sábado, 27 de agosto de 2011

Evangelio 27 de Agosto de 2011

  • Primera Lectura: I Tesalonicenses 4, 9-11
    "Ustedes mismos han sido instruidos por Dios para amarse los unos a los otros"

    Hermanos: En cuanto al amor fraterno, no necesitan que les escribamos, puesto que ustedes mismos han sido instruidos por Dios para amarse los unos a los otros. Y ya lo practican bien con los hermanos de toda Macedonia. Pero los exhortamos a que lo practiquen cada día más y a que procuren vivir en paz unos con otros, ocupándose cada cual de sus asuntos y trabajando cada quien con sus propias manos, como se lo hemos ordenado a ustedes.

  • Salmo Responsorial: 97
    "Cantemos al Señor con alegría."

    Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas. Su diestra y su santo brazo le han dado la victoria.
    R. Cantemos al Señor con alegría.

    Alégrense el mar y el mundo submarino, el orbe y todos los que en él habitan. Que los ríos estallen en aplausos y las montañas salten de alegría.
    R. Cantemos al Señor con alegría.

    Regocíjese todo ante el Señor, porque ya viene a gobernar el orbe. Justicia y rectitud serán las normas con las que rija a todas las naciones.
    R. Cantemos al Señor con alegría.

  • Evangelio: Mateo 25, 14-30
    "Porque has sido fiel en cosas de poco valor, entra a tomar parte en la alegría de tu señor"

    En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola:
    «El Reino de los cielos se parece también a un hombre que iba a salir de viaje a tierras lejanas; llamó a sus servidores de confianza y les encargó sus bienes.
    A uno le dio cinco monedas; a otro, dos; y a un tercero, una, según la capacidad de cada uno y luego se fue.
    El que recibió cinco monedas fue enseguida a negociar con ellas y ganó otras cinco.
    El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otras dos. En cambio, el que recibió una moneda hizo un hoyo en la tierra y allí escondió el dinero de su señor.
    Después de mucho tiempo regresó aquel hombre y llamó a cuentas a sus servidores.
    Se acercó el que había recibido cinco monedas y le presentó otros cinco, diciendo:
    “Señor, cinco monedas me dejaste; aquí tienes otras cinco, que con ellas he ganado”.
    Su señor le dijo:
    “Te felicito, siervo bueno y fiel. Puesto que has sido fiel en cosas de poco valor, te confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte en la alegría de tu Señor”.
    Se acercó luego el que había recibido dos monedas y le dijo:
    “Señor, dos monedas me dejaste; aquí tienes otras dos, que con ellas he ganado”.
    Su señor le dijo:
    “Te felicito, siervo bueno y fiel. Puesto que has sido fiel en cosas de poco valor, te confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte en la alegría de tu Señor”.
    Finalmente, se acercó el que había recibido una moneda y le dijo:
    “Señor, yo sabía que eres un hombre duro, que quieres cosechar lo que no has plantado y recoger lo que no has sembrado.
    Por esto tuve miedo y fui a esconder tu moneda bajo tierra.
    Aquí tienes lo tuyo”.
    El señor le respondió:
    “Siervo malo y perezoso.Sabías que cosecho lo que no he plantado y recojo lo que no he sembrado. ¿Por qué, entonces, no pusiste mi dinero en el banco para que, a mi regreso,lo recibiera yo con intereses? Quítenle la moneda y dénsela al que tiene diez. Pues al que tiene se le dará y le sobrará; pero al que tiene poco, se le quitará aun eso poco que tiene. Y a este hombre inútil, échenlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y la desesperación”».

No hay comentarios: