LONDRES, viernes 17 de septiembre de 2010 (ZENIT.org) Benedicto XVI advirtió a los cristianos sobre una mentalidad promovida por “las modas del momento”, diciendo que la fidelidad a la palabra de Dios implica una actitud obediente para comprender más profundamente los designios de Dios.
El Papa hizo este llamado durante la celebración ecuménica que se realizó en la abadía de Westminster. Allí rezaron vísperas con la presencia Arzobispo Rowam Williams, líder de la Comunión Anglicana.
Esta fue la última actividad del segundo día del Papa en Inglaterra, luego de una apretada agenda que incluyó un discurso sobre educación, otro sobre la sociedad civil, el diálogo interreligioso, las relaciones ecuménicas y una reunión formal con el obispo Williams.
Durante las vísperas, el Papa destacó la celebración de los 100 años del movimiento ecuménico moderno, que comenzó con el llamamiento de la Conferencia de Edimburgo a la unidad cristiana. Benedicto XVI dijo que es necesario “dar gracias por los notables progresos realizados en este noble objetivo” y aseguró que “somos conscientes de lo mucho que todavía queda por hacer”.
Señaló que la proclamación cristiana y el testimonio son cada vez más importantes en un mundo marcado no sólo por el individualismo, sino que es también “indiferente o incluso hostil al mensaje cristiano”.
El Papa aseguró que la fidelidad exige obediencia para poder alcanzar “una comprensión más profunda de la voluntad del Señor”, y advirtió que esta obediencia debe estar “libre de conformismo intelectual o acomodación fácil a las modas del momento”.
“Ésta es la palabra de aliento que deseo dejaros esta noche, y lo hago con fidelidad a mi ministerio de Obispo de Roma y Sucesor de San Pedro, encargado de cuidar especialmente de la unidad del rebaño de Cristo”.
Fiel y abierta
El Papa citó el ejemplo de un santo inglés: Beda el Venerabe: “En los albores de una nueva era para la sociedad y la Iglesia, Beda comprendió tanto la importancia de ser fiel a la palabra de Dios transmitida por la tradición apostólica, como la necesidad de apertura creativa a los nuevos desarrollos y exigencias de una adecuación correcta del Evangelio al lenguaje contemporáneo y a la cultura”, dijo.
La nación y el continente, están una vez más “en el umbral de una nueva etapa”, reflexionó el Papa. “Que el ejemplo de San Beda inspire a los cristianos de estas tierras a redescubrir su herencia común, a reforzar lo que tienen en común y a proseguir en el esfuerzo de crecer en la amistad”.
El Papa dijo que la unidad de la Iglesia “jamás puede ser otra cosa que la unidad en la fe apostólica, en la fe confiada a cada nuevo miembro del Cuerpo de Cristo durante el rito del Bautismo”.
“Queridos amigos”, dijo “todos somos conscientes de los retos, las bendiciones, las decepciones y los signos de esperanza que han marcado nuestro camino ecuménico. Esta noche, encomendamos todo esto al Señor, confiando en su providencia y el poder de su gracia”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario