sábado, 18 de septiembre de 2021

Lecturas 18 de Septiembre de 2021

 

Lecturas del día:

    Primera opción

  • Primera lectura

    I Timoteo 6:13-16
    13 Te recomiendo en la presencia de Dios que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que ante Poncio Pilato rindió tan solemne testimonio,
    14 que conserves el mandato sin tacha ni culpa hasta la Manifestación de nuestro Señor Jesucristo,
    15 Manifestación que a su debido tiempo hará ostensible el Bienaventurado y único Soberano, el Rey de los reyes y el Señor de los señores,
    16 el único que posee Inmortalidad, que habita en una luz inaccesible, a quien no ha visto ningún ser humano ni le puede ver. A él el honor y el poder por siempre. Amén.

  • Salmo responsorial

    Salmo 100:1-5
    1 Salmo. Para la acción de gracias. ¡Aclamad a Yahveh, toda la tierra,
    2 servid a Yahveh con alegría, llegaos ante él entre gritos de júbilo!
    3 Sabed que Yahveh es Dios, él nos ha hecho y suyos somos, su pueblo y el rebaño de su pasto.
    4 ¡Entrad en sus pórticos con acciones de gracias, con alabanzas en sus atrios, dadle gracias, bendecid su nombre!
    5 Porque es bueno Yahveh, para siempre su amor, por todas las edades su lealtad.

  • Evangelio

    Lucas 8:4-15
    4 Habiéndose congregado mucha gente, y viniendo a él de todas las ciudades, dijo en parábola:
    5 «Salió un sembrador a sembrar su simiente; y al sembrar, una parte cayó a lo largo del camino, fue pisada, y las aves del cielo se la comieron;
    6 otra cayó sobre piedra, y después de brotar, se secó, por no tener humedad;
    7 otra cayó en medio de abrojos, y creciendo con ella los abrojos, la ahogaron.
    8 Y otra cayó en tierra buena, y creciendo dio fruto centuplicado.» Dicho esto, exclamó: «El que tenga oídos para oír, que oiga.»
    9 Le preguntaban sus discípulos qué significaba esta parábola,
    10 y él dijo: «A vosotros se os ha dado el conocer los misterios del Reino de Dios; a los demás sólo en parábolas, para que viendo, no vean y, oyendo, no entiendan.
    11 «La parábola quiere decir esto: La simiente es la Palabra de Dios.
    12 Los de a lo largo del camino, son los que han oído; después viene el diablo y se lleva de su corazón la Palabra, no sea que crean y se salven.
    13 Los de sobre piedra son los que, al oír la Palabra, la reciben con alegría; pero éstos no tienen raíz; creen por algún tiempo, pero a la hora de la prueba desisten.
    14 Lo que cayó entre los abrojos, son los que han oído, pero a lo largo de su caminar son ahogados por las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, y no llegan a madurez.
    15 Lo que en buena tierra, son los que, después de haber oído, conservan la Palabra con corazón bueno y recto, y dan fruto con perseverancia.

  • Segunda opción

  • Primera lectura

    I Corintios 12:31; 13:1-10, 13
    31 ¡Aspirad a los carismas superiores! Y aun os voy a mostrar un camino más excelente.
    1 Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo caridad, soy como bronce que suena o címbalo que retiñe.
    2 Aunque tuviera el don de profecía, y conociera todos los misterios y toda la ciencia; aunque tuviera plenitud de fe como para trasladar montañas, si no tengo caridad, nada soy.
    3 Aunque repartiera todos mis bienes, y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo caridad, nada me aprovecha.
    4 La caridad es paciente, es servicial; la caridad no es envidiosa, no es jactanciosa, no se engríe;
    5 es decorosa; no busca su interés; no se irrita; no toma en cuenta el mal;
    6 no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad.
    7 Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta.
    8 La caridad no acaba nunca. Desaparecerán las profecías. Cesarán las lenguas. Desaparecerá la ciencia.
    9 Porque parcial es nuestra ciencia y parcial nuestra profecía.
    10 Cuando vendrá lo perfecto, desaparecerá lo parcial.
    13 Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres. Pero la mayor de todas ellas es la caridad.

  • Salmo responsorial

    Salmo 25:1-5, 8-10
    1 De David A ti, Yahveh, levanto mi alma,
    2 oh Dios mío. En ti confío, ¡no sea confundido, no triunfen de mí mis enemigos!
    3 No hay confusión para el que espera en ti, confusión sólo para el que traiciona sin motivo.
    4 Muéstrame tus caminos, Yahveh, enséñame tus sendas.
    5 Guíame en tu verdad, enséñame, que tú eres el Dios de mi salvación. En ti estoy esperando todo el día,
    8 Bueno y recto es Yahveh; por eso muestra a los pecadores el camino;
    9 conduce en la justicia a los humildes, y a los pobres enseña su sendero.
    10 Todas las sendas de Yahveh son amor y verdad para quien guarda su alianza y sus dictámenes.

  • Evangelio

    Mateo 11:25-30
    25 En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños.
    26 Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito.
    27 Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
    28 «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso.
    29 Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.
    30 Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.»

viernes, 17 de septiembre de 2021

Lecturas 17 de Septiembre de 2021

 

Lecturas del día:

  • Primera lectura

    Gálatas 6:14-18
    14 En cuanto a mí ¡Dios me libre gloriarme si nos es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por la cual el mundo es para mí un crucificado y yo un crucificado para el mundo!
    15 Porque nada cuenta ni la circuncisión, ni la incircuncisión, sino la creación nueva.
    16 Y para todos los que se sometan a esta regla, paz y misericordia, lo mismo que para el Israel de Dios.
    17 En adelante nadie me moleste, pues llevo sobre mi cuerpo las señales de Jesús.
    18 Hermanos, que la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu. Amén.

  • Salmo responsorial

    Gálatas 2:16, 20; Filipenses 1:20-21
    16 conscientes de que el hombre no se justifica por las obras de la ley sino sólo por la fe en Jesucristo, también nosotros hemos creído en Cristo Jesús a fin de conseguir la justificación por la fe en Cristo, y no por las obras de la ley, pues por las obras de la ley nadie será justificado.
    20 y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí; la vida que vivo al presente en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí.
    20 conforme a lo que aguardo y espero, que en modo alguno seré confundido; antes bien, que con plena seguridad, ahora como siempre, Cristo será glorificado en mi cuerpo, por mi vida o por mi muerte,
    21 pues para mí la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia.

  • Evangelio

    Lucas 9:23-26
    23 Decía a todos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.
    24 Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí, ése la salvará.
    25 Pues, ¿de qué le sirve al hombre haber ganado el mundo entero, si él mismo se pierde o se arruina?
    26 Porque quien se avergüence de mí y de mis palabras, de ése se avergonzará el Hijo del hombre, cuando venga en su gloria, en la de su Padre y en la de los santos ángeles.

jueves, 16 de septiembre de 2021

Lecturas 16 de Septiembre de 2021

 

Lecturas del día:

    Primera opción

  • Primera lectura

    I Timoteo 4:12-16
    12 Que nadie menosprecie tu juventud. Procura, en cambio, ser para los creyentes modelo en la palabra, en el comportamiento, en la caridad, en la fe, en la pureza.
    13 Hasta que yo llegue, dedícate a la lectura, a la exhortación, a la enseñanza.
    14 No descuides el carisma que hay en ti, que se te comunicó por intervención profética mediante la imposición de las manos del colegio de presbíteros.
    15 Ocúpate en estas cosas; vive entregado a ellas para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos.
    16 Vela por ti mismo y por la enseñanza; persevera en estas disposiciones, pues obrando así te salvarás a ti mismo y a los que te escuchen.

  • Salmo responsorial

    Salmo 111:7-10
    7 Verdad y justicia, las obras de sus manos, leales todas sus ordenanzas,
    8 afirmadas para siempre jamás, ejecutadas con verdad y rectitud.
    9 Ha enviado redención a su pueblo, ha fijado para siempre su alianza; santo y temible es su nombre.
    10 Principio del saber, el temor de Yahveh; muy cuerdos todos los que lo practican. Su alabanza por siempre permanece.

  • Evangelio

    Lucas 7:36-50
    36 Un fariseo le rogó que comiera con él, y, entrando en la casa del fariseo, se puso a la mesa.
    37 Había en la ciudad una mujer pecadora pública, quien al saber que estaba comiendo en casa del fariseo, llevó un frasco de alabastro de perfume,
    38 y poniéndose detrás, a los pies de él, comenzó a llorar, y con sus lágrimas le mojaba los pies y con los cabellos de su cabeza se los secaba; besaba sus pies y los ungía con el perfume.
    39 Al verlo el fariseo que le había invitado, se decía para sí: «Si éste fuera profeta, sabría quién y qué clase de mujer es la que le está tocando, pues es una pecadora.»
    40 Jesús le respondió: «Simón, tengo algo que decirte.» El dijo: «Di, maestro.»
    41 Un acreedor tenía dos deudores: uno debía quinientos denarios y el otro cincuenta.
    42 Como no tenían para pagarle, perdonó a los dos. ¿Quién de ellos le amará más?»
    43 Respondió Simón: «Supongo que aquel a quien perdonó más.» El le dijo: «Has juzgado bien»,
    44 y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: «¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y no me diste agua para los pies. Ella, en cambio, ha mojado mis pies con lágrimas, y los ha secado con sus cabellos.
    45 No me diste el beso. Ella, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies.
    46 No ungiste mi cabeza con aceite. Ella ha ungido mis pies con perfume.
    47 Por eso te digo que quedan perdonados sus muchos pecados, porque ha mostrado mucho amor. A quien poco se le perdona, poco amor muestra.»
    48 Y le dijo a ella: «Tus pecados quedan perdonados.»
    49 Los comensales empezaron a decirse para sí: «¿Quién es éste que hasta perdona los pecados?»
    50 Pero él dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado. Vete en paz.»

  • Segunda opción

  • Primera lectura

    II Corintios 4:7-15
    7 Pero llevamos este tesoro en recipientes de barro para que aparezca que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no de nosotros.
    8 Atribulados en todo, mas no aplastados; perplejos, mas no desesperados;
    9 perseguidos, mas no abandonados; derribados, mas no aniquilados.
    10 Llevamos siempre en nuestros cuerpos por todas partes el morir de Jesús, a fin de que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo.
    11 Pues, aunque vivimos, nos vemos continuamente entregados a la muerte por causa de Jesús, a fin de que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.
    12 De modo que la muerte actúa en nosotros, mas en vosotros la vida.
    13 Pero teniendo aquel espíritu de fe conforme a lo que está escrito: "Creí, por eso hablé," también nosotros creemos, y por eso hablamos,
    14 sabiendo que quien resucitó al Señor Jesús, también nos resucitará con Jesús y nos presentará ante él juntamente con vosotros.
    15 Y todo esto, para vuestro bien a fin de que cuantos más reciban la gracia, mayor sea el agradecimiento, para gloria de Dios.

  • Salmo responsorial

    Salmo 126:1-6
    1 Canción de las subidas. Cuando Yahveh hizo volver a los cautivos de Sión, como soñando nos quedamos;
    2 entonces se llenó de risa nuestra boca y nuestros labios de gritos de alegría. Entonces se decía entre las naciones: ¡Grandes cosas ha hecho Yahveh con éstos!
    3 ¡Sí, grandes cosas hizo con nosotros Yahveh, el gozo nos colmaba!
    4 ¡Haz volver, Yahveh, a nuestros cautivos como torrentes en el Négueb!
    5 Los que siembran con lágrimas cosechan entre cánticos.
    6 Al ir, va llorando, llevando la semilla; al volver, vuelve cantando trayendo sus gavillas.

  • Evangelio

    Juan 17:11-19
    11 Yo ya no estoy en el mundo, pero ellos sí están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno como nosotros.
    12 Cuando estaba yo con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me habías dado. He velado por ellos y ninguno se ha perdido, salvo el hijo de perdición, para que se cumpliera la Escritura.
    13 Pero ahora voy a ti, y digo estas cosas en el mundo para que tengan en sí mismos mi alegría colmada.
    14 Yo les he dado tu Palabra, y el mundo los ha odiado, porque no son del mundo, como yo no soy del mundo.
    15 No te pido que los retires del mundo, sino que los guardes del Maligno.
    16 Ellos no son del mundo, como yo no soy del mundo.
    17 Santifícalos en la verdad: tu Palabra es verdad.
    18 Como tú me has enviado al mundo, yo también los he enviado al mundo.
    19 Y por ellos me santifico a mí mismo, para que ellos también sean santificados en la verdad.

Lecturas 15 de Septiembre de 2021

 

Lecturas del día:

  • Primera lectura

    Hebreos 5:7-9
    7 El cual, habiendo ofrecido en los días de su vida mortal ruegos y súplicas con poderoso clamor y lágrimas al que podía salvarle de la muerte, fue escuchado por su actitud reverente,
    8 y aun siendo Hijo, con lo que padeció experimentó la obediencia;
    9 y llegado a la perfección, se convirtió en causa de salvación eterna para todos los que le obedecen,

  • Salmo responsorial

    Salmo 31:2-6, 15-16, 20
    2 En ti, Yahveh, me cobijo, ¡oh, no sea confundido jamás! ¡Recóbrame por tu justicia, líbrame,
    3 tiende hacia mí tu oído, date prisa! Sé para mí una roca de refugio, alcázar fuerte que me salve;
    4 pues mi roca eres tú, mi fortaleza, y, por tu nombre, me guías y diriges.
    5 Sácame de la red que me han tendido, que tú eres mi refugio;
    6 en tus manos mi espíritu encomiendo, tú, Yahveh, me rescatas. Dios de verdad,
    15 Mas yo confío en ti, Yahveh, me digo: «¡Tú eres mi Dios!»
    16 Está en tus manos mi destino, líbrame de las manos de mis enemigos y perseguidores;
    20 ¡Qué grande es tu bondad, Yahveh! Tú la reservas para los que te temen, se la brindas a los que a ti se acogen, ante los hijos de Adán.

  • Evangelio

    Juan 19:25-27
    25 Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Clopás, y María Magdalena.
    26 Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.»
    27 Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa.

    O también:

    Lucas 2:33-35
    33 Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él.
    34 Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción -
    35 ¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! - a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.»

martes, 14 de septiembre de 2021

Lecturas 14 de Septiembre de 2021

 

Lecturas del día:

  • Primera lectura

    Números 21:4-9
    4 Partieron de Hor de la Montaña, camino del mar de Suf, rodeando la tierra de Edom. El pueblo se impacientó por el camino.
    5 Y habló el pueblo contra Dios y contra Moisés: «¿Por qué nos habéis subido de Egipto para morir en el desierto? Pues no tenemos ni pan ni agua, y estamos cansados de ese manjar miserable.»
    6 Envió entonces Yahveh contra el pueblo serpientes abrasadoras, que mordían al pueblo; y murió mucha gente de Israel.
    7 El pueblo fue a decirle a Moisés: «Hemos pecado por haber hablado contra Yahveh y contra ti. Intercede ante Yahveh para que aparte de nosotros las serpientes,» Moisés intercedió por el pueblo.
    8 Y dijo Yahveh a Moisés: «Hazte un Abrasador y ponlo sobre un mástil. Todo el que haya sido mordido y lo mire, vivirá.»
    9 Hizo Moisés una serpiente de bronce y la puso en un mástil. Y si una serpiente mordía a un hombre y éste miraba la serpiente de bronce, quedaba con vida.

  • Salmo responsorial

    Salmo 78:1-2, 34-38
    1 Poema. De Asaf. Escucha mi ley, pueblo mío, tiende tu oído a las palabras de mi boca;
    2 voy a abrir mi boca en parábolas, a evocar los misterios del pasado.
    34 Cuando los mataba, le buscaban, se convertían, se afanaban por él,
    35 y recordaban que Dios era su roca, su redentor, el Dios Altísimo.
    36 Mas le halagaban con su boca, y con su lengua le mentían;
    37 su corazón no era fiel para con él, no tenían fe en su alianza.
    38 El, con todo, enternecido, borraba las culpas y no exterminaba; bien de veces su cólera contuvo y no despertó todo su furor:

  • Segunda lectura

    Filipenses 2:6-11
    6 El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios.
    7 Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre;
    8 y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz.
    9 Por lo cual Dios le exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre.
    10 Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos,
    11 y toda lengua confiese que Cristo Jesús es SENOR para gloria de Dios Padre.

  • Evangelio

    Juan 3:13-17
    13 Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre.
    14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre,
    15 para que todo el que crea tenga por él vida eterna.
    16 Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
    17 Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.

lunes, 13 de septiembre de 2021

Lecturas 13 de Septiembre de 2021

 

Lecturas del día:

    Primera opción

  • Primera lectura

    I Timoteo 2:1-8
    1 Ante todo recomiendo que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres;
    2 por los reyes y por todos los constituidos en autoridad, para que podamos vivir una vida tranquila y apacible con toda piedad y dignidad.
    3 Esto es bueno y agradable a Dios, nuestro Salvador,
    4 que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad.
    5 Porque hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, hombre también,
    6 que se entregó a sí mismo como rescate por todos. Este es el testimonio dado en el tiempo oportuno,
    7 y de este testimonio - digo la verdad, no miento - yo he sido constituido heraldo y apóstol, maestro de los gentiles en la fe y en la verdad.
    8 Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar elevando hacia el cielo unas manos piadosas, sin ira ni discusiones.

  • Salmo responsorial

    Salmo 28:2, 7-9
    2 Oye la voz de mis plegarias, cuando grito hacia ti, cuando elevo mis manos, oh Yahveh, al santuario de tu santidad.
    7 Yahveh mi fuerza, escudo mío, en él confió mi corazón y he recibido ayuda: mi carne de nuevo ha florecido, le doy gracias de todo corazón.
    8 Yahveh, fuerza de su pueblo, fortaleza de salvación para su ungido.
    9 Salva a tu pueblo, bendice a tu heredad, pastoréalos y llévalos por siempre.

  • Evangelio

    Lucas 7:1-10
    1 Cuando hubo acabado de dirigir todas estas palabras al pueblo, entró en Cafarnaúm.
    2 Se encontraba mal y a punto de morir un siervo de un centurión, muy querido de éste.
    3 Habiendo oído hablar de Jesús, envió donde él unos ancianos de los judíos, para rogarle que viniera y salvara a su siervo.
    4 Estos, llegando donde Jesús, le suplicaban insistentemente diciendo: «Merece que se lo concedas,
    5 porque ama a nuestro pueblo, y él mismo nos ha edificado la sinagoga.»
    6 Iba Jesús con ellos y, estando ya no lejos de la casa, envió el centurión a unos amigos a decirle: «Señor, no te molestes, porque no soy digno de que entres bajo mi techo,
    7 por eso ni siquiera me consideré digno de salir a tu encuentro. Mándalo de palabra, y quede sano mi criado.
    8 Porque también yo, que soy un subalterno, tengo soldados a mis órdenes, y digo a éste: "Vete", y va; y a otro: "Ven", y viene; y a mi siervo: "Haz esto", y lo hace.»
    9 Al oír esto Jesús, quedó admirado de él, y volviéndose dijo a la muchedumbre que le seguía: «Os digo que ni en Israel he encontrado una fe tan grande.»
    10 Cuando los enviados volvieron a la casa, hallaron al siervo sano.

  • Segunda opción

  • Primera lectura

    Efesios 4:1-7, 11-13
    1 Os exhorto, pues, yo, preso por el Señor, a que viváis de una manera digna de la vocación con que habéis sido llamados,
    2 con toda humildad, mansedumbre y paciencia, soportándoos unos a otros por amor,
    3 poniendo empeño en conservar la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz.
    4 Un solo Cuerpo y un solo Espíritu, como una es la esperanza a que habéis sido llamados.
    5 Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo,
    6 un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos.
    7 A cada uno de nosotros le ha sido concedido el favor divino a la medida de los dones de Cristo.
    11 El mismo «dio» a unos el ser apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelizadores; a otros, pastores y maestros,
    12 para el recto ordenamiento de los santos en orden a las funciones del ministerio, para edificación del Cuerpo de Cristo,
    13 hasta que llegemos todos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto, a la madurez de la plenitud de Cristo.

  • Salmo responsorial

    Salmo 40:2, 4, 7-11
    2 En Yahveh puse toda mi esperanza, él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor.
    4 Puso en mi boca un canto nuevo, una alabanza a nuestro Dios; muchos verán y temerán, y en Yahveh tendrán confianza.
    7 Ni sacrificio ni oblación querías, pero el oído me has abierto; no pedías holocaustos ni víctimas,
    8 dije entonces: Heme aquí, que vengo. Se me ha prescrito en el rollo del libro
    9 hacer tu voluntad. Oh Dios mío, en tu ley me complazco en el fondo de mi ser.
    10 He publicado la justicia en la gran asamblea; mira, no he contenido mis labios, tú lo sabes, Yahveh.
    11 No he escondido tu justicia en el fondo de mi corazón, he proclamado tu lealtad, tu salvación, ne he ocultado tu amor y tu verdad a la gran asamblea.

  • Evangelio

    Marcos 4:1-10, 13-20
    1 Y otra vez se puso a enseñar a orillas del mar. Y se reunió tanta gente junto a él que hubo de subir a una barca y, ya en el mar, se sentó; toda la gente estaba en tierra a la orilla del mar.
    2 Les enseñaba muchas cosas por medio de parábolas. Les decía en su instrucción:
    3 «Escuchad. Una vez salió un sembrador a sembrar.
    4 Y sucedió que, al sembrar, una parte cayó a lo largo del camino; vinieron las aves y se la comieron.
    5 Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde no tenía mucha tierra, y brotó en seguida por no tener hondura de tierra;
    6 pero cuando salió el sol se agostó y, por no tener raíz, se secó.
    7 Otra parte cayó entre abrojos; crecieron los abrojos y la ahogaron, y no dio fruto.
    8 Otras partes cayeron en tierra buena y, creciendo y desarrollándose, dieron fruto; unas produjeron treinta, otras sesenta, otras ciento.»
    9 Y decía: «Quien tenga oídos para oír, que oiga.»
    10 Cuando quedó a solas, los que le seguían a una con los Doce le preguntaban sobre las parábolas.
    13 Y les dice: «¿No entendéis esta parábola? ¿Cómo, entonces, comprenderéis todas las parábolas?
    14 El sembrador siembra la Palabra.
    15 Los que están a lo largo del camino donde se siembra la Palabra son aquellos que, en cuanto la oyen, viene Satanás y se lleva la Palabra sembrada en ellos.
    16 De igual modo, los sembrados en terreno pedregoso son los que, al oír la Palabra, al punto la reciben con alegría,
    17 pero no tienen raíz en sí mismos, sino que son inconstantes; y en cuanto se presenta una tribulación o persecución por causa de la Palabra, sucumben en seguida.
    18 Y otros son los sembrados entre los abrojos; son los que han oído la Palabra,
    19 pero las preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y las demás concupiscencias les invaden y ahogan la Palabra, y queda sin fruto.
    20 Y los sembrados en tierra buena son aquellos que oyen la Palabra, la acogen y dan fruto, unos treinta, otros sesenta, otros ciento.»

    O también:

    Marcos 4:1-9
    1 Y otra vez se puso a enseñar a orillas del mar. Y se reunió tanta gente junto a él que hubo de subir a una barca y, ya en el mar, se sentó; toda la gente estaba en tierra a la orilla del mar.
    2 Les enseñaba muchas cosas por medio de parábolas. Les decía en su instrucción:
    3 «Escuchad. Una vez salió un sembrador a sembrar.
    4 Y sucedió que, al sembrar, una parte cayó a lo largo del camino; vinieron las aves y se la comieron.
    5 Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde no tenía mucha tierra, y brotó en seguida por no tener hondura de tierra;
    6 pero cuando salió el sol se agostó y, por no tener raíz, se secó.
    7 Otra parte cayó entre abrojos; crecieron los abrojos y la ahogaron, y no dio fruto.
    8 Otras partes cayeron en tierra buena y, creciendo y desarrollándose, dieron fruto; unas produjeron treinta, otras sesenta, otras ciento.»
    9 Y decía: «Quien tenga oídos para oír, que oiga.»

Lecturas 12 de Septiembre de 2021

 

Lecturas del día:

  • Primera lectura

    Isaías 50:5-9
    5 el Señor Yahveh me ha abierto el oído. Y yo no me resistí, ni me hice atrás.
    6 Ofrecí mis espaldas a los que me golpeaban, mis mejillas a los que mesaban mi barba. Mi rostro no hurté a los insultos y salivazos.
    7 Pues que Yahveh habría de ayudarme para que no fuese insultado, por eso puse mi cara como el pedernal, a sabiendas de que no quedaría avergonzado.
    8 Cerca está el que me justifica: ¿quién disputará conmigo? Presentémonos juntos: ¿quién es mi demandante? ¡que se llegue a mí!
    9 He aquí que el Señor Yahveh me ayuda: ¿quién me condenará? Pues todos ellos como un vestido se gastarán, la polilla se los comerá.

  • Salmo responsorial

    Salmo 116:1-6, 8-9
    1 Yo amo, porque Yahveh escucha mi voz suplicante;
    2 porque hacia mí su oído inclina el día en que clamo.
    3 Los lazos de la muerte me aferraban, me sorprendieron las redes del seol; en angustia y tristeza me encontraba,
    4 y el nombre de Yahveh invoqué: ¡Ah, Yahveh, salva mi alma!
    5 Tierno es Yahveh y justo, compasivo nuestro Dios;
    6 Yahveh guarda a los pequeños, estaba yo postrado y me salvó.
    8 Ha guardado mi alma de la muerte, mis ojos de las lágrimas, y mis pies de mal paso.
    9 Caminaré en la presencia de Yahveh por la tierra de los vivos.

  • Segunda lectura

    Santiago 2:14-18
    14 ¿De qué sirve, hermanos míos, que alguien diga: «Tengo fe», si no tiene obras? ¿Acaso podrá salvarle la fe?
    15 Si un hermano o una hermana están desnudos y carecen del sustento diario,
    16 y alguno de vosotros les dice: «Idos en paz, calentaos y hartaos», pero no les dais lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve?
    17 Así también la fe, si no tiene obras, está realmente muerta.
    18 Y al contrario, alguno podrá decir: «¿Tú tienes fe?; pues yo tengo obras. Pruébame tu fe sin obras y yo te probaré por las obras mi fe.

  • Evangelio

    Marcos 8:27-35
    27 Salió Jesús con sus discípulos hacia los pueblos de Cesarea de Filipo, y por el camino hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que soy yo?»
    28 Ellos le dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que uno de los profetas.»
    29 Y él les preguntaba: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Pedro le contesta: «Tú eres el Cristo.»
    30 Y les mandó enérgicamente que a nadie hablaran acerca de él.
    31 Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar a los tres días.
    32 Hablaba de esto abiertamente. Tomándole aparte, Pedro, se puso a reprenderle.
    33 Pero él, volviéndose y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro, diciéndole: «¡Quítate de mi vista, Satanás! porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres.»
    34 Llamando a la gente a la vez que a sus discípulos, les dijo: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.
    35 Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará.