jueves, 20 de noviembre de 2025

Lecturas 20 de Noviembre de 2025

 

  • Primera Lectura

    1 Macabeos 2:15-29

    15Entonces los emisarios del rey que obligaban a apostatar llegaron a la ciudad de Modín para hacerles ofrecer sacrificios.
    16Muchos israelitas se acercaron a ellos. Pero Matatías y sus hijos se mantuvieron aparte.
    17
    Los enviados del rey tomaron la palabra y le dijeron a Matatías:
    —Tú eres príncipe noble y poderoso en esta ciudad y estás respaldado por hijos y hermanos.
    18Así que ahora acércate tú primero y cumple la orden del rey, como han hecho todos los pueblos, los varones de Judá y los que se han quedado en Jerusalén. Tú y tus hijos seréis contados entre los amigos del rey y seréis honrados con plata, oro e innumerables regalos.
    19
    Pero Matatías respondió a grandes voces:
    —¡Aunque todos los pueblos que están bajo el imperio del rey le obedezcan y cada uno se aparte del culto establecido por sus padres acatando las órdenes del rey,
    20mis hijos, mis hermanos y yo viviremos conforme a la alianza de nuestros padres!
    21¡Que Dios nos libre de abandonar la Ley y las costumbres!
    22¡No obedeceremos los mandatos del rey para no apartarnos de nuestro culto ni a derecha ni a izquierda!
    23En cuanto terminó de pronunciar estas palabras, un judío se presentó delante de todos para sacrificar, conforme al mandato del rey, sobre el altar que había en Modín.
    24Al verlo, Matatías se encendió de celo y sus entrañas se estremecieron. Se llenó de justa cólera y fue corriendo a matarlo sobre el altar.
    25Y en ese mismo momento mató también al funcionario real que obligaba a hacer sacrificios, y derribó el altar.
    26Así pues, se llenó de celo por la Ley como había hecho Finés contra Zimrí, el hijo de Salú.
    27
    Entonces Matatías gritó por la ciudad con fuerte voz:
    —¡Todo el que sienta celo por la Ley y quiera mantener la alianza, que me siga!
    28Y él y sus hijos huyeron a los montes y abandonaron todo lo que tenían en la ciudad.
    29Por entonces muchos que buscaban la justicia y el derecho bajaron al desierto para vivir allí:

  • Salmo Responsorial

    Salmo 50:1-2, 5-6, 14-15

    1
    Salmo. De Asaf.
    El Dios de los dioses, el Señor, habla y convoca a la tierra desde la salida del sol hasta su ocaso.
    2Desde Sión, dechado de hermosura, Dios resplandece.
    5
    «Reunid ante mí a mis fieles,
    los que han sellado mi alianza con el sacrificio».
    6
    Que los cielos pregonen su justicia,
    porque Dios mismo es el juez.
    14
    Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza,
    cumple tus votos al Altísimo,
    15
    e invócame en el día de angustia:
    Yo te libraré y tú me glorificarás.

  • Evangelio

    Lucas 19:41-44

    41Y cuando se acercó, al ver la ciudad, lloró por ella,
    42
    diciendo:
    —¡Si conocieras también tú en este día lo que te lleva a la paz! Sin embargo, ahora está oculto a tus ojos.
    43Porque vendrán días sobre ti en que no sólo te rodearán tus enemigos con vallas, y te cercarán y te estrecharán por todas partes,
    44sino que te aplastarán contra el suelo a ti y a tus hijos que están dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has conocido el tiempo de la visita que se te ha hecho.

miércoles, 19 de noviembre de 2025

Lecturas 19 de Noviembre de 2025

 

  • Primera Lectura

    2 Macabeos 7:1, 20-31

    1Sucedió asimismo que siete hermanos, que habían sido detenidos con su madre, eran obligados por el rey a comer carne de cerdo prohibida, flagelándoles con látigos y vergajos.
    20La madre fue de todo punto admirable y digna de gloriosa memoria. Viendo morir a sus siete hijos en el plazo de un día, lo soportaba con serenidad gracias a la esperanza en el Señor.
    21Exhortaba en su lengua patria a cada uno de ellos llena de nobles sentimientos; e imprimiendo a su talante femenino un coraje varonil les decía:
    22—No sé cómo aparecisteis en mi vientre; yo no os di el espíritu y la vida, ni puse en orden los miembros de cada uno de vosotros.
    23Por eso el creador del mundo, que plasmó al hombre en el principio y dispuso el origen de todas las cosas, os devolverá de nuevo misericordiosamente el espíritu y la vida, puesto que ahora, a causa de sus leyes, no os preocupáis de vosotros mismos.
    24Antíoco, pensando que era despreciado y sospechando que se trataba de palabras injuriosas, como todavía quedaba el más joven, no sólo le hacía exhortaciones con palabras, sino que le prometía bajo juramento que le haría a la vez rico y feliz si abandonaba las costumbres de sus padres; que lo tendría como amigo y le confiaría cargos.
    25Como el joven no le hacía ningún caso, el rey llamó a la madre y le instaba para que aconsejara al muchacho que se salvase.
    26Después de que el rey le recomendara muchas cosas, ella aceptó persuadir a su hijo.
    27
    E inclinándose hacia él, y riéndose del cruel tirano, le habló así en la lengua patria:
    —Hijo, apiádate de mí que te he llevado nueve meses en el vientre, te he amamantado durante tres años, te he educado y guiado hasta esta edad, y te he proporcionado el alimento.
    28Te suplico, hijo, que mires el cielo y la tierra, y viendo todo lo que hay en ellos reconozcas que Dios no los ha hecho de cosas ya existentes, y que lo mismo sucede con el género humano.
    29No tengas miedo de este verdugo, sino sé digno de tus hermanos, acepta la muerte para que, en el tiempo de la misericordia, te recupere junto con tus hermanos.
    30
    Apenas ella terminó de hablar, el joven respondió:
    —¿A qué esperáis? Yo no voy a obedecer el mandato del rey, sino que obedezco el mandamiento de la Ley que fue dada a nuestros padres por medio de Moisés.
    31Y tú, que has sido el iniciador de todos los males contra los hebreos, no escaparás de las manos de Dios.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 17:1, 5-6, 8, 15

    1
    Oración. De David.
    Escucha, Señor, mi demanda, atiende a mi clamor, presta oído a mi súplica, que en mis labios no hay engaño.
    5
    manteniendo firmes mis pasos en tus sendas,
    para que no vacilaran mis pies.
    6
    Yo te invoco porque Tú me escuchas, Dios mío.
    Inclina tu oído hacia mí, escucha mis palabras.
    8
    Guárdame como la niña de tus ojos;
    a la sombra de tus alas escóndeme
    15
    Pero yo, en justicia, contemplaré tu rostro,
    y, al despertar, me saciaré de tu presencia. 

  • Evangelio

    Lucas 19:11-28

    11Mientras estaban oyendo estas cosas, les añadió una parábola, porque él estaba cerca de Jerusalén y ellos pensaban que el Reino de Dios se manifestaría enseguida.
    12
    Dijo pues:
    —Un hombre noble marchó a una tierra lejana a recibir la investidura real y volverse.
    13Llamó a diez siervos suyos, les dio diez minas y les dijo: «Negociad hasta mi vuelta».
    14Sus ciudadanos le odiaban y enviaron una embajada tras él para decir: «No queremos que éste reine sobre nosotros».
    15Al volver, recibida ya la investidura real, mandó llamar ante sí a aquellos siervos a quienes había dado el dinero, para saber cuánto habían negociado.
    16Vino el primero y dijo: «Señor, tu mina ha producido diez».
    17Y le dijo: «Muy bien, siervo bueno, porque has sido fiel en lo poco, ten potestad sobre diez ciudades».
    18Vino el segundo y dijo: «Señor, tu mina ha producido cinco».
    19Le dijo a éste: «Tú ten también el mando de cinco ciudades».
    20Vino el otro y dijo: «Señor, aquí está tu mina, que he tenido guardada en un pañuelo;
    21pues tuve miedo de ti porque eres hombre severo, recoges lo que no depositaste y cosechas lo que no sembraste».
    22Le dice: «Por tus palabras te juzgo, siervo malo; ¿sabías que yo soy hombre severo, que recojo lo que no he depositado y cosecho lo que no he sembrado?
    23¿Por qué no pusiste mi dinero en el banco? Así, al volver yo lo hubiera retirado con los intereses».
    24Y les dijo a los presentes: «Quitadle la mina y dádsela al que tiene diez».
    25Entonces le dijeron: «Señor, ya tiene diez minas».
    26Os digo: «A todo el que tiene se le dará, pero al que no tiene incluso lo que tiene se le quitará.
    27En cuanto a esos enemigos míos que no han querido que yo reinara sobre ellos, traedlos aquí y matadlos en mi presencia».
    28Dicho esto, caminaba delante de ellos subiendo a Jerusalén.

martes, 18 de noviembre de 2025

Lecturas 19 de Noviembre de 2025

 

Lecturas diarias:

  • Primera Lectura

    2 Macabeos 7:1, 20-31

    1Sucedió asimismo que siete hermanos, que habían sido detenidos con su madre, eran obligados por el rey a comer carne de cerdo prohibida, flagelándoles con látigos y vergajos.
    20La madre fue de todo punto admirable y digna de gloriosa memoria. Viendo morir a sus siete hijos en el plazo de un día, lo soportaba con serenidad gracias a la esperanza en el Señor.
    21Exhortaba en su lengua patria a cada uno de ellos llena de nobles sentimientos; e imprimiendo a su talante femenino un coraje varonil les decía:
    22—No sé cómo aparecisteis en mi vientre; yo no os di el espíritu y la vida, ni puse en orden los miembros de cada uno de vosotros.
    23Por eso el creador del mundo, que plasmó al hombre en el principio y dispuso el origen de todas las cosas, os devolverá de nuevo misericordiosamente el espíritu y la vida, puesto que ahora, a causa de sus leyes, no os preocupáis de vosotros mismos.
    24Antíoco, pensando que era despreciado y sospechando que se trataba de palabras injuriosas, como todavía quedaba el más joven, no sólo le hacía exhortaciones con palabras, sino que le prometía bajo juramento que le haría a la vez rico y feliz si abandonaba las costumbres de sus padres; que lo tendría como amigo y le confiaría cargos.
    25Como el joven no le hacía ningún caso, el rey llamó a la madre y le instaba para que aconsejara al muchacho que se salvase.
    26Después de que el rey le recomendara muchas cosas, ella aceptó persuadir a su hijo.
    27
    E inclinándose hacia él, y riéndose del cruel tirano, le habló así en la lengua patria:
    —Hijo, apiádate de mí que te he llevado nueve meses en el vientre, te he amamantado durante tres años, te he educado y guiado hasta esta edad, y te he proporcionado el alimento.
    28Te suplico, hijo, que mires el cielo y la tierra, y viendo todo lo que hay en ellos reconozcas que Dios no los ha hecho de cosas ya existentes, y que lo mismo sucede con el género humano.
    29No tengas miedo de este verdugo, sino sé digno de tus hermanos, acepta la muerte para que, en el tiempo de la misericordia, te recupere junto con tus hermanos.
    30
    Apenas ella terminó de hablar, el joven respondió:
    —¿A qué esperáis? Yo no voy a obedecer el mandato del rey, sino que obedezco el mandamiento de la Ley que fue dada a nuestros padres por medio de Moisés.
    31Y tú, que has sido el iniciador de todos los males contra los hebreos, no escaparás de las manos de Dios.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 17:1, 5-6, 8, 15

    1
    Oración. De David.
    Escucha, Señor, mi demanda, atiende a mi clamor, presta oído a mi súplica, que en mis labios no hay engaño.
    5
    manteniendo firmes mis pasos en tus sendas,
    para que no vacilaran mis pies.
    6
    Yo te invoco porque Tú me escuchas, Dios mío.
    Inclina tu oído hacia mí, escucha mis palabras.
    8
    Guárdame como la niña de tus ojos;
    a la sombra de tus alas escóndeme
    15
    Pero yo, en justicia, contemplaré tu rostro,
    y, al despertar, me saciaré de tu presencia. 

  • Evangelio

    Lucas 19:11-28

    11Mientras estaban oyendo estas cosas, les añadió una parábola, porque él estaba cerca de Jerusalén y ellos pensaban que el Reino de Dios se manifestaría enseguida.
    12
    Dijo pues:
    —Un hombre noble marchó a una tierra lejana a recibir la investidura real y volverse.
    13Llamó a diez siervos suyos, les dio diez minas y les dijo: «Negociad hasta mi vuelta».
    14Sus ciudadanos le odiaban y enviaron una embajada tras él para decir: «No queremos que éste reine sobre nosotros».
    15Al volver, recibida ya la investidura real, mandó llamar ante sí a aquellos siervos a quienes había dado el dinero, para saber cuánto habían negociado.
    16Vino el primero y dijo: «Señor, tu mina ha producido diez».
    17Y le dijo: «Muy bien, siervo bueno, porque has sido fiel en lo poco, ten potestad sobre diez ciudades».
    18Vino el segundo y dijo: «Señor, tu mina ha producido cinco».
    19Le dijo a éste: «Tú ten también el mando de cinco ciudades».
    20Vino el otro y dijo: «Señor, aquí está tu mina, que he tenido guardada en un pañuelo;
    21pues tuve miedo de ti porque eres hombre severo, recoges lo que no depositaste y cosechas lo que no sembraste».
    22Le dice: «Por tus palabras te juzgo, siervo malo; ¿sabías que yo soy hombre severo, que recojo lo que no he depositado y cosecho lo que no he sembrado?
    23¿Por qué no pusiste mi dinero en el banco? Así, al volver yo lo hubiera retirado con los intereses».
    24Y les dijo a los presentes: «Quitadle la mina y dádsela al que tiene diez».
    25Entonces le dijeron: «Señor, ya tiene diez minas».
    26Os digo: «A todo el que tiene se le dará, pero al que no tiene incluso lo que tiene se le quitará.
    27En cuanto a esos enemigos míos que no han querido que yo reinara sobre ellos, traedlos aquí y matadlos en mi presencia».
    28Dicho esto, caminaba delante de ellos subiendo a Jerusalén.

Lecturas 18 de Noviembre de 2025

 

  • Primera Lectura

    Hechos 28:11-16, 30-31

    11Pasados tres meses nos hicimos a la mar en una nave alejandrina que había invernado en la isla y llevaba los Dioscuros como enseña.
    12Llegamos a Siracusa y permanecimos tres días.
    13Desde allí, costeando, arribamos a Regio. Al día siguiente se levantó viento del sur y a los dos días llegamos a Putéoli.
    14Encontramos allí algunos hermanos, que nos rogaron que permaneciéramos con ellos siete días. Y así nos dirigimos a Roma.
    15Los hermanos, al enterarse de nuestra llegada, vinieron desde allí a nuestro encuentro hasta el Foro Apio y Tres Tabernas. Al verles, Pablo dio gracias a Dios y cobró ánimos.
    16Cuando llegamos a Roma, le fue permitido a Pablo vivir por cuenta propia con un soldado que le custodiara.
    30Pablo permaneció dos años completos en el lugar que había alquilado, y recibía a todos los que acudían a él.
    31Predicaba el Reino de Dios y enseñaba lo referente al Señor Jesucristo con toda libertad y sin ningún estorbo.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 98:1-6

    1
    Salmo.
    Cantad al Señor un cántico nuevo porque ha hecho maravillas. Su diestra le ha salvado, su santo brazo.
    2
    El Señor ha dado a conocer su salvación;
    ha revelado su justicia a los ojos de las naciones.
    3
    Se acordó de su misericordia y fidelidad
    con la casa de Israel. Todos los confines de la tierra han visto la salvación de nuestro Dios.
    4
    Aclamad al Señor, la tierra entera;
    gritad, cantad, entonad salmos.
    5
    Entonad salmos al Señor con la cítara,
    con la cítara al son de la música;
    6
    con trompetas y el sonido del cuerno,
    aclamad ante el Rey y Señor.

  • Evangelio

    Mateo 14:22-33

    22Y enseguida Jesús mandó a los discípulos que subieran a la barca y que se adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente.
    23Y, después de despedirla, subió al monte a orar a solas. Cuando se hizo de noche seguía él solo allí.
    24Mientras tanto, la barca ya se había alejado de tierra muchos estadios, sacudida por las olas, porque el viento le era contrario.
    25En la cuarta vigilia de la noche vino hacia ellos caminando sobre el mar.
    26
    Cuando le vieron los discípulos andando sobre el mar, se asustaron y dijeron:
    —¡Es un fantasma! —y llenos de miedo empezaron a gritar.
    27
    Pero al instante Jesús les habló:
    —Tened confianza, soy yo, no temáis.
    28
    Entonces Pedro le respondió:
    —Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.
    29
    —Ven —le dijo él.
    Y Pedro se bajó de la barca y comenzó a andar sobre las aguas en dirección a Jesús.
    30
    Pero al ver que el viento era muy fuerte se atemorizó y, al empezar a hundirse, se puso a gritar:
    —¡Señor, sálvame!
    31
    Al instante Jesús alargó la mano, lo sujetó y le dijo:
    —Hombre de poca fe, ¿por qué has dudado?
    32Y cuando subieron a la barca se calmó el viento.
    33
    Los que estaban en la barca le adoraron diciendo:
    —Verdaderamente eres Hijo de Dios.

lunes, 17 de noviembre de 2025

Lecturas 17 de noviembre de 2025

 

Lecturas diarias:

  • Primera Lectura

    Eclesiástico 26:1-3, 15-18, 24

    1
    Dichoso el marido de una mujer virtuosa;
    el número de sus días se duplicará.
    2
    Una mujer fuerte es la alegría de su marido,
    que cumplirá sus años en paz.
    3
    Una mujer virtuosa es una buena fortuna,
    que, como suerte de los que temen al Señor, será dada al marido por las buenas obras.
    15
    Como viajero sediento que abre la boca a la fuente
    y bebe de cualquier agua cercana, así ella se sienta ante cualquier poste y abre su aljaba a cualquier flecha, mientras pueda.
    16
    El encanto de la mujer hacendosa deleita al marido,
    y su buen saber le reconforta los huesos.
    17Don del Señor es una mujer sensata y callada;
    18una mujer educada no tiene precio.
    24
    Cimientos eternos sobre roca sólida
    son los mandatos de Dios en corazón de mujer santa.

    OR

    1 Timoteo 5:3-10

    3Honra a las viudas que son realmente viudas.
    4Si alguna viuda tiene hijos o nietos, que aprendan éstos en primer lugar a cumplir los deberes de piedad en su propia casa, y a corresponder por lo que recibieron de sus padres, pues esto agrada a Dios.
    5La que es realmente viuda y se ha quedado sola tiene puesta la esperanza en Dios y persevera día y noche con plegarias y oraciones.
    6Pero la que se abandona a los deleites, aunque viva, está muerta.
    7Advierte también esto, para que sean irreprensibles.
    8Pues si alguien no cuida de los suyos, y sobre todo de los de su casa, ha renegado de la fe y es peor que un infiel.
    9Únicamente se ha de aceptar a la viuda que tenga al menos sesenta años, casada una sola vez,
    10y acreditada por sus buenas obras: que haya educado bien a sus hijos, que haya practicado la hospitalidad, que haya lavado los pies a los santos, que haya socorrido a los afligidos y que se haya ejercitado en toda clase de obras buenas.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 31:4-5, 8-9, 20, 24-25

    4
    porque Tú eres mi peña, mi fortaleza:
    por honor de tu Nombre, dirígeme y guíame;
    5
    sácame de la red que me han tendido,
    que Tú eres mi refugio.
    8
    Me alegraré y me gozaré en tu misericordia,
    pues te has fijado en mi miseria, has comprendido la angustia de mi alma,
    9
    no me has entregado en manos del enemigo;
    has mantenido mis pies en lugar espacioso.
    20
    Qué grande es tu bondad,
    la que has reservado para los que te temen, preparado para los que se refugian en Ti, a la vista de los hijos de los hombres.
    24
    Amad al Señor todos sus fieles,
    que el Señor protege a los leales, pero castiga con dureza al que obra con orgullo.
    25
    Sed fuertes y tome aliento vuestro corazón
    cuantos esperáis en el Señor. 

  • Evangelio

    Mateo 25:31-40

    31»Cuando venga el Hijo del Hombre en su gloria y acompañado de todos los ángeles, se sentará entonces en el trono de su gloria,
    32y serán reunidas ante él todas las gentes; y separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos,
    33y pondrá las ovejas a su derecha, los cabritos en cambio a su izquierda.
    34Entonces dirá el Rey a los que estén a su derecha: «Venid, benditos de mi Padre, tomad posesión del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo:
    35porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber; era peregrino y me acogisteis;
    36estaba desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme».
    37Entonces le responderán los justos: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, o sediento y te dimos de beber?;
    38¿cuándo te vimos peregrino y te acogimos, o desnudo y te vestimos?,
    39o ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y vinimos a verte?»
    40Y el Rey, en respuesta, les dirá: «En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis».