miércoles, 9 de junio de 2010

Evangelio Jueves 10 de Junio de 2010

  • Primera Lectura: I Reyes 18, 41-46
    "Elías oró, y el cielo derramó lluvia"

    En aquellos días, Elías dijo a Ajab: "Vete a comer y a beber, que ya se oye el ruido de la lluvia." Ajab fue a comer y a beber, mientras Elías subía a la cima del Carmelo; allí se encorvó hacia tierra, con el rostro en las rodillas, y ordenó a su criado: "Sube a otear el mar." El criado subió, miró y dijo: "No se ve nada." Elías ordenó: "Vuelve otra vez." El criado volvió siete veces, y a la séptima dijo: "Sube del mar una nubecilla como la palma de una mano." Entonces Elías mandó: "Vete a decirle a Ajab que enganche y se vaya, no le coja la 11uvia." En un instante se oscureció el cielo con nubes empujadas por el viento, y empezó a diluviar. Ajab montó en el carro y marchó a Yezrael. Y Elías, con la fuerza del Señor, se ciñó y fue corriendo delante de Ajab, hasta la entrada de Yezrael.

  • Salmo Responsorial: 64
    "Oh Dios, tú mereces un himno en Sión"

    Tú cuidas de la tierra, la riegas y la enriqueces sin medida; la acequia de Dios va llena de agua, preparas los trigales. R. Riegas los surcos, igualas los terrenos, tu llovizna los deja mullidos, bendices sus brotes. R. Coronas el año con tus bienes, tus carriles rezuman abundancia; rezuman los pastos del páramo, y las colinas se orlan de alegría. R.

  • Evangelio: Mateo 5, 20-26
    "Todo el que esté peleado con su hermano, será procesado"

    En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Si no sois mejores que los letrados y fariseos, no entraréis en el Reino de los cielos. Habéis oído que se dijo a los antiguos: No matarás, y el que mate será procesado. Pero yo os digo: todo el que esté peleado con su hermano, será procesado. Y si uno llama a su hermano "imbécil", tendrá que comparecer ante el sanedrín, y si lo llama "renegado", merece la condena del fuego. Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Procura arreglarte con el que te pone pleito en seguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí

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