curación de su hijita gracias a su fe humilde y perseverante. Y aquel centurión romano –que también era “pagano”— logró de Jesús un milagro para uno de sus servidores enfermos, y nuestro Señor quedó profundamente conmovido ante una fe tan maravillosa. Fue también la fe de aquella mujer hemorroísa la que arrancó de Cristo su curación, después de doce años enferma y tras haber gastado toda su fortuna en médicos. Gracias también a la fe, Jairo consiguió que Jesús resucitara a su hijita muerta.

Todo el Evangelio está lleno de estos ejemplos. Y Cristo nos dice hoy algo muy impresionante. Tal vez, a fuerza de escucharlo, ya nos hemos acostumbrado. Pero fijémonos muy bien en sus palabras: “Si tuvierais fe como un granito de mostaza, dirías a esta morera: ‘Arráncate de raíz y plántate en el mar’, y os obedecería”.

¿Cuántos de nosotros, que nos llamamos buenos cristianos –y que, seguramente lo somos— hemos hecho algún milagro? O mejor: ¿cuántos milagros hemos realizado hasta el día de hoy, gracias a nuestra fe en Cristo? Cristo cumple siempre su palabra. Entonces, ¿dónde está el problema? Tal vez en que nuestra fe es tan, tan pequeña que no llega ni siquiera al tamaño de un minúsculo granito de mostaza... Y no me estoy refiriendo yo a milagros “espectaculares”. Cuando Cristo habla de trasplantar moreras y de mover montañas, se refiere no tanto a las montañas físicas, sino a las dificultades de la vida y a circunstancias aparentemente insuperables. La fe, si es auténtica, es capaz de remover obstáculos gigantescos.

En la segunda parte del Evangelio de hoy se nos presenta otro tema que, en apariencia, no tiene nada que ver con esta primera parte. Nuestro Señor nos pone el caso del criado que sirve a su amo en cuanto éste llega del campo. Y Jesús pregunta a sus discípulos: “¿Acaso deberá estar agradecido con el criado porque ha hecho lo mandado?”. La frase, aunque cierta, podría desconcertarnos un poco, como si nuestro Señor nos estuviera diciendo que Dios no tiene por qué agradecer nuestros servicios. Aparte de que no se ve mucha relación con el tema de la fe, la afirmación parece un poco dura...

Pero vamos a explicarlo. Hay que decir, en primer lugar, que no tenemos que aplicar esta frase a Dios, sino a nosotros. O sea, Jesús no nos está revelando los sentimientos del Padre en relación con nosotros, sino que nos está indicando cuáles deben ser nuestros sentimientos y actitudes personales en nuestras relaciones con Dios. En otras palabras, nuestro Señor no se identifica con ese amo de la parábola, que con razón nos resulta un poco chocante: un arrogante señorón, mandón y orgulloso, que primero se interesa de sí mismo y luego de los demás. En realidad, el amo tiene el derecho de comportarse así con el criado, pero nos parece egoísta y pretencioso. Al menos, debería cuidar las buenas formas de educación, también con su criado.

Pero hay que mirar las cosas en sentido inverso. Es decir, desde la perspectiva del criado. Nosotros somos esos “siervos inútiles” del Evangelio. Y, cuando hayamos hecho todo lo que nos está mandado, digamos como el siervo de la parábola: “Somos unos siervos inútiles, y lo que teníamos que hacer, eso hicimos”.

Somos nosotros los afortunados al haber sido llamados por Dios para su servicio. Es una honra y un santo orgullo poder ser contados entre los servidores de Dios. Y lo que necesitamos para cumplir bien con nuestro deber es, ante todo, una grandísima humildad, disponibilidad, empeño generoso y docilidad para servir y obedecer. Es un don gratuito el que hemos recibido de parte de Dios. ¡Y dichosos nosotros si nos comportamos así! Además, es lo único lógico y sabio que podemos hacer, siendo creaturas e hijos de un Padre tan generoso y tan bueno.

Esto, en definitiva, es también fe. No sólo es la capacidad para hacer milagros. Fe es también saber obedecer y servir a Dios con humildad, sencillez, amor y dedicación. La fe debe traducirse en obras. Si no –como nos dice el apóstol Santiago— “es una fe muerta” (cfr. St 2, 14-26) . La fe debe ser activa y operante para ser auténtica. Una fe amorosa hecha obediencia, humildad y servicio fiel a Dios nuestro Señor.

Evangelio 3 de Octubre de 2010

  • Primera Lectura: Habacuc 1, 2-3; 2, 2-4
    "El justo vivirá por su fe"

    ¿Hasta cuándo clamaré, Señor, sin que me escuches?

    ¿Te gritaré: "Violencia", sin que me salves?

    ¿Por qué me haces ver desgracias, me muestras trabajos, violencias y catástrofes, surgen luchas, se alzan contiendas?

    El Señor me respondió así: "Escribe la visión, grábala en tablillas, de modo que se lea de corrido.

    La visión espera su momento, se acerca su término y no fallará;

    si tarda, espera, porque ha de llegar sin retrasarse.

    El injusto tiene el alma hinchada, pero el justo vivirá por su fe."

  • Salmo Responsorial: 94
    "Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: "No endurezcáis vuestro corazón.""

    Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos. R.

    Entrad, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. R.

    Ojalá escuchéis hoy su voz: "No endurezcáis el corazón como en Meribá, como el día de Masa en el desierto; cuando vuestros padres me pusieron a prueba y me tentaron, aunque habían visto mis obras." R.

  • Segunda Lectura: II Timoteo 1, 6-8. 13-14
    "No te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor"

    Querido hermano:

    Reaviva el don de Dios, que recibiste cuando te impuse las manos; porque Dios no nos ha dado un espíritu cobarde, sino un espíritu de energía, amor y buen juicio.

    No te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor y de mí, su prisionero.

    Toma parte en los duros trabajos del Evangelio, según la fuerza de Dios.

    Ten delante la visión que yo te di con mis palabras sensatas y vive con fe y amor en Cristo Jesús.

    Guarda este precioso depósito con la ayuda del Espíritu Santo que habita en nosotros.

  • Evangelio: Lucas 17, 5-10
    "¡Si tuvierais fe ... !"

    En aquel tiempo, los apóstoles le pidieron al Señor: "Auméntanos la fe." El Señor contestó: "Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: "Arráncate de raíz y plántate en el mar." Y os obedecería. Suponed que un criado vuestro trabaja como labrador o como pastor; cuando vuelve del campo, ¿quién de vosotros le dice: "En seguida, ven y ponte a la mesa"? ¿No le diréis: 'Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú"? ¿Tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: cuando hayáis hecho todo lo mandado, decid: "Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer.""