Lecturas diarias:
- Primera Lectura
Efesios 4:7-16
7A cada uno de nosotros le ha sido concedido el favor divino a la medida de los dones de Cristo.8Por eso dice: Subiendo a la altura, llevó cautivos y dio dones a los hombres.9¿Qué quiere decir «subió» sino que también bajó a las regiones inferiores de la tierra?10Este que bajó es el mismo que subió por encima de todos los cielos, para llenarlo todo.11El mismo «dio» a unos el ser apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelizadores; a otros, pastores y maestros,12para el recto ordenamiento de los santos en orden a las funciones del ministerio, para edificación del Cuerpo de Cristo,13hasta que llegemos todos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto, a la madurez de la plenitud de Cristo.14Para que no seamos ya niños, llevados a la deriva y zarandeados por cualquier viento de doctrina, a merced de la malicia humana y de la astucia que conduce engañosamente al error,15antes bien, siendo sinceros en el amor, crezcamos en todo hasta Aquel que es la Cabeza, Cristo,16de quien todo el Cuerpo recibe trabazón y cohesión por medio de toda clase de junturas que llevan la nutrición según la actividad propia de cada una de las partes, realizando así el crecimiento del cuerpo para su edificación en el amor. - Salmo Responsorial
Salmo 122:1-5
1¡Oh, qué alegría cuando me dijeron: Vamos a la Casa de Yahveh!2¡Ya estamos, ya se posan nuestros pies en tus puertas, Jerusalén!3Jerusalén, construida cual ciudad de compacta armonía,4a donde suben las tribus, las tribus de Yahveh, es para Israel el motivo de dar gracias al nombre de Yahveh.5Porque allí están los tronos para el juicio, los tronos de la casa de David. - Evangelio
Lucas 13:1-9
1En aquel mismo momento llegaron algunos que le contaron lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de sus sacrificios.2Les respondió Jesús: «¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que todos los demás galileos, porque han padecido estas cosas?3No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo.4O aquellos dieciocho sobre los que se desplomó la torre de Siloé matándolos, ¿pensáis que eran más culpables que los demás hombres que habitaban en Jerusalén?5No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo.»6Les dijo esta parábola: «Un hombre tenía plantada una higuera en su viña, y fue a buscar fruto en ella y no lo encontró.7Dijo entonces al viñador: "Ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro; córtala; ¿para qué va a cansar la tierra?"8Pero él le respondió: "Señor, déjala por este año todavía y mientras tanto cavaré a su alrededor y echaré abono,9por si da fruto en adelante; y si no da, la cortas."»