martes, 2 de diciembre de 2008

Evangelio miercoles 3 de Diciembre

Adviento

1ª Lectura

Is 25,6-10

6 El Señor todopoderoso brindará a todos los pueblos en esta montaña

un festín de pingües manjares, un festín de vinos excelentes, de exquisitos manjares, de vinos refinados. 7 Y quitará en esta montaña el velo que tapaba a todos los pueblos, el sudario que cubría a todas las naciones:

8 destruirá para siempre la muerte.El Señor Dios secará las lágrimas de todos los rostros, y la ignominia de su pueblo la borrará de toda la tierra; porque el Señor ha hablado. 9 Aquel día se dirá: Éste es nuestro Dios, de quien esperamos que nos salve; éste es el Señor, en quien esperamos. Alegrémonos, gocémonos, porque nos ha salvado. 10 Pues la mano del Señor reposa sobre esta montaña. Moab, en cambio, es pisoteado en su sitio, como se pisa la paja en el muladar.

Salmo Responsorial

Sal 23,1-3

1 Salmo de David El Señor es mi pastor, nada me falta: 2 en verdes praderas me hace reposar, me conduce hacia las aguas del remanso 3 y conforta mi alma; me guía por los senderos de justicia, por amor a su nombre;

Sal 23,3

3 y conforta mi alma; me guía por los senderos de justicia, por amor a su

nombre;

Sal 23,4

4 aunque vaya por un valle tenebroso, no tengo miedo a nada, porque tú estás conmigo, tu voz y tu cayado me sostienen.

Sal 23,5

5 Me preparas una mesa ante mis enemigos,

perfumas con ungüento mi cabeza

y me llenas la copa a rebosar.

Sal 23,6

6 Lealtad y dicha me acompañan todos los días de mi vida; habitaré en la casa del Señor por siempre jamás.

Evangelio

Mt 15,29-37

29 Jesús salió de allí, llegó a la costa del lago de Galilea, subió al monte y se sentó. 30 Se le acercó mucha gente que llevaba cojos, ciegos, sordos, mancos y otros muchos enfermos, y los pusieron a sus pies. Y él los curó, 31 de suerte que la gente se maravillaba al ver a los mudos que hablaban, a los mancos sanos, a los cojos andando, a los ciegos que recobraban la vista. Y alabaron al Dios de Israel.

SEGUNDA MULTIPLICACIÓN DE LOS PANES

32 Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Me da lástima de esta gente, pues ya llevan tres días conmigo y no tienen qué comer. No quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino». 33 Los discípulos le dijeron: «¿De dónde podremos sacar pan para hartar a tanta gente aquí, en un despoblado?». 34 Jesús les dijo: «¿Cuántos panes tenéis?». Ellos contestaron: «Siete y algunos peces». 35 Mandó a la gente que se sentara en el suelo. 36 Tomó los siete panes y los peces, dio gracias, los partió y los dio a los discípulos, y éstos a la gente. 37 Comieron todos y se saciaron, y se recogieron siete espuertas de las sobras.

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