sábado, 3 de abril de 2010

Luz de alborada: Cristo resucitado

OVIEDO, sábado, 3 de abril de 2010 (ZENIT.org).- Publicamos el mensaje que ha escrito con motivo de la Pascua monseñor Jesús Sanz Montes, ofm, arzobispo de Oviedo, administrado apostólico de Huesca y Jaca.


Se resistía una vez más. Como si se tratase de una terca cerrazón se empeñaba en no abandonar su presa, en no dejar de pintar de negro todo cuanto a su vera alcanzaba. Y así la penumbra fue robando los colores vivos, aquellos colores que a pesar de todo sabían que estaban. Nos falta la luz, nos falta la luz, -unos y otros decían-.

¿Qué luz es esta? - se preguntaban-. Es la Luz que hizo el día, la Luz que la boca de Dios pronunciara para llamarla a la vida. ¡Que exista la Luz -dijo entonces Él-!, y obediente apareció en la escena de una tierra ensombrecida.

Pero esa divina Luz fue eclipsada por impertinentes pantallas que soplaban así su resentida oscuridad. Y según pasaban los días, los meses y los años, siglo tras siglo aquella claridad del principio fue paulatinamente perdiendo su brillo.

A las tres de la tarde, de un viernes santo, el primero, el sol se rindió. Era el estertor de la luz que así se apagaba tras la agonía de su creador. Y fueron tres días tres, sí tres inmensas jornadas cuyas noches todo lo invadían. Se apagó la vida del Señor fusilada en el paredón de una cruz. Se apagaron también los ojos de sus discípulos que huyeron de estampida. Se apagó la esperanza que se encendió en tres inolvidables años con parábolas benditas, con palabras de vida, con signos y milagros, con ternura y misericordia divinas.

Pero llegó un momento en el que la noche perdió su embrujo, y también la noche oscura aguardaba la más luminosa alborada. La luz del nuevo día, poco a poco y lentamente, se hizo sitio en el reino de la muerte. Y amaneció. La hora prevista trajo el regalo imprevisto y todo cambió, por pura gracia y sin merecerlo.

Y quienes de noche fueron a embalsamar piadosamente a un muerto, se encontraron que a plena luz un ángel les decía que aquel a quien buscaban había resucitado, que a quien querían embalsamar sencillamente vivía.

Un sepulcro vacío, donde no cabía tanta vida, abrió sus puertas de par en par, y una voz se escuchó, y salió de nuevo como la vez primera diciendo con sus labios creadores ¡que exista la Luz! Y desde entonces el hogar de los humanos, un jardín reencontrado, se convirtió para siempre en una casa encendida.

Es la pascua, es el triunfo de Jesús resucitado, es la victoria sobre todos los enemigos uno tras otro, desde el más primerizo e inexperto, hasta el más postrero como la muerte. Cristo ha resucitado, y en Él se enciende para siempre la luz que no declina, la que discreta siempre nos acompaña, la que sin deslumbrar nos alumbra, la que hace que coincida la buena nueva con la bondadosa suerte.

Unos y otros se fueron pasando la noticia, y como un feliz reguero de pólvora festiva, fue chisporroteando una inmensa y contagiosa alegría, una alegría que no era ya fugaz contento, sino la más feliz e interminable dicha.

La muerte perdió su aguijón, la muerte murió ante la explosión de la vida. Damos gracias conmovidos por tanto gozo, por tanta gracia, por tanta santa algarabía. Quiera el Señor hacernos testigos de este milagro, con nuestros sepulcros abiertos y vacíos de todo aquello que antes nos llevaba a ofender a Dios, a herir al hermano, mientras nosotros nos rompíamos por dentro. Dios glorificado, el hermano acogido, y nuestro corazón exultante con el mejor canto por el triunfo de Cristo resucitado.

Programación Domingo de Pascua

TEMPLO NUESTRA SEÑORA DE LA PAZ
11:00 m. Santa Misa Solemne de Resurrección.

IGLESIA NUESTRA SEÑORA DEL SAGRADO CORAZON
05:30 p.m. Santa Misa Solemne de Resurrección.
7:00 p.m. Santa misa

El sepulcro vacío


Lucas 24, 1-12. Sábado Santo. El misterio pascual debe llenarnos de frutos de paz y confianza

El primer día de la semana, muy de mañana, fueron al sepulcro llevando los aromas que habían preparado. Pero encontraron que la piedra había sido retirada del sepulcro, y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. No sabían que pensar de esto, cuando se presentaron ante ellas dos hombres con vestidos resplandecientes. Como ellas temiesen e inclinasen el rostro a tierra, les dijeron: «¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado. Recordad cómo os habló cuando estaba todavía en Galilea, diciendo: "Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores y sea crucificado, y al tercer día resucite. "» Y ellas recordaron sus palabras. Regresando del sepulcro, anunciaron todas estas cosas a los Once y a todos los demás. Las que decían estas cosas a los apóstoles eran María Magdalena, Juana y María la de Santiago y las demás que estaban con ellas. Pero todas estas palabras les parecían como desatinos y no les creían. Pedro se levantó y corrió al sepulcro. Se inclinó, pero sólo vio las vendas y se volvió a su casa, asombrado por lo sucedido.



Reflexión


Si morimos con Cristo, viviremos con Él. (Rom 6, 5). La cruz de Cristo es el árbol fecundo del que brota nueva vida. Quien sabe acompañarle hasta el Calvario, goza también de la gloria de su resurrección. De la cruz y del santo sepulcro, brota la luz de un nuevo amanecer. El fuego que Cristo vino a traer al mundo vuelve a arder con todo su calor.

“La paz esté con ustedes”, “no tengan miedo”.. En varias ocasiones el Evangelio nos refiere estas palabras en los labios de Cristo resucitado. Es un impulso a la confianza y a la seguridad. El ha vencido a la muerte y nos promete que estará con nosotros hasta el fin de los tiempos. Ya no hay espacio en nuestra vida para los temores. En palabras de San Pablo: “Si Él está con nosotros, ¿quién contra nosotros? (Rom 8, 31) Y en labios de santa Teresa: “Quien a Dios tiene, nada le falta”.

Los apóstoles vencieron el miedo que la sombra del Calvario proyectó sobre sus vidas. El misterio pascual debe llenarnos de estos mismos frutos de paz y confianza. Como las mujeres que recibieron el anuncio de la resurrección, vayamos a proclamar con la alegría de una vida cristiana auténtica, que Cristo no está muerto, ha resucitado y vive con nosotros.




Explicación de la Semana Santa, Domingo de Ramos, Jueves Santo, Viernes Santo, Sábado Santo, Domingo de Resurrección, Recursos, Semana Santa para niños y mucho más. Especial de Semana Santa

Cómo alcanzar la indulgencia plenaria en el Triduo Pascual.
El Santo Triduo Pascual y la Indulgencia Plenaria



Material Pastoral para Sábado Santo
Un valioso material para el Sábado Santo en el que encontrará, las celebraciones litúrgicas y material pastoral muy útil para vivir los dias santos en su comunidad parroquial, cristiana o en familia.


Siga rezando la Novena a la Divina Misericordia. cuya fiesta se celebra el domingo siguiente a la Resurrección.

Segundo Domingo de Pascua o de la Divina Misericordia

"En nuestros tiempos, muchos son los fieles cristianos de todo el mundo que desean exaltar esa misericordia divina en el culto sagrado y de manera especial en la celebración del misterio pascual, en el que resplandece de manera sublime la bondad de Dios para con todos los hombres.

Acogiendo pues tales deseos, el Sumo Pontífice Juan Pablo II se ha dignado disponer que en el Misal Romano, tras el título del Segundo Domingo de Pascua, se añada la denominación "o de la Divina Misericordia" ..... " (Fragmento del Decreto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, de 5 de mayo de 2000.

Indulgencias en el Segundo Domingo de Pascua o de la Divina Misericordia


"Se concede la indulgencia plenaria, con las condiciones habituales (confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Sumo Pontífice) al fiel que, en el domingo segundo de Pascua, llamado de la Misericordia divina, en cualquier iglesia u oratorio, con espíritu totalmente alejado del afecto a todo pecado, incluso venial, participe en actos de piedad realizados en honor de la Misericordia divina, o al menos rece, en presencia del santísimo sacramento de la Eucaristía, públicamente expuesto o conservado en el Sagrario, el Padrenuestro y el Credo, añadiendo una invocación piadosa al Señor Jesús misericordioso (por ejemplo, "Jesús misericordioso, confío en ti")".






viernes, 2 de abril de 2010

Programación Sabado Santo

Sábado Santo: "Silencio"

Sabemos que la muerte no es el final. Estamos a la espera de la otra cara de la moneda, la cara que es la gran respuesta del Padre.

Por eso, en este Sábado, esperamos la respuesta final de Dios Padre, como la esperó, aquel Sábado de Silencio, esperamos la respuesta final de Dios Padre, como la esperó, aquel Sabado, en Jerusalén, María la Madre de Dios.

10:00 a.m. Oración con Maria.
Templo de La Paz.

VIGILIA PASCUAL: LA NOCHE LUMINOSA

En los evangelios de los tres ultimos domingos de la pasada Cuaresma vimos cómo Jesús se autorepresenta como:
1. LUZ que limpia nuestro camino
2. AGUA que fecunda nuestro corazon hasta ser fuente que brota de él; VIDA, vida real, consistente que vence a la muerte, que puede ser nuestra vidapara siempre.

En la celebración de esta noche - la celebración cumbre del año cristiano porque es la pascua, es decir el paso de muerte a vida - significamos esto: la luz, el cirio pascual, ilumina nuestra noche; el agua del bautismo es promesa de fecundidad (Dios no quiere que seamos tierra seca): la gran Eucaristia Pascual, anunciada con aleluyas de resurrección, renueva y nos atrae y nos injerta en lo que más deseó Jesús: comunicamos vida.
Lo quiso entonces y lo realiza ahora, porque El es "El que Vive"

10:00 p.m. Vigilia Pascual. Bautizos de los niños.
Templo Nuestra Señora De La Paz. (Favor traer veladora de vaso)

Fotos Viacrucis 2010





































Fotos de Lavado de los Pies














Programación Viernes Santo

"A tus manos encomiendo mi espirítu"

En la cruz de Jesús se abren de par en par las puertas de la resurección gloriosa del ser humano. La muerte proporciona la oportunidad de realizar el acto de fe definitivo. Esta es la muerte victoriosa, la que vence a la misma muerte en su propio terreno. Muerte con sentido, que salva al hombre, que le prepara para la comunion con Dios y la relación sin trabas con los démas. Esta es la grandeza de Jesús, vencer a la muerte al entregar su vida por nosotros.

Hoy debemos contemplar la Pasión y Muerte de Jesús no como espectadores, sino como seguidores.

8:00 a.m. Santo Viacrucis (en vivo), salida del Templo de La Paz
4:00 p.m. Adoración de La Cruz, Parroquia Ntra. Señora de La Paz
7:00 p.m. Solemne Procesión del Santo Entierro
Salida y llegada: Parroquia Nuestra Señora de La Paz

jueves, 1 de abril de 2010

Programación para Jueves Santo

Jueves Santo: "Dos Mandatos"

Jesús, la vispera de su muerte "Habiendo amado a los suyos, los amó hasta el extremo" (explica el Evangelio de Juan). Y este amor se concreta en dos "Testamentos", en dos mandatos: son los que conmemoramos en la Misa solemne del atardecer de hoy, Jueves Santo.

Primer Mandato: "Que se amen mutuamente como yo los he amado". Con un amor que esta tejido de humildad y servicio, como lo demostró lavando los pies a los discípulos.

Segundo Mandato: les dio Pan como su Cuerpo y el Vino como su Sangre. Y mandó: "Hagan esto en memoria mía". Una memoria que es realidad, presencia y comunión.

TEMPLO NUESTRA SEÑORA DE LA PAZ
7:00 p.m. Santa Eucaristia, Lavatorio de los pies, Monumento.
9:00 p.m. Hora Santa
10:00 p.m. SolemneProcesión Comunitaria del Silencio

IGLESIA NUESTRA SEÑORA DEL SAGRADO CORAZON

5:00 p.m. Santa Eucaristia, Lavatorio de los pies, Monumento.
Exposición del Santisímo de 7 a 11 p.m.

Evangelio 1 de Abril de 2010

  • Primera Lectura: Exodo 12,1-8.11-14
    "Prescripciones sobre la cena pascual"

    En aquellos días, dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto: "Este mes será para vosotros el principal de los meses; será para vosotros el primer mes del año. Decid a toda la asamblea de Israel: "El diez de este mes cada uno procurará un animal para su familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con el vecino de casa, hasta completar el número de personas; y cada uno comerá su parte hasta terminarlo. Será un animal sin defecto, macho, de un año, cordero o cabrito. Lo guardaréis hasta el día catorce del mes, y toda la asamblea de Israel lo matará al atardecer. Tomaréis la sangre y rociaréis las dos jambas y el dintel de la casa donde lo hayáis comido.

    Esa noche comeréis la carne, asada a fuego, comeréis panes sin fermentar y verduras amargas. Y lo comeréis así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y os lo comeréis a toda prisa, porque es la Pascua, el paso del Señor. Esta noche pasaré por todo el país de Egipto, dando muerte a todos sus primogénitos, de hombres y de animales; y haré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo soy el Señor. La sangre será vuestra señal en las casas donde estéis: cuando vea la sangre, pasaré de largo; no os tocará la plaga exterminadora, cuando yo pase hiriendo a Egipto. Este día será para vosotros memorable, en él celebraréis la fiesta del Señor, ley perpetua para todas las generaciones.""

  • Salmo Responsorial: 115
    "El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo."

    ¿Como pagaré al Señor
    todo el bien que me ha hecho?
    Alzaré la copa de la salvación,
    invocando su nombre. R.

    Mucho le cuesta al Señor
    la muerte de sus fieles.
    Señor, yo soy tu siervo,
    hijo de tu esclava;
    rompiste mis cadenas. R.

    Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
    invocando tu nombre, Señor.
    Cumpliré al Señor mis votos
    en presencia de todo el pueblo. R.

  • Segunda Lectura: I Corintios 11,23-26
    "Cada vez que coméis y bebéis, proclamáis la muerte del Señor"

    Hermanos: Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: "Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía." Lo mismo hizo con él cáliz, después de cenar, diciendo: "Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía." Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.

  • Evangelio: Juan 13,1-15
    "Los amó hasta el extremo"

    Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando, ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido. Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo: "Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?" Jesús le replicó: "Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde." Pedro le dijo: "No me lavarás los pies jamás." Jesús le contestó: "Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo." Simón Pedro le dijo: "Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza." Jesús le dijo: "Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos." Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: "No todos estáis limpios."

    Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: "¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis "el Maestro" y "el Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis.

martes, 30 de marzo de 2010

Evangelio 31 de Marzo de 2010

•Primera Lectura: Isaías 50, 4-9
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En aquellos días dijo Isaías: Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los iniciados.

El Señor Dios me ha abierto el oído y yo no me he rebelado ni me he echado atrás. Ofrecí la espalda a los que golpeaban, la mejilla a los que mesaban mi barba. No oculté el rostro a insultos y salivazos.

Mi Señor me ayudaba, por eso no me quedaba confundido, por eso ofrecí el rostro como pedernal, y sé que no quedaré avergonzado. Tengo cerca a mi abogado, ¿quién pleiteará contra mí? Vamos a enfrentarnos: ¿Quién es mi rival? Que se acerque. Mirad, mi Señor me ayuda: ¿quién probará que soy culpable?


•Salmo Responsorial: 68
"Señor, que tu bondad me escuche en el día de tu favor"

Por ti he aguantado afrentas,
la vergüenza cubrió mi rostro.
Soy un extraño para mis heermanos,
un extranjero para los hijos de mi madre;
porque me devora el celo de tu templo,
y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí. R.

La afrenta me destroza el corazón,
y desfallezco.
Espero compasión, y no la hay,
consoladores, y no los encuentro.
En mi comida me echaron hiel,
para mi sed me dieron vinagre.R.

Alabaré el nombre de Dios con cantos,
proclamaré su grandeza con acción de gracias.
Miradlo, los humildes, y alegráos,
buscad al Señor, y vivirá vuestro corazón.
Que el Señor escucha a sus pobres,
no desprecia a sus cautivos. R


•Evangelio: Mateo 26, 14-25
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En aquel tiempo, uno de los doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso: ¿Qué estáis dispuestos a darme si os lo entrego? Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.

El primer día de los ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: ¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua? El contesto: Id a casa de Fulano y decidle: "El Maestro dice: mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos".

Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua. Al atardecer se puso a la mesa con los doce. Mientras comían, dijo: Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar. Ellos consternados se pusieron a preguntarle uno tras otro: ¿Soy yo acaso, Señor? El respondió: El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar. El Hijo el Hombre se va como está escrito de él; pero ¡ay del que va a entregar al Hijo del Hombre!, más le valdría no haber nacido. Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: ¡Soy yo acaso, Maestro? El respondió: Así es.

lunes, 29 de marzo de 2010

Evangelio 30 de Marzo de 2010

•Primera Lectura: Isaías 49, 1-6
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Escuchadme, islas; atended, pueblos lejanos: Estaba yo en el vientre, y el Señor me llamó en las entrañas maternas, y pronunció mi nombre. Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en la sombra de su mano; me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba y me dijo: "Tu eres mi esclavo (Israel), de quien estoy orgulloso".

Mientras yo pensaba: "En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas", en realidad mi derecho lo llevaba el Señor, mi salario lo tenía mi Dios.

Y ahora habla el Señor, que desde el vientre me formó siervo suyo, para que le trajese a Jacob, para que le reuniese a Israel, -tanto me honró el Señor y mi Dios fue mi fuerza-. Es poco que seas mi siervo y restablezcas las tribus de Jacob y conviertas a los supervivientes de Israel: te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra.



•Interleccional: Mi boca contará tu auxilio

A ti, Señor, me acojo:
no quede yo derrotado para siempre;
tú que eres justo,
líbrame y ponme a salvo,
inclina a mí tu oído, y sálvame. R.

Sé tú mi roca de refugio,
el alcázar donde me salve,
porque mi peña y mi alcázar eres tú.
Dios mío, líbrame de la mano perversa. R.

Porque tú, Dios mío, fuiste mi esperanza
Y mi confianza, Señor, desde mi juventud.
En el vientre materno ya me apoyaba en ti,
en el seno, tú me sostenías. R.

Mi boca contará tu auxilio,
y todo el día tu salvación.
Dios mío, me instruiste desde mi juventud,
y hasta hoy relato tus maravillas. R.


•Evangelio: Juan 13, 21-33. 36-38
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En aquel tiempo, Jesús, profundamente conmovido, dijo: Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.

Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo decía. Uno de ellos, al que Jesús tanto amaba, estaba a la mesa a su derecho. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía. Entonces el, apoyándose en el pecho de Jesús, le pregunto Señor: ¿quién es?

Le contestó Jesús: Aquél a quien yo le dé este trozo de pan untado. Y untando el pan se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote. Detrás del pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús le dijo: Lo que tienes que hacer hazlo en seguida.

Ninguno de los comensales entendió a qué se refería. Como Judas guardaba la bolsa, algunos suponían que Jesús le encargaba comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres.

Judas, después de tomar el pan, salió inmediatamente. Era de noche. Cuando salió dijo Jesús: Ahora es glorificado el Hijo del Hombre y Dios es glorificado en él (Si Dios es glorificado en el, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará).

Simón Pedro le dijo: Señor, ¿a dónde vas? Jesús le respondió: Adonde yo voy no me puedes acompañar ahora, me acompañarás más tarde. Pedro replicó: Señor, ¿por qué no puedo acompañarte ahora? Daré mi vida por ti. Jesús le contesto: ¿Con que darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces.

domingo, 28 de marzo de 2010

Evangelio 29 de Marzo de 2010

•Primera Lectura: Isaías 42, 1-7
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Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero. Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones. No gritará, no clamara, no voceará por las calle.

La caña cascada no la quebrará., el pabilo vacilante no lo apagará, hasta implantar el derecho en la tierra, y sus leyes que esperan las islas.

Así dice el Señor Dios, que creo y desplegó los cielos, consolidó la tierra con su vegetación, dio el respiro al pueblo que lo habita y el aliento a los que se mueven en ella.

Yo, el Señor, te he llamado con justicia, te he cogido de la mano, te he formado, y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones. Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas.



•Salmo Responsorial: 26
"El señor me ha coronado, sobre la columna me ha exaltado"

El Señor es li ley y mi salvación,
¿a quien temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿Quién Me hará temblar?. R.

Si un ejercito acampa contra mí,
mi corazón no tiembla;
si me declaran la guerra,
me siento tranquilo. R.

Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los dias de mi vida; gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo. R.

Él me protegerá en su tienda
el día del peligro;
me esconderá en lo escondido de su morada, me alzará sobre la roca. R


•Evangelio: Juan 12, 1-11
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Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena: Marta servía y Lázaro era uno de los que estaban con él en la mesa.

María tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume.

Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dice: ¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios para dárselos a los pobres? (Esto lo dijo no porque le importasen los pobres, sino porque era un ladrón; y como tenía la bolsa llevaba lo que iban echando)

Entonces Jesús dijo: Déjala: lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tenéis con vosotros, pero a mi no siempre me tenéis.

Una muchedumbre de Judíos se entero de que estaba allí y fueron no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado de entre los muertos. Los sumos sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos, por su causa, se les iban y creían en Jesús.

Evangelio 28 de Marzo de 2010

•Primera Lectura: Isaías 50, 4-7
"No me tapé el rostro ante los ultrajes, sabiendo que no quedaría defraudado"

Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento.

Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los iniciados.

El Señor me abrió el oído. Y yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos.

El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado.


•Salmo Responsorial: 21
"Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?"

Al verme, se burlan de mí, hacen visajes, menean la cabeza: "Acudió al Señor, que lo ponga a salvo; que lo libre, si tanto lo quiere." R.

Me acorrala una jauría de mastines,

me cerca una banda de malhechores;

me taladran las manos y los pies,

puedo contar mis huesos. R.

Se reparten mi ropa,

echan a suertes mi túnica.

Pero tú, Señor, no te quedes lejos;

fuerza mía, ven corriendo a ayudarme. R.

Contaré tu fama a mis hermanos,

en medio de la asamblea te alabaré.

Fieles del Señor, alabadlo;

linaje de Jacob, glorificadlo;

temedlo, linaje de Israel. R.


•Segunda Lectura: Filipenses 2, 6-11
"Se rebajó, por eso Dios lo levantó sobre todo"

Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios;

al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos.

Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz.

Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el "Nombre-sobre-todo-nombre";

de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo,

y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.





•Evangelio: Lucas 22, 14-23, 56
"He deseado enormemente comer esta comida pascual con vosotros, antes de padecer"

C. Llegada la hora, se sentó Jesús con sus discípulos y les dijo:

+ - «He deseado enormemente comer esta comida pascual con vosotros, antes de padecer, porque os digo que ya no la volveré a comer, hasta que se cumpla en el reino de Dios.»

C. Y, tomando una copa, pronunció la acción de gracias y dijo:

+ - «Tomad esto, repartidlo entre vosotros; porque os digo que no beberé desde ahora del fruto de la vid, hasta que venga el reino de Dios.»

Haced esto en memoria mía

C. Y, tomando pan, pronunció la acción de gracias, lo partió y se lo dio, diciendo:

+ - «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced esto en memoria mía.»

C. Después de cenar, hizo lo mismo con la copa, diciendo:

+ - «Esta copa es la nueva alianza, sellada con mi sangre, que se derrama por vosotros.»

¡Ay de ése que entrega al Hijo del hombre!

«Pero mirad: la mano del que me entrega está con la mía en la mesa. Porque el Hijo del hombre se va, según lo establecido; pero, ¡ay de ése que lo entrega!»

C. Ellos empezaron a preguntarse unos a otros quién de ellos podía ser el que iba a hacer eso.

Yo estoy en medio de vosotros como el que sirve

C. Los discípulos se pusieron a disputar sobre quién de ellos debía ser tenido como el primero. Jesús les dijo:

+ - «Los reyes de las naciones las dominan, y los que ejercen la autoridad se hacen llamar bienhechores. Vosotros no hagáis así, sino que el primero entre vosotros pórtese como el menor, y el que gobierne, como el que sirve.

Porque, ¿quién es más, el que está en la mesa o el que sirve? ¿Verdad que el que está en la mesa? Pues yo estoy en medio de vosotros como el que sirve.

Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas, y yo os transmito el reino como me lo transmitió mi Padre a mí: comeréis y beberéis a mi mesa en mi reino, y os sentaréis en tronos para regir a las doce tribus de Israel.»

Tú, cuando te recobres, da firmeza a tus hermanos

C. Y añadió:

+ - «Simón, Simón, mira que Satanás os ha reclamado para cribaros como trigo. Pero yo he pedido por ti, para que tu fe no se apague. Y tú, cuando te recobres, da firmeza a tus hermanos.»

C. Él le contesto:

S. -«Señor, contigo estoy dispuesto a ir incluso a la cárcel y a la muerte.»

C. Jesús le replicó:

+ - «Te digo, Pedro, que no cantará hoy el gallo antes que tres veces hayas negado conocerme.»

Tiene que cumplirse en mí lo que está escrito

C. Y dijo a todos:

+ - «Cuando os envié sin bolsa, ni alforja, ni sandalias, ¿os faltó algo?»

C. Contestaron:

S. - «Nada.»

C. Él añadió:

+ - «Pero ahora, el que tenga bolsa que la coja, y lo mismo la alforja; y el que no tiene espada, que venda su manto y compre una. Porque os aseguro que tiene que cumplirse en mí lo que está escrito: Fue contado con los malhechores." Lo que se refiere a mí toca a su fin.»

C. Ellos dijeron:

S. - «Señor, aquí hay dos espadas.»

C. Él les contesto:

+ - «Basta.»

En medio de su angustia, oraba con más insistencia

C. Y salió Jesús, como de costumbre, al monte de los Olivos, y lo siguieron los discípulos. Al llegar al sitio, les dijo:

+ - «Orad, para no caer en la tentación.»

C . Él se arrancó de ellos, alejándose como a un tiro de piedra y, arrodillado, oraba, diciendo:

+ - «Padre, si quieres, aparta de mí ese cáliz; pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya.»

C - Y se le apareció un ángel del cielo, que lo animaba. En medio de su angustia, oraba con más insistencia. Y le bajaba hasta el suelo un sudor como de gotas de sangre. Y, levantándose de la oración, fue hacia sus discípulos, los encontró dormidos por la pena, y les dijo:

+ - «¿Por qué dormís? Levantaos y orad, para no caer en la tentación.»

Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?

C. Todavía estaba hablando, cuando aparece gente; y los guiaba el llamado Judas, uno de los Doce. Y se acercó a besar a Jesús.

Jesús le dijo:

+ - «Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?»

C. Al darse cuenta los que estaban con él de lo que iba a pasar, dijeron:

S. - «Señor, ¿herimos con la espada?»

C. Y uno de ellos hirió al criado del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha.

Jesús intervino, diciendo:

+ - «Dejadlo, basta.»

C. Y, tocándole la oreja, lo curó. Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los oficiales del templo, y a los ancianos que habían venido contra él:

+ - «¿Habéis salido con espadas y palos, como a caza de un bandido? A diario estaba en el templo con vosotros, y no me echasteis mano. Pero ésta es vuestra hora: la del poder de las tinieblas.»

Pedro, saliendo afuera, lloró amargamente

C. Ellos lo prendieron, se lo llevaron y lo hicieron entrar en casa del sumo sacerdote. Pedro lo seguía desde lejos. Ellos encendieron fuego en medio del patio, se sentaron alrededor, y Pedro se sentó entre ellos.

Al verlo una criada sentado junto a la lumbre, se lo quedó mirando y dijo:

S. - «También éste estaba con él.»

C. Pero él lo negó, diciendo:

S. - «No lo conozco, mujer.»

C. Poco después lo vio otro y le dijo:

S. - «Tú también eres uno de ellos.»

C. Pedro replicó:

S. - «Hombre, no lo soy.»

C. Pasada cosa de una hora, otro insistía:

S. - «Sin duda, también éste estaba con él, porque es galileo.»

C. Pedro contestó:

S. - «Hombre, no sé de qué me hablas.»

C. Y, estaba todavía hablando, cuando cantó un gallo. El Señor, volviéndose, le echó una mirada a Pedro, y Pedro se acordó de la palabra que el Señor le había dicho: «Antes de que cante hoy el gallo, me negarás tres veces.» Y, saliendo afuera, lloró amargamente.

Haz de profeta; ¿quién te ha pegado?

C. Y los hombres que sujetaban a Jesús se burlaban de él, dándole golpes.

Y, tapándole la cara, le preguntaban:

S. - «Haz de profeta; ¿quién te ha pegado?»

C. Y proferían contra él otros muchos insultos.

Lo hicieron comparecer ante su Sanedrín

C. Cuando se hizo de día, se reunió el senado del pueblo, o sea, sumos sacerdotes y escribas, y, haciéndole comparecer ante su Sanedrín, le dijeron:

S. - «Si tú eres el Mesías, dínoslo.»

C. Él les contesto:

+ - «Si os lo digo, no lo vais a creer; y si os pregunto, no me vais a responder.

Desde ahora, el Hijo del hombre estará sentado a la derecha de Dios todopoderoso.»

C. Dijeron todos:

S. - «Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios?»

C. Él les contestó:

+ - «Vosotros lo decís, yo lo soy.»

C. Ellos dijeron:

S. - «¿Qué necesidad tenemos ya de testimonios? Nosotros mismos lo hemos oído de su boca.»

C. Se levantó toda la asamblea, y llevaron a Jesús a presencia de Pilato.

No encuentro ninguna culpa en este hombre

C. Y se pusieron a acusarlo, diciendo:

S. - «Hemos comprobado que éste anda amotinando a nuestra nación, y oponiéndose a que se paguen tributos al César, y diciendo que él es el Mesías rey.»

C. Pilato preguntó a Jesús:

S. - «¿Eres tú el rey de los judíos?»

C. Él le contestó:

+, - «Tú lo dices.»

C. Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la gente:

S. - «No encuentro ninguna culpa en este hombre.»

C. Ellos insistían con más fuerza, diciendo:

S. - «Solivianta al pueblo enseñando por toda Judea, desde Galilea hasta aquí.»

C. Pilato, al oírlo, preguntó si era galileo; y, al enterarse que era de la jurisdicción de Herodes, se lo remitió. Herodes estaba precisamente en Jerusalén por aquellos días.

Herodes, con su escolta, lo trató con desprecio

C. Herodes, al ver a Jesús, se puso muy contento; pues hacía bastante tiempo que quería verlo, porque oía hablar de él y esperaba verle hacer algún milagro. Le hizo un interrogatorio bastante largo; pero él no le contestó ni palabra.

Estaban allí los sumos sacerdotes y los escribas acusándolo con ahínco. Herodes, con su escolta, lo trató con desprecio y se burló de él; y, poniéndole una vestidura blanca, se lo remitió a Pilato. Aquel mismo día se hicieron amigos Herodes y Pilato, porque antes se llevaban muy mal.

Pilato entregó a Jesús a su arbitrio

C. Pilato, convocando a los sumos sacerdotes, a las autoridades y al pueblo, les dijo:

S. - «Me habéis traído a este hombre, alegando que alborota al pueblo; y resulta que yo lo he interrogado delante de vosotros, y no he encontrado en este hombre ninguna de las culpas que le imputáis; ni Herodes tampoco, porque nos lo ha remitido: ya veis que nada digno de muerte se le ha probado. Así que le daré un escarmiento y lo soltaré.»

C. Por la fiesta tenía que soltarles a uno. Ellos vociferaron en masa, diciendo:

S. - «¡Fuera ése! Suéltanos a Barrabás.»

C. A éste lo habían metido en la cárcel por una revuelta acaecida en la ciudad y un homicidio.

Pilato volvió a dirigirles la palabra con intención de soltar a Jesús. Pero ellos seguían gritando:

S. - «¡Crucifícalo, crucifícalo!»

C. Él les dijo por tercera vez:

S. - «Pues, ¿qué mal ha hecho éste? No he encontrado en él ningún delito que merezca la muerte. Así es que le daré un escarmiento y lo soltaré.»

C. Ellos se le echaban encima, pidiendo a gritos que lo crucificara; e iba creciendo el griterío.

Pilato decidió que se cumpliera su petición: soltó al que le pedían (al que había metido en la cárcel por revuelta y homicidio), y a Jesús se lo entregó a su arbitrio.

Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí

C. Mientras lo conducían, echaron mano de un cierto Simón de Cirene, que volvía del campo, y le cargaron la cruz, para que la llevase detrás de Jesús.

Lo seguía un gran gentío del pueblo, y de mujeres que se daban golpes y lanzaban lamentos por él.

Jesús se volvió hacia ellas y les dijo:

+ - «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos, porque mirad que llegará el día en que dirán: "Dichosas las estériles y los vientres que no han dado a luz y los pechos que no han criado." Entonces empezarán a decirles a los montes: "Desplomaos sobre nosotros", y a las colinas: "Sepultadnos"; porque, si así tratan al leño verde, ¿qué pasara con el seco?»

C. Conducían también a otros dos malhechores para ajusticiarlos con él.

Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen

C. Y, cuando llegaron al lugar llamado «La Calavera», lo crucificaron allí, a él y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda.

Jesús decía:

+ - «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.»

C. Y se repartieron sus ropas, echándolas a suerte.

Éste es el rey de los judíos

C. El pueblo estaba mirando.

Las autoridades le hacían muecas, diciendo:

S - «A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido.»

C. Se burlaban de él también los soldados, ofreciéndole vinagre y diciendo:

S. - «Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo.»

C. Había encima un letrero en escritura griega, latina y hebrea: «Éste es el rey de los judíos.»

Hoy estarás conmigo en el paraíso

C. Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo:

S. - «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros.»

C. Pero el otro le increpaba:

S. - «¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo suplicio? Y lo nuestro es justo, porque recibimos el pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha faltado en nada.»

C Y decía:

S. - «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino.»

C. Jesús le respondió:

+ - «Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso.»

Padre,a tus manos encomiendo mi espíritu

C. Era ya eso de mediodía, y vinieron las tinieblas sobre toda la región, hasta la media tarde; porque se oscureció el sol. El velo del templo se rasgó por medio. Y Jesús, clamando con voz potente, dijo:

+ - «Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.»

C. Y, dicho esto, expiró.

Todos se arrodillan, y se hace una pausa

C. El centurión, al ver lo que pasaba, daba gloria a Dios, diciendo:

S. - «Realmente, este hombre era justo.»

C. Toda la muchedumbre que había acudido a este espectáculo, habiendo visto lo que ocurría, se volvía dándose golpes de pecho.

Todos sus conocidos se mantenían a distancia, y lo mismo las mujeres que lo habían seguido desde Galilea y que estaban mirando.

José colocó el cuerpo de Jesús en un sepulcro excavado

C. Un hombre llamado José, que era senador, hombre bueno y honrado (que no había votado a favor de la decisión y del crimen de ellos), que era natural de Arimatea, pueblo de Judea, y que aguardaba el reino de Dios, acudió a Pilato a pedirle el cuerpo de Jesús. Y, bajándolo, lo envolvió en una sábana y lo colocó en un sepulcro excavado en la roca,

donde no habían puesto a nadie todavía.

Era el día de la Preparación y rayaba el sábado. Las mujeres que lo habían acompañado desde Galilea fueron detrás a examinar el sepulcro y cómo colocaban su cuerpo. A la vuelta, prepararon aromas y ungüentos. Y el sábado guardaron reposo, conforme al mandamiento