Lecturas diarias:
- Primera Lectura
Hechos 28:11-16, 30-31
11Transcurridos tres meses nos hicimos a la mar en una nave alejandrina que había invernado en la isla y llevaba por enseña los Dióscuros.12Arribamos a Siracusa y permanecimos allí tres días.13Desde allí, costeando, llegamos a Regio. Al día siguiente se levantó el viento del sur, y al cabo de dos días llegamos a Pozzuoli.14Encontramos allí hermanos y tuvimos el consuelo de permanecer con ellos siete días. Y así llegamos a Roma.15Los hermanos, informados de nuestra llegada, salieron a nuestro encuentro hasta el Foro Apio y Tres Tabernas. Pablo, al verlos, dio gracias a Dios y cobró ánimos.16Cuando entramos en Roma se le permitió a Pablo permanecer en casa particular con un soldado que le custodiara.30Pablo permaneció dos años enteros en una casa que había alquilado y recibía a todos los que acudían a él;31predicaba el Reino de Dios y enseñaba lo referente al Señor Jesucristo con toda valentía, sin estorbo alguno. - Salmo Responsorial
Salmo 98:1-6
1Salmo. Cantad a Yahveh un canto nuevo, porque ha hecho maravillas; victoria le ha dado su diestra y su brazo santo.2Yahveh ha dado a conocer su salvación, a los ojos de las naciones ha revelado su justicia;3se ha acordado de su amor y su lealtad para con la casa de Israel. Todos los confines de la tierra han visto la salvación de nuestro Dios.4¡Aclamad a Yahveh, toda la tierra, estallad, gritad de gozo y salmodiad!5Salmodiad para Yahveh con la cítara, con la cítara y al son de la salmodia;6con las trompetas y al son del cuerno aclamad ante la faz del rey Yahveh. - Evangelio
Mateo 14:22-33
22Inmediatamente obligó a los discípulos a subir a la barca y a ir por delante de él a la otra orilla, mientras él despedía a la gente.23Después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar; al atardecer estaba solo allí.24La barca se hallaba ya distante de la tierra muchos estadios, zarandeada por las olas, pues el viento era contrario.25Y a la cuarta vigilia de la noche vino él hacia ellos, caminando sobre el mar.26Los discípulos, viéndole caminar sobre el mar, se turbaron y decían: «Es un fantasma», y de miedo se pusieron a gritar.27Pero al instante les habló Jesús diciendo: «¡Animo!, que soy yo; no temáis.»28Pedro le respondió: «Señor, si eres tú, mándame ir donde ti sobre las aguas.»29«¡Ven!», le dijo. Bajó Pedro de la barca y se puso a caminar sobre las aguas, yendo hacia Jesús.30Pero, viendo la violencia del viento, le entró miedo y, como comenzara a hundirse, gritó: «¡Señor, sálvame!»31Al punto Jesús, tendiendo la mano, le agarró y le dice: «Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?»32Subieron a la barca y amainó el viento.33Y los que estaban en la barca se postraron ante él diciendo: «Verdaderamente eres Hijo de Dios.»