sábado, 23 de abril de 2011

Fotos Santo Entierro 2011








Domingo de Resurrección

11:00 a.m. Santa Misa Solemne de resurrección
Templo Nuestra Señora de La Paz

05:30 p.m. Santa Misa Solemne de resurrección
Iglesia Nuestra Señora del Sagrado Corazón

07:00 p.m. Santa Misa
Iglesia Nuestra Señora del Sagrado Corazón

Resurrección del Señor 24 de Abril de 2011

  • Primera Lectura: Hechos 10, 34a.37-43
    "Hemos comido y bebido con Cristo resucitado"

    En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:
    «Ya saben ustedes lo sucedido en el país de los judíos, comenzando por Galilea, cuando Juan predicaba el bautismo. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y sanando a los oprimidos por el diablo; porque Dios estaba con Él.
    Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de la cruz. Pero Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver, no a todo el pueblo sino a los testigos que Él había escogido: a nosotros, que hemos comido y bebido con Él después de que resucitó de entre los muertos.
    Él nos mandó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha constituido juez de vivos y muertos.
    El testimonio de los profetas es unánime: que cuantos creen
    en Él reciben, por su medio, el perdón de los pecados».

  • Salmo Responsorial: 117
    "Este es el día del triunfo del Señor, aleluya."

    Te damos gracias, Señor, porque eres bueno, porque tu misericordia es eterna. Diga la casa de Israel: Su misericordia es eterna.
    R. Este es el día del triunfo del Señor, aleluya.

    La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es nuestro orgullo. No moriré, continuaré viviendo para contar las hazañas del Señor.
    R. Este es el día del triunfo del Señor, aleluya.

    La piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra angular. Esto es obra de la mano del Señor, es un milagro patente.
    R. Este es el día del triunfo del Señor, aleluya.

  • Segunda Lectura: Colosenses 3, 1-4
    "Busquen los bienes del cielo, donde está Cristo"

    Hermanos:
    Puesto que han resucitado con Cristo, busquen los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios.
    Aspiren a los bienes del cielo, no a los de la tierra. Porque han muerto, y su vida está con Cristo, escondida en Dios. Cuando se manifieste Cristo, vida nuestra, entonces también ustedes se manifestarán juntamente con Él, en gloria.

  • Evangelio: Juan 20, 1-9
    "El debía resucitar de entre los muertos"

    El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando estaba todavía oscuro, y vio removida la piedra que lo cerraba. Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo a quien Jesús amaba, y les dijo:
    «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
    Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro. Vio las vendas en el suelo y el sudario que había estado sobre la cabeza de Jesús, no con las vendas por el suelo, sino doblado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.
    Pues hasta entonces no habían entendido las Escrituras: que Jesús había de resucitar de entre los muertos.

viernes, 22 de abril de 2011

SABADO SANTO: "SILENCIO"

Durante el sábado Santo la iglesia permanece junto al sepulcro del Señor, meditando su pasión y su muerte, su descenso a los infiernos y esperando en oración y ayuno su resurección.
Es el dia del silencio: la comunidad cristiana vela junto al sepulcro, callan las campanas y los instrumentos, se ensaya el aleluya, pero en voz baja, es el dia para profunfizar, para contemplar, el altar esta despojado, el sagrario abierto y vacio.

10:00 a.m. Oración con María
Templo Nuestra Señora de La Paz


VIGILIA PASCUAL: LA NOCHE LUMINOSA

El hombre no se puede perder jamás la esperanza de la victoria del bien contra el mal, por esta razón los cristianos con gran jubilo celebran este dia la Misa Pascual del Domingo de Resurección.

10:00 p.m. Vigilia Pascual
Templo Nuestra Señora de La Paz

Fotos alfombras














Fotos Viacrucis 2011











jueves, 21 de abril de 2011

Viernes Santo: "A tus manos encomiendo mi espiritu"

En este dia la iglesia celebra la gloriosa Pasión de Jesús. Su muerte victoriosa. Destaca como símbolo de salvación la Cruz del señor: está firmemente clavado en la cruz.

Había esperado muchos años y en aquel día se cumplía un deseo de redimir a los hombres. Lo que habia sido un instrumento infame y deshonroso, se convertía en el árbol de la viday escalera de la Gloria. Una honda alegría le llenaba el extender los brazos sobre la Cruz, para que supieramos los hombres que así tendría siempre los brazos para los pecadores que se acercaban a Él: abiertos.

7:30 a.m. SANTO VIACRUCIS. (EN VIVO, REPRESENTA MJM)
SALIDA TEMPLO DE LA PAZ

4:00 p.m. adoración de la Cruz, parroquia Nuestra Señora de La Paz
7:00 p.m. Solemne procesión del Santo Entierro.
Salida y llegada: parroquia Nuestra Señora de La Paz.

Evangelio 22 de Abril de 2011

  • Primera Lectura: Isaías 52, 13-15; 53, 1-12
    "El fue traspasado por nuestros crímenes"

    Mi siervo tendrá éxito, crecerá y llegará muy alto. Lo mismo que muchos se horrorizaban al verlo, porque estaba tan desfigurado que no parecía hombre ni tenía aspecto humano, así asombrará a muchas naciones. Los reyes se quedarán sin palabras, al ver algo que nunca les habían contado y comprender algo que nunca habían oído. ¿Quién creyó nuestro anuncio? ¿A quién se manifestó el poder del Señor?
    Creció ante el Señor como un retoño, como raíz en tierra árida. No tenía gracia ni belleza para que nos fijáramos en él, tampoco aspecto atractivo para que lo admiráramos. Fue despreciado y rechazado por los hombres, abrumado de dolores y habituado al sufrimiento; como alguien a quien no se quiere mirar, lo
    despreciamos y lo estimamos en nada. Sin embargo, él llevaba nuestros sufrimientos, soportaba nuestros dolores. Nosotros lo creíamos castigado, herido por Dios y humillado, pero eran nuestras rebeldías las que lo traspasaban y nuestras culpas las que lo trituraban. Sufrió el castigo para nuestro bien y con sus heridas nos sanó. Andábamos todos errantes como ovejas, cada uno por su camino, y el Señor cargó sobre él todas nuestras culpas. Cuando era maltratado, él se sometía, y no abría la boca; como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca. Sin defensa ni juicio se lo llevaron, y ¿quién se preocupó de su suerte?
    Lo arrancaron de la tierra de los vivos, lo hirieron por los pecados de mi pueblo; lo enterraron con los malhechores, lo sepultaron con los malvados, aunque él no cometió ningún crimen ni hubo engaño en su boca. Pero el Señor quiso quebrantarlo con sufrimientos. Y si él entrega su vida como expiación, verá su
    descendencia, tendrá larga vida y por medio de él, prosperarán los planes del Señor. Después de una vida de amarguras verá la luz, comprenderá su destino. Mi siervo, el justo, traerá a muchos la salvación cargando con las culpas de ellos.
    Por eso, le daré un puesto de honor entre los grandes y con los poderosos participará del triunfo, por haberse entregado a la muerte y haber compartido la suerte de los pecadores. Pues él cargó con los pecados de muchos e intercedió por los pecadores.

  • Salmo Responsorial: 30
    "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu."

    A ti, Señor, me acojo, que no quede yo nunca defraudado; líbrame por tu bondad. En tus manos encomiendo mi espíritu; tú, mi Dios leal, me librarás.
    R. Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.

    Soy la burla de mis agresores, motivo de risa para mis vecinos, el espanto de mis conocidos; los que me ven por la calle huyen de mí; olvidado de todos como un muerto, me he convertido en un objeto inútil.
    R. Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.
    Pero yo confío en ti, Señor; yo te digo: «Tú eres mi Dios». Mi destino está en tus manos, líbrame de los enemigos que me persiguen.
    R. Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.

    Que tu rostro resplandezca sobre tu siervo, sálvame por tu amor. Sean fuertes y anímense, todos los que esperan en el Señor.
    R. Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.

  • Segunda Lectura: Hebreos 4, 14-16; 5, 7-9
    "Aprendió a obedecer y se convirtió en causa de salvación eterna para todos los que le obedecen"

    Hermanos: Ya que tenemos en Jesús, el Hijo de Dios, un sumo sacerdote eminente que ha penetrado en los cielos, mantengámonos firmes en la fe que profesamos.
    Pues no es él un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras flaquezas, sino que ha sido probado en todo como nosotros excepto en el pecado.
    Acerquémonos, pues, con plena confianza al trono de la gracia, a fin de obtener misericordia y encontrar la gracia de un socorro oportuno.
    El mismo Cristo, que en los días de su vida mortal presentó oraciones y súplicas con grandes gritos y lágrimas al que podía salvarlo de la muerte, fue escuchado en atención a su actitud reverente; y precisamente porque era Hijo, aprendió sufriendo a obedecer. Llegado a la perfección, se convirtió en causa de salvación eterna para todos los que le obedecen.

  • Evangelio: Juan 18, 1-40; 19, 1-42
    "† Pasión de nuestro Señor Jesucristo"

    C. En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos atravesaron el torrente Cedrón y entraron en un huerto que había cerca. Este lugar era conocido por Judas, el traidor, porque Jesús se reunía frecuentemente allí con sus discípulos. Así que Judas, llevando consigo un destacamento de soldados romanos y los guardias puestos a su disposición por los sumos sacerdotes y los fariseos, se dirigió a aquel lugar. Iban armados y equipados con faroles y antorchas.
    Jesús, que sabía todo lo que iba a ocurrir, salió a su encuentro y les preguntó:
    †. «¿A quién buscan?»
    C. Ellos contestaron:
    S. «A Jesús de Nazaret».
    C. Les dijo Jesús:
    †. «Yo soy».
    C. Judas, el traidor, estaba allí con ellos. En cuanto les dijo:“Yo soy”, retrocedieron y cayeron a tierra. Jesús les preguntó de nuevo:
    †. «¿A quién buscan?»
    C. Volvieron a contestarle:
    S. «A Jesús de Nazaret».
    C. Jesús les dijo:
    †. «Ya les he dicho que soy yo. Por tanto, si me buscan a mí, dejen que éstos se vayan».
    C. Así se cumplió lo que él mismo había dicho: “No he perdido a ninguno de los que me diste”.
    Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la desenvainó e hirió con ella a un criado del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Pero Jesús dijo a Pedro:
    †. «Guarda tu espada. ¿Es que no debo beber este cáliz de amargura que el Padre me ha preparado?»
    C. Los soldados romanos, con su comandante al frente, y la guardia judía, arrestaron a Jesús y le ataron las manos. Acto seguido, lo condujeron a casa de Anás, el cual era suegro de Caifás, que era sumo sacerdote aquel año. Caifás era el que había aconsejado a los judíos: “Conviene que muera un solo hombre por el pueblo”.
    Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. Este discípulo, que era conocido del sumo sacerdote, entró al mismo tiempo que Jesús en el patio interior de la casa del sumo sacerdote. Pedro, en cambio, tuvo que quedarse fuera junto a la puerta, hasta que el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló a la portera y consiguió que lo dejara entrar. Pero la portera preguntó a Pedro:
    S.«¿No eres tú también uno de los discípulos de ese hombre?»
    C. Pedro le contestó:
    S. «No, no lo soy».
    C. Como hacía frío, los criados y la guardia habían preparado una fogata y estaban en torno a ella calentándose. Pedro estaba también con ellos calentándose.
    El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de su enseñanza. Jesús declaró:
    †. «Yo he hablado siempre en público. He enseñado en las sinagogas y en el templo, donde se reúnen todos los judíos. No he enseñado nada clandestinamente. ¿Por qué me preguntas a mí? Pregunta a los que me han oído, y ellos podrán informarte».
    C. Al oír esta respuesta, uno de los guardias, que estaba junto a él, le dio una bofetada, diciéndole:
    S. «¿Cómo te atreves a contestar así al sumo sacerdote?»
    C. Jesús le dijo:
    †. «Si he hablado mal, demuéstrame en qué; pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?»
    C. Entonces Anás lo envió, con las manos atadas, a Caifás, el sumo sacerdote.
    Mientras Simón Pedro estaba junto a la fogata, calentándose, uno le preguntó:
    S. «¿No eres tú también uno de los discípulos de ese hombre?»
    C. Pedro lo negó diciendo:
    S. «No, no lo soy».
    C. Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquél a quien Pedro había cortado la oreja, le insistió:
    S. «¿Cómo que no? Yo mismo te vi en el huerto con él».
    C. Pedro volvió a negarlo. Y en aquel momento cantó el gallo.
    Después condujeron a Jesús desde la casa de Caifás hasta el palacio del gobernador. Era de madrugada. Los judíos no entraron en el palacio para no contraer impureza legal, y poder celebrar así la cena de pascua. Pilato, por su parte, salió adonde estaban ellos y les preguntó:
    S. «¿De qué acusan a este hombre?»
    C. Ellos le contestaron:
    S. «Si no fuera un criminal, no te lo habríamos entregado».
    C. Pilato les dijo:
    S. «Llévenselo y júzguenlo según su ley».
    C. Los judíos dijeron:
    S. «Nosotros no estamos autorizados para condenar a muerte a nadie».
    C. Así se cumplió la palabra de Jesús, que había anunciado de qué forma iba a morir. Pilato volvió a entrar en su palacio, llamó a Jesús y le interrogó:
    S. «¿Eres tú el rey de los judíos?»
    C. Jesús le contestó:
    †. «¿Dices eso por ti mismo o te lo han dicho otros de mí?»
    C. Pilato respondió:
    S. «¿Acaso soy yo judío? Son los de tu propia nación y lo sumos sacerdotes los que te han
    entregado a mí. ¿Qué has hecho?»
    C. Jesús le explicó:
    †. «Mi reino no es de este mundo. Si lo fuera, mis seguidores hubieran luchado para impedir que yo fuera entregado a los judíos. Pero no, mi reino no es de este mundo».
    C. Pilato insistió:
    S. «Entonces, ¿eres rey?»
    C. Jesús le respondió:
    †. «Soy rey, como tú dices. Y mi misión consiste en dar testimonio de la verdad. Precisamente para eso he nacido y para eso he venido al mundo. Todo el que pertenece a la verdad escucha mi voz».
    C. Pilato le preguntó:
    S. «¿Y qué es la verdad?»
    C. Después de decir esto, Pilato salió de nuevo y dijo a los judíos:
    S. «Yo no encuentro delito alguno en este hombre. Pero como ustedes tienen derecho a que les ponga en libertad un prisionero durante la fiesta de la pascua, ¿quieren que deje en libertad al rey de los judíos?»
    C. Pero ellos seguían gritando:
    S. «¡No, a ése no! ¡Deja en libertad a Barrabás!» (El tal Barrabás era un bandido).
    C. Entonces Pilato ordenó que lo azotaran. Los soldados prepararon una corona de espinas y se la pusieron en la cabeza. También le colocaron sobre los hombros un manto rojo. Y se acercaban a él, diciendo:
    S. «¡Salve, rey de los judíos!»
    C. Y le daban bofetadas. Pilato salió, una vez más, y les dijo:
    S. «Miren, lo traigo de nuevo para que quede bien claro que yo no encuentro delito alguno en este hombre».
    C. Salió, pues, Jesús afuera. Llevaba sobre su cabeza la corona de espinas y sobre sus hombros el manto rojo. Pilato lo presentó con estas palabras:
    S. «¡Este es el hombre!»
    C. Los sumos sacerdotes y los guardias, al verlo, comenzaron a gritar:
    S. «¡Crucifícalo, crucifícalo!»
    C. Pilato les dijo:
    S. «Llévenselo ustedes y crucifíquenlo; porque yo no encuentro delito alguno en él».
    C. Los judíos insistieron:
    S. «Nosotros tenemos una ley y, según ella, debe morir, porque se ha presentado a sí mismo como Hijo de Dios».
    C. Al oír esto, Pilato sintió aún más miedo. Entró de nuevo en el palacio y preguntó a Jesús:
    S. «¿De dónde eres tú?»
    C. Pero Jesús no le contestó. Pilato le dijo:
    S. «¿Te niegas a contestarme? ¿Es que no sabes que yo tengo autoridad, tanto para dejarte en libertad como para ordenar que te crucifiquen?»
    C. Jesús le respondió:
    †. «No tendrías autoridad alguna sobre mí, si no te la hubieran dado de lo alto; por eso, el que me entregó a ti tiene más culpa que tú».
    C. Desde ese momento Pilato intentaba ponerlo en libertad. Pero los judíos le gritaban:
    S. «Si pones en libertad a ese hombre, no eres amigo del emperador romano. Porque cualquiera que tenga la pretensión de ser rey, es enemigo del emperador».
    C. Pilato, al oír esto, mandó que sacaran fuera a Jesús y lo sentó en el tribunal, en el lugar conocido con el nombre de «Enlosado» (que en la lengua de los judíos, se llama “Gábbata”). Era la víspera de la fiesta de la pascua, hacia el mediodía. Pilato dijo a los judíos:
    S. «¡Aquí tienen a su rey!»
    C. Ellos comenzaron a gritar:
    S. «¡Mátalo! ¡Crucifícalo!»
    C. Pilato insistió:
    S. «¿Cómo voy a crucificar a su rey?»
    C. Pero los sumos sacerdotes contestaron:
    S. «Nuestro único rey es el emperador romano».
    C. Entonces Pilato les entregó a Jesús para que lo crucificaran.
    Se hicieron, pues, cargo de Jesús quien, llevando a hombros su propia cruz, salió de la ciudad hacia un lugar llamado “La Calavera” (que en la lengua de los judíos se dice “Gólgota”). Allí lo crucificaron junto con otros dos, uno a cada lado de Jesús.
    Pilato mandó escribir y poner sobre la cruz un letrero con esta inscripción: “Jesús de Nazaret, el rey de los judíos”. Leyeron el letrero muchos judíos, porque el lugar donde Jesús había sido crucificado estaba cerca de la ciudad, y estaba escrito en hebreo, en latín y en griego. Los sumos sacerdotes se presentaron a Pilato y le dijeron:
    S. «No escribas: “El rey de los judíos”, sino más bien: “Este hombre ha dicho: Yo soy el rey de los judíos”».
    C. Pilato les contestó:
    S. «Lo que he escrito, escrito queda».
    C. Los soldados, después de crucificar a Jesús, se apropiaron de sus vestidos e hicieron con ellos cuatro partes, una para cada uno. Dejaron aparte la túnica. Como era una túnica sin costuras, tejida de una sola pieza de arriba abajo, los soldados llegaron a este acuerdo:
    S. «Es mejor que no la dividamos, vamos a sortearla para ver a quién le toca».
    C. Así se cumplió este texto de la Escritura:
    Dividieron entre ellos mis vestidos y mi túnica la echaron a suertes.
    Eso fue lo que hicieron los soldados.
    Junto a la cruz de Jesús
    estaban su madre, la hermana de su madre, María la mujer de Cleofás, y María Magdalena. Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo a quien tanto amaba, dijo a su madre:
    †. «Mujer, ahí tienes a tu hijo».
    C. Después dijo al discípulo:
    †. «Ahí tienes a tu madre».
    C. Y desde aquel momento, el discípulo la recibió como suya. Después Jesús, sabiendo que todo se había cumplido, para que también se cumpliera la Escritura, exclamó:
    †. «Tengo sed».
    C. Había allí una jarra con vinagre. Los soldados colocaron en la punta de una caña una esponja empapada en el vinagre y se la acercaron a la boca. Jesús probó al vinagre y dijo:
    †. «Todo está cumplido».
    C. E inclinando la cabeza, entregó el espíritu.

    C. Como era el día de la preparación de la fiesta de pascua, los judíos no querían que los cuerpos quedaran en la cruz aquel sábado, ya que aquel día se celebraba una fiesta muy solemne. Por eso pidieron a Pilato que ordenara romper las piernas a los crucificados y que los bajaran de la cruz.
    Fueron, pues, los soldados y rompieron las piernas a los dos que habían sido crucificados con Jesús. Cuando se acercaron a Jesús, se dieron cuenta de que ya había muerto; por eso no le rompieron las piernas. Pero uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza, y en seguida brotó del costado sangre y agua.
    El que vio estas cosas da testimonio de ellas, y su testimonio es verdadero. El sabe que dice la verdad, para que también ustedes crean. Esto sucedió para que se cumpliera la Escritura, que dice: No le quebrarán ningún hueso. La Escritura dice también en otro pasaje: Mirarán al que traspasaron.
    Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque lo mantenía en secreto por miedo a los judíos, pidió autorización a Pilato para retirar el cuerpo de Jesús. Pilato se lo concedió.
    Entonces él fue y tomó el cuerpo de Jesús. Llegó también Nicodemo, el que en una ocasión había ido a hablar con Jesús durante la noche, con unos treinta kilos de una mezcla de mirra y perfume. Entre los dos se llevaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron con vendas de lino bien empapadas en la mezcla de mirra y perfume, según la costumbre judía de sepultar a los muertos.
    Cerca del lugar donde fue crucificado Jesús había un huerto y, en el huerto, un sepulcro nuevo en el que nadie había sido enterrado. Allí, pues, depositaron a Jesús, dado que el sepulcro estaba cerca y era la víspera de la fiesta de pascua.

Jueves Santo: "Dos mandatos"

Son muchos los gestos que se evican en el Jueves Santo. Uno de ellos es el signo de humildad y sencillez que realizó Jesus al lavarle los pies a todos sus discípulos, diciendoles que ellos se los deben lavar unos a otros, "en verdad les digo que el siervo no es más que su señor, ni el enviado más que quien los envio" (San Juan 13, 16) y el sacerdote en la liturgia lava los pies a doce personas. La institución de la eucaristía y el sacerdocio impregnan la solemnidad de este dia.

IGLESIA NUESTRA SEÑORA DEL SAGRADO CORAZON
5:00 p.m. Santa Eucaristía, lavatorio de los pies, Monumento.
Exposición del Santisímo de 7 a 11 p.m.

TEMPLO NUESTRA SEÑORA DE LA PAZ
7:00 p.m. Santa Eucaristía, lavatorio de los pies, Monumento.
9:00 p.m. Hora Santa
10:00 p.m. Solemne Procesión Comunitaria del Silencio

El Papa pide a católicos "asomarse a intimidad" de Jesús en Semana Santa

VATICANO, 20 Abr. 11 / 10:42 am (ACI/EWTN Noticias)

En la Audiencia General de este miércoles, el Papa Benedicto XVI profundizó en el significado de las celebraciones del Santo Triduo Pascual en Semana Santa y alentó a los católicos a "asomarse a la intimidad de Jesús" en estos días.

Este Triduo, dijo el Papa, está compuesto por "los tres días santos en los que la Iglesia conmemora el misterio de la pasión, muerte y resurrección de Jesús".

Benedicto XVI explicó que "el Jueves Santo es el día en el que se conmemora la institución de la Eucaristía y del sacerdocio ministerial. Por la mañana, cada comunidad diocesana se reúne en la Iglesia catedral con el obispo y celebra la Misa del Crisma. También tiene lugar la renovación de las promesas sacerdotales".

"En la tarde del Jueves Santo inicia realmente el Triduo Pascual, con la memoria de la Última Cena, en la que Jesús instituyó el memorial de su Pascua, dando cumplimiento al rito pascual judío".

"Jesús lava los pies a los apóstoles, invitándoles a amarse unos a otros como El los amó, dando su vida por ellos. Al repetir este gesto en la liturgia, también nosotros estamos llamados a dar testimonio activamente del amor de nuestro Redentor".

El Santo Padre recordó que el Jueves Santo "termina con la adoración eucarística, en recuerdo de la agonía del Señor en el Huerto de Getsemaní. Consciente de su muerte inminente en la cruz, siente una gran tristeza".

Refiriéndose a la somnolencia de los Apóstoles que acompañaron a Jesús en Getsemaní, el Papa señaló que "es la insensibilidad por Dios, que nos hace insensibles al mal". Con su muerte, el Señor "siente todo el sufrimiento de la humanidad" y resaltó que "su voluntad está subordinada a la voluntad del Padre y transforma esta voluntad natural en un sí a la voluntad de Dios".

En su oración, explicó Benedicto XVI, Jesús transforma "la aversión natural, la aversión contra el cáliz, contra su misión de morir por nosotros, transforma esta su voluntad natural en voluntad de Dios, en un sí a la voluntad de Dios".

"El hombre de por sí es tentado de oponerse a la voluntad de Dios, de tener la intención de seguir la propia voluntad, de sentirse libre solo si es autónomo, opone la propia autonomía a la heteronomía de seguir la voluntad de Dios. Este es el drama de la humanidad".

El Papa advirtió que "en verdad esta autonomía es equivocada y este entrar en la voluntad de Dios no es una oposición en sí, no es una esclavitud que violente mi voluntad, sino es entrar en la verdad y el amor, en el bien. Y Jesús atrae nuestra voluntad, que se opone a la voluntad de Dios, que busca la autonomía, atrae esta nuestra voluntad hacia lo alto, hacia la voluntad de Dios".

En Getsemaní, dijo el Papa, "podemos también ver el gran contraste entre Jesús y su angustia, con su sufrimiento, confrontado con el gran filósofo Sócrates, que permanece pacífico, sin perturbación ante la muerte. Y parece que esto es lo ideal. Podemos admirar a este filósofo, pero la misión de Jesús era otra".

La misión del Señor, continuó el Santo Padre "no era esta total indiferencia y libertad, su misión era portar en sí mismo todo nuestro sufrimiento, todo el drama humano. Y por ello esta humillación del Getsemaní es esencial para la misión del Hombre-Dios".

"Él carga sobre sí nuestro sufrimiento, nuestra pobreza, y la transforma según la voluntad de Dios. Y así abre las puertas delcielo, abre el cielo: esta tienda del Santísimo, que hasta ahora el hombre ha cerrado contra Dios, es abierta por este sufrimiento y obediencia".

Sobre el Viernes Santo, Benedicto XVI dijo que en este día se conmemora "la pasión y muerte del Señor; adoraremos a Cristo crucificado, compartiendo sus sufrimientos con la penitencia y el ayuno".

"Dirigiendo la mirada a aquel que traspasaron, podremos alcanzar el corazón atravesado que mana sangre y agua como una fuente, ese corazón del que surge el amor de Dios por todos nosotros para que recibamos su espíritu. Acompañemos entonces en el Viernes Santo también nosotros a Jesús en el Calvario, dejémonos guiar por Él hasta la cruz, recibamos la ofrenda de su cuerpo inmolado".

"Por último, en la noche del Sábado Santo, celebraremos la solemne Vigilia Pascual, en la que se anuncia la resurrección de Cristo, su victoria definitiva sobre la muerte, que nos desafía a ser hombres nuevos en Él".

El Santo Padre resaltó que "el criterio que guió cada decisión de Jesús durante toda su vida fue su firme voluntad de amar al Padre y de serle fiel".

"Al revivir el Triduo Santo, dispongámonos a acoger en nuestra vida la voluntad de Dios, conscientes de que en ella se halla nuestro verdadero bien, el camino de la vida. Que la Virgen Madre nos guíe en este itinerario y nos obtenga de su divino Hijo la gracia de poder dedicar nuestra vida por amor de Jesús, al servicio de los demás".

En su saludo en español el Papa exhortó a que "en estas celebraciones podremos asomarnos a la intimidad de Jesús y a suvoluntad firme de amar al Padre y serle fiel en todo, y aprender así de Él a imitarle en nuestra vida".

Asimismo saludó "especialmente a los participantes en el encuentro UNIV, así como a los venidos de Argentina, Colombia, Ecuador, España, México y otros países latinoamericanos. Que la Virgen María nos enseñe a todos a acompañar en estos días a su Hijo, en los momentos decisivos de su misterio redentor".

A los 3 000 participantes del encuentro UNIV, promovído por la Prelatura personal del Opus Dei, el Santo Padre dijo: "espero que estas jornadas romanas sean para todos vosotros una ocasión para redescubrir la persona de Cristo y una fuerte experiencia eclesial para que regreséis a casa animados por el deseo de testimoniar la misericordia del Padre celestial".

"Así, a través de vuestra vida, se realizará lo que deseaba San Josemaría Escrivá: Ojalá fuera tal tu compostura y tu conversación que todos pudieran decir al verte o al oírte hablar: éste lee la vida de Jesucristo", concluyó.

Evangelio 21 de Abril de 2011

  • Primera Lectura: Exodo 12, 1-8.11-14
    "Prescripciones sobre la cena pascual"

    En aquellos días, el Señor dijo a Moisés y a Aarón en Egipto:
    «Este mes será para ustedes el más importante de todos, será el primer mes del año. Digan a toda la asamblea de Israel:
    Que el día décimo de este mes prepare cada uno un cordero por familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comerlo entero, que invite a cenar en su casa a su vecino más próximo, según el número de personas y la porción de cordero que cada cual pueda comer.
    Será un animal sin defecto, macho, de un año; podrá ser cordero o cabrito. Lo guardarán hasta el día catorce de este mes, y toda la comunidad de Israel lo inmolará al atardecer. Luego rociarán con la sangre el marco de la puerta en las casas donde vayan a comerlo. Lo comerán esa noche asado al fuego, con panes sin levadura y hierbas amargas. Y lo comerán así: el cinturón puesto, los pies calzados, bastón en mano y a toda prisa, porque es la pascua del Señor.
    Esa noche pasaré yo por el país de Egipto y mataré a todos sus primogénitos, tanto de los hombres como de los animales. Así ejecutaré mi sentencia contra todos los dioses de Egipto. Yo, el Señor. La sangre servirá de señal en las casas donde estén; al ver yo la sangre, pasaré de largo y, cuando yo castigue a Egipto, la plaga exterminadora no los alcanzará cuando hiera yo a Egipto.
    Este día lo recordarán siempre y lo celebrarán como fiesta del Señor, institución perpetua para todas las generaciones».

  • Salmo Responsorial: 115
    "Gracias, Señor, por tu sangre que nos lava."

    ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Levantaré el cáliz de la salvación, invocando su nombre.
    R. Gracias, Señor, por tu sangre que nos lava.

    El Señor siente profundamente la muerte de sus fieles. Señor, yo soy tu siervo, hijo de tu esclava; rompiste mis ataduras.
    R. Gracias, Señor, por tu sangre que nos lava.

    Te ofreceré un sacrificio de acción de gracias invocando tu nombre; cumpliré mis promesas al Señor en presencia de todo el pueblo.
    R. Gracias, Señor, por tu sangre que nos lava.

  • Segunda Lectura: I Corintios 11, 23-26
    "Cada vez que comen de este pan y beben de este cáliz, proclaman la muerte del Señor"

    Hermanos: Por lo que a mí toca, del Señor recibí la tradición que les he transmitido, a saber, que Jesús, el Señor, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y, después de dar gracias, lo partió y dijo:
    «Esto es mi cuerpo entregado por ustedes; hagan esto en memoria mía».
    Igualmente, después de cenar, tomó el cáliz y dijo:
    «Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; cuantas veces beban de él, háganlo en memoria mía».
    Así pues, siempre que coman de este pan y beban de este cáliz, anuncian la muerte del Señor hasta que él venga.

  • Evangelio: Juan 13, 1-15
    "Los amó hasta el extremo"

    Era la víspera de la fiesta de la pascua. Jesús sabía que le había llegado la hora de dejar este mundo para ir al Padre. Y él, que había amado a los suyos, que estaban en el mundo, llevó su amor hasta el final.
    Estaban cenando y ya el diablo había convencido a Judas Iscariote, hijo de Simón, para que entregara a Jesús. Entonces Jesús, sabiendo que el Padre le había entregado todo, y que de Dios había venido y a Dios regresaba, se levantó de la mesa, se quitó el manto, tomó una toalla y se la colocó en la cintura.
    Después echó agua en una palangana y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla que llevaba a la cintura.
    Cuando llegó a Simón Pedro, éste se resistió:
    «Señor, ¿cómo vas a lavarme tú a mí los pies?»
    Jesús le contestó:
    «Lo que estoy haciendo, tú no lo puedes comprender ahora; lo comprenderás después».
    Pedro insistió:
    «Jamás permitiré que me laves los pies».
    Entonces Jesús le contestó:
    «Si no te lavo los pies, no tendrás nada que ver conmigo».
    Simón Pedro reaccionó diciendo:
    «Señor, no sólo los pies; lávame también las manos y la cabeza».
    Pero Jesús le dijo:
    «El que se ha bañado sólo necesita lavarse los pies, porque está completamente limpio; y ustedes están limpios, aunque no todos».
    Sabía muy bien Jesús quién lo iba a entregar; por eso dijo: “No todos están limpios”.
    Después de lavarles los pies, se puso de nuevo el manto, volvió a sentarse a la mesa y dijo:
    «¿Comprenden lo que acabo de hacer con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y Señor, y tienen razón, porque efectivamente lo soy. Pues bien, si yo, que soy el Maestro y el Señor, les he lavado los pies, también ustedes deben hacer lo mismo unos con otros. Les he dado ejemplo, para que hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes».

martes, 19 de abril de 2011

Incendio en Sagrada Familia de Barcelona destruye sacristía y afecta cripta

BARCELONA, 19 Abr. 11 / 11:06 am (ACI/Europa Press)

Un hombre ha sido detenido durante un incendio este martes en la Basílica de la Sagrada Familia de Barcelonacomo presunto autor del siniestro, que ha calcinado la sacristía del templo. El arrestado estaba escondido con un mechero en la sacristía, han informado a Europa Press fuentes policiales.

"Siete u ocho" personas que visitaban la cripta sorprendieron al sospechoso de provocar el incendio y le retuvieron hasta que fue detenido. El detenido, José María L.S., tiene 65 años, es vecino de Barcelona, cuenta con antecedentes policiales por hurto, acude asiduamente a los servicios sociales y podría tener sus facultades mentales perturbadas.

Según han informado fuentes policiales, en su primera declaración el detenido negó los hechos que se le imputan.

Al parecer, el detenido pudo colarse en la cripta a través de la entrada monumental para turistas, y seguramente accedió a través de la entrada de la parroquia, una parte abierta para los asistentes a Misa.

La Sagrada Familia ha reabierto al público a las 4.45 p.m. tras extinguirse el incendio. La cripta, muy afectada por el fuego y por el humo, se mantiene cerrada.

El incendio se declaró sobre las 10:45 a.m. en la cripta, y generó una gran cantidad de humo. El fuego quemó completamente la sacristía, de 40 metros cuadrados, mobiliario y vestiduras de los párrocos, según ha explicado el jefe de guardia de los Bomberos de Barcelona, Miguel Ángel Fuentes.

Las llamas han obligado por la mañana a evacuar entre 1 500 y 1 700 personas, y solo hubo cuatro trabajadores de la basílica heridos leves, por inhalación de humo.

El fuego fue controlado en 45 minutos. La Guardia Urbana cortó el tráfico en las calles Sardenya, Provença y Marina. El Sistema de Emergencias Médicas (SEM) envió dos ambulancias. Los bomberos desplazaron al lugar nueve dotaciones, con 26 bomberos. También acudieron 12 patrullas de la Guardia Urbana.

Evangelio 20 de Abril de 2011

  • Primera Lectura: Isaías 50, 4-9a
    "No he sustraído mi rostro a los insultos y salivazos"

    En aquel entonces dijo Isaías:
    «El Señor me ha dado una lengua de discípulo para que sepa sostener con mi palabra al cansado. Cada mañana me despierta el oído, para que escuche como los discípulos. El Señor me ha abierto el oído, y yo no me he resistido ni me he echado atrás.
    Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, mis mejillas a los que tiraban mi barba; no oculté la cara ante los insultos y salivazos. El Señor me ayuda, por eso soportaba las ofensas, por eso endurecí mi cara como una piedra, sabiendo que no quedaría defraudado. Mi defensor está cerca, ¿quién me denunciará? ¡Comparezcamos juntos! ¿Quién me va a acusar? ¡Que venga a decírmelo! Sepan que el Señor me ayuda: ¿Quién me condenará?»

  • Salmo Responsorial: 68
    "Por tu bondad, Señor, socórreme."

    Por ti sufro el insulto y la vergüenza cubre mi rostro. Soy un extranjero para mis hermanos, un extraño para los hijos de mi madre. Me desvelo por defender tu templo, y el insulto de los que te insultan cae sobre mí.
    R. Por tu bondad, Señor, socórreme.

    Los insultos me han roto el corazón y casi muero; espero compasión, y no la hay; consoladores, y no los encuentro. Me pusieron veneno en la comida, me dieron a beber vinagre para mi sed.
    R. Por tu bondad, Señor, socórreme.

    Yo alabaré el nombre de Dios con cantos, proclamaré su grandeza dándole gracias. Véanlo ustedes, los humildes, y alégrense, recobren el ánimo los que buscan a Dios. Porque el Señor escucha a los necesitados, y no rechaza a sus cautivos.
    R. Por tu bondad, Señor, socórreme.

  • Evangelio: Mateo 26, 14-25
    "¡Ay de aquél por quien el Hijo del hombre va a ser entregado!"

    En aquel tiempo, uno de los Doce, el llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotes y les dijo:
    «¿Qué me dan si les entrego a Jesús?»
    Ellos le ofrecieron treinta monedas de plata.
    Y desde ese momento buscaba la oportunidad para entregarlo.
    El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron:
    «¿Dónde quieres que te preparemos la cena de pascua?»
    El respondió:
    «Vayan a la ciudad, a casa de Fulano, y díganle: “El Maestro dice: Se acerca el momento, y quiero celebrar la pascua en tu casa con mis discípulos”».
    Ellos hicieron lo que Jesús les había ordenado y prepararon la cena de pascua.
    Al atardecer, se puso a la mesa con los Doce, y mientras cenaban les dijo:
    «Les aseguro que uno de ustedes me va a entregar».
    Muy entristecidos, se pusieron a decirle uno por uno:
    «¿Acaso soy yo, Señor?»
    Jesús respondió:
    «El que come en el mismo plato que yo, ése me entregará. El Hijo del hombre se va, tal como está escrito de él; pero ¡ay de aquél que entrega al Hijo del hombre! ¡Más le valdría a ese hombre no haber nacido!»
    Entonces preguntó Judas, el traidor:
    «¿Soy yo acaso, maestro?»
    Y Jesús le respondió:
    «Tú lo has dicho».

Evangelio 19 de Abril de 2011

  • Primera Lectura: Isaías 49, 1-6
    "Te convertiré en luz de las naciones, para que llegue mi salvación hasta los últimos rincones de la tierra"

    Escuchen, habitantes de las islas; atiendan, pueblos lejanos: El Señor me llamó desde el seno materno, desde las entrañas de mi madre pronunció mi nombre.
    Convirtió mi boca en espada afilada, me escondió al amparo de su mano; me transformó en flecha punzante y me guardó en su aljaba. Me dijo:
    «Tú eres mi siervo, Israel, y estoy orgulloso de ti».
    Aunque yo pensaba:
    «En vano me fatigué, por nada e inútilmente gasté mis fuerzas».
    Sin embargo, el Señor defendía mi causa, mi Dios guardaba mi recompensa.
    Y ahora habla el Señor, aquél que desde el vientre me formó como siervo suyo, para que le trajera a Jacob y le reuniera a Israel. ¡Tan valioso soy para el Señor y en Dios se halla mi fuerza!
    El dice:
    «No sólo eres mi siervo para restablecer las tribus de Jacob y traer a los sobrevivientes de Israel, sino que te convierto en luz de las naciones para que mi salvación llegue hasta el último rincón de la tierra».

  • Salmo Responsorial: 70
    "En ti, Señor, he puesto mi esperanza"

    En ti, Señor, me refugio; que yo no quede avergonzado para siempre. Líbrame, rescátame tú, que eres salvador; hazme caso y libérame.
    R. En ti, Señor, he puesto mi esperanza.

    Sé para mí una roca de refugio, una fortaleza donde me salve, pues tú eres mi roca y mi fortaleza; Dios mío, rescátame de las manos del malvado.
    R. En ti, Señor, he puesto mi esperanza.

    Porque tú eres mi esperanza, Señor, en ti confío, Señor, desde mi juventud. En ti me apoyaba antes de nacer, tú eres mi protector desde las entrañas de mi madre.
    R. En ti, Señor, he puesto mi esperanza.

    Mi boca proclamará todo el día tu salvación, y tus actos liberadores. Desde mi juventud. Dios mío, me has instruido, y yo he proclamado tus maravillas hasta hoy.
    R. En ti, Señor, he puesto mi esperanza.

  • Evangelio: Juan 13, 21-33. 36-38
    "Uno de ustedes me entregará. No cantará el gallo antes de que me hayas negado tres veces"

    En aquel tiempo, estando Jesús a la mesa con sus discípulos, se conmovió profundamente y declaró:
    «Les aseguro que uno de ustedes me va a entregar».
    Los discípulos comenzaron a mirarse unos a otros, preguntándose a quién podría referirse. Uno de ellos, el discípulo al que Jesús tanto amaba, estaba reclinado sobre el pecho de Jesús. Simón Pedro le hizo señas para que le preguntara a quién se refería. El discípulo que estaba reclinado sobre el pecho de Jesús le preguntó:
    «Señor, ¿quién es?»
    Le contestó Jesús:
    «Aquel a quien yo dé el trozo de pan que voy a mojar en el plato».
    Y, mojándolo, se lo dio a Judas Iscariote, hijo de Simón.
    Cuando Judas recibió aquel trozo de pan mojado, Satanás entró en él.
    Jesús le dijo:
    «Lo que vas a hacer, hazlo cuanto antes».
    Ninguno de los que estaban a la mesa con Jesús entendió lo que había querido decir. Como Judas era el que llevaba la bolsa del dinero, algunos pensaron que le había encomendado que comprara lo necesario para la fiesta o que diera algo a los pobres. Judas, después de recibir el trozo de pan mojado, salió
    inmediatamente. Era de noche.
    Al salir Judas, dijo Jesús:
    «Ahora va a manifestarse la gloria del Hijo del hombre, y Dios será glorificado en él. Y si Dios va a ser glorificado en el Hijo del hombre, también Dios lo glorificará a él. Y lo va a ser muy pronto.
    Hijos míos, ya no estaré con ustedes por mucho tiempo. Me buscarán, pero les digo ahora lo mismo que ya dije a los judíos: “Adonde yo voy, ustedes no pueden venir”».
    Simón Pedro le preguntó:
    «Señor, ¿adónde vas?»
    Jesús le respondió:
    «Adonde yo voy tú no puedes seguirme ahora; algún día lo harás».
    Pedro insistió:e
    «Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Estoy dispuesto a dar mi vida por ti».
    Jesús le dijo:
    «¡De modo que estás dispuesto a dar tu vida por mí! Te aseguro, Pedro, que antes que el gallo cante, me habrás negado tres veces».

domingo, 17 de abril de 2011

No olvidarse de Jesús en Semana Santa, exhorta Obispo uruguayo

MONTEVIDEO, 17 Abr. 11 / 08:13 pm (ACI)

El Obispo de Canelones (Uruguay), Mons. Alberto Sanguinetti Montero, exhortó a los fieles a no olvidarse de Jesús y a encontrarse con Él, que es el verdadero protagonista de Semana Santa.

En su "Guía para celebrar el amor de Jesús en Semana Santa", el Obispo lamentó que muchos en estos días se pierden "lo mejor de ella. Entre tanta oferta de turismo, pesca y distracción, quedan fuera de lo mejor de esta Semana Mayor: encontrarse con Jesús y con la dimensión principal de sí mismo: qué hace y piensa Dios de uno".

"No es poca cosa. A ellos le digo: miren que vale la pena dar tiempo para experimentar a Jesús", añadió.

El Prelado dijo además que "hay otros que queriendo acercarse a Jesús, queriendo renovar su ser cristiano, se pierden en medio de las muchas ofertas religiosas" y por eso presenta la guía publicada en el sitio web de su diócesis.

Seguidamente el Obispo comentó que "no es lo mismo mirar un programa sobre Jesús en la televisión, que participar de la celebración con la comunidad reunida. Entonces la primacía la tiene aquello en lo que formamos parte, no sólo que miremos mientras comemos en casa".

"Dando un nuevo paso, es mejor elegir una celebración comunitaria, que ir dando vueltas solo por una o varias iglesias. A veces da pena gente que gira por los templos, mira imágenes, hace alguna oración, pero se pierde lo principal".

"Es claro –prosiguió– esto supone una opción y usar la cabeza: hay que saber cuáles son las celebraciones principales, a qué horas y dedicar más tiempo a celebrar el amor de Jesús en la Iglesia (después de todo, para un partido de fútbol dedicamos casi dos horas: ir a dos o tres partidos en la Semana de Jesús, si somos de su cuadro no parece exagerado)".

Tras destacar que en la Semana Santa "ni todos los días son iguales, ni todas las celebraciones tienen la misma importancia", el Obispo concluye resaltando que el mejor regalo de este tiempo especial es "reavivar la experiencia del amor de Cristo por mí y renovarse en la vida cristiana".

Para ver la guía del Obispo completa ingrese a: http://diocesiscanelones.com/?p=1677

Evangelio 18 de Abril de 2011

  • Primera Lectura: Isaías 42, 1-7
    "No gritará ni hará oír su voz en las plazas"

    Este es mi siervo a quien sostengo, mi elegido en quien me complazco. He puesto sobre él mi espíritu, para que manifieste el derecho a las naciones. No gritará, no voceará ni clamará por las calles; no romperá la caña resquebrajada, ni apagará la mecha que apenas arde.
    Manifestará firmemente el derecho, y no se debilitará ni se cansará hasta implantarlo en la tierra. Los pueblos lejanos anhelan su enseñanza.
    Así dice el Señor Dios, que creó y desplegó el cielo, que extendió la tierra y su vegetación, que concede vida a sus habitantes, y aliento a los que se mueven en ella: Yo, el Señor, te llamé según mi plan salvador; te tomé de la mano, te formé y te hice mediador del pueblo y luz de las naciones, para abrir los ojos a los ciegos, para sacar prisioneros de la cárcel, y del calabozo a los que viven en tinieblas.

  • Salmo Responsorial: 26
    "El Señor es mi luz y mi salvación."

    El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es mi fortaleza, ¿quién me hará temblar?
    R. El Señor es mi luz y mi salvación.

    Cuando los malvados se lanzan contra mí para devorarme, son ellos, mis adversarios y enemigos, los que tropiezan y caen.
    R. El Señor es mi luz y mi salvación.

    Aunque un ejército acampara contra mí, no temo; aunque me hicieran la guerra, me sentiría seguro.
    R. El Señor es mi luz y mi salvación.

    Espero gozar los bienes del Señor en la tierra de los vivos. Espera en el Señor, sé fuerte, ten ánimo, espera en el Señor.
    R. El Señor es mi luz y mi salvación.

  • Evangelio: Juan 12, 1-11
    "Déjala, esto lo tenía guardado para el día de mi sepultura"

    Seis días antes de la fiesta judía de la pascua, llegó Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Ofrecieron allí una cena en honor de Jesús. Marta servía y Lázaro era uno de los que estaban a la mesa con él.
    Entonces María se presentó con un frasco de perfume muy caro, casi medio litro de nardo puro y ungió con él los pies de Jesús; después los secó con sus cabellos. La casa se llenó con la fragancia del perfume. Judas Iscariote, uno de los discípulos –el que lo iba a traicionar– protestó diciendo:
    «¿Por qué no se vendió este perfume en trescientos denarios para repartirlo entre los pobres?»
    Si dijo esto, no fue porque le importaran los pobres, sino porque era ladrón y, como tenía a su cargo la bolsa del dinero común, robaba de lo que echaban en ella.
    Jesús le dijo:
    «Déjala en paz. Esto que ha hecho anticipa el día de mi sepultura; además, a los pobres los tendrán siempre con ustedes; a mí, en cambio, no siempre me tendrán».
    Un gran número de judíos se enteró de que Jesús estaba en Betania, y fueron allá, no sólo para ver a Jesús, sino también para ver a Lázaro, a quien Jesús había resucitado de entre los muertos. Los sumos sacerdotes tomaron entonces la decisión de eliminar también a Lázaro, porque, por su causa, muchos judíos se alejaban de ellos y creían en Jesús.