viernes, 12 de febrero de 2010

Benedicto XVI a los obispos rumanos: “Buscad la unidad”

CIUDAD DEL VATICANO, viernes 12 de febrero de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación la versión italiana del discurso que el Papa Benedicto XVI dirigió hoy a los obispos de Rumanía y de la República de Moldavia, a quienes recibió en audiencia con motivo de su visita ad Limina.


Venerados Hermanos en el Episcopado

Es para mi motivo de gran alegría encontraros en el transcurso de la visita ad limina, escucharos y reflexionar juntos sobre el camino del Pueblo de Dios confiado a vosotros. Saludo con afecto a cada uno de vosotros y agradezco, en particular, a monseñor Ioan Robu por las cordiales palabras que, en nombre de todos, me ha dirigido. Dirijo un pensamiento especial a Su Beatitud Lucian Mureşan, arzobispo mayor de la Iglesia greco-católica rumana. Vosotros sois pastores de comunidades de ritos diversos, que ponen las riquezas de la propia larga tradición al servicio de la comunión, por el bien de todos. En vosotros saludo a las comunidades cristianas de Rumanía y de la República de Moldavia, en el pasado tan duramente probadas, y rindo homenaje a esos obispos e innumerables sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles que, en el tiempo de la persecución, mostraron indómito apego a Cristo y a su Iglesia, y conservaron intacta su fe.

A vosotros, queridos Hermanos en el Episcopado, deseo expresaros mi agradecimiento por vuestro generoso compromiso al servicio del renacimiento y del desarrollo de la comunidad católica en vuestros países, y exhortaros a continuar siendo pastores celosos del rebaño de Cristo, en la pertenencia a la única Iglesia y en el respeto de las distintas tradiciones rituales. Conservar y transmitir el patrimonio de la fe es una tarea de toda la Iglesia, pero particularmente de los obispos (cfr Lumen gentium, 25). El campo de vuestro ministerio es vasto y exigente: se trata, de hecho, de proponer a los fieles un itinerario de fe cristiana madura y responsable, especialmente a través de la enseñanza de la Religión, la catequesis, también de adultos, y la preparación a los Sacramentos. En este ámbito es oportuno promover un mayor conocimiento de la Sagrada Escritura, del Catecismo de la Iglesia católica y de los documentos del Magisterio, el particular del Concilio Ecuménico Vaticano II y de las Encíclicas Papales. Es un programa difícil, que requiere la elaboración común de planes pastorales dirigidos al bonum animarum de todos los católicos de los diversos ritos y etnias. Esto exige testimonio de unidad, sincero dialogo y colaboración activa, sin olvidar que la unidad es primariamente fruto del Espíritu Santo (cfr Gal 5,22), que guía a la Iglesia.

En este Año Sacerdotal, os exhorto a ser siempre auténticos padres de vuestros presbíteros, primeros y preciosos colaboradores en la viña del Señor (cfr Christus Dominus, 16.28); con ellos existe un vínculo ante todo sacramental, que a título único les hace partícipes de la misión pastoral confiada a los Obispos. Empeñaos en cuidar la comunión entre vosotros y con ellos en un clima de afecto, de atención y de diálogo respetuoso y fraterno; interesaos por sus condiciones espirituales y materiales, en su puesta al día teológica y pastoral. En vuestras diócesis no faltan Institutos religiosos comprometidos en la pastoral. Será vuestro cuidado especial dedicarles la debida atención y proporcionarles toda ayuda posible para que su presencia sea cada vez más significativa y los consagrados puedan llevar a cabo su apostolado según el propio carisma y en plena comunión con la Iglesia particular.

Dios no deja de llamar a hombres y mujeres a su servicio: de esto debemos estar agradecidos al Señor, intensificando la oración para que Él siga enviando obreros a su mies (cfr Mt 9,37). Es tarea primordial de los obispos promover la pastoral vocacional y la formación humana, espiritual e intelectual de los candidatos al sacerdocio en los seminarios y en los demás Institutos formativos (cfr Optatam Totius, 2.4), garantizándoles la posibilidad de adquirir una profunda epsiritualidad y una rigurosa preparación filosófico-teológica y pastoral, también mediante la elección atenta de los educadores y de los docentes. Un cuidado análogo debe ponerse en la formación de los miembros de los Institutos de vida consagrada, en particular de los femeninos.

El florecimiento de vocaciones sacerdotales y religiosas depende en buena parte de la salud moral y religiosa de las familias cristianas. Por desgracia, en nuestro tiempo no son pocas las insidias hacia la institución familiar en una sociedad secularizada y desorientada. Las familias católicas de vuestros países, que durante el tiempo de la prueba han dado testimonio, a veces a caro precio, de la fidelidad del Evangelio, no son inmunes a la plaga del aborto, de la corrupción, del alcoholismo y de la droga, como tampoco al control de los nacimientos mediante métodos contrarios a la dignidad de la persona humana. Para combatir estos desafíos, es necesario promover consultores parroquiales que aseguren una preparación adecuada a la vida conyugal y familiar además de organizar mejor la pastoral juvenil. Es necesario, sobre todo, un compromiso decidido para favorecer la presencia de los valores cristianos en la sociedad, desarrollando centros de formación donde los jóvenes puedan conocer los valores auténticos, embellecidos por el genio cultural de vuestros países, para poder dar testiomonio de ellos en los ambientes donde viven. La Iglesia quiere dar su contribución determinante a la construcción de una sociedad reconciliada y solidaria, capaz de hacer frente al proceso de secularización actual. La transformación del sistema industrial y agrícola, la crisis económica, la emigración al extranjero, no han favorecido el mantenimiento de los valores tradicionales, que deben ser, por ello, vueltos a proponer y reforzados.

En este contexto, resulta particularmente importante la testimonio de fraternidad entre católicos y ortodoxos: prevalece sobre las divisiones y sobre los desacuerdos y abra los corazones a la reconciliación. Soy consciente de las dificultades que deben afrontar, en este ámbito, las comunidades católicas; auguro que se puedan encontrar soluciones adecuadas, en ese espíritu de justicia y caridad que debe animar las relaciones entre los hermanos en Cristo. En mayo de 2009, habéis recordado el X aniversario de la histórica visita que el Venerable Papa Juan Pablo II realizó a Rumanía. En aquella ocasión, la Providencia divina ofrecía al Sucesor de Pedro la posibilidad de realizar un viaje apostólico a una nación de mayoría ortodoxa, donde desde hace siglos está presente una significativa comunidad católica. Que el deseo de unidad suscitado por esa visita alimente la oración y el compromiso de dialogar en la caridad y en la verdad y a promover iniciativas comunes. Un ámbito de colaboración hoy particularmente importante entre ortodoxos y católicos tiene que ver con la defensa de las raíces cristianas de Europa y de los valores cristianos, y con el testimonio común en temas como la familia, la bioética, los derechos humanos, la honradez en la vida pública, la ecología. El empeño unitario sobre estos argumentos ofrecerá una importante contribución al crecimiento moral y civil de la sociedad. Un diálogo constructivo entre ortodoxos y católicos no dejará de ser fermento de unidad y de concordia no sólo para vuestros países, sino también para toda Europa.

Al término de nuestro encuentro, mi pensamiento se dirige a vuestras comunidades. Llevad a los sacerdotes, a los religiosos, a las religiosas, a todos los fieles de Rumanía y de la República de Moldavia mis saludos y mi ánimo, asegurando mu afecto y mi oración. Mientras invoco la intercesión de la Madre de Dios y de los santos de vuestras tierras, imparto de corazón mi Bendición a vosotros y a todos los miembros del Pueblo de Dios confiados a vuestra solicitud pastoral.

[Traducción de la versión oficial italiana por Inma Álvarez

Evangelio 13 de Febrero de 2010

•Primera Lectura: I Reyes 12,26-32;13,33-34
"Jeroboán hizo dos becerros de oro"

En aquellos días, Jeroboán pensó para sus adentros: "Todavía puede volver el reino a la casa de David. Si la gente sigue yendo a Jerusalén para hacer sacrificios en el templo del Señor, terminarán poniéndose de parte de su señor, Roboán, rey de Judá; me matarán y volverán a unirse a Roboán, rey de Judá." Después de aconsejarse, el rey hizo dos becerros de oro y dijo a la gente: "¡Ya está bien de subir a Jerusalén! ¡Éste es tu Dios, Israel, el que te sacó de Egipto!"

Luego colocó un becerro en Betel y el otro en Dan. Esto incitó a pecar a Israel, porque unos iban a Betel y otros a Dan. También edificó ermitas en los altozanos; puso de sacerdotes a gente de la plebe, que no pertenecía a la tribu de Leví. Instituyó también una fiesta el día quince del mes octavo, como la fiesta que se celebraba en Judá, y subió al altar que había levantado en Betel, a ofrecer sacrificios al becerro que había hecho. En Betel estableció a los sacerdotes de las ermitas que había construido.

Jeroboán no se convirtió de su mala conducta y volvió a nombrar sacerdotes de los altozanos a gente de la plebe; al que lo deseaba lo consagraba sacerdote de los altozanos. Este proceder llevó al pecado a la dinastía de Jeroboán y motivó su destrucción y exterminio de la tierra.


•Salmo Responsorial: 105
"Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo."

Hemos pecado con nuestros padres,
hemos cometido maldades e iniquidades.
Nuestros padres en Egipto
no comprendieron tus maravillas. R.

En Horeb se hicieron un becerro,
adoraron un ídolo de fundición;
cambiaron su gloria por la imagen
de un toro que come hierba. R.

Se olvidaron de Dios, su salvador,
que había hecho prodigios en Egipto,
maravillas en el país de Cam,
portentos junto al mar Rojo. R.


•Evangelio: Marcos 8,1-10
"La gente comió hasta quedar satisfecha"

Uno de aquellos días, como había mucha gente y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: "Me da lástima de esta gente; llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer, y, si los despido a sus casas en ayunas, se van a desmayar por el camino. Además, algunos han venido desde lejos." Le replicaron sus discípulos: "¿Y de dónde se puede sacar pan, aquí, en despoblado, para que se queden satisfechos?" Él les preguntó: "¿Cuántos panes tenéis?" Ellos contestaron: "Siete." Mandó que la gente se sentara en el suelo, tomó los siete panes, pronunció la acción de gracias, los partió y los fue dando a sus discípulos para que los sirvieran. Ellos los sirvieron a la gente. Tenían también unos cuantos peces; Jesús los bendijo, y mandó que los sirvieran también. La gente comió hasta quedar satisfecha, y de los trozos que sobraron llenaron siete canastas; eran unos cuatro mil. Jesús los despidió, luego se embarcó con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanuta

Evangelio 12 de Febrero de 2010

•Primera Lectura: I Reyes 11,29-32;12,19
"Se independizó Israel de la casa de David"

Un día, salió Jeroboán de Jerusalén, y el profeta Ajías, de Siló, envuelto en un manto nuevo, se lo encontró en el camino; estaban los dos solos, en descampado. Ajías agarró su manto nuevo, lo rasgó en doce trozos y dijo a Jeroboán: "Coge diez trozos, porque así dice el Señor, Dios de Israel: "Voy a arrancarle el reino a Salomón y voy a darte a ti diez tribus; lo restante será para él, en consideración a mi siervo David y a Jerusalén, la ciudad que elegí entre todas las tribus de Israel.""

Así fue como se independizó Israel de la casa de David hasta hoy.


•Salmo Responsorial: 80
"Yo soy el Señor, Dios tuyo: escucha mi voz."

No tendrás un dios extraño,
no adorarás un dios extranjero;
yo soy el Señor, Dios tuyo,
que te saqué del país de Egipto. R.

Pero mi pueblo no escuchó mi voz,
Israel no quiso obedecer:
los entregué a su corazón obstinado,
para que anduviesen según sus antojos. R.

¡Ojalá me escuchase mi pueblo
y caminase Israel por mi camino!:
en un momento humillaría a sus enemigos
y volvería mi mano contra sus adversarios. R.


•Evangelio: Marcos 7,31-37
"Hace oír a los sordos y hablar a los mudos"

En aquel tiempo, dejando Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del lago de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga las manos. Él, apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua. Y, mirando al cielo, suspiró y le dijo: "Effetá", esto es: "Ábrete". Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad. Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos. Y en el colmo del asombro decían: "Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos."

miércoles, 10 de febrero de 2010

Benedicto XVI: San Antonio de Padua, el gran predicador

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 10 de febrero de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación la catequesis del Papa Benedicto XVI a los peregrinos congregados en el Aula Pablo VI para la Audiencia General.


Queridos hermanos y hermanas,

tras haber presentado, hace dos semanas, la figura de Francisco de Asís, esta mañana quisiera hablar de otro santo perteneciente a la primera generación de los Frailes Menores: Antonio de Padua o, como también se le llama, de Lisboa, refiriéndose a su ciudad natal. Se trata de uno de los santos más populares en toda la Iglesia católica, venerado no solo en Padua, donde se erigió una espléndida Basílica que recoge sus despojos mortales, sino en todo el mundo. Son queridas a los fieles las imágenes y las estatuas que le representan con el lirio, símbolo de su pureza, o con el Niño Jesús entre los brazos, en recuerdo de una aparición milagrosa mencionada por algunas fuentes literarias.

Antonio contribuyó de modo significativo al desarrollo de la espiritualidad franciscana, con sus marcadas dotes de inteligencia, de equilibrio, de celo apostólico y, principalmente, de fervor místico.

Nació en Lisboa de una familia noble, en torno al 1195, y fue bautizado con el nombre de Fernando. Entró entre los canónigos que seguían la regla monástica de san Agustín, primero en el monasterio de San Vicente en Lisboa, y sucesivamente, en el de la Santa Cruz en Coimbra, renombrado centro cultural de Portugal. Se dedicó con interés y solicitud al estudio de la Biblia y de los Padres de la Iglesia, adquiriendo aquella ciencia teológica que puso a fructificar en las actividades de la enseñanza y la predicación. En Coimbra tuvo lugar el episodio que marcó un cambio decisivo en su vida: aquí, en 1220 fueron expuestas las reliquias de los primeros cinco misioneros franciscanos que se habían dirigido a Marruecos, donde encontraron el martirio. Su caso hizo nacer en el joven Fernando el deseo de imitarles y de avanzar en el camino de la perfección cristiana: pidió entonces dejar los canónigos agustinos y convertirse en Fraile Menor. Su petición fue acogida y, tomando el nombre de Antonio, también él partió hacia Marruecos, pero la Providencia divina dispuso de otra manera. A consecuencia de una enfermedad, se vio obligado a volver a Italia y, en 1221, participó en el famoso "Capítulo de las esteras" en Asís, donde encontró también a san Francisco. Sucesivamente, vivió por algún tiempo escondido totalmente en un convento cerca de Forlí, en el norte de Italia, donde el Señor le llamó a otra misión. Invitado, por circunstancias totalmente casuales, a predicar con ocasión de una ordenación sacerdotal, mostró estar dotado de tal ciencia y elocuencia, que los Superiores lo destinaron a la predicación. Comenzó así en Italia y en Francia una actividad apostólica tan intensa y eficaz que indujo a no pocas personas que se habían separado de la Iglesia a volver sobre sus propios pasos. Estuvo también entre los primeros maestros de teología de los Frailes Menores, si no incluso el primero. Comenzó su enseñanza en Bolonia, con la bendición de Francisco, el cual, reconociendo las virtudes de Antonio, le envió una breve carta con estas palabras: “Me gustaría que enseñases teología a los frailes”. Antonio puso las bases de la teología franciscana que, cultivada por otras insignes figuras de pensadores, habría conocido su cenit con san Buenaventura de Bagnoregio y el beato Duns Scoto.

Convertido en superior provincial de los Frailes Menores de Italia septentrional, continuó con el ministerio de la predicación, alternándolo con las tareas de gobierno. Concluido el mandato de Provincial, se retiró cerca de Padua, donde ya había estado otras veces. Tras apenas un año, murió en las puertas de la Ciudad, el 13 de junio de 1231. Padua, que lo había acogido con afecto y veneración en vida, le tributó por siempre honor y devoción. El mismo Papa Gregorio IX, que tras haberle escuchado predicar le había definido "Arca del Testamento", lo canonizó en 1232, también a raíz de los milagros sucedidos por su intercesión.

En el último periodo de su vida, Antonio puso por escrito dos ciclos de “Sermones”, titulados respectivamente "Sermones dominicales" y "Sermones sobre los Santos", destinados a los predicadores y a los profesores de estudios teológicos de la Ordena franciscana. En ellos comenta los textos de la Sagrada Escritura presentados por la Liturgia, utilizando la interpretación patrístico-medieval de los cuatro sentidos, el literal o histórico, el alegórico o cristológico, el tropológico o moral, y el anagógico, que orienta hacia la vida eterna. Se trata de textos teológico-homiléticos, que recogen la predicación viva, en la que ¡Antonio propone un verdadero y propio itinerario de vida cristiana. Es tanta la riqueza de enseñanzas espirituales contenida en los “Sermones”, que el Venerable Papa Pío XII, en 1946, proclamó a Antonio Doctor de la Iglesia, atribuyéndole el título de “Doctor evangélico", porque de estos escritos surge la frescura y la belleza del Evangelio; aún hoy los podemos leer con gran provecho espiritual.

En ellos, él habla de la oración como de una relación de amor, que empuja al hombre a conversar dulcemente con el Señor, creando una alegría inefable, que suavemente envuelve el alma en oración. Antonio nos recuerda que la oración necesita una atmósfera de silencio, que no coincide con el alejamiento del ruido externo, sino que es experiencia interior, que mira a quitar las distracciones provocadas por las preocupaciones del alma. Según la enseñanza de este insigne Doctor franciscano, la oración se compone de cuatro actitudes indispensables, que, en el latín de Antonio, se definen: obsecratio, oratio, postulatio, gratiarum actio. Podríamos traducirlas así: abrir confiadamente el propio corazón a Dios, conversar afectuosamente con Él, presentarle las propias necesidades, alabarlo y darle gracias.

En esta enseñanza de san Antonio sobre la oración advertimos uno de los rasgos específicos de la teología franciscana, del que él fue el iniciador, es decir, el papel asignado al amor divino, que entra en la esfera de los afectos, de la voluntad, del corazón, y que es también la fuente de donde brota un conocimiento espiritual, que sobrepasa todo conocimiento.

Escribe Antonio: "La caridad es el alma de la fe, la hace viva; sin el amor, la fe muere” (Sermones Dominicales et Festivi II, Messaggero, Padova 1979, p. 37).

Sólo un alma que reza puede realizar progresos en la vida espiritual: este es el objeto privilegiado de la predicación de san Antonio. Él conoce bien los defectos de la naturaleza humana, la tendencia a caer en el pecado, por eso exhorta continuamente a combatir la inclinación a la codicia, al orgullo, a la impureza, y a practicar las virtudes de la pobreza y de la generosidad, de la humildad y de la obediencia, de la castidad y de la pureza. A principios del siglo XIII, en el contexto del renacimiento de las ciudades y del florecimiento del comercio, crecía el número de personas insensibles a las necesidades de los pobres. Por este motivo, Antonio invita muchas veces a los fieles a pensar en la verdadera riqueza, la del corazón, que haciéndoles buenos y misericordiosos, les hace acumular tesoros para el Cielo. "Oh ricos – les exhorta – haceos amigos ... los pobres, acogedles en vuestras casas: serán después ellos quienes os acojan en los eternos tabernáculos, donde está la belleza de la paz, la confianza de la seguridad, y la opulenta quietud de la saciedad eterna” (Ibid., p. 29).

¿No es quizás esta, queridos amigos, una enseñanza muy importante también hoy, cuando la crisis financiera y los graves desequilibrios económicos empobrecen a no pocas personas y crean condiciones de miseria? En mi Encíclica Caritas in veritate recuerdo: "La economía necesita de la ética para su correcto funcionamiento, no de una ética cualquiera, sino de una ética amiga de la persona” (n. 45).

Antonio, en la escuela de Francisco, pone siempre a Cristo en el centro de la vida y del pensamiento, de la acción y de la predicación. Este es otro rasgo típico de la teología franciscana: el cristocentrismo. De buen grado esta contempla, e invita a contemplar, los misterios del humanidad del Señor, de modo particular, el de la Navidad, que le suscitan sentimientos de amor y de gratitud hacia la bondad divina.

También la visión del Crucificado le inspira pensamientos de reconocimiento hacia Dios y de estima por la dignidad de la persona humana, de forma que todos, creyentes y no creyentes, puedan encontrar un significado que enriquece la vida. Escribe Antonio: "Cristo, que es tu vida, está colgado ante ti, porque tú miras a la cruz como en un espejo. Allí podrás conocer cuán mortales fueron tus heridas, que ninguna medicina habría podido curar, si no la de la sangre del Hijo de Dios. Si miras bien, podrás darte cuenta de cuán grandes son tu dignidad humana y tu valor... En ningún otro lugar el hombre puede darse cuenta mejor de cuánto vale, que mirándose en el espejo de la cruz” (Sermones Dominicales et Festivi III, pp. 213-214).

Queridos amigos, que Antonio de Padua, tan venerado por los fieles, interceda por la Iglesia entera, y sobre todo por aquellos que se dedican a la predicación. Que estos, tomando inspiración de su ejemplo, procuren unir la doctrina sana y sólida, la piedad sincera y fervorosa, la incisividad de la comunicación. En este año sacerdotal, oremos para que los sacerdotes y los diáconos lleven a cabo con solicitud este ministerio de anuncio y actualización de la Palabra de Dios a los fieles, sobre todo a través de las homilías litúrgicas. Que éstas sean una presentación eficaz de la eterna belleza de Cristo, precisamente como recomendaba san Antonio: “Si predicas a Jesús, él ablanda los corazones duros; si le invocas, endulza las amargas tentaciones: si piensas en él, te ilumina el corazón; si le lees, te sacia la mente” (Sermones Dominicales et Festivi III, p. 59).

[Traducción del original italiano por Inma Álvarez

Evangelio 11 de Febrero de 2010

•Primera Lectura: I Reyes 11,4-13
"Por haber sido infiel al pacto, de voy a arrancar el reino de las manos; pero dejaré a tu hijo una tribu, en consideración a David"

Cuando el rey Salomón llegó a viejo, sus mujeres desviaron su corazón tras dioses extranjeros; su corazón ya no perteneció por entero al Señor como el corazón de David, su padre. Salomón siguió a Astarté, diosa de los fenicios, y a Malcón, ídolo de los amonitas. Hizo lo que el Señor reprueba; no siguió plenamente al Señor como su padre David. Entonces construyó una ermita a Camós, ídolo de Moab, en el monte que se alza frente a Jerusalén, y a Malcón, ídolo de los amonitas. Hizo otro tanto para sus mujeres extranjeras, que quemaban incienso y sacrificaban en honor de sus dioses.

El Señor se encolerizó contra Salomón, porque había desviado su corazón del Señor Dios de Israel, que se le había aparecido dos veces, y que precisamente le había prohibido seguir a dioses extranjeros; pero Salomón no cumplió esta orden. Entonces el Señor le dijo: "Por haberte portado así conmigo, siendo infiel al pacto y a los mandatos que te di, te voy a arrancar el reino de las manos para dárselo a un siervo tuyo. No lo haré mientras vivas, en consideración a tu padre David; se lo arrancaré de la mano a tu hijo. Y ni siquiera le arrancaré todo el reino; dejaré a tu hijo una tribu, en consideración a mi siervo David y a Jerusalén, mi ciudad elegida."


•Salmo Responsorial: 105
"Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo."

Dichosos los que respetan el derecho
y practican siempre la justicia.
Acuérdate de mí por amor a tu pueblo,
visítame con tu salvación. R.

Emparentaron con los gentiles,
imitaron sus costumbres;
adoraron sus ídolos
y cayeron en sus lazos. R.

Inmolaron a los demonios
sus hijos y sus hijas.
La ira del Señor se encendió contra su pueblo,
y aborreció su heredad. R.


•Evangelio: Marcos 7,24-30
"Los perros, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños"

En aquel tiempo, Jesús fue a la región de Tiro. Se alojó en una casa, procurando pasar desapercibido, pero no lo consiguió; una mujer que tenía una hija poseída por un espíritu impuro se enteró en seguida, fue a buscarlo y se le echó a los pies. La mujer era griega, una fenicia de Siria, y le rogaba que echase el demonio de su hija. Él le dijo: "Deja que coman primero los hijos. No está bien echarles a los perros el pan de los hijos." Pero ella replicó: "Tienes razón, Señor; pero también los perros, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños." Él le contestó: "Anda, vete, que, por eso que has dicho, el demonio ha salido de tu hija." Al llegar a su casa, se encontró a la niña echada en la cama; el demonio se había marchado

Evangelio 10 de Febrero de 2010

•Primera Lectura: I Reyes 10,1-10
"La reina de Sabá vio la sabiduría de Salomón"

En aquellos días, la reina de Sabá oyó la fama de Salomón y fue a desafiarle con enigmas. Llegó a Jerusalén con una gran caravana de camellos cargados de perfumes y oro en gran cantidad y piedras preciosas. Entró en el palacio de Salomón y le propuso todo lo que pensaba. Salomón resolvió todas sus consultas; no hubo una cuestión tan oscura que el rey no pudiera resolver.

Cuando la reina de Sabá vio la sabiduría de Salomón, la casa que había construido, los manjares de su mesa, toda la corte sentada a la mesa, los camareros con sus uniformes sirviendo, las bebidas, los holocaustos que ofrecía en el templo del Señor, se quedó asombrada y dijo al rey: "¡Es verdad lo que me contaron en mi país de ti y tu sabiduría! Yo no quería creerlo; pero ahora que he venido y lo veo con mis propios ojos, resulta que no me habían dicho ni la mitad. En sabiduría y riquezas superas todo lo que yo había oído. ¡Dichosa tu gente, dichosos los cortesanos que están siempre en tu presencia, aprendiendo de tu sabiduría! ¡Bendito sea el Señor, tu Dios, que, por el amor eterno que tiene a Israel, te ha elegido para colocarte en el trono de Israel y te ha nombrado rey para que gobiernes con justicia!"

La reina regaló al rey cuatro mil quilos de oro, gran cantidad de perfumes y piedras preciosas; nunca llegaron tantos perfumes como los que la reina de Sabá regaló al rey Salomón.


•Salmo Responsorial: 36
"La boca del justo expone la sabiduría."

Encomienda tu camino al Señor,
confía en él, y él actuará:
hará tu justicia como el amanecer,
tu derecho como el mediodía. R.

La boca del justo expone la sabiduría,
su lengua explica el derecho;
porque lleva en el corazón la ley de su Dios,
y sus pasos no vacilan. R.

El Señor es quien salva a los justos,
él es su alcázar en el peligro;
el Señor los protege y los libra,
los libra de los malvados y los salva
porque se acogen a él. R.


•Evangelio: Marcos 7,14-23
"Lo que sale de dentro es lo que hace impuro el hombre"

En aquel tiempo, llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo: "Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. El que tenga oídos para oír, que oiga."

Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la parábola. El les dijo: "¿Tan torpes sois también vosotros? ¿No comprendéis? Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón, sino en el vientre, y se echa en la letrina." Con esto declaraba puros todos los alimentos. Y siguió: "Lo que sale de dentro, eso sí mancha al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.

lunes, 8 de febrero de 2010

Evangelio 9 de Febrero de 2010

•Primera Lectura: I Reyes 8,22-23.27-30
"Sobre este templo quisiste que residiera tu nombre. Escucha la súplica de tu pueblo, Israel"

En aquellos días, Salomón, en pie ante el altar del Señor, en presencia de toda la asamblea de Israel, extendió las manos al cielo y dijo: "¡Señor, Dios de Israel! Ni arriba en el cielo ni abajo en la tierra hay un Dios como tú, fiel a la alianza con tus vasallos, si caminan de todo corazón en tu presencia. Aunque ¿es posible que Dios habite en la tierra? Si no cabes en el cielo y en lo más alto del cielo, ¡cuánto menos en este templo que he construido! Vuelve tu rostro a la oración y súplica de tu siervo, Señor, Dios mío, escucha el clamor y la oración que te dirige hoy tu siervo. Día y noche estén tus ojos abiertos sobre este templo, sobre el sitio donde quisiste que residiera tu nombre. ¡Escucha la oración que tu siervo te dirige en este sitio! Escucha la súplica de tu siervo y de tu pueblo, Israel, cuando recen en este sitio; escucha tú, desde tu morada del cielo, y perdona."


•Salmo Responsorial: 83
"¡Qué deseables son tus moradas, Señor de los ejércitos!"

Mi alma se consume y anhela
los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
retozan por el Dios vivo. R.

Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
la golondrina, un nido
donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor de los ejércitos,
Rey mío y Dios mío. R.

Dichosos los que viven en tu casa,
alabándote siempre.
Fíjate, oh Dios, en nuestro Escudo,
mira el rostro de tu Ungido. R.

Vale más un día en tus atrios
que mil en mi casa,
y prefiero el umbral de la casa de Dios
a vivir con los malvados.


•Evangelio: Marcos 7,1-13
"Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres"

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos escribas de Jerusalén, y vieron que algunos discípulos comían con las manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. (Los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y, al volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas.)

Según eso, los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: "¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y no siguen la tradición de los mayores?" Él les contestó: "Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos." Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres."

Y añadió: "Anuláis el mandamiento de Dios por mantener vuestra tradición. Moisés dijo: "Honra a tu padre y a tu madre" y "el que maldiga a su padre o a su madre tiene pena de muerte"; en cambio, vosotros decís: Si uno le dice a su padre o a su madre: "Los bienes con que podría ayudarte los ofrezco al templo", ya no le permitís hacer nada por su padre o por su madre, invalidando la palabra de Dios con esa tradición que os trasmitís; y como éstas hacéis muchas."

Evangelio 8 de 2010

•Primera Lectura: I Reyes 8,1-7.9-13
"Llevaron el arca de la alianza al Santísimo, y la nube llenó el templo"

En aquellos días, Salomón convocó a palacio, en Jerusalén, a los ancianos de Israel, a los jefes de tribu y a los cabezas de familia de los israelitas, para trasladar el arca de la alianza del Señor desde la ciudad de David, o sea Sión. Todos los israelitas se congregaron en torno al rey Salomón, en el mes de Etanín (el mes séptimo), en la fiesta de las Tiendas. Cuando llegaron todos los ancianos de Israel, los sacerdotes cargaron con el arca del Señor, y los sacerdotes levitas llevaron la tienda del encuentro, más los utensilios del culto que había en la tienda. El rey Salomón, acompañado de toda la asamblea de Israel reunida con él ante el arca, sacrificaba una cantidad incalculable de ovejas y bueyes.

Los sacerdotes llevaron el arca de la alianza del Señor a su sitio, al camarín del templo, al Santísimo, bajo las alas de los querubines, pues los querubines extendían las alas sobre el sitio del arca y cubrían el arca y los varales por encima. En el arca sólo había las dos tablas de piedra que colocó allí Moisés en el Horeb, cuando el Señor pactó con los israelitas, al salir de Egipto. Cuando los sacerdotes salieron del Santo, la nube llenó el templo, de forma que los sacerdotes no podían seguir oficiando, a causa de la nube, porque la gloria del Señor llenaba el templo. Entonces Salomón dijo: "El Señor puso el sol en el cielo, el Señor quiere habitar en la tiniebla; y yo te he construido un palacio, un sitio donde vivas para siempre."


•Salmo Responsorial: 131
"Levántate, Señor, ven a tu mansión."

Oímos que estaba en Efrata,
la encontramos en el Soto de Jaar:
entremos en su morada,
postrémonos ante el estrado de sus pies. R.

Levántate, Señor, ven a tu mansión,
ven con el arca de tu poder:
que tus sacerdotes se vistan de gala,
que tus fieles vitoreen.
Por amor a tu siervo David,
no niegues audiencia a tu Ungido. R.


•Evangelio: Marcos 6, 53-56
"Los que lo tocaban se ponían sanos"

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos, terminada la travesía, tocaron tierra en Genesaret, y atracaron. Apenas desembarcados, algunos lo reconocieron, y se pusieron a recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le llevaban los enfermos en camillas. En la aldea o pueblo o caserío donde llegaba, colocaban a los enfermos en la plaza y le rogaban que les dejase tocar al menos el borde de su manto; y los que lo tocaban se ponían sanos