El miércoles de ceniza es el día que da inicio a la Cuaresma, y una buena definición sencilla sobre la Cuaresma la encontramos en el libro Hablar con Dios[1]: “Tiempo de penitencia y renovación interior para preparar la Pascua del Señor”
De esta definición de Cuaresma encontramos varias palabras claves: penitencia, renovación y Pascua, lo que nos permite entender a qué nos referimos: cuarenta días donde nos preparamos por medio de penitencia y conversión para recibir la resurrección de Jesucristo. Todo esto nos lleva a que la Cuaresma tenga sentido sólo en virtud de la Pascua, ya que no podríamos prepararnos en penitencia y conversión si no fuera por nuestro encuentro con Cristo resucitado. Así que partimos de dos realidades bien bíblicas:
La resurrección de Cristo representa la victoria de Dios sobre el pecado y debemos aspirar a ella como centro de nuestra fe “
¡Si no hay resurrección, Cristo no resucitó! Y si Cristo no resucitó, es vana nuestra predicación y vana también la fe de ustedes”. (1 Cor 15, 13-14)
Para llegar a ese encuentro con Cristo debemos prepararnos y despojarnos del hombre viejo por medio de un cambio
“Porque si nos hemos identificado con Cristo por una muerte semejante a la suya, también nos identificaremos con él en la resurrección. Comprendámoslo: nuestro hombre viejo ha sido crucificado con él, para que fuera destruido este cuerpo de pecado, y así dejáramos de ser esclavos del pecado” (Rom 6, 5-6)
La Iglesia como nuestra guía y madre en la fe nos ayuda disponiendo de un tiempo en el cual podamos prepararnos a conciencia para recibir dignamente a Jesús. Este tiempo que es llamado Cuaresma, toma de la riqueza de la tipología bíblica para expresar el sentir del hombre hacia Dios.
La carta de San Pablo a los Corintios dice:
“Ustedes son en realidad, como el pan sin levadura que se come en los días de la Pascua. Porque Cristo, que es el cordero de nuestra Pascua, fue muerto en sacrificio por nosotros. Así, que debemos celebrar nuestra Pascua con el pan sin levadura que es la sinceridad y la verdad, y no con la vieja levadura ni con la corrupción de la maldad y la perversidad” (1 Cor 5, 7b-8)
Podemos entender según San Pablo que tenemos un llamado a vivir esa Pascua de un modo auténtico, y que para ello debemos despojarnos de la vieja levadura, recordar que a esa Pascua accedemos por méritos de Cristo, porque somos mortales y volveremos al polvo del que fuimos sacados; sólo en la Pascua podemos vernos resucitados en Cristo para siempre.
¿Por qué en miércoles se inicia la Cuaresma si la Biblia no lo dice?
Sencillamente por dos cosas que la Biblia si dice:
- a.) Jesús resucitó un domingo (Mc 16, 9)
- b.) El número cuarenta simboliza tiempo de cambio, de preparación, de prueba.
Jesús mismo nos corrobora la simbología del número cuarenta justamente al enfrentar las tentaciones en el desierto en ese lapso de tiempo[2]:
Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el demonio.. Después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, sintió hambre (Mt 4, 1-2)
Algunas citas que nos muestran la simbología de este número son:
"Porque dentro de siete días haré llover sobre la tierra durante cuarenta días y cuarenta noches, y exterminaré de sobre la haz del suelo todos los seres que hice." (Gen 7, 4)
"Moisés entró dentro de la nube y subió al monte. Y permaneció Moisés en el monte cuarenta días y cuarenta noches" (Ex24, 18)
"Acuérdate del largo camino que el Señor, tu Dios, te hizo recorrer por el desierto durante esos cuarenta años. Allí él te afligió y te puso a prueba, para conocer el fondo de tu corazón y ver si eres capaz o no de guardar sus mandamientos". (Deu 8, 2)
"Elías se levantó, comió y bebió, y fortalecido por ese alimento caminó cuarentadías y cuarenta noches hasta la montaña de Dios, el Horeb".(1 Re 19, 8)
Jonás comenzó a internarse en la ciudad y caminó durante todo un día, proclamando: "Dentro de cuarenta días, Nínive será destruida". Los ninivitas creyeron en Dios, decretaron un ayuno y se vistieron con ropa de penitencia, desde el más grande hasta el más pequeño. (Jon 3, 4-5)
Así que si queremos vivir esos 40 días para poder celebrar nuestra Pascua con Cristo, debemos iniciar un miércoles. Es algo que parte de nuestra capacidad para entender el querer de Dios para nosotros, y no querer que hasta esos detalles los diga la Biblia. Sería como exigirle a un evangélico que me demuestre con la Biblia por qué celebran un culto o un discipulado a x ó y hora.
En un sitio protestante encontré una crítica, al que la Iglesia inicie la Cuaresma un miércoles. Analizando un texto del libro de Jonás como prueba usada por los católicos, este autor dice:
Nótese lo que dice Jonás 3:5, “…Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos…” ¿Dice el texto que un “miércoles” se pusieron una “crucecita” de ceniza en la frente? No, sino que “se vistieron de cilicio…” ¿Nota usted la gran diferencia entre lo que dice el texto y la práctica católica?[3]
Asumiré que es ingenuidad de este autor y no mala fe, esperar que en la época de Jonás se celebre el miércoles de ceniza cuando bien ya hemos dicho que se celebra en atención a la Pascua de Cristo, y que es la manera en que los católicos nos preparamos a ese encuentro durante un tiempo súper bíblico como 40 días.
¿Y la ceniza?
El segundo ataque que presentan los no católicos contra este día es el uso de la ceniza. Consideran que en ningún texto se manda a colocar una cruz de ceniza en la frente.
Antes que nada, los católicos debemos aclarar que la ceniza no es algo mágico que borre algún pecado. Seguramente los ignorantes creen que si reciben la cruz de ceniza han quedado limpiados y purificados. La cruz de ceniza es un sacramental y vamos a colocar la definición según el Catecismo de la Iglesia Católica:
1667…Estos son signos sagrados con los que, imitando de alguna manera a los sacramentos, se expresan efectos, sobre todo espirituales, obtenidos por la intercesión de la Iglesia. Por ellos, los hombres se disponen a recibir el efecto principal de los sacramentos y se santifican las diversas circunstancias de la vida" (SC 60; CIC can 1166; CO can 867)
1668 Han sido instituidos por la Iglesia en orden a la santificación de ciertos ministerios eclesiales, de ciertos estados de vida, de circunstancias muy variadas de la vida cristiana, así como del uso de cosas útiles al hombre. Según las decisiones pastorales de los obispos pueden también responder a las necesidades, a la cultura, y a la historia propias del pueblo cristiano de una región o de una época. Comprenden siempre una oración, con frecuencia acompañada de un signo determinado, como la imposición de la mano, la señal de la cruz, la aspersión con agua bendita (que recuerda el Bautismo).
1670 Los sacramentales no confieren la gracia del Espíritu Santo a la manera de los sacramentos, pero por la oración de la Iglesia preparan a recibirla y disponen a cooperar con a ella.
De lo anterior entendemos que la cruz colocada es sólo un signo exterior acompañado de una oración que nos preparan y disponen a recibir la gracia que se nos concede en la Resurrección de Cristo. Por eso no debemos angustiarnos por encontrar un texto bíblico donde alguien esté colocando una cruz de ceniza a otra persona.
Del mismo sitio protestante que cuestiona el miércoles de ceniza podemos ver otro ataque injustificado:
La palabra “ceniza” aparece una sola vez en el Nuevo Testamento para informar sobre lo único que quedó cuando Sodoma y Gomorra fueron destruidas por Dios. Pedro escribió, “…y si condenó por destrucción a las ciudades de Sodoma y de Gomorra, reduciéndolas a ceniza y poniéndolas de ejemplo a los que habían de vivir impíamente…” (2 Pedro 2:6). Por otro lado, la palabra “cenizas”, aparece también una sola vez en donde se describen los ritos de purificación hebreos, en contraste con la sangre de Jesucristo (Hebreos 9:13).
Nuevamente supondré ignorancia y no mala fe. El autor olvidó colocar otro texto que menciona la palabra ceniza en boca del mismo Jesús como signo externo de conversión:
“Entonces Jesús comenzó a reprender a los pueblos donde había hecho la mayor parte de sus milagros, porque no se habían vuelto a Dios. Decía Jesús: “!ay de ti, Corazin! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho entre ustedes, ya hace tiempo que se habrían vuelto a Dios, cubiertos de ropas ásperas y cenizas” (Mt 11, 20-21)
En este texto no vemos una cruz en la frente, pero si vemos el uso de la ceniza como símbolo externo de conversión. No podemos centrar el debate a que el texto debe decir “en la frente”, sería como exigirle a un protestante una explicación bíblica sobre si al bautizar a alguien por inmersión debe meter primero su pierna izquierda o derecha al agua, o saber con qué mano Jesús tomó el pan para partirlo en la última cena.
Otras citas que nos muestran el sentido de la ceniza de forma penitencial son:
Yo volví mi rostro hacia el Señor Dios para obtener una respuesta, con oraciones y súplicas, mediante el ayuno, el cilicio y las cenizas. (Dan 9, 3)
Y todos los israelitas que habitaban en Jerusalén, hombres, mujeres y niños, se postraron ante el Templo, cubrieron de ceniza sus cabezas y extendieron sus sayales ante la presencia del Señor.(Jdt 4, 11)
Por eso me retracto, y me arrepiento en el polvo y la ceniza (Job 42, 6)
Sobre el significado de la ceniza traemos una explicación práctica[4]:
Prácticamente se le asocia al polvo, simbolizando a la vez el pecado y la fragilidad humana. En el Antiguo Testamento también prevalece esta idea. El pecador es ceniza (Cfr. Sab 15,10; Ez 28,18) Para simbolizar esto, el pecador se sienta sobre la ceniza (Job 42,6; Jon 3,6; Mt 11,21) y se cubre con ella la cabeza (Jdt 4,11-15; 9,1; Ez 27,30).
También ha sido empleada para significar la tristeza del hombre abrumado por la desgracia (Cfr. 2Sam 13,19) y, sobre todo, del hombre que se ve afligido por el luto y expresa así su nada (Cfr. Jer 6,26).
La ceniza finalmente nos recuerda que somos mortales, que fuimos creados del polvo y a él volveremos (Gen 3, 19), por lo cual, debemos aspirar a vivir la resurrección del Señor, como un signo de victoria sobre el mal, el cual no tendría mejor señal para nosotros que la cruz de Cristo (Col 2, 14-15)
Abraham mismo le dirá al Señor:
Replicó Abraham: "¡Mira que soy atrevido de interpelar a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza! (Gen 18, 27)
El protestante citado vuelve y arremete contra los católicos la decir lo siguiente:
En un discurso de Juan Pablo II, se dice que la práctica del miércoles de ceniza, está estrechamente relacionada con el “arrepentimiento” y la “penitencia”. Desde luego, cuando hablamos de tales actos en relación con la iglesia, nos encontramos con la sorpresa que ninguno de ellos es descrito de tal forma en el Nuevo Testamento. Sí, el arrepentimiento es una doctrina bíblica, pero la manera en que este es manifestado, es a través de los frutos, de los hechos que el individuo manifiesta después del arrepentimiento, y no por un acto subjetivo, como lo es la ceniza sobre la frente en forma de cruz (Hechos 26:19, 20). Como la misma palabra lo indica, el arrepentimiento es una acción del corazón y la mente, de hecho, es un cambio de mente, donde la persona deja de hacer su voluntad para hacer la voluntad de Dios (Mateo 21:28, 29). El arrepentimiento se hace presente no por acciones subjetivas externas, sino por oír la Palabra de Dios (Mateo 3:1; 4:17; Marcos 1:15; Hechos 2:37, 38). Así que, a la luz de la Biblia, el arrepentimiento y el poner ceniza sobre la frente no tienen ninguna relación. ¡Mucho menos la “penitencia”
El autor parte de un supuesto equivocado, y es afirmar que en la Iglesia Católica el arrepentimiento se logra por la cruz de ceniza, lo cual es falso ya que expusimos que los sacramentales no confieren gracia. Esto solamente denota que el autor escribe de lo que no sabe.
Respecto a la penitencia interior, el Catecismo resume nuestra doctrina así:
1431 La penitencia interior es una reorientación radical de toda la vida, un retorno, una conversión a Dios con todo nuestro corazón, una ruptura con el pecado, una aversión del mal, con repugnancia hacia las malas acciones que hemos cometido. Al mismo tiempo, comprende el deseo y la resolución de cambiar de vida con la esperanza de la misericordia divina y la confianza en la ayuda de su gracia. Esta conversión del corazón va acompañada de dolor y tristeza saludables que los Padres llamaron "animi cruciatus" (aflicción del espíritu), "compunctio cordis" (arrepentimiento del corazón) (cf Cc. de Trento: DS 1676-1678; 1705; Catech. R. 2, 5, 4).
Por lo que podemos ver que el arrepentimiento es un acto del corazón, pero que podemos acompañar con signos externos. Igual que lo hizo el rey David cuando pecó contra Dios, y para mostrar su arrepentimiento “se acostaba en el suelo” y “lloraba” (2 Sam 12, 16.21) Eran signos externos de su arrepentimiento. Igual nosotros usamos la ceniza como signo externo de nuestro deseo de conversión.
¿Si los católicos utilizamos un signo que ha sido usado para representar el arrepentimiento y nos colocamos en la frente el signo de la victoria de Cristo, nos llamarán antibíblicos”?
La cruz
Sobre la cabeza de los fieles se coloca una cruz con la ceniza. Esto simboliza nuestra conversión a Cristo y nuestro reconocimiento de la fragilidad de nuestra condición. Al respecto se ha dado una polémica sobre qué base bíblica tendría esto. Hay una cita que sirve de base para explicarlo en el Antiguo Testamento:
y Yahvé le dijo: «Recorre Jerusalén, y marca con una cruz la frente de los hombres que gimen y lloran por todas las abominaciones que se cometen en ella.» (Ez 9, 4)
Dios ordena colocar una cruz en la frente a los verdaderos israelitas. Sin embargo, las traducciones protestantes colocan la palabra "señal":
Y le dijo Jehová: Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella.
La palabra usada del texto hebreo original: Tav, es traducida como Thau, la última letra del alfabeto hebreo y que tenía forma de cruz. Incluso los protestantes primitivos tradujeron de esta forma la palabra Tav, como se evidencia aquí Forum Catholics:
1. John Wycliffe (the first English) Bible (1395) translated by a Protestant
2. Miles Coverdale Bible (1535) translated by a Protestant
3. Matthew's Bible (1537) translated by a Protestant
4. Matthew-Tyndale Bible (1549) translated by a Protestant
5. Taverner's Bible (1551) translated by a Protestant
El alfabeto hebreo hoy día difiere del antiguo, por ello es importante notar cómo se escribía la Thau en el alfabeto antiguo. Ver Alfabeto antiguo
Las palabras
Por último recordemos cuales son las palabras que nos dice el ministro al colocarnos la ceniza: “Conviértete y cree en el Evangelio” ¿No son parecidas a lo que predicaba Jesús cuando anunciaba la venida del Reino de Dios? (Mc 1, 15; Mt 4, 17)
O la otra fórmula: “Acuérdate que polvo eres y al polvo haz de volver” tomada de (Gen 3, 19), no es un recuerdo de nuestra condición mortal, que nos debería hacer reflexionar sobre nuestra búsqueda de Dios?
El miércoles de ceniza es una oportunidad para renovar nuestro deseo de revisar nuestra conducta, nuestro caminar y tratar de prepararnos dignamente para recibir a Cristo Resucitado. Incluso es una oportunidad reconocida por un sitio protestante que expresó:
El Miércoles de Ceniza, así como la Cuaresma es observado por la mayoría de los católicos, las denominaciones ortodoxas y unas pocas denominaciones protestantes. Puesto que la Biblia en ninguna parte ordena o condena tal procedimiento, un cristiano tiene la libertad de decidir el observar el Miércoles de Ceniza o no. Si un cristiano se siente guiado por el Señor a observar el Miércoles de Ceniza y/o la Cuaresma – el punto importante es tener una perspectiva bíblica. Es bueno arrepentirse de actividades pecaminosas. Es bueno identificarte claramente como un cristiano. No es bíblico creer que Dios automáticamente te bendecirá en respuesta a la observancia de un ritual. Dios está interesado en nuestros corazones, no en nuestra observancia de rituales. Ver Mateo capítulo 6, versos 1-8.[5]
Amigo católico, recuerda que el miércoles de ceniza es el inicio del caminar, del paso de Jesús por el desierto, donde nosotros revisamos nuestra conducta interior y por medio de la ceniza reflejamos exteriormente ese deseo interno de querer recibir a Cristo resucitado, como decía San Pablo:
Así, que debemos celebrar nuestra Pascua con el pan sin levadura que es la sinceridad y la verdad, y no con la vieja levadura ni con la corrupción de la maldad y la perversidad” (1 Cor 5, 7b-8)
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[1] FERNADEZ, Francsico. Hablar con Dios, meditaciones para cada día del año. Ediciones La Palabra 2203, pág 9
[2] La Iglesia se une todos los años, durante los cuarenta días de Cuaresma, al Misterio de Jesús en el desierto. (CIC 540)
[3] http://volviendoalabiblia.com.mx/PDF/Miercolesdeceniza.pdf
[4] http://www.mercaba.org/LITURGIA/Cuaresma/miercoles_ceniza.htm
[5] http://www.gotquestions.org/Espanol/Miercoles-Ceniza.html