sábado, 28 de marzo de 2020

Lecturas 28 de Marzo de 2020

Lecturas del día:

  • Primera lectura

    Jeremías 11:18-20
    18 Yahveh me lo hizo saber, y me enteré de ello. Entonces me descubriste, Yahveh, sus maquinaciones.
    19 Y yo que estaba como cordero manso llevado al matadero, sin saber que contra mí tramaban maquinaciones: «Destruyamos el árbol en su vigor; borrémoslo de la tierra de los vivos, y su nombre no vuelva a mentarse.»
    20 ¡Oh Yahveh Sebaot, juez de lo justo, que escrutas los riñones y el corazón!, vea yo tu venganza contra ellos, porque a ti he manifestado mi causa.
  • Salmo responsorial

    Salmo 7:2-3, 9-12
    2 Yahveh, Dios mío, a ti me acojo, sálvame de todos mis perseguidores, líbrame;
    3 ¡que no arrebate como un león mi vida el que desgarra, sin que nadie libre!
    9 (Yahveh, juez de los pueblos.) Júzgame, Yahveh, conforme a mi justicia y según mi inocencia.
    10 Haz que cese la maldad de los impíos, y afianza al justo, tú que escrutas corazones y entrañas, oh Dios justo.
    11 Dios, el escudo que me cubre, el salvador de los de recto corazón;
    12 Dios, el juez justo, tardo a la cólera, pero Dios amenazante en todo tiempo
  • Evangelio

    Juan 7:40-53
    40 Muchos entre la gente, que le habían oído estas palabras, decían: «Este es verdaderamente el profeta.»
    41 Otros decían: «Este es el Cristo.» Pero otros replicaban: «¿Acaso va a venir de Galilea el Cristo?
    42 ¿No dice la Escritura que el Cristo vendrá de la descendencia de David y de Belén, el pueblo de donde era David?»
    43 Se originó, pues, una disensión entre la gente por causa de él.
    44 Algunos de ellos querían detenerle, pero nadie le echó mano.
    45 Los guardias volvieron donde los sumos sacerdotes y los fariseos. Estos les dijeron: «¿Por qué no le habéis traído?»
    46 Respondieron los guardias: «Jamás un hombre ha hablado como habla ese hombre.»
    47 Los fariseos les respondieron: «¿Vosotros también os habéis dejado embaucar?
    48 ¿Acaso ha creído en él algún magistrado o algún fariseo?
    49 Pero esa gente que no conoce la Ley son unos malditos.»
    50 Les dice Nicodemo, que era uno de ellos, el que había ido anteriormente donde Jesús:
    51 «¿Acaso nuestra Ley juzga a un hombre sin haberle antes oído y sin saber lo que hace?»
    52 Ellos le respondieron: «¿También tú eres de Galilea? Indaga y verás que de Galilea no sale ningún profeta.»
    53 Y se volvieron cada uno a su casa.

viernes, 27 de marzo de 2020

Lecturas 27 de Marzo de 2020

  • Primera lectura

    Sabiduría 2:1, 12-22
    1 Porque se dicen discurriendo desacertadamente: «Corta es y triste nuestra vida; no hay remedio en la muerte del hombre ni se sabe de nadie que haya vuelto del Hades.
    12 Tendamos lazos al justo, que nos fastidia, se enfrenta a nuestro modo de obrar, nos echa en cara faltas contra la Ley y nos culpa de faltas contra nuestra educación.
    13 Se gloría de tener el conocimiento de Dios y se llama a sí mismo hijo del Señor.
    14 Es un reproche de nuestros criterios, su sola presencia nos es insufrible,
    15 lleva una vida distinta de todas y sus caminos son extraños.
    16 Nos tiene por bastardos, se aparta de nuestros caminos como de impurezas; proclama dichosa la suerte final de los justos y se ufana de tener a Dios por padre.
    17 Veamos si sus palabras son verdaderas, examinemos lo que pasará en su tránsito.
    18 Pues si el justo es hijo de Dios, él le asistirá y le librará de las manos de sus enemigos.
    19 Sometámosle al ultraje y al tormento para conocer su temple y probar su entereza.
    20 Condenémosle a una muerte afrentosa, pues, según él, Dios le visitará.»
    21 Así discurren, pero se equivocan; los ciega su maldad;
    22 no conocen los secretos de Dios, no esperan recompensa por la santidad ni creen en el premio de las almas intachables.
  • Salmo responsorial

    Salmo 34:17-21, 23
    17 el rostro de Yahveh contra los malhechores, para raer de la tierra su memoria.
    18 Cuando gritan aquéllos, Yahveh oye, y los libra de todas sus angustias;
    19 Yahveh está cerca de los que tienen roto el corazón. él salva a los espíritus hundidos.
    20 Muchas son las desgracias del justo, pero de todas le libera Yahveh;
    21 todos sus huesos guarda, no será quebrantado ni uno solo.
    23 Yahveh rescata el alma de sus siervos, nada habrán de pagar los que en él se cobijan.
  • Evangelio

    Juan 7:1-2, 10, 25-30
    1 Después de esto, Jesús andaba por Galilea, y no podía andar por Judea, porque los judíos buscaban matarle.
    2 Pero se acercaba la fiesta judía de las Tiendas.
    10 Pero después que sus hermanos subieron a la fiesta, entonces él también subió no manifiestamente, sino de incógnito.
    25 Decían algunos de los de Jerusalén: «¿No es a ése a quien quieren matar?
    26 Mirad cómo habla con toda libertad y no le dicen nada. ¿Habrán reconocido de veras las autoridades que este es el Cristo?
    27 Pero éste sabemos de dónde es, mientras que, cuando venga el Cristo, nadie sabrá de dónde es.»
    28 Gritó, pues, Jesús, enseñando en el Templo y diciendo: «Me conocéis a mí y sabéis de dónde soy. Pero yo no he venido por mi cuenta; sino que verdaderamente me envía el que me envía; pero vosotros no le conocéis.
    29 Yo le conozco, porque vengo de él y él es el que me ha enviado.»
    30 Querían, pues, detenerle, pero nadie le echó mano, porque todavía no había llegado su hora.

jueves, 26 de marzo de 2020

Lecturas 26 de Marzo de 2020

  • Primera lectura

    Éxodo 32:7-14
    7 Entonces habló Yahveh a Moisés, y dijo: «¡Anda, baja! Porque tu pueblo, el que sacaste de la tierra de Egipto, ha pecado.
    8 Bien pronto se han apartado el camino que yo les había prescrito. Se han hecho un becerro fundido y se han postrado ante él; le han ofrecido sacrificios y han dicho: "Este es tu Dios, Israel, el que te ha sacado de la tierra de Egipto."»
    9 Y dijo Yahveh a Moisés: «Ya veo que este pueblo es un pueblo de dura cerviz.
    10 Déjame ahora que se encienda mi ira contra ellos y los devore; de ti, en cambio, haré un gran pueblo.»
    11 Pero Moisés trató de aplacar a Yahveh su Dios, diciendo: "¿Por qué, oh Yahveh, ha de encenderse tu ira contra tu pueblo, el que tú sacaste de la tierra de Egipto con gran poder y mano fuerte?
    12 ¿Van a poder decir los egipcios: Por malicia los ha sacado, para matarlos en las montañas y exterminarlos de la faz de la tierra? Abandona el ardor de tu cólera y renuncia a lanzar el mal contra tu pueblo.
    13 Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Israel, siervos tuyos, a los cuales juraste por ti mismo: Multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo; toda esta tierra que os tengo prometida, la daré a vuestros descendientes, y ellos la poseerán como herencia para siempre.»
    14 Y Yahveh renunció a lanzar el mal con que había amenazado a su pueblo.
  • Salmo responsorial

    Salmo 106:19-23
    19 En Horeb se fabricaron un becerro, se postraron ante un metal fundido,
    20 y cambiaron su gloria por la imagen de un buey que come heno.
    21 Olvidaban a Dios que les salvaba, al autor de cosas grandes en Egipto,
    22 de prodigios en el país de Cam, de portentos en el mar de Suf.
    23 Hablaba ya de exterminarlos, si no es porque Moisés, su elegido, se mantuvo en la brecha en su presencia, para apartar su furor de destruirlos.
  • Evangelio

    Juan 5:31-47
    31 «Si yo diera testimonio de mí mismo, mi testimonio no sería válido.
    32 Otro es el que da testimonio de mí, y yo sé que es válido el testimonio que da de mí.
    33 Vosotros mandasteis enviados donde Juan, y él dio testimonio de la verdad.
    34 No es que yo busque testimonio de un hombre, sino que digo esto para que os salvéis.
    35 El era la lámpara que arde y alumbra y vosotros quisisteis recrearos una hora con su luz.
    36 Pero yo tengo un testimonio mayor que el de Juan; porque las obras que el Padre me ha encomendado llevar a cabo, las mismas obras que realizo, dan testimonio de mí, de que el Padre me ha enviado.
    37 Y el Padre, que me ha enviado, es el que ha dado testimonio de mí. Vosotros no habéis oído nunca su voz, ni habéis visto nunca su rostro,
    38 ni habita su palabra en vosotros, porque no creéis al que El ha enviado.
    39 «Vosotros investigáis las escrituras, ya que creéis tener en ellas vida eterna; ellas son las que dan testimonio de mí;
    40 y vosotros no queréis venir a mí para tener vida.
    41 La gloria no la recibo de los hombres.
    42 Pero yo os conozco: no tenéis en vosotros el amor de Dios.
    43 Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viene en su propio nombre, a ése le recibiréis.
    44 ¿Cómo podéis creer vosotros, que aceptáis gloria unos de otros, y no buscáis la gloria que viene del único Dios?
    45 No penséis que os voy a acusar yo delante del Padre. Vuestro acusador es Moisés, en quién habéis puesto vuestra esperanza.
    46 Porque, si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque él escribió de mí.
    47 Pero si no creéis en sus escritos, cómo vais a creer en mis palabras?»

miércoles, 25 de marzo de 2020

Lecturas 25 de Marzo de 2020

Lecturas del día:

  • Primera lectura

    Isaías 7:10-14; 8:10
    10 Volvió Yahveh a hablar a Ajaz diciendo:
    11 «Pide para ti una señal de Yahveh tu Dios en lo profundo del seol o en lo más alto.»
    12 Dijo Ajaz: «No la pediré, no tentaré a Yahveh.»
    13 Dijo Isaías: «Oíd, pues, casa de David: ¿Os parece poco cansar a los hombres, que cansáis también a mi Dios?
    14 Pues bien, el Señor mismo va a daros una señal: He aquí que una doncella está encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel.
    10 Trazad un plan: fracasará. Decid una palabra: no se cumplirá. Porque con nosotros está Dios.
  • Salmo responsorial

    Salmo 40:7-11
    7 Ni sacrificio ni oblación querías, pero el oído me has abierto; no pedías holocaustos ni víctimas,
    8 dije entonces: Heme aquí, que vengo. Se me ha prescrito en el rollo del libro
    9 hacer tu voluntad. Oh Dios mío, en tu ley me complazco en el fondo de mi ser.
    10 He publicado la justicia en la gran asamblea; mira, no he contenido mis labios, tú lo sabes, Yahveh.
    11 No he escondido tu justicia en el fondo de mi corazón, he proclamado tu lealtad, tu salvación, ne he ocultado tu amor y tu verdad a la gran asamblea.
  • Segunda lectura

    Hebreos 10:4-10
    4 pues es imposible que sangre de toros y machos cabríos borre pecados.
    5 Por eso, al entrar en este mundo, dice: Sacrificio y oblación no quisiste; pero me has formado un cuerpo.
    6 Holocaustos y sacrificios por el pecado no te agradaron.
    7 Entonces dije: ¡He aquí que vengo - pues de mí está escrito en el rollo del libro - a hacer, oh Dios, tu voluntad!
    8 Dice primero: Sacrificios y oblaciones y holocaustos y sacrificios por el pecado no los quisiste ni te agradaron - cosas todas ofrecidas conforme a la Ley -
    9 entonces - añade -: He aquí que vengo a hacer tu voluntad. Abroga lo primero para establecer el segundo.
    10 Y en virtud de esta voluntad somos santificados, merced a la oblación de una vez para siempre del cuerpo de Jesucristo.
  • Evangelio

    Lucas 1:26-38
    26 Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,
    27 a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.
    28 Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.»
    29 Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo.
    30 El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios;
    31 vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús.
    32 El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre;
    33 reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.»
    34 María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?»
    35 El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios.
    36 Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril,
    37 porque ninguna cosa es imposible para Dios.»
    38 Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel dejándola se fue.

martes, 24 de marzo de 2020

Lecturas 24 de Marzo de 2020

  • Primera lectura

    Ezequiel 47:1-9, 12
    1 Me llevó a la entrada de la Casa, y he aquí que debajo del umnbral de la Casa salía agua, en dirección a oriente, porque la fachada de la Casa miraba hacia oriente. El agua bajaba de debajo del lado derecho de la Casa, al sur del altar.
    2 Luego me hizo salir por el pórtico septentrional y dar la vuelta por el exterior, hasta el pórtico exterior que miraba hacia oriente, y he aquí que el agua fluía del lado derecho.
    3 El hombre salió hacia oriente con la cuerda que tenía en la mano, midió mil codos y me hizo atravesar el agua: me llegaba hasta los tobillos.
    4 Midió otros mil codos y me hizo atravesar el agua: me llegaba hasta las rodillas. Midió mil más y me hizo atravesar el agua: me llegaba hasta la cintura.
    5 Midió otros mil: era ya un torrente que no pude atravesar, porque el agua había crecido hasta hacerse un agua de pasar a nado, un torrente que no se podía atravesar.
    6 Entonces me dijo: «¿Has visto, hijo de hombre?» Me condujo, y luego me hizo volver a la orilla del torrente.
    7 Y a volver vi que a la orilla del torrente había gran cantidad de árboles, a ambos lados.
    8 Me dijo: «Esta agua sale hacia la región oriental, baja a la Arabá, desemboca en el mar, en el agua hedionda, y el agua queda saneada.
    9 Por dondequiera que pase el torrente, todo ser viviente que en él se mueva vivirá. Los peces serán muy abundantes, porque allí donde penetra esta agua lo sanea todo, y la vida prospera en todas partes adonde llega el torrente.
    12 A orillas del torrente, a una y otra margen, crecerán toda clase de árboles frutales cuyo follaje no se marchitará y cuyos frutos no se agotarán: producirán todos los meses frutos nuevos, porque esta agua viene del santuario. Sus frutos servirán de alimento, y sus hojas de medicina.»
  • Salmo responsorial

    Salmo 46:2-3, 5-6, 8-9
    2 Dios es para nosotros refugio y fortaleza, un socorro en la angustia siempre a punto.
    3 Por eso no tememos si se altera la tierra, si los montes se conmueven en el fondo de los mares,
    5 ¡Un río! Sus brazos recrean la ciudad de Dios, santificando las moradas del Altísimo.
    6 Dios está en medio de ella, no será conmovida, Dios la socorre al llegar la mañana.
    8 ¡Con nosotros Yahveh Sebaot, baluarte para nosotros, el Dios de Jacob!
    9 Venid a contemplar los prodigios de Yahveh, el que llena la tierra de estupores.
  • Evangelio

    Juan 5:1-16
    1 Después de esto, hubo una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén.
    2 Hay en Jerusalén, junto a la Probática, una piscina que se llama en hebreo Betesda, que tiene cinco pórticos.
    3 En ellos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos, paralíticos, esperando la agitación del agua.
    4 Porque el Angel del Señor bajaba de tiempo en tiempo a la piscina y agitaba el agua; y el primero que se metía después de la agitación del agua, quedaba curado de cualquier mal que tuviera.
    5 Había allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo.
    6 Jesús, viéndole tendido y sabiendo que llevaba ya mucho tiempo, le dice: «¿Quieres curarte?»
    7 Le respondió el enfermo: «Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se agita el agua; y mientras yo voy, otro baja antes que yo.»
    8 Jesús le dice: «Levántate, toma tu camilla y anda.»
    9 Y al instante el hombre quedó curado, tomó su camilla y se puso a andar. Pero era sábado aquel día.
    10 Por eso los judíos decían al que había sido curado: «Es sábado y no te está permitido llevar la camilla.»
    11 El le respondió: «El que me ha curado me ha dicho: Toma tu camilla y anda.»
    12 Ellos le preguntaron: «¿Quién es el hombre que te ha dicho: Tómala y anda?»
    13 Pero el curado no sabía quién era, pues Jesús había desaparecido porque había mucha gente en aquel lugar.
    14 Más tarde Jesús le encuentra en el Templo y le dice: «Mira, estás curado; no peques más, para que no te suceda algo peor.»
    15 El hombre se fue a decir a los judíos que era Jesús el que lo había curado.
    16 Por eso los judíos perseguían a Jesús, porque hacía estas cosas en sábado.

domingo, 22 de marzo de 2020

Lecturas 23 de Marzo de 2020

Lecturas del día:

  • Primera lectura

    Isaías 65:17-21
    17 Pues he aquí que yo creo cielos nuevos y tierra nueva, y no serán mentados los primeros ni vendrán a la memoria;
    18 antes habrá gozo y regocijo por siempre jamás por lo que voy a crear. Pues he aquí que yo voy a crear a Jerusalén «Regocijo», y a su pueblo «Alegría»;
    19 me regocijaré por Jerusalén y me alegraré por mi pueblo, sin que se oiga allí jamás lloro ni quejido.
    20 No habrá allí jamás niño que viva pocos días, o viejo que no llene sus días, pues morir joven será morir a los cien años, y el que no alcance los cien años será porque está maldito.
    21 Edificarán casas y las habitarán, palatarán viñas y comerán su fruto.
  • Salmo responsorial

    Salmo 30:2, 4-6, 11-13
    2 Yo te ensalzo, Yahveh, porque me has levantado; no dejaste reírse de mí a mis enemigos.
    4 Tú has sacado, Yahveh, mi alma del seol, me has recobrado de entre los que bajan a la fosa.
    5 Salmodiad a Yahveh los que le amáis, alabad su memoria sagrada.
    6 De un instante es su cólera, de toda una vida su favor; por la tarde visita de lágrimas, por la mañana gritos de alborozo.
    11 ¡Escucha, Yahveh, y ten piedad de mí! ¡Sé tú, Yahveh, mi auxilio!
    12 Has trocado mi lamento en una danza, me has quitado el sayal y me has ceñido de alegría;
    13 mi corazón por eso te salmodiará sin tregua; Yahveh, Dios mío, te alabaré por siempre.
  • Evangelio

    Juan 4:43-54
    43 Pasados los dos días, partió de allí para Galilea.
    44 Pues Jesús mismo había afirmado que un profeta no goza de estima en su patria.
    45 Cuando llegó, pues, a Galilea, los galileos le hicieron un buen recibimiento, porque habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues también ellos habían ido a la fiesta.
    46 Volvió, pues, a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había un funcionario real, cuyo hijo estaba enfermo en Cafarnaúm.
    47 Cuando se enteró de que Jesús había venido de Judea a Galilea, fue donde él y le rogaba que bajase a curar a su hijo, porque se iba a morir.
    48 Entonces Jesús le dijo: «Si no veis señales y prodigios, no creéis.»
    49 Le dice el funcionario: «Señor, baja antes que se muera mi hijo.»
    50 Jesús le dice: «Vete, que tu hijo vive.» Creyó el hombre en la palabra que Jesús le había dicho y se puso en camino.
    51 Cuando bajaba, le salieron al encuentro sus siervos, y le dijeron que su hijo vivía.
    52 El les preguntó entonces la hora en que se había sentido mejor. Ellos le dijeron: «Ayer a la hora séptima le dejó la fiebre.»
    53 El padre comprobó que era la misma hora en que le había dicho Jesús: «Tu hijo vive», y creyó él y toda su familia.
    54 Esta nueva señal, la segunda, la realizó Jesús cuando volvió de Judea a Galilea.

Lecturas 22 de Marzo de 2020

Lecturas del día:

  • Primera lectura

    I Samuel 16:1, 6-7, 10-13
    1 Dijo Yahveh a Samuel: «¿Hasta cuándo vas a estar llorando por Saúl, después que yo le he rechazado para que no reine sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite y vete. Voy a enviarte a Jesé, de Belén, porque he visto entre sus hijos un rey para mí.»
    6 Cuando ellos se presentaron vio a Eliab y se dijo: «Sin duda está ante Yahveh su ungido.»
    7 Pero Yahveh dijo a Samuel: «No mires su apariencia ni su gran estatura, pues yo le he descartado. La mirada de Dios no es como la mirada del hombre, pues el hombre mira las apariencias, pero Yahveh mira el corazón.»
    10 Hizo pasar Jesé a sus siete hijos ante Samuel, pero Samuel dijo: «A ninguno de éstos ha elegido Yahveh.»
    11 Preguntó, pues, Samuel a Jesé: «¿No quedan ya más muchachos?» El respondió: «Todavía falta el más pequeño, que está guardando el rebaño.» Dijo entonces Samuel a Jesé: «Manda que lo traigan, porque no comeremos hasta que haya venido.»
    12 Mandó, pues, que lo trajeran; era rubio, de bellos ojos y hermosa presencia. Dijo Yahveh: «Levántate y úngelo, porque éste es.»
    13 Tomó Samuel el cuerno de aceite y le ungió en medio de sus hermanos. Y a partir de entonces, vino sobre David el espíritu de Yahveh. Samuel se levantó y se fue a Ramá.
  • Salmo responsorial

    Salmo 23:1-6
    1 Salmo. De David. Yahveh es mi pastor, nada me falta.
    2 Por prados de fresca hierba me apacienta. Hacia las aguas de reposo me conduce,
    3 y conforta mi alma; me guía por senderos de justicia, en gracia de su nombre.
    4 Aunque pase por valle tenebroso, ningún mal temeré, porque tú vas conmigo; tu vara y tu cayado, ellos me sosiegan.
    5 Tú preparas ante mí una mesa frente a mis adversarios; unges con óleo mi cabeza, rebosante está mi copa.
    6 Sí, dicha y gracia me acompañarán todos los días de mi vida; mi morada será la casa de Yahveh a lo largo de los días.
  • Segunda lectura

    Efesios 5:8-14
    8 Porque en otro tiempo fuisteis tinieblas; mas ahora sois luz en el Señor. Vivid como hijos de la luz;
    9 pues el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad.
    10 Examinad qué es lo que agrada al Señor,
    11 y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, antes bien, denunciadlas.
    12 Cierto que ya sólo el mencionar las cosas que hacen ocultamente da vergüenza;
    13 pero, al ser denunciadas, se manifiestan a la luz.
    14 Pues todo lo que queda manifiesto es luz. Por eso se dice: Despierta tú que duermes, y levántate de entre los muertos, y te iluminará Cristo.
  • Evangelio

    Juan 9:1-41
    1 Vio, al pasar, a un hombre ciego de nacimiento.
    2 Y le preguntaron sus discípulos: «Rabbí, ¿quién pecó, él o sus padres, para que haya nacido ciego?»
    3 Respondió Jesús: «Ni él pecó ni sus padres; es para que se manifiesten en él las obras de Dios.
    4 Tenemos que trabajar en las obras del que me ha enviado mientras es de día; llega la noche, cuando nadie puede trabajar.
    5 Mientras estoy en el mundo, soy luz del mundo.»
    6 Dicho esto, escupió en tierra, hizo barro con la saliva, y untó con el barro los ojos del ciego
    7 y le dijo: «Vete, lávate en la piscina de Siloé» (que quiere decir Enviado). El fue, se lavó y volvió ya viendo.
    8 Los vecinos y los que solían verle antes, pues era mendigo, decían: «¿No es éste el que se sentaba para mendigar?»
    9 Unos decían: «Es él». «No, decían otros, sino que es uno que se le parece.» Pero él decía: «Soy yo.»
    10 Le dijeron entonces: «¿Cómo, pues, se te han abierto los ojos?»
    11 El respondió: «Ese hombre que se llama Jesús, hizo barro, me untó los ojos y me dijo: "Vete a Siloé y lávate." Yo fui, me lavé y vi.»
    12 Ellos le dijeron: «¿Dónde está ése?» El respondió: «No lo sé.»
    13 Lo llevan donde los fariseos al que antes era ciego.
    14 Pero era sábado el día en que Jesús hizo barro y le abrió los ojos.
    15 Los fariseos a su vez le preguntaron cómo había recobrado la vista. El les dijo: «Me puso barro sobre los ojos, me lavé y veo.»
    16 Algunos fariseos decían: «Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado.» Otros decían: «Pero, ¿cómo puede un pecador realizar semejantes señales?» Y había disensión entre ellos.
    17 Entonces le dicen otra vez al ciego: «¿Y tú qué dices de él, ya que te ha abierto los ojos?» El respondió: «Que es un profeta.»
    18 No creyeron los judíos que aquel hombre hubiera sido ciego, hasta que llamaron a los padres del que había recobrado la vista
    19 y les preguntaron: «¿Es éste vuestro hijo, el que decís que nació ciego? ¿Cómo, pues, ve ahora?»
    20 Sus padres respondieron: «Nosotros sabemos que este es nuestro hijo y que nació ciego.
    21 Pero, cómo ve ahora, no lo sabemos; ni quién le ha abierto los ojos, eso nosotros no lo sabemos. Preguntadle; edad tiene; puede hablar de sí mismo.»
    22 Sus padres decían esto por miedo por los judíos, pues los judíos se habían puesto ya de acuerdo en que, si alguno le reconocía como Cristo, quedara excluido de la sinagoga.
    23 Por eso dijeron sus padres: «Edad tiene; preguntádselo a él.»
    24 Le llamaron por segunda vez al hombre que había sido ciego y le dijeron: «Da gloria a Dios. Nosotros sabemos que ese hombre es un pecador.»
    25 Les respondió: «Si es un pecador, no lo sé. Sólo sé una cosa: que era ciego y ahora veo.»
    26 Le dijeron entonces: «¿Qué hizo contigo? ¿Cómo te abrió los ojos?»
    27 El replicó: «Os lo he dicho ya, y no me habéis escuchado. ¿Por qué queréis oírlo otra vez? ¿Es qué queréis también vosotros haceros discípulos suyos?»
    28 Ellos le llenaron de injurias y le dijeron: «Tú eres discípulo de ese hombre; nosotros somos discípulos de Moisés.
    29 Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios; pero ése no sabemos de dónde es.»
    30 El hombre les respondió: «Eso es lo extraño: que vosotros no sepáis de dónde es y que me haya abierto a mí los ojos.
    31 Sabemos que Dios no escucha a los pecadores; mas, si uno es religioso y cumple su voluntad, a ése le escucha.
    32 Jamás se ha oído decir que alguien haya abierto los ojos de un ciego de nacimiento.
    33 Si éste no viniera de Dios, no podría hacer nada.»
    34 Ellos le respondieron: «Has nacido todo entero en pecado ¿y nos da lecciones a nosotros?» Y le echaron fuera.
    35 Jesús se enteró de que le habían echado fuera y, encontrándose con él, le dijo: «¿Tú crees en el Hijo del hombre?»
    36 El respondió: «¿Y quién es, Señor, para que crea en él?»
    37 Jesús le dijo: «Le has visto; el que está hablando contigo, ése es.»
    38 El entonces dijo: «Creo, Señor.» Y se postró ante él.
    39 Y dijo Jesús: «Para un juicio he venido a este mundo: para que los que no ven, vean; y los que ven, se vuelvan ciegos.»
    40 Algunos fariseos que estaban con él oyeron esto y le dijeron: «Es que también nosotros somos ciegos?»
    41 Jesús les respondió: Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; pero, como decís: "Vemos" vuestro pecado permanece.»

    O también:
    Juan 9:1, 6-9, 13-17, 34-38
    1 Vio, al pasar, a un hombre ciego de nacimiento.
    6 Dicho esto, escupió en tierra, hizo barro con la saliva, y untó con el barro los ojos del ciego
    7 y le dijo: «Vete, lávate en la piscina de Siloé» (que quiere decir Enviado). El fue, se lavó y volvió ya viendo.
    8 Los vecinos y los que solían verle antes, pues era mendigo, decían: «¿No es éste el que se sentaba para mendigar?»
    9 Unos decían: «Es él». «No, decían otros, sino que es uno que se le parece.» Pero él decía: «Soy yo.»
    13 Lo llevan donde los fariseos al que antes era ciego.
    14 Pero era sábado el día en que Jesús hizo barro y le abrió los ojos.
    15 Los fariseos a su vez le preguntaron cómo había recobrado la vista. El les dijo: «Me puso barro sobre los ojos, me lavé y veo.»
    16 Algunos fariseos decían: «Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado.» Otros decían: «Pero, ¿cómo puede un pecador realizar semejantes señales?» Y había disensión entre ellos.
    17 Entonces le dicen otra vez al ciego: «¿Y tú qué dices de él, ya que te ha abierto los ojos?» El respondió: «Que es un profeta.»
    34 Ellos le respondieron: «Has nacido todo entero en pecado ¿y nos da lecciones a nosotros?» Y le echaron fuera.
    35 Jesús se enteró de que le habían echado fuera y, encontrándose con él, le dijo: «¿Tú crees en el Hijo del hombre?»
    36 El respondió: «¿Y quién es, Señor, para que crea en él?»
    37 Jesús le dijo: «Le has visto; el que está hablando contigo, ése es.»
    38 El entonces dijo: «Creo, Señor.» Y se postró ante él.