sábado, 21 de abril de 2018

Evangelio 22 de Abril de 2018

Color: Blanco

Santos:

Lecturas del día:

  • Primera lectura

    Hechos 4:8-12
    8 Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: «Jefes del pueblo y ancianos,
    9 puesto que con motivo de la obra realizada en un enfermo somos hoy interrogados por quién ha sido éste curado,
    10 sabed todos vosotros y todo el pueblo de Israel que ha sido por el nombre de Jesucristo, el Nazoreo, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por su nombre y no por ningún otro se presenta éste aquí sano delante de vosotros.
    11 El es la piedra que vosotros, los constructores, habéis despreciado y que se ha convertido en piedra angular.
    12 Porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos.»
  • Salmo responsorial

    Salmo 118:1, 8-9, 21-23, 26, 28-29
    1 ¡Dad gracias a Yahveh, porque es bueno, porque es eterno su amor!
    8 Mejor es refugiarse en Yahveh que confiar en hombre;
    9 mejor es refugiarse en Yahveh que confiar en magnates.
    21 Gracias te doy, porque me has respondido, y has sido para mí la salvación.
    22 La piedra que los constructores desecharon en piedra angular se ha convertido;
    23 esta ha sido la obra de Yahveh, una maravilla a nuestros ojos.
    26 ¡Bendito el que viene en el nombre de Yahveh! Desde la Casa de Yahveh os bendecimos.
    28 Tú eres mi Dios, yo te doy gracias, Dios mío, yo te exalto.
    29 ¡Dad gracias a Yahveh, porque es bueno, porque es eterno su amor!
  • Segunda lectura

    I Juan 3:1-2
    1 Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!. El mundo no nos conoce porque no le conoció a él.
    2 Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal cual es.
  • Evangelio

    Juan 10:11-18
    11 Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas.
    12 Pero el asalariado, que no es pastor, a quien no pertenecen las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye, y el lobo hace presa en ellas y las dispersa,
    13 porque es asalariado y no le importan nada las ovejas.
    14 Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas y las mías me conocen a mí,
    15 como me conoce el Padre y yo conozco a mi Padre y doy mi vida por las ovejas.
    16 También tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a ésas las tengo que conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo pastor.
    17 Por eso me ama el Padre, porque doy mi vida, para recobrarla de nuevo.
    18 Nadie me la quita; yo la doy voluntariamente. Tengo poder para darla y poder para recobrarla de nuevo; esa es la orden que he recibido de mi Padre.»

Evangelio 21 de Abril de 2018

Color: Blanco

Santos:

Lecturas del día:

    Primera opción

  • Primera lectura

    Hechos 9:31-42
    31 Las Iglesias por entonces gozaban de paz en toda Judea, Galilea y Samaria; se edificaban y progresaban en el temor del Señor y estaban llenas de la consolación del Espíritu Santo.
    32 Pedro, que andaba recorriendo todos los lugares, bajó también a visitar a los santos que habitaban en Lida.
    33 Encontró allí a un hombre llamado Eneas, tendido en una camilla desde hacía ocho años, pues estaba paralítico.
    34 Pedro le dijo: «Eneas, Jesucristo te cura; levántate y arregla tu lecho.» Y al instante se levantó.
    35 Todos los habitantes de Lida y Sarón le vieron, y se convirtieron al Señor.
    36 Había en Joppe una discípula llamada Tabitá, que quiere decir Dorcás. Era rica en buenas obras y en limosnas que hacía.
    37 Por aquellos días enfermó y murió. La lavaron y la pusieron en la estancia superior.
    38 Lida está cerca de Joppe, y los discípulos, al enterarse que Pedro estaba allí, enviaron dos hombres con este ruego: «No tardes en venir a nosotros.»
    39 Pedro partió inmediatamente con ellos. Así que llegó le hicieron subir a la estancia superior y se le presentaron todas las viudas llorando y mostrando las túnicas y los mantos que Dorcás hacía mientras estuvo con ellas.
    40 Pedro hizo salir a todos, se puso de rodillas y oró; después se volvió al cadáver y dijo: «Tabitá, levántate.» Ella abrió sus ojos y al ver a Pedro se incorporó.
    41 Pedro le dio la mano y la levantó. Llamó a los santos y a las viudas y se la presentó viva.
    42 Esto se supo por todo Joppe y muchos creyeron en el Señor.
  • Salmo responsorial

    Salmo 116:12-17
    12 ¿Cómo a Yahveh podré pagar todo el bien que me ha hecho?
    13 La copa de salvación levantaré, e invocaré el nombre de Yahveh.
    14 Cumpliré mis votos a Yahveh, ¡sí, en presencia de todo su pueblo!
    15 Mucho cuesta a los ojos de Yahveh la muerte de los que le aman.
    16 ¡Ah, Yahveh, yo soy tu siervo, tu siervo, el hijo de tu esclava, tú has soltado mis cadenas!
    17 Sacrificio te ofreceré de acción de gracias, e invocaré el nombre de Yahveh.
  • Evangelio

    Juan 6:60-69
    60 Muchos de sus discípulos, al oírle, dijeron: «Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo?»
    61 Pero sabiendo Jesús en su interior que sus discípulos murmuraban por esto, les dijo: «¿Esto os escandaliza?
    62 ¿Y cuando veáis al Hijo del hombre subir adonde estaba antes?...
    63 «El espíritu es el que da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida.
    64 «Pero hay entre vosotros algunos que no creen.» Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar.
    65 Y decía: «Por esto os he dicho que nadie puede venir a mí si no se lo concede el Padre.»
    66 Desde entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y ya no andaban con él.
    67 Jesús dijo entonces a los Doce: «¿También vosotros queréis marcharos?»
    68 Le respondió Simón Pedro: «Señor, ¿donde quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna,
    69 y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios.»
  • Segunda opción

  • Primera lectura

    Apocalipsis 3:14, 20-22
    14 Al Angel de la Iglesia de Laodicea escribe: Así habla el Amén, el Testigo fiel y veraz, el Principio de la creación de Dios.
    20 Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo.
    21 Al vencedor le concederé sentarse conmigo en mi trono, como yo también vencí y me senté con mi Padre en su trono.
    22 El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias.
  • Salmo responsorial

    Salmo 122:1-9
    1 ¡Oh, qué alegría cuando me dijeron: Vamos a la Casa de Yahveh!
    2 ¡Ya estamos, ya se posan nuestros pies en tus puertas, Jerusalén!
    3 Jerusalén, construida cual ciudad de compacta armonía,
    4 a donde suben las tribus, las tribus de Yahveh, es para Israel el motivo de dar gracias al nombre de Yahveh.
    5 Porque allí están los tronos para el juicio, los tronos de la casa de David.
    6 Pedid la paz para Jerusalén: ¡en calma estén tus tiendas,
    7 haya paz en tus muros, en tus palacios calma!
    8 Por amor de mis hermanos y de mis amigos, quiero decir: ¡La paz contigo!
    9 ¡Por amor de la Casa de Yahveh nuestro Dios, ruego por tu ventura.
  • Evangelio

    Lucas 11:9-13
    9 Yo os digo: «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá.
    10 Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
    11 ¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide un pez, en lugar de un pez le da una culebra;
    12 o, si pide un huevo, le da un escorpión?
    13 Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!»

Evangelio meditado

La cima de hoy
Santo Evangelio según San Juan 6,60-69. Sábado III de Pascua.


Por: H. José Romero, L.C. | Fuente: missionkits.org 




En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, ayúdame a verte hoy. Aumenta mi fe, esperanza y, sobre todo, mi amor por Ti. Concédeme guardar el silencio que me permitirá escucharte.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Juan 6,60-69
En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús dijeron al oír sus palabras: "Este modo de hablar es intolerable, ¿quién puede admitir eso?".
Dándose cuenta Jesús de que sus discípulos murmuraban, les dijo: "¿Esto los escandaliza? ¿Qué sería si vieran al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da la vida; la carne para nada aprovecha. Las palabras que les he dicho son espíritu y vida, y a pesar de esto, algunos de ustedes no creen". (En efecto, Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo habría de traicionar). Después añadió: "Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede".
Desde entonces, muchos de sus discípulos se echaron para atrás y ya no querían andar con él. Entonces Jesús les dijo a los Doce: "¿También ustedes quieren dejarme?" Simón Pedro le respondió: "Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios".
Palabra del Señor.


Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Hace unos años fui de paseo a la montaña con unos hermanos. La montaña era bastante boscosa y el camino, difícil; además, mis problemas de rodilla no me facilitaba la subida. Hubo un momento que me quise devolver, pero perderme la cima era algo que no quería. Llegué muy cansado pero valió la pena, pues no había estado en mejor lugar hasta entonces; aquella cima fue el mejor premio que pude tener.
Nuestro día a día se pueden relacionar con uno de estos paseos. Ser cristiano hoy en día resulta una subida bastante difícil y en algunas ocasiones parece normal querer dejar de subir, dejar de ser cristiano por unos momentos, olvidar un poco lo hermoso de la cima, olvidar un poco a Cristo y, así, descansar en el camino o devolverme. Pero Jesús me pregunta ¿También tú quieres dejarme? Una pregunta que me interpela y me hace pensar sobre lo que realmente quiero, ¿quiero ver la cima? ¿Quiero ver a Cristo?
La subida no es lo que quiere, jamás será mi objetivo. Lo que toda persona desea es ver la cima. ¿Qué mejor cima que aquella que lleva como nombre Cristo? Porque no hay nada más alto, más hermoso, más grande que la cima del amor de Cristo, un lugar donde siempre puedo descansar, un lugar donde nunca me decepcionaré.
Esta cima la puedo subir todos los días de mi vida cuando hago la opción de amar a Cristo. Y cada momento que sienta la debilidad de mis rodillas y desee regresar debo responder a la pregunta de Cristo, ¿a quién iré? Porque sólo el amor de Cristo es el lugar perfecto para mí, sólo Cristo es la cima más hermosa que puedo subir.
Ser transformados: esta es la gracia de la salud que trae Jesús. Muchas veces, cuando pensamos en esto, decimos: "pero, ¡yo no puedo!", porque comenzar una vida nueva, dejarme transformar, dejarme re-crear por Jesús es muy difícil. Isaías profetiza: "Fortaleced las manos débiles, afianzad las rodillas vacilantes. Decid a los de corazón intranquilo: ¡Ánimo, no temáis! Mirad a vuestro Dios". "Valentía" es la palabra de Dios: "Valentía, dejaros re-crear". No sanar solamente, sino re-crear: re-crear; y esa raíz amarga florecerá, florecerá con las obras de justicia; y tú serás un hombre nuevo, una mujer nueva.
(Homilía de S.S. Francisco, 5 de diciembre de 2016, en santa Marta).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hacer un acto de caridad por amor a Cristo.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

viernes, 20 de abril de 2018

Evangelio 20 de Abril de 2018

Color: Blanco

Santos:

Lecturas del día:

  • Primera lectura

    Hechos 9:1-20
    1 Entretanto Saulo, respirando todavía amenazas y muertes contra los discípulos del Señor, se presentó al Sumo Sacerdote,
    2 y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, para que si encontraba algunos seguidores del Camino, hombres o mujeres, los pudiera llevar atados a Jerusalén.
    3 Sucedió que, yendo de camino, cuando estaba cerca de Damasco, de repente le rodeó una luz venida del cielo,
    4 cayó en tierra y oyó una voz que le decía: «Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?»
    5 El respondió: «¿Quién eres, Señor?» Y él: «Yo soy Jesús, a quien tú persigues.
    6 Pero levántate, entra en la ciudad y se te dirá lo que debes hacer.»
    7 Los hombres que iban con él se habían detenido mudos de espanto; oían la voz, pero no veían a nadie.
    8 Saulo se levantó del suelo, y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía nada. Le llevaron de la mano y le hicieron entrar en Damasco.
    9 Pasó tres días sin ver, sin comer y sin beber.
    10 Había en Damasco un discípulo llamado Ananías. El Señor le dijo en una visión: «Ananías.» El respondió: «Aquí estoy, Señor.»
    11 Y el Señor: «Levántate y vete a la calle Recta y pregunta en casa de Judas por uno de Tarso llamado Saulo; mira, está en oración
    12 y ha visto que un hombre llamado Ananías entraba y le imponía las manos para devolverle la vista.»
    13 Respondió Ananías: «Señor, he oído a muchos hablar de ese hombre y de los muchos males que ha causado a tus santos en Jerusalén
    14 y que está aquí con poderes de los sumos sacerdotes para apresar a todos los que invocan tu nombre.»
    15 El Señor le contestó: «Vete, pues éste me es un instrumento de elección que lleve mi nombre ante los gentiles, los reyes y los hijos de Israel.
    16 Yo le mostraré todo lo que tendrá que padecer por mi nombre.»
    17 Fue Ananías, entró en la casa, le impuso las manos y le dijo: «Saúl, hermano, me ha enviado a ti el Señor Jesús, el que se te apareció en el camino por donde venías, para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo.»
    18 Al instante cayeron de sus ojos unas como escamas, y recobró la vista; se levantó y fue bautizado.
    19 Tomó alimento y recobró las fuerzas. Estuvo algunos días con los discípulos de Damasco,
    20 y en seguida se puso a predicar a Jesús en las sinagogas: que él era el Hijo de Dios.
  • Salmo responsorial

    Salmo 117:1-2
    1 ¡Alabad a Yahveh, todas las naciones, celebradle, pueblos todos!
    2 Porque es fuerte su amor hacia nosotros, la verdad de Yahveh dura por siempre.
  • Evangelio

    Juan 6:52-59
    52 Discutían entre sí los judíos y decían: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?»
    53 Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.
    54 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día.
    55 Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida.
    56 El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él.
    57 Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí.
    58 Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron vuestros padres, y murieron; el que coma este pan vivirá para siempre.»
    59 Esto lo dijo enseñando en la sinagoga, en Cafarnaúm.

Evangelio meditado

La verdadera comida
Santo Evangelio según San Juan 6, 52-59. Viernes III de Pascua.


Por: H. Rubén Tornero, L.C. | Fuente: missionkits.org 




En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Amado Jesús, Tú sabes todo lo que sucede en mi vida en este momento. Conoces cuáles son mis deseos más profundos, mis heridas más dolorosas, mis alegrías más hermosas; todo mi ser te es conocido. Gracias por haberme traído hasta este momento de oración.
Aumenta mi fe. Dame la gracia de saber descubrir tu voluntad. Aumenta mi confianza. Que nunca desconfíe del infinito amor que tienes por mí. Aumenta mi amor. Ayúdame a saber recibir tu amor y a ser un reflejo luminoso de tu presencia para los demás, y así ser un instrumento para la instauración de tu Reino. Amen.


Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 6, 52-59
En aquel tiempo, los judíos se pusieron a discutir entre sí: "¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?".
Jesús les dijo: "Yo les aseguro: Si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día.
Mi carne es verdadera comida y mi Sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo por él, así también el que me come vivirá por mí.


Éste es el pan que ha bajado del cielo; no es como el maná que comieron sus padres, pues murieron. El que come de este pan vivirá para siempre".
Esto lo dijo Jesús enseñando en la sinagoga de Cafarnaúm.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Muy amada alma:
Has escuchado que les dije a los judíos que mi carne es verdadera comida y mi sangre, verdadera bebida. Lo mismo te digo a ti: Ven y sáciate de mí.
Aquí estoy yo, tu Dios y creador que por tu amor se ha hecho tu pan... ¿A quién podría asustar un pan? Si yo me presentase como un Dios Todopoderoso a la manera en que el mundo lo piensa, cuyo dedo manda fulminantes rayos y cuya mirada hace a los mismos cimientos de la tierra estremecerse, me tendrías miedo y no amor; por eso vengo a ti como tu alimento, como algo necesario para ti, pero que puedes rechazar.
Para poder ser amado, he tenido que hacerme vulnerable; para ser escogido por ti, he tenido que aceptar el riesgo de ser rechazado por ti.
Hoy tantos en el mundo te ofrecen alimentos, a raudales se te ofrecen los caramelos envenenados de la lujuria, de la avaricia, de la soberbia, que no solamente no te sacian, sino que además te enferman y atentan contra tu vida y auténtica felicidad.
Ven, no tengas miedo. Aquí estoy Yo. Quiero saciar tu sed de amar y ser amado. Yo quiero ser tu alimento. ¿Puedo?
Atte. Jesús
Él aceptó la muerte para salvar a los hombres que el Padre le había entregado y que estaban muertos en la esclavitud del pecado. Jesús se hizo nuestro hermano y compartió nuestra condición hasta la muerte; con su amor rompió el yugo de la muerte y nos abrió las puertas de la vida. Con su cuerpo y su sangre nos alimenta y nos une a su amor fiel, que lleva en sí la esperanza de la victoria definitiva del bien sobre el mal, sobre el sufrimiento y sobre la muerte.
(Homilía de S.S. Francisco, 3 de noviembre de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy haré una visita a Jesús Eucaristía dándole gracias por su presencia.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

jueves, 19 de abril de 2018

Evangelio 19 de Abril de 2018

Color: Blanco

Santos:

Lecturas del día:

  • Primera lectura

    Hechos 8:26-40
    26 El Angel del Señor habló a Felipe diciendo: «Levántate y marcha hacia el mediodía por el camino que baja de Jerusalén a Gaza. Es desierto.»
    27 Se levantó y partió. Y he aquí que un etíope eunuco, alto funcionario de Candace, reina de los etíopes, que estaba a cargo de todos sus tesoros, y había venido a adorar en Jerusalén,
    28 regresaba sentado en su carro, leyendo al profeta Isaías.
    29 El Espíritu dijo a Felipe: «Acércate y ponte junto a ese carro.»
    30 Felipe corrió hasta él y le oyó leer al profeta Isaías; y le dijo: «¿Entiendes lo que vas leyendo?»
    31 El contestó: «¿Cómo lo puedo entender si nadie me hace de guía?» Y rogó a Felipe que subiese y se sentase con él.
    32 El pasaje de la Escritura que iba leyendo era éste: «Fue llevado como una oveja al matadero; y como cordero, mudo delante del que lo trasquila, así él no abre la boca.
    33 En su humillación le fue negada la justicia; ¿quién podrá contar su descendencia? Porque su vida fue arrancada de la tierra.»
    34 El eunuco preguntó a Felipe: «Te ruego me digas de quién dice esto el profeta: ¿de sí mismo o de otro?»
    35 Felipe entonces, partiendo de este texto de la Escritura, se puso a anunciarle la Buena Nueva de Jesús.
    36 Siguiendo el camino llegaron a un sitio donde había agua. El eunuco dijo: «Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado?»
    38 Y mandó detener el carro. Bajaron ambos al agua, Felipe y el eunuco; y lo bautizó,
    39 y en saliendo del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe y ya no le vio más el eunuco, que siguió gozoso su camino.
    40 Felipe se encontró en Azoto y recorría evangelizando todas las ciudades hasta llegar a Cesarea.
  • Salmo responsorial

    Salmo 66:8-9, 16-17, 20
    8 Pueblos, bendecid a nuestro Dios, haced que se oiga la voz de su alabanza,
    9 él, que devuelve nuestra alma a la vida, y no deja que vacilen nuestros pies.
    16 Venid a oír y os contaré, vosotros todos los que teméis a Dios, lo que él ha hecho por mí.
    17 A él gritó mi boca, la alabanza ya en mi lengua.
    20 ¡Bendito sea Dios, que no ha rechazado mi oración ni su amor me ha retirado!
  • Evangelio

    Juan 6:44-51
    44 «Nadie puede venir a mí, si el Padre que me ha enviado no lo atrae; y yo le resucitaré el último día.
    45 Está escrito en los profetas: Serán todos enseñados por Dios. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí.
    46 No es que alguien haya visto al Padre; sino aquel que ha venido de Dios, ése ha visto al Padre.
    47 En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna.
    48 Yo soy el pan de la vida.
    49 Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron;
    50 este es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera.
    51 Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo.»

Evangelio meditado

Creer en Dios es creer en el amor
Santo Evangelio según San Juan 6, 44-51. Jueves III de Pascua.


Por: H. Adrián Olvera, L.C. | Fuente: missionkits.org 




En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, creo pero aumenta mi fe.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Juan 6, 44-51
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: ¨Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre, que me ha enviado; y a ése yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: Todos serán discípulos de Dios. Todo aquel que escucha al Padre y aprende de él, se acerca a mí. No es que alguien haya visto al Padre, fuera de aquél que procede de Dios. Ese sí ha visto al Padre.
Yo les aseguro: el que cree en mí, tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Sus padres comieron el maná en el desierto y sin embargo, murieron. Este es el pan que ha bajado del cielo para que, quien lo coma, no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre, y el pan que yo les voy a dar es mi carne para que el mundo tenga vida¨.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio


¿Qué significa creer?¿Qué significa creer en Dios?¿Qué implica decir "yo creo en Dios"?
Jesús se presenta como el pan de vida, es decir, como el pan que sacia en plenitud el hambre de amor, de felicidad, de eternidad.
Se presenta como luz que ilumina el sendero de la vida. Se presenta como la vida verdadera; como una promesa que tiene su cumplimiento en el presente.
Jesús se presenta como un Dios que está vivo. Él sabe que somos hombres y, como hombres que somos, quiere saciar nuestra necesidad. Sabe que necesitamos un Dios concreto, un Dios que podamos ver y tocar pues comprende que no somos sólo espíritu y, por ello, no solamente se da, sino que se entrega en totalidad hoy en la Eucaristía.
Es verdad que sigue velado por el misterio y necesitamos fe pero, Él continúa estando..., ahí, callado, sencillo. Es Dios que hoy sigue repitiendo: "El que crea en mí, ése tendrá vida eterna."
Por tanto, creer en Dios significa creer en alguien que está vivo, aquí presente, que no simplemente conoce mis necesidades más profundas y más particulares, sino que también quiere dar a ellas una respuesta.
Creer en Dios significa creer que sí existe alguien en quien puedo encontrar lo que mi corazón necesita. Creer en Dios es creer en el amor.
La fe que profesamos en la resurrección nos lleva a ser hombres de esperanza y no de desesperación, hombres de la vida y no de la muerte, porque nos consuela la promesa de la vida eterna enraizada en la unión con Cristo resucitado.
Esta esperanza, que la Palabra de Dios reaviva en nosotros, nos ayuda a tener una actitud de confianza frente a la muerte: en efecto, Jesús nos ha mostrado que esta no es la última palabra, sino que el amor misericordioso del Padre nos transfigura y nos hace vivir en comunión eterna con Él. Una característica fundamental del cristiano es el sentido de la espera palpitante del encuentro final con Dios.
(Homilía de S.S. Francisco, 3 de noviembre de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Buscaré a lo largo de mi día hacer una visita a la Eucaristía.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.