jueves, 25 de noviembre de 2010

Filipinas: de tierra de misión a potencial evangelizador

Sus obispos se encuentran en Roma de visita “ad Limina Apostolorum”

CIUDAD DEL VATICANO, jueves 25 de noviembre de 2010 (ZENIT.org) Con casi 74 millones de fieles, lo que representa un 81,5% de católicos, Filipinas cuenta con más fieles que cualquier país europeo. Hoy tiene 54 diócesis y 16 arquidiócesis.

Sus obispos comenzaron hoy su visita Ad limina apostolorum en Roma, en la que vienen a visitar los diferentes dicasterios, presentar sus informes sobre el trabajo que realizan en las respectivas diócesis y tener una audiencia con el Papa.

Debido a que la fe católica toma cada vez más fuerza en este país, en los últimos años ha cobrado un papel más preponderante la misión de la Iglesia en la esfera pública.

Obispos, sacerdotes, religiosos y laicos han servido no pocas veces como conciencia crítica frente a los males que afligen a esta sociedad, entre ellos la pobreza, la corrupción, la inestabilidad. Han invitado a vivir valores como la democracia, la transparencia y la recta vida moral.

La voz de la Iglesia ha sido un importante punto de referencia en momentos de la vida nacional que han estado marcados por escándalos de corrupción e intentos de golpes de Estado.

Los obispos filipinos en diversas ocasiones se han pronunciado en contra de las soluciones violentas, lanzando un llamado al serio discernimiento dando criterios de transparencia y justicia y también de oración común.

También hay una constante participación de los prelados en el debate público con decisiones como el aborto, la pena de muerte, la pobreza, la corrupción y la paz. “En parte somos escuchados”, dijo en diálogo con Radio Vaticana, monseñor Nereo Odchimar, obispo de Tandag y presidente de la Conferencia Episcopal Filipina.

“Hay personas que, especialmente a través de los medios de comunicación que apoyan la promoción del control artificial de la natalidad”, señaló el prelado. “Nuestra Conferencia episcopal está comprometida a hacer conocer la posición de la Iglesia católica”, dijo.

El laico y su misión

Monseñor Tandag se refirió también al tema de los laicos que trabajan comprometidamente con temas como la familia, el valor y la dignidad de la persona y el respeto de los derechos humanos.

“Damos una atención particular a la familia”, dijo el obispo, “para preservarla de peligros de fragmentación que se da debido a la fuerte emigración y por los ataques que vienen de fenómenos como el aborto, el divorcio y los modelos de vida consumistas”.

Y explicó algunas iniciativas de los laicos “Hay médicos que explican los límites de los argumentos a favor de la ley sobre salud reproductiva desde un punto de vista científico o jurista, que defienden la posición de la Iglesia a favor de la vida”.

“En nuestras parroquias”, explicó “estamos promoviendo los programas que sostienen la familia y tenemos organizadores laicos comprometidos a educar la gente común sobre métodos naturales de regulación de la natalidad”, dijo el obispo.

Uno de los grandes desafíos que enfrenta la Iglesia en este país es el de las sectas. Muchas de ellas vienen de Norteamérica y crecen especialmente en las zonas periféricas de las grandes ciudades.

Por ello la Conferencia Episcopal Filipina ha establecido una comisión para el ecumenismo, para dialogar con los cristianos no católicos: “trabajamos juntos, especialmente en cuestiones sociales, como por ejemplo la reforma agraria”, dijo monseñor Odchimar.

Una Iglesia cuya historia comenzó en 1565 en con la llegada de los misioneros españoles que desembarcaron en Cebu, iniciaron un largo período de colonización y evangelización cuyos frutos hoy son los de una nación con una iglesia mayoritariamente católica, activa y dinámica.

Evangelio 26 de Noviembre de 2010

  • Primera Lectura: Apocalípsis 20, 1-4. 11-21, 2
    "Los muertos fueron juzgados según sus obras.Vi la nueva Jerusalén, que descendía del cielo"

    Yo, Juan, vi un ángel que bajaba del cielo llevando la llave del abismo y una cadena grande en la mano. Agarró al dragón, que es la serpiente primordial, el diablo o Satanás, y lo encadenó para mil años; lo arrojó al abismo, echó la llave y poso un sello encima, para que no pueda extraviar a las naciones antes que se cumplan los mil años. Después tiene que estar suelto por un poco de tiempo. Vi también unos tronos y en ellos se sentaron los encargados de juzgar; vi también las almas de los decapitados por el testimonio de Jesús y la palabra de Dios, los que no habían rendido homenaje a la bestia ni a su estatua y no habían recibido su señal en la frente ni en la mano. Éstos volvieron a la vida y reinaron con Cristo mil años.

    Luego vi un trono blanco y grande, y al que estaba sentado en él. A su presencia desaparecieron cielo y tierra, porque no hay sitio para ellos. Vi a los muertos, pequeños y grandes, de pie ante el trono. Se abrieron los libros y se abrió otro libro, el libro de la vida. Los muertos fueron juzgados según sus obras, escritas en los libros. El mar entregó sus muertos, muerte y abismo entregaron sus muertos, y todos fueron juzgados según sus obras. Después muerte y abismo fueron arrojados al lago de fuego-el lago de fuego es la segunda muerte-. Los que no estaban escritos en el libro de la vida fueron arrojados al lago de fuego.

    Luego vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra han pasado, y el mar ya no existe. Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, enviada por Dios, arreglada como una novia que se adorna para su esposo.

  • Salmo Responsorial: 83
    "Ésta es la morada de Dios con los hombres."

    Mi alma se consume y anhela / los atrios del Señor, / mi corazón y mi carne / retozan por el Dios vivo. R.

    Hasta el gorrión ha encontrado una casa; / la golondrina, un nido / donde colocar sus polluelos: / tus altares, Señor de los ejércitos, / Rey mío y Dios mío. R.

    Dichosos los que viven en tu casa, / alabándote siempre. / Dichosos los que encuentran en ti su fuerza: / caminan de baluarte en baluarte. R.

  • Evangelio: Lucas 21, 29-33
    "Cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el Reino de Dios"

    En aquel tiempo puso Jesús una comparación a sus discípulos: "Fijaos en la higuera o en cualquier árbol: cuando echan brotes, os basta verlos para saber que la primavera está cerca. Pues cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el Reino de Dios. Os aseguro que, antes que pase esta generación, todo eso se cumplirá. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán".

miércoles, 24 de noviembre de 2010

La “regla benedictina” para los católicos contenida en “Luz del mundo”

El Papa ofrece un verdadero programa en su último libro-entrevista

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 24 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- En el último párrafo de Luz del mundo, Benedicto XVI define un objetivo: “que lleguemos a ser capaces de Dios y, así, podamos entrar en la vida auténtica, en la vida eterna”.

El libro-entrevista presentado este martes en el Vaticano apunta a esta meta y está lleno de indicaciones, consejos y referencias a objetivos para alcanzarla.

La palabra “tarea” aparece en numerosas ocasiones. A través de sus respuestas a más de doscientas preguntas de muy diversos temas, el Papa ofrece un itinerario a los lectores e indica una especie de “regla benedictina”, un verdadero programa para los católicos de hoy.

El autor de la entrevista, el periodista alemán Peter Seewald, explica en el prefacio del libro que para el Papa, “la tarea es mostrar a las personas a Dios y decirles la verdad”.

En este sentido, el Pontífice explica que “hoy lo importante es que se vea de nuevo que Dios existe, que Dios nos incumbe y que Él nos responde” y exhorta a “colocar, como nuevo acento, la prioridad de la pregunta sobre Dios”.

Reconoce que “el concepto de verdad ha caído bajo sospecha, que “por supuesto, es cierto que se ha abusado mucho de él”, pero insiste en que “hay que aprender y ejercitar de nuevo la humildad de reconocer la verdad y de permitirle constituirse en parámetro”.

Y puntualiza que Jesucristo “defiende la verdad no mediante legiones, sino que, a través de su pasión, la hace visible y la pone también en vigencia”.

¿Qué debe hacer la Iglesia?

El Obispo de Roma explica cuál es el cometido de la Iglesia: “La tarea no es elaborar algún producto o tener éxito en la venta de mercancías. La tarea consiste, en cambio, en vivir ejemplarmente la fe, anunciarla y, al mismo tiempo, mantener a esta misma comunidad de adherentes voluntarios, que se extiende a través de todas las culturas, naciones y tiempos y no se basa en intereses externos, sino en una relación interior con Cristo, y, de ese modo, con Dios”.

Benedicto XVI destaca la necesidad de la nueva evangelización y afirma que “debemos acometer con fuerza renovada la cuestión acerca de cuál es el modo en que puede anunciarse de nuevo a este mundo el evangelio de manera que llegue a él, y que tenemos que emplear para ello todas las energías”.

Por otra parte, señala que “la fe del que no ve debe tener también sus razones. Jesús mismo hizo la fe enteramente comprensible, en cuanto la expuso con unidad interior y en continuidad con el Antiguo Testamento. La gran tarea encomendada a la Iglesia sigue siendo unir fe y razón”.

“La Iglesia está siempre llamada a hacer aquello que fue objeto de la petición de Abrahán: preocuparse de que haya justos suficientes como para contener el mal y la destrucción” y “que crezcan nuevamente las fuerzas del bien -aclara-. En ese sentido, los triunfos de Dios, los triunfos de María son silenciosos, pero reales”.

Y profundiza en esta cuestión, indicando: “Necesitamos en cierto modo islas en las que la fe en Dios y la sencillez interior del cristianismo estén vivas e irradien; oasis, arcas de Noé en las que el hombre pueda refugiarse siempre de nuevo”.

La liturgia

Sobre ello, explica que “los ámbitos de la liturgia son ámbitos de refugio. Pero también en las diferentes comunidades y movimientos, en las parroquias, en las celebraciones de los sacramentos, en las prácticas de piedad, en las peregrinaciones, etcétera, la Iglesia intenta brindar defensas y desarrollar también refugios en los que, en contraposición a todo lo roto que nos rodea, se haga visible nuevamente la belleza del mundo y de la posibilidad de vivir”.

Respecto a la liturgia, indica que “lo que importa es que la palabra de Dios y la realidad del sacramento estén en el centro; que no desintegremos a Dios a fuerza de palabras y pensamientos y que la liturgia no se convierta en una presentación de nosotros mismos”.

Diálogo

El Papa identifica también tareas respecto al diálogo con otras religiones. “Hemos de procurar, por un lado, vivir y exponer vivamente la grandeza de nuestra fe y, por el otro, entender la herencia de los otros -explica-. Lo importante es encontrar lo común y, allí donde sea posible, prestar en este mundo un servicio común”.

Respecto al ecumenismo, constata que “el mundo necesita un potencial de testimonio a favor del Dios uno que nos habla en Cristo” y sobre el diálogo religioso en términos más generales, afirma que “tenemos un mensaje ético que da orientación a los hombres. Y llevar juntos ese mensaje es de suma importancia en la crisis de los pueblos”.

Benedicto XVI también ofrece una tarea concreta en relación a los países “donde el islam domina, digamos, en soledad, indiscutido en sus tradiciones y en su identidad cultural y política”.

Advierte que en estos lugares, el islam “se ve fácilmente a sí mismo como posición contraria al mundo occidental” y “entonces la consciencia de verdad se hace tan estrecha que se convierte en intolerancia y, con ello, hace también muy difícil una coexistencia con los cristianos”.

“Aquí es importante que permanezcamos de manera intensiva en contacto con todas las fuerzas islámicas dispuestas al diálogo, de modo que después puedan darse también cambios de consciencia allí donde el islamismo asocia todavía la reivindicación de la verdad con la violencia”, indica.

Escatología

Otra de las tareas de la Iglesia propuestas por el Papa en el libro es la referencia a la eternidad, que considera actualmente “una cuestión muy seria”.

“Nuestra predicación, nuestro anuncio está orientado realmente de forma unilateral hacia la plasmación de un mundo mejor, mientras que el mundo realmente mejor casi no se menciona ya”, lamenta.

“Aquí tenemos que hacer un examen de conciencia -afirma-. Por supuesto, se intenta salir al encuentro de los oyentes, decirles aquello que se halla dentro de su horizonte. Pero nuestra tarea es al mismo tiempo abrir ese horizonte, ampliarlo y mirar hacia lo último”.

El Pontífice reconoce que “estas cosas son arduas para los hombres de hoy. Les parecen irreales. Quisieran respuestas concretas para el ahora”.

“Pero tales respuestas siguen siendo incompletas si no permiten sentir y reconocer también por dentro que yo voy más allá de esta vida material, que existe el juicio, que existen la gracia y la eternidad -recuerda-. Debemos encontrar también palabras y modalidades nuevas para hacer posible al hombre romper la 'barrera del sonido' de la finitud”.

Tareas tras los abusos

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En el libro, el Papa aborda extensamente el tema de la crisis por los abusos sexuales de menores por parte de algunos miembros del clero.

“Cómo puede haber sucedido esto es algo que es preciso examinar con todo detalle, pero al mismo tiempo, hemos de ver qué puede hacerse para que no vuelva a suceder algo semejante”, señala.

“Lo importante es, en primer lugar, cuidar de las víctimas y hacer todo lo posible por ayudarles y por estar a su lado con ánimo de contribuir a su sanación; en segundo lugar, evitar lo más que se pueda estos hechos por medio de una correcta selección de los candidatos al sacerdocio; y, en tercer lugar, que los autores de los hechos sean castigados y que se les excluya toda posibilidad de reincidir”, destaca.

“Lo que nunca debe suceder es escabullirse y pretender no haber visto, dejando así que los autores de los crímenes sigan cometiendo sus acciones -sentencia-. Por tanto, es necesaria la vigilancia de la Iglesia, el castigo para quien ha faltado, y sobre todo la exclusión de todo ulterior acceso a niños”.

Entre muchas actuaciones que propone, algunas se dirigen a toda la comunidad de fe, que “tendría que intervenir siempre con su pensamiento y acción en cuanto a las vocaciones y prestar atención a los distintos candidatos. Por una parte, conducirlos y sostenerlos, y por la otra ayudar también a los superiores a reconocer si las personas son aptas o no”.

Además, “tenemos que suplicar a los fieles que cooperen también ellos en sostener a sus sacerdotes”, dice, “veo en las parroquias que el amor al sacerdote crece también cuando se reconocen sus debilidades y se asume la tarea de ayudarle en esas debilidades”.

Subraya que “hoy tenemos que aprender de nuevo que el amor al pecador y al damnificado están en su recto equilibrio mediante un castigo al pecador aplicado de forma posible y adecuada”.

“Ahora hay que comenzar realmente de nuevo en espíritu de penitencia, y al mismo tiempo no perder la alegría por el sacerdocio, sino reconquistarla”, pide.

Por otra, parte, destaca el necesario esfuerzo que debe realizar la Iglesia para “que lo vivo y grande que hay en ella se haga nuevamente visible, a pesar de todo lo negativo”.

Para el Papa, “es un desafío enorme sostener y elaborar de nuevo ambas cosas, el celibato y el matrimonio”.

También indica que encontrar la concepción positiva de la sexualidad “y cuidar de ese tesoro que se nos ha dado es una gran tarea”.

A los cristianos

“Ser cristiano no debe convertirse en algo así como un estrato arcaico que de alguna manera retengo y que vive en cierta medida de forma paralela a la modernidad -advierte el Papa-. Ser cristiano en en sí mismo algo vivo, algo moderno, que configura y plasma toda mi modernidad”

Al referirse a las tareas del cristiano, Benedicto XVI no oculta que “aquí se exige una gran lucha espiritual”.

“Lo importante es que intentemos vivir y pensar el cristianismo de tal manera que asuma en sí la buena, la correcta modernidad, y que al mismo tiempo se aparte y distinga de lo que se ha convertido en una contrarreligión”, resume.

“¿Dónde la fe tiene que hacer propias las formas y figuras de la modernidad y dónde tiene que ofrecer resistencia? Esta gran lucha atraviesa hoy el mundo entero”, señala, invitando a la reflexión.

“Hemos de poner de manifiesto -y vivir también- que la infinitud que el hombre necesita sólo puede provenir de Dios -indica-. Que Dios es de primera necesidad para que sea posible resistir las tribulaciones de este tiempo”.

Como camino para realizarlo, el Papa indica que “debemos procurar decir realmente la sustancia en cuanto tal, pero decirla de forma nueva”.

“Nos encontramos realmente en una era en la que se hace necesaria una nueva evangelización, en la que el único evangelio debe ser anunciado en su inmensa, permanente racionalidad y, al mismo tiempo, en su poder, que sobrepasa la racionalidad, para llegar nuevamente a nuestro pensamiento y nuestra comprensión”.

“El proceso interior de traducción de las grandes palabras a la imagen verbal y conceptual de nuestro tiempo está avanzando, pero aún no se ha logrado realmente -observa-. Y esto sólo puede conseguirse si los hombres viven el cristianismo desde Aquel que vendrá”.

Entre los retos del cristianismo, Benedicto XVI también destaca la importancia de oponerse a “una presión de intolerancia que, primeramente, lo caricaturiza -como perteneciente a un pensar equivocado, erróneo-, y después, en nombre de una aparente racionalidad, quiere quitarle el espacio que necesita para respirar”.

Según el Papa, se trata de continuar señalando la fe como centro “y de captar el dramatismo del tiempo, seguir sosteniendo en él la palabra de Dios como la palabra decisiva y dar al mismo tiempo al cristianismo aquella sencillez y profundidad sin la cual no puede actuar”.

Presencia pública

El Papa revela que “a menudo uno se pregunta realmente cómo es que cristianos que son personalmente creyentes no poseen la fuerza para hacer que su fe tenga una mayor eficacia política”.

En este sentido, indica que “sobre todo debemos intentar que los hombres no pierdan de vista a Dios. Que reconozcan el tesoro que poseen. Y que, después, partiendo de la fuerza de la propia fe, puedan confrontarse con el secularismo y llevar a cabo el discernimiento de los espíritus”.

“Sólo podemos esperar que la fuerza interior de la fe, que está presente en el hombre, llegue a ser después poderosa en el campo público, plasmando asimismo el pensamiento a nivel público y no dejando que la sociedad caiga simplemente en el abismo”, añade.

Para Benedicto XVI, “hoy hay que consolidar, vitalizar y ampliar este cristianismo de decisión, de modo que haya más personas que vivan y confiesen de nuevo de manera consciente su fe”.

“Por otra parte, debemos reconocer que no somos simplemente idénticos a la cultura y la nación en cuanto tales, aunque tenemos la fuerza para imprimirle e indicarle valores, que ella asume aun cuando la mayoría no sean creyentes cristianos”.

Esperanza para el mundo

Benedicto XVI apela a la responsabilidad de la Iglesia en lograr un equilibrio entre el poder del hombre y su potencial ético, un progreso pensado en clave moral.

Constata el consenso general sobre la necesidad de tomar decisiones morales para afrontar la catástrofe ecológica que amenaza a la humanidad, pero a la vez también que “la traducción de esto mismo en voluntad política y en acciones políticas se ve ampliamente imposibilitada por una falta de una disposición a la renuncia”.

“¿Cómo puede la voluntad moral, que todos aceptan y todos reclaman, llegar a ser una decisión personal?”, pregunta, y responde: “sólo puede lograrlo una instancia que toque la conciencia, que esté cerca de la persona individual y que no se limite a convocar manifestaciones aparatosas”.

“En tal sentido se dirige aquí el reto a la Iglesia -concluye-. Ella no sólo tiene una gran responsabilidad, sino que, diría yo, es a menudo la única esperanza”.

“Tenemos que volver a reconocer que no debemos vivir simplemente en la arbitrariedad -señala-. Que hay que aprender una libertad que sea responsabilidad”.

En concreto, reconoce que “se está acostumbrado a un determinado estilo de vida y, cuando éste se ve amenazado, es natural que se suscite una resistencia”.

“También son demasiado pocos los modelos que se ven acerca de cómo sería concretamente la renuncia -explica-. En tal sentido, las comunidades religiosas, tienen una importancia ejemplar”.

Según Benedicto XVI, “es preciso percibir nuevamente que, como seres humanos, hemos de plantear exigencias mayores a la condición humana; más aún: que justamente sólo a través de eso se accede a la felicidad mayor”.

El libro concluye con unas frases alentadoras del Papa sobre lo que Dios tiene preparado a cada uno: “Realmente Él vino para que conozcamos la verdad. Para que podamos tocar a Dios. Para que nos esté abierta la puerta. Para que encontremos la vida, la vida real, la que ya no está sometida a la muerte”.

Por Patricia Navas

Evangelio 25 de Noviembre de 2010

  • Primera Lectura: Apocalípsis 18, 1-2. 21-23; 19, 1-3. 9a
    "Ananías, el Señor no te ha enviado, y tú has inducido al pueblo a una falsa confianza"

    Yo, Juan, vi un ángel que bajaba del cielo; venía con gran autoridad y su resplandor iluminó la tierra. Gritó a pleno pulmón: "¡Cayó, cayó la gran Babilonia! Se ha convertido en morada de demonios, en guarida de todo espíritu impuro, en guarida de todo pájaro inmundo y repugnante."

    Un ángel vigoroso levantó una piedra grande como una rueda de molino y la tiró al mar, diciendo: "Así, de golpe, precipitarán a Babilonia, la gran metrópoli, y desaparecerá. El son de arpistas y músicos, de flautas y trompetas, no se oirá más en ti. Artífices de ningún arte habrá más en ti, ni murmullo de molino se oirá más en ti; ni luz de lámpara brillará más en ti, ni voz de novio y novia se oirá más en ti, porque tus mercaderes eran los magnates de la tierra, y con tus brujerías embaucaste a todas las naciones."

    Oí después en el cielo algo que recordaba el vocerío de una gran muchedumbre; cantaban: "Aleluya. La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios, porque sus juicios son verdaderos y justos. Él ha condenado a la gran prostituta que corrompía a la tierra con sus fornicaciones, y le ha pedido cuenta de la sangre de sus siervos."

    Y repitieron: "Aleluya. El humo de su incendio sube por los siglos de los siglos."

    Luego me dice: "Escribe: "Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero.""

  • Salmo Responsorial: 99
    "Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero."

    Aclama al Señor, tierra entera, / servid al Señor con alegría, / entrad en su presencia con vítores. R.

    Sabed que el Señor es Dios: / que él nos hizo y somos suyos, / su pueblo y ovejas de su rebaño. R.

    Entrad por sus puertas con acción de gracias, / por sus atrios con himnos, / dándole gracias y bendiciendo su nombre. R.

    "El Señor es bueno, / su misericordia es eterna, / su fidelidad por todas las edades." R.

  • Evangelio: Lucas 21, 20-28
    "Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que a los gentiles les llegue su hora"

    En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que está cerca su destrucción. Entonces los que estén en Judea, que huyan a la sierra; los que estén en la ciudad, que se alejen; los que estén en el campo, que no entren en la ciudad; porque serán días de venganza en que se cumplirá todo lo que está escrito. ¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! Porque habrá angustia tremenda en esta tierra y un castigo para este pueblo.

    Caerán a filo de espada, los llevarán cautivos a todas las naciones, Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que a los gentiles les llegue su hora. Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo temblarán. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube con gran poder y gloria. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación".

“Luz del mundo”: Benedicto XVI responde al hombre de hoy

Publicado un libro-entrevista sobre el Papa, la Iglesia y los signos de los tiempos

CIUDAD DEL VATICANO, martes 23 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- “¿Qué estás haciendo conmigo? Ahora, la responsabilidad la tienes Tú. ¡Tú tienes que conducirme! Yo no puedo. Si Tú me has querido a mí, entonces también tienes que ayudarme”.

Eso es lo que Benedicto XVI pudo decirle al Señor con sencillez en el momento en que fue elegido papa, según explica él mismo en el libro-entrevista Luz del mundo. El Papa, la Iglesia y los signos de los tiempos, presentado este martes en el Vaticano.

Al responder a unas 220 preguntas del periodista alemán a lo largo de 176 páginas, Benedicto XVI aclara numerosas cuestiones en torno a los retos de la sociedad actual, la fe y la crisis de la Iglesia.

No faltan sus explicaciones sencillas y pedagógicas sobre cuestiones controvertidas como el caso Williamson, su discurso en Ratisbona, los Legionarios de Cristo y su fundador, el uso del preservativo, la indisolubilidad del matrimonio, los homosexuales, sus modificaciones en la liturgia, su opinión sobre Pío XII, el celibato, el sacerdocio femenino, los nacionalismos,...

¿Cómo ora un papa?

El relato detallado de sus experiencias más humanas como pontífice es una de las novedades del libro, fruto de la tercera sesión de conversaciones concedidas al periodista alemán Peter Seewald, después de las dos anteriores antes de ser elegido papa, que se tradujeron en los libros superventas La sal de la tierra y Dios y el mundo.

Benedicto XVI explica en primera persona, por ejemplo, cómo es su relación personal con Dios. “La oración y el contacto con Dios son ahora más necesarios y también más naturales y evidentes que antes”, reconoce, y asegura que, en medio de su intensa actividad, “se da sin duda la experiencia y la gracia del oficio”.

“También él es un simple mendigo frente a Dios, y más que todas las demás personas -revela-. Por supuesto que rezo siempre en primerísimo lugar a nuestro Señor, con el que tengo una relación de tantos años. Pero también invoco al Espíritu Santo”.

“Me interno en la comunión de los santos -añade-. Con ellos, fortalecido por ellos hablo entonces también con Dios, sobre todo mendigando, pero también dando gracias, o simplemente con alegría”.

Sobre su elección a suceder a Juan Pablo II, recuerda: “Yo había estado totalmente seguro de que ese ministerio no era mi destino, sino que entonces, después de años de gran esfuerzo, Dios me iba a conceder algo de paz y tranquilidad”.

“En ese momento sólo pude decirme y ponerme en claro: al parecer, la voluntad de Dios es otra, y comienza algo totalmente distinto, nuevo para mí. Él estará conmigo”, explica, con humildad.

Benedicto XVI constata que la responsabilidad de un papa “es realmente gigantesca”. Reconoce que nota que las fuerzas decaen, que “todo esto sobreexige a una persona de 83 años”, pero destaca que “gracias a Dios hay muchos buenos colaboradores”.

Al mismo tiempo, es consciente de que, para responder a todos los requerimientos, “hay que atenerse con disciplina al ritmo del día y saber para cuándo se necesita la energía”.


En su vida cotidiana, Benedicto XVI no hace deporte; sigue diariamente las noticias, y a veces también ve algún DVD con sus dos secretarios. “Nos gusta ver a Don Camilo y Peppone”, explica. También revela que en los días festivos, escuchan música y conversan.

Asegura que no tiene miedo a un atentado y reconoce: “Pocas son las personas que tienen tantos encuentros como yo. Sobre todo son importantes para mí los encuentros con los obispos del mundo entero”.

Afirma sentirse reconfortado con las muchas cartas que recibe de gente sencilla que le dan aliento, así como obsequios y alguna visita y “siento también el consuelo 'de lo alto', experimento al orar la cercanía del Señor en la oración, o en la lectura de los Padres de la Iglesia veo el resplandor de la belleza de la fe”.

Respecto a su predecesor, Benedicto XVI afirma que se sabe “realmente un deudor suyo que, con su modesta figura, procura continuar lo que Juan Pablo II hizo como gigante”. “Junto a los grandes, tiene que haber también pequeños papas que den lo suyo”, indica.

Renuncia al papado

En las conversaciones con Seewald, que tuvieron lugar en Castelgandolfo del lunes al sábado del pasado mes de julio -una hora diaria-, Benedicto XVI no cerró la puerta a la posibilidad de renuncia al papado.

“Se puede renunciar en un momento sereno, o cuando ya no se puede más -dijo-. Si el papa llega a reconocer con claridad que física, psíquica y mentalmente no puede ya con el encargo de su oficio, tiene el derecho y, en ciertas circunstancias, también el deber de renunciar”.

De sus cinco años de pontificado, destaca los viajes a diversos países, la celebración del Año Paulino y el Año Sacerdotal y los dos sínodos, sobre todo el de la palabra de Dios.

“Por otro lado están esos grandes periodos de escándalo y las heridas que se han infligido a la Iglesia”, indica, pero que “tienen para nosotros una fuerza purificadora y, al final, pueden ser elementos positivos”.

Con transparencia, el papa también reconoce estar decepcionado por algunas realidades: “Decepcionado sobre todo de que en el mundo occidental exista ese disgusto con la Iglesia, de que la secularidad siga haciéndose autónoma, de que desarrolle formas en las que los hombres son apartados cada vez más de la fe, de que la tendencia general de nuestro tiempo siga siendo opuesta a la Iglesia”.

Sincero y cercano

Otra de las novedades de Luz del mundo es el estilo directo, lleno de libertad, sinceridad y cercanía. “Nunca antes en la historia de la Iglesia un papa había respondido con tanta franqueza a las preguntas de un periodista en una entrevista directa y personal”, indica la editorial Herder, responsable de la edición española.

En referencia al título del libro-entrevista, Peter Seewald indica que “cuando se le escucha de ese modo y se está sentado frente a él, se percibe no sólo la precisión de su pensamiento y la esperanza que proviene de la fe, sino que se hace visible de forma especial un resplandor de la Luz del mundo, del rostro de Jesucristo, que quiere salir al encuentro de cada ser humano y no excluye a nadie”.

Poner a Dios en el centro

Luz del mundo incluye también algunos de los habituales análisis de Benedicto XVI claros y concisos sobre la situación actual de la Iglesia y del mundo, con la identificación de numerosos problemas y la propuesta de no menos respuestas y soluciones.

“Se podrían enumerar muchos problemas que existen en la actualidad y que es preciso resolver, pero todos ellos sólo se pueden resolver si se pone a Dios en el centro, si Dios resulta de nuevo visible en el mundo”, destaca el Papa en un momento de la entrevista.

Respecto a la Iglesia, asegura que “vive”. “Contemplada sólo desde Europa pareciera que se encuentra en decadencia”, indica, “pero ésta es sólo una parte del conjunto. En otros continentes crece y vive, está llena de dinamismo”.

España y América Latina

El Papa ofrece numerosas referencias concretas de varios países. Respecto a España, por ejemplo, destaca en la página 127 que “es uno de los grandes países católicos que ha regalado a la Iglesia grandes santos y grandes impulsos y que, además, ha marcado a América Central y del Sur”.

“Es un país de contrastes dramáticos -opina-. Pensemos en el contraste entre la República de la década de 1930 y Franco, o en la dramática lucha actual entre la secularidad radical y la fe decidida. Es un país que, hoy como ayer, se encuentra en un gran movimiento histórico, que cuenta además con una pluralidad de culturas, que se encuentran, por ejemplo, los vascos y los catalanes”.

Por otra parte, indica que “en definitiva, dos son las figuras que han hecho creer a los hombres en América Latina: por un lado, la Madre, y , por el otro, el Dios que sufre”.

Finalmente, remite a la sencillez del cristianismo y señala que “en nuestro racionalismo y frente al poder de las dictaduras emergentes, Él nos muestra la humildad de la Madre, que se aparece a niños pequeños y les dice lo esencial: fe, esperanza, amor, penitencia”.

Por Patricia Navas

Evangelio 24 de Noviembre de 2010

  • Primera Lectura: Apocalípsis 15, 1-4
    "Cantaban el cántico de Moisés y el cántico del Cordero"

    Yo, Juan, vi en el cielo otra señal, magnífica y sorprendente: siete ángeles que llevaban siete plagas, las últimas, pues con ellas se puso fin al furor de Dios.

    Vi una especie de mar de vidrio veteado de fuego; en la orilla estaban de pie los que habían vencido a la fiera, a su imagen y al número que es cifra de su nombre; tenían en la mano las arpas que Dios les había dado. Cantaban el cántico de Moisés, el siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: "Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente, justos y verdaderos tus caminos, ¡oh Rey de los siglos! ¿Quién no temerá, Señor, y glorificará tu nombre? Porque tú solo eres santo, porque vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, porque tus juicios se hicieron manifiestos."

  • Salmo Responsorial: 97
    "Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente."

    Cantad al Señor un cántico nuevo, / porque ha hecho maravillas: / su diestra le ha dado la victoria, / su santo brazo. R.

    El Señor da a conocer su victoria, / revela a las naciones su justicia: / se acordó de su misericordia y su fidelidad / en favor de la casa de Israel. R.

    Retumbe el mar y cuanto contiene, / la tierra y cuantos la habitan; / aplaudan los ríos, aclamen los montes. R.

    Al Señor, que llega para regir la tierra. / Regirá el orbe con justicia / y los pueblos con rectitud. R.

  • Evangelio: Lucas 21, 12-19
    "Todos os odiarán por causa mía, pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá"

    En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Os echarán mano, os perseguirán, estregándoos a los tribunales y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre: así tendréis ocasión de dar testimonio. Haced propósito de no preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro. Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas".

martes, 23 de noviembre de 2010

El auténtico arte sacro

Por Rodolfo Papa*

ROMA, martes 23 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- El arte sacro tiene la tarea de servir con la belleza a la sagrada liturgia. En la Sacrosanctum Concilium está escrito: “La Iglesia nunca consideró como propio ningún estilo artístico, sino que acomodándose al carácter y condiciones de los pueblos y a las necesidades de los diversos ritos, aceptó las formas de cada tiempo, creando en el curso de los siglos un tesoro artístico digno de ser conservado cuidadosamente” (n. 123).

La Iglesia, por tanto, no elige un estilo; esto quiere decir que no privilegia el barroco o el neoclásico o el gótico, sino que todos los estilos son capaces de servir al rito. Esto no significa, evidentemente, que cualquier forma de arte pueda o deba ser aceptada acríticamente, de hecho en el mismo documento, se afirma con claridad: “la Iglesia se consideró siempre, con razón, como árbitro de las mismas, discerniendo entre las obras de los artistas aquellas que estaban de acuerdo con la fe, la piedad y las leyes religiosas tradicionales y que eran consideradas aptas para el uso sagrado” (n. 122). Resulta útil, por tanto, preguntarse “qué” forma artística puede responder mejor a las necesidades de un arte sacro católico, o lo que es lo mismo, “cómo” el arte puede servir mejor “con tal que sirva a los edificios y ritos sagrados con el debido honor y reverencia”.

Los documentos conciliares no derrochan palabras, y sin embargo dan directivas precisas: el arte sacro auténtico debe buscar “noble belleza” y no “mera suntuosidad”, no debe contrariar a la fe, las costumbres, la piedad cristiana, u ofender el “genuino sentido religioso”. Este último punto viene explicitado en dos direcciones: las obras de arte sacro pueden ofender el sentido religioso genuino bien “por la depravación de las formas”, es decir, formalmente inoportunas, o “por la insuficiencia, la mediocridad o la falsedad del arte” (n. 124). Se requiere al arte sacro la propiedad de una forma bella, “no depravada”, y la capacidad de expresar de forma apropiada y sublime el mensaje. Un claro ejemplo está presente también en la Mediator Dei, en la que Pío XII pide un arte que evite “el realismo excesivo por una parte, y por otra, el exagerado simbolismo” (n. 190).

Estas dos expresiones se refieren a expresiones históricas concretas. Encontramos de hecho “excesivo realismo” en la compleja corriente cultural del Realismo, nacido como reacción al sentimentalismo tardorromántico de la pintura de moda, y que podemos encontrar también en la nueva función social asignada al papel del artista, con peculiar referencia a temas tomados directamente de la realidad contemporánea, y también además la podemos relacionar con la concepción propiamente marxista del arte, que conducirán a las reflexiones estéticas de la II Internacional, hasta las teorías expuestas por G. Lukacs. Además, hay “excesivo realismo” también en algunas posturas propiamente internas a la cuestión del arte sacro, e sea, en la corriente estética que entre finales del siglo XIX y principios del XX propuso pinturas que tratan temas sagrados sin afrontar correctamente la cuestión, con excesivo verismo, como por ejemplo una Crucifixión pintada por Max Klinger, que ha sido definida como una composición “mixta de elementos de un verismo brutal y de principios puramente idealistas” (C. Costantini, Il Crocifisso nell’arte, Florencia 1911, p. 164).

Encontramos en cambio “exagerado simbolismo” en otra corriente artística que se contrapone a la realista. Entre los precursores del pensamiento simbolista se pueden encontrar G. Moureau, Puvis de Chavannes, O. Redon, y más tarde se adhirieron a esta corriente artistas como F. Rops, F. Khnopff, M. J. Whistler. En los mismos años, el crítico C. Morice elaboró una verdadera y propia teoría simbolista, definiéndola como una síntesis entre espíritu y sentidos. Hasta llegar luego, después de 1890, a una auténtica doctrina llevada adelante por el grupo de los Nabis, con P. Sérusier, que fue su teórico, por el grupo de los Rosacruces que unía tendencias místicas y teosóficas, y finalmente por el movimiento del convento benedictino de Beuron.

La cuestión se aclara más, por tanto, si se encuadra inmediatamente en los términos histórico-artísticos correctos; en el arte sacro es necesario evitar los excesos del inmanentismo por una parte y del esoterismo por la otra. Es necesario emprender el camino de un “realismo moderado” junto a un simbolismo motivado, capaces de captar el desafío metafísico, y de realizar, como afirma Juan Pablo II en la Carta a los Artistas un medio metafórico lleno de sentido. Por tanto, no un hiperrealismo obsesionado por un detalle que siempre se escapa, sino un sano realismo que en el cuerpo de las cosas y en el rostro de los hombres sabe leer y aludir, y reconocer la presencia de Dios.

En el mensaje a los artistas se dice: “Vosotros [los artistas] la habéis ayudado [a la Iglesia] a traducir su divino mensaje en el lenguaje de las formas y de las figuras, a hacer perceptible el mundo invisible”. Me parece que en este pasaje se toca el corazón del arte sacro. Si el arte, todo arte, da forma a la materia, expresa lo universal mediante lo particular, el arte sacro, el arte al servicio de la Iglesia, lleva a cabo también la sublime mediación entre lo invisible y lo visible, entre el divino mensaje y el lenguaje artístico. Al artista se le pide que de forma a la materia re-creando incluso ese mundo invisible pero real que es la suprema esperanza del hombre.

Todo esto me parece que conduce hacia una afirmación del arte figurativo – o sea, un arte que se empeña en “figurar” la realidad – como máximo instrumento de servicio, como mejor posibilidad de un arte sacro. El arte realista figurativo, de hecho, logra servir adecuadamente al culto católico, porque se funda en la realidad creada y redimida y, precisamente comparándose con la realidad, consigue evitar los escollos opuestos de los excesos. Precisamente por esto se puede afirmar que lo más propio del arte cristiano de todos los tiempos es un horizonte de “realismo moderado”, o si queremos, de “realismo antropológico”, dentro del cual se han desarrollado, en el tiempo, todos los estilos propios del arte cristiano (dada la complejidad del tema, remito a artículos posteriores).

El artista que quiera servir a Dios en la Iglesia, no puede sino medirse con la “imagen”, la cual hace perceptible el mundo invisible. Al artista cristiano se le pide, por tanto, un compromiso particular: el de representar la realidad creada y, a través de ella, ese “más allá” que la explica, la funda, la redime. El arte figurativo no debe tampoco temer como inactual la “narración”, el arte es siempre narrativo, tanto más cuando se pone al servicio de una historia que ha sucedido, en un tiempo y en un espacio. Por la particularidad de esta tarea, al artista se le pide también que sepa “qué narrar”: conocimiento evangélico, competencia teológica, preparación histórico-artística y amplio conocimiento de toda la tradición iconográfica de la Iglesia. Por otra parte, la teología misma tiende a hacerse cada vez más narrativa.

La obra de arte sacro, por tanto, constituye un instrumento de catequesis, de meditación, de oración, siendo destinada “al culto católico, a la edificación, a la piedad y a la instrucción religiosa de los fieles”; los artistas, como recuerda el ya muchas veces citado mensaje de la Iglesia a los artistas, han “edificado y decorado sus templos, celebrado sus dogmas, enriquecido su liturgia” y deben seguir haciéndolo.

Así también hoy nosotros somos llamados a realizar en nuestro tiempo obras y trabajos dirigidos a edificar al hombre y a dar Gloria a Dios, como recita la Sacrosanctum Concilium: “También el arte de nuestro tiempo, y el de todos los pueblos y regiones, ha de ejercerse libremente en la Iglesia, con tal que sirva a los edificios y ritos sagrados con el debido honor y reverencia; para que pueda juntar su voz a aquel admirable concierto que los grandes hombres entonaron a la fe católica en los siglos pasados” (n. 123).


[Traducción del italiano por Inma Álvarez]


Evangelio 23 de Noviembre de 2010

  • Primera Lectura: Apocalípsis 14, 14-19
    "Ha llegado la hora de la siega, pues la mies de la tierra está más que madura"

    Yo, Juan, miré y en la visión apareció una nube blanca; estaba sentado encima uno con aspecto de hombre, llevando en la cabeza una corona de oro y en la mano una hoz afilada. Del santuario salió otro ángel y gritó fuerte al que estaba sentado en la nube: "Arrima tu hoz y siega; ha llegado la hora de la siega, pues la mies de la tierra está más que madura." Y el que estaba sentado encima de la nube acercó su hoz a la tierra y la segó.

    Otro ángel salió del santuario celeste llevando él también una hoz afilada. Del altar salió otro, el ángel que tiene poder sobre el fuego, y le gritó fuerte al de la hoz afilada: "Arrima tu hoz afilada y vendimia los racimos de la viña de la tierra, porque las uvas están en sazón."

    El ángel acercó su hoz a la tierra y vendimió la viña de la tierra y echó las uvas en el gran lagar del furor de Dios. Pisotearon el lagar fuera de la ciudad, y del lagar corrió tanta sangre, que subió hasta los bocados de los caballos en un radio de sesenta leguas.

  • Salmo Responsorial: 95
    "El Señor llega a regir la tierra."

    Decid a los pueblos: "El Señor es rey, / él afianzó el orbe, y no se moverá; / él gobierna a los pueblos rectamente." R.

    Alégrese el cielo, goce la tierra, / retumbe el mar y cuanto lo llena; / vitoreen los campos y cuanto hay en ellos, / aclamen los árboles del bosque. R.

    Delante del Señor, que ya llega, / ya llega a regir la tierra: / regirá el orbe con justicia / y los pueblos con fidelidad. R.

  • Evangelio: Lucas 21, 5-11
    "No quedará piedra sobre piedra"

    En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo: "Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido."

    Ellos le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?"

    Él contestó: "Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: "Yo soy", o bien: "El momento está cerca", no vayáis tras ellos.

    Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico.

    Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida."

    Luego les dijo: "Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Benedicto XVI pide rezar por cristianos perseguidos, especialmente en Irak

Se une a una iniciativa de la Iglesia católica en Italia

CIUDAD DEL VATICANO, domingo 21 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Benedicto XVI pidió este domingo oraciones por los cristianos que sufren persecución en el mundo, particularmente por los que atraviesan una dramática situación en Irak.

El Papa lanzó este llamamiento a mediodía al rezar el Ángelus, junto a varios miles de peregrinos en la plaza de San Pedro, uniéndose a la jornada que habían convocado para ese día los obispos italianos de solidaridad con los discípulos de Cristo perseguidos a causa de su fe o que sufren discriminaciones en diferentes rincones del planeta, en particular en la antigua Mesopotamia.

La convocatoria ha sido una respuesta al atentado del 31 de octubre contra la catedral siro-católica de Bagdad que provocó 58 muertos y decenas de heridos graves.

"Me uno a esta invocación conjunta al Dios de la vida y de la paz para que en todas las partes del mundo se asegure a todos la libertad religiosa. Estoy junto a estos hermanos y hermanas por el alto testimonio de fe que ofrecen a Dios", afirmó el Papa.

La Santa Sede ha promovido la acogida de 40 heridos en el atentado de Bagdad en el Hospital Gemelli de Roma y este pasado jueves recibieron la visita de uno de los colaboradores más cercanos del Santo Padre, el arzobispo Fernando Filoni, sustituto de la Secretaría de Estado.

La Santa Sede organiza una misa en la Basílica de San Pedro por los fallecidos en el atentado de la catedral siro-católica el próximo 25 de noviembre.

Evangelio 22 de Noviembre de 2010

  • Primera Lectura: Apocalípsis 14, 1-3. 4b-5
    "Llevaban grabado en la frente el nombre de Cristo y el de su Padre"

    Yo, Juan, miré y en la visión apareció el Cordero de pie sobre el monte Sión, y con él ciento cuarenta y cuatro mil que llevaban grabado en la frente el nombre del Cordero y el nombre de su Padre. Oí también un sonido que bajaba del cielo, parecido al estruendo del océano, y como el estampido de un trueno poderoso; era el son de arpistas que tañían sus arpas delante del trono, delante de los cuatro seres vivientes y los ancianos, cantando un cántico nuevo. Nadie podía aprender el cántico fuera de los ciento cuarenta y cuatro mil, los adquiridos en la tierra. Éstos son los que siguen al Cordero adondequiera que vaya; los adquirieron como primicias de la humanidad para Dios y el Cordero. En sus labios no hubo mentira, no tienen falta.

  • Salmo Responsorial: 23
    "Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor."

    Del Señor es la tierra y cuanto la llena, / el orbe y todos sus habitantes: / él la fundó sobre los mares, / él la afianzó sobre los ríos. R.

    ¿Quién puede subir al monte del Señor? / ¿Quién puede estar en el recinto sacro? / El hombre de manos inocentes / y puro corazón, / que no confía en los ídolos. R.

    Ése recibirá la bendición del Señor, / le hará justicia el Dios de salvación. / Éste es el grupo que busca al Señor, / que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R.

  • Evangelio: Lucas 21, 1-4
    "Vio una viuda pobre que echaba dos reales"

    En aquel tiempo, alzando Jesús los ojos, vio unos ricos que echaban donativos en el cepillo del templo; vio también una viuda pobre que echaba dos reales, y dijo: "Sabed que esa pobre viuda ha echado más que nadie, porque todos los demás han echado de lo que les sobra; pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir".

Evangelio 21 de Noviembre de 2010

  • Primera Lectura: II Samuel 5, 1-3
    "Ungieron a David como rey de Israel"

    En aquellos días, todas las tribus de Israel fueron a Hebrón a ver a David y le dijeron: "Hueso tuyo y carne tuya somos; ya hace tiempo, cuando todavía Saúl era nuestro rey, eras tú quien dirigías las entradas y salidas de Israel. Además el Señor te ha prometido: "Tú serás el pastor de mi pueblo Israel, tú serás el jefe de Israel.""

    Todos los ancianos de Israel fueron a Hebrón a ver al rey, y el rey David hizo con ellos un pacto en Hebrón, en presencia del Señor, y ellos ungieron a David como rey de Israel.

  • Salmo Responsorial: 121
    "Vamos alegres a la casa del Señor."

    ¡Qué alegría cuando me dijeron:

    "Vamos a la casa del Señor"!

    Ya están pisando nuestros pies

    tus umbrales, Jerusalén. R.

    Allá suben las tribus, las tribus del Señor, según la costumbre de Israel, a celebrar el nombre del Señor; en ella están los tribunales de justicia, en el palacio de David. R.

  • Segunda Lectura: Colosenses 1, 12-20
    "Nos ha trasladado al reino de su Hijo querido"

    Hermanos: Damos gracias a Dios Padre, que nos ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz.

    Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido, por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados.

    Él es imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura; porque por medio de él fueron creadas todas las cosas: celestes y terrestres, visibles e invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades; todo fue creado por él y para él.

    Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.

    Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.

    Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo.

    Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud.

    Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres: los del cielo y los de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz.

  • Evangelio: Lucas 23, 35-43
    "Señor, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino"

    En aquel tiempo, las autoridades hacían muecas a Jesús, diciendo: "A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido." Se burlaban de él también los soldados, ofreciéndole vinagre y diciendo: "Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo." Había encima un letrero en escritura griega, latina y hebrea: "Éste es el rey de los judíos." Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: "¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros." Pero el otro lo increpaba: "¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo suplicio? Y lo nuestro es justo, porque recibirnos el pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha faltado en nada." Y decía: "Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino." Jesús le respondió: "Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso."