sábado, 18 de abril de 2015

Evangelio 18 de Abril de 2015

  • Primera Lectura: Hechos 6,1-7
    "Eligieron a siete hombres llenos de espíritu"
    En aquellos días, al crecer el número de los discípulos, los de lengua griega se quejaron contra los de lengua hebrea, diciendo que en el suministro diario no atendían a sus viudas. Los Doce convocaron al grupo de los discípulos y les dijeron: "No nos parece bien descuidar la palabra de Dios para ocuparnos de la administración. Por tanto, hermanos, escoged a siete de vosotros, hombres de buena fama, llenos de espíritu y de sabiduría, y los encargaremos de esta tarea: nosotros nos dedicaremos a la oración y al ministerio de la palabra." La propuesta les pareció bien a todos y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo, a Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Parmenas y Nicolás, prosélito de Antioquía. Se los presentaron a los apóstoles y ellos les impusieron las manos orando. La palabra de Dios iba cundiendo, y en Jerusalén crecía mucho el número de discípulos; incluso muchos sacerdotes aceptaban la fe.
  • Salmo Responsorial: 32
    "Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti."
    Aclamad, justos, al Señor, / que merece la alabanza de los buenos. / Dad gracias al Señor con la citara, / tocad en su honor el arpa de diez cuerdas. R. Que la palabra del Señor es sincera, / y todas sus acciones son leales; / él ama la justicia y el derecho, / y su misericordia llena la tierra. R. Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, / en los que esperan en su misericordia, / para librar sus vidas de la muerte / y reanimarlos en tiempo de hambre. R.
  • Evangelio: Juan 6,16-21
    "Vieron a Jesús caminando sobre el lago"
    Al oscurecer, los discípulos de Jesús bajaron al lago, embarcaron y empezaron a atravesar hacia Cafarnaún. Era ya noche cerrada, y todavía Jesús no los había alcanzado; soplaba un viento fuerte, y el lago se iba encrespando. Habían remado unos cinco o seis kilómetros, cuando vieron a Jesús que se acercaba a la barca, caminando sobre el lago, y se asustaron. Pero él les dijo: "Soy yo, no temáis." Querían recogerlo a bordo, pero la barca tocó tierra en seguida, en el sitio a donde iban

Evangelio meditado

Jesús camina sobre el agua
Pascua
Juan 6, 16-21. Pascua. A pesar de la tormenta no hay que temer porque tenemos a Cristo por capitán del barco.


Por: Misael Cisneros | Fuente: Catholic.net



Del santo Evangelio según san Juan 6, 16-21
Al atardecer, bajaron sus discípulos a la orilla del mar, y subiendo a una barca, se dirigían al otro lado del mar, a Cafarnaúm. Había ya oscurecido, y Jesús todavía no había venido donde ellos; soplaba un fuerte viento y el mar comenzó a encresparse. Cuando habían remado unos veinticinco o treinta estadios, ven a Jesús que caminaba sobre el mar y se acercaba a la barca, y tuvieron miedo. Pero él les dijo: «Soy yo. No temáis». Quisieron recogerle en la barca, pero en seguida la barca tocó tierra en el lugar a donde se dirigían.

Oración introductoria
Gracias, Señor, por recordarme que no debo temerte. Y es que es tan sutil y persistente la tentación de buscarte en la oración, pero realmente escucharte… hasta donde «no duela o no incomode demasiado». Por eso suplico que envíes la luz de tu Espíritu Santo para que este momento de oración sea un auténtico encuentro contigo.

Petición
Jesucristo, dame la gracia de saberme abandonar en tu Providencia divina.

Meditación del Papa Francisco
Estén bien alerta cuando hay grupos que buscan la destrucción, que buscan la guerra, que no saben trabajar en equipo. Defiéndanse entre ustedes, como equipo, como grupo, y trabajen fuerte allí. Sé que están trabajando muy bien, y muy bien apoyados. Y el Ministerio de Educación, sé que los apoya. Sigan adelante por este camino de trabajar en equipo y defenderse de aquellos que quieren atomizarlos y quitarles esa fuerza del grupo. Que Dios los bendiga.
Pregunta del presentador: ¿Qué mensaje le quiere decir Francisco a estos cinco chicos que lo escucharon y a todos los miles de niños de todo el mundo que están siguiendo ahora esta comunicación? ¿Qué mensaje les quieres dar a todos?
R. Una cosa que no es mía –Jesús la decía muchas veces–: “No tengan miedo”. Nosotros en mi país tenemos una expresión que no sé cómo la traducirán en inglés: “No se arruguen”. No tengan miedo, vayan adelante, tiendan puentes de paz, jueguen en equipo y hagan el futuro mejor porque acuérdense que el futuro está en las manos de ustedes. Sueñen el futuro volando, pero no olviden la herencia cultural, sapiencial y religiosa que les dejaron sus mayores. Adelante y con valentía. Hagan el futuro. (S.S. Francisco, palabras con motivo del lanzamiento de la Plataforma de Scholas, 5 de septiembre de 2014)
Reflexión
"Duc in altum! ¡Caminemos con esperanza! Un nuevo milenio se abre ante la Iglesia como un océano inmenso en el cual hay que aventurarse, contando con la ayuda de Cristo".

Con este texto tan esperanzador inicia la conclusión de la carta apostólica "Novo Millennio Ineunte", que escribió el Papa Juan Pablo II al inicio del siglo XXI. Y qué similitud con el evangelio de hoy pues, los apóstoles también se aventuraron a navegar en el mar de Cafarnaúm, sin tener la más mínima idea de la sorpresa que Cristo les esperaba. Sorpresa que les ayudaría a crecer en su fe en el Hijo de Dios.

Era oscuro, el mar estaba encrespado y además soplaba un fuerte viento. ¿Quién no se asusta ante una situación de este tipo? Obviamente los apóstoles eran pescadores y como tales sabían cómo actuar. Pero ¿ver a alguien caminando sobre las aguas? ¿Quién está acostumbrado a ver semejante acto? Hoy día sólo en las películas del Hollywood.

Y con razones fundadas podríamos decirle a Cristo, "pero, Jesús, mira cómo está el mar en la oscuridad y Tú te les presentas de esa manera, no les asustes así". Pero Cristo nos quería enseñar que lo buscásemos aun en medio de las pruebas. Aunque el mar de nuestra esté oscuro y encrespado no hay que temer porque está Él entre nosotros.

Los cristianos también nos aventuramos en este mar inmenso. También se tambalea nuestra barca y la oscuridad nos asusta. Pero a pesar de la tormenta no hay que temer porque tenemos a Cristo por capitán del barco. Confiemos en Él con la esperanza de que llegaremos a tierra sanos y salvos. Sólo dejémonos guiar.

Propósito
Dejar a un lado las preocupaciones inútiles al confiar y reconocer la presencia de Dios en mi vida.
Diálogo con Cristo
Espíritu Santo santificador, aumenta mi fe de modo que tenga la docilidad para saber abandonarme a tu Providencia, con la seguridad de que nunca seré tentado por encima de mis fuerzas y que Tú eres infinitamente bueno, sabio, omnipotente y, lo más importante, me amas tal como soy.

viernes, 17 de abril de 2015

Evangelio 17 de Abril de 2015

  • Primera Lectura: Hechos 5,34-42
    "Salieron contentos de haber merecido aquel ultraje por el nombre de Jesús"
    En aquellos días, un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la Ley, respetado por todo el pueblo, se levantó en el Sanedrín, mandó que sacaran fuera un momento a aquellos hombres y dijo: "Israelitas, pensad bien lo que vais a hacer con esos hombres. No hace mucho salió un tal Teudas, dándoselas de hombre importante, y se le juntaron unos cuatrocientos hombres. Fue ejecutado, dispersaron a todos sus secuaces, y todo acabó en nada. Más tarde, cuando el censo, salió Judas el Galileo, arrastrando detrás de sí gente del pueblo; también pereció, y dispersaron a todos sus secuaces. En el caso presente, mi consejo es éste: No os metáis con esos hombres; soltadlos. Si su idea y su actividad son cosa de hombres, se dispersarán; pero, si es cosa de Dios, no lograréis dispersarlos, y os expondríais a luchar contra Dios." Le dieron la razón y llamaron a los apóstoles, los azotaron, les prohibieron hablar en nombre de Jesús y los soltaron. Los apóstoles salieron del Sanedrín contentos de haber merecido aquel ultraje por el nombre de Jesús. Ningún día dejaban de enseñar, en el templo y por las casas, anunciando el Evangelio de Jesucristo.
  • Salmo Responsorial: 26
    "Una cosa pido al Señor: habitar en su casa."
    El Señor es mi luz y mi salvación, / ¿a quién temeré? / El Señor es la defensa de mi vida, / ¿quién me hará temblar? R. Una cosa pido al Señor, / eso buscaré: / habitar en la casa del Señor / por los días de mi vida; / gozar de la dulzura del Señor, / contemplando su templo. R. Espero gozar de la dicha del Señor / en el país de la vida. / Espera en el Señor, sé valiente, / ten ánimo, espera en el Señor. R.
  • Evangelio: Juan 6,1-15
    "Repartió a los que estaban sentados todo lo que quisieron"
    En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del lago de Galilea (o de Tiberíades). Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos. Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe: "¿Con qué compraremos panes para que coman éstos?" Lo decía para tantearlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer. Felipe le contestó: "Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo." Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice: "Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces; pero, ¿qué es eso para tantos?" Jesús dijo: "Decid a la gente que se siente en el suelo." Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; sólo los hombres eran unos cinco mil. Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado. Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: "Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se desperdicie." Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos de los cinco panes de cebada, que sobraron a los que habían comido. La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía: "Este sí que es el Profeta que tenía que venir al mundo." Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.

¿Debemos creer en las revelaciones personales?

Una aparición, cuando es autorizada por la Iglesia, no puede ir en contra de la verdad que Dios ha revelado


Por: Germán Sánchez Griese | Fuente: Catholic.net




“Debes creer en las apariciones de...” “Yo no sé si sea cierto, pero desde que fui al Santuario de tal lugar, mi vida ha cambiado. Fue una experiencia de fe, una conversión de vida”.
Con estos y otros muchos argumentos, hay personas que se esfuerzan por propagar los mensajes que la Virgen ha prodigado en diversas partes del mundo. Garabandel o Medjugorie son dos nombres entre otros muchos que vienen a nuestra mente como muestras de ese esfuerzo colectivo por dar a conocer un mensaje de la Virgen. En no pocas ocasiones estas personas recurren incluso a la amenaza o al tremendismo al presagiar acontecimientos funestos en caso de que no se sigan las indicaciones y las peticiones de la Virgen. Muchos incluso contrastan estas apariciones con las aceptadas por la autoridad eclesiástica como pueden ser Fátima, Lourdes o Guadalupe. ¿Cuál es la diferencia entre unas y otras apariciones? ¿Debemos o no debemos creer a estas apariciones recientes y a sus mensajes en ellas contenidos?
Es necesario distinguir antes que nada lo que son las apariciones y sus aportaciones a la verdad revelada. Cada católico busca, sin lugar a dudas, su salvación. Su vida se convierte así en un esfuerzo por seguir la voluntad de Dios. ¿En dónde se encuentra contenida la voluntad de Dios? Sin duda alguna en la Palabra revelada, en la Biblia, en las Sagradas Escrituras. Ahí queda consignada la Palabra de Dios y todo lo que es necesario para la salvación de nuestra alma. El Decálogo se fundamenta sobre estas palabras: “Yo soy el Señor, tu Dios, que te he sacado del país de Egipto, de la casa de servidumbre. No habrá para ti otros dioses delante de mí.” (Ex. 20, 2-3). Por lo tanto “aquello que es el hombre y lo que debe hacer se manifiesta en el momento en el cual Dios se revela a sí mismo”, como nos dice la Encíclica Veritatis Slpendor del 6 de agosto de 1993 en el número 10.
Todo lo que el hombre necesita para salvarse se encuentra en la verdad revelada, consignada en la Biblia. Bien sabemos que esta verdad no es una verdad que queda encerrada en el tiempo, una verdad sólo aplicable a un determinado tiempo histórico y a unos hombres. Esta verdad se extiende a todos los hombres y a todos los tiempos de la historia. ¿Quién es la encargada de velar por la fidelidad de la transmisión del mensaje? Es la Iglesia Católica, pues fue Cristo, su mismo fundador quién le encargó a la Iglesia esta misión. “Dentro de la Tradición se desarrolla, con la asistencia del Espíritu Santo, la interpretación auténtica de la ley del Señor. El mismo Espíritu, que está en el origen de la Revelación, de los mandamientos y de las enseñanzas de Jesús, garantiza que sean custodiados santamente, expuestos fielmente y aplicados correctamente en el correr de los tiempos y de las circunstancias.
Las apariciones por lo tanto no añaden nada a la verdad revelada. Las apariciones, para ser auténticas, ayudan a comprender y a vivir mejor la verdad revelada y deben sujetarse siempre a las normas de la Iglesia, como guardiana que es, a nombre de Jesucristo, del depósito de la fe. Por lo tanto nadie está obligado a creer en las apariciones. Son una ayuda para vivir la fe, para la conversión, para acercarse más a una vida de gracia. Pero no son esenciales a la fe.
Aclaremos bien lo dicho anteriormente: una aparición, cuando es autorizada por la Iglesia, no puede ir en contra de la verdad que Dios ha revelado a través de la Escritura y de la Tradición. Debe ayudar y ése es su objetivo principal, a vivir con mayor fidelidad la verdad revelada. Como un caso semejante tenemos la devoción a los santos que no añaden nada a la verdad revelada, pero su ejemplo y su intercesión en el Cielo nos ayuda a vivir con más coherencia, con más amor, con más fidelidad y con más valentía nuestra fe.
Si hay personas que de alguna manera tratan de tergiversar la fe católica haciéndola aparecer como dependiente de un suceso, como puede ser una aparición, la recitación de oraciones en una cadena que no debe ser interrumpida, la devoción particular a un santo o persona venerable, hay que explicarles con mucha caridad que no están dentro del camino que Cristo ha querido para la salvación. Esos actos nos sirven y nos ayudan para alcanzar la salvación, no cabe duda, pero ni son la salvación en sí ni sólo con cumplirlos alcanzamos la salvación.
La salvación se encuentra en la Palabra revelada y custodiada por la Iglesia, tal y como ha quedado consignado en el Código de Derecho Canónico: “Compete siempre y en todo lugar a la Iglesia proclamar los principios morales, incluso los referentes al orden social, así como dar su juicio sobre cualesquiera asuntos humanos, en la medida que lo exijan los derechos fundamentales de la persona humana o la salvación de las almas” (CDC. Can. 747, 2).

jueves, 16 de abril de 2015

Evangelio 16 de Abril de 2015

  • Primera Lectura: Hechos 5,27-33
    "Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo"
    En aquellos días, los guardias condujeron a los apóstoles a presencia del Sanedrín, y el sumo sacerdote les interrogó: "¿No os habíamos prohibido formalmente enseñar en nombre de ése? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre." Pedro y los apóstoles replicaron: "Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. La diestra de Dios lo exaltó, haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen." Esta respuesta los exasperó, y decidieron acabar con ellos.
  • Salmo Responsorial: 33
    "Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha."
    Bendigo al Señor en todo momento, / su alabanza está siempre en mi boca. / Gustad y ved qué bueno es el Señor, / dichoso el que se acoge a él. R. El Señor se enfrenta con los malhechores, / para borrar de la tierra su memoria. / Cuando uno grita, el Señor lo escucha / y lo libra de sus angustias. R. El Señor está cerca de los atribulados, / salva a los abatidos. / Aunque el justo sufra muchos males, / de todos lo libra el Señor. R.
  • Evangelio: Juan 3,31-36
    "El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano"
    El que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos. De lo que ha visto y ha oído da testimonio, y nadie acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica la veracidad de Dios. El que Dios envió habla las palabras de Dios, porque no da el Espíritu con medida. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano. El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él.

El Evangelio Meditado

El que cree en el Hijo tiene vida eterna
Pascua
Juan 3, 31-36. Pascua. Por esto debemos apreciar la vida de gracia, la presencia de Dios en nuestras almas.


Por: Omar López | Fuente: Catholic.net



Del santo Evangelio según san Juan 3, 31-36
El que viene de lo alto está por encima de todos. Pero el que viene de la tierra es de la tierra y habla de las cosas de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos. Da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz. Aquel al que Dios envió habla las palabras de Dios, porque Dios le ha concedido sin medida su Espíritu. El Padre ama a su Hijo y todo lo ha puesto en su mano. El que cree en el Hijo tiene vida eterna Pero el que es rebelde al Hijo no verá la vida, porque la cólera divina perdura en contra de él.

Oración introductoria
Padre mío, creo en tu Hijo Jesucristo, creo en su testimonio y sé que me amas, por eso confío en que me darás tu gracia para que esta oración me lleve a crecer en la fe y en la esperanza para así poder, también, corresponder a tu amor amando a los demás.

Petición
Señor y Dios mío, que la gracia de Cristo resucitado me haga creer con una fe viva y operante.

Meditación del Papa Francisco
Ya en esta vida nosotros participamos de la resurrección de Cristo. Si es verdad que Jesús nos resucitará al final de los tiempos, es también verdad que, en un aspecto, ya estamos resucitados con Él. ¡La Vida Eterna comienza ya en este momento!
Comienza durante toda la vida hacia aquel momento de la resurrección final ¡Ya estamos resucitados! De hecho, mediante el Bautismo, estamos insertos en la muerte y resurrección de Cristo y participamos de una vida nueva, es decir la vida del Resucitado. Por tanto, en la espera de este último día, tenemos en nosotros una semilla de resurrección, como anticipo de la resurrección plena que recibiremos en herencia. Por eso también el cuerpo de cada uno es resonancia de eternidad, por tanto ha de ser respetado siempre; y sobre todo debe ser respetada y amada la vida de todos los que sufren, para que sientan la cercanía del Reino de Dios, de esa condición de vida eterna hacia la que caminamos. Este pensamiento nos da esperanza. Estamos en camino hacia la resurrección. Esta es nuestra alegría: un día encontrar a Jesús, encontrar a Jesús todos juntos. Todos juntos, no aquí en la Plaza, en otra parte, pero alegres con Jesús. Y este es nuestro destino.»(S.S. Francisco, catequesis 4 de diciembre de 2013).
Reflexión
Jesús no deja dudas sobre el hecho de que Él ha bajado del cielo y por ello conoce perfectamente todo lo que hay allí. Él conoce bien el deseo que tiene Dios de vivir en el corazón de los hombres y por esto no hace otra cosa que hablar de las cosas de Dios. Los hombres normalmente hablan sólo de las cosas terrenas, porque no saben apreciar las grandezas de las cosas celestes. Pero anuncia la belleza de la promesa: Dios da el espíritu sin medida.

Cuando un cristiano abre su corazón a Dios, no recibe solamente la felicidad que espera, sino mucho más: Él concede la felicidad en esta vida y el premio de la vida futura. ¡Cuánto es generoso el amor de Dios que devuelve a ciento por uno! No guarda para sí sus dones.

Jesús concluye con una cierta tristeza, pensando en aquellos que han cerrado su propio corazón: aquel que no cree en el Hijo no verá la vida. Por esto debemos apreciar la vida de gracia, la presencia de Dios en nuestras almas, dado que no imaginamos cuánto seremos felices cuando abramos completamente las puertas de nuestro corazón a Cristo. La vida eterna, dice Jesús, comienza creyendo en Él, en lo concreto de cada día, no sustituyendo la fe con los trabajos humanos, sino mostrando la fe a través el trabajo.

Propósito
Rezar tres padrenuestros para que toda mi familia crezca en la fe y amor a Cristo.

Diálogo con Cristo 
Jesús, gracias por el don de la fe. Ayúdame a ejercitarme en esta virtud a través de todos los acontecimientos ordinarios de la vida y a manifestar en mis palabras y obras mi fe en Ti. Porque quien ha encontrado algo verdadero, hermoso y bueno para su vida, corre a compartirlo por doquier, lo hace sin temor alguno, porque sabe que, así como ha recibido un gran regalo, recibirá también los medios para compartir este don con los demás.

miércoles, 15 de abril de 2015

Evangelio 15 de Abril de 2015

  • Primera Lectura: Hechos 5,17-26
    "Los hombres que metisteis en la cárcel están en el templo enseñando al pueblo"
    En aquellos días, el sumo sacerdote y los de su partido -la secta de los saduceos-, llenos de envidia, mandaron prender a los apóstoles y meterlos en la cárcel común. Pero, por la noche, el ángel del Señor les abrió las puertas de la celda y los sacó fuera, diciéndoles: "Id al templo y explicadle allí al pueblo íntegramente este modo de vida." Entonces ellos entraron en el templo al amanecer y se pusieron a enseñar. Llegó entre tanto el sumo sacerdote con los de su partido, convocaron el Sanedrín y el pleno de los ancianos israelitas, y mandaron por los presos a la cárcel. Fueron los guardias, pero no los encontraron en la celda, y volvieron a informar: "Hemos encontrado la cárcel cerrada, con las barras echadas, y a los centinelas guardando las puertas; pero, al abrir, no encontramos a nadie dentro." El comisario del templo y los sumos sacerdotes no atinaban a explicarse qué había pasado con los presos. Uno se presentó, avisando: "Los hombres que metisteis en la cárcel están ahí en el templo y siguen enseñando al pueblo." El comisario salió con los guardias y se los trajo, sin emplear la fuerza, por miedo a que el pueblo los apedrease.
  • Salmo Responsorial: 33
    "Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha."
    Bendigo al Señor en todo momento, / su alabanza está siempre en mi boca; / mi alma se gloría en el Señor: / que los humildes lo escuchen y se alegren. R. Proclamad conmigo la grandeza del Señor, / ensalcemos juntos su nombre. / Yo consulté al Señor, y me respondió, / me libró de todas mis ansias. R. Contempladlo, y quedaréis radiantes, / vuestro rostro no se avergonzará. / Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha / y lo salva de sus angustias. R. El ángel del Señor acampa / en torno a sus fieles y los protege. / Gustad y ved qué bueno es el Señor, / dichoso el que se acoge a él. R.
  • Evangelio: Juan 3,16-21
    "Dios mandó su Hijo para que el mundo se salve por él"
    Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. El juicio consiste en esto: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.

¿Son necesarios los Sacramentos?

Resumen de los fundamentos sacramentales
Cada sacramento corresponde a todos los momentos y etapas importantes de la vida cristiana


Por: Miguel Ángel García Iglesias | Fuente: Cristiandad.org



Los sacramentos son SIGNOS eficaces de la gracia, que han sido instituidos por Cristo y confiados a la Iglesia, por ellos alcanzamos la vida eterna.

Los ritos con los cuales celebramos el sacramento nos sirven para identificar la gracia que por medio de cada sacramento recibimos, ésta gracia es la misma del Espíritu Santo.

Los sacramentos suponen Fe, la fortalecen, alimentan y son un medio por el cual esta misma Fe se expresa. Ellos son necesarios para la salvación de cada uno de nosotros.

Los sacramentos de la Iglesia Católica son 7: Bautismo, Confirmación, Eucaristía (iniciación cristiana), Penitencia, Unción de Enfermos (curación), Orden Sacerdotal y Matrimonio (servicio a la comunidad). Cada sacramento corresponde a todos los momentos y etapas importantes de la vida cristiana. Los 3 primeros o de iniciación nos sirven para fundamentar nuestra vida cristiana.

1)Comenzar una nueva vida = Bautismo
2)Afianzar esa nueva vida = Confirmación
3)Alimentarnos para ser verdaderos discípulos = Eucaristía

El BAUTISMO es el fundamento de la vida cristiana, es la puerta a la vida espiritual y a los demás sacramentos. Por él somos liberados del pecado, nacemos a una vida nueva ( hijos de Dios ), somos miembros del cuerpo místico de Cristo que es la Iglesia y nos convertimos en sacerdotes, profetas y reyes.

Bautismo significa sumergir, es decir, con este sacramento somos sepultados con Cristo y resucitados con él, con el renacemos por el agua y del espíritu para entrar en el reino de Dios (Jn 3,5 ).

Este sacramento imprime carácter, es decir, por él somos consagrados al culto de la religión cristiana católica, por lo tanto, sólo puede ser administrado una vez.

Algunas citas que avalan este sacramento (Mt 3,6.11.15.16; 28,19; Mc 10,38;16,15-16; Jn 1,33; 19,34; Hch 2,38; 8,35; 10,44-48; Rm 6,1-11).

La CONFIRMACIÓN es un sacramento que perfecciona la gracia recibida en el bautismo, por él recibimos al Espíritu Santo y fortalecemos los dones recibidos en el Bautismo. Tan bien imprime carácter y, por lo tanto, se administra una vez; esto se hace cuando el bautizado tiene uso de razón.

Este sacramento sólo lo administra el Obispo o algún delegado, en él renovamos nuestros compromisos bautismales. El principal texto que avala este sacramento es Hch 8,14-17.

La EUCARISTIA es "el sacramento de sacramentos", entorno gira la vida cristiana, es el corazón y cúlmen de toda la vida de la Iglesia. Es el memorial de la Pascua de Cristo, de la obra de salvación realizada por la vida, muerte y resurrección de Jesús; por medio de ellos los cristianos nos hacemos participes del sacrificio de alabanza y de acción de gracias que hace Cristo al Padre, es decir, Cristo es quien se ofrece y celebra esta alianza nueva y eterna, bajo las especies de vino y de pan. La Eucaristía es también ofrecida es también ofrecida para reparar nuestras fallas y la de los difuntos.

Al participar de ella dignamente reforzamos nuestra unidad con Jesús y fortalecemos al Cuerpo de Cristo: la Iglesia. Otros nombres que recibe son Cena del Señor, Fracción del Pan, Santa Misa, Asamblea Eucarística, Santo Sacrificio.

La celebración Eucarística comprende:

Ritos iniciales
Liturgia de la Palabra
Liturgia Eucarística
Santa Comunión
Despedida

Textos: Ex 12,1-15; Mt 26,26-29; Mc 14,22-25; Lc 22,19-20; ICor 11,23-33; Jn 6,51-56.

La PENITENCIA es el sacramento por medio del cual nos reconciliamos con Dios y nos volvemos a unir al cuerpo de la Iglesia, ya que por el pecado rompemos la comunión con él. Para celebrarlo correctamente tenemos que seguir 5 pasos:

a) Examen de conciencia
b) Dolor de corazón
c) Propósito de enmienda
d) Decir los pecados al confesor
e) Cumplir la penitencia para reparar el daño causado por los pecados.

Los efectos que nos regala el sacramento son: Reconciliación con Dios, recuperación de la gracia, remisión por la pena merecida por los pecados, la paz y la serenidad de conciencia, el consuelo espiritual y el aumento de fuerzas para luchar contra el pecado. Sólo mediante la confesión y la absolución nos reconciliamos con Dios. El texto que nos muestra la institución de este sacramento es Jn 20,22-23.

La UNCIÓN DE LOS ENFERMOS tiene como finalidad conferir una gracia especial al cristiano que experimenta las dificultades de una enfermedad grave o de la vejez; se puede recibir cada vez que sea necesario. Las gracias recibidas por este sacramento son: la unión del enfermo a la pasión de Cristo, para su bien y el de la Iglesia; el consuelo, la paz y el animo para soportar los sufrimientos. Ver St 5,14-15.

El sacramento del ORDEN tiene su fundamento en la participación del sacerdocio común recibido en el bautismo. Es un ministerio para servir en nombre y representación de Cristo a una comunidad. Existen 3 grados: Episcopal, Presbiteral y Diaconal; sin la presencia de los ministros no se puede hablar de Iglesia.

Este sacramento es conferido por la imposición de las manos seguido de una oración consacratoria solemne en donde se le pide a Dios las gracias del Espíritu Santo requeridas para el ministerio. La ordenación imprime carácter. Sólo los varones bautizados pueden ordenarse. Los textos base Hb 5,1; 7,11; Sal 110; Mt 26,26-29; Mc 14,22-25; Lc 22, 19-20.

UNCIÓN DE ENFERMOS. La enfermedad es un momento crítico en la vida de todo ser humano, el dolor que muchas veces viene a debilitar la mente y viene a continuación la desconfianza en uno mismo, y los demás y ¿por qué no decirlo?, la desconfianza en Dios. En un momento crítico Job dijo: "¿Por qué al salir del vientre de mi madre no morí y no perecí al salir de las entrañas?" (Jb 3,11). El enfermo llega a sentirse una "carga" para su familia; por eso debe ser ayudado por la comunidad por medio del sacramento de la unción de los enfermos. Jesús de hace presente junto a la cama del enfermo para fortalecerlo, para consolarlo, para curarlo.

Algunas personas dicen "Dios me mandó esta enfermedad". Pero esto es incorrecto: Dios no manda enfermedades. En el Evangelio muestra a Dios como un "papá" bueno. La enfermedad es le mal del mundo que se nos acerca; y en ese mal momento, el Señor está junto a sus hijos para fortalecerlos y ayudarlos a enfrentarse al mal.

Isaías ( el profeta ) expone las señales de las manifestación de Jesús: "Los ciegos ven, los cojos caminan, los sordos pueden oír" (Is 35,5-6). Cuando Jesús se presentó en la sinagoga, aseguró que "venía para curar los corazones oprimidos, para romper las cadenas" (Lc. 4,18-19). La presencia de Dios junto a nosotros es para luchar contra el mal.

Jesús exige fe a las personas que se acercan a él. En Mt encontramos el caso de un capitán que va a Jesús a pedir por su sirviente, que está gravísimo. Jesús le responde en una forma bastante rara: "Vete a tu casa y que se haga conforme a tu fe", puso una prueba de fe y la supero. (Mt 8,13). En Mc. Jesús baja de Monte Tabor, acompañado de tres apóstoles, y se encuentra con que los demás discípulos están en apuros: un papá les levó a su hijo epiléptico para que lo curaran, y los discípulos no lo pudieron curarlo. El papá enojado le dice a Jesús "Lo traje a tus discípulos y ellos no han podido". Jesús los reprochó diciéndoles: "Gente sin fe ¿hasta cuándo tendré que estar con ustedes?". El hombre le dijo a Jesús: "Si quieres, tu puedes sanarlo". Jesús le dijo: "¿Cómo que si puedo? Todo es posible al que tiene fe". Aquel hombre dijo: "Señor yo creo; ayúdame a creer". Es lo que debemos pedir a Dios: que nos ayude a creer.

Jesús quiso perpetuar su ministerio de sanación por medio de los discípulos "Sanen a los enfermos que haya y díganles: El reino de Dios está ya cerca de ustedes"(Lc,10). Jesús les dio un mandato expreso no fue un consejo. Mc "Salieron a predicar la conversión, sacaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban"(Mc 6,12). Santiago tiene un texto más específico, que la Iglesia lo ha insertado en el rito de la unción de enfermos "Si alguno esta enfermo, que llame a los presbíteros de la Iglesia, para que oren por él y, en el nombre del Señor, le unjan con óleo, y cuando oren con fe, el enfermo sanará y si ha cometido pecados, le serán perdonados" (St. 5,13-15). Antes se le llamaba extremaunción.

Algunas personas, muy equivocadamente, en estos momentos críticos de los enfermos, dicen: "No llamen al padre porque va asustar el enfermo". Prejuicio sin sentido cristiano. Muchos por este prejuicio han dejado morir a sus enfermos sin el consuelo y los efectos de la oración de la fe. Hay que recordar que no hay que esperar a que llegue el sacerdote para orar por el enfermo, todo cristiano debe recordar que él mismo pertenece al pueblo de sacerdotes, que su oración en familia es de valor incalculable par la salud espiritual y física del enfermo.

ORDEN SACERDOTAL. Muchos cristianos ignoran que ellos también son sacerdotes; tal ves no han meditado detenidamente la primera carta de San Pedro: "Ustedes son una familia escogida, un sacerdocio al servicio del Rey, una nación santa, un pueblo adquirido por Dios, y esto es así para que anuncien las maravillas de Dios. El cual nos llamó a salir de la oscuridad para entrar en su luz maravillosa" (1P 2,9). Dice Pedro que somos un "pueblo de sacerdotes". Sacerdote es quien esta consagrado para ofrecer sacrificios a Dios. ¿Cómo es que yo, soy sacerdote si no ofrezco sacrificios? Todo cristiano ofrece a Dios todas sus cosas; por eso pertenece a un pueblo de sacerdotes. San Pablo describió la Iglesia como un "cuerpo" del cual Jesús es la cabeza. En ese cuerpo todos tenemos distintos ministerios, encargos, oficios y dones. En la Iglesia todos "participamos" del sacerdocio de Jesús, que es el sumo y eterno sacerdote del N. T.

En este cuerpo místico de Jesús unos han sido específicamente "consagrados" para servir a la comunidad como sacerdotes; a estos se le llama el SACERDOCIO MINISTERIAL; los demás fieles tienen el "sacerdocio común". Todos somos sacerdotes.

San Lc. dice que Jesús pasó toda una noche en oración y que, al día siguiente, de entre todos los discípulos escogió a sólo doce (Lc 6,16-13). Estos lo siguen a todas partes, aprenden su doctrina, hasta sus gestos, para quedarse en lugar de él cuando Jesús ya no esté físicamente en el mundo. A ellos les da poderes especiales. "Reunió a los doce y les dio poder de expulsar toda clase de demonios y de curar enfermedades; los envió a anunciar el reino de Dios y a sanar enfermos" (Lc. 9,1). Mt. dice: "Todo lo que aten en la tierra será atado en el cielo y los que ustedes desaten en la tierra, será desatado en el cielo". Los términos de "atar y desatar", el el vocabulario de los judíos rabinos, equivalía a "prohibir o permitir". En la última cena sólo estaban los doce apóstoles, y sólo a ellos Jesús les ordeno: "Hagan esto en memoria mía". Jesús hacia referencia a "consagrar el pan y el vino". Después de la resurrección, se les apareció a los doce y les dijo: "A quines ustedes perdonen los pecados, les serán perdonados y a quienes no se los perdonen, les quedarán sin perdonar" (Jn 20,23). Jesús explico a los doce: "Como el Padre me envió, así los envió Yo a ustedes".

Los apóstoles hicieron partícipes a otros del sacerdocio que ellos habían recibido de Jesús. Por que sabían que ellos no eran eternos, comenzaron hacer los mismo que Jesús había hecho con ellos. En Hch. 14 los apóstoles están designando "presbíteros" en varias Iglesias. Presbítero se llama el sacerdote. San Pablo les da algunos consejos (1P 5). También se indica como Pablo impone las manos a Timoteo y lo nombra presbítero de Creta.

El sacerdote es un hombre entre los hombres (Cfr. Heb 5); un día sintió que el Señor lo llamaba a su servicio, entonces acudió a un Seminario para meditar si de veras el llamado era de Dios; también para que sus superiores, maestros los observaran, y un día lo pudieran presentar al Obispo para que fuera ordenado sacerdote.

En la Iglesia católica se continúa la tradición de los primeros cristianos: es un Obispo, sucesor de los apóstoles, el que "impone la manos", símbolo del poder al que va ser ordenado de sacerdote; también se le entrega una patena, un cáliz y los ornamentos sagrados, puntualizando que su misión será "presentar" ofrendas, pan y vino, en nombre de todo el pueblo. También se le ungen las manos porque van a servir a la comunidad, y le repite las mismas palabras de Jesús a los doce: "A quines ustedes perdonen los pecados, les serán perdonados y a quienes no se los perdonen, les quedarán sin perdonar" (Jn 20,23). Se le entrega la Biblia por que es enviado a proclamar la Buena Noticia. El verdadero sentido de su ministerio es ser un instrumento de Dios; por eso San Agustín decía: "Cuando el sacerdote bautiza, es Cristo quien bautiza por medio de él"; nosotros podemos añadir: "cuando el sacerdote celebra misa, es otro Jesús que vuelve a consagrar el pan y le vino para darlo a los fieles en alimento. Cuando el sacerdote confiesa, es Jesús que vuelve a levantar la mano par perdonar los pecados; cuando el sacerdote predica, es Jesús quien quiere servirse de ese instrumento para hacer llegar su palabra viva a la comunidad". No hay que entender que el sacerdote sea un ángel. Es un hombre entre los hombres. El sacerdote se le ha llamado "otro Cristo"; no porque sea un santo, sino porque esencialmente es un instrumento de Dios para llevarnos a Dios.

El MATRIMONIO es el sacramento en el que un varón y una mujer constituyen una íntima comunidad de vida. Simboliza la unión de Cristo con la Iglesia. Otorga a los esposos la gracia de amarse igual que Jesucristo ama a la Iglesia, es decir, este sacramento perfecciona el amor humano y la gracia que procede de él reafirma su indisolubilidad y santifica el camino de la vida eterna. Su celebración debe ser pública. Sus propiedades son: la unidad, la indisolubilidad, y la apertura a la fecundidad.

Algunos textos son: Gn 1,27-28; 2,18-25; Mt 19,1-9; Mc 10,1-12; Lc 16,18; Jn 2,1-10; Ef 5,25-32 y ICor 7,1-ss.
Con frecuencia se escucha la broma de algunos que dicen que el matrimonio es como la "Divina Comedia" al revés. La Divina Comedia del poeta Dante tiene tres partes: infierno, purgatorio y cielo. Los bromistas afirman que el matrimonio comienza con un cielo, sigue un purgatorio y termina en un infierno. Esta broma denota algo trágico que está minando nuestra sociedad: la crisis en los matrimonios, que está dando por resultado un sinnúmero de personas frustradas y de hijos con serios traumas.

En el primer cap. del Gén, la Biblia nos dice cómo Dios creó al hombre; pero, apesar que lo rodeaban muchas cosas, había soledad en su corazón. "No está bien que el hombre esté sólo" -Dijo Dios-; y le regaló una compañera. Según las palabras de la Biblia, para que fuera una "ayuda adecuada". Vibró entonces el primer poema de amor en el mundo; Adán exclamó: "¡Esta sí que es carne de mi carne!". Añade la Biblia: "Hombre y mujer los creó; los bendijo y les dijo: Crezcan y multiplínquense". "Por eso el hombre deja a sus padres para unirse a una mujer, y formar con ella un solo ser" (Cfr. Gén 1,27-28; 2, 18-24). Con esto nos revela la igualdad en la dignidad que tiene el hombre y la mujer y la complementariedad que hay entre ellos. La unión varón/mujer tiene los siguiente elementos:

Gn 1-2.
1º Ambos aparecen como creados a imagen de Dios Gn 1,27.
2º Aparecen como complemento uno del otro. Gn 2,21. (Se´la, costilla, parte, lado).
3º Aparecen en unidad perfecta. Gn 2,24. una sola carne (basar -sentido físico = amor conyugal. -sentido moral = unidad de voluntad y pensamiento).
4º La relación varón/mujer aparece más fuerte que la de padre/hijo, hermana/hermano. Gn 2,,24.
5º Aparecen en perfecto entendimiento. Gn 2,25. Había equilibrio emocional.
6º Ambos reciben la misión de dominar la creación. Gn 1,28.

Conclusión:
* Hombre/mujer tienen la misma identidad e igualdad de naturaleza.
* Se afirma implícitamente la monogamia y la indisolubilidad del matrimonio.
* Se excluye la poligamia y el divorcio.

Cuando la Iglesia celebra un matrimonio, pretende repetir la escena bíblica de la bendición de Dios para el hombre y la mujer. E/P: Cuando el sacerdote tiene en el altar un panecillo de harina -la hostia-; y llega el momento de la consagración, el sacerdote repite las mismas palabras de Jesús en la última cena; entonces el pan queda consagrado: es el cuerpo de Jesús. Con nuestra fe así lo creemos. Los novios llegan al pie del altar, hacen su voto matrimonial ante Dios, y, en ese momento, se convierten en "algo sagrado"; han consagrado su amor el uno al otro ante Dios para toda la vida. Por eso afirmamos que el matrimonio es un sacramento; la repetición de lo que Dios consagró en el principio.

El matrimonio, querido por Dios desde la creación del hombre, adquiere con la venida de Cristo, una elevación sobrenatural, fuente de grandes bendiciones. La máxima novedad del matrimonio cristiano, consiste en que la unión conyugal entre los bautizados representa la unión de Cristo con la Iglesia.

Hay algo particular en este sacramento con respecto a los demás. En el bautismo el ministro es un sacerdote, en la eucaristía es un sacerdote como en la reconciliación. En el matrimonio los ministros del sacramento son los novios. Son ellos los que "se casan"; el sacerdote no los casa; el sacerdote únicamente es representante de la Iglesia, un testigo. El compromiso se verifica de una manera muy sencilla, por medio de unas palabras un "SI", que ellos han venido repitiendo el uno al otro muchas veces.

En el Cap. 19, 1-9 de Mt. se conserva una curiosa entrevista que los fariseos la hicieron a Jesús acerca del divorcio "¿Puede uno separarse de su mujer por cualquier motivo? . Jesús se remite a Gén 1-2 (voluntad de Dios). Y les hace ver que Moisés se había visto presionado por las circunstancias de la época para conceder el divorcio (es decir por la dureza de corazón Esklerocardia = Esclerocardía); por la incapacidad de comprender los mandatos de Dios y la docilidad a la voluntad de Dios. Por que en los planes de Dios, el divorcio no entraba. Jesús hace su propio comentario "Por lo tanto lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre". (Mt 9,6).

Para llegar al sacramento del matrimonio debe existir la base de un serio, período de conocimiento mutuo de los novios y de reflexión delante de Dios. Es muy importante que los novios tengan los mismo ideales (un mismo pensar y un mismo sentir 1P 3,8,9) sociales y los mismos sentimientos religiosos, porque muchas veces estas diferencias (entre otras) son causa de rupturas. Cuanto más desigualdad hay entre futuros esposos, tanto más hay que prolongar el noviazgo para acortar distancias. Hay que saber morir al propio egoísmo, saber perdonar día a día y no ir archivando en los profundo de lo subconsciente todo un sinnúmero de páginas negras y de malos recuerdos, que impiden amar y alejan a marido y mujer. Las relaciones sexuales durante el noviazgo son malas y dejan a los novios cada vez más frustrados, porque el estado provisional, pasajero en que viven no admiten de por sí una entrega total de persona a persona. Entregarse sin reserva quiere decir darse para siempre; y esto no se puede dar en el noviazgo. Como dijo Jesús "No se puede construir una casa sobre arena, sino sobre roca", es decir sobre sus mandamientos, su palabra.

Hoy en la actualidad se habla de la planificación familiar, debido a la explosión demográfica. Pero no todos le dan un mismo significado. En la mayoría de los casos lo que se busca es limitar el aumento de la población sin importar el cómo. La Iglesia promueve la planificación familiar usando métodos aprobados por la misma; el más conocido es el Método Billings. Los papás deben sentirse responsables de los hijos que traen al mundo, dándoles alimentación y educación adecuada.

Por ser el matrimonio indisoluble, no se admite el divorcio. Pero dadas las circunstancias graves, es posible, y a veces aconsejable, la separación. Naturalmente, los esposos bien casados, que viven separados, no pueden volverse a casar, mientras uno de ellos viva. La Iglesia ha estado siempre persuadida de que, conforme a la Palabra del Señor (Mt 19,6), no tiene poder para disolver el matrimonio correctamente celebrado.

Es distinto el caso cuando declara "nulo" el matrimonio. Es decir, después de estudiarlo bien, declara que realmente no hubo el matrimonio por alguna falla grave. Así es que disuelve un matrimonio (aparente) cuando una de las partes tenga los votos solemnes en una orden religiosa o sea sacerdote no se realizó matrimonio. La Iglesia disuelve también el matrimonio contraído entre dos no bautizados, cuando uno de ellos se convierte y se hace bautizar. Si para este último es problema vivir su nueva fe, le anula el anterior matrimonio y lo faculta para volverse a casar.

martes, 14 de abril de 2015

Evangelio 14 de Abril de 2015

  • Primera Lectura: Hechos 4,32-37
    "Todos pensaban y sentían lo mismo"
    En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo: lo poseían todo en común y nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía. Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor. Y Dios los miraba a todos con mucho agrado. Ninguno pasaba necesidad, pues los que poseían tierras o casas las vendían, traían el dinero y lo ponían a disposición de los apóstoles; luego se distribuía según lo que necesitaba cada uno. José, a quien los apóstoles apellidaron Bernabé, que significa Consolado, que era levita y natural de Chipre, tenía un campo y lo vendió; llevó el dinero y lo puso a disposición de los apóstoles.
  • Salmo Responsorial: 92
    "El Señor reina, vestido de majestad."
    El Señor reina, vestido de majestad, / el Señor, vestido y ceñido de poder. R. Así está firme el orbe y no vacila. / Tu trono está firme desde siempre, / y tú eres eterno. R. Tus mandatos son fieles y seguros; / la santidad es el adorno de tu casa, / Señor, por días sin término. R.
  • Evangelio: Juan 3,5a.7b-15
    "Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre"
    En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: "Tenéis que nacer de nuevo; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu." Nicodemo le preguntó: "¿Cómo puede suceder eso?" Le contestó Jesús: "Y tú, el maestro de Israel, ¿no lo entiendes? Te lo aseguro, de lo que sabemos hablamos; de lo que hemos visto damos testimonio, y no aceptáis nuestro testimonio. Si no creéis cuando os hablo de la tierra, ¿cómo creeréis cuando os hable del cielo? Porque nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna."

El Evangelio Meditado

Jesús habla con Nicodemo
Juan 3, 7-15. Pascua. Jesús, ayúdame a redescubrir la vocación que he recibido en el bautismo y dame la fortaleza para ser testigo de tu resurrección. 


Por: Omar López | Fuente: Catholic.net




Del santo Evangelio según san Juan 3, 7-15
En aquel tiempo dijo Jesús a Nicodemo: "No te extrañes que te haya dicho: ´Tienen que renacer de lo alto´. el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, per no sabes de dónde viene, ni a dónde va. Así pasa con quien ha nacido del Espíritu". Nicodemo le preguntó entonces: "¿Cómo puede ser esto?" Jesús le respondió: "Tú eres maestro de Israel, ¿y no sabes esto? Te lo aseguro: nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero vosotros no aceptáis nuestro testimonio. Si al deciros cosas de la tierra, no creéis, ¿cómo vais a creer si os digo cosas del cielo? Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea tenga por Él vida eterna.

Oración introductoria
Señor, creo en Ti. Humildemente te suplico que permitas que esta meditación me ayude a comprender que tu Palabra es mi luz y mi fortaleza, el alimento de mi alma, la fuente perenne de mi vida espiritual.

Petición
Señor, ayúdame a ser parte activa de tu Cuerpo, de la Iglesia, con mi oración y mi trabajo. Aumenta mi amor por la Iglesia de la que soy parte, de tu mismo Cuerpo.

Meditación del Papa Francisco
No se comprende bien si no entendemos lo que Jesús nos dice en el Evangelio. Jesús dice a los judíos: "Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces conoceréis que soy yo". En el desierto ha sido por tanto elevado el pecado, pero es un pecado que busca la salvación, porque se cura allí. El que es elevado es el Hijo del hombre, el verdadero Salvador, Jesucristo.
El cristianismo no es una doctrina filosófica, no es un programa de vida para sobrevivir, para ser educados, para hacer las paces. Estas son las consecuencias. El cristianismo es una persona, una persona elevada en la Cruz, una persona que se aniquiló a sí misma para salvarnos; se ha hecho pecado. Y así como en el desierto ha sido elevado el pecado, aquí que se ha elevado Dios, hecho hombre y hecho pecado por nosotros. Y todos nuestros pecados estaban allí. No se entiende el cristianismo sin comprender esta profunda humillación del Hijo de Dios, que se humilló a sí mismo convirtiéndose en siervo hasta la muerte y muerte de cruz, para servir. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 8 de abril de 2014, en Santa Marta).

Reflexión
Jesús deseaba mostrar a Nicodemo que era un testimonio fiel de las cosas celestes. Él es Dios y conoce mejor que otro nuestras íntimas inspiraciones, así que, dado que se dirigía a un doctor de la ley, Jesús recuerda el episodio de la serpiente de bronce. Durante un largo camino, de Egipto a la Tierra Prometida, los hebreos se rebelaron contra Dios, y una calamidad debida a algunas serpientes les asusta, y diezma la gente. El pueblo pide perdón y Dios ordena hacer una serpiente de bronce, alzarla sobre un asta y mirarla. Todos aquellos que hubiesen contemplado su mirada se habrían salvado. Tal episodio preanunció la redención del hombre, y Jesús se lo mostró a Nicodemo.

Aquél que mira al "Hijo del Hombre" y cree en Él tendrá la vida eterna. En cierto modo también nosotros debemos proseguir nuestro camino en este mundo, siguiendo las huellas de Cristo. Porque aquél que muestra la fe en Cristo con su conducta está destinado a ser visto por todos. Es necesario para la salvación de aquellos que lo desean. Para podernos alzar como la serpiente de bronce y ser señal con la que Cristo cure el mundo de sus enfermedades, no es suficiente la "carne", es decir, no bastan las posibilidades naturales del hombre, sino que debemos estar dispuestos a aceptar el aliento del Espíritu, que nos sugiere el camino de Cristo en las diversas ocasiones.

Propósito
Hoy, cuando la oportunidad se presente, hablaré sobre Cristo, pidiendo previamente al Espíritu Santo que me ilumine.

Diálogo con Cristo
Jesús, ayúdame a redescubrir la vocación que he recibido en el bautismo y dame la fortaleza para ser un auténtico testigo de tu resurrección. Espíritu Santo, lléname del fuego de tu amor, porque sólo podré ser un instrumento de salvación para los demás, si me dejo moldear por Ti en la oración.

lunes, 13 de abril de 2015

Evangelio 13 de Abril de 2015

  • Primera Lectura: Hechos 4,23-31
    "Al terminar la oración, los llenó a todos el Espíritu Santo, y anunciaban con valentía la palabra de Dios"
    En aquellos días, puestos en libertad, Pedro y Juan volvieron al grupo de los suyos y les contaron lo que les habían dicho los sumos sacerdotes y los ancianos. Al oírlo, todos juntos invocaron a Dios en voz alta: "Señor, tú hiciste el cielo, la tierra, el mar y todo lo que contienen; tú inspiraste a tu siervo, nuestro padre David, para que dijera: "¿Por qué se amotinan las naciones, y los pueblos planean un fracaso? Se alían los reyes de la tierra, los príncipes conspiran contra el Señor y contra su Mesías." Así fue: en esta ciudad se aliaron Herodes y Poncio Pilato con los gentiles y el pueblo de Israel contra tu santo siervo Jesús, tu Ungido, para realizar cuanto tu poder y tu voluntad habían determinado. Ahora, Señor, mira cómo nos amenazan, y da a tus siervos valentía para anunciar tu palabra; mientras tu brazo realiza curaciones, signos y prodigios, por el nombre de tu santo siervo Jesús." Al terminar la oración, tembló el lugar donde estaban reunidos, los llenó a todos el Espíritu Santo, y anunciaban con valentía la palabra de Dios.
  • Salmo Responsorial: 2
    "Dichosos los que se refugian en ti, Señor."
    ¿Por qué se amotinan las naciones, / y los pueblos planean un fracaso? / Se alían los reyes de la tierra, / los príncipes conspiran / contra el Señor y contra su Mesías: / "Rompamos sus coyundas, / sacudamos su yugo". R. El que habita en el cielo sonríe, / el Señor se burla de ellos. / Luego les habla con ira, / los espanta con su cólera: / "Yo mismo he establecido a mi rey / en Sión, mi monte santo." R. Voy a proclamar el decreto del Señor; / él me ha dicho: / "Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy. / Pídemelo: te daré en herencia las naciones, / en posesión, los confines de la tierra: / los gobernarás con cetro de hierro, / los quebrarás como jarro de loza." R.
  • Evangelio: Juan 3,1-8
    "El que no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios"
    Había un fariseo llamado Nicodemo, jefe judío. Éste fue a ver a Jesús de noche y le dijo: "Rabí, sabemos que has venido de parte de Dios, como maestro; porque nadie puede hacer los signos que tú haces si Dios no está con él." Jesús le contestó: "Te lo aseguro, el que no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios." Nicodemo le pregunta: "¿Cómo puede nacer un hombre, siendo viejo? ¿Acaso puede por segunda vez entrar en el vientre de su madre y nacer?" Jesús le contestó: "Te lo aseguro, el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu. No te extrañes de que te haya dicho: "Tenéis que nacer de nuevo"; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu."

El pecado original existe

La Iglesia nos enseña que existe, nos explica en qué consiste y nos enseña como superarlo


Por: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net




El pecado original es una realidad no sensible. No se puede ver, tocar, o pesar como tampoco podemos medir el amor que le tenemos a nuestros hijos o la compasión por un enfermo. Son realidades de un orden diverso que podemos conocer por medio de los efectos que producen. Conocemos que un hombre está verdaderamente enamorado de su esposa cuando le es fiel, cuando se sacrifica por ella, cuando se entrega; ese es el termómetro del amor.

Aunque no vemos al pecado original, si percibimos sus consecuencias. El pecado original ha producido en todos nosotros una tendencia desordenada al pecado, a obrar con un amor desordenado a nosotros mismos, pasando incluso por encima de los demás, y a seguir la sensualidad, el placer y la comodidad, incluso contra la razón, que es lo propio del hombre y la mujer, lo que nos distingue de los animales inferiores. Esto lo experimentamos todos, desde el más santo al último pecador, y desde el día que nacemos hasta tres días después de muertos. Nuestra vida es una lucha si en verdad queremos ser hombres y mujeres de bien. Lo más fácil es dejarse llevar de la corriente y hacer lo que hacen todos.

Es muy difícil explicar por qué todo ser humano experimenta esta realidad si negamos la realidad del pecado original. La Iglesia no sólo nos enseña que existe y nos explica en qué consiste sino que siguiendo a Jesús nos enseña como superarlo con la vigilancia, la oración y los sacramentos, sobre todo con la Penitencia y la Eucaristía. Viendo la gran cantidad de santos de la Iglesia podemos estar seguros de que no andamos equivocados.

No podemos dudar que en nuestra misma naturaleza lo llevamos. No somos unos angelitos, cuántas tendencias hacia el mal tenemos: tendencias de pereza, deja para mañana, lo que puedes hacer hoy... el decálogo del perezoso, tendencias de egoísmo, pensar en solamente en bienestar, y no en lo que yo puedo servir para los demás, tendencia de soberbia, de ser alguien muy importante pero no para el bien de los demás sino para el mío propio. Alguno podría decir: “pero si yo no lo cometí”, es verdad, no somos conscientes de haberlo cometido, pero las consecuencias hablan de su presencia. Y éstas por lo visto han aparecido desde la primera pareja hasta la última. Así pues, al que te diga que no existe el pecado original dile por favor que te muestre sus alas de angelito. Todavía no he visto ninguno con ellas.

Por último debemos de ser conscientes que creer, es creer en alguien, fiarme de ese alguien. Este alguien es grande pues es el mismo Dios. No podemos dudar de todo lo que nos ha revelado. Acaso podemos dudar del mismo que nos creó. El pecado no fue un error de su creación, sino nuestro. Cuanto le habrá dolido a Dios, incluso de ser capaz de mandar a su propio Hijo para borrárnoslo.