martes, 2 de agosto de 2011

Evangelio 2 de Agosto de 2011

  • Primera Lectura: Números 12, 1-13
    "Moisés no es como los demás profetas. ¿Por qué se han atrevido ustedes a criticarlo?"

    En aquellos días, María y Aarón criticaron a Moisés a causa de la mujer extranjera que había tomado por esposa. Decían:
    «¿Acaso el Señor le ha hablado solamente a Moisés? ¿Acaso no nos ha hablado también a nosotros?»
    Y el Señor los oyó. Moisés era el hombre más humilde de la tierra.
    El Señor les dijo a Moisés, a Aarón y a María:
    «Vayan los tres a la tienda de la Reunión».
    Y fueron los tres. Bajó el Señor en la columna de nube y se quedó a la entrada de la tienda. Llamó a Aarón y a María, y los dos se acercaron. El Señor les dijo:
    «Escuchen mis palabras: Cuando hay un profeta entre ustedes, yo me comunico con él por medio de visiones y de sueños. Pero con Moisés, mi siervo, es muy distinto: él es el siervo más fiel de mi casa; yo hablo con él cara a cara, abiertamente y sin secretos, y él contempla cara a cara al Señor. ¿Por qué, pues, se han atrevido ustedes a criticar a mi siervo, Moisés?»
    Y la ira del Señor se encendió contra ellos. Cuando él se fue y la nube se retiró de encima de la tienda, María estaba leprosa, blanca como la nieve. Aarón se volvió hacía María y vio que estaba leprosa. Entonces Aarón le dijo a Moisés:
    «Perdónanos, señor nuestro, el pecado que neciamente hemos cometido. Que no sea María como quien nace muerta del seno de su madre; mira su carne ya medio consumida por la lepra».
    Entonces Moisés clamó al Señor, diciendo:
    «Señor, ¡cúrala por favor!»

  • Salmo Responsorial: 50
    "Misericordia, Señor, hemos pecado."

    Por tu inmensa compasión y misericordia, Señor, apiádate de mí y olvida mis ofensas.
    Lávame bien de todos mis delitos y purifícame de mis pecados.
    R. Misericordia, Señor, hemos pecado.

    Puesto que reconozco mis culpas, tengo siempre presentes mis pecados. Contra ti solo pequé, Señor, haciendo lo que a tus ojos era malo.
    R. Misericordia, Señor, hemos pecado.

    Es justa tu sentencia y eres justo, Señor, al castigarme. Nací en la iniquidad, y pecador me concibió mi madre.
    R. Misericordia, Señor, hemos pecado.

    Crea en mí, Señor, un corazón puro, un espíritu nuevo para cumplir tus mandamientos.
    No me arrojes, Señor, lejos de ti, ni retires de mí tu santo espíritu.
    Misericordia, Señor, hemos pecado.

  • Evangelio: Mateo 14, 22-36
    "Mándame ir hacia ti andando sobre el agua"

    Después que la gente se hubo saciado, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Y, después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo. Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. De madrugada se les acercó Jesús, andando sobre el agua. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma. Jesús les dijo en seguida: "¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!" Pedro le contestó: "Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua." Él le dijo: "Ven." Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua, acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: "Señor, sálvame." En seguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo: "¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?" En cuanto subieron a la barca, amainó el viento. Los de la barca se postraron ante él, diciendo: "Realmente eres Hijo de Dios."

    Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret. Y los hombres de aquel lugar, apenas le reconocieron, pregonaron la noticia por toda aquella comarca y trajeron donde él a todos los enfermos. Le pedían tocar siquiera la orla de su manto, y cuantos la tocaron quedaron curados.

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