domingo, 13 de febrero de 2011

Evangelio 14 de Febrero de 2011

  • Primera Lectura: Levítico 19, 1-2.11-18
    "Juzga a tu prójimo con justicia"

    En aquellos días dijo el Señor a Moisés:
    «Di a toda la comunidad de los israelitas: Sean santos, porque yo, el Señor su Dios soy santo. No robarán, no mentirán, no se engañarán unos a otros.
    No juren en falso por mi nombre, pues sería profanar el nombre de tu Dios. Yo soy el Señor.No oprimas ni explotes a tu prójimo; no retengas el salario de tu trabajador hasta la mañana siguiente. No te burlarás del mudo, ni pondrás tropiezo al ciego. Temerás a tu Dios. Yo soy el Señor.
    No procederás injustamente en los juicios; ni favorecerás al pobre, ni tendrás miramientos con el poderoso, sino que juzgarás con justicia a tu prójimo.
    No andes calumniando a los de tu pueblo ni declares en falso contra la vida de tu prójimo. Yo soy el Señor.
    No odiarás a tu hermano, sino lo corregirás para no hacerte culpable por su causa.
    No tomarás venganza ni guardarás rencor a tus compatriotas. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor».

  • Salmo Responsorial: 18
    "Tus palabras, Señor, son espíritu y vida."

    La ley del Señor es perfecta: da consuelo al hombre; el mandato del Señor es verdadero: da sabiduría al ignorante.
    R. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.

    Los preceptos del Señor son rectos: dan alegría al corazón; el mandamiento del Señor es claro: da luz a los ojos.
    R. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.

    El temor del Señor es puro: permanece para siempre; los juicios del Señor son verdad: todos justos por igual.
    R. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.

    Que te agraden mis palabras y mis pensamientos, Dios mío, roca mía, mi redentor.
    R. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.

  • Evangelio: Marcos 8 11-13
    "¿Por qué esta generación pide un signo?"

    Entonces llegaron los fariseos, que comenzaron a discutir con él; y, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo.

    Jesús, suspirando profundamente, dijo: «¿Por qué esta generación pide un signo? Les aseguro que no se le dará ningún signo».

    Y dejándolos, volvió a embarcarse hacia la otra orilla.

    Los discípulos se habían olvidado de llevar pan y no tenían más que un pan en la barca.

    Jesús les hacía esta recomendación: «Estén atentos, cuídense de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes».

    Ellos discutían entre sí, porque no habían traído pan.

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