1ª Lectura
Is 30,18-21
18 Pero el Señor espera la hora de otorgaros su gracia; por eso se levanta para apiadarse de vosotros, porque el Señor es un Dios de justicia; felices los que en él esperan. 19 Sí, pueblo de Sión que habitas en Jerusalén, no llorarás más: él te dará su gracia, atento a tus gritos de súplica; en cuanto lo oiga, te responderá. 20 Después de haberos dado el Señor el pan de la angustia y el agua de la aflicción, tu maestro no se esconderá más, sino que tus ojos le verán, 21 y tus oídos oirán resonar detrás de ti estas palabras:
Éste es el camino, seguidlo, ya estéis a la derecha o a la izquierda.
Is 30,23-26
23 Él te dará la lluvia para la simiente que siembres en tu tierra; el pan, producto de tu campo, será pingüe y enjundioso; y tu ganado pastará aquel día en amplios pastizales. 24 Los bueyes y los asnos que trabajan la tierra
comerán pienso salado, aventado con horca y bieldo. 25 En todo monte alto y en toda colina elevada habrá arroyos y corrientes de agua el día de la gran matanza, cuando caigan las torres. 26 Entonces la luz de la luna será como la luz del sol, y la luz del sol será siete veces más fuerte, como la luz de siete días, el día en que el Señor vende la herida de su pueblo y cure la llaga de sus golpes.
Salmo Responsorial
Sal 147,1-2
1 ¡Qué bueno es cantar para el Señor!, ¡qué agradable alabar a nuestro Dios! 2 El Señor reconstruye Jerusalén y reúne a los dispersos de Israel,
Sal 147,3-4
3 él cura los corazones rotos y venda sus heridas. 4 Él cuenta el número de las estrellas y llama a cada una por su nombre.
Sal 147,5-6
5 Nuestro Señor es grande y todopoderoso, su inteligencia es infinita. 6 El Señor sostiene a los humildes y humilla hasta el polvo a los malvados.
Evangelio
Mt 9,35-38
35 Jesús recorría ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, predicando el evangelio del reino y curando todas las enfermedades y dolencias. 36 Y al ver a la gente, se compadecía de ella, porque estaban cansados y decaídos como ovejas sin pastor. 37 Entonces dijo a sus discípulos: «La mies es mucha y los obreros pocos. 38 Pedid al dueño de la mies que mande obreros a su mies».
Mt 10,1
1 Reunió a sus doce apóstoles, y les dio poder de echar los espíritus inmundos y de curar todas las enfermedades y dolencias.
Mt 10,6-8
6 Id a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 7 Id predicando que el reino de Dios está cerca. 8 Curad a los enfermos, resucitad a los muertos, limpiad a los leprosos, echad a los demonios: gratis lo habéis recibido, dadlo gratis.