sábado, 26 de diciembre de 2015

Evangelio 27 de Diciembre de 2015

Lecturas del día:

    Primera opción

  • Primera lectura

    Eclesiástico 3:2-7, 12-14
    2 Pues el Señor glorifica al padre en los hijos, y afirma el derecho de la madre sobre su prole.
    3 Quien honra a su padre expía sus pecados;
    4 como el que atesora es quien da gloria a su madre.
    5 Quien honra a su padre recibirá contento de sus hijos, y en el día de su oración será escuchado.
    6 Quien da gloria al padre vivirá largos días, obedece al Señor quien da sosiego a su madre:
    7 como a su Señor sirve a los que le engendraron.
    12 Hijo, cuida de tu padre en su vejez, y en su vida no le causes tristeza.
    13 Aunque haya perdido la cabeza, sé indulgente, no le desprecies en la plenitud de tu vigor.
    14 Pues el servicio hecho al padre no quedará en olvido, será para ti restauración en lugar de tus pecados.
  • Salmo responsorial

    Salmo 128:1-5
    1 Canción de las subidas. Dichosos todos los que temen a Yahveh, los que van por sus caminos.
    2 Del trabajo de tus manos comerás, ¡dichoso tú, que todo te irá bien!
    3 Tu esposa será como parra fecunda en el secreto de tu casa. Tus hijos, como brotes de olivo en torno a tu mesa.
    4 Así será bendito el hombre que teme a Yahveh.
    5 ¡Bendígate Yahveh desde Sión, que veas en ventura a Jerusalén todos los días de tu vida,
  • Segunda lectura

    Colosenses 3:12-21
    12 Revestíos, pues, como elegidos de Dios, santos y amados, de entrañas de misericordia, de bondad, humildad, mansedumbre, paciencia,
    13 soportándoos unos a otros y perdonándoos mutuamente, si alguno tiene queja contra otro. Como el Señor os perdonó, perdonaos también vosotros.
    14 Y por encima de todo esto, revestíos del amor, que es el vínculo de la perfección.
    15 Y que la paz de Cristo presida vuestros corazones, pues a ella habéis sido llamados formando un solo Cuerpo. Y sed agradecidos.
    16 La palabra de Cristo habite en vosotros con toda su riqueza; instruíos y amonestaos con toda sabiduría, cantad agradecidos, himnos y cánticos inspirados,
    17 y todo cuanto hagáis, de palabra y de boca, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por su medio a Dios Padre.
    18 Mujeres, sed sumisas a vuestros maridos, como conviene en el Señor.
    19 Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas.
    20 Hijos, obedeced en todo a vuestros padres, porque esto es grato a Dios en el Señor.
    21 Padres, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que se vuelvan apocados.

    O también:
    Colosenses 3:12-17
    12 Revestíos, pues, como elegidos de Dios, santos y amados, de entrañas de misericordia, de bondad, humildad, mansedumbre, paciencia,
    13 soportándoos unos a otros y perdonándoos mutuamente, si alguno tiene queja contra otro. Como el Señor os perdonó, perdonaos también vosotros.
    14 Y por encima de todo esto, revestíos del amor, que es el vínculo de la perfección.
    15 Y que la paz de Cristo presida vuestros corazones, pues a ella habéis sido llamados formando un solo Cuerpo. Y sed agradecidos.
    16 La palabra de Cristo habite en vosotros con toda su riqueza; instruíos y amonestaos con toda sabiduría, cantad agradecidos, himnos y cánticos inspirados,
    17 y todo cuanto hagáis, de palabra y de boca, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por su medio a Dios Padre.
  • Evangelio

    Lucas 2:22-40
    22 Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor,
    23 como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor
    24 y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones , conforme a lo que se dice en la Ley del Señor.
    25 Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo.
    26 Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor.
    27 Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre él,
    28 le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:
    29 «Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz;
    30 porque han visto mis ojos tu salvación,
    31 la que has preparado a la vista de todos los pueblos,
    32 luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel.»
    33 Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él.
    34 Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción -
    35 ¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! - a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.»
    36 Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad avanzada; después de casarse había vivido siete años con su marido,
    37 y permaneció viuda hasta los ochenta y cuatro años; no se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día en ayunos y oraciones.
    38 Como se presentase en aquella misma hora, alababa a Dios y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.
    39 Así que cumplieron todas las cosas según la Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.
    40 El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él.

    O también:
    Lucas 2:22, 39-40
    22 Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor,
    39 Así que cumplieron todas las cosas según la Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.
    40 El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él.
  • Segunda opción

  • Primera lectura

    I Samuel 1:20-22, 24-28
    20 Concibió Ana y llegado el tiempo dio a luz un niño a quien llamó Samuel, «porque, dijo, se lo he pedido a Yahveh».
    21 Subió el marido Elcaná con toda su familia, para ofrecer a Yahveh el sacrificio anual y cumplir su voto,
    22 pero Ana no subió, porque dijo a su marido: «Cuando el niño haya sido destetado, entonces le llevaré, será presentado a Yahveh y se quedará allí para siempre.»
    24 Cuando lo hubo destetado, lo subió consigo, llevando además un novillo de tres años, una medida de harina y un odre de vino, e hizo entrar en la casa de Yahveh, en Silo, al niño todavía muy pequeño.
    25 Inmolaron el novillo y llevaron el niño a Elí
    26 y ella dijo: «Oyeme, señor. Por tu vida, señor, yo soy la mujer que estuvo aquí junto a ti, orando a Yahveh.
    27 Este niño pedía yo y Yahveh me ha concedido la petición que le hice.
    28 Ahora yo se lo cedo a Yahveh por todos los días de su vida; está cedido a Yahveh.» Y le dejó allí, a Yahveh.
  • Salmo responsorial

    Salmo 84:2-3, 5-6, 9-10
    2 ¡Qué amables tus moradas, oh Yahveh Sebaot!
    3 Anhela mi alma y languidece tras de los atrios de Yahveh, mi corazón y mi carne gritan de alegría hacia el Dios vivo.
    5 Dichosos los que moran en tu casa, te alaban por siempre.
    6 Dichosos los hombres cuya fuerza está en ti, y las subidas en su corazón.
    9 ¡Yahveh Dios Sebaot, escucha mi plegaria, tiende tu oído, oh Dios de Jacob!
    10 Oh Dios, escudo nuestro, mira, pon tus ojos en el rostro de tu ungido.
  • Segunda lectura

    I Juan 3:1-2, 21-24
    1 Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!. El mundo no nos conoce porque no le conoció a él.
    2 Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal cual es.
    21 Queridos, si la conciencia no nos condena, tenemos plena confianza ante Dios,
    22 y cuanto pidamos lo recibimos de él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada.
    23 Y este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos unos a otros tal como nos lo mandó.
    24 Quien guarda sus mandamientos permanece en Dios y Dios en él; en esto conocemos que permanece en nosotros: por el Espíritu que nos dio.
  • Evangelio

    Lucas 2:41-52
    41 Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua.
    42 Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta
    43 y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo su padres.
    44 Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos;
    45 pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca.
    46 Y sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles;
    47 todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas.
    48 Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando.»
    49 El les dijo: «Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?»
    50 Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio.
    51 Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón.
    52 Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.

Evangelio 26 de Diciembre de 2015

  • Primera lectura

    Hechos 6:8-10; 7:54-59
    8 Esteban, lleno de gracia y de poder, realizaba entre el pueblo grandes prodigios y señales.
    9 Se levantaron unos de la sinagoga llamada de los Libertos, cirenenses y alejandrinos, y otros de Cilicia y Asia, y se pusieron a disputar con Esteban;
    10 pero no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba.
    54 Al oír esto, sus corazones se consumían de rabia y rechinaban sus dientes contra él.
    55 Pero él, lleno del Espíritu Santo, miró fijamente al cielo y vio la gloria de Dios y a Jesús que estaba en pie a la diestra de Dios;
    56 y dijo: «Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre que está en pie a la diestra de Dios.»
    57 Entonces, gritando fuertemente, se taparon sus oídos y se precipitaron todos a una sobre él;
    58 le echaron fuera de la ciudad y empezaron a apedrearle. Los testigos pusieron sus vestidos a los pies de un joven llamado Saulo.
    59 Mientras le apedreaban, Esteban hacía esta invocación: «Señor Jesús, recibe mi espíritu.»
  • Salmo responsorial

    Salmo 31:3-4, 6, 8, 17
    3 tiende hacia mí tu oído, date prisa! Sé para mí una roca de refugio, alcázar fuerte que me salve;
    4 pues mi roca eres tú, mi fortaleza, y, por tu nombre, me guías y diriges.
    6 en tus manos mi espíritu encomiendo, tú, Yahveh, me rescatas. Dios de verdad,
    8 ¡exulte yo y en tu amor me regocije! Tú que has visto mi miseria, y has conocido las angustias de mi alma,
    17 haz que alumbre a tu siervo tu semblante, ¡sálvame, por tu amor!
  • Evangelio

    Mateo 10:17-22
    17 Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los tribunales y os azotarán en sus sinagogas;
    18 y por mi causa seréis llevados ante gobernadores y reyes, para que deis testimonio ante ellos y ante los gentiles.
    19 Mas cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué vais a hablar. Lo que tengáis que hablar se os comunicará en aquel momento.
    20 Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que hablará en vosotros.
    21 «Entregará a la muerte hermano a hermano y padre a hijo; se levantarán hijos contra padres y los matarán.
    22 Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará.

Evangelio meditado

Seréis odiados y atacados por causa de mi nombre
Navidad


Mateo 10, 17-22. Fiesta San Esteban. Tendremos muchas dificultades, nos perseguirán... pero el que persevere hasta el fin, se salvará. 


Por: Ignacio Palacios | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Mateo 10, 17-22
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: No os fiéis de la gente, porque os entregarán a los tribunales y os azotarán en sus sinagogas; y por mi causa seréis llevados ante gobernadores y reyes, para que deis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Mas cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué vais a hablar. Lo que tengáis que hablar se os comunicará en aquel momento. Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que hablará en vosotros. Entregará a la muerte hermano a hermano y padre a hijo; se levantarán hijos contra padres y los matarán. Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará. 

Oración introductoria
Comienzo esta oración lleno de esperanza y confianza porque contemplando al Niño de Belén, percibo el gran amor que me tienes. Pongo todo mi ser a tu disposición, ilumina mi oración para saber corresponder a tanto amor.

Petición
Jesús, dame la gracia de la perseverancia final, convénceme que la cruz es el único camino para llegar a ti y que todos los demás caminos son ilusorios.

Meditación del Papa Francisco
Hoy la liturgia recuerda el testimonio de san Esteban. Elegido por los Apóstoles, junto con otros seis, para la diaconía de la caridad -es decir, para asistir a los pobres, los huérfanos, las viudas- en la comunidad de Jerusalén, se convirtió en el primer mártir de la Iglesia. Con su martirio, Esteban honra la venida al mundo del Rey de reyes, da testimonio de Él, ofreciéndole el don de su propia vida al servicio de los más necesitados. Y así nos muestra cómo vivir plenamente el misterio de la Navidad. […]
Seguir el Evangelio es ciertamente un camino exigente -pero bello, ¡bellísimo!- y el que lo recorre con fidelidad y valentía recibe el don prometido por el Señor a los hombres y a las mujeres de buena voluntad. Como cantaban los ángeles el día de Navidad: ¡paz, paz! Esta paz donada por Dios es capaz de serenar la conciencia de todos los que, a través de las pruebas de la vida, saben acoger la Palabra de Dios y se comprometen en observarla con perseverancia hasta el final. (Homilía de S.S. Francisco, 26 de diciembre de 2014).
Reflexión
La historia está llena de creadores de muy diversas doctrinas. Hombres que van llenando los corazones ajenos de promesas. Y así, los conquistan con la promesa de satisfacer un largo elenco de derechos: derecho a esto, a aquello, y a lo de más allá... Son los demagogos.

El profeta, sin embargo, no habla de derechos sino de obligaciones. No enseña en nombre propio sino de Aquel que le ha enviado, Dios mismo. Por eso, no puede dejar de anunciar el mensaje que le ha sido confiado, aunque ello muchas veces le acarree la incomprensión, la prisión o la misma muerte.

Los cristianos por el Bautismo somos también profetas. Somos portadores del Evangelio de Jesucristo en medio del mundo que nos ha tocado vivir. En el hoy de nuestra historia, con sus luces y con sus sombras.

Jesucristo no nos engaña, ni llena nuestro corazón de falsas promesas... "Os entregarán a los tribunales, seréis llevados ante gobernadores y reyes, seréis odiados por causa de mi nombre". Una misión difícil pero no por ello menos cierta del triunfo final de Cristo. Tendremos muchas dificultades, nos perseguirán... "pero el que persevere hasta el fin se salvará".

Propósito
Hacer un sacrificio o renuncia para crecer en la virtud que más necesito y encomendar a la Virgen a cuantos son discriminados, perseguidos y asesinados por dar testimonio de Cristo.

Diálogo con Cristo
Señor, nunca permitas que me separe de Ti o que te sea infiel. Quiero perseverar en mi fe católica hasta el último suspiro de mi vida y morir como fiel hijo de tu Iglesia. Por intercesión de san Esteban, te pido me concedas la gracia de una muerte santa.

Evangelio 25 de Diciembre de 2015

Lecturas del día:

    Medianoche

  • Primera lectura

    Isaías 9:1-6
    1 El pueblo que andaba a oscuras
    2 vio una luz grande. Los que vivían en tierra de sombras, una luz brilló sobre ellos. Acrecentaste el regocijo, hiciste grande la alegría. Alegría por tu presencia, cual la alegría en la siega, como se regocijan repartiendo botín.
    3 Porque el yugo que les pesaba y la pinga de su hombro - la vara de su tirano - has roto, como el día de Madián.
    4 Porque toda bota que taconea con ruido, y el manto rebozado en sangre serán para la quema, pasto del fuego.
    5 Porque una criatura nos ha nacido, un hijo se nos ha dado. Estará el señorío sobre su hombro, y se llamará su nombre «Maravilla de Consejero», «Dios Fuerte», «Siempre Padre», «Príncipe de Paz».
    6 Grande es su señorío y la paz no tendrá fin sobre el trono de David y sobre su reino, para restaurarlo y consolidarlo por la equidad y la justicia, Desde ahora y hasta siempre, el celo de Yahveh Sebaot hará eso.
  • Salmo responsorial

    Salmo 96:1-3, 11-13
    1 ¡Cantad a Yahveh un canto nuevo, cantad a Yahveh, toda la tierra,
    2 cantad a Yahveh, su nombre bendecid! Anunciad su salvación día tras día,
    3 contad su gloria a las naciones, a todos los pueblos sus maravillas.
    11 ¡Alégrense los cielos, regocíjese la tierra, retumbe el mar y cuanto encierra;
    12 exulte el campo y cuanto en él existe, griten de júbilo todos los árboles del bosque,
    13 ante la faz de Yahveh, pues viene él, viene, sí, a juzgar la tierra! El juzgará al orbe con justicia, a los pueblos con su lealtad.
  • Segunda lectura

    Tito 2:11-14
    11 Porque se ha manifestado la gracia salvadora de Dios a todos los hombres,
    12 que nos enseña a que, renunciando a la impiedad y a las pasiones mundanas, vivamos con sensatez, justicia y piedad en el siglo presente,
    13 aguardando la feliz esperanza y la Manifestación de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo;
    14 el cual se entregó por nosotros a fin de rescatarnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo que fuese suyo, fervoroso en buenas obras.
  • Evangelio

    Lucas 2:1-14
    1 Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo.
    2 Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Cirino.
    3 Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad.
    4 Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David,
    5 para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta.
    6 Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento,
    7 y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento.
    8 Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño.
    9 Se les presentó el Angel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz; y se llenaron de temor.
    10 El ángel les dijo: «No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo:
    11 os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor;
    12 y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.»
    13 Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:
    14 «Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace.»

jueves, 24 de diciembre de 2015

Evangelio 24 de Diciembre de 2015

  • Primera lectura

    II Samuel 7:1-5, 8-12, 14, 16
    1 Cuando el rey se estableció en su casa y Yahveh le concedió paz de todos sus enemigos de alrededor,
    2 dijo el rey al profeta Natán: «Mira; yo habito en una casa de cedro mientras que el arca de Dios habita bajo pieles.»
    3 Respondió Natán al rey: «Anda, haz todo lo que te dicta el corazón, porque Yahveh está contigo.»
    4 Pero aquella misma noche vino la palabra de Dios a Natán diciendo:
    5 «Ve y di a mi siervo David: Esto dice Yahveh. ¿Me vas a edificar tú una casa para que yo habite?
    8 Ahora pues di esto a mi siervo David: Así habla Yahveh Sebaot: Yo te he tomado del pastizal, de detrás del rebaño, para que seas caudillo de mi pueblo Israel.
    9 He estado contigo dondequiera has ido, he eliminado de delante de ti a todos tus enemigos y voy a hacerte un nombre grande como el nombre de los grandes de la tierra:
    10 fijaré un lugar a mi pueblo Israel y lo plantaré allí para que more en él; no será ya perturbado y los malhechores no seguirán oprimiéndole como antes,
    11 en el tiempo en que instituí jueces en mi pueblo Israel; le daré paz con todos sus enemigos. Yahveh te anuncia que Yahveh te edificará una casa.
    12 Y cuando tus días se hayan cumplido y te acuestes con tus padres, afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas, y consolidaré el trono de su realeza.
    14 Yo seré para él padre y él será para mí hijo. Si hace mal, le castigaré con vara de hombres y con golpes de hombres,
    16 Tu casa y tu reino permanecerán para siempre ante mí; tu trono estará firme, eternamente.»
  • Salmo responsorial

    Salmo 89:2-5, 27, 29
    2 El amor de Yahveh por siempre cantaré, de edad en edad anunciará mí boca tu lealtad.
    3 Pues tú dijiste: «Cimentado está el amor por siempre, asentada en los cielos mi lealtad.
    4 «Una alianza pacté con mi elegido, un juramento hice a mi siervo David:
    5 Para siempre jamás he fundado tu estirpe, de edad em edad he erigido tu trono.»
    27 «El me invocará: ¡Tú, mi Padre, mi Dios y roca de mi salvación!
    29 «Le guardaré mi amor por siempre, y mi alianza será leal con él;
  • Evangelio

    Lucas 1:67-79
    67 Zacarías, su padre, quedó lleno de Espíritu Santo, y profetizó diciendo:
    68 «Bendito el Señor Dios de Israel porque ha visitado y redimido a su pueblo.
    69 y nos ha suscitado una fuerza salvadora en la casa de David, su siervo,
    70 como había prometido desde tiempos antiguos, por boca de sus santos profetas,
    71 que nos salvaría de nuestros enemigos y de las manos de todos los que nos odiaban
    72 haciendo misericordia a nuestros padres y recordando su santa alianza
    73 y el juramento que juró a Abraham nuestro padre, de concedernos
    74 que, libres de manos enemigas, podamos servirle sin temor
    75 en santidad y justicia delante de él todos nuestros días.
    76 Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo, pues irás delante del Señor para preparar sus caminos
    77 y dar a su pueblo conocimiento de salvación por el perdón de sus pecados,
    78 por las entrañas de misericordia de nuestro Dios, que harán que nos visite una Luz de la altura,
    79 a fin de iluminar a los que habitan en tinieblas y sombras de muerte y guiar nuestros pasos por el camino de la paz.»

Evangelio meditado

Bendito sea el Señor que ha redimido a su pueblo
Adviento


Lucas 1, 67-79. Adviento. Hoy como hace más de dos mil años, Cristo viene a nacer a nuestro corazón. Cumple su promesa, mostrándonos su misericordia.


Por: Juan Pablo López Castellanos, L.C. | Fuente: Catholic.net 



Catholic.net te invita a prepararte en este Adviento a través de este “Retiro virtual” donde podrás hacer un alto en tu camino, y a la hora que tú puedas, tener un tiempo  de silencio y meditación.
Retiro Virtual de Adviento para preparación de Navidad"PARA DAR TESTIMONIO DE LA VERDAD "
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Del santo Evangelio según san Lucas 1, 67-79
En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, lleno del Espíritu Santo, profetizó diciendo: "Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, y ha hecho surgir en favor nuestro un poderoso salvador en la casa de David, su siervo. Así lo había anunciado desde antiguo, por boca de sus santos profetas: que nos salvaría de nuestros enemigos y de las manos de todos los que nos aborrecen, para mostrar su misericordia a nuestros padres y acordarse de su santa alianza.
El Señor juró a nuestro padre Abraham concedernos que, libres ya de nuestros enemigos, lo sirvamos sin temor, en santidad y justicia delante de él, todos los días de nuestra vida. Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos y a anunciar a su pueblo la salvación, mediante el perdón de los pecados. Y por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en las tinieblas y en sombras de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.


Oración introductoria
Gracias, Jesús, por venir a nacer entre nosotros. Este día, más que pedirte, quiero agradecerte por cumplir lo que habías prometido desde antiguo. Gracias por venir a quedarte con nosotros, gracias por mostrarnos tu misericordia. Ilumínanos y sácanos de las tinieblas en que vivimos, para que descubramos el camino de la paz. Y permítenos vivir sin temor, en santidad y justicia en tu presencia.

Petición
Señor, qué gran don nos has hecho con tu venida. Dispón nuestro corazón para recibirte como es debido y Tú que decidiste nacer en una cueva, acepta el cálido rincón de nuestro corazón.

Meditación del Papa Benedicto XVI
Animado por el Espíritu Santo, Zacarías habló así de la misión de su hijo: "Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo/pues irás delante del Señor para preparar sus caminos, /y dar a su pueblo el conocimiento de la salvación/mediante el perdón de sus pecados". Todo esto se hizo evidente treinta años más tarde, cuando Juan comenzó a bautizar en el río Jordán, llamando al pueblo a prepararse, con aquel gesto de penitencia, a la inminente venida del Mesías, que Dios le había revelado durante su permanencia en el desierto de la Judea. Por esto fue llamado "Bautista", es decir, "Bautizador".


Cuando un día Jesús mismo viene de Nazaret a ser bautizado, Juan se negó al principio, pero luego aceptó y vio al Espíritu Santo posarse sobre Jesús y oyó la voz del Padre Celestial que proclamaba a su Hijo. Pero su misión no estaba aún cumplida: poco tiempo después, se le pidió que precediera a Jesús también con una muerte violenta: Juan fue decapitado en la prisión del rey Herodes, y así dar testimonio pleno del Cordero de Dios, que antes había reconocido y señalado públicamente.
Queridos amigos, la Virgen María ayudó a su anciana pariente Isabel a llevar a término el embarazo de Juan. Que ella nos ayude a todos a seguir a Jesús, el Cristo, el Hijo de Dios, que el Bautista anunció con gran humildad y celo profético.» (S.S. Benedicto XVI, 24 de junio de 2012).

Reflexión 
Hoy como hace más de dos mil años, Cristo viene a nacer a nuestro corazón. Él, como dice el evangelio, cumple su promesa, mostrándonos su misericordia, para sacarnos de las tinieblas en que vivimos y guiarnos por el camino de la paz. Él viene para ser luz y para dar paz. Él es la estrella que brilla en medio de la oscuridad de nuestro caminar por esta vida. Pero para encontrar esa luz, debemos apagar todo lo que nos impide ver la estrella de Belén que nos guía a Él. Y para encontrar esa paz, debemos salir del barullo y ruido de la ciudad, para encontrarlo en una cueva.

En la Navidad todo mundo sabe que hay alegría y fiesta, pero no todos saben el motivo. Muchas veces escuchamos y decimos: “¡Feliz Navidad!” a toda persona que nos encontramos; pero algunas veces nos olvidamos de felicitar al festejado. La Navidad es un tiempo de amor, gozo y paz. Pero no debemos perder de vista que la gran alegría, noticia y don, es que Dios se hizo hombre por nosotros. En esta Navidad, recordemos al Recién Nacido y con los pastores, ofrezcámosle lo mejor que tenemos.

Propósito
Me prepararé para recibir con un corazón limpio a Nuestro Señor y le agradeceré que venga a quedarse conmigo.

Diálogo con Cristo
Jesús, esta noche vamos a contemplar tu cuerpecito envuelto en pañales y buscando calor. Déjame esta Navidad, ofrecerte un corazón caliente, amoroso, que te proteja del frío de la noche. Gracias por hacerte uno como nosotros; permítenos esta noche a nosotros hacernos como Tú: niños, que aprendamos a ver en todo el amor de tu Padre, incluso en el frío y soledad de la noche, como tu primera noche hecho hombre. Esta noche, sí queremos estar junto a ti y deseamos que esta vez sí seas Tú el centro de la fiesta.


"Navidad es la gran fiesta de las familias. Jesús, al venir a la tierra para salvar a la sociedad humana y para de nuevo conducirla a sus altos destinos, se hizo presente con María su Madre, con José, su padre putativo, que está allí como la sombra del Padre Eterno. La gran restauración del mundo entero comenzó allí, en Belén; la familia no podrá lograr más influencia que volviendo a los nuevos tiempos de Belén" (Juan XXXIII, Alocución del 25 de diciembre de 1959)

miércoles, 23 de diciembre de 2015

Evangelio 23 de Diciembre de 2015

  • Primera lectura

    Malaquías 3:1-4, 23-24
    1 He aquí que yo envío a mi mensajero a allanar el camino delante de mí, y enseguida vendrá a su Templo el Señor a quien vosotros buscáis; y el Angel de la alianza, que vosotros deseáis, he aquí que viene, dice Yahveh Sebaot.
    2 ¿Quién podrá soportar el Día de su venida? ¿Quién se tendrá en pie cuando aparezca? Porque es él como fuego de fundidor y como lejía de lavandero.
    3 Se sentará para fundir y purgar. Purificará a los hijos de Leví y los acrisolará como el oro y la plata; y serán para Yahveh los que presentan la oblación en justicia.
    4 Entonces será grata a Yahveh la oblación de Judá y de Jerusalén, como en los días de antaño, como en los años antiguos.
    23 He aquí que yo os envío al profeta Elías antes que llegue el Día de Yahveh, grande y terrible.
    24 El hará volver el corazón de los padres a los hijos, y el corazón de los hijos a los padres; no sea que venga yo a herir la tierra de anatema.
  • Salmo responsorial

    Salmo 25:4-5, 8-10, 14
    4 Muéstrame tus caminos, Yahveh, enséñame tus sendas.
    5 Guíame en tu verdad, enséñame, que tú eres el Dios de mi salvación. En ti estoy esperando todo el día,
    8 Bueno y recto es Yahveh; por eso muestra a los pecadores el camino;
    9 conduce en la justicia a los humildes, y a los pobres enseña su sendero.
    10 Todas las sendas de Yahveh son amor y verdad para quien guarda su alianza y sus dictámenes.
    14 El secreto de Yahveh es para quienes le temen, su alianza, para darles cordura.
  • Evangelio

    Lucas 1:57-66
    57 Se le cumplió a Isabel el tiempo de dar a luz, y tuvo un hijo.
    58 Oyeron sus vecinos y parientes que el Señor le había hecho gran misericordia, y se congratulaban con ella.
    59 Y sucedió que al octavo día fueron a circuncidar al niño, y querían ponerle el nombre de su padre, Zacarías,
    60 pero su madre, tomando la palabra, dijo: «No; se ha de llamar Juan.»
    61 Le decían: «No hay nadie en tu parentela que tenga ese nombre.»
    62 Y preguntaban por señas a su padre cómo quería que se le llamase.
    63 El pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre.» Y todos quedaron admirados.
    64 Y al punto se abrió su boca y su lengua, y hablaba bendiciendo a Dios.
    65 Invadió el temor a todos sus vecinos, y en toda la montaña de Judea se comentaban todas estas cosas;
    66 todos los que las oían las grababan en su corazón, diciendo: «Pues ¿qué será este niño?» Porque, en efecto, la mano del Señor estaba con él.

Evangelio meditado

Juan es su nombre
Adviento


Lucas 1, 57-66. Adviento. Isabel concibió a Juan en su seno, mientras Zacarías, en silencio, recobró la fe y confianza en Dios. 


Por: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net 



Catholic.net te invita a prepararte en este Adviento a través de este “Retiro virtual” donde podrás hacer un alto en tu camino, y a la hora que tú puedas, tener un tiempo  de silencio y meditación.
Retiro Virtual de Adviento para preparación de Navidad"PARA DAR TESTIMONIO DE LA VERDAD "
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Del santo Evangelio según san Lucas 1, 57-66
Se le cumplió a Isabel el tiempo de dar a luz, y tuvo un hijo. Oyeron sus vecinos y parientes que el Señor le había hecho gran misericordia, y se congratulaban con ella. Y sucedió que al octavo día fueron a circuncidar al niño, y querían ponerle el nombre de su padre, Zacarías, pero su madre, tomando la palabra, dijo: «No; se ha de llamar Juan». Le decían: «No hay nadie en tu parentela que tenga ese nombre». Y preguntaban por señas a su padre cómo quería que se le llamase. El pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre». Y todos quedaron admirados. Y al punto se abrió su boca y su lengua, y hablaba bendiciendo a Dios. Invadió el temor a todos sus vecinos, y en toda la montaña de Judea se comentaban todas estas cosas; todos los que las oían las grababan en su corazón, diciendo: «Pues ¿qué será este niño?» Porque, en efecto, la mano del Señor estaba con él.

Oración introductoria
Mi Dios y Señor, en vísperas de la Noche Buena quiero encontrarme contigo en la oración. Mis debilidades y caídas me apartan de Ti, confío en tu piedad y en tu misericordia. Ven, Señor Jesús, e ilumina esta meditación para prepararme a recibirte en mi pobre y débil corazón.

Petición
Señor, acrecienta mi fe para saberte buscarte y escucharte en mi silencio de esta oración.

Meditación del Papa Francisco
Isabel y su hijo se regocija en el vientre al escuchar las palabras de María. Es todo alegría, la alegría que es fiesta. Los cristianos no estamos tan acostumbrados a hablar de la alegría, del gozo, creo que muchas veces nos gustan más las quejas.
Él que nos da la alegría es el Espíritu Santo. Es el Espíritu el que nos guía. Él es el autor de la alegría, el Creador de la alegría. Y esta alegría en el Espíritu Santo, nos da la verdadera libertad cristiana. Sin alegría, nosotros los cristianos no podemos ser libres, nos convertimos en esclavos de nuestras tristezas.
El gran Pablo VI dijo que no se puede llevar adelante el evangelio con cristianos tristes, desesperanzados, desanimados. No se puede. Esta actitud un poco fúnebre, ¿no? Muchas veces los cristianos tienen un rostro que es más bien para ir a una procesión fúnebre, que para ir a alabar a Dios, ¿no? Y de esta alegría viene la alabanza, esta alabanza de María, esta alabanza que dice Sofonías, la alabanza de Simeón, de Ana: ¡la alabanza de Dios!
El corazón alaba a Dios ¿Y cómo se alaba a Dios? Se alaba saliendo de sí mismos, gratuitamente, como es gratuita la gracia que Él nos da. Usted que está aquí en la misa, ¿alaba a Dios, o solo le pide a Dios y le agradece? ¿Acaso alaba a Dios? Aquello es una cosa nueva, nueva en nuestra vida espiritual. Alabar a Dios, salir de nosotros mismos para alabar; perder el tiempo alabando. (cf S.S. Francisco, 31 de mayo de 2013).

Reflexión

Zacarías está mudo. El ángel lo ha dejado sin poder contar ni una palabra a Isabel de lo que le ha ocurrido. Nueve meses largos de espera en silencio es tiempo suficiente para recobrar la paz y la serenidad. Zacarías había aceptado con dolor este sufrimiento y había aprendido a ser humilde. Por eso su lengua se "desata" en el momento oportuno. Ni él ni nadie lo esperaba. Sucede de improviso, como de improviso llegó aquel día el ángel, pero esta vez el anciano sacerdote supo cómo responder. La gratitud y la alabanza a Dios son sus primeras palabras en un canto de júbilo emocionado.

Isabel concibió a Juan en su seno, mientras Zacarías, en silencio, recobró la fe y confianza en Dios. En ambos se da el milagro. La vida espiritual se construye a base de pequeños o grandes milagros que se dan en esa esfera íntima del alma, que sólo Dios y cada uno conoce. Pero no por ello dejan de ser milagros. Dios toca con su mano nuestras almas más a menudo que nuestros cuerpos... "la mano del Señor estaba con él..." sí, y también con nosotros. Porque Dios quiere engendrar en cada uno de nosotros a un hombre nuevo. Mediante la humildad, el crecimiento de nuestra fe, y de nuestra confianza. Por medio de la donación y la entrega generosa. Porque sin amor no podemos hacer nada meritorio. El hombre nuevo que coopera a la acción de Dios es consciente de su pequeñez, pero aún más de que esa "mano" divina le sostiene.

El anuncio de la Navidad, con su nuevo nacimiento tan cercano ya, nos debe estimular. Quien nace es también como en el caso de Zacarías un hombre nuevo, un hombre tocado por Dios. Salgamos al encuentro de Jesús, preparemos nuestro espíritu, no dejemos que todo se vaya en lo exterior, porque es un tiempo precioso para crecer, para engendrar a Jesús más y más en el corazón. La medida de nuestra felicidad, de nuestra gratitud y alegría, como la de Zacarías, dependerá de habernos dejado a nosotros mismos y haber aceptado el querer de Dios. La oración es el medio para fortalecer estas convicciones, la caridad el instrumento para hacerlas creíbles a los ojos de los demás.
sabel y Zacarías demuestran que les importa más cumplir la voluntad de Dios que la opinión de sus parientes. Y le llamaron Juan, “como Dios manda”.


El miedo al «qué dirán» se llama respeto humano. Y desgraciadamente es un lazo que nos impide despegar hacia la santidad personal. Nos suele suceder con frecuencia.
Es ese respeto humano el que nos impide rezar en un restaurante, delante de todos, antes y después de comer. Es ese sutil temor al «qué va a pensar la gente». Cuando no me atrevo a invitar a mis amigas a rezar el rosario o a misa, quizás tema al «qué dirán».
Cuando no me aparto de los amigos que ven pornografía, puede ser que tema al «qué dirán». Si no defiendo al Papa y a la Iglesia cuando se les critica en la universidad, quizás anide en mí el respeto humano. Cuando no me voy a confesar, quizás sea en el fondo por el respeto humano. Y así podemos ver que este defecto no nos permite ser coherentes, ser hombres y mujeres de una sola cara.
Este evangelio –entre otras cosas– nos invita a vivir sin máscaras. Solemos tener una para andar con la pareja, otra cuando están los niños, otra para las giras de negocios, otra para andar con los amigos.
Hace falta coraje para quitarnos todas nuestras máscaras y mostrar nuestro rostro de católicos en el quehacer de cada día. Y también la gracia de Dios, porque quien vive con sencillez, sin tantos disfraces, se expone a vivir un pequeño martirio, al ser tachados de “beato”, “monja”, “anticuada”, “conservador”, etc. El precio de la coherencia es la critica de los incoherentes. Pero la coherencia y la transparencia de vida es un requisito para poder descubrir a Dios en el niño inocente e indefenso que nacerá mañana bajo la estrella de Belén.
Propósito
Prepararme para la Navidad pidiendo perdón por las veces en que no he sabido obedecer la voluntad de Dios que se manifiesta a través de su Iglesia.

Diálogo con Cristo
Zacarías pudo hablar sólo cuando dijo «sí» al plan de Dios y aceptar que el niño se llamará Juan. Yo también quiero decir «sí» a lo que Tú dispongas, confiando plenamente en que será para mi felicidad presente y futura. Ayúdame a caminar en la Iglesia, con valentía y fidelidad, el camino que me puede llevar a la santidad.

martes, 22 de diciembre de 2015

Evangelio 22 de Diciembre de 2015



  • Primera lectura

    I Samuel 1:24-28
    24 Cuando lo hubo destetado, lo subió consigo, llevando además un novillo de tres años, una medida de harina y un odre de vino, e hizo entrar en la casa de Yahveh, en Silo, al niño todavía muy pequeño.
    25 Inmolaron el novillo y llevaron el niño a Elí
    26 y ella dijo: «Oyeme, señor. Por tu vida, señor, yo soy la mujer que estuvo aquí junto a ti, orando a Yahveh.
    27 Este niño pedía yo y Yahveh me ha concedido la petición que le hice.
    28 Ahora yo se lo cedo a Yahveh por todos los días de su vida; está cedido a Yahveh.» Y le dejó allí, a Yahveh.
  • Salmo responsorial

    I Samuel 2:1, 4-8
    1 Entonces Ana dijo esta oración: «Mi corazón exulta en Yahveh, mi cuerno se levanta en Dios, mi boca se dilata contra mis enemigos, porque me he gozado en tu socorro.
    4 El arco de los fuertes se ha quebrado, los que tambalean se ciñen de fuerza.
    5 Los hartos se contratan por pan, los hambrientos dejan su trabajo. La estéril da a luz siete veces, la de muchos hijos se marchita.
    6 Yahveh da muerte y vida, hace bajar al seol y retornar.
    7 Yahveh enriquece y despoja, abate y ensalza.
    8 Levanta del polvo al humilde, alza del muladar al indigente para hacerle sentar junto a los nobles, y darle en heredad trono de gloria, pues de Yahveh los pilares de la tierra y sobre ellos ha sentado el universo.
  • Evangelio

    Lucas 1:46-56
    46 Y dijo María: «Engrandece mi alma al Señor
    47 y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador
    48 porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
    49 porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, Santo es su nombre
    50 y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen.
    51 Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón.
    52 Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes.
    53 A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada.
    54 Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
    55 - como había anunciado a nuestros padres - en favor de Abraham y de su linaje por los siglos.»
    56 María permanceció con ella unos tres meses, y se volvió a su casa.