Las sagradas escrituras no son un juguete que cuando decidan los diputados salvadoreños se leerá en las escuelas y automáticamente los niños se convertirán e instantáneamente se irán al cielo.
Leamos el evangelio de este día 23 de julio: Mateo 13, 18-23
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Vosotros oíd lo que significa la parábola del sembrador: Si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino. Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que la escucha y la acepta en seguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y, en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, sucumbe.
También hay un pastor protestante que ha dicho muchas cosas no muy gratas contra nuestro Arzobispo Escobar Alas, al mencionar que los católicos no queremos porque al multiplicar la biblia en las escuelas, la mayoría de la población que es católica pasaría a ser minoría.
Cosa en cierto punto cierta, como católicos no queremos que personas que no sabían nada de la biblia amanezcan como pastores protestantes, pues en El Salvador para ser sacerdote católico es necesario cursar al menos nueve años en seminarios; muy distinto a las sectas que al cabo de unos meses ya son pastores, como un caso representativo puedo citar “al directo”, criminal que no había cumplido 18 años y ya había matado a una persona por cada año de su vida, enjuiciado y encarcelado cuando se convirtió en pastor “milagrosamente”, para luego salir y ser capturado por nuevos crímenes. La Biblia es la palabra de Dios para que la entendamos los hombres, no es un juguete.