viernes, 22 de mayo de 2015

Evangelio 22 de Mayo de 2015

  • Primera Lectura: Hechos 25,13-21
    "Un difunto llamado Jesús, que Pablo sostiene que está vivo"
    En aquellos días, el rey Agripa llegó a Cesarea con Berenice para cumplimentar a Festo, y se entretuvieron allí bastantes días. Festo expuso al rey el caso de Pablo, diciéndole: "Tengo aquí un preso, que ha dejado Félix; cuando fui a Jerusalén, los sumos sacerdotes y los ancianos judíos presentaron acusación contra él, pidiendo su condena. Les respondí que no es costumbre romana ceder a un hombre por las buenas; primero el acusado tiene que carearse con sus acusadores, para que tenga ocasión de defenderse. Vinieron conmigo a Cesarea, y yo, sin dar largas al asunto, al día siguiente me senté en el tribunal y mandé traer a este hombre. Pero, cuando los acusadores tomaron la palabra, no adujeron ningún cargo grave de los que yo suponía; se trataba sólo de ciertas discusiones acerca de su religión y de un difunto llamado Jesús, que Pablo sostiene que está vivo. Yo, perdido en semejante discusión, le pregunté si quería ir a Jerusalén a que lo juzgase allí. Pero, como Pablo ha apelado, pidiendo que lo deje en la cárcel, para que decida su majestad, he dado orden de tenerlo en prisión hasta que pueda remitirlo al César."
  • Salmo Responsorial: 102
    "El Señor puso en el cielo su trono."
    Bendice, alma mía, al Señor, / y todo mi ser a su santo nombre. / Bendice, alma mía, al Señor, / y no olvides sus beneficios. R. Como se levanta el cielo sobre la tierra, / se levanta su bondad sobre sus fieles; / como dista el oriente del ocaso, / así aleja de nosotros nuestros delitos. R. El Señor puso en el cielo su trono, / su soberanía gobierna el universo. / Bendecid al Señor, ángeles suyos, / poderosos ejecutores de sus órdenes. R.
  • Evangelio: Juan 21,15-19
    "Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas"
    Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer con ellos, dice a Simón Pedro: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?" Él le contestó: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero." Jesús le dice: "Apacienta mis corderos." Por segunda vez le pregunta: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?" Él le contesta: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero." Él le dice: "Pastorea mis ovejas." Por tercera vez le pregunta: "Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?" Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó: "Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero." Jesús le dice: "Apacienta mis ovejas. Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras." Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió: "Sígueme."

¿Qué sabemos del Espíritu Santo?

Desde el primer momento de la entrada en tu alma, en el bautismo, se ha dedicado a trabajar a destajo...


Por: Mariano de Blas | Fuente: Catholic.net




Santa Teresa llama a nuestra alma un castillo interior, un palacio. En ese castillo, palacio o templo vive "El dulce huésped del alma": El Espíritu Santo.

¿Quién es el Espíritu Santo? Jesucristo le llama el Consolador. En nuestra alma vive el AMOR, vive allí de forma permanente, llegó a nuestra alma para quedarse. “¿No sabéis que sois templos de Dios y que el Espíritu Santo vive en vosotros?” decía San Pablo a los primeros cristianos.

Su estancia en el castillo obedece a una tarea que debe realizar, se le ha encargado que haga de ti un santo ó una santa, un apóstol. Desde el primer momento de la entrada en tu alma, en el bautismo, se ha dedicado a trabajar a destajo, ha trabajado muchos años, se ha llevado muchos desengaños, porque hay que ver cómo nos hemos portado con Él.

Ha sufrido, posiblemente, el destierro, le hemos roto su obra maestra, como el niño malo que destruye de un puntapié el castillo que construye el niño bueno en la playa. Y sobre las ruinas de nosotros mismos ha vuelto a colocar otra vez piedra sobre piedra, con una paciencia y con un amor tan grandes que sólo porque es Dios los tiene. Él no desespera, más aún tiene abrigadas firmísimas esperanzas de acabar con su obra maestra contigo. Él sabe que puede aunque tú no seas mármol de Carrara, sólo necesita algo de colaboración de tu parte o por lo menos que no le estorbes...

Los medios: la gracia santificante, las gracias actuales, sus inspiraciones, dones y frutos.

¿Cuál es su estrategia? La describe muy bien un himno dedicado al Espíritu Santo. Seleccionaré algunas partes de este himno.


Primero: El mejor consolador.

Consolando, secando lágrimas, arrancando los cardos y las ortigas del desaliento, tristeza y amargura. Uno de sus mejores oficios -lo sabe hacer muy bien- es consolar, por fortuna para nosotros que somos bastante llorones y necesitamos algo más que Kleenex para nuestros ratos de tristeza. El mejor Consolador, ya sabemos. Cuando lleguen los momentos más penosos en los que llorar es poco, cuando la crisis nos agarre por el cuello y nos patee, acudir a quien quiere y puede consolarnos.

Nosotros podemos decir: aquí me sorprende la realidad más radiante que vivimos los cristianos y, por tanto, adiós soledad, adiós tristeza, adiós lágrimas. Arrancarnos la tristeza peor, la de la separación de Dios, la de la infidelidad. Alegrarnos inmensamente de haber sido hechos hijos de Dios, alegrarnos de que nuestros nombres están escritos en el cielo, vivir con alegría diaria contagiosa, alegría en el dolor, en la enfermedad, alegría en las buenas y en las malas. Espíritu Santo, haznos apóstoles de la alegría, haznos vivir un cristianismo alegre, que vivamos con aire de resucitados, y que hagamos vivir a los otros así también.


Segundo: Dulce huésped del alma.

Es uno de los títulos más hermosos. No huésped inoportuno. Cuantos huéspedes con los que nosotros no quisiéramos encontrarnos, a los que les damos la vuelta. En el caso del Espíritu Santo es un dulce huésped, esperado con ansia, acogido con cariño, porque siempre trae buenas noticias, buenos regalos, dones; El mismo es el Don por excelencia.

¿Me alegro de tenerlo siempre conmigo, lo entristezco con mi desamor, le pido muchos regalos espirituales? Y ¿qué le doy yo: mi amor, mi fidelidad? ¿Le escucho dócilmente? ¿El himno "Ven, Espíritu Creador" es mi saludo mañanero, son las mañanitas al dulce huésped de mi alma? ¿Alguna vez se las he cantado? Recordemos la frase de San Pablo; "¿No sabéis que sois templos del Espíritu Santo? Él ora con nosotros y por nosotros. Vivo, por tanto, en la presencia del Espíritu Santo, gozo minuto a minuto de su compañía gratísima, y su gracia está siempre a mi disposición.


Tercero: Dulce refrigerio.

Cuando el bochorno arrecia y la lengua se reseca como ladrillo y el sudor empapa la ropa, una simple coca-cola fría, un ventilador oportuno, una alberca, solucionan el problema. Pero hay otros bochornos y calores interiores que requieren de otro refrigerio. Cuando se encrespan las pasiones, cuando el orgullo se revuelve como león herido, cuando la sensualidad con su baba venenosa quiere mancharel corazón y el alma, cuando la fiebre del mundo (placeres, dolce vita...) queman de ambición nuestro espíritu, llamar urgentemente al Espíritu Santo, para que nos brinde su dulce refrigerio y vuelvan las cosas a su lugar: El mundo allá y yo acá.


Cuarto: Tregua en el duro trabajo

Ofreciendo descanso en el duro bregar de la vida. Una mañana de domingo en la casa con niños, un día en la oficina en que todo salió mal, cansa, erociona, desgasta, produce no rara vez frustración. Cuando uno de plano está agotado, abrumado por el trabajo los problemas y las preocupaciones, acudir sencillamente a quien es descanso en el trabajo, ¡Oh Espíritu Santo, desperdiciado tantas veces que gemimos bajo el peso del trabajo! ¡Oh jornaleros que teniendo la fuente a unos metros se mueren de sed! Dios es abismo de amor, torrente de felicidad, éxtasis de la vida, tenerlo tan cerca y morirse de hambre, la fuente a unos pasos y morirse de sed, la hoguera alumbrando en torno y morirse de frío, el amor cerca del corazón. Sólo unos pasos tenía que dar. Vivir cerca de la luz, y morir en el túnel de las tinieblas.


Quinto: Brisa en las horas de fuego

Siendo frescura en medio del calor. Un vaso de agua fría en un día de verano, la sombra de un árbol en el campo abrasado, una brisa fresca, una fuente fría junto al camino polvoriento, cuanto se agradecen. En la vida no podemos estar luchando todo el tiempo, somos humanos y necesitamos de tanto en tanto de un respiro. El Espíritu Santo es el agua fria, es la sombra, la brisa fresca y nuestra fuente de agua viva junto al camino de la vida.


Sexto: Gozo que enjuga las lágrimas

Consolando en la aflicción. Buena falta nos hace: lloramos como niños chicos por cualquier cosa. Llorar equivale a desanimarnos, a perder el entusiasmo por nuestra vocación cristiana y humana, a querer volver atrás. Para esos momentos malos, en que podemos reaccionar como niños caprichosos, acudir a quien es el consuelo en la aflicción.

Se le atribuye al Espíritu Santo casi un oficio de madre. El sufrimiento se encuentra en la vida de todos . Cuando se le espera y cuando no. Por ello necesitamos la presencia del Espíritu Santo .

Posteriormente, el himno al que nos estamos refiriendo añade una serie de peticiones al Espíritu Santo.


Séptimo: Lava lo que está manchado

Lava lo que está manchado: mi alma llena de arrugas, mi corazón manchado de afectos desordenados, mi pequeño mundo lleno de cosas humanas, de tierra, de lodo; mi mente y mis sentidos a veces tan vacíos de Dios y tan llenos de mis pasiones desordenadas. Lava sobre todo la conciencia de todo pecado e imperfección, de las salpicaduras del mundo, de las manchas de pasiones, del barro de los malos pensamientos. Lava y purifica nuestra intención en el obrar, que a veces se tiñe de negras aficiones: el egoísmo, vanidad, respeto humano son manchas grasientas que requieren de un eficaz blanqueador. Necesitamos que des una limpiadita a nuestras virtudes.


Octavo: Riega el desierto del alma

Somos raíz de tierra árida, árbol que crece en la estepa. ¿Han visto ustedes los árboles que crecen en las orillas de los ríos? ¡Qué diferencia! Siempre están verdes. Decía el poeta Antonio Machado estas hermosas palabras: “Al olmo viejo, hendido por el rayo y en su mitad podrido, con las lluvias de abril y el sol de mayo, algunas hojas verdes le han salido".

A base de agua los judíos han hecho florecer el desierto del Sinaí. Tú puedes, Espíritu Santo, hacer florecer mi desierto, esa estepa en que a penas los cardos y las jaras crecen. Y entonces crecerán virtudes, crecerán buenas obras en mi alma.


Noveno: Sana el corazón enfermo.

Médico de todas las enfermedades, médico de las enfermedades que he tenido y que ahora sufro, médico a domicilio.
Señor, si quieres, puedes curarme la lepra, el cáncer, el sida, la cangrena, la parálisis espiritual, las fiebres reumáticas, el escorbuto. ¿Cuál es mi enfermedad? Escuchemos en seguida la frase de mando: ¡Levántate y anda! Médico de las almas, que sabes la enfermedad y conoces la medicina, ¿cuál es mi enfermedad y mi mal? ¡Dímelo!.. Y proporciona el remedio que Tú sabes y yo no quiero aceptar a veces; cúrame antes de que la enfermedad me cause la muerte, cúrame las heridas que mi orgullo, sensualidad y egoísmo me abren a diario, las heridas de mis pecados antiguos y de mis pecados de hoy.


Décimo: Doma el Espíritu indómito.

Dobla mi orgullo, ablanda mi cabeza dura y mi duro corazón; si es de piedra, hazlo de carne; hazme bajar la cabeza ante la obediencia y dar el brazo a torcer. Hazme duro para conmigo mismo, que no acepte flojedades, medias tintas, fariseísmos, pero hazme blando con los demás, como un pedazo de pan que dé alimento a todos los que se crucen en mi camino; hazme, Señor, instrumento de paz, como te pedía Francisco de Asís: "Donde haya odio, ponga yo tu amor, donde haya injurias, perdón".


Once: Calienta lo que está frío.

A veces somos témpanos flotantes, corazones en frigorífico, que nos se derriten con las grandes motivaciones del amor de Cristo, el celo por la salvación de las almas, la vocación a la misión. Te pido un amor apasionado, pasión por la misión.


Doce : Endereza lo que está torcido

¿Cuántos criterios en mi vida andan torcidos? Enderézalos endereza los malos hábitos, por ejemplo, el hábito de pensar mal, el hábito tan arraigado de murmurar de mis hermanos, el hábito terrible de la ociosidad, del no hacer nada, el hábito que mata la oración, la rutina, el hábito de la pereza, el hábito que empequeñece mis fuerzas con la pusilanimidad, la timidez. Quiero dejarte el timón de mi vida, de mi barca, y quiero remar con todas las fuerzas de mis brazos.

Para concluir, demos un repaso a los deberes que tenemos con este ilustre huésped: En primer lugar, tomarlo en cuenta, hacerle caso, no dejarlo solo, ignorado abandonado. Porque dejamos abandonado el Amor.

En segundo lugar: Gratitud: le debemos tanto. La ingratitud es cardo que crece en los corazones pero sobre todo en los corazones de los cristianos, por el simple hecho de haber recibido demasiadas cosas de Dios.

En tercer lugar: Amor. Debería ser fácil amar al AMOR, enamorarse del que nos ama infinitamente a cada uno de nosotros. Antes de pedirnos que le amemos con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente y todas las fuerzas, antes nos ha dicho Él: "Te amé con un amor eterno".

En cuarto lugar: Docilidad y colaboración. Para ser santos debemos dejarnos guiar y obedecer al capitán del barco.

En quinto lugar: Cuando menos no estorbarle, dejarle trabajar en nosotros. “Hoy, si escucháis su voz, no endurezcáis el corazón”.

jueves, 21 de mayo de 2015

Evangelio 21 de Mayo de 2015

  • Primera Lectura: Hechos 22,30;23,6-11
    "Tienes que dar testimonio en Roma"
    En aquellos días, queriendo el tribuno poner en claro de qué acusaban a Pablo los judíos, mandó desatarlo, ordenó que se reunieran los sumos sacerdotes y el Sanedrín en pleno, bajó a Pablo y lo presentó ante ellos. Pablo sabía que una parte del Sanedrín eran fariseos y otra saduceos y gritó: "Hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseo, y me juzgan porque espero la resurrección de los muertos." Apenas dijo esto, se produjo un altercado entre fariseos y saduceos, y la asamblea quedó dividida. (Los saduceos sostienen que no hay resurrección, ni ángeles, ni espíritus, mientras que los fariseos admiten todo esto.) Se armó un griterío, y algunos escribas del partido fariseo se pusieron en pie, porfiando: "No encontramos ningún delito en este hombre; ¿y si le ha hablado un espíritu o un ángel?" El altercado arreciaba, y el tribuno, temiendo que hicieran pedazos a Pablo, mandó bajar a la guarnición para sacarlo de allí y llevárselo al cuartel. La noche siguiente, el Señor se le presentó y le dijo: "¡Ánimo! Lo mismo que has dado testimonio a favor mío en Jerusalén tienes que darlo en Roma."
  • Salmo Responsorial: 15
    "Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti"
    Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti; / yo digo al Señor: "Tú eres mi bien." / El Señor es el lote de mi heredad y mi copa; / mi suerte está en tu mano. R. Bendeciré al Señor, que me aconseja, / hasta de noche me instruye internamente. / Tengo siempre presente al Señor, / con él a mi derecha no vacilaré. R. Por eso se me alegra el corazón, / se gozan mis entrañas, / y mi carne descansa serena. / Porque no me entregarás a la muerte, / ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R. Me enseñarás el sendero de la vida, / me saciarás de gozo en tu presencia, / de alegría perpetua a tu derecha. R.
  • Evangelio: Juan 17,20-26
    "Que sean completamente uno"
    En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, oró, diciendo: "Padre santo, no sólo por ellos ruego, sino también por los que crean en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí, y yo en ti, que ellos también lo sean en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. También les di a ellos la gloria que me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno; yo en ellos, y tú en mí, para que sean completamente uno, de modo que el mundo sepa que tú me has enviado y los has amado como me has amado a mí. Padre, éste es mi deseo: que los que me confiaste estén conmigo donde yo estoy y contemplen mi gloria, la que me diste, porque me amabas, antes de la fundación del mundo. Padre justo, si el mundo no te ha conocido, yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste. Les he dado a conocer y les daré a conocer tu nombre, para que el amor que me tenías esté con ellos, como también yo estoy con ellos."

Papa Francisco a padres: Vuelvan del exilio y sean otra vez educadores de sus hijos

Papa Francisco (imagen referencial) / Foto: Bohumil Petrik (ACI Prensa)
Papa Francisco (imagen referencial) / Foto: Bohumil Petrik (ACI Prensa)
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VATICANO, 20 May. 15 / 09:44 am (ACI/EWTN Noticias).- Durante la Audiencia General, el Papa Francisco continuó sus catequesis sobre las familias y señaló que es “el momento de que los padres y las madres regresen de su exilio y reasuman plenamente su papel educativo”, pues “si la educación familiar reencuentra el orgullo de su protagonismo, muchas cosas mejorarán, para los padres inciertos y los hijos decepcionados”.
El Papa Francisco habló en la Audiencia General de este miércoles de la educación a los hijos “para que crezcan en la responsabilidad de sí mismos y de los otros” dentro del ciclo sobre catequesis de la familia que comenzó hace ya unos meses.
El Pontífice aseguró que “en nuestros tiempos no faltan las dificultades” puesto que “es difícil educar para los padres que ven sus hijos solo por la noche, cuando vuelven a casa cansados. Y aún más difícil para los padres separados, a quienes les pesa esta condición”.
La realidad es que “intelectuales ‘críticos’ de todo tipo han callado a los padres en mil modos, para defender las jóvenes generaciones de daños –varios o presuntos – de la educación familiar”.
Y, además, “la familia ha sido acusada, entre otros, de autoritarismo, de favoritismo, de conformismo, de represión afectiva que genera conflictos”.
El Papa confirmó que “se ha abierto una grieta entre la familia y la sociedad, minando la confianza recíproca, y de este modo, la alianza educativa de la sociedad con la familia ha entrado en crisis”.
A continuación, Francisco enumeró una serie de síntomas que así lo muestran. “Por ejemplo, en la escuela se han comprometido las relaciones entre los padres y los profesores. A veces hay tensiones y desconfianza recíproca; y las consecuencias naturalmente recaen sobre los hijos”.
Por otro lado, “se han multiplicado los llamados ‘expertos’, que han ocupado el papel de los padres también en los aspectos más íntimos de la educación. Sobre la vida afectiva, sobre la personalidad y el desarrollo, sobre los derechos y sus deberes, los ‘expertos’ saben todo: objetivos, motivaciones, técnicas”.
En esta situación, “los padres sólo deben escuchar, aprender a adecuarse”. Uno de los problemas es que a menudo “privados de su papel, se vuelven excesivamente aprensivos y posesivos con respecto a sus hijos, hasta llegar a no corregirlos nunca”.
“Tienden a confiarles siempre más a los ‘expertos’, también para los aspectos más delicados y personales de su vida, colocándolos en un rincón solos; y así los padres corren el riesgo de auto excluirse de la vida de sus hijos”.
En su opinión, este enfoque “no es bueno: no es armónico, no es dialógico, y en lugar de favorecer la colaboración entre la familia y los otros agentes educativos, los contrapone”.
“¿Cómo hemos llegado a este punto?”, se preguntó él mismo. “No hay duda que los padres, o mejor, ciertos modelos educativos del pasado tenían algunos límites. Pero es también verdad que hay errores que sólo los padres están autorizados a hacer, porque pueden compensarlos de un modo que es imposible a ningún otro”.
Otro de los problemas de los que alertó el Santo Padre fue la falta de tiempo que tienen los padres para estar con sus hijos, afirmando que muchos de ellos “son ‘secuestrados’ por el trabajo y por otras preocupaciones, avergonzados de las nuevas exigencias de los hijos y de la complejidad de la vida actual y se encuentran como paralizados por el temor a equivocarse”.
No obstante, “el problema, sin embargo, no es sólo hablar” ya que “un diálogo superficial no conduce a un verdadero encuentro de la mente y del corazón”.
El Papa pidió preguntarse por el camino que llevan los hijos e incluso dónde está realmente su alma. En este sentido, recordó que “las comunidades cristianas están llamadas a ofrecer apoyo a la misión educativa de las familias, y lo hacen sobre todo con la luz de la Palabra de Dios”.
En definitiva, “en la base de todo está el amor, aquel que Dios nos dona, que no falta al respeto, no busca su propio interés, no se enoja, no toma en cuenta el mal recibido… todo perdona, todo cree, todo espera, todo soporta”, dijo parafraseando el Evangelio.
Por ello expresó que “también en las mejores familias es necesario soportarse, y ¡se necesita tanta paciencia!”, dijo a los miles de fieles presentes en la Plaza de San Pedro.
Antes de terminar la catequesis, Francisco destacó que también Jesús tuvo una educación familiar y enseñó “hasta qué punto la raíz de estos vínculos puede florecer, hasta conducirlos más a allá de sus propios intereses”.
“También en este caso, la gracia del amor de Cristo lleva a cumplir lo que está inscrito en la naturaleza humana. ¡Cuántos ejemplos estupendos tenemos de padres cristianos llenos de sabiduría humana! Ellos muestran que la buena educación familiar es la columna vertebral del humanismo”.
De hecho, “su irradiación social es el recurso que permite compensar las lagunas, las heridas, los vacíos de paternidad y maternidad que tocan los hijos menos afortunados. Esta irradiación puede hacer auténticos milagros. ¡Y en laIglesia suceden cada día estos milagros!”.

miércoles, 20 de mayo de 2015

Evangelio 20 de Mayo de 2015

  • Primera Lectura: Hechos 20,28-38
    "Os dejo en manos de Dios, que tiene poder para construiros y daros parte en la herencia"
    En aquellos días, decía Pablo a los presbíteros de la Iglesia de Éfeso: "Tened cuidado de vosotros y del rebaño que el Espíritu Santo os ha encargado guardar, como pastores de la Iglesia de Dios, que él adquirió con su propia sangre. Ya sé que, cuando os deje, se meterán entre vosotros lobos feroces, que no tendrán piedad del rebaño. Incluso algunos de vosotros deformarán la doctrina y arrastrarán a los discípulos. Por eso, estad alerta: acordaos que durante tres años, de día y de noche, no he cesado de aconsejar con lágrimas en los ojos a cada uno en particular. Ahora os dejo en manos de Dios y de su palabra de gracia, que tiene poder para construiros y daros parte en la herencia de los santos. A nadie le he pedido dinero, oro ni ropa. Bien sabéis que estas manos han ganado lo necesario para mí y mis compañeros. Siempre os he enseñado que es nuestro deber trabajar para socorrer a los necesitados, acordándonos de las palabras del Señor Jesús: "Hay más dicha en dar que en recibir."" Cuando terminó de hablar, se pusieron todos de rodillas, y rezó. Se echaron a llorar y, abrazando a Pablo, lo besaban; lo que más pena les daba era lo que había dicho, que no volverían a verlo. Y lo acompañaron hasta el barco.
  • Salmo Responsorial: 67
    "Reyes de la tierra, cantad a Dios."
    Oh Dios, despliega tu poder, / tu poder, oh Dios, que actúa en favor nuestro. / A tu templo de Jerusalén / traigan los reyes su tributo. R. Reyes de la tierra, cantad a Dios, / tocad para el Señor, / que avanza por los cielos, / los cielos antiquísimos, / que lanza su voz, su voz poderosa: / "Reconoced el poder de Dios." R. Sobre Israel resplandece su majestad, / y su poder, sobre las nubes. / ¡Dios sea bendito! R.
  • Evangelio: Juan 17,11b-19
    "Que sean uno, como nosotros"
    En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, oró, diciendo: "Padre santo, guárdalos en tu nombre, a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo guardaba en tu nombre a los que me diste, y los custodiaba, y ninguno se perdió, sino el hijo de la perdición, para que se cumpliera la Escritura. Ahora voy a ti, y digo esto en el mundo para que ellos mismos tengan mi alegría cumplida. Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Conságralos en la verdad; tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo. Y por ellos me consagro yo, para que también se consagren ellos en la verdad."

¿Qué es la disparidad de culto?

Divergencias en algunos puntos de la doctrina cristiana, en la fe y en la concepción misma del matrimonio


Por: P. Miguel Ángel Fuentes, V.E | Fuente: El Teólogo responde




Se distingue entre “matrimonio mixto” estricto (matrimonio entre un católico y un cristiano no católico) y matrimonio “dispar”, a veces también llamado “mixto” en sentido amplio (católico con un no-cristiano). El Catecismo de la Iglesia Católica, en el número 1634, señala que para el caso de los matrimonios mixtos, la “diferencia de confesión entre los cónyuges no constituye un obstáculo insuperable para el matrimonio, cuando llegan a poner en común lo que cada uno de ellos ha recibido en su comunidad, y a aprender el uno del otro el modo como cada uno vive su fidelidad a Cristo”. Pero al mismo tiempo indica que “las dificultades... no deben tampoco ser subestimadas”. ¿Cuáles son esas dificultades? Ante todo, “los esposos corren el peligro de vivir en el seno de su hogar el drama de la desunión de los cristianos”.

En el caso en que el matrimonio sea entre una parte católica y otra no cristiana (disparidad de culto), se “puede agravar aún más estas dificultades”. Es evidente porque aquí tenemos no sólo divergencias en algunos puntos de la doctrina cristiana, sino incluso divergencias “en la fe” y “en la concepción misma del matrimonio”. Piense, tomando el caso que usted me consulta del matrimonio con un cónyuge musulmán, en la dificultad que implica el que la otra parte del matrimonio no acepte ni el matrimonio monógamo, ni indisoluble, ni la igualdad sustancial entre el hombre y la mujer, ni el derecho a la educación cristiana de los hijos, y ni siquiera (en algunos casos) se permita la práctica de la religión. Como indica muy bien el catecismo, “una tentación que puede presentarse entonces es la indiferencia religiosa”.

Por este motivo, la Iglesia con sabiduría exige la licencia del ordinario del lugar (obispo o quien hace las veces de él) para la licitud del matrimonio mixto y la dispensa de disparidad de culto para la validez del matrimonio dispar. El fundamento de este requisito radica en “el peligro para la parte católica de perder la fe y de que los hijos habidos en el matrimonio no sean educados conforme a las pautas doctrinales y morales de la religión católica. A estos peligros se añade que la diversidad de religión constituye un obstáculo para establecer el ‘consorcio de toda la vida’ o ‘la íntima comunión de vida’ que es el matrimonio, dadas las diversas concepciones sobre el mismo que tienen el contrayente católico y los que profesan otras religiones cristianas o no cristianas” (Manzanares, Mostaza, Santos, “Nuevo Derecho Parroquial”, B.A.C., Madrid 1990, p. 458).

martes, 19 de mayo de 2015

Evangelio 19 de Mayo de 2015

  • Primera Lectura: Hechos 20,17-27
    "Completo mi carrera, y cumplo el encargo que me dio el Señor Jesús"
    En aquellos días, desde Mileto, mandó Pablo llamar a los presbíteros de la Iglesia de Éfeso. Cuando se presentaron, les dijo: "Vosotros sabéis que todo el tiempo que he estado aquí, desde el día que por primera vez puse pie en Asia, he servido al Señor con toda humildad, en las penas y pruebas que me han procurado las maquinaciones de los judíos. Sabéis que no he ahorrado medio alguno, que os he predicado y enseñado en público y en privado, insistiendo a judíos y griegos a que se conviertan a Dios y crean en nuestro Señor Jesús. Y ahora me dirijo a Jerusalén, forzado por el Espíritu. No sé lo que me espera allí, sólo sé que el Espíritu Santo, de ciudad en ciudad, me asegura que me aguardan cárceles y luchas. Pero a mí no me importa la vida; lo que me importa es completar mi carrera, y cumplir el encargo que me dio el Señor Jesús: ser testigo del Evangelio, que es la gracia de Dios. He pasado por aquí predicando el reino, y ahora sé que ninguno de vosotros me volverá a ver. Por eso declaro hoy que no soy responsable de la suerte de nadie: nunca me he reservado nada; os he anunciado enteramente el plan de Dios."
  • Salmo Responsorial: 67
    "Reyes de la tierra, cantad a Dios."
    Derramaste en tu heredad, oh Dios, una lluvia copiosa, / aliviaste la tierra extenuada; / y tu rebaño habitó en la tierra / que tu bondad, oh Dios, preparó para los pobres. R. Bendito el Señor cada día, / Dios lleva nuestras cargas, es nuestra salvación. / Nuestro Dios es un Dios que salva, / el Señor Dios nos hace escapar de la muerte. R.
  • Evangelio: Juan 17,1-11a
    "Padre, glorifica a tu Hijo"
    En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, dijo: "Padre, ha llegado la hora, glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique y, por el poder que tú le has dado sobre toda carne, dé la vida eterna a los que le confiaste. Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado sobre la tierra, he coronado la obra que me encomendaste. Y ahora, Padre, glorifícame cerca de ti, con la gloria que yo tenía cerca de ti, antes que el mundo existiese. He manifestado tu nombre a los hombres que me diste de en medio del mundo. Tuyos eran, y tú me los diste, y ellos han guardado tu palabra. Ahora han conocido que todo lo que me diste procede de ti, porque yo les he comunicado las palabras que tú me diste, y ellos las han recibido, y han conocido verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me has enviado. Te ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por éstos que tú me diste, y son tuyos. Sí, todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y en ellos he sido glorificado. Ya no voy a estar en el mundo, pero ellos están en el mundo, mientras yo voy a ti."

Evangelio Meditado

Jesús pide al Padre que nos consagre en la verdad
Pascua
Juan 17, 1-11. Pascua. Jesús bien sabía que una vez que le conociéramos de verdad, no podríamos dejar de amarlo y de seguirlo.


Por: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net



Del santo Evangelio según san Juan 17, 1-11
Así habló Jesús, y alzando los ojos al cielo, dijo: Padre, ha llegado la hora; glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti. Y que según el poder que le has dado sobre toda carne, dé también vida eterna a todos los que tú le has dado. Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste realizar. Ahora, Padre, glorifícame tú, junto a ti, con la gloria que tenía a tu lado antes que el mundo fuese. He manifestado tu Nombre a los hombres que tú me has dado tomándolos del mundo. Tuyos eran y tú me los has dado; y han guardado tu Palabra. Ahora ya saben que todo lo que me has dado viene de ti; porque las palabras que tú me diste se las he dado a ellos, y ellos las han aceptado y han reconocido verdaderamente que vengo de ti, y han creído que tú me has enviado. Por ellos ruego; no ruego por el mundo, sino por los que tú me has dado, porque son tuyos; y todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío; y yo he sido glorificado en ellos. Yo ya no estoy en el mundo, pero ellos sí están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno como nosotros. 

Oración introductoria
¡Gloria a Dios en el cielo y paz a los hombres! Este clamor de los ángeles también resuena en el tiempo pascual, porque Tú eres grande, Señor. Grande es tu poder. Tu sabiduría no tiene medida. Quiero alabarte y glorificarte con mi vida, especialmente en este momento de oración.

Petición
Jesús, permite que no caiga en la tentación de las distracciones ni de las preocupaciones, para centrar mi oración en Ti.

Meditación del Papa Francisco
«“¿Quién nos separará del amor de Cristo?” Con estas palabras, san Pablo nos habla de la gloria de nuestra fe en Jesús: no sólo resucitó de entre los muertos y ascendió al cielo, sino que nos ha unido a él y nos ha hecho partícipes de su vida eterna. Cristo ha vencido y su victoria es la nuestra.
[…] Con san Pablo, nos dicen que, en la muerte y resurrección de su Hijo, Dios nos ha concedido la victoria más grande de todas. En efecto, ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni ninguna otra criatura podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor”.
La victoria de los mártires, su testimonio del poder del amor de Dios, sigue dando frutos en la Iglesia que sigue creciendo gracias a su sacrificio.
[…] El Evangelio de hoy contiene un mensaje importante para todos nosotros. Jesús pide al Padre que nos consagre en la verdad y nos proteja del mundo.
Es significativo, ante todo, que Jesús pida al Padre que nos consagre y proteja, pero no que nos aparte del mundo. Sabemos que él envía a sus discípulos para que sean fermento de santidad y verdad en el mundo: la sal de la tierra, la luz del mundo. En esto, los mártires nos muestran el camino. (Homilía de S.S. Francisco, 16 de agosto de 2014)
Reflexión
Si quisiéramos una síntesis de los requisitos para alcanzar la vida eterna, está aquí: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero y al que tú has enviado, Jesucristo. Si conocer a Dios es el primer interés de los creyentes, conocer a Jesús debe ser el primer interés de los cristianos.

Jesús bien sabía que una vez que le conociéramos de verdad, no podríamos dejar de amarlo y de seguirlo. Porque no se puede conocer a Jesús sin caer presa de su amor. No se puede conocer a Jesús sin contagiarse de la esperanza que infunde su mensaje. No se puede conocer a Jesús sin creer en su Pasión, Muerte y Resurrección.

Alguien ha dicho que un creyente es un enamorado, uno que se ha enamorado de Dios. Si le pides que te dé razones de su amor, quizá no logre hacerlo, no porque no tenga razones o no las haya pensado, sino porque tendrá tantas que se le amontonarán en la boca y no podrán salir. Conocer a Jesús, no nos puede dejar indiferentes, como no es indiferente el hombre ante el amor de su esposa, o de su novia. El verdadero cristinano es aquel que con su vida intentará corresponderle regalándole sus buenas obras.

Por esto, Jesús encomienda los cristianos al cuidado del Padre. Él sabe que llega su hora. Pero no quiere dejarnos desamparados. Pide al Padre por aquellos que creerán en el Evangelio a lo largo de toda la historia. Por todos los que conociendo lo que Dios ha hecho por el hombre le corresponderán con una vida de auténticos discípulos: amando al prójimo, como Dios nos ha amado. A pesar de que el mundo nos ignore, nos desprecie y nos tache de ilusos e idealistas, cuando rememos contra corriente, recordemos que Jesús ha rogado por nosotros, simplemente porque somos suyos.

Propósito
Para agradecerle a Dios su amor, aceptaré con alegría y confianza las dificultades de este día.

Diálogo con Cristo
Permite que esta oración, en la que doy gloria a tu presencia en mi vida, sea mi punto de partida para tener siempre esa sed de orar que me lleve a la convivencia plena y diaria Contigo y con mis hermanos.

lunes, 18 de mayo de 2015

Evangelio 18 de Mayo de 2015

  • Primera Lectura: Hechos 19,1-8
    "¿Recibisteis el Espíritu Santo al aceptar la fe?"
    Mientras Apolo estaba en Corinto, Pablo atravesó la meseta y llegó a Éfeso. Allí encontró unos discípulos y les preguntó: "¿Recibisteis el Espíritu Santo al aceptar la fe?" Contestaron: "Ni siquiera hemos oído hablar de un Espíritu Santo." Pablo les volvió a preguntar: "Entonces, ¿qué bautismo habéis recibido?" Respondieron: "El bautismo de Juan." Pablo les dijo: "El bautismo de Juan era signo de conversión, y él decía al pueblo que creyesen en el que iba a venir después, es decir, en Jesús." Al oír esto, se bautizaron en el nombre del Señor Jesús; cuando Pablo les impuso las manos, bajó sobre ellos el Espíritu Santo, y se pusieron a hablar en lenguas y a profetizar. Eran en total unos doce hombres. Pablo fue a la sinagoga y durante tres meses habló en público del reino de Dios, tratando de persuadirlos.
  • Salmo Responsorial: 67
    "Reyes de la tierra, cantad a Dios."
    Se levanta Dios, y se dispersan sus enemigos, / huyen de su presencia los que lo odian; / como el humo se disipa, se disipan ellos; / como se derrite la cera ante el fuego, / así perecen los impíos ante Dios. R. En cambio, los justos se alegran, / gozan en la presencia de Dios, / rebosando de alegría. / Cantad a Dios, tocad en su honor, / su nombre es el Señor. R. Padre de huérfanos, protector de viudas, / Dios vive en su santa morada. / Dios prepara casa a los desvalidos, / libera a los cautivos y los enriquece. R.
  • Evangelio: Juan 16,29-33
    "Tened valor: yo he vencido al mundo"
    En aquel tiempo, dijeron los discípulos a Jesús: "Ahora sí que hablas claro y no usas comparaciones. Ahora vemos que lo sabes todo y no necesitas que te pregunten; por ello creemos que saliste de Dios." Les contestó Jesús: "¿Ahora creéis? Pues mirad: está para llegar la hora, mejor, ya ha llegado, en que os disperséis cada cual por su lado y a mí me dejéis solo. Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre. Os he hablado de esto, para que encontréis la paz en mí. En el mundo tendréis luchas; pero tened valor: yo he vencido al mundo."

Obispo colombiano pide perdón por comentarios sobre apóstoles y homosexualidad

BOGOTÁ, 15 May. 15 / 11:54 am (ACI).- El Obispo de Fontibón y exsecretario de la Conferencia Episcopal de Colombia, Mons. Juan Vicente Córdoba, pidió “sinceras disculpas” por las expresiones “desafortunadas” que hizo ayer sobre la homosexualidad en un foro público.
El Prelado publicó una nota aclaratoria difundida por el sitio web de la Conferencia Episcopal, luego que ayer diversos medios nacionales e internacionales difundieron un audio en un foro convocado por la Fundación Buen Gobierno, la Universidad de Los Andes y la Fundación Colombia Diversa.
En el evento, el Obispo dijo: “no sabemos si alguno de los discípulos era mariconcito (sic). No sabemos (…) No sabemos si la Magdalena era lesbiana”. Además hizo un comentario vulgar sobre la vida pecadora pública de Santa María Magdalena.
Durante el foro “Adopción y matrimonio igualitarios: un camino inconcluso”, el Obispo también recordó conceptos de la doctrina de la Iglesia sobre el homosexualismo y aseguró que “un heterosexual, infiel a la esposa y que utiliza otra persona o compra en un prostíbulo a una persona” también es pecador.
En su nota aclaratoria de hoy, Mons. Juan Vicente Córdoba explicó que no sabía que había medios de comunicación en el lugar y por ello se permitió “utilizar algunas expresiones coloquiales que, fuera del contexto del encuentro académico y del diálogo establecido con los asistentes, resultan claramente desafortunadas. Pido sinceras disculpas a quienes pudieron sentirse escandalizados o heridos por estas lamentables expresiones a las que no puede dárseles ningún valor teológico o moral”.
El Prelado resaltó después que comparte “con firme y plena convicción, la doctrina moral de la Iglesia Católica sobre la homosexualidad que, aunque como mera inclinación sexual no constituye pecado, es justamente considerada como una tendencia ‘objetivamente desordenada’ (cfr.Catecismo, n. 2358)”.
“De igual modo, como he repetido en diversas ocasiones, considero ‘que los actos homosexuales son también intrínsecamente desordenados y contrarios a la ley natural. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso’ (cfr. Catecismo, n. 2357)”.
En efecto, prosigue, “las personas homosexuales están llamadas a vivir la castidad. Mediante virtudes de dominio de sí mismo que eduquen la libertad interior, y a veces mediante el apoyo de una amistad desinteresada, de la oración y la gracia sacramental, pueden y deben acercarse gradual y resueltamente a la perfección cristiana (cfr. Catecismo, n. 2359)”.
“Reitero, por tanto, que las afirmaciones realizadas durante el mencionado foro académico no han tenido la intención de controvertir o modificar esta sólida e inamovible posición moral de nuestra Iglesia. La intención de mis afirmaciones no era otra que la de expresar al público asistente, en su mayoría formado por líderes y miembros de la comunidad LGBTI, el respeto que la Iglesia Católica tiene por toda persona humana”.
Para concluir, el Obispo indica que “con amor de madre, la Iglesia acoge a todos los hombres y mujeres sea cual sea su condición, consciente de que más allá de sus inclinaciones sexuales –e incluso de su comportamiento sexual– toda persona tiene la misma dignidad fundamental ante Dios y ante el Estado. Los hombres y mujeres con tendencias homosexuales ‘deben ser acogidos siempre con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta’ (cfr. Catecismo, n. 2358)”.

Evangelio 17 de Mayo de 2015

  • Primera Lectura: Hechos 1,1-11
    "Lo vieron levantarse"
    En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los apóstoles, que había escogido, movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo. Se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino de Dios. Una vez que comían juntos, les recomendó: "No os alejéis de Jerusalén; aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo os he hablado. Juan bautizó con agua, dentro de pocos días vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo." Ellos lo rodearon preguntándole: "Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?" Jesús contestó: "No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo." Dicho esto, lo vieron levantarse, hasta que una nube se lo quitó de la vista. Mientras miraban fijos al cielo, viéndolo irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: "Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse."
  • Salmo Responsorial: 46
    "Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas"
    Pueblos todos batid palmas, / aclamad a Dios con gritos de júbilo; / porque el Señor es sublime y terrible, / emperador de toda la tierra. R. Dios asciende entre aclamaciones; / el Señor, al son de trompetas; / tocad para Dios, tocad, / tocad para nuestro Rey, tocad. R. Porque Dios es el rey del mundo; / tocad con maestría. / Dios reina sobre las naciones, / Dios se sienta en su trono sagrado. R.
  • Segunda Lectura: Efesios 1,17-23
    "Lo sentó a su derecha en el cielo"
    Hermanos: Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro. Y todo lo puso bajo sus pies, y lo dio a la Iglesia como cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que lo acaba todo en todos.
  • Evangelio: Marcos 16,15-20
    "Subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios"
    Conclusión del santo evangelio según san Marcos: En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: "Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos." Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.