sábado, 8 de julio de 2017

Evangelio 8 de Julio de 2017

Color: Rojo

Santos:

Lecturas del día:

    Primera opción

  • Primera lectura

    Génesis 27:1-5, 15-29
    1 Como hubiese envejecido Isaac, y no viese ya por tener debilitados sus ojos, llamó a Esaú, su hijo mayor: ¡Hijo mío!» El cual le respondió: «Aquí estoy.»
    2 «Mira, dijo, me he hecho viejo e ignoro el día de mi muerte.
    3 Así pues, toma tus saetas, tu aljaba y tu arco, sal al campo y me cazas alguna pieza.
    4 Luego me haces un guiso suculento, como a mí me gusta, y me lo traes para que lo coma, a fin de que mi alma te bendiga antes que me muera.»
    5 - Ahora bien, Rebeca estaba escuchando la conversación de Isaac con su hijo Esaú. - Esaú se fue al campo a cazar alguna pieza para el padre,
    15 Después tomó Rebeca ropas de Esaú, su hijo mayor, las más preciosas que tenía en casa, y vistió a Jacob, su hijo pequeño.
    16 Luego, con las pieles de los cabritos le cubrió las manos y la parte lampiña del cuello,
    17 y puso el guiso y el pan que había hecho en las manos de su hijo Jacob.
    18 Este entró a donde su padre, y dijo: «¡Padre!» El respondió: «Aquí estoy; ¿quién eres, hijo?»
    19 Jacob dijo a su padre: «Soy tu primogénito Esaú. He hecho como dijiste, Anda, levántate, siéntate, y come de mi caza, para que me bendiga tu alma.»
    20 Dice Isaac a su hijo: «¡Qué listo has andado en hallarla, hijo!» - Respondió: «Sí; es que Yahveh, tu Dios, me la puso delante.»
    21 Dice Isaac a Jacob: «Acércate, que te palpe, hijo, a ver si realmente eres o no mi hijo Esaú.»
    22 Acercóse Jacob a su padre Isaac, el cual le palpó y dijo: «La voz es la de Jacob, pero las manos son las manos de Esaú.»
    23 Y no le reconoció, porque sus manos estaban velludas, como las de su hermano Esaú. Y se dispuso a bendecirle.
    24 Dijo, pues: «¿Eres tú realmente mi hijo Esaú?» Respondió: «El mismo.»
    25 Dijo entonces: «acércamelo, que coma de la caza, hijo, para que te bendiga mi alma.» Acercóle, y comió; le trajo también vino, y bebió.
    26 Dícele su padre Isaac: «Acércate y bésame, hijo.»
    27 El se acercó y le besó, y al aspirar Isaac el aroma de sus ropas, le bendijo diciendo: «Mira, el aroma de mi hijo como el aroma de un campo, que ha bendecido Yahveh.
    28 ¡Pues que Dios te dé el rocío del cielo y la grosura de la tierra, mucho trigo y mosto!
    29 Sírvante pueblos, adórente naciones, sé señor de tus hermanos y adórente los hijos de tu madre. ¡Quien te maldijere, maldito sea, y quien te bendijere, sea bendito!»
  • Salmo responsorial

    Salmo 135:1-6
    1 ¡Aleluya! Alabad el nombre de Yahveh, alabad, servidores de Yahveh,
    2 que servís en la Casa de Yahveh, en los atrios de la Casa del Dios nuestro.
    3 Alabad a Yahveh, porque es bueno Yahveh, salmodiad a su nombre, que es amable.
    4 Pues Yahveh se ha elegido a Jacob, a Israel, como su propiedad.
    5 Bien sé yo que es grande Yahveh, nuestro Señor más que todos los dioses.
    6 Todo cuanto agrada a Yahveh, lo hace en el cielo y en la tierra, en los mares y en todos los abismos.
  • Evangelio

    Mateo 9:14-17
    14 Entonces se le acercan los discípulos de Juan y le dicen: «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos, y tus discípulos no ayunan?»
    15 Jesús les dijo: «Pueden acaso los invitados a la boda ponerse tristes mientras el novio está con ellos? Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán.
    16 Nadie echa un remiendo de paño sin tundir en un vestido viejo, porque lo añadido tira del vestido, y se produce un desgarrón peor.
    17 Ni tampoco se echa vino nuevo en pellejos viejos; pues de otro modo, los pellejos revientan, el vino se derrama, y los pellejos se echan a perder; sino que el vino nuevo se echa en pellejos nuevos, y así ambos se conservan.»
  • Segunda opción

  • Primera lectura

    Apocalipsis 7:9-17
    9 Después miré y había una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, razas, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y el Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos.
    10 Y gritan con fuerte voz: «La salvación es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero.»
    11 Y todos los Angeles que estaban en pie alrededor del trono de los Ancianos y de los cuatro Vivientes, se postraron delante del trono, rostro en tierra, y adoraron a Dios
    12 diciendo: «Amén. Alabanza, gloria, sabiduría, acción de gracias, honor, poder y fuerza, a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén.»
    13 Uno de los Ancianos tomó la palabra y me dijo: «Esos que están vestidos con vestiduras blancas ¿quiénes son y de dónde han venido?»
    14 Yo le respondí: «Señor mío, tú lo sabrás.» Me respondió: «Esos son los que vienen de la gran tribulación; han lavado sus vestiduras y las han blanqueado con la sangre del Cordero.
    15 Por esto están delante del trono de Dios, dándole culto día y noche en su Santuario; y el que está sentado en el trono extenderá su tienda sobre ellos.
    16 Ya no tendrán hambre ni sed; ya nos les molestará el sol ni bochorno alguno.
    17 Porque el Cordero que está en medio del trono los apacentará y los guiará a los manantiales de las aguas de la vida. Y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos.»
  • Salmo responsorial

    Salmo 34:2-9
    2 Bendeciré a Yahveh en todo tiempo, sin cesar en mi boca su alabanza;
    3 en Yahveh mi alma se gloría, ¡óiganlo los humildes y se alegren!
    4 Engrandeced conmigo a Yahveh, ensalcemos su nombre todos juntos.
    5 He buscado a Yahveh, y me ha respondido: me ha librado de todos mis temores.
    6 Los que miran hacia él, refulgirán: no habrá sonrojo en su semblante.
    7 Cuando el pobre grita, Yahveh oye, y le salva de todas sus angustias.
    8 Acampa el ángel de Yahveh en torno a los que le temen y los libra.
    9 Gustad y ved qué bueno es Yahveh, dichoso el hombre que se cobija en él.
  • Evangelio

    Juan 15:18-21
    18 «Si el mundo os odia, sabed que a mí me ha odiado antes que a vosotros.
    19 Su fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero, como no sois del mundo, porque yo al elegiros os he sacado del mundo, por eso os odia el mundo.
    20 Acordaos de la palabra que os he dicho: El siervo no es más que su señor. Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros; si han guardado mi Palabra, también la vuestra guardarán.
    21 Pero todo esto os lo harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado.

Evangelio meditado

Cuando se ha perdido el tesoro
Santo Evangelio según San Mateo 9,14-17. XIII Sábado de Tiempo Ordinario


Por: H. Balam Loza, L.C. | Fuente: www.missionkits.org 




En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
"Escucha, Señor, mi oración, y presta oído a mi súplica" (Salmo 143) Jesús, me acerco a tus pies pidiéndote que me escuches. Mi corazón está sediento de Ti. Solamente Tú puedes darme la paz que necesito y el amor que voy buscando por todas partes. Hoy vuelvo a la casa del Padre como el hijo que salió temprano y vuelve cansado, al atardecer, y se cobija entre los brazos de su padre.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Mateo 9,14-17
En aquel tiempo, los discípulos de Juan fueron a ver a Jesús y le preguntaron: "¿Por qué tus discípulos no ayunan, mientras nosotros y los fariseos sí ayunamos?". Jesús les respondió: "¿Cómo pueden llevar luto los amigos del esposo, mientras él está con ellos? Pero ya vendrán días en que les quitarán al esposo, y entonces si ayunarán.
Nadie remienda un vestido viejo con un parche de tela nueva, porque el remiendo nuevo encoge, rompe la tela vieja y así se hace luego más grande la rotura. Nadie echa el vino nuevo en odres viejos, porque los odres se rasgan, se tira el vino y se echan a perder los odres. El vino nuevo se echa en odres nuevos y así las dos cosas se conservan".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
"Vendrán días en que les quitarán al esposo, y entonces ayunarán" Pensemos por un momento el dolor tan grande que sufre una mujer cuando pierde a su amado, cuando queda totalmente sola y le faltan esos momentos de intimidad en los cuales, con pocas palabras, los corazones estaban fuertemente unidos. La vida pierde el color y todo se hace gris. Es en ese momento cuando los corazones se dan cuenta del gran tesoro que han perdido.
Eso es justamente lo que pasa cuando perdemos a Jesús, cuando dejamos que el pecado llene nuestras vidas. Tenemos un gran tesoro entre manos, tenemos un hermano, un amigo, un esposo, unpadre que nos ama y que está dispuesto a dar su vida por cada uno de nosotros. Y muchas veces no nos damos cuenta y pensamos que es algo normal. Y nos puede pasar como al hijo mayor que no se ha dado cuenta que se ha ido de casa. Cumplimos lo mejor posible, pero en realidad nos damos cuenta que hemos ido envejeciendo y que nuestros corazones se han ido llenando de amargura.
Pero he ahí que Jesús está fuera y espera a que le abramos la puerta de nuestros corazones. El Padre aún espera el regreso del hijo. Él toca pero espera, insiste pero no presiona. Sabe que nuestra tristeza y amargura se debe a que lo hemos perdido a Él. Quiere darnos la alegría que tanto necesitamos, pero sabe que somos nosotros los que tenemos que abrir de par en par, y sin miedo, el corazón.
"María es el odre nuevo de la plenitud contagiosa. Queridos hermanos, sin la Virgen no podemos llevar adelante nuestro sacerdocio. "Ella es la esclavita del Padre que se estremece en la alabanza". Nuestra Señora de la prontitud, la que apenas ha concebido en su seno inmaculado al Verbo de vida, sale a visitar y a servir a su prima Isabel. Su plenitud contagiosa nos permite superar la tentación del miedo: ese no animarnos a ser llenados hasta el borde, y mucho más aún, esa pusilanimidad de no salir a contagiar de gozo a los demás. Nada de eso: "La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús"."
(Homilía de S.S. Francisco, 13 de abril de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy rezaré un rosario, o al menos un misterio, preferentemente en familia, para descubrir y hacer rendir el tesoro, los talentos que he recibido.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

viernes, 7 de julio de 2017

Evangelio 7 de Julio de 2017

Color: Blanco

Santos:

Lecturas del día:

  • Primera lectura

    Génesis 23:1-4, 19; 24:1-8, 62-67
    1 Sara vivió 127 años.
    2 Murió Sara en Quiryat Arbá - que es Hebrón - en el país de Canaán, y Abraham hizo duelo por Sara y la lloró.
    3 Luego se levantó Abraham de delante de la muerta, y habló a los hijos de Het en estos términos:
    4 «Yo soy un simple forastero que reside entre vosotros. Dadme una propiedad sepulcral entre vosotros, para retirar y sepultar a mi muerta.»
    19 Después Abraham sepultó a su mujer Sara en la cueva del campo de la Makpelá frente a Mambré (es Hebrón), en Canaán.
    1 Abraham era ya un viejo entrado en años, y Yahveh había bendecido a Abraham en todo.
    2 Abraham dijo al siervo más viejo de su casa y mayordomo de todas sus cosas: «Ea, pon tu mano debajo de mi muslo,
    3 que voy a juramentarte por Yahveh, Dios de los cielos y Dios de la tierra, que no tomarás mujer para mi hijo de entre las hijas de los cananeos con los que vivo;
    4 sino que irás a mi tierra y a mi patria a tomar mujer para mi hijo Isaac.»
    5 Díjole el siervo: «Tal vez no quiera la mujer seguirme a este país. ¿Debo en tal caso volver y llevar a tu hijo a la tierra de donde saliste?»
    6 Díjole Abraham: «Guárdate de llevar allá a mi hijo.
    7 Yahveh, Dios de los cielos y Dios de la tierra, que me tomó de mi casa paterna y de mi patria, y que me habló y me juró, diciendo: "A tu descendencia daré esta tierra", él enviará su Angel delante de ti, y tomarás de allí mujer para mi hijo.
    8 Si la mujer no quisiere seguirte, no responderás de este juramento que te tomo. En todo caso, no lleves allá a mi hijo.»
    62 Entretanto, Isaac había venido del pozo de Lajay Roí, pues habitaba en el país del Négueb.
    63 Una tarde había salido Isaac de paseo por el campo, cuando he aquí que al alzar la vista, vio que venían unos camellos.
    64 Rebeca a su vez alzó sus ojos y viendo a Isaac, se apeó del camello,
    65 y dijo al siervo: «¿Quién es aquel hombre que camina por el campo a nuestro encuentro?» Dijo el siervo: «Es mi señor.» Entonces ella tomó el velo y se cubrió.
    66 El siervo contó a Isaac todo lo que había hecho,
    67 e Isaac introdujo a Rebeca en la tienda, tomó a Rebeca, que pasó a ser su mujer, y él la amó. Así se consoló Isaac por la pérdida de su madre.
  • Salmo responsorial

    Salmo 106:1-5
    1 ¡Aleluya! ¡Dad gracias a Yahveh, porque es bueno, porque es eterno su amor!
    2 ¿Quién dirá las proezas de Yahveh, hará oír toda su alabanza?
    3 ¡Dichosos los que guardan el derecho, los que practican en todo tiempo la justicia!
    4 ¡Acuérdate de mí, Yahveh, por amor de tu pueblo; con tu salvación visítame,
    5 que vea yo la dicha de tus elegidos, me alegre en la alegría de tu pueblo, con tu heredad me felicite!
  • Evangelio

    Mateo 9:9-13
    9 Cuando se iba de allí, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: «Sígueme.» El se levantó y le siguió.
    10 Y sucedió que estando él a la mesa en casa de Mateo, vinieron muchos publicanos y pecadores, y estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos.
    11 Al verlo los fariseos decían a los discípulos: «¿Por qué come vuestro maestro con los publicanos y pecadores?»
    12 Mas él, al oírlo, dijo: «No necesitan médico los que están fuertes sino los que están mal.
    13 Id, pues, a aprender qué significa aquello de: Misericordia quiero, que no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.»

Evangelio meditado

¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?
Santo Evangelio según San Mateo 9, 9-13. XIII Viernes de Tiempo Ordinario


Por: H. Miguel Ángel Gutiérrez, L.C. | Fuente: www.missionkits.org 




En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, quiero darte gracias por permitirme tener este momento para encontrarme contigo. Te pido que aumentes mi fe, mi esperanza y mi amor. Que al darme cuenta de tu mirada misericordiosa yo responda con generosidad y alegría a ese amor que Tú me tienes. Te pido por todos los que me rodean para que, ayudados por tu gracia, sepamos ser reflejos de tu amor misericordioso.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Mateo 9, 9-13
En aquel tiempo, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, sentado a su mesa de recaudador de impuestos, y le dijo: "Sígueme". Él se levantó y lo siguió.
Después, cuando estaba a la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores se sentaron también a comer con Jesús y sus discípulos. Viendo esto, los fariseos preguntaron a los discípulos: "¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?". Jesús los oyó y les dijo: "No son los sanos los que necesitan de médico, sino los enfermos. Vayan, pues, y aprendan lo que significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Amado Jesús, ¿qué tenía Mateo que te dirigistea él y le dijiste "sígueme"?
Mateo era un recaudador de impuestos para los romanos, considerado un pecador y odiado por su propio pueblo. Efectivamente, estos recaudadores no llevaban una vida santa según la Ley de Moisés y las tradiciones. Seguramente todos pensaban que cuando Tú, el Maestro, buscases algún discípulo, ese discípulo sólo podría ser alguien intachable; y sin embargo, ante mi mirada atónita,te diriges al publicano y le dices: sígueme.
¿Qué es el hombre para que de él te acuerdes; el hijo de Adán para que de él cuides?
Es tu amor misericordioso el que lo llama. No te detienes en su pecado, sino que te acercas y le dices: "Sígueme, que quiere decir: "Imítame". Le dijiste: Sígueme, más que con sus pasos, con su modo de obrar. Porque, quien dice que permanece en Cristo debe vivir como vivió él".
Él se levantó y te siguió, cambió su vida, su puesto de recaudación y fue tras de Ti convirtiéndose en uno de tus apóstoles.
Jesús, en este evangelio me enseñastu corazón misericordioso: un corazón abierto a todos. Ayúdame a sentirme mirado por Ti y que, como Mateo, también me sepa visto y llamado a seguirte y así convertirme en apóstol de tu misericordia.
Ayúdame, Jesús, a no acostumbrarme a tu mirada amorosa y que, juntamente con el poeta, exclame sorprendido:
¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?

¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta cubierto de rocío
pasas las noches del invierno oscuras?

¡Oh cuánto fueron mis entrañas duras,

pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío,
si de mi ingratitud el hielo frío
secó las llagas de tus plantas puras!
¡Cuántas veces el Ángel me decía:
"Alma, asómate ahora a la ventana,
verás con cuánto amor llamar porfía"!

¡Y cuántas, hermosura soberana,

"Mañana le abriremos", respondía,
para lo mismo responder mañana!

(Félix Lope de Vega)
"Todos nosotros estamos invitados a la mesa del Señor. Hagamos nuestra la invitación de sentarnos al lado de Él junto a sus discípulos. Aprendamos a mirar con misericordia y a reconocer en cada uno de ellos un comensal nuestro. Somos todos discípulos que tienen necesidad de experimentar y vivir la palabra consoladora de Jesús. Tenemos todos necesidad de nutrirnos de la misericordia de Dios, porque es de esta fuente que brota nuestra salvación".
(Homilía de S.S. Francisco, 13 de abril de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy voy a buscar mirar a los demás como Cristo los ve.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

jueves, 6 de julio de 2017

Evangelio 6 de Julio de 2017

Color: Rojo

Santos:

Lecturas del día:

    Primera opción

  • Primera lectura

    Génesis 22:1-19
    1 Después de estas cosas sucedió que Dios tentó a Abraham y le dijo: «¡Abraham, Abraham!» El respondió: «Heme aquí.»
    2 Díjole: «Toma a tu hijo, a tu único, al que amas, a Isaac, vete al país de Moria y ofrécele allí en holocausto en uno de los montes, el que yo te diga.»
    3 Levantóse, pues, Abraham de madrugada, aparejó su asno y tomó consigo a dos mozos y a su hijo Isaac. Partió la leña del holocausto y se puso en marcha hacia el lugar que le había dicho Dios.
    4 Al tercer día levantó Abraham los ojos y vio el lugar desde lejos.
    5 Entonces dijo Abraham a sus mozos: «Quedaos aquí con el asno. Yo y el muchacho iremos hasta allí, haremos adoración y volveremos donde vosotros.»
    6 Tomó Abraham la leña del holocausto, la cargó sobre su hijo Isaac, tomó en su mano el fuego y el cuchillo, y se fueron los dos juntos.
    7 Dijo Isaac a su padre Abraham: «¡Padre!» Respondió: «¿qué hay, hijo?» - «Aquí está el fuego y la leña, pero ¿dónde está el cordero para el holocausto?»
    8 Dijo Abraham: «Dios proveerá el cordero para el holocausto, hijo mío.» Y siguieron andando los dos juntos.
    9 Llegados al lugar que le había dicho Dios, construyó allí Abraham el altar, y dispuso la leña; luego ató a Isaac, su hijo, y le puso sobre el ara, encima de la leña.
    10 Alargó Abraham la mano y tomó el cuchillo para inmolar a su hijo.
    11 Entonces le llamó el Angel de Yahveh desde los cielos diciendo: ¡Abraham, Abraham!» El dijo: «Heme aquí.»
    12 Dijo el Angel: «No alargues tu mano contra el niño, ni le hagas nada, que ahora ya sé que tú eres temeroso de Dios, ya que no me has negado tu hijo, tu único.»
    13 Levantó Abraham los ojos, miró y vio un carnero trabado en un zarzal por los cuernos. Fue Abraham, tomó el carnero, y lo sacrificó en holocausto en lugar de su hijo.
    14 Abraham llamó a aquel lugar «Yahveh provee», de donde se dice hoy en día: «En el monte "Yahveh provee"»
    15 El Angel de Yahveh llamó a Abraham por segunda vez desde los cielos,
    16 y dijo: «Por mí mismo juro, oráculo de Yahveh, que por haber hecho esto, por no haberme negado tu hijo, tu único,
    17 yo te colmaré de bendiciones y acrecentaré muchísimo tu descendencia como las estrellas del cielo y como las arenas de la playa, y se adueñará tu descendencia de la puerta de sus enemigos.
    18 Por tu descendencia se bendecirán todas las naciones de la tierra, en pago de haber obedecido tú mi voz.»
    19 Volvió Abraham al lado de sus mozos, y emprendieron la marcha juntos hacia Berseba. Y Abraham se quedó en Berseba.
  • Salmo responsorial

    Salmo 115:1-6, 8-9
    1 ¡No a nosotros, Yahveh, no a nosotros, sino a tu nombre da la gloria, por tu amor, por tu verdad!
    2 ¿Por qué han de decir las gentes: «¿Dónde está su Dios?»
    3 Nuestro Dios está en los cielos, todo cuanto le place lo realiza.
    4 Plata y oro son sus ídolos, obra de mano de hombre.
    5 Tienen boca y no hablan, tienen ojos y no ven,
    6 tienen oídos y no oyen, tienen nariz y no huelen.
    8 Como ellos serán los que los hacen, cuantos en ellos ponen su confianza.
    9 Casa de Israel, confía en Yahveh, él, su auxilio y su escudo;
  • Evangelio

    Mateo 9:1-8
    1 Subiendo a la barca, pasó a la otra orilla y vino a su ciudad.
    2 En esto le trajeron un paralítico postrado en una camilla. Viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: «¡ Animo!, hijo, tus pecados te son perdonados.»
    3 Pero he aquí que algunos escribas dijeron para sí: «Este está blasfemando.»
    4 Jesús, conociendo sus pensamientos, dijo: «¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: "Tus pecados te son perdonados", o decir:
    5 "Levántate y anda"?
    6 Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados - dice entonces al paralítico -: "Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa".»
    7 El se levantó y se fue a su casa.
    8 Y al ver esto, la gente temió y glorificó a Dios, que había dado tal poder a los hombres.
  • Segunda opción

  • Primera lectura

    I Corintios 6:13-15, 17-20
    13 La comida para el vientre y el vientre para la comida. Mas lo uno y lo otro destruirá Dios. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo.
    14 Y Dios, que resucitó al Señor, nos resucitará también a nosotros mediante su poder.
    15 ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? Y ¿había de tomar yo los miembros de Cristo para hacerlos miembros de prostituta? ¡De ningún modo!
    17 Mas el que se une al Señor, se hace un solo espíritu con él.
    18 ¡Huid de la fornicación! Todo pecado que comete el hombre queda fuera de su cuerpo; mas el que fornica, peca contra su propio cuerpo.
    19 ¿O no sabéis que vuestro cuerpo es santuario del Espíritu Santo, que está en vosotros y habéis recibido de Dios, y que no os pertenecéis?
    20 ¡Habéis sido bien comprados! Glorificad, por tanto, a Dios en vuestro cuerpo.
  • Salmo responsorial

    Salmo 31:3-4, 6, 8, 16-17
    3 tiende hacia mí tu oído, date prisa! Sé para mí una roca de refugio, alcázar fuerte que me salve;
    4 pues mi roca eres tú, mi fortaleza, y, por tu nombre, me guías y diriges.
    6 en tus manos mi espíritu encomiendo, tú, Yahveh, me rescatas. Dios de verdad,
    8 ¡exulte yo y en tu amor me regocije! Tú que has visto mi miseria, y has conocido las angustias de mi alma,
    16 Está en tus manos mi destino, líbrame de las manos de mis enemigos y perseguidores;
    17 haz que alumbre a tu siervo tu semblante, ¡sálvame, por tu amor!
  • Evangelio

    Juan 12:24-26
    24 En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto.
    25 El que ama su vida, la pierde; y el que odia su vida en este mundo, la guardará para una vida eterna.
    26 Si alguno me sirve, que me siga, y donde yo esté, allí estará también mi servidor. Si alguno me sirve, el Padre le honrará.

Evangelio meditado

Muchas veces solo basta ponerme frente a Él… sin decir nada

Santo Evangelio según San Mateo 9, 1-8. XIII Jueves de Tiempo Ordinario


Por: H. Adrián Olvera de la Cruz LC | Fuente: www.missionkits.org 




En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Hoy es un nuevo día… un día normal, un día más. Así me pongo ante Ti, Señor. Te quiero contar… te quiero escuchar.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Mateo 9, 1-8
En aquel tiempo, Jesús subió de nuevo a la barca, pasó a la otra orilla del lago y llegó a Cafarnaúm, su ciudad.
En esto, trajeron a donde él estaba a un paralítico postrado en una camilla. Viendo Jesús la fe de aquellos hombres, le dijo al paralítico: "Ten confianza, hijo. Se te perdonan tus pecados".
Al oír esto, algunos escribas pensaron: "Este hombre está blasfemando". Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, les dijo: "¿Por qué piensan mal en sus corazones? ¿Qué es más fácil: decir 'Se te perdonan tus pecados', o decir 'Levántate y anda'? Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados, -le dijo entonces al paralítico-: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa".
Él se levantó y se fue a su casa. Al ver esto, la gente se llenó de temor y glorificó a Dios, que había dado tanto poder a los hombres.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Me doy cuenta que la relación con Dios muchas veces se da en el silencio…sin palabras. Muchas veces sólo basta ponerme frente a Él… sin decir nada.
Ponerme frente a Él no con máscaras…con sonrisas o lágrimas falsas; ponerme frente a Él tal y como estoy; tal y como soy. Con mis alegrías, con mis tristezas; con mis grandes o pequeños problemas… en la felicidad o en la enfermedad.
Jesús no pregunta…el paralítico sólo se muestra. No hay diálogo. Sólo amor y sinceridad…sólo sinceridad y amor. Jesús sabe mi necesidad pero respeta mi libertad.
No puedo solamente contemplar la escena; me doy cuenta que estoy en ella. Yo también padezco y…, también estoy enfermo pero, aún mas importante…necesito de Dios. Sólo es cuestión que abra mi corazón y me deje mirar… me deje amar.
Él sabe lo que mi corazón necesita…sólo quiere que se lo diga…
No hay diálogo…sólo amor y sinceridad; sinceridad y amor.
"Permítenos hoy, Hijo de Dios, acercarnos a tu corazón. Haz que no nos creamos grandes por nuestras experiencias. Concédenos, en cambio, que seamos pequeños como tú, para que podamos estar cerca de ti y recibir de ti humildad y mansedumbre en abundancia. No nos prives de tu revelación, la epifanía de tu infancia en nuestros corazones, para que con ella podamos curar todo tipo de orgullo y de arrogancia."
(Discurso de S.S. Francisco, 22 de diciembre de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Me acercaré al sacramento de la confesión con un corazón abierto, sencillo, confiando en que Aquél con quien voy es Dios.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.