jueves, 17 de abril de 2025

Lecturas 17 de Abril de 2025

 

Lecturas diarias:

  • Primera Lectura

    Éxodo 12:1-8, 11-14

    1Dijo Yahveh a Moisés y Aarón en el país de Egipto:2«Este mes será para vosatros el comienzo de los meses; será el primero de los meses del año.3Hablad a toda la comunidad de Israel y decid: El día diez de este mes tomará cada uno para sí una res de ganado menor por familia, una res de ganado menor por casa.4Y si la familia fuese demasiado reducida para una res de ganado menor, traerá al vecino más cercano a su casa, según el número de personas y conforme a lo que cada cual pueda comer.5El animal será sin defecto, macho, de un año. Lo escogeréis entre los corderos o los cabritos.6Lo guardaréis hasta el día catorce de este mes; y toda la asamblea de la comunidad de los israelitas lo inmolará entre dos luces.7Luego tomarán la sangre y untarán las dos jambas y el dintel de las casas donde lo coman.8En aquella misma noche comerán la carne. La comerán asada al fuego, con ázimos y con hierbas amargas.11Así lo habéis de comer: ceñidas vuestras cinturas, calzados vuestros pies, y el bastón en vuestra mano; y lo comeréis de prisa. Es Pascua de Yahveh.12Yo pasaré esta noche por la tierra de Egipto y heriré a todos los primogénitos del país de Egipto, desde los hombres hasta los ganados, y me tomaré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo, Yahveh.13La sangre será vuestra señal en las casas donde moráis. Cuando yo vea la sangre pasaré de largo ante vosotros, y no habrá entre vosotros plaga exterminadora cuando yo hiera el país de Egipto.14Este será un día memorable para vosotros, y lo celebraréis como fiesta en honor de Yahveh de generación en generación. Decretaréis que sea fiesta para siempre».

  • Salmo Responsorial

    Salmo 116:12-13, 15-18

    12¿Cómo a Yahveh podré pagar todo el bien que me ha hecho?13La copa de salvación levantaré, e invocaré el nombre de Yahveh.15Mucho cuesta a los ojos de Yahveh la muerte de los que le aman.16¡Ah, Yahveh, yo soy tu siervo, tu siervo, el hijo de tu esclava, tú has soltado mis cadenas!17Sacrificio te ofreceré de acción de gracias, e invocaré el nombre de Yahveh.18Cumpliré mis votos a Yahveh, sí, en presencia de todo su pueblo,

  • Segunda Lectura

    I Corintios 11:23-26

    23Porque yo recibí del Señor lo que os he transmitido: que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan,24y después de dar gracias, lo partió y dijo: «Este es mi cuerpo que se da por vosotros; haced esto en recuerdo mío.»25Asimismo también la copa después de cenar diciendo: «Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre. Cuantas veces la bibiereis, hacedlo en recuerdo mío.»26Pues cada vez que coméis este pan y bebéis esta copa, anunciáis la muerte del Señor, hasta que venga.

  • Evangelio

    Juan 13:1-15

    1Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.2Durante la cena, cuando ya el diablo había puesto en el corazón a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarle,3sabiendo que el Padre le había puesto todo en sus manos y que había salido de Dios y a Dios volvía,4se levanta de la mesa, se quita sus vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó.5Luego echa agua en un lebrillo y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba ceñido.6Llega a Simón Pedro; éste le dice: «Señor, ¿tú lavarme a mí los pies?»7Jesús le respondió: «Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora: lo comprenderás más tarde.»8Le dice Pedro: «No me lavarás los pies jamás.» Jesús le respondió: «Si no te lavo, no tienes parte conmigo.»9Le dice Simón Pedro: «Señor, no sólo los pies, sino hasta las manos y la cabeza.»10Jesús le dice: «El que se ha bañado, no necesita lavarse; está del todo limpio. Y vosotros estáis limpios, aunque no todos.»11Sabía quién le iba a entregar, y por eso dijo: «No estáis limpios todos.»12Después que les lavó los pies, tomó sus vestidos, volvió a la mesa, y les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros?13Vosotros me llamáis "el Maestro" y "el Señor", y decís bien, porque lo soy.14Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros.15Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros.

miércoles, 16 de abril de 2025

Lecturas 16 de Abril de 2025

 

  • Primera Lectura

    Isaías 50:4-9

    4El Señor Yahveh me ha dado lengua de discípulo, para que haga saber al cansado una palabra alentadora. Mañana tras mañana despierta mi oído, para escuchar como los discípulos; 5el Señor Yahveh me ha abierto el oído. Y yo no me resistí, ni me hice atrás. 6Ofrecí mis espaldas a los que me golpeaban, mis mejillas a los que mesaban mi barba. Mi rostro no hurté a los insultos y salivazos. 7Pues que Yahveh habría de ayudarme para que no fuese insultado, por eso puse mi cara como el pedernal, a sabiendas de que no quedaría avergonzado. 8Cerca está el que me justifica: ¿quién disputará conmigo? Presentémonos juntos: ¿quién es mi demandante? ¡que se llegue a mí! 9He aquí que el Señor Yahveh me ayuda: ¿quién me condenará? Pues todos ellos como un vestido se gastarán, la polilla se los comerá.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 69:8-10, 21-22, 31, 33-34

    8Pues por ti sufro el insulto, y la vergüenza cubre mi semblante; 9para mis hermanos soy un extranjero, un desconocido para los hijos de mi madre; 10pues me devora el celo de tu casa, y caen sobre mí los insultos de los que te insultan. 21El oprobio me ha roto el corazón y desfallezco. Espero compasión, y no la hay, consoladores, y no encuentro ninguno. 22Veneno me han dado por comida, en mi sed me han abrevado con vinagre. 31El nombre de Dios celebraré en un cántico, le ensalzaré con la acción de gracias; 33Lo han visto los humildes y se alegran; ¡viva vuestro corazón, los que buscáis a Dios! 34Porque Yahveh escucha a los pobres, no desprecia a sus cautivos.

  • Evangelio

    Mateo 26:14-25

    14Entonces uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue donde los sumos sacerdotes, 15y les dijo: «¿Qué queréis darme, y yo os lo entregaré?» Ellos le asignaron treinta monedas de plata. 16Y desde ese momento andaba buscando una oportunidad para entregarle. 17El primer día de los Azimos, los discípulos se acercaron a Jesús y le dijeron: «¿Dónde quieres que te hagamos los preparativos para comer el cordero de Pascua?» 18El les dijo: «Id a la ciudad, a casa de fulano, y decidle: "El Maestro dice: Mi tiempo está cerca; en tu casa voy a celebrar la Pascua con mis discípulos."» 19Los discípulos hicieron lo que Jesús les había mandado, y prepararon la Pascua. 20Al atardecer, se puso a la mesa con los Doce. 21Y mientras comían, dijo: «Yo os aseguro que uno de vosotros me entregará.» 22Muy entristecidos, se pusieron a decirle uno por uno: «¿Acaso soy yo, Señor?» 23El respondió: «El que ha mojado conmigo la mano en el plato, ése me entregará. 24El Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado! ¡Más le valdría a ese hombre no haber nacido!» 25Entonces preguntó Judas, el que iba a entregarle: «¿Soy yo acaso, Rabbí?» Dícele: «Sí, tú lo has dicho.»

martes, 15 de abril de 2025

Lecturas 15 de Abril de 2025

 

  • Primera Lectura

    Isaías 49:1-6

    1¡Oídme, islas, atended, pueblos lejanos! Yahveh desde el seno materno me llamó; desde las entrañas de mi madre recordó mi nombre. 2Hizo mi boca como espada afilada, en la sombra de su mano me escondió; hízome como saeta aguda, en su carcaj me guardó. 3Me dijo: «Tú eres mi siervo (Israel), en quien me gloriaré.» 4Pues yo decía: «Por poco me he fatigado, en vano e inútilmente mi vigor he gastado. ¿De veras que Yahveh se ocupa de mi causa, y mi Dios de mi trabajo?» 5Ahora, pues, dice Yahveh, el que me plasmó desde el seno materno para siervo suyo, para hacer que Jacob vuelva a él, y que Israel se le una. Mas yo era glorificado a los ojos de Yahveh, mi Dios era mi fuerza. 6«Poco es que seas mi siervo, en orden a levantar las tribus de Jacob, y de hacer volver los preservados de Israel. Te voy a poner por luz de las gentes, para que mi salvación alcance hasta los confines de la tierra.»

  • Salmo Responsorial

    Salmo 71:1-6, 15, 17

    1A ti, Yahveh, me acojo, ¡no sea confundido jamás! 2¡Por tu justicia sálvame, libérame! tiende hacia mí tu oído y sálvame! 3¡Sé para mí una roca de refugio, alcázar fuerte que me salve, pues mi roca eres tú y mi fortaleza. 4¡Dios mío, líbrame de la mano del impío, de las garras del perverso y del violento! 5Pues tú eres mi esperanza, Señor, Yahveh, mi confianza desde mi juventud. 6En ti tengo mi apoyo desde el seno, tú mi porción desde las entrañas de mi madre; ¡en ti sin cesar mi alabanza! 15publicará mi boca tu justicia, todo el día tu salvación. 17¡Oh Dios, desde mi juventud me has instruido, y yo he anunciado hasta hoy tus maravillas!

  • Evangelio

    Juan 13:21-33, 36-38

    21Cuando dijo estas palabras, Jesús se turbó en su interior y declaró: «En verdad, en verdad os digo que uno de vosotros me entregará.» 22Los discípulos se miraban unos a otros, sin saber de quién hablaba. 23Uno de sus discípulos, el que Jesús amaba, estaba a la mesa al lado de Jesús. 24Simón Pedro le hace una seña y le dice: «Pregúntale de quién está hablando.» 25El, recostándose sobre el pecho de Jesús, le dice: «Señor, ¿quién es?» 26Le responde Jesús: «Es aquel a quien dé el bocado que voy a mojar.» Y, mojando el bocado, le toma y se lo da a Judas, hijo de Simón Iscariote. 27Y entonces, tras el bocado, entró en él Satanás. Jesús le dice: «Lo que vas a hacer, hazlo pronto.» 28Pero ninguno de los comensales entendió por qué se lo decía. 29Como Judas tenía la bolsa, algunos pensaban que Jesús quería decirle: «Compra lo que nos hace falta para la fiesta», o que diera algo a los pobres. 30En cuanto tomó Judas el bocado, salió. Era de noche. 31Cuando salió, dice Jesús: «Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre y Dios ha sido glorificado en él. 32Si Dios ha sido glorificado en él, Dios también le glorificará en sí mismo y le glorificará pronto.» 33«Hijos míos, ya poco tiempo voy a estar con vosotros. Vosotros me buscaréis, y, lo mismo que les dije a los judíos, que adonde yo voy, vosotros no podéis venir, os digo también ahora a vosotros. 36Simón Pedro le dice: «Señor, ¿a dónde vas?» Jesús le respondió: «Adonde yo voy no puedes seguirme ahora; me seguirás más tarde.» 37Pedro le dice: «¿Por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti.» 38Le responde Jesús: «¿Que darás tu vida por mí? En verdad, en verdad te digo: no cantará el gallo antes que tú me hayas negado tres veces.»

lunes, 14 de abril de 2025

Lecturas 14 de Abril de 2025

 

  • Primera Lectura

    Isaías 42:1-7

    1He aquí mi siervo a quien yo sostengo, mi elegido en quien se complace mi alma. He puesto mi espíritu sobre él: dictará ley a las naciones. 2No vociferará ni alzará el tono, y no hará oír en la calle su voz. 3Caña quebrada no partirá, y mecha mortecina no apagará. Lealmente hará justicia; 4no desmayará ni se quebrará hasta implantar en la tierra el derecho, y su instrucción atenderán las islas. 5Así dice el Dios Yahveh, el que crea los cielos y los extiende, el que hace firme la tierra y lo que en ella brota, el que da aliento al pueblo que hay en ella, y espíritu a los que por ella andan. 6Yo, Yahveh, te he llamado en justicia, te así de la mano, te formé, y te he destinado a ser alianza del pueblo y luz de las gentes, 7para abrir los ojos ciegos, para sacar del calabozo al preso, de la cárcel a los que viven en tinieblas.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 27:1-3, 13-14

    1Yahveh es mi luz y mi salvación, ¿a quién he de temer? Yahveh, el refugio de mi vida, ¿por quién he de temblar? 2Cuando se acercan contra mí los malhechores a devorar mi carne, son ellos, mis adversarios y enemigos, los que tropiezan y sucumben. 3Aunque acampe contra mí un ejército, mi corazón no teme; aunque estalle una guerra contra mí, estoy seguro en ella. 13¡Ay, si estuviera seguro de ver la bondad de Yahveh en la tierra de los vivos! 14Espera en Yahveh, ten valor y firme corazón, espera en Yahveh.

  • Evangelio

    Juan 12:1-11

    1Seis días antes de la Pascua, Jesús se fue a Betania, donde estaba Lázaro, a quien Jesús había resucitado de entre los muertos. 2Le dieron allí una cena. Marta servía y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa. 3Entonces María, tomando una libra de perfume de nardo puro, muy caro, ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. Y la casa se llenó del olor del perfume. 4Dice Judas Iscariote, uno de los discípulos, el que lo había de entregar: 5«¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios y se ha dado a los pobres?» 6Pero no decía esto porque le preocuparan los pobres, sino porque era ladrón, y como tenía la bolsa, se llevaba lo que echaban en ella. 7Jesús dijo: «Déjala, que lo guarde para el día de mi sepultura. 8Porque pobres siempre tendréis con vosotros; pero a mí no siempre tendréis.» 9Gran número de judíos supieron que Jesús estaba allí y fueron, no sólo por Jesús, sino también por ver a Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. 10Los sumos sacerdotes decidieron dar muerte también a Lázaro, 11porque a causa de él muchos judíos se les iban y creían en Jesús.

domingo, 13 de abril de 2025

Lecturas 13 de Abril de 2025

 

Lecturas diarias:

  • Primera Lectura

    Isaías 50:4-7

    4El Señor Yahveh me ha dado lengua de discípulo, para que haga saber al cansado una palabra alentadora. Mañana tras mañana despierta mi oído, para escuchar como los discípulos;5el Señor Yahveh me ha abierto el oído. Y yo no me resistí, ni me hice atrás.6Ofrecí mis espaldas a los que me golpeaban, mis mejillas a los que mesaban mi barba. Mi rostro no hurté a los insultos y salivazos.7Pues que Yahveh habría de ayudarme para que no fuese insultado, por eso puse mi cara como el pedernal, a sabiendas de que no quedaría avergonzado.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 22:8-9, 17-20, 23-24

    8todos los que me ven de mí se mofan, tuercen los labios, menean la cabeza:9«Se confió a Yahveh, ¡pues que él le libre, que le salve, puesto que le ama!»17Perros innumerables me rodean, una banda de malvados me acorrala como para prender mis manos y mis pies.18Puedo contar todos mis huesos; ellos me observan y me miran,19repártense entre sí mis vestiduras y se sortean mi túnica.20¡Mas tú, Yahveh, no te estés lejos, corre en mi ayuda, oh fuerza mía,23¡Anunciaré tu nombre a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré!:24«Los que a Yahveh teméis, dadle alabanza, raza toda de Jacob, glorificadle, temedle, raza toda de Israel».

  • Segunda Lectura

    Filipenses 2:6-11

    6El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios.7Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre;8y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz.9Por lo cual Dios le exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre.10Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos,11y toda lengua confiese que Cristo Jesús es SENOR para gloria de Dios Padre.

  • Evangelio

    Lucas 22:14--23:56

    2214Cuando llegó la hora, se puso a la mesa con los apóstoles;15y les dijo: «Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer;16porque os digo que ya no la comeré más hasta que halle su cumplimiento en el Reino de Dios.»17Y recibiendo una copa, dadas las gracias, dijo: «Tomad esto y repartidlo entre vosotros;18porque os digo que, a partir de este momento, no beberé del producto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios.»19Tomó luego pan, y, dadas las gracias, lo partió y se lo dio diciendo: Este es mi cuerpo que es entregado por vosotros; haced esto en recuerdo mío.»20De igual modo, después de cenar, la copa, diciendo: «Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros.21«Pero la mano del que me entrega está aquí conmigo sobre la mesa.22Porque el Hijo del hombre se marcha según está determinado. Pero, ¡ay de aquel por quien es entregado!»23Entonces se pusieron a discutir entre sí quién de ellos sería el que iba a hacer aquello.24Entre ellos hubo también un altercado sobre quién de ellos parecía ser el mayor.25El les dijo: «Los reyes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los que ejercen el poder sobre ellas se hacen llamar Bienhechores;26pero no así vosotros, sino que el mayor entre vosotros sea como el más joven y el que gobierna como el que sirve.27Porque, ¿quién es mayor, el que está a la mesa o el que sirve? ¿No es el que está a la mesa? Pues yo estoy en medio de vosotros como el que sirve.28«Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas;29yo, por mi parte, dispongo un Reino para vosotros, como mi Padre lo dispuso para mí,30para que comáis y bebáis a mi mesa en mi Reino y os sentéis sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.31«¡Simón, Simón! Mira que Satanás ha solicitado el poder cribaros como trigo;32pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos.»33El dijo: «Señor, estoy dispuesto a ir contigo hasta la cárcel y la muerte.»34Pero él dijo: «Te digo, Pedro: No cantará hoy el gallo antes que hayas negado tres veces que me conoces.»35Y les dijo: «Cuando os envié sin bolsa, sin alforja y sin sandalias, ¿os faltó algo?» Ellos dijeron: «Nada.»36Les dijo: «Pues ahora, el que tenga bolsa que la tome y lo mismo alforja, y el que no tenga que venda su manto y compre una espada;37porque os digo que es necesario que se cumpla en mí esto que está escrito: "Ha sido contado entre los malhechores." Porque lo mío toca a su fin.»38Ellos dijeron: «Señor, aquí hay dos espadas.» El les dijo: «Basta.»39Salió y, como de costumbre, fue al monte de los Olivos, y los discípulos le siguieron.40Llegado al lugar les dijo: «Pedid que no caigáis en tentación.»41Y se apartó de ellos como un tiro de piedra, y puesto de rodillas oraba42diciendo: «Padre, si quieres, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.»43Entonces, se le apareció un ángel venido del cielo que le confortaba.44Y sumido en agonía, insistía más en su oración. Su sudor se hizo como gotas espesas de sangre que caían en tierra.45Levantándose de la oración, vino donde los discípulos y los encontró dormidos por la tristeza;46y les dijo: «¿Cómo es que estáis dormidos? Levantaos y orad para que no caigáis en tentación.»47Todavía estaba hablando, cuando se presentó un grupo; el llamado Judas, uno de los Doce, iba el primero, y se acercó a Jesús para darle un beso.48Jesús le dijo: «¡Judas, con un beso entregas al Hijo del hombre!»49Viendo los que estaban con él lo que iba a suceder, dijeron: «Señor, ¿herimos a espada?»50y uno de ellos hirió al siervo del Sumo Sacerdote y le llevó la oreja derecha.51Pero Jesús dijo: «¡Dejad! ¡Basta ya!» Y tocando la oreja le curó.52Dijo Jesús a los sumos sacerdotes, jefes de la guardia del Templo y ancianos que habían venido contra él: «¿Como contra un salteador habéis salido con espadas y palos?53Estando yo todos los días en el Templo con vosotros, no me pusisteis las manos encima; pero esta es vuestra hora y el poder de las tinieblas.»54Entonces le prendieron, se lo llevaron y le hicieron entrar en la casa del Sumo Sacerdote; Pedro le iba siguiendo de lejos.55Habían encendido una hoguera en medio del patio y estaban sentados alrededor; Pedro se sentó entre ellos.56Una criada, al verle sentado junto a la lumbre, se le quedó mirando y dijo: «Este también estaba con él.»57Pero él lo negó: «¡Mujer, no le conozco!»58Poco después, otro, viéndole, dijo: «Tú también eres uno de ellos.» Pedro dijo: «Hombre, no lo soy!»59Pasada como una hora, otro aseguraba: «Cierto que éste también estaba con él, pues además es galileo.»60Le dijo Pedro: «¡Hombre, no sé de qué hablas!» Y en aquel momento, estando aún hablando, cantó un gallo,61y el Señor se volvió y miró a Pedro, y recordó Pedro las palabras del Señor, cuando le dijo: «Antes que cante hoy el gallo, me habrás negado tres veces.»62Y, saliendo fuera, rompió a llorar amargamente.63Los hombres que le tenían preso se burlaban de él y le golpeaban;64y cubriéndole con un velo le preguntaban: «¡Adivina! ¿Quién es el que te ha pegado?»65Y le insultaban diciéndole otras muchas cosas.66En cuanto se hizo de día, se reunió el Consejo de Ancianos del pueblo, sumos sacerdotes y escribas, le hiceron venir a su Sanedrín67y le dijeron: «Si tú eres el Cristo, dínoslo.» El respondió: «Si os lo digo, no me creeréis.68Si os pregunto, no me responderéis.69De ahora en adelante, el Hijo del hombre estará sentado a la diestra del poder de Dios.»70Dijeron todos: «Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios?» El les dijo: «Vosotros lo decís: Yo soy.»71Dijeron ellos: «¿Qué necesidad tenemos ya de testigos, pues nosotros mismos lo hemos oído de su propia boca?»231Y levantándose todos ellos, le llevaron ante Pilato.2Comenzaron a acusarle diciendo: «Hemos encontrado a éste alborotando a nuestro pueblo, prohibiendo pagar tributos al César y diciendo que él es Cristo Rey.»3Pilato le preguntó: «¿Eres tú el Rey de los judíos?» El le respondió: «Sí, tú lo dices.»4Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la gente: «Ningún delito encuentro en este hombre.»5Pero ellos insistían diciendo: «Solivianta al pueblo, enseñando por toda Judea, desde Galilea, donde comenzó, hasta aquí.»6Al oír esto, Pilato preguntó si aquel hombre era galileo.7Y, al saber que era de la jurisdicción de Herodes, le remitió a Herodes, que por aquellos días estaba también en Jerusalén.8Cuando Herodes vio a Jesús se alegró mucho, pues hacía largo tiempo que deseaba verle, por las cosas que oía de él, y esperaba presenciar alguna señal que él hiciera.9Le preguntó con mucha palabrería, pero él no respondió nada.10Estaban allí los sumos sacerdotes y los escribas acusándole con insistencia.11Pero Herodes, con su guardia, después de despreciarle y burlarse de él, le puso un espléndido vestido y le remitió a Pilato.12Aquel día Herodes y Pilato se hicieron amigos, pues antes estaban enemistados.13Pilato convocó a los sumos sacerdotes, a los magistrados y al pueblo14y les dijo: «Me habéis traído a este hombre como alborotador del pueblo, pero yo le he interrogado delante de vosotros y no he hallado en este hombre ninguno de los delitos de que le acusáis.15Ni tampoco Herodes, porque nos lo ha remitido. Nada ha hecho, pues, que merezca la muerte.16Así que le castigaré y le soltaré.»18Toda la muchedumbre se puso a gritar a una: «¡Fuera ése, suéltanos a Barrabás!»19Este había sido encarcelado por un motín que hubo en la ciudad y por asesinato.20Pilato les habló de nuevo, intentando librar a Jesús,21pero ellos seguían gritando: «¡Crucifícale, crucifícale!»22Por tercera vez les dijo: «Pero ¿qué mal ha hecho éste? No encuentro en él ningún delito que merezca la muerte; así que le castigaré y le soltaré.»23Pero ellos insistían pidiendo a grandes voces que fuera crucificado y sus gritos eran cada vez más fuertes.24Pilato sentenció que se cumpliera su demanda.25Soltó, pues, al que habían pedido, el que estaba en la cárcel por motín y asesinato, y a Jesús se lo entregó a su voluntad.26Cuando le llevaban, echaron mano de un cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le cargaron la cruz para que la llevará detrás de Jesús.27Le seguía una gran multitud del pueblo y mujeres que se dolían y se lamentaban por él.28Jesús, volviéndose a ellas, dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos.29Porque llegarán días en que se dirá: ¡Dichosas las estériles, las entrañas que no engendraron y los pechos que no criaron!30Entonces se pondrán a decir a los montes: ¡Caed sobre nosotros! Y a las colinas: ¡Cubridnos!31Porque si en el leño verde hacen esto, en el seco ¿qué se hará?»32Llevaban además otros dos malhechores para ejecutarlos con él.33Llegados al lugar llamado Calvario, le crucificaron allí a él y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda.34Jesús decía: «Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen.» Se repartieron sus vestidos, echando a suertes.35Estaba el pueblo mirando; los magistrados hacían muecas diciendo: «A otros salvó; que se salve a sí mismo si él es el Cristo de Dios, el Elegido.»36También los soldados se burlaban de él y, acercándose, le ofrecían vinagre37y le decían: «Si tú eres el Rey de los judíos, ¡sálvate!»38Había encima de él una inscripción: «Este es el Rey de los judíos.»39Uno de los malhechores colgados le insultaba: «¿No eres tú el Cristo? Pues ¡sálvate a ti y a nosotros!»40Pero el otro le respondió diciendo: «¿Es que no temes a Dios, tú que sufres la misma condena?41Y nosotros con razón, porque nos lo hemos merecido con nuestros hechos; en cambio, éste nada malo ha hecho.»42Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino.»43Jesús le dijo: «Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso.»44Era ya cerca de la hora sexta cuando, al eclipsarse el sol, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona.45El velo del Santuario se rasgó por medio46y Jesús, dando un fuerte grito, dijo: «Padre, en tus manos pongo mi espíritu» y, dicho esto, expiró.47Al ver el centurión lo sucedido, glorificaba a Dios diciendo: «Ciertamente este hombre era justo.»48Y todas las gentes que habían acudido a aquel espectáculo, al ver lo que pasaba, se volvieron golpeándose el pecho.49Estaban a distancia, viendo estas cosas, todos sus conocidos y las mujeres que le habían seguido desde Galilea.50Había un hombre llamado José, miembro del Consejo, hombre bueno y justo,51que no había asentido al consejo y proceder de los demás. Era de Arimatea, ciudad de Judea, y esperaba el Reino de Dios.52Se presentó a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús53y, después de descolgarle, le envolvió en una sábana y le puso en un sepulcro excavado en la roca en el que nadie había sido puesto todavía.54Era el día de la Preparación, y apuntaba el sábado.55Las mujeres que habían venido con él desde Galilea, fueron detrás y vieron el sepulcro y cómo era colocado su cuerpo,56Y regresando, prepararon aromas y mirra. Y el sábado descansaron según el precepto.

    OR

    Lucas 23:1-49

    1Y levantándose todos ellos, le llevaron ante Pilato.2Comenzaron a acusarle diciendo: «Hemos encontrado a éste alborotando a nuestro pueblo, prohibiendo pagar tributos al César y diciendo que él es Cristo Rey.»3Pilato le preguntó: «¿Eres tú el Rey de los judíos?» El le respondió: «Sí, tú lo dices.»4Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la gente: «Ningún delito encuentro en este hombre.»5Pero ellos insistían diciendo: «Solivianta al pueblo, enseñando por toda Judea, desde Galilea, donde comenzó, hasta aquí.»6Al oír esto, Pilato preguntó si aquel hombre era galileo.7Y, al saber que era de la jurisdicción de Herodes, le remitió a Herodes, que por aquellos días estaba también en Jerusalén.8Cuando Herodes vio a Jesús se alegró mucho, pues hacía largo tiempo que deseaba verle, por las cosas que oía de él, y esperaba presenciar alguna señal que él hiciera.9Le preguntó con mucha palabrería, pero él no respondió nada.10Estaban allí los sumos sacerdotes y los escribas acusándole con insistencia.11Pero Herodes, con su guardia, después de despreciarle y burlarse de él, le puso un espléndido vestido y le remitió a Pilato.12Aquel día Herodes y Pilato se hicieron amigos, pues antes estaban enemistados.13Pilato convocó a los sumos sacerdotes, a los magistrados y al pueblo14y les dijo: «Me habéis traído a este hombre como alborotador del pueblo, pero yo le he interrogado delante de vosotros y no he hallado en este hombre ninguno de los delitos de que le acusáis.15Ni tampoco Herodes, porque nos lo ha remitido. Nada ha hecho, pues, que merezca la muerte.16Así que le castigaré y le soltaré.»18Toda la muchedumbre se puso a gritar a una: «¡Fuera ése, suéltanos a Barrabás!»19Este había sido encarcelado por un motín que hubo en la ciudad y por asesinato.20Pilato les habló de nuevo, intentando librar a Jesús,21pero ellos seguían gritando: «¡Crucifícale, crucifícale!»22Por tercera vez les dijo: «Pero ¿qué mal ha hecho éste? No encuentro en él ningún delito que merezca la muerte; así que le castigaré y le soltaré.»23Pero ellos insistían pidiendo a grandes voces que fuera crucificado y sus gritos eran cada vez más fuertes.24Pilato sentenció que se cumpliera su demanda.25Soltó, pues, al que habían pedido, el que estaba en la cárcel por motín y asesinato, y a Jesús se lo entregó a su voluntad.26Cuando le llevaban, echaron mano de un cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le cargaron la cruz para que la llevará detrás de Jesús.27Le seguía una gran multitud del pueblo y mujeres que se dolían y se lamentaban por él.28Jesús, volviéndose a ellas, dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos.29Porque llegarán días en que se dirá: ¡Dichosas las estériles, las entrañas que no engendraron y los pechos que no criaron!30Entonces se pondrán a decir a los montes: ¡Caed sobre nosotros! Y a las colinas: ¡Cubridnos!31Porque si en el leño verde hacen esto, en el seco ¿qué se hará?»32Llevaban además otros dos malhechores para ejecutarlos con él.33Llegados al lugar llamado Calvario, le crucificaron allí a él y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda.34Jesús decía: «Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen.» Se repartieron sus vestidos, echando a suertes.35Estaba el pueblo mirando; los magistrados hacían muecas diciendo: «A otros salvó; que se salve a sí mismo si él es el Cristo de Dios, el Elegido.»36También los soldados se burlaban de él y, acercándose, le ofrecían vinagre37y le decían: «Si tú eres el Rey de los judíos, ¡sálvate!»38Había encima de él una inscripción: «Este es el Rey de los judíos.»39Uno de los malhechores colgados le insultaba: «¿No eres tú el Cristo? Pues ¡sálvate a ti y a nosotros!»40Pero el otro le respondió diciendo: «¿Es que no temes a Dios, tú que sufres la misma condena?41Y nosotros con razón, porque nos lo hemos merecido con nuestros hechos; en cambio, éste nada malo ha hecho.»42Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino.»43Jesús le dijo: «Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso.»44Era ya cerca de la hora sexta cuando, al eclipsarse el sol, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona.45El velo del Santuario se rasgó por medio46y Jesús, dando un fuerte grito, dijo: «Padre, en tus manos pongo mi espíritu» y, dicho esto, expiró.47Al ver el centurión lo sucedido, glorificaba a Dios diciendo: «Ciertamente este hombre era justo.»48Y todas las gentes que habían acudido a aquel espectáculo, al ver lo que pasaba, se volvieron golpeándose el pecho.49Estaban a distancia, viendo estas cosas, todos sus conocidos y las mujeres que le habían seguido desde Galilea.