sábado, 23 de octubre de 2010

Evangelio 23 de Octubre de 2010

  • Primera Lectura: Efesios 4, 7-16
    "Cristo es la cabeza; de él todo el cuerpo se procura el crecimiento"

    Hermanos: A cada uno de nosotros se le ha dado la gracia según la medida del don de Cristo. Por eso dice la Escritura:

    "Subió a lo alto llevando cautivos y dio dones a los hombres." El "subió" supone que había bajado a lo profundo de la tierra; y el que bajó es el mismo que subió por encima de todos los cielos para llenar el universo.

    Y él ha constituido a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelizadores, a otros, pastores y maestros, para el perfeccionamiento de los santos, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud. Para que ya no seamos niños sacudidos por las olas y llevados al retortero por todo viento de doctrina, en la trampa de los hombres, que con astucia conduce al error; sino que, realizando la verdad en el amor, hagamos crecer todas las cosas hacia él, que es la cabeza: Cristo, del cual todo el cuerpo, bien ajustado y unido a través de todo el complejo de junturas que lo nutren, actuando a la medida de cada parte, se procura el crecimiento del cuerpo, para construcción de sí mismo en el amor.

  • Salmo Responsorial: 121
    "Vamos alegres a la casa del Señor."

    ¡Qué alegría cuando me dijeron: / "Vamos a la casa del Señor"! / Ya están pisando nuestros pies / tus umbrales, Jerusalén. R.

    Jerusalén está fundada / como ciudad bien compacta. / Allá suben las tribus, / las tribus del Señor. R.

    Según la costumbre de Israel, / a celebrar el nombre del Señor; / en ella están los tribunales de justicia, / en el palacio de David. R.

  • Evangelio: Lucas 13, 1-9
    "Si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera"

    En aquella ocasión se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús les contestó: "¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos porque acabaron así? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no. Y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera".

    Y les dijo esta parábola: "Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: "Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?" Pero el viñador contestó: "Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, el año que viene la cortarás"".

viernes, 22 de octubre de 2010

Sólo un Estado civil podrá salvar a los cristianos de Oriente (I)

Entrevista a Samir Khalil, jesuita y experto en islam

CIUDAD DEL VATICANO, jueves 21 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Los cristianos en Oriente Medio no son víctimas de una persecución sistemática, pero su vida y sus derechos sufren una discriminación similar a una lenta eutanasia que está apagando poco a poco su presencia milenaria en la región.

El Sínodo de los Obispos tiene una responsabilidad crucial en proponer un remedio a este fenómeno que el arzobispo caldeo de Kirkuk, monseñor Louis Sako, no ha tardado en definir “la hemorragia de los cristianos de Oriente Medio”.

En esta entrevista a ZENIT, el padre Samir Khalil, experto en islam e historia de Oriente Medio, ofrece un cuadro histórico-religioso de la situación actual en la región, analiza los desafíos más urgentes y propone algunas posibles soluciones concretas.

- Aun no siendo el único argumento tratado por los padres sinodales, se nota sin embargo que se ha dedicado una gran atención al aspecto geopolítico de la presencia cristiana en Oriente Medio y en particular a su relación con el Islam. ¿Este es quizás el aspecto más importante y verdaderamente decisivo para su existencia y permanencia en Oriente Medio?

Samir Khalil: No hay duda de que siendo una minoría que no supera el 10% de la población de Oriente Medio – mientras que la gran mayoría es de religión musulmana – nuestra existencia depende del beneplácito de esta mayoría, sobre todo porque el islam se concibe como Estado y religión. Y dado que hace más de 30 años ya la gran mayoría de los Estados medioorientales ha adoptado un punto de vista islamista a la realidad estatal, donde la religión decide todos los detalles de la vida cotidiana, social y política, está claro que en estas condiciones nuestra situación depende de la buena voluntad de los musulmanes y del sistema islámico. No hay que sorprenderse, entonces, si la cuestión ha ocupado una gran relevancia, como usted observa justamente.

- Usted es de origen egipcio, pero vive en el Líbano, y siendo experto en el islam se encuentra a menudo en contacto directo con los musulmanes. ¿Cómo describiría su relación con ellos?

Samir Khalil: Hago rápidamente una distinción entre los musulmanes tomados singularmente y los sistemas islámicos, sencillamente porque con los musulmanes tomados singularmente es posible instaurar un bellísimo diálogo y un intercambio cultural y religioso.

Permítame contar una anécdota que confirma de cuanto digo: ayer por la noche me contactó en Skype un musulmán sunní del norte del Líbano, a quien encontré por casualidad en un avión hace un mes. Nuestro diálogo se concentro en la Trinidad y en la oración. Durante la conversación me dijo: “doctor, quisiera presentarle a mi esposa”. En Oriente, este gesto quiere decir que ya formas parte de la familia. Por tanto, tomado singularmente el musulmán – paradójicamente – es mucho más cercano a nosotros los cristianos orientales que un ciudadano europeo. Hay un sentido religioso que nos asemeja y nos une.

Pero si tenemos que hablar del islamismo, el discurso cambia radicalmente, porque se trata de un proyecto político de trasfondo religioso. Como cristianos orientales, quisiéramos ser tratados sencillamente como ciudadanos con una Constitución que trascienda a todas las religiones. Pero en la mayor parte de los casos en nuestros países la Constitución se basa esencialmente – si no totalmente – en la ley islámica. Y este es nuestro problema. Aparte de pocos casos como el Líbano, los Estados incluso constitucionalmente laicos, como sería el caso de Túnez, de Siria o de Turquía, son culturalmente países islámicos y privilegian a los ciudadanos de religión musulmana.

- El revival islámico es un fenómeno muy complejo que tiene diversos orígenes: las corrientes delressourcement como el Wahhabismo; la lectura antagonista de Occidente presentada a mitad del siglo XX por personajes como Sayyed Kotb, fundador de los hermanos musulmanes; los distintos prejuicios culturales que hacen coincidir erróneamente Occidente y cristianismo; las últimas guerras americanas, consideradas como cruzadas contra el islam; la grave parcialidad occidental en el entre palestinos e israelíes. Pero ¿cuál es según usted el cuál es el eje de este desarrollo exponencial del islamismo político y del fundamentalismo islámico?

Samir Khalil: Por una parte hay una oleada islamista que nace a principios de los años 70. A partir de 1973 tuvo lugar un fenómeno económico a continuación de la guerra entre Israel y los países árabes, que ha visto el precio del crudo cuadriplicarse en pocos meses. Así, los países petrolíferos se encontraron de improviso con una montaña de petrodólares. Arabia Saudita, no sabiendo qué hacer de esta inmensa fortuna, empleó una parte amplia de ella en la construcción de mezquitas y escuelas islámicas. Arabia Saudita financió a los Hermanos Musulmanes en Egipto y su proyecto era claro: islamizar la sociedad egipcia porque no era bastante musulmana. A continuación, hizo la misma operación en todos los países de Oriente Medio. Así, a principios de los años 80, los Hermanos Musulmanes se han convertido en tan numerosos que han empezado a ser considerados como un peligro en Siria, y el presidente sirio Hafiz al-Asad los subyugó con la fuerza.

Indonesia, hace un par de décadas, estaba considerada como el paraíso de la libertad religiosa en un país musulmán, muchos sacerdotes eran ex conversos del islam. Ahora este fenómeno es imposible. Lo mismo en Nigeria: en la última década el número de provincias que aplican la ley islámica ha aumentado de 4 a 12. Europa, con casi un 5% de musulmanes, se siente ya invadida y amenazada. Así la canciller alemana Angela Merkel lanzó la alarma hace pocos días anunciando el fracaso del modelo de integración, porque son precisamente ellos los que no se quieren integrar. ¿Y por qué no se integran? Porque tienen un proyecto religioso, mientras que los Estados en los que viven tienen proyectos nacionales no religiosos.

- Frente a esta situación tan compleja y crítica, ¿qué ha hecho el Sínodo de los Obispos y que pretende hacer?

Samir Khalil: Nosotros los cristianos de Oriente vivimos en medio de este fenómeno en curso, donde el islam gana terreno día tras día, hasta el punto de que en la Liga Árabe el primer argumento es siempre este: cómo afrontar el islamismo. Y el Sínodo está dedicando particular atención a la relación con el islam.

Las sesiones sinodales se preguntan sobre por qué la gente deja su propia tierra, la cuna del cristianismo. En el mundo árabe no hay persecución contra los cristianos, pero hay discriminación. Los cristianos no son tratados de la misma forma que los musulmanes. Los musulmanes son ciudadanos normales destinatarios de las leyes. Los demás, constitucionalmente son ciudadanos, pero concretamente las leyes – en cuanto que están hechas a partir del sistema musulmán – dejan a los cristianos en una condición desventajosa. Además, la libertad de conciencia es inexistente, existe sólo la tolerancia que consiste en soportar que el cristiano permanezca en tierra islámica pero con muchas limitaciones. No es posible, sin embargo, dejar el islam por otra religión. Todas estas situaciones han estado en los últimos días en el centro de la atención de los padres sinodales.

- El diagnóstico ofrecido toca diversas causas de sufrimiento para los cristianos de Oriente, pero entonces la pregunta que se plantea es: ¿hay un camino de salida, o más bien las propuestas y los propósitos son sólo utopía y se quedarán sólo como pronóstico reservado?

Samir Khalil: Sólo hay un camino de salida, el de apuntar a ciertos conceptos compartidos, como el de “ciudadanía” o el de “pertenencia árabe”, ambos reconocidos por gran parte de los musulmanes. Los movimientos que promovieron estos valores a principios del siglo XX tuvieron tanto éxito porque llevaban consigo un soplo de novedad que invitaba a salir de la visión tribal; pero últimamente esta visión ha sido arrinconada y sustituida por el concepto de la Umma [la nación] islámica. Durante la presidencia de Nasser, hasta la mitad de los años 70, el concepto era la Umma al-Arabiyya [la nación árabe], pero desde la mitad de los años 70 en adelante ha prevalecido el concepto de la Umma al-Islamiyya [la nación islámica], que no deja espacio a los no musulmanes. La solución es intentar proponer, musulmanes y cristianos, un concepto moderno de Estado, no sólo a nivel político, sino también a nivel cultural.

- La propuesta es concreta, pero también irrealizable en el escenario cultural de Oriente. ¿Cómo se puede hacer para que lo no factible se convierta en factible?

Samir Khalil: Precisamente aquí entra la propuesta del Sínodo para Oriente Medio: no se trata de hacer un proyecto cristiano, y mucho menos de un proyecto de los cristianos o para los cristianos, porque así reflexionamos como si fuésemos una minoría que intenta protegerse. Nosotros no intentamos protegernos, sino que lo que decimos refleja la palabra también de muchos musulmanes que reconocen como nosotros que la nación árabe está mal porque sufre de una defaillance en el ejercicio de la democracia, en la distribución de las riquezas y en el establecimiento de la justicia social y de un Estado de derecho, en la reforma del sistema sanitario.

El islam es muy sensible a estas dimensiones. La libertad de conciencia y de expresión es augurada por muchos, y esto no porque la gente quiera alejarse del islam, sino porque quiere vivir el islam de un modo más personal. En el mundo islámico hay un sentido de modernidad y de libertad que no se atreve a manifestarse. Un cristiano puede escribir criticando a su patriarca u obispo, mientras que es difícil que un musulmán lo haga. No porque alguien en particular se lo prohíba, sino porque la propia cultura se lo impide. Los imam son los ulema [los doctos] y su saber no se discute. Y reafirmo que con estas propuestas no se trata de hacer a los musulmanes menos musulmanes o a los cristianos menos cristianos, sino de decir que la fe es una cuestión personal aunque tiene su dimensión social, y que cada uno debe vivir la propia fe como le viene inspirada por Dios.

[Por Robert Cheaib, traducción del italiano por Inma Álvarez]


Evangelio 22 de Octubre de 2010

  • Primera Lectura: Efesios 4, 1-6
    "Un solo cuerpo, un Señor, una fe, un bautismo"

    Hermanos: Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados.

    Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo.

  • Salmo Responsorial: 23
    "Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor."

    Del Señor es la tierra y cuanto la llena, / el orbe y todos sus habitantes: / él la fundó sobre los mares, / él la afianzó sobre los ríos. R.

    ¿Quién puede subir al monte del Señor? / ¿Quién puede estar en el recinto sacro? / El hombre de manos inocentes / y puro corazón, / que no confía en los ídolos. R.

    Ese recibirá la bendición del Señor, / le hará justicia el Dios de salvación. / Este es el grupo que busca al Señor, / que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R.

  • Evangelio: Lucas 12, 54-59
    "Si sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente?"

    En aquel tiempo decía Jesús a la gente: "Cuando veis subir una nube por el poniente, decís enseguida: "Chaparrón tenemos", y así sucede. Cuando sopla el sur decís: "Va a hacer bochorno", y lo hace. ¡Hipócritas!: si sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que se debe hacer?

    Cuando te diriges al tribunal con el que te pone pleito, haz lo posible por llegar a un acuerdo con él mientras vais de camino; no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al guardia, y el guardia te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no pagues el último céntimo".

miércoles, 20 de octubre de 2010

El Papa anuncia 24 nuevos cardenales

El consistorio tendrá lugar el próximo 20 de noviembre

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 20 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Benedicto XVI anunció este miércoles la creación de 24 nuevos cardenales, 20 de los cuales (de menos de 80 años) podrían ser electores en caso de que ahora se celebrara un cónclave para la elección de un Papa.

El Santo Padre eligió el momento final de la audiencia general, para anunciar la celebración del Consistorio de creación de los nuevos cardenales el próximo 20 de noviembre. Se trata del tercer consistorio de su pontificado, ya que el anterior se celebró el 24 de noviembre de 2007, y hubo otro el 24 de marzo de 2006.

Los cardenales proceden mayormente de Europa (15, de los cuales 10 son italianos), cuatro proceden de África, otros cuatro de América y uno de Asia. Con el nuevo Consistorio, los cardenales pasarán a ser 203, de los cuales 121 electores.

Esta es la lista de los nuevos cardenales electores:

- Monseñor Angelo Amato, S.D.B., Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos;

- S.B. Antonios Naguib, Patriarca de Alejandría de los Coptos (Egipto);

- Monseñor Robert Sarah, Presidente del Consejo Pontificio "Cor Unum";

- Monseñor Francesco Monterisi, Arcipreste de la basílica papal de san Pablo Extramuros;

- Monseñor Fortunato Baldelli, Penitenciario Mayor;

- Monseñor Raymond Leo Burke, Prefecto del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica;

- Monseñor Kurt Koch, Presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos;

- Monseñor Paolo Sardi, Vice Camarlengo de la Santa Iglesia Romana;

- Monseñor Mauro Piacenza, Prefecto de la Congregación para el Clero;

- Monseñor Velasio De Paolis, C.S., Presidente de la Prefectura de Asuntos Económicos de la Santa Sede;

- Monseñor Gianfranco Ravasi, Presidente del Consejo Pontificio de la Cultura;

- Monseñor Medardo Joseph Mazombwe, arzobispo emérito de Lusaka (Zambia);

- Monseñor Raúl Eduardo Vela Chiriboga, arzobispo emérito de Quito (Ecuador);

- Monseñor Laurent Monsengwo Pasinya, arzobispo de Kinshasa (Rep. Democrática del Congo);

- Monseñor Paolo Romeo, arzobispo de Palermo (Italia);

- Monseñor Donald William Wuerl, arzobispo de Washington (Estados Unidos);

- Monseñor Raymundo Damasceno Assis, arzobispo de Aparecida (Brasil);

- Monseñor Kazimierz Nycz, arzobispo de Varsovia (Polonia);

- Monseñor Albert Malcolm Ranjith Patabendige Don, arzobispo de Colombo (Sri Lanka);

- Monseñor Reinhard Marx, arzobispo de München und Freising (Alemania).

Además, el Papa ha elevado a la dignidad cardenalicia a cuatro obispos que “se han distinguido por su generosidad y dedicación en el servicio a la Iglesia”.

Se trata de:

- Monseñor José Manuel Estepa Llaurens, arzobispo Ordinario Militar emérito (España);

- Monseñor Elio Sgreccia, anterior Presidente de la Pontificia Academia para la Vida (Italia);

- Monseñor Walter Brandmüller, anterior Presidente del Comité Pontificio de Ciencias Históricas (Alemania);

- Monseñor Domenico Bartolucci, anterior Maestro Director de la Capilla Musical Pontificia (Italia).

Evangelio 21 de Octubre de 2010

  • Primera Lectura: Efesios 3, 14-21
    "Que el amor sea vuestra raíz y vuestro cimiento; así llegaréis a vuestra plenitud, según la plenitud total de Dios"

    Hermanos: Doblo las rodillas ante el Padre, de quien toma nombre toda familia en el cielo y en la tierra, pidiéndole que, de los tesoros de su gloria, os conceda por medio de su Espíritu robusteceros en lo profundo de vuestro ser, que Cristo habite por la fe en vuestros corazones, que el amor sea vuestra raíz y vuestro cimiento; y así, con todos los santos, lograréis abarcar lo ancho, lo largo, lo alto y lo profundo, comprendiendo lo que trasciende toda filosofía: el amor cristiano. Así llegaréis a vuestra plenitud, según la plenitud total de Dios.

    Al que puede hacer mucho más sin comparación de lo que pedimos o concebimos, con ese poder que actúa entre nosotros, a él la gloria de la Iglesia y de Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos. Amén.

  • Salmo Responsorial: 32
    "La misericordia del Señor llena la tierra."

    Aclamad, justos, al Señor, / que merece la alabanza de los buenos. / Dad gracias al Señor con la cítara, / tocad en su honor el arpa de diez cuerdas. R.

    Que la palabra del Señor es sincera, / y todas sus acciones son leales; / él ama la justicia y el derecho, / y su misericordia llena la tierra. R.

    Pero el plan del Señor subsiste por siempre, / los proyectos de su corazón, de edad en edad. / Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, / el pueblo que él se escogió como heredad. R.

    Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, / en los que esperan en su misericordia, / para librar sus vidas de la muerte / y reanimarlos en tiempo de hambre. R.

  • Evangelio: Lucas 12, 49-53
    "No he venido a traer paz, sino división"

    En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo la paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra".

La caridad, el arma del cristianismo en la violencia de Oriente Medio

Intervención de monseñor Coussa, obispo de Alejandría de los Armenios

CIUDAD DEL VATICANO, martes 19 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Monseñor Krikor-Okosdinos Coussa, obispo de Alejandría de los Armenios (Egipto) considera que "el arma del cristianismo" es la caridad en medio de la violencia que con demasiada frecuencia ensangrienta Oriente Medio.

Por este motivo, el prelado invitó al Sínodo de los Obispos de Oriente Medio que se celebra en el Vaticano, y que este martes se dedicó a preparar por grupos sus propuestas a Benedicto XVI, a tender la mano "a los musulmanes y a los judíos, con una esperanza cristiana".

"El arma del cristianismo no se construye en las fábricas", afirmó hablando en árabe ante la asamblea episcopal. "El arma del cristianismo es la caridad. Consiste en construir puentes entre el hombre y su hermano para que no haya ni cercano ni lejano".

"Y si el hombre es capaz de descubrir esta arma, se descubre a sí mismo y conoce, entonces, su posición. Y cuando la conoce la ama, y cuando la ama, se entrega y cuando se entrega, se afianza y cuando se afianza, se estabiliza y cuando se estabiliza, está exento de todo vicio y de toda calamidad".

"Nuestra esperanza es vivir en paz", aseguró monseñor Coussa. "Tendamos entonces nuestras manos a los musulmanes y a los judíos con una esperanza cristiana y una vida nueva. Digamos a los judíos: dejen de matar a los inocentes y no olviden lo que dice el Talmud: en cada hombre veo a Dios".

"Tendamos la mano a nuestros hermanos musulmanes en la esperanza de una convivialidad que permita construir una sola nación, una sola sociedad regida por la caridad, la fraternidad, la comprensión y el diálogo", indicó.

"La Iglesia anuncia la caridad y combate la iniquidad y el fanatismo --afirmó--. Propaga la educación y no trabaja para ella misma, sino para la Gloria de Dios, el Supremo y confirma en la esperanza".

El prelado concluyó afirmando: "Mi intervención es un mensaje de esperanza dirigido a los cristianos, para que vean en Oriente la fuente de la esperanza de Cristo que ha nacido, ha sido crucificado y ha resucitado".

Evangelio 20 de Octubre de 2010

  • Primera Lectura: Efesios 3, 2-12
    "El misterio de Cristo ha sido revelado ahora: que también los gentiles son coherederos de la promesa"

    Hermanos: Habéis oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que se me ha dado en favor vuestro.

    Ya que se me dio a conocer por revelación el misterio, del que os he escrito arriba brevemente.

    Leedlo y veréis cómo comprendo yo el misterio de Cristo, que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, como ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: que también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la promesa de Jesucristo, por el Evangelio, del cual yo soy ministro por la gracia que Dios me dio con su fuerza y su poder.

    A mí, el más insignificante de todos los santos, se me ha dado esta gracia: anunciar a los gentiles la riqueza insondable que es Cristo, aclarar a todos la realización del misterio, escondido desde el principio de los siglos en Dios, creador de todo.

    Así, mediante la Iglesia, los Principados y Potestades en los cielos conocen ahora la multiforme sabiduría de Dios, según el designio eterno, realizado en Cristo Jesús, Señor nuestro, por quien tenemos libre y confiado acceso a Dios, por la fe en él.

  • Interleccional: Sacaréis aguas con gozo de las fuentes del Salvador.
    Isaías 12, 2-6

    Él es mi Dios y Salvador: / confiaré y no temeré, / porque mi fuerza y mi poder es el Señor, / él fue mi salvación. / Y sacaréis aguas con gozo / de las fuentes de la salvación. R.

    Dad gracias al Señor, / invocad su nombre, / contad a los pueblos sus hazañas, / proclamad que su nombre es excelso. R.

    Tañed para el Señor, que hizo proezas, / anunciadlas a toda la tierra; / gritad jubilosos, habitantes de Sión: / "Qué grande es en medio de ti / el santo de Israel." R.

  • Evangelio: Lucas 12, 39-48
    "Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá"

    En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Comprended que, si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete. Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre". Pedro preguntó: "Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos?" El Señor le respondió: "¿Quién es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas? Dichoso el criado a quien su amo al llegar encuentre portándose así. Os aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes. Pero si el empleado piensa: "Mi amo tarda al llegar", y empieza a pegarle a los mozos y a las muchachas, a comer y deber y emborracharse, llegará el amo de ese criado el día y la hora que menos lo espera y lo despedirá, condenándolo a la pena de los que no son fieles. El criado que sabe lo que su amo quiere, y no está dispuesto a ponerlo por obra, recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos. Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá".

martes, 19 de octubre de 2010

Mensaje del Papa a los seminaristas

“El sacerdocio católico sí tiene futuro”

CIUDAD DEL VATICANO, lunes 18 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación la Carta que el Papa Benedicto XVI ha dirigido a los seminaristas de todo el mundo, con motivo de la Clausura del Año Sacerdotal, y cuyo contenido ha hecho público hoy la Santa Sede.

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Queridos seminaristas:

En diciembre de 1944, cuando me llamaron al servicio militar, el comandante de la compañía nos preguntó a cada uno qué queríamos ser en el futuro. Respondí que quería ser sacerdote católico. E subteniente replicó: Entonces tiene usted que buscarse otra cosa. En la nueva Alemania ya no hay necesidad de curas. Yo sabía que esta "nueva Alemania" estaba llegando a su fin y, que después de las devastaciones tan enormes que aquella locura había traído al País, habría más que nunca necesidad de sacerdotes. Hoy la situación es completamente distinta. Pero también ahora hay mucha gente que, de una u otra forma, piensa que el sacerdocio católico no es una "profesión" con futuro, sino que pertenece más bien al pasado. Vosotros, queridos amigos, habéis decidido entrar en el seminario y, por tanto, os habéis puesto en camino hacia el ministerio sacerdotal en la Iglesia católica, en contra de estas objeciones y opiniones. Habéis hecho bien. Porque los hombres, también en la época del dominio tecnológico del mundo y de la globalización, seguirán teniendo necesidad de Dios, del Dios manifestado en Jesucristo y que nos reúne en la Iglesia universal, para aprender con Él y por medio de Él la vida verdadera, y tener presentes y operativos los criterios de una humanidad verdadera. Donde el hombre ya no percibe a Dios, la vida se queda vacía; todo es insuficiente. El hombre busca después refugio en el alcohol o en la violencia, que cada vez amenaza más a la juventud. Dios está vivo. Nos ha creado y, por tanto, nos conoce a todos. Es tan grande que tiene tiempo para nuestras pequeñas cosas: "Hasta los pelos de vuestra cabeza están contados". Dios está vivo, y necesita hombres que vivan para Él y que lo lleven a los demás. Sí, tiene sentido ser sacerdote: el mundo, mientras exista, necesita sacerdotes y pastores, hoy, mañana y siempre.

El seminario es una comunidad en camino hacia el servicio sacerdotal. Con esto, ya he dicho algo muy importante: no se llega a ser sacerdote solo. Hace falta la "comunidad de discípulos", el grupo de los que quieren servir a la Iglesia de todos. Con esta carta quisiera poner de relieve -mirando también hacia atrás, a mis días en el seminario- algunos elementos importantes para estos años en los que os encontráis en camino.

1. Quien quiera ser sacerdote debe ser sobre todo un "hombre de Dios", como lo describe san Pablo (1 Tm6,11). Para nosotros, Dios no es una hipótesis lejana, no es un desconocido que se ha retirado después del "big bang". Dios se ha manifestado en Jesucristo. En el rostro de Jesucristo vemos el rostro de Dios. En sus palabras escuchamos al mismo Dios que nos habla. Por eso, lo más importante en el camino hacia el sacerdocio, y durante toda la vida sacerdotal, es la relación personal con Dios en Jesucristo. El sacerdote no es el administrador de una asociación, que intenta mantenerla e incrementar el número de sus miembros. Es el mensajero de Dios entre los hombres. Quiere llevarlos a Dios, y que así crezca la comunión entre ellos. Por esto, queridos amigos, es tan importante que aprendáis a vivir en contacto permanente con Dios. Cuando el Señor dice: "Orad en todo momento", lógicamente no nos está pidiendo que recitemos continuamente oraciones, sino que nunca perdamos el trato interior con Dios. Ejercitarse en este trato es el sentido de nuestra oración. Por esto es importante que el día se inicie y concluya con la oración. Que escuchemos a Dios en la lectura de la Escritura. Que le contemos nuestros deseos y esperanzas, nuestras alegrías y sufrimientos, nuestros errores y nuestra gratitud por todo lo bueno y bello, y que de esta manera esté siempre ante nuestros ojos como punto de referencia en nuestra vida. Así nos hacemos más sensibles a nuestros errores y aprendemos a esforzarnos por mejorar; pero, además, nos hacemos más sensibles a todo lo hermoso y bueno que recibimos cada día como si fuera algo obvio, y crece nuestra gratitud. Y con la gratitud aumenta la alegría porque Dios está cerca de nosotros y podemos servirlo.

2. Para nosotros, Dios no es sólo una palabra. En los sacramentos, Él se nos da en persona, a través de realidades corporales. La Eucaristía es el centro de nuestra relación con Dios y de la configuración de nuestra vida. Celebrarla con participación interior y encontrar de esta manera a Cristo en persona, debe ser el centro de cada una de nuestras jornadas. San Cipriano ha interpretado la petición del Evangelio: "Danos hoy nuestro pan de cada día", diciendo, entre otras cosas, que "nuestro" pan, el pan que como cristianos recibimos en la Iglesia, es el mismo Señor Sacramentado. En la petición del Padrenuestro pedimos, por tanto, que Él nos dé cada día este pan "nuestro"; que éste sea siempre el alimento de nuestra vida. Que Cristo resucitado, que se nos da en la Eucaristía, modele de verdad toda nuestra vida con el esplendor de su amor divino. Para celebrar bien la Eucaristía, es necesario también que aprendamos a conocer, entender y amar la liturgia de la Iglesia en su expresión concreta. En la liturgia rezamos con los fieles de todos los tiempos: pasado, presente y futuro se suman a un único y gran coro de oración. Por mi experiencia personal puedo afirmar que es entusiasmante aprender a entender poco a poco cómo todo esto ha ido creciendo, cuánta experiencia de fe hay en la estructura de la liturgia de la Misa, cuántas generaciones con su oración la han ido formando.

3. También es importante el sacramento de la Penitencia. Me enseña a mirarme con los ojos de Dios, y me obliga a ser honesto conmigo mismo. Me lleva a la humildad. El Cura de Ars dijo en una ocasión: Pensáis que no tiene sentido recibir la absolución hoy, sabiendo que mañana cometeréis nuevamente los mismos pecados. Pero -nos dice- Dios mismo olvida en ese momento los pecados de mañana, para daros su gracia hoy. Aunque tengamos que combatir continuamente los mismos errores, es importante luchar contra el ofuscamiento del alma y la indiferencia que se resigna ante el hecho de que somos así. Es importante mantenerse en camino, sin ser escrupulosos, teniendo conciencia agradecida de que Dios siempre está dispuesto al perdón. Pero también sin la indiferencia, que nos hace abandonar la lucha por la santidad y la superación. Cuando recibo el perdón, aprendo también a perdonar a los demás. Reconociendo mi miseria, llego también a ser más tolerante y comprensivo con las debilidades del prójimo.

4. Sabed apreciar también la piedad popular, que es diferente en las diversas culturas, pero que a fin de cuentas es también muy parecida, pues el corazón del hombre después de todo es el mismo. Es cierto que la piedad popular puede derivar hacia lo irracional y quizás también quedarse en lo externo. Sin embargo, excluirla es completamente erróneo. A través de ella, la fe ha entrado en el corazón de los hombres, formando parte de sus sentimientos, costumbres, sentir y vivir común. Por eso, la piedad popular es un gran patrimonio de la Iglesia. La fe se ha hecho carne y sangre. Ciertamente, la piedad popular tiene siempre que purificarse y apuntar al centro, pero merece todo nuestro aprecio, y hace que nosotros mismos nos integremos plenamente en el "Pueblo de Dios".

5. El tiempo en el seminario es también, y sobre todo, tiempo de estudio. La fe cristiana tiene una dimensión racional e intelectual esencial. Sin esta dimensión no sería ella misma. Pablo habla de un "modelo de doctrina", a la que fuimos entregados en el bautismo (Rm 6,17). Todos conocéis las palabras de san Pedro, consideradas por los teólogos medievales como justificación de una teología racional y elaborada científicamente: "Estad siempre prontos para dar razón (logos) de vuestra esperanza a todo el que os la pidiere" (1 P 3,15). Una de las tareas principales de los años de seminario es capacitaros para dar dichas razones. Os ruego encarecidamente: Estudiad con tesón. Aprovechad los años de estudio. No os arrepentiréis. Es verdad que a veces las materias de estudio parecen muy lejanas de la vida cristiana real y de la atención pastoral. Sin embargo, es un gran error plantear de entrada la cuestión en clave pragmática: ¿Me servirá esto para el futuro? ¿Me será de utilidad práctica, pastoral? Desde luego no se trata solamente de aprender las cosas meramente prácticas, sino de conocer y comprender la estructura interna de la fe en su totalidad, de manera que se convierta en una respuesta a las preguntas de los hombres, que aunque aparentemente cambian en cada generación, en el fondo son las mismas. Por eso, es importante ir más allá de las cuestiones coyunturales para captar cuáles son precisamente las verdaderas preguntas y poder entender también así las respuestas como auténticas repuestas. Es importante conocer a fondo la Sagrada Escritura en su totalidad, en su unidad entre Antiguo y Nuevo Testamento: la formación de los textos, su peculiaridad literaria, la composición gradual de los mismos hasta formar el canon de los libros sagrados, la unidad de su dinámica interna que no se aprecia a primera vista, pero que es la única que da sentido pleno a cada uno de los textos. Es importante conocer a los Padres y los grandes Concilios, en los que la Iglesia ha asimilado, reflexionando y creyendo, las afirmaciones esenciales de la Escritura. Podría continuar en este sentido: llamamos dogmática a la comprensión de cada uno de los contenidos de la fe en su unidad, o mejor, en su simplicidad última: cada detalle particular, en definitiva, desarrolla la fe en el único Dios, que se manifestó y que sigue manifestándose. No es necesario que diga expresamente lo necesario que es estudiar las cuestiones esenciales de la teología moral y de la doctrina social de la Iglesia. Es evidente la importancia que tiene hoy la teología ecuménica, conocer las diversas comunidades cristianas; es igualmente necesario una orientación fundamental sobre las grandes religiones y, sobre todo, la filosofía: la comprensión de la búsqueda y de las preguntas del hombre, a las que la fe quiere dar respuesta. Pero también aprended a comprender y -me atrevo a decir- a valorar el derecho canónico por su necesidad intrínseca y por su aplicación práctica: una sociedad sin derecho sería una sociedad carente de derechos. El derecho es una condición del amor. Prefiero no continuar enumerando más cosas, pero sí deseo deciros una vez más: amad el estudio de la teología y continuadlo con especial sensibilidad, para anclar la teología en la comunidad viva de la Iglesia que, con su autoridad, no es un polo opuesto a la ciencia teológica, sino su presupuesto. Sin la Iglesia que cree, la teología deja de ser ella misma y se convierte en un conjunto de disciplinas diversas sin unidad interior.

6. Los años de seminario deben ser también un periodo de maduración humana. Para el sacerdote, que deberá acompañar a otros en el camino de la vida y hasta el momento de la muerte, es importante que haya conseguido un equilibrio justo entre corazón y mente, razón y sentimiento, cuerpo y alma, y que sea humanamente "íntegro". La tradición cristiana siempre ha unido las "virtudes teologales" con las "virtudes cardinales", que brotan de la experiencia humana y de la filosofía, y ha tenido en cuenta la sana tradición ética de la humanidad. Pablo dice a los Filipenses de manera muy clara: "Finalmente, hermanos, todo lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable, laudable, todo lo que es virtud o mérito, tenedlo en cuenta" (4,8). En este contexto, se sitúa también la integración de la sexualidad en el conjunto de la personalidad. La sexualidad es un don del Creador, pero también una tarea que tiene que ver con el desarrollo del ser humano. Cuando no se integra en la persona, la sexualidad se convierte en algo banal y destructivo. En nuestra sociedad actual se ven muchos ejemplos de esto. Recientemente, hemos constatado con gran dolor que algunos sacerdotes han desfigurado su ministerio al abusar sexualmente de niños y jóvenes. En lugar de llevar a las personas a una madurez humana y ser un ejemplo para ellos, han provocado con sus abusos un daño que nos causa profundo dolor y disgusto. Debido a todo esto, muchos podrán preguntarse, quizás también vosotros, si vale la pena ser sacerdote; si es sensato encaminar la vida por el celibato. Sin embargo, estos abusos, que son absolutamente reprobables, no pueden desacreditar la misión sacerdotal, que conserva toda su grandeza y dignidad. Gracias a Dios, todos conocemos sacerdotes convincentes, forjados por su fe, que dan testimonio de cómo en este estado, en la vida celibataria, se puede vivir una humanidad auténtica, pura y madura. Pero lo que ha ocurrido, nos debe hacer más vigilantes y atentos, examinándonos cuidadosamente a nosotros mismos, delante de Dios, en el camino hacia el sacerdocio, para ver si es ésta su voluntad para mí. Es tarea de los confesores y de vuestros superiores acompañaros y ayudaros en este proceso de discernimiento. Un elemento esencial de vuestro camino es practicar las virtudes humanas fundamentales, con la mirada puesta en Dios manifestado en Cristo, dejándonos purificar por Él continuamente.

7. En la actualidad, los comienzos de la vocación sacerdotal son más variados y diversos que en el pasado. Con frecuencia, se toma la decisión por el sacerdocio en el ejercicio de alguna profesión secular. A menudo, surge en las comunidades, especialmente en los movimientos, que propician un encuentro comunitario con Cristo y con su Iglesia, una experiencia espiritual y la alegría en el servicio de la fe. La decisión también madura en encuentros totalmente personales con la grandeza y la miseria del ser humano. De este modo, los candidatos al sacerdocio proceden con frecuencia de ámbitos espirituales completamente diversos. Puede que sea difícil reconocer los elementos comunes del futuro enviado y de su itinerario espiritual. Precisamente, por eso, el seminario es importante como comunidad en camino por encima de las diversas formas de espiritualidad. Los movimientos son una cosa magnífica. Sabéis bien cuánto los aprecio y quiero como don del Espíritu Santo a la Iglesia. Sin embargo, se han de valorar según su apertura a la común realidad católica, a la vida de la única y común Iglesia de Cristo, que en su diversidad es, en definitiva, una sola. El seminario es el periodo en el que uno aprende con los otros y de los otros. En la convivencia, quizás a veces difícil, debéis asimilar la generosidad y la tolerancia, no simplemente soportándoos mutuamente, sino enriqueciéndoos unos a otros, de modo que cada uno pueda aportar sus cualidades particulares al conjunto, mientras todos servís a la misma Iglesia, al mismo Señor. Ser escuela de tolerancia, más aún, de aceptarse y comprenderse en la unidad del Cuerpo de Cristo, es otro elemento importante de los años de seminario.

Queridos seminaristas, con estas líneas he querido mostraros lo mucho que pienso en vosotros, especialmente en estos tiempos difíciles, y lo cerca que os tengo en la oración. Rezad también por mí, para que pueda desempeñar bien mi servicio, hasta que el Señor quiera. Confío vuestro camino de preparación al sacerdocio a la maternal protección de María Santísima, cuya casa fue escuela de bien y de gracia. A todos os bendiga Dios omnipotente, Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Vaticano, 18 de octubre de 2010, Fiesta de San Lucas, evangelista.

Evangelio 19 de Octubre de 2010

  • Primera Lectura: Efesios 2, 12-22
    "Él es nuestra paz, él ha hecho de los dos pueblos una sola cosa"

    Hermanos: Antes no teníais un Mesías, erais extranjeros a la ciudadanía de Israel y ajenos a las instituciones portadoras de la promesa. En el mundo no teníais ni esperanza ni Dios. Ahora, en cambio, estáis en Cristo Jesús. Ahora, por la sangre de Cristo, estáis cerca los que antes estabais lejos.

    Él es nuestra paz. Él ha hecho de los dos pueblos una sola cosa, derribando con su carne el muro que los separaba: el odio. Él ha abolido la Ley con sus mandamientos y reglas, haciendo las paces, para crear con los dos, en él, un solo hombre nuevo. Reconcilió con Dios a los dos pueblos, uniéndolos en un solo cuerpo mediante la cruz, dando muerte, en él, al odio. Vino y trajo la noticia de la paz: paz a vosotros, los de lejos; paz también a los de cerca. Así, unos y otros, podemos acercarnos al Padre con un mismo Espíritu.

    Por lo tanto, ya no sois extranjeros ni forasteros, sino que sois ciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios. Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo

    Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Por él también vosotros os vais integrando en la construcción, para ser morada de Dios, por el Espíritu.

  • Salmo Responsorial: 84
    "Dios anuncia la paz a su pueblo."

    Voy a escuchar lo que dice el Señor: / "Dios anuncia la paz / a su pueblo y a sus amigos." / La salvación está ya cerca de sus fieles, / y la gloria habitará en nuestra tierra. R.

    La misericordia y la fidelidad se encuentran, / la justicia y la paz se besan; / la fidelidad brota de la tierra, / y la justicia mira desde el cielo. R.

    El Señor nos dará la lluvia, / y nuestra tierra dará su fruto. / La justicia marchará ante él, / la salvación seguirá sus pasos. R.

  • Evangelio: Lucas 12, 35-38
    "Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela"

    En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas; vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame. Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela: os seguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y les irá sirviendo. Y si llega entrada la noche o de madrugada y los encuentra así, dichosos ellos.

lunes, 18 de octubre de 2010

Homilía en la Misa de canonización de seis beatos

CIUDAD DEL VATICANO, domingo 17 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación la homilía que Benedicto XVI pronunció este domingo durante la Misa celebrada en la plaza de San Pedro para la canonización de Stanisław Sołtys, André Bessette, Cándida María de Jesús Cipitria y Barriola, Mary of the Cross MacKillop, Giulia Salzano y Battista Camilla Varano.



***



¡Queridos hermanos y hermanas!

Se renueva hoy en la Plaza de San Pedro la fiesta de la santidad. Con alegría os dirijo mi cordial bienvenida a los que habéis llegado, también de muy lejos, para participar en ella. Un particular saludo a los Cardenales, a los Obispos y a los Superiores Generales de los Institutos fundados por los nuevos Santos, así como a las Delegaciones oficiales y a todas las Autoridades civiles. Juntos buscamos acoger lo que el Señor nos dice en las sagradas Escrituras recién proclamadas. La liturgia de este domingo nos ofrece una lección fundamental: la necesidad de rezar siempre, sin cesar. A veces nosotros nos cansamos de rezar, tenemos la impresión de que la oración no es tan útil para la vida, que es poco eficaz. Por eso somos tentados a dedicarnos a la actividad, a emplear todos los medios humanos para lograr nuestros objetivos, y no recurrimos a Dios. Jesús en cambio afirma que es necesario rezar siempre, y lo hace mediante una parábola específica (cf. Lc 18, 1-8).

Ésta habla de un juez que no teme a Dios y no mira por nadie, un juez que no tiene respeto al prójimo. El otro personaje es una viuda, una persona en una situación de debilidad. En la Biblia, la viuda y el huérfano son las categorías más necesitadas, porque están indefensas y sin medios. La viuda va al juez y le pide justicia. Sus posibilidades de ser escuchada no casi nulas, porque el juez la desprecia y ella no pude presionarlo. Y menos apelar a principios religiosos, porque el juez no teme a Dios. Por eso esta viuda parece privada de toda posibilidad. Pero ella insiste, pide sin cesar, es inoportuna, y así al final se las arregla para obtener el resultado del juez. En este punto Jesús hace una reflexión, usando el argumento a fortiori: si un juez injusto al final se deja convencer por la súplica de una viuda, cuanto más Dios, que es bueno, escuchará a quien le ruega. Dios de hecho es la generosidad en persona, es misericordioso, y por tanto está siempre dispuesto a escuchar las oraciones. Por tanto, nunca debemos desesperar, sino insistir siempre en la oración.

La conclusión del fragmento evangélico habla de la fe: “Cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?” (Lc 18,8). Es una pregunta que quiere suscitar un aumento de fe por nuestra parte. Está claro de hecho que la oración debe ser expresión de fe, en caso contrario no es verdadera oración. Si uno no cree en la bondad de Dios, no puede rezar de una manera verdaderamente adecuada. La fe es esencial como base de la actitud de la oración. Así lo hicieron los seis nuevos Santos que hoy son propuestos a la veneración de la Iglesia universal: Stanisław Sołtys, André Bessette, Cándida María de Jesús Cipitria y Barriola, Mary of the Cross MacKillop, Giulia Salzano y Battista Camilla Varano.

[La homilía continuó en diversas lenguas. En polaco, dijo:]

San Stanislaw Kazimierczyk, religioso del siglo XV, puede ser también para nosotros ejemplo e intercesor. Toda su vida estuvo ligada a la Eucaristía. Primero en la iglesia del Corpus Domini en Kazimierz, la Cracovia de hoy, donde, junto a su madre y a su padre, aprendió la fe y la piedad; donde emitió los votos religiosos en los Canónigos Regulares; donde trabajó como sacerdote, educador, atento al cuidado de los necesitados. De manera particular, sin embargo, estaba ligado a la Eucaristía a través del amor ardiente a Cristo presente bajo las especies del pan y del vino; viviendo el misterio de la muerte y de la resurrección, que se cumple de manera incruenta en la Santa Misa; a través de la práctica del amor al prójimo, del cual es fuente y signo la Comunión.

[En francés, dijo:]

El hermano André Bessette, originario de Québec, en Canadá, y religioso de la Congregación de la Santa-Cruz, conoció muy pronto el sufrimiento y la pobreza. Éstos le condujeron a recurrir a Dios por la oración y una vida interior intensa. Conserje del colegio Notre Dame en Montréal, muestra una caridad sin límites y se esfuerza por aliviar las angustias de los que van a confiarse a él. Muy poco instruido, entendió, sin embargo, dónde se encontraba lo esencial de su fe. Para él, creer significa someterse libremente y por amor a la voluntad divina. Habitado todo él por el misterio de Jesús, vivió la bienaventuranza de los corazones puros, la de la rectitud personal. Esta simplicidad ha permitido a muchos ver a Dios. Él hizo construir el Oratorio San José de Mont Royal donde permanecerá como guarda fiel hasta su muerte en 1937. Fue testigo de innumerables curaciones y conversiones. “No busquéis que os quiten las pruebas”, dijo, “pedid más bien la gracia de sobrellevarlas bien”. Para él, todo hablaba de Dios y de su presencia. ¡Que nosotros podamos, siguiéndole, buscar a Dios con sencillez para descubrirlo siempre presente en medio de nuestra vida!

¡Que el ejemplo del Hermano André pueda inspirar la vida cristiana canadiense!

[En español, dijo:]

Cuando el Hijo del Hombre venga para hacer justicia a los elegidos, ¿encontrará esta fe en la tierra? (cf. Lc18,8). Hoy podemos decir que sí, con alivio y firmeza, al contemplar figuras como la Madre Cándida María de Jesús Cipitria y Barriola. Aquella muchacha de origen sencillo, con un corazón en el que Dios puso su sello y que la llevaría muy pronto, con la guía de sus directores espirituales jesuitas, a tomar la firme resolución de vivir “sólo para Dios”. Decisión mantenida fielmente, como ella misma recuerda cuando estaba a punto de morir. Vivió para Dios y para lo que Él más quiere: llegar a todos, llevarles a todos la esperanza que no vacila, y especialmente a quienes más lo necesitan. “Donde no hay lugar para los pobres, tampoco lo hay para mí”, decía la nueva Santa, que con escasos medios contagió a otras Hermanas para seguir a Jesús y dedicarse a la educación y promoción de la mujer. Nacieron así las Hijas de Jesús, que hoy tienen en su Fundadora un modelo de vida muy alto que imitar, y una misión apasionante que proseguir en los numerosos países donde ha llegado el espíritu y los anhelos de apostolado de la Madre Cándida.

[En inglés, dijo:]

“Recordad quiénes fueron vuestros maestros -de ellos podéis aprender la sabiduría que conduce a la salvación a través de la fe en Jesucristo”. Durante muchos años, innumerables jóvenes en toda Australia han sido bendecidos con profesores inspirados en el ejemplo valiente y santo de celo, perseverancia y oración de la Madre Mary McKillop. Ella se dedicó como joven a la educación de los pobres en dificultad en el difícil terreno de la Australia rural, inspiró a otras mujeres a unirse a ella en la primera comunidad femenina de hermanas religiosas de ese país. Atendió las necesidades de cada joven confiado a ella, sin reparar en posición social ni riqueza, proporcionando formación tanto intelectual como espiritual. A pesar de los numerosos desafíos, sus oraciones a San José y su incansable devoción al Sagrado Corazón de Jesús, a quien dedicó su nueva congregación, dieron a esta mujer santa las gracias necesarias para permanecer fiel a Dios y a la Iglesia. ¡Que, a través de su intercesión, sus seguidores puedan continuar hoy sirviendo a Dios y a la Iglesia con fe y humildad!

[En italiano, dijo:]

En la segunda mitad del siglo XIX, en Campania, al sur de Italia, el Señor llamó a una joven maestra de primaria, Giulia Salzano, e hizo de ella una apóstol de la educación cristiana, fundadora de la Congregación de las Hermanas Catequistas del Sagrado Corazón de Jesús. La Madre Giulia comprendió bien la importancia de la catequesis en la Iglesia, y, uniendo la preparación pedagógica al fervor espiritual, se dedicó a ella con generosidad e inteligencia, contribuyendo a la formación de personas de toda edad y clase social. Repetía a sus hermanas que deseaba hacer catecismo hasta la última hora de su vida, demostrando con todo su ser que si “Dios nos ha creado para conocerLo, amarLo y servirLo en esta vida”, no había que anteponer nada a esta tarea. Que el ejemplo y la intercesión de santa Giulia Salzano sostengan a la Iglesia en su perenne tarea de anunciar a Cristo y de formar auténticas conciencias cristianas.

Santa Battista Camilla Varano, monja clarisa del siglo XV, testimonió hasta el fondo el sentido evangélico de la vida, especialmente perseverando en la oración. Habiendo entrado a los 23 años en el monasterio de Urbino, se insertó como protagonista en ese vasto movimiento de reforma de la espiritualidad femenina franciscana que intentaba recuperar plenamente el carisma de santa Clara de Asís. Promovió nuevas fundaciones monásticas en Camerino, donde fue elegida abadesa varias veces, en Fermo y en San Severino. La vida de santa Battista, totalmente inmersa en las profundidades divinas, fue una ascensión constante en el camino de la perfección, con un heroico amor a Dios y al prójimo. Estuvo marcada por grandes sufrimientos y consolaciones místicas; había decidido de hecho, como ella mismo escribe, “entrar en el Sacratísimo Corazón de Jesús y ahogarse en el océano de sus muy amargos sufrimientos”. En un momento en que la Iglesia sufría una relajación de las costumbres, ella recorre con decisión el camino de la penitencia y de la oración, animada por el ardiente deseo de renovación del Cuerpo místico de Cristo.

Queridos hermanos y hermanas, demos gracias al Señor por el don de la santidad, que resplandece en la Iglesia y hoy se refleja en el rostro de estos hermanos y hermanas nuestros. Jesús también nos invita a cada uno de nosotros a seguirlo para heredar la vida eterna. Dejémonos atraer por estos ejemplos luminosos, dejémonos guiar por sus enseñanzas, para que nuestra existencia sea un cántico de alabanza a Dios. Nos obtengan esta gracia la Virgen María y la intercesión de los seis nuevos Santos que hoy con alegría veneramos. Amén.



[Traducción del original plurilingüe por Patricia Navas

Evangelio 18 de Octubre de 2010

  • Primera Lectura: II Timoteo 4,9-17a
    "Sólo Lucas está conmigo"

    Querido hermano: Dimas me ha dejado, enamorado de este mundo presente, y se ha marchado a Tesalónica; Crescente se ha ido a Galacia; Tito, a Dalmacia; sólo Lucas está conmigo. Coge a Marcos y tráetelo contigo, pues me ayuda bien en la tarea. A Tíquico lo he mandado a Éfeso. El abrigo que me dejé en Troas, en casa de Carpo, tráetelo al venir, y los libros también, sobre todo los de pergamino. Alejandro, el metalúrgico, se ha portado muy mal conmigo; el Señor le pagará lo que ha hecho. Ten cuidado con él también tú, porque se opuso violentamente a mis palabras. La primera vez que me defendí, todos me abandonaron, y nadie me asistió.. Que Dios los perdone. Pero el Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje, de modo que lo oyeran todos los gentiles.

  • Salmo Responsorial: 144
    "Que tus fieles, Señor, proclamen la gloria de tu reinado."

    Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, / que te bendigan tus fieles; / que proclamen la gloria de tu reinado, / que hablen de tus hazañas. R.

    Explicando tus hazañas a los hombres, / la gloria y majestad de tu reinado. / Tu reinado es un reinado perpetuo, / tu gobierno va de edad en edad. R.

    El Señor es justo en todos sus caminos, / es bondadoso en todas sus acciones; / cerca está el Señor de los que lo invocan, / de los que lo invocan sinceramente. R.

  • Evangelio: Lucas 10,1-9
    "La mies es abundante y los obreros pocos"

    En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: "La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino.

    Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz en esta casa". Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el Reino de Dios.""