martes, 4 de agosto de 2009

Evangelio 3 de Julio de 2009

Primera Lectura:

Números 11,4b-15"Yo solo no puedo cargar con este pueblo"
En aquellos días, los israelitas dijeron: "¡Quién pudiera comer carne! Cómo nos acordamos del pescado que comíamos gratis en Egipto, y de los pepinos y melones y puerros y cebollas y ajos. Pero ahora se nos quita el apetito de no ver más que maná." El maná se parecía a semilla de coriandro con color de bedelio; el pueblo se dispersaba a recogerlo, lo molían en el molino o lo machacaban con el almirez, lo cocían en la olla y hacían con ello hogazas que sabían a pan de aceite. Por la noche caía el rocío en el campamento y, encima de él, el maná.


Moisés oyó cómo el pueblo, familia por familia, lloraba, cada uno a la entrada de su tienda, provocando la ira del Señor; y disgustado, dijo al Señor: "¿Por qué tratas mal a tu siervo y no le concedes tu favor, sino que le haces cargar con todo este pueblo? ¿He concebido yo a todo este pueblo o lo he dado a luz, para que me digas: "Coge en brazos a este pueblo, como una nodriza a la criatura, y llévalo a la tierra que prometí a sus padres"? ¿De dónde sacaré pan para repartirlo a todo el pueblo? Vienen a mí llorando: "Danos de comer carne". Yo solo no puedo cargar con todo este pueblo, pues supera mis fuerzas. Si me vas a tratar así, más vale que me hagas morir; concédeme este favor, y no tendré que pasar tales penas."

Salmo Responsorial:

80"Aclamad a Dios, nuestra fuerza"
Mi pueblo no escuchó mi voz, / Israel no quiso obedecer: / los entregué a su corazón obstinado, / para que anduviesen según sus antojos. R.
¡Ojalá me escuchase mi pueblo / y caminase Israel por mi camino!: / en un momento humillaría a sus enemigos / y volvería mi mano contra sus adversarios. R.
Los que aborrecen al Señor te adularían, / y su suerte quedaría fijada; / te alimentaría con flor de harina, / te saciaría con miel silvestre. R.

Evangelio:

Mateo 14,13-21"Alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición y dio los panes a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente"
En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el Bautista, se marchó de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Al desembarcar, vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: "Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer." Jesús les replicó: "No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer." Ellos le replicaron: "Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces." Les dijo: "Traédmelos." Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.

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