sábado, 28 de febrero de 2015

Evangelio 28 de Febrero de 2015

  • Primera Lectura: Deuteronomio 26,16-19
    "Serás el pueblo santo del Señor"
    Moisés habló al pueblo, diciendo: "Hoy te manda el Señor, tu Dios, que cumplas estos mandatos y decretos. Guárdalos y cúmplelos con todo el corazón y con toda el alma. Hoy te has comprometido a aceptar lo que el Señor te propone: Que él será tu Dios, que tú irás por sus caminos, guardarás sus mandatos, preceptos y decretos, y escucharás su voz. Hoy se compromete el Señor a aceptar lo que tú le propones: Que serás su propio pueblo, como te prometió, que guardarás todos sus preceptos, que él te elevará en gloria, nombre y esplendor, por encima de todas las naciones que ha hecho, y que serás el pueblo santo del Señor, como ha dicho."
  • Salmo Responsorial: 118
    "Dichoso el que camina en la voluntad del Señor."
    Dichoso el que, con vida intachable, / camina en la voluntad del Señor; / dichoso el que, guardando sus preceptos, / lo busca de todo corazón. R. Tú promulgas tus decretos / para que se observen exactamente. / Ojalá esté firme mi camino, / para cumplir tus consignas. R. Te alabaré con sincero corazón / cuando aprenda tus justos mandamientos. / Quiero guardar tus leyes exactamente, / tú, no me abandones. R.
  • Evangelio: Mateo 5,43-48
    "Sed perfectos como vuestro Padre celestial"
    En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Habéis oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo" y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto."

Un tiempo para consolidar la fe y la vida cristiana

Cuaresma: un tiempo para que la celebración central de la Pascua nos encuentre un poco más cristianos


Por: J. Lligadas | Fuente: mercaba.org




Desde luego las cosas han cambiado. Las abstinencias de los viernes, por ejemplo, resultan a menudo poco significativas. Y los pequeños o grandes sacrificios no tienen muy buena prensa, y además no se sabe exactamente para qué sirven y si tienen suficiente sentido.

Pero a pesar de que las cosas hayan cambiado, las palabras que se nos dirán durante los días de Cuaresma seguirán siendo llamadas a hacer de este tiempo un tiempo "especial", un tiempo con entidad propia. Un tiempo para consolidar la fe y la vida cristiana, un tiempo para que la celebración central de la Pascua nos encuentre un poco más cristianos.

Habrá que plantearse, por tanto, qué debemos hacer en este tiempo de Cuaresma, cómo debemos vivirlo.


El sentido de este tiempo

La Cuaresma es el tiempo de preparación de la Pascua. En su origen, lo que lo caracterizaba de modo peculiar era el hecho de ser el tiempo de preparación más directa e inmediata de los que querían recibir el bautismo, que se celebraba en la Vigilia pascual.

Asimismo, era el tiempo en que los pecadores -los que habían actuado rompiendo de forma decisiva la comunión con Dios y la Iglesia- hacían penitencia para ser reconciliados el Jueves Santo y poder celebrar de nuevo la Pascua con toda la comunidad. Nosotros, ni tenemos que bautizarnos ni -probablemente- somos pecadores que hayamos roto decisivamente la comunión con Dios y la Iglesia. Pero sin embargo el sentido de nuestra Cuaresma no debería estar muy lejos del que tenía para los que se preparaban para el bautismo o la reconciliación.

Porque sin duda es importante que, durante un tiempo concreto del año, nos digamos a nosotros mismos: "Yo fui bautizado, yo llevo en mí la marca de Jesús, yo estoy sumergido en su vida nueva. Todo eso, ¿se nota realmente? ¿no debería notarse más? ¿en qué podría notarse más?". Y decirnos también: "Desde luego mi vida no está exenta de infidelidades. ¿Soy consciente de ello? ¿Soy capaz de ponerme ante Dios y pedir perdón?" La Cuaresma es el tiempo de preparación para la Pascua. Durante los días de la muerte y la resurrección de Jesús, y durante la cincuentena que les sigue, fijaremos nuestros ojos en el camino nuevo que Jesús nos ha abierto con su fidelidad, y daremos gracias. Pero para que ello sea auténtico y verdadero, por nuestra parte, por parte de nuestro modo de vivir, deberemos llegar a la celebración pascual habiendo reforzado el seguimiento de este camino nuevo: habiendo renovado la fe y el compromiso de nuestro bautismo, y habiendo caminado hacia la reconciliación con Dios. A eso nos invita la Cuaresma. Sin pretender en la mayoría de los casos grandes cambios espectaculares en nuestra vida -¡bastante conocemos nuestras limitaciones!-, pero sí esforzándonos para que este tiempo no pase como si nada.


¿Cómo hacerlo? 

Se trata de consolidar la fe y la vida cristiana, de darle impulso. Eso puede parecer quizá muy general pero conviene recordarlo. Debemos decirnos a nosotros mismos que somos cristianos, que queremos serlo más, y que creemos firmemente que Jesucristo ha abierto en medio de nuestra historia el único camino que es absolutamente valioso. Y debemos mirar nuestra vida, hacer examen de conciencia, descubrir con limpieza de corazón qué nuevos pasos podríamos quizá dar.

Es necesario, asimismo, que los sacerdotes y demás responsables de las comunidades sepan ofrecer elementos que ayuden a esa consolidación e impulso. Por ahí debe andar la predicación de los domingos, por ahí deben ir los actos extraordinarios que acostumbran a organizarse en este tiempo (sea de forma global o acercándose a algún aspecto concreto).

Pero puede haber también algo más: algunas actuaciones peculiares que nos indiquen que nos encontramos en un tiempo peculiar. Lo que antes era la abstinencia o la no asistencia a espectáculos.

Tradicionalmente, y en el mismo evangelio, se señalan tres actuaciones concretas: la limosna, la oración y el ayuno. El Miércoles de Ceniza leemos precisamente el fragmento del evangelio de Mateo (6,1-18) en el que Jesús habla de las tres. Valora esas prácticas, pero señala también el sentido que deben tener para que sean valiosas: no debe ser algo que se hace porque toca o para quedar tranquilo, sino que tiene que salir de dentro, tiene que ser la expresión del deseo de renovar la fe y la vida cristiana.


¿Qué significa, ahora, la limosna, la oración y el ayuno? ¿Cómo pueden vivirse cuando estamos ya en el siglo XXI?


- La limosna

La limosna es dar dinero a los que pasan necesidad.

Lo cual sigue teniendo actualmente -y más aún en momentos de crisis económica- todo su valor. Si bien la mendicidad de la calle provoca normalmente desconfianza, en cambio sí que hay que plantearse seriamente, con motivo de la Cuaresma, nuestra propia aportación a las acciones de servicio a los necesitados: Cáritas, Tercer mundo, o cualquier otra. Teniendo en cuenta que, si es verdad que todos sufrimos las consecuencias de la crisis, también lo es que unos las sufren mucho más que otros...

La limosna tiene también otro nivel: la limosna de tiempo. Es decir, el dar una parte del propio tiempo como servicio para alguien que lo necesite: sea ayudando a una persona que vive sola, o visitando a un enfermo o a través de alguna institución que pida voluntariado. Y también, ayudando en campañas de sensibilización y otras actividades semejantes. Finalmente, está también un tercer nivel: el que se refiere a las causas de la pobreza y de la desigualdad social. Limosna será también trabajar para que esta sociedad y este sistema cambien, de modo que no aumente cada vez más la separación entre los que tienen y los que no tienen. Lo que significa plantearse y actuar en la organización económica, social, política. Por lo menos, si no hay otras posibilidades, permaneciendo atentos, informados, sensibilizados ante el tema.


- La oración

La oración, el espacio de silencio ante Dios, es un elemento decisivo para reforzar por dentro la fe y la vida cristiana. Habría que buscar, en esta Cuaresma, momentos para hacer presente ante el Señor nuestras ansias y esperanzas de cada día, nuestra petición de ayuda y de perdón, nuestro deseo de fidelidad al Evangelio. Dependerá de las posibilidades de tiempo y de tranquilidad de cada uno, pero en cualquier caso habría que esforzarse por encontrar esos espacios.

Otra forma muy útil de oración consiste en la lectura de los evangelios, o de los salmos. Eso también dependerá, claro está, de las posibilidades de cada uno. Pero, por ejemplo, uno podría proponerse leer durante esta Cuaresma el evangelio de Marcos: se trata de un texto fácil de leer, ágil y vivo, y constituye un buen acercamiento a la persona de Jesús.

Finalmente, otro buen propósito para este tiempo sería la participación en la Eucaristía diaria (todos los días o algunos).


- El ayuno

Este apartado es sin duda el más complicado de los tres. Para muchos, resulta difícil encontrar qué sentido tiene privarse de cosas -de comida, de ir al cine, o de lo que sea- simplemente por motivos religiosos, "para agradar a Dios" o para pedir su benevolencia hacia nosotros.

Sin embargo, no sería ningún progreso, ni humanamente ni cristianamente, abandonar sin más la práctica de la privación voluntaria. Porque vivimos en una civilización que funciona teniendo como ídolo el consumo, la facilidad y el confort, y que como consecuencia anula la capacidad humana de esfuerzo, de creatividad, de búsqueda. De modo que resulta especialmente importante combatir ese ídolo, para que los hombre podamos seguir siendo hombres, y para que los cristianos podamos seguir siendo cristianos. Es decir, para que podamos seguir afirmando que los valores más importantes no son el tener y el ir tirando, sino el caminar, el ser persona, el amar. Para que podamos seguir diciendo, en definitiva, que el valor más importante es Dios.

El combate contra ese ídolo se realiza por medio de la privación voluntaria: diciendo que me niego a consumir todo lo que esta civilización me ofrece y para ello me privo, por ejemplo, de un rato fácil ante el televisor, o me privo de comprarme ese vestido, o me privo de aquella comida.

Y ello, en primer lugar, como signo y recuerdo del valor más alto que me sostiene, que es Dios (y por eso, el ayuno que tradicionalmente la Iglesia observó con mayor fuerza y que ahora convendría recuperar, es el que se celebra en expectación de la mayor revelación de Dios, la Pascua de Jesucristo: el ayuno que va desde la celebración del Viernes a la Vigilia pascual). Luego, como protesta personal contra la absolutización del consumo y de la facilidad. Finalmente, como forma de cultivar los valores que deben fundamentar mi vida, sea teniendo más tiempo para orar o para leer o para hablar con los de casa, sea dedicando el dinero que no gasto a alguna causa de servicio a los demás.

Especial de Cuaresma

viernes, 27 de febrero de 2015

Evangelio 27 de Febrero de 2015

  • Primera Lectura: Ezequiel 18,21-28
    "¿Acaso quiero yo la muerte del malvado, y no que se convierta de su conducta y que viva?"
    Así dice el Señor Dios: "Si el malvado se convierte de los pecados cometidos y guarda mis preceptos, practica el derecho y la justicia, ciertamente vivirá y no morirá. No se le tendrán en cuenta los delitos que cometió, por la justicia que hizo, vivirá. ¿Acaso quiero yo la muerte del malvado -oráculo del Señor-, y no que se convierta de su conducta y que viva? Si el justo se aparta de su justicia y comete maldad, imitando las abominaciones del malvado, ¿vivirá acaso?; no se tendrá en cuenta la justicia que hizo: por la iniquidad que perpetró y por el pecado que cometió, morirá. Comentáis: "No es justo el proceder del Señor." Escuchad, casa de Israel: ¿Es injusto mi proceder?, ¿o no es vuestro proceder el que es injusto? Cuando el justo se aparta de su justicia, comete la maldad y muere, muere por la maldad que cometió. Y cuando el malvado se convierte de la maldad que hizo y practica el derecho y la justicia, él mismo salva su vida. Si recapacita y se convierte de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y no morirá."
  • Salmo Responsorial: 129
    "Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir?"
    Desde lo hondo a ti grito, Señor; / Señor, escucha mi voz; / estén tus oídos atentos / a la voz de mi súplica. R. Si llevas cuenta de los delitos, Señor, / ¿quién podrá resistir? / Pero de ti procede el perdón, / y así infundes respeto. R. Mi alma espera en el Señor, / espera en su palabra; / mi alma aguarda al Señor, / más que el centinela la aurora. / Aguarde Israel al Señor, / como el centinela la aurora. R. Porque del Señor viene la misericordia, / la redención copiosa; / y él redimirá a Israel / de todos sus delitos. R.
  • Evangelio: Mateo 5,20-26
    "Vete primero a reconciliarte con tu hermano"
    En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Si no sois mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No matarás", y el que mate será procesado. Pero yo os digo: Todo el que esté peleado con su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano "imbécil", tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama "renegado", merece la condena del fuego. Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Con el que te pone pleito, procura arreglarte en seguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último cuarto."

Evangelio meditado

Ante todo la caridad
Cuaresma y Semana Santa
Mateo 5, 20-26. Cuaresma. Nuestra vida debe ser vivida como un obsequio de amor a cada uno de los que tratan con nosotros.


Por: Aníbal Espino | Fuente: Catholic.net



Del santo Evangelio según san Mateo, Mt 5, 20-26
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Les aseguro que si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, ciertamente no entrarán en el Reino de los cielos. Han oído ustedes que dijo a los antiguos: No matarás y el que mate será llevado ante el tribunal. Pero yo les digo: Todo el que se enoje con su hermano, será llevado también ante el tribunal; el que insulte a su hermano, será llevado al tribunal supremo, y el que lo desprecie, será llevado al fuego del lugar de castigo. Por lo tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda junto al altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano, y vuelve luego a presentar tu ofrenda. Arréglate pronto con tu adversario, mientras vas con él por el camino; no sea que te entregue al juez, el juez a la policía y te metan a la cárcel. Te aseguro que no saldrás de ahí hasta que no hayas pagado el último centavo». 

Oración introductoria
¡Dios mío! Tú me amaste hasta el extremo, muriendo y entregándote por mí. Todo esto porque me amas, y porque me amas como nadie en el mundo, quieres que ame, y que ame a todos por igual, quieres que viva la verdadera caridad, porque quien dice amarte y no ama a su prójimo es un mentiroso. Señor, te quiero amar y quiero amar a todos en ti.

Petición
Señor, ¡qué te ame y en ti ame a todos mis hermanos!

Meditación del Papa Francisco
Jesús propone a quien lo sigue la perfección del amor: un amor cuya única medida es la de no tener medida: de ir más allá de cualquier cálculo. El amor al prójimo es una actitud de tal manera frontal que Jesús llega a afirmar que nuestra relación con Dios no puede ser sincera si no queremos entablar paz con nuestro prójimo.
Y dice así: “Si por lo tanto si presentas tu ofrenda al altar y allí te recuerdas que tu hermano tiene algo en contra de ti, deja allí tu don delante del altar, y ve antes a reconciliarte con tu hermano”. Por ello estamos llamados a reconciliarnos con nuestros hermanos antes de manifestar nuestra devoción al Señor con la oración.
De todo esto se entiende que Jesús no da importancia simplemente a la observancia de la disciplina y de la conducta exterior. Él va a la raíz de la Ley, apuntando sobre todo en la intención y por lo tanto al corazón del hombre, desde donde nacen todas nuestras acciones, buenas o malvadas.
Para obtener comportamientos buenos y honestos no son suficientes las normas jurídicas, sino que es necesario tener motivaciones profundas, expresión de una sabiduría escondida: la sabiduría de Dios, que puede ser acogida gracias al Espíritu Santo. Y nosotros a través de la fe en Cristo podemos abrirnos a la acción del Espíritu, que nos vuelve capaces de vivir el amor Divino.» (Ángelus de S.S. Francisco, 16 de febrero de 2014).
Reflexión
El amor es donación. Pero no es una donación a una cosa sino a una persona. No es una donación aparente sino real que se vive en la entrega total al Amado, el cual gusta asemejarse con cada una de sus hijos. Nuestra vida debe ser vivida como un obsequio de amor a cada uno de los que tratan con nosotros, y el mayor obsequio siempre será el mensaje de Cristo.

Propósito
Haré un acto de caridad y no se lo contaré a nadie para agradar más a Jesús, y decirle por medio de mis obras que lo amo.

Diálogo con Cristo
¡Jesús! No quiero gastar mi vida sin amar, quiero que toda ella sea una fogata de amor que no se extinga jamás, y sé que la mejor manera de hacerlo es nunca de dejar de entregarme, pero es tan difícil, concédeme la gracia para poder hacerlo. Quiero dulcificarte la vida, dulcificando la de mis hermanos. ¡Jesús! Qué te ame tanto que no pueda dejar de amarte, y una vez amándote no pueda separarme de ti.


"El programa del cristiano, aprendido de la enseñanza de Jesús, es un «corazón que ve» dónde se necesita amor y actúa en consecuencia". Benedicto XVI, Angelus 11 de julio de 2010

jueves, 26 de febrero de 2015

Evangelio 26 de Febrero de 2015

  • Primera Lectura: Ester 14,1.3-5.12-14
    "No tengo otro auxilio fuera de ti, Señor"
    En aquellos días, la reina Ester, temiendo el peligro inminente, acudió al Señor y rezó así al Señor, Dios de Israel: "Señor mío, único rey nuestro. Protégeme, que estoy sola y no tengo otro defensor fuera de ti, pues yo misma me he expuesto al peligro. Desde mi infancia oí, en el seno de mi familia, cómo tú, Señor, escogiste a Israel entre las naciones, a nuestros padres entre todos sus antepasados, para ser tu heredad perpetua; y les cumpliste lo que habías prometido. Atiende, Señor, muéstrate a nosotros en la tribulación, y dame valor, Señor, rey de los dioses y señor de poderosos. Pon en mi boca un discurso acertado cuando tenga que hablar al león; haz que cambie y aborrezca a nuestro enemigo, para que perezca con todos sus cómplices. A nosotros, líbranos con tu mano; y a mí, que no tengo otro auxilio fuera de ti, protégeme tú, Señor, que lo sabes todo."
  • Salmo Responsorial: 137
    "Cuando te invoqué, me escuchaste, Señor."
    Te doy gracias, Señor, de todo corazón; / delante de los ángeles tañeré para ti, / me postraré hacia tu santuario. R. Daré gracias a tu nombre, / por tu misericordia y tu lealtad; / cuando te invoqué, me escuchaste, / acreciste el valor en mi alma. R. Tu derecha me salva. / El Señor completará sus favores conmigo: / Señor, tu misericordia es eterna, / no abandones la obra de tus manos. R.
  • Evangelio: Mateo 7,7-12
    "Quien pide recibe"
    En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre. Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le va a dar una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre del cielo dará cosas buenas a los que le piden! En resumen: Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la Ley y los profetas."

Evangelio meditado

Todo el que pide, recibe
Cuaresma y Semana Santa
Mateo 7, 7-12. Cuaresma. Tú sabes mejor que nadie lo que necesito. Conoces lo que me llevará a ser feliz y lo que me acercará a Ti.


Por: César Fernández | Fuente: Catholic.net



Lectura del santo Evangelio según san Mateo 7, 7-12
En aquel tiempo dijo Jesús: «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿O hay acaso alguno entre vosotros que al hijo que le pide pan le dé una piedra; o si le pide un pez, le dé una culebra? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan! «Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos esta es la Ley y los Profetas».

Oración introductoria
Dios mío, hazme comprender que Tú me escuchas siempre, que vas a mi lado y estás dispuesto a ayudarme en cualquier momento. Que nunca olvide cuanto me amas. Gracias por escucharme en cada momento, hazme consciente de la eficacia de la oración en mi vida, y que no olvide que siempre me escuchas.

Petición
Señor, enséñame a pedir lo que necesito para acercarme más a Ti.

Meditación del Papa Francisco
Jesús da un paso adelante y habla del Padre: '¿Qué padre entre vosotros, si un hijo le pide un pez, la dará una serpiente en lugar del pez? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?... 'Si vosotros que sois malos sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo!'. Por tanto no sólo el amigo que nos acompaña en el camino de la vida nos ayuda y nos da lo que nosotros pedimos: también el Padre del cielo que nos ama tanto y del cual Jesús ha dicho que se preocupa por dar de comer a los pájaros del campo. Jesús quiere despertar la confianza en la oración y dice:Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá. Porque quien pide recibe, quien busca encuentra, y a quien llama se le abre. Esta es la oración: pedir, buscar cómo llamar al corazón de Dios. Y el Padre dará el Espíritu Santo al que se lo pide.
Este es el don, este es el 'extra' de Dios. Dios nunca te da un regalo, una cosa que le pides así, sin envolverlo bien, sin algo más que lo haga más bonito. Y lo que el Señor, el Padre nos da 'aún más' es el Espíritu: el verdadero don del Padre es aquel que la oración no osa esperar. Yo pido esta gracia; pido esto, llama y rezo mucho... Solamente espero que me dé esto. Y Él que es Padre, me da eso y más: el don, el Espíritu Santo. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 9 de octubre de 2014, en Santa Marta).
Reflexión 
La eficacia de la oración no radica en la cantidad de peticiones que hacemos, sino que se concentra en la confianza en Dios. Podemos pedir mucho, pero no pedir lo que verdaderamente necesitamos. Dios nos concede aquellas gracias que necesitamos y que nos llevarán a ser felices, pero depende de nosotros el aceptarlas confiados en la gracia divina. Dios como Padre amoroso nunca nos dará algo que nos hará daño, buscará los medios para acercarnos a Él, para hacernos felices.

Propósito
Hoy elevaré una oración a Dios, encomendando la intención de aquella persona con la que trabajo o convivo la mayor parte del día.

Diálogo con Cristo
Jesús, muchas gracias por escucharme. Porque no me impides llamarte en cualquier momento y siempre estás atento a mis necesidades. Tú sabes mejor que nadie lo que necesito en este día. Conoces lo que me llevará a ser feliz y lo que me acercará a Ti. Concédeme que en este día pueda pedir no lo que me conviene, sino lo que más necesito y dame la gracia de hacerlo con una confianza total en ti.

“Cuando un hombre ora, se coloca ante Dios, ante un Tú, un Tú divino, y comprende al mismo tiempo la íntima verdad de su propio yo: Tú divino, yo humano, ser personal creado a imagen de Dios". Juan Pablo II

miércoles, 25 de febrero de 2015

Evangelio 25 de Febrero de 2015

  • Primera Lectura: Jonás 3,1-10
    "Los ninivitas se convirtieron de su mala vida"
    Vino la palabra del Señor sobre Jonás: "Levántate y vete a Nínive, la gran ciudad, y predícale el mensaje que te digo." Se levantó Jonás y fue a Nínive, como mandó el Señor. Nínive era una gran ciudad, tres días hacían falta para recorrerla. Comenzó Jonás a entrar por la ciudad y caminó durante un día, proclamando: "¡Dentro de cuarenta días Nínive será destruida!" Creyeron en Dios los ninivitas; proclamaron el ayuno y se vistieron de saco, grandes y pequeños. Llegó el mensaje al rey de Nínive; se levantó del trono, dejó el manto, se cubrió de saco, se sentó en el polvo y mandó al heraldo a proclamar en su nombre a Nínive: "Hombres y animales, vacas y ovejas, no prueben bocado, no pasten ni beban; vístanse de saco hombres y animales; invoquen fervientemente a Dios, que se convierta cada cual de su mala vida y de la violencia de sus manos; quizá se arrepienta, se compadezca Dios, quizá cese el incendio de su ira, y no pereceremos." Y vio Dios sus obras, su conversión de la mala vida; se compadeció y se arrepintió Dios de la catástrofe con que había amenazado a Nínive, y no la ejecutó.
  • Salmo Responsorial: 50
    "Un corazón quebrantado y humillado, tú, Dios mío, no lo desprecias."
    Misericordia, Dios mío, por tu bondad, / por tu inmensa compasión borra mi culpa; / lava del todo mi delito, / limpia mi pecado. R. Oh Dios, crea en mí un corazón puro, / renuévame por dentro con espíritu firme; / no me arrojes lejos de tu rostro, / no me quites tu santo espíritu. R. Los sacrificios no te satisfacen: / si te ofreciera un holocausto, no lo querrías. / Mi sacrificio es un espíritu quebrantado; / un corazón quebrantado y humillado, / tú no lo desprecias. R.
  • Evangelio: Lucas 11,29-32
    "A esta generación no se le dará más signo que el signo de Jonás"
    En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles: "Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación. Cuando sean juzgados los hombres de esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que los condenen; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón. Cuando sea juzgada esta generación, los hombres de Nínive se alzarán y harán que los condenen; porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás."

El origen de la vida

Mientras la vida corre frenéticamente y nos lleva, a nuestro lado miles y millones de vidas también hacen la carrera con nosotros


Por: P. Fernando Pascual | Fuente: Catholic.net




El hombre es curioso por naturaleza. Queremos saber, no sólo cuando somos niños, sino también cuando las canas van cubriendo nuestras cabezas. Uno de los temas que más nos apasiona es descubrir el origen de la vida.

¿Por qué surgió la vida? Las teorías son muchas. Para algunos, todo se debe a la casualidad. Se juntaron unas estructuras con otras, un rayo de sol calentó la mezcla y... “¡milagro!” Perdón, “¡casualidad!” Apareció una cadena compleja, que, con el pasar de los meses, años, milenios, y otros rayos y “casualidades”, permitió la aparición de los primeros organismos precelulares. Y un día la tierra se estremeció de emoción, cuando la primera célula empezó a navegar en un mar de energía y de fuerzas cósmicas...

Otros creen que detrás del origen de la vida hay un diseño, un plan, un proyecto. Desde luego, si se habla de un proyecto, alguno tuvo que haber establecido el plan de fabricación. ¿A quién se le pudo ocurrir poner vida en la tierra? Y, si alguien de fuera inició está aventura que nos sorprende todos los días, ¿por qué lo hizo?

Muchos ya estarán pensando que ese ser proyectista es Dios, y que organizó el mundo por amor. Algunos quizá digan que la vida inició en la tierra gracias a algún extraterrestre, es decir, gracias a algún ser sumamente inteligente que se puso a jugar con los elementos de la tierra, puso la vida en marcha y nos dejó aquí, con todo el “jaleo” montado (al menos en sus inicios...). Pero entonces, con esta hipótesis, lo único que hacemos es posponer la pregunta: ¿quién “hizo” al extraterrestre? Otra vez se asoma el nombre de Dios como respuesta.

Otros renuncian a buscar, es decir, dejan la curiosidad para mejores momentos. De este modo prescinden de una parte importante de sí mismos, ese deseo de saber que inquieta a cada uno cuando las estrellas aparecen sobre nuestras cabezas o cuando una abeja llena las cestillas de sus patas con un buen cargamento de polen... La verdad es que no tiene mucho sentido nacer, llorar, comer, jugar, pisar las flores y perseguir palomas si no comprendemos exactamente qué es eso de la vida y por qué vivimos y morimos en un planeta que gira sin cansarse y en el que cabemos millones y millones de animales y plantas, hombres y bacterias, tiburones y cangrejos...

Otros quizá todavía no han empezado a ponerse la pregunta. Desde que nacieron todo era claro. Había que comer deprisa, estudiar rápido, jugar, jugar y jugar, y luego... ¿Luego? Buscar un trabajo, casarse, tener hijos, jubilarse, tener nietos, y... ¿y después qué?

Mientras la vida corre frenéticamente y nos lleva, nos arrastra, casi sin quererlo, a nuestro lado miles y millones de vidas también hacen la carrera con nosotros. Virus y amebas, serpientes y coyotes, niños con el estómago vacío y niños que necesitan hacer dieta de adelgazamiento. Miles de realidades pasean ante nuestros ojos, casi con tal velocidad que apenas sí podemos enterarnos de lo que está ocurriendo. Cuando creíamos haber comprendido una parte del misterio de la vida, llegará quizá el momento de la muerte y nos tocará volar allá donde los ángeles no tienen relojes y donde los hombres ya no saben lo que es odio.

Nos llena de asombro el poder vivir unos días, meses o años en este planeta de tantas sorpresas y misterios. Es más curioso que algunos vivan convencidos de que lo saben ya todo, cuando ni siquiera podemos comprender bien por qué ruge, de vez en cuando, nuestro estómago.

Así, mientras el mundo corre hacia la globalización, mientras la ciencia crece en sus descubrimientos, y mientras los políticos deciden cómo incrementar las fuentes de energía, una niña de 14 meses contempla un pétalo de geranio en el suelo y nos mira con los ojos sonrientes. Nos dice, con sus ojos limpios, que acaba de descubrir la cosa más hermosa del planeta.

La vida es un misterio. Cuando se corran los telones tras la muerte, entenderemos un poco lo que pasó. Quizá sólo entonces despertemos. Y el abrazo de un Dios bueno será el premio de los que aquí descubrieron las huellas dactilares de sus manos en cada uno de los vivientes y, de un modo muy especial, en cada hombre y mujer que ahora vive, llora, ama y sufre a nuestro lado...

martes, 24 de febrero de 2015

Evangelio 24 de Febrero de 2015

  • Primera Lectura: Isaías 55,10-11
    "Mi palabra hará mi voluntad"
    Así dice el Señor: "Como bajan la lluvia y la nieve del cielo, y no vuelven allá sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra, que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará mi voluntad y cumplirá mi encargo."
  • Salmo Responsorial: 33
    "El Señor libra de sus angustias a los justos."
    Proclamad conmigo la grandeza del Señor, / ensalcemos juntos su nombre. / Yo consulté al Señor, y me respondió, / me libró de todas mis ansias. R. Contempladlo, y quedaréis radiantes, / vuestro rostro no se avergonzará. / Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha / y lo salva de sus angustias. R. Los ojos del Señor miran a los justos, / sus oídos escuchan sus gritos; / pero el Señor se enfrenta con los malhechores, / para borrar de la tierra su memoria. R. Cuando uno grita, el Señor lo escucha / y lo libra de sus angustias; / el Señor está cerca de los atribulados, / salva a los abatidos. R.
  • Evangelio: Mateo 6,7-15
    "Vosotros rezad así"
    En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis. Vosotros rezad así: "Padre nuestro del cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy el pan nuestro de cada día, perdónanos nuestras ofensas, pues nosotros hemos perdonado a los que nos han ofendido, no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del Maligno." Porque si perdonáis a los demás sus culpas, también vuestro Padre del cielo os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras culpas."

Evangelio meditado

Ustedes oren como les digo
Cuaresma y Semana Santa
Mateo 6,7-15. Cuaresma. Estar en presencia de Dios, haciendo propias, en la mente y en el corazón, las expresiones del «Padre Nuestro»,


Por: Juan Pablo López | Fuente: Catholic.net



Del santo Evangelio según san Mateo 6,7-15
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: Cuando ustedes hagan oración no hablen mucho, como los paganos, que se imaginan que a fuerza de mucho hablar, serán escuchados. No los imiten, porque el Padre sabe lo que les hace falta, antes de que se lo pidan. Ustedes, pues, oren así: «Padre Nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga tu Reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en tentación y líbranos del mal.» Si ustedes perdonan las faltas a los hombres, también a ustedes los perdonará el Padre celestial. Pero si ustedes no perdonan a los hombres, tampoco el Padre les perdonará a ustedes sus faltas.

Oración introductoria
Padre Bueno, que siempre estás a mi lado, te ofrezco esta meditación por los que viven más alejados de Ti, para les muestres tu mano amorosa. Permíteme ver en todo momento tu mano paternal, que ella me lleve a buscar en todo momento tu Voluntad y aceptarla con amor; crea en mí un corazón misericordioso como el tuyo, que me permita perdonar a todo el que me ofenda, asemejándome así más a Ti. Y no permitas que jamás me separe de Ti, sino que día a día mi amor a Ti crezca un poco más.

Petición
Jesús manso y humilde de corazón; haz mi corazón semejante al tuyo.

Meditación del Papa Francisco
Y yo os pregunto: vuestros hijos, vuestros niños, ¿saben hacerse el signo de la cruz? Pensad: ¿vuestros nietos saben hacerse el signo de la cruz? ¿Les habéis enseñado a hacerlo? Pensadlo y contestad en vuestro corazón. ¿Saben rezar el Padrenuestro? ¿Saben rezar a la Virgen con el Avemaría? Pensadlo y respondeos a vosotros mismos. ¡Este acostumbrarnos a comportamientos no cristianos y cómodos nos narcotiza el corazón!
La Cuaresma llega a nosotros como un tiempo providencial para cambiar de rumbo, para recuperar la capacidad de reaccionar frente a la realidad del mal que siempre nos desafía. La Cuaresma se vive como un tiempo de conversión, de renovación personal y comunitaria mediante el acercamiento a Dios y la adhesión confiada al Evangelio. De este modo nos permite mirar con ojos nuevos a los hermanos y a sus necesidades. Por esto la Cuaresma es un momento favorable para convertirse al amor a Dios y al prójimo; un amor que sepa hacer propio la actitud de gratuidad y de misericordia del Señor. (Audiencia de S.S. Francisco, 5 de marzo de 2014).
Reflexión 
El Padrenuestro, nos enseña, que a Dios hay que dirigirnos como hijos. Un hijo ve ante su Padre, una autoridad, pero también encuentra a una persona capaz de cualquier cosa por el bien de su hijo. Dios, es nuestro "Padre". Su pensamiento siempre está donde están sus hijos y todo lo que hace, es por amor y por el bien de sus hijos. Tanto los regaños, mal entendidos, como las muestras de amor paternal, surgen todos del gran amor del padre al hijo. El Padrenuestro es la oración de Jesús, que nos enseña a abandonarnos en Dios y confiarle a Él todos nuestros anhelos, deseos, proyectos, nuestra vida; dejándonos que Él nos guíe, sin miedo alguno.

Propósito
Agradeceré a Dios todo lo que permita durante mi día, tanto lo que me agrada, como lo que me desagrada, por amor a Él, que es mi Padre.

Diálogo con Cristo
Padre Bueno, gracias por este nuevo día que me das, por todos los dones y gracias que me procuras sin merecerlos; sé que muchas veces no me doy cuenta de ellos, y sin embargo, nunca me los niegas. Te pido perdón por todas las veces que te he ofendido, aunque muchas de ellas te he fallado sin quererlo, pues soy muy débil. Por eso, te pido que nunca me dejes, pues sólo contigo todo lo puedo.

"Nuestra fidelidad a Cristo no nos debe llevar a buscar los honores, la notoriedad, la fama, sino que nos invita a comprender y a hacer comprender que la verdadera grandeza se encuentra en el servicio y en el amor al prójimo" (Benedicto XVI, 18 de octubre de 2009)

lunes, 23 de febrero de 2015

Evangelio 23 de Febrero de 2015

  • Primera Lectura: Levítico 19,1-2.11-18
    "Juzga con justicia a tu conciudadano"
    El Señor habló a Moisés: "Habla a la asamblea de los hijos de Israel y diles: "Seréis santos, porque yo, el Señor, vuestro Dios, soy santo. No robaréis ni defraudaréis ni engañaréis a ninguno de vuestro pueblo. No juraréis en falso por mi nombre, profanando el nombre de Dios. Yo soy el Señor. No explotarás a tu prójimo ni lo expropiarás. No dormirá contigo hasta el día siguiente el jornal del obrero. No maldecirás al sordo ni pondrás tropiezos al ciego. Teme a tu Dios. Yo soy el Señor. No daréis sentencias injustas. No serás parcial ni por favorecer al pobre ni por honrar al rico. Juzga con justicia a tu conciudadano. No andarás con cuentos de aquí para allá, ni declararás en falso contra la vida de tu prójimo. Yo soy el Señor. No odiarás de corazón a tu hermano. Reprenderás a tu pariente, para que no cargues tú con su pecado. No te vengarás ni guardarás rencor a tus parientes, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor.""
  • Salmo Responsorial: 18
    "Tus palabras, Señor, son espíritu y vida."
    La ley del Señor es perfecta / y es descanso del alma; / el precepto del Señor es fiel / e instruye al ignorante. R. Los mandatos del Señor son rectos / y alegran el corazón; / la norma del Señor es límpida / y da luz a los ojos. R. La voluntad del Señor es pura / y eternamente estable; / los mandamientos del Señor son verdaderos / y enteramente justos. R. Que te agraden las palabras de mi boca, / y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón, / Señor, roca mía, redentor mío. R.
  • Evangelio: Mateo 25,31-46
    "Cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis"
    En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: "Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme." Entonces los justos le contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?" Y el rey les dirá: "Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis." Y entonces dirá a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis." Entonces también éstos contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?" Y él replicará: "Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo." Y éstos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna."

Luchar durante toda la vida

En los períodos bajos, cuando nuestro mundo interior está frío y gris, cualquier pequeña tentación tiende a ocupar toda la mente


Por: Alfonso Aguiló | Fuente: Fluvium.org




— Ser generoso en el diálogo con Dios supone una lucha constante durante toda la vida. ¿No es un poco extenuante ese planteamiento?

Todas las personas tienen que luchar y esforzarse por ser cada día mejores. Quienes lo hacen, alcanzan mucha más satisfacción y felicidad en sus vidas. En cambio, quienes se abandonan y eluden la lucha personal por mejorar, acaban teniendo que luchar más todavía por defender sus apegos y miserias, a pesar de que muchas veces son bajezas que les avergüenzan. En ese sentido, podría decirse que luchar es un descanso, pues, al menos a largo plazo, la virtud alivia y el vicio en cambio no satisface, sino que es como una droga, que crea adicción, que cada vez exige más y da menos. Hay que contar con el esfuerzo, con la lucha, con la cruz del Señor. El que no cuenta con la cruz, se la encuentra de todos modos, y entonces, además, encuentra en la cruz la desesperación. En cambio, cuando contamos con ella, aunque puedan venir momentos difíciles, estamos mucho más felices y seguros.

Quiero con esto decir que no debe tenerse una imagen negativa de la lucha ascética o de la entrega a Dios. Estar en buena forma física supone un esfuerzo, pero esa misma buena forma hace que cada vez esos esfuerzos sean menores. Y de manera semejante podría decirse que cuidar el espíritu hace que cada vez nos cueste menos el camino de la virtud.


— Pero a veces vienen momentos malos en que no es así

Es cierto. Igual que podemos estar en buena forma física pero, en determinado momento, pasar por una etapa peor, o por una enfermedad, o una lesión. Pero eso no quita lo anterior.

La vida tiene momentos de euforia y otros de abatimiento (a veces, dentro de un mismo día), y hemos de saber sobreponernos a los efectos negativos de esos ciclos del estado de ánimo. Esos malos momentos pueden provenir de que Dios ha permitido una etapa de sequedad interior, sin culpa nuestra, por motivos que Él bien sabrá (purificarnos, mejorar nuestra rectitud de intención, hacernos partícipes de su cruz); o pueden provenir de nuestro descuido personal, porque estamos eludiendo el esfuerzo necesario por mejorar.

A esto último se refería Santa Teresa, al rememorar una larga etapa de desasosiego interior, provocado precisamente por eludir lo que Dios le pedía: "Pasaba una vida trabajosísima... Por una parte me llamaba Dios; por otra yo seguía lo mundano. Dábanme gran contento las cosas de Dios; teníanme atada las mundanas. Paréceme que quería concertar estos dos contrarios, tan enemigos uno de otro, como es vida espiritual y contentos y gustos y pasatiempos mundanos. (...) Pasé en este mar tempestuoso casi veinte años... Sé decir que es una de las vidas más penosas que me parece se puede imaginar: porque ni yo gozaba de Dios, ni traía contento con lo mundano. Cuando estaba en los contentos mundanos, en acordarme de lo que debía a Dios, era con pena; cuando estaba con Dios, las afecciones mundanas me desasosegaban. Ello es una guerra tan penosa, que no sé cómo un mes la pude sufrir, cuanto más tantos años."


— Pero, aunque te decidas a ser más generoso, vendrán esos días malos en los que costará mucho ser leal a la palabra dada a Dios

En nuestra vida tendremos muchas ocasiones de no ser leales, pero en esas ocasiones es precisamente donde se prueba nuestro amor a Dios. La lealtad, la fidelidad de una persona, se demuestra sobre todo ante las situaciones difíciles, cuando lo bueno se presenta rodeado de inconvenientes y lo malo nos atrae mucho. La honradez se demuestra, por ejemplo, cuando a uno le intentan sobornar y necesita mucho ese dinero, la fidelidad conyugal cuando se presenta una solicitación, y la valentía cuando los demás están asustados. La virtud se reconoce cuando es capaz de obrar en la adversidad.


— Eso suena un poco a tener que fastidiarse porque has dado antes tu palabra

Puede verse así, como si fuera una simple obligación consecuencia de un contrato, pero eso es vaciar de contenido un compromiso de amor. Porque el compromiso vocacional es un compromiso de amor (igual que el matrimonio no es un simple contrato, aunque haya un contrato). Ser llamado por Dios es una gran suerte. Es estar entre ese grupo de discípulos que seguían más de cerca al Señor, porque Él llamaba a la santidad a todos, pero a esos de un modo especial.

Y aunque pueda haber momentos en que la fidelidad se sostenga por un simple sentimiento de lealtad a la palabra dada, eso no quita mérito –al contrario– ni eficacia a esa fidelidad. Sabemos por ejemplo, que Santa Teresa, una gran santa, pasó muchos años en los que decía que le parecía como si Dios no existiese, y sin embargo ha sido guía y modelo para infinidad de personas, porque fue leal a Dios. Y la Madre Teresa de Calcuta, como ya hemos comentado, pasó también por largos años de oscuridad interior, y su fidelidad en la oscuridad ha llenado de luz a millones de almas.


— Entonces, ¿qué recomiendas para los altibajos de ánimo, para los momentos de bajón?

En los períodos bajos, cuando nuestro mundo interior está frío y gris, cualquier pequeña tentación tiende a ocupar toda la mente y adquiere un peso desproporcionado. Entonces, es fácil engañarse pensando que nuestro entusiasmo de los inicios de la conversión o de la vocación tendrían que haberse mantenido siempre. O nos creemos que la aridez actual será una situación igualmente permanente y nos amargará la existencia. Si esa idea se fija en la mente, dejamos el campo abierto a la desesperanza, o a un voluntarismo que se empeña en recobrar los viejos sentimientos de entusiasmo por pura fuerza de voluntad, cosa siempre agotadora. O llegamos al convencimiento de que los primeros entusiasmos habían sido un ingenuo acceso juvenil que el tiempo está poniendo en su sitio, y que en realidad todo ha sido una "fase" de la vida que ya ha pasado.


— Pero es que algo de eso puede ser cierto

Indudablemente. Pero si aplicas ese planteamiento a cualquier meta o logro que una persona se haya planteado, y lo haces cuando está pasando por un momento bajo, no hay meta de largo alcance que pueda lograrse, pues siempre hay momentos malos, y la perseverancia y la fidelidad dependen precisamente de la capacidad de superarlos. "Para construir la propia vida –explicaba Benedicto XVI–, nuestro futuro exige también la paciencia y el sufrimiento. La Cruz no puede faltar en la vida de los jóvenes, y dar a entender esto no es fácil. El montañero sabe que para hacer una buena experiencia de escalada tendrá que afrontar sacrificios y entrenarse, así también el joven tiene que entender que en la escalada al futuro de la vida es necesario el ejercicio de una vida interior."

Evangelio 22 de Febrero de 2015

  • Primera Lectura: Génesis 9,8-15
    "El pacto de Dios con Noé salvado del diluvio"
    Dios dijo a Noé y a sus hijos: "Yo hago un pacto con vosotros y con vuestros descendientes, con todos los animales que os acompañaron: aves, ganado y fieras; con todos los que salieron del arca y ahora viven en la tierra. Hago un pacto con vosotros: el diluvio no volverá a destruir la vida, ni habrá otro diluvio que devaste la tierra." Y Dios añadió: "Ésta es la señal del pacto que hago con vosotros y con todo lo que vive con vosotros, para todas las edades: pondré mi arco en el cielo, como señal de mi pacto con la tierra. Cuando traiga nubes sobre la tierra, aparecerá en las nubes el arco, y recordaré mi pacto con vosotros y con todos los animales, y el diluvio no volverá a destruir los vivientes."
  • Salmo Responsorial: 24
    "Tus sendas, Señor, son mi misericordia y lealtad para los que guardan tu alianza."
    Señor, enséñame tus caminos, / instrúyeme en tus sendas: / haz que camine con lealtad; / enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R. Recuerda, Señor, que tu ternura / y tu misericordia son eternas. / Acuérdate de mí con misericordia, / por tu bondad, Señor. R. El Señor es bueno y es recto, / y enseña el camino a los pecadores; / hace caminar a los humildes con rectitud, / enseña su camino a los humildes. R.
  • Segunda Lectura: I Pedro 3,18-22
    "Actualmente os salva el bautismo"
    Queridos hermanos: Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables, para conduciros a Dios. Como era hombre, lo mataron; pero, como poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida. Con este Espíritu, fue a proclamar su mensaje a los espíritus encarcelados que en un tiempo habían sido rebeldes, cuando la paciencia de Dios aguardaba en tiempos de Noé, mientras se construía el arca, en la que unos pocos -ocho personas- se salvaron cruzando las aguas. Aquello fue un símbolo del bautismo que actualmente os salva: que no consiste en limpiar una suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una conciencia pura, por la resurrección de Jesucristo, que llegó al cielo, se le sometieron ángeles, autoridades y poderes, y está a la derecha de Dios.
  • Evangelio: Marcos 1,12-15
    "Se dejaba tentar por Satanás, y los ángeles le servían"
    En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas, y los ángeles le servían. Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: "Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio."