sábado, 9 de agosto de 2025

Lecturas 9 de Agosto de 2025

 

  • Primera Lectura

    Deuteronomio 6:4-13

    4»Escucha, Israel: el Señor es nuestro Dios, el Señor es Uno.
    5»Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.
    6»Que estas palabras que yo te dicto hoy estén en tu corazón.
    7Las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas cuando estés sentado en casa y al ir de camino, al acostarte y al levantarte.
    8Las atarás a tu mano como un signo, servirán de recordatorio ante tus ojos.
    9Las escribirás en las jambas de tu casa y en tus portones.
    10»Una vez que el Señor, tu Dios, te haya introducido en la tierra que juró a tus padres Abrahán, Isaac y Jacob que te daría, con ciudades grandes y hermosas que tú no has edificado,
    11con casas llenas de toda clase de bienes que tú no has allegado, con aljibes ya cavados que tú no has fabricado, viñedos y olivares que tú no has plantado y de los que, sin embargo, comerás y te saciarás,
    12entonces, esmérate en no olvidarte del Señor que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de la esclavitud.
    13»Temerás al Señor, tu Dios, le darás culto, y en su nombre harás tus juramentos.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 18:2-4, 47, 51

    2
    Y dijo:
    Yo te amo, Señor, fortaleza mía,
    3
    Señor, mi roca, mi fortaleza, mi libertador,
    mi Dios, mi peña donde me refugio, mi escudo, la fuerza de mi salvación, mi alcázar.
    4
    Invoco al Señor, digno de alabanza,
    y quedo a salvo de mis enemigos.
    47
    ¡Viva el Señor! ¡Bendita sea mi Roca!
    ¡Exaltado sea el Dios de mi salvación!
    51
    Él hace grandes las victorias de su rey
    y tiene misericordia de su Ungido, de David y su descendencia por siempre. 

  • Evangelio

    Mateo 17:14-20

    14Al llegar donde la multitud, se acercó a él un hombre, se puso de rodillas
    15
    y le suplicó:
    —Señor, ten compasión de mi hijo, porque está lunático y sufre mucho; muchas veces se cae al fuego y otras al agua.
    16Lo he traído a tus discípulos y no lo han podido curar.
    17
    Jesús contestó:
    —¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo tendré que estar con vosotros? ¿Hasta cuándo tendré que soportaros? Traédmelo aquí.
    18Le increpó Jesús y salió de él el demonio, y quedó curado el muchacho desde aquel momento.
    19
    Luego los discípulos se acercaron a solas a Jesús y le dijeron:
    —¿Por qué nosotros no hemos podido expulsarlo?
    20—Por vuestra poca fe —les dijo—. Porque os aseguro que si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este monte: «Trasládate de aquí allá», y se trasladaría, y nada os sería imposible. 

viernes, 8 de agosto de 2025

Lecturas 8 de Agosto de 2025

 

  • Primera Lectura

    2 Timoteo 4:1-5

    1En la presencia de Dios y de Cristo Jesús, que va a juzgar a vivos y muertos, por su manifestación y por su reino, te advierto seriamente:
    2predica la palabra, insiste con ocasión y sin ella, reprende, reprocha y exhorta siempre con paciencia y doctrina.
    3Pues vendrá un tiempo en que no soportarán la sana doctrina, sino que se rodearán de maestros a la medida de sus pasiones para halagarse el oído.
    4Cerrarán sus oídos a la verdad y se volverán a los mitos.
    5Pero tú sé sobrio en todo, sé recio en el sufrimiento, esfuérzate en la propagación del Evangelio, cumple perfectamente tu ministerio.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 37:3-6, 30-31

    3
    (Bet) Confía en el Señor y haz el bien;
    habita tu tierra y guarda la fidelidad.
    4
    Pon tu delicia en el Señor,
    y te concederá los deseos de tu corazón.
    5
    (Guímel) Encomienda al Señor tu camino,
    confía en Él, que Él actuará
    6
    y hará despuntar tu justicia como la aurora,
    y tu derecho como luz del mediodía.
    30
    (Pe) La boca del justo habla sabiduría
    y su lengua pronuncia lo recto;
    31
    pues en su corazón está la Ley de su Dios:
    sus pasos no vacilan.

  • Evangelio

    Mateo 5:13-16

    13»Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa ¿con qué se salará? No vale más que para tirarla fuera y que la pisotee la gente.
    14»Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en lo alto de un monte;
    15ni se enciende una luz para ponerla debajo de un celemín, sino sobre un candelero para que alumbre a todos los de la casa.
    16Alumbre así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre, que está en los cielos.

jueves, 7 de agosto de 2025

Lecturas 7 de Agosto de 2025

 

  • Primera Lectura

    Números 20:1-13

    1Toda la comunidad de los hijos de Israel llegó al desierto de Sin en el mes primero, y el pueblo se estableció en Cadés. Allí murió María y allí fue sepultada.
    2La comunidad no tenía agua, y se reunieron contra Moisés y contra Aarón;
    3
    se rebeló el pueblo contra Moisés diciendo:
    —¡Ojalá hubiéramos perecido cuando nuestros hermanos perecieron ante el Señor!
    4¿Por qué habéis traído a la asamblea del Señor a este desierto, para que en él muramos nosotros y nuestro ganado?
    5¿Por qué nos habéis hecho subir desde Egipto para traernos a un lugar tan malo como éste? ¡No es un sitio de siembra, ni de higueras, ni de vides ni de granados; ni siquiera hay agua para beber!
    6Moisés y Aarón, apartándose de la asamblea, fueron a la entrada de la Tienda de la Reunión, cayeron sobre sus rostros, y se les manifestó la gloria del Señor.
    7El Señor habló a Moisés diciendo:
    8—Toma la vara y reúne a la comunidad, junto con Aarón, tu hermano. Hablaréis a la roca a la vista de ellos, y dará su agua. Harás manar para ellos agua de la roca y darás de beber a la comunidad y a su ganado.
    9Y sacó Moisés la vara de delante del Señor, como él lo había mandado.
    10
    Moisés y Aarón reunieron a la asamblea delante de la roca, y les dijeron:
    —Escuchad, rebeldes: ¿acaso podemos hacer manar agua de esta roca para vosotros?
    11Moisés levantó su mano y golpeó la roca con la vara dos veces, y manó agua en abundancia; y bebió la comunidad y su ganado.
    12
    El Señor dijo a Moisés y a Aarón:
    —Puesto que no habéis creído en mí y no me habéis santificado a los ojos de los hijos de Israel, por eso no haréis entrar a esta asamblea en la tierra que les he dado.
    13Éstas son las aguas de Meribá, donde los hijos de Israel se rebelaron contra el Señor, y Él mostró su santidad ante ellos.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 95:1-2, 6-9

    1
    ¡Venid!, cantemos jubilosos al Señor,
    aclamemos a la Roca de nuestra salvación.
    2
    Vayamos a su presencia con acción de gracias,
    aclamémosle con salmos.
    6
    Venid, adoremos y postrémonos,
    pongámonos de hinojos ante el Señor, nuestro Hacedor.
    7
    Pues Él es nuestro Dios,
    y nosotros el pueblo que Él apacienta, las ovejas que Él cuida. ¡Ojalá escuchéis hoy su voz!
    8
    No endurezcáis vuestro corazón como en Meribá,
    como el día de Masá, en el desierto,
    9
    donde me tentaron vuestros padres,
    me pusieron a prueba, aunque habían visto mis obras.

  • Evangelio

    Mateo 16:13-23

    13
    Cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, comenzó a preguntar a sus discípulos:
    —¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?
    14
    Ellos respondieron:
    —Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que Jeremías o alguno de los profetas.
    15
    Él les dijo:
    —Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?
    16
    Respondió Simón Pedro:
    —Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.
    17
    Jesús le respondió:
    —Bienaventurado eres, Simón, hijo de Juan, porque no te ha revelado eso ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
    18Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella.
    19Te daré las llaves del Reino de los Cielos; y todo lo que ates sobre la tierra quedará atado en los cielos, y todo lo que desates sobre la tierra quedará desatado en los cielos.
    20Entonces ordenó a los discípulos que no dijeran a nadie que él era el Cristo.
    21Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que él debía ir a Jerusalén y padecer mucho por causa de los ancianos, de los príncipes de los sacerdotes y de los escribas, y ser llevado a la muerte y resucitar al tercer día.
    22
    Pedro, tomándolo aparte, se puso a reprenderle diciendo:
    —¡Dios te libre, Señor! De ningún modo te ocurrirá eso.
    23
    Pero él se volvió hacia Pedro y le dijo:
    —¡Apártate de mí, Satanás! Eres escándalo para mí, porque no sientes las cosas de Dios sino las de los hombres.

miércoles, 6 de agosto de 2025

Lecturas 6 de Agosto de 2025

 

Lecturas diarias:

  • Primera Lectura

    Daniel 7:9-10, 13-14

    9
    »Seguí mirando hasta que se levantaron unos tronos y un anciano en días se sentó.
    Su vestido era blanco como nieve, el cabello de su cabeza como lana pura; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, fuego llameante.
    10
    Corría un río de fuego que surgía delante de él.
    Miles de millares le servían, miríadas y miríadas permanecían ante él. El tribunal se sentó y se abrieron los libros.
    13
    Seguí mirando en mi visión nocturna
    y he aquí que con las nubes del cielo venía como un hijo de hombre. Avanzó hasta el anciano venerable y fue llevado ante él.
    14
    A él se le dio dominio, honor y reino.
    Y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron. Su dominio es un dominio eterno que no pasará; y su reino no será destruido.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 97:1-2, 5-6, 9

    1
    El Señor reina: exulte la tierra,
    alégrense las islas incontables.
    2
    Nubes y tinieblas lo rodean,
    justicia y derecho son el fundamento de su trono.
    5
    Los montes se derriten como cera ante el Señor,
    ante el Dueño de toda la tierra.
    6
    Los cielos anuncian su justicia,
    y todos los pueblos contemplan su gloria.
    9
    Porque Tú eres el Señor,
    el Altísimo sobre toda la tierra, ensalzado sobre todos los dioses.

  • Segunda Lectura

    2 Pedro 1:16-19

    16Pues os hemos dado a conocer el poder y la venida futura de nuestro Señor Jesucristo, no siguiendo fábulas ingeniosas, sino porque hemos sido testigos oculares de su majestad.
    17En efecto, él fue honrado y glorificado por Dios Padre, cuando la suprema gloria le dirigió esta voz: «Éste es mi Hijo, el Amado, en quien tengo mis complacencias».
    18Y esta voz venida del cielo la oímos nosotros estando con él en el monte santo.
    19Y tenemos así mejor confirmada la palabra de los profetas, a la que hacéis bien en prestar atención como a una lámpara que alumbra en la oscuridad, hasta que alboree el día y el lucero de la mañana amanezca en vuestros corazones.

  • Evangelio

    Lucas 9:28-36

    28Unos ocho días después de estas palabras, se llevó con él a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a un monte para orar.
    29Mientras él oraba, cambió el aspecto de su rostro, y su vestido se volvió blanco y muy brillante.
    30En esto, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías
    31que, apareciendo en forma gloriosa, hablaban de la salida que Jesús iba a cumplir en Jerusalén.
    32Pedro y los que estaban con él se encontraban rendidos por el sueño. Y al despertar, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban a su lado.
    33
    Cuando éstos se apartaron de él, le dijo Pedro a Jesús:
    —Maestro, qué bien estamos aquí; hagamos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías —pero no sabía lo que decía.
    34Mientras así hablaba, se formó una nube y los cubrió con su sombra. Al entrar ellos en la nube, se atemorizaron.
    35
    Y se oyó una voz desde la nube que decía:
    —Éste es mi Hijo, el elegido: escuchadle.
    36Cuando sonó la voz, se quedó Jesús solo. Ellos guardaron silencio, y a nadie dijeron por entonces nada de lo que habían visto.

martes, 5 de agosto de 2025

Lecturas 5 de Agosto de 2025

 

Lecturas diarias:

  • Primera Lectura

    Números 12:1-13

    1María y Aarón murmuraron contra Moisés por causa de la cusita que había tomado por esposa —pues se había desposado con una mujer cusita—,
    2
    y dijeron:
    —¿Acaso el Señor ha hablado sólo con Moisés? ¿No ha hablado también con nosotros? Y el Señor los oyó.
    3Pero este hombre, Moisés, era muy humilde, más que ningún otro hombre sobre la faz de la tierra.
    4
    De improviso, el Señor dijo a Moisés, a Aarón y a María:
    —Salid los tres hacia la Tienda de la Reunión. Y salieron los tres.
    5El Señor bajó en una columna de nube, se puso a la entrada de la tienda, llamó a Aarón y María, y salieron ambos.
    6
    Y dijo:
    —Escuchad, pues, mis palabras: Cuando hay entre vosotros un profeta del Señor, mediante visiones yo me doy a conocer, en el sueño yo le hablo.
    7
    Esto no lo hago con mi siervo Moisés.
    Ningún otro es tan fiel en toda mi casa.
    8
    Conversamos cara a cara.
    Mediante visión, no por enigmas, contempla la figura del Señor. ¿Cómo no teméis murmurar contra mi siervo Moisés?
    9Se encendió la ira del Señor contra ellos y el Señor se marchó.
    10La nube se apartó de encima de la tienda y María quedó leprosa, blanca como la nieve. Aarón se dirigió hacia María y vio que estaba leprosa.
    11
    Entonces Aarón dijo a Moisés:
    —Por favor, señor mío, no cargues sobre nosotros este pecado que tan neciamente hemos cometido.
    12¡Que ella no sea como un aborto que, cuando sale de las entrañas de su madre, tiene consumida la mitad de su carne!
    13
    Moisés clamó al Señor diciendo:
    —Oh Dios, ¡cúrala, por favor!

  • Salmo Responsorial

    Salmo 51:3-7, 12-13

    3
    Ten misericordia de mí, Dios mío, según tu bondad;
    según tu inmensa compasión borra mi delito.
    4
    Lávame por completo de mi culpa,
    y purifícame de mi pecado.
    5
    Pues yo reconozco mi delito,
    y mi pecado está de continuo ante mí.
    6
    Contra Ti, contra Ti sólo he pecado,
    y he hecho lo que es malo a tus ojos. Por eso has de ser justo en tu sentencia, has de tener razón en tu juicio.
    7
    ¡Mira! En culpa nací,
    y en pecado me concibió mi madre.
    12
    Crea en mí, Dios mío, un corazón puro,
    y renueva en mi interior un espíritu firme.
    13
    No me arrojes de tu presencia,
    ni me retires tu santo Espíritu.

  • Evangelio

    Mateo 14:22-36

    22Y enseguida Jesús mandó a los discípulos que subieran a la barca y que se adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente.
    23Y, después de despedirla, subió al monte a orar a solas. Cuando se hizo de noche seguía él solo allí.
    24Mientras tanto, la barca ya se había alejado de tierra muchos estadios, sacudida por las olas, porque el viento le era contrario.
    25En la cuarta vigilia de la noche vino hacia ellos caminando sobre el mar.
    26
    Cuando le vieron los discípulos andando sobre el mar, se asustaron y dijeron:
    —¡Es un fantasma! —y llenos de miedo empezaron a gritar.
    27
    Pero al instante Jesús les habló:
    —Tened confianza, soy yo, no temáis.
    28
    Entonces Pedro le respondió:
    —Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.
    29
    —Ven —le dijo él.
    Y Pedro se bajó de la barca y comenzó a andar sobre las aguas en dirección a Jesús.
    30
    Pero al ver que el viento era muy fuerte se atemorizó y, al empezar a hundirse, se puso a gritar:
    —¡Señor, sálvame!
    31
    Al instante Jesús alargó la mano, lo sujetó y le dijo:
    —Hombre de poca fe, ¿por qué has dudado?
    32Y cuando subieron a la barca se calmó el viento.
    33
    Los que estaban en la barca le adoraron diciendo:
    —Verdaderamente eres Hijo de Dios.
    34Acabaron la travesía y llegaron a tierra a la altura de Genesaret.
    35Al reconocerlo los hombres de aquel lugar mandaron aviso a toda la comarca y le trajeron a todos los que se sentían mal,
    36y le suplicaban poder tocar aunque sólo fuera el borde de su manto. Y todos los que lo tocaron quedaron sanos.

  • Primera Lectura

    Apocalipsis 21:1-5

    1Vi un cielo nuevo y una tierra nueva, pues el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar ya no existe.
    2Vi también la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo de parte de Dios, ataviada como una novia que se engalana para su esposo.
    3
    Y oí una fuerte voz procedente del trono que decía:
    —Ésta es la morada de Dios con los hombres: Habitará con ellos y ellos serán su pueblo, y Dios, habitando realmente en medio de ellos, será su Dios.
    4Y enjugará toda lágrima de sus ojos; y no habrá ya muerte, ni llanto, ni lamento, ni dolor, porque todo lo anterior ya pasó.
    5
    El que estaba sentado en el trono dijo:
    —Mira, hago nuevas todas las cosas. Y añadió: —Escribe: «Estas palabras son fidedignas y veraces».

  • Salmo Responsorial

    Judit 13:18-19

    18
    Ozías entonces dijo a Judit:
    —Bendita seas tú de parte de Dios altísimo, hija, por encima de todas las mujeres de la tierra, y bendito sea Dios, que creó los cielos y la tierra, que te ha guiado para herir en la cabeza al príncipe de nuestros enemigos.
    19Porque la esperanza que tú has tenido no se alejará del corazón de los hombres que se acuerden para siempre del poder de Dios.

  • Evangelio

    Lucas 11:27-28

    27
    Mientras él estaba diciendo todo esto, una mujer de en medio de la multitud, alzando la voz, le dijo:
    —Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te criaron.
    28
    Pero él replicó:
    —Bienaventurados más bien los que escuchan la palabra de Dios y la guardan.

lunes, 4 de agosto de 2025

Lecturas 4 de Agosto de 2025

 

Lecturas diarias:

  • Primera Lectura

    Números 11:4-15

    4
    La chusma que se les había unido sintió un gran apetito, y se echaron a llorar también los hijos de Israel diciendo:
    —¿Quién nos dará carne para comer?
    5Nos acordamos del pescado que estaríamos comiendo de balde en Egipto, y de los pepinos, las sandías, los puerros, las cebollas y los ajos,
    6pero ahora nuestra alma está reseca; no vemos nada más que maná. (
    7El maná era como la semilla del cilantro, y su aspecto era parecido al de una resina.
    8El pueblo salía a recogerlo, y lo molían en el molino o lo machacaban en el mortero; lo cocían en la olla y hacían con él unas tortas cuyo sabor era como el del pan con aceite.
    9Cuando el rocío caía sobre el campamento, por la noche, también el maná descendía sobre él.)
    10Moisés oyó al pueblo que estaba llorando, cada familia a la entrada de su tienda. Se encendió mucho la ira del Señor, y a Moisés le pareció mal,
    11
    por lo que Moisés dijo al Señor:
    —¿Por qué maltratas a tu siervo? ¿Y por qué no he encontrado gracia a tus ojos, para que impongas sobre mí la carga de todo este pueblo?
    12¿Acaso soy yo el que ha concebido a todo este pueblo, o el que les ha dado a luz, para que me digas que los lleve en mi regazo, como una nodriza llevaría a su niño, hacia la tierra que prometiste a sus padres?
    13¿De dónde voy a sacar carne para darla a todo este pueblo? Pues me dicen llorando: «Danos carne para que comamos».
    14Yo solo no puedo llevar el peso de todo este pueblo, es demasiado para mí.
    15Si me vas a tratar así, mátame, por favor. Mátame, si es que he encontrado gracia a tus ojos, para que no vea mi desgracia.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 81:12-17

    12
    Pero mi pueblo no escuchó mi voz,
    Israel no me obedeció.
    13
    Y los abandoné a la dureza de su corazón,
    a que marchase según sus propósitos.
    14
    ¡Ay si mi pueblo me escuchase,
    si Israel marchara por mis caminos!
    15
    Yo, al punto, humillaría a sus enemigos,
    volvería mi mano contra sus adversarios.
    16
    Los que odian al Señor lo adularían,
    y su suerte sería para siempre.
    17
    Yo le alimentaría con flor de harina;
    le saciaría de miel de roca. 

  • Evangelio

    Mateo 14:13-21

    13Al oírlo Jesús se alejó de allí en una barca hacia un lugar apartado él solo. Cuando la gente se enteró le siguió a pie desde las ciudades.
    14Al desembarcar vio una gran muchedumbre y se llenó de compasión por ella y curó a los enfermos.
    15
    Al atardecer se acercaron sus discípulos y le dijeron:
    —Éste es un lugar apartado y ya ha pasado la hora; despide a la gente para que vayan a las aldeas a comprarse alimentos.
    16
    Pero Jesús les dijo:
    —No hace falta que se vayan, dadles vosotros de comer.
    17
    Ellos le respondieron:
    —Aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces.
    18
    Él les dijo:
    —Traédmelos aquí.
    19Entonces mandó a la gente que se acomodara en la hierba. Tomó los cinco panes y los dos peces, levantó los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y los dio a los discípulos y los discípulos a la gente.
    20Comieron todos hasta que quedaron satisfechos, y de los trozos que sobraron recogieron doce cestos llenos.
    21Los que comieron eran unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.

  • Primera Lectura

    Ezequiel 3:17-21

    17—Hijo de hombre, te he puesto como centinela de la casa de Israel. Cuando recibas una palabra de mi boca, se la anunciarás de mi parte.
    18Si digo a un malvado: «Vas a morir», y tú no le adviertes ni le insistes para que se convierta de su mal camino y viva, el impío morirá por su culpa, pero demandaré su sangre de tu mano.
    19Si, por el contrario, adviertes al malvado y no se convierte de su iniquidad y de su mal camino, él morirá por su culpa, pero tú habrás salvado tu alma.
    20Y si el justo se aparta de su justicia y comete una iniquidad, pondré ante él un obstáculo y morirá. Como no le advertiste, morirá por su pecado y no se tendrán en cuenta las obras justas que había hecho. Pero demandaré su sangre de tu mano.
    21Sin embargo, si adviertes al justo para que no peque y no peca, ciertamente vivirá porque atendió la advertencia y tú habrás salvado tu alma.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 117:1-2

    1
    ¡Aleluya!
    Alabad al Señor todas las naciones, aclamadlo todos los pueblos.
    2
    Porque firme es con nosotros su misericordia,
    la fidelidad del Señor permanece para siempre. 

  • Evangelio

    Mateo 9:35--10:1

    9
    35Jesús recorría todas las ciudades y aldeas enseñando en sus sinagogas, predicando el Evangelio del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias.
    36Al ver a las multitudes se llenó de compasión por ellas, porque estaban maltratadas y abatidas como ovejas que no tienen pastor.
    37
    Entonces les dijo a sus discípulos:
    —La mies es mucha, pero los obreros pocos.
    38Rogad, por tanto, al señor de la mies que envíe obreros a su mies.
    10
    1Habiendo llamado a sus doce discípulos, les dio potestad para expulsar a los espíritus impuros y para curar todas las enfermedades y dolencias.