Tiempo Ordinario: (2ª Parte)
1ª Lectura
Si 27,33
33 Si lo maltratas, se marcha y se extravía, ¿por qué caminos lo buscarás?
Si 28,9
9 El pecador siembra la discordia entre los amigos, y en medio de los que viven en paz lanza su calumnia.
Salmo Responsorial
Sal 103,1-2
1 De David
Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser su santo nombre; 2 bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus muchos beneficios.
Sal 103,3-4
3 Él te perdona todos tus delitos y te cura de tus enfermedades; 4 él rescata tu vida del sepulcro y te colma de amor y de ternura;
Sal 103,9-10
9 no está siempre acusando ni guarda rencor eternamente; 10 no nos trata como merecen nuestras culpas ni nos paga según nuestros delitos.
Sal 103,11-12
11 Cuanto los cielos se alzan sobre la tierra, así es de grande su amor para los fieles; 12 cuanto dista el oriente del occidente, así aleja de nosotros nuestras culpas.
2ª Lectura
Rom 14,7-9
7 Porque ninguno de vosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. 8 Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así que, vivamos o muramos, somos del Señor. 9 Porque por esto Cristo murió y resucitó: para reinar sobre muertos y vivos.
Evangelio
Mt 18,21-35
21 Pedro se acercó y le dijo: «Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?». 22 Jesús le dijo: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete». 23 «El reino de Dios es semejante a un rey que quiso arreglar sus cuentas con sus empleados. 24 Al comenzar a tomarlas, le fue presentado uno que le debía millones. 25 No teniendo con qué pagar, el señor mandó que fuese vendido él, su mujer y sus hijos y todo cuanto tenía, y que le fuera pagada la deuda. 26 El empleado se echó a sus pies y le suplicó: Dame un plazo y te lo pagaré todo. 27 El señor se compadeció de él, lo soltó y le perdonó la deuda. 28 El empleado, al salir, se encontró con uno de sus compañeros que le debía un poco de dinero; lo agarró por el cuello y le dijo: ¡Paga lo que debes! 29 El compañero se echó a sus pies y le suplicó: ¡Dame un plazo y te pagaré! 30 Pero él no quiso, sino que fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara la deuda. 31 Al ver sus compañeros lo ocurrido, se disgustaron mucho y fueron a contar a su señor todo lo que había pasado. 32 Entonces su señor lo llamó y le dijo: Malvado, te he perdonado toda aquella deuda porque me lo suplicaste. 33 ¿No debías tú también haberte compadecido de tu compañero, como yo me compadecí de ti? 34 Y el señor, irritado, lo entregó a los torturadores, hasta que pagase toda la deuda. 35 Así hará mi Padre celestial con vosotros si cada uno de vosotros no perdona de corazón a su hermano».