domingo, 26 de junio de 2011

Evangelio 27 de Junio de 2011

  • Primera Lectura: Génesis 18, 16-33
    "¿Será posible que tú destruyas al inocente junto con el culpable?"

    Los tres hombres que habían estado con Abrahán se pusieron de pie y se encaminaron hacia Sodoma. Abrahán los acompañaba para despedirlos. El Señor dijo entonces:
    «¿Acaso le voy a ocultar a Abrahán lo que voy a hacer, siendo así que se va a convertir en un pueblo grande y numeroso, y van a ser benditos en él todos los pueblos de la tierra? Yo lo he escogido para que enseñe a sus hijos y a sus descendientes a cumplir mi voluntad, haciendo lo que es justo y recto, y así cumpliré lo que le he prometido».
    Después el Señor dijo:
    «El clamor contra Sodoma y Gomorra es grande y su pecado es demasiado grave. Bajaré, pues, a ver si sus hechos corresponden a ese clamor; y si no, lo sabré».
    Los hombres que estaban con Abrahán se despidieron de él y se encaminaron hacia Sodoma. Abrahán se quedó ante el Señor y le preguntó:
    «¿Será posible que tú destruyas al inocente junto con el culpable? Supongamos que hay cincuenta justos en la ciudad, ¿acabarás con todos ellos y no perdonarás al lugar en atención a esos cincuenta justos? Lejos de ti tal cosa: matar al inocente junto con el culpable, de manera que la suerte del justo sea como la del malvado; eso no puede ser. ¿El juez de todo el mundo no hará justicia?»
    El Señor le contestó:
    «Si encuentro en Sodoma cincuenta justos, perdonaré a toda la ciudad en atención a ellos».
    Abrahán insistió:
    «Me he atrevido a hablar a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza. Supongamos que faltan cinco para los cincuenta justos, ¿por esos cinco que faltan, destruirás toda la ciudad?»
    Y le respondió el Señor:
    «No la destruiré, si encuentro allí cuarenta y cinco justos».
    Abrahán volvió a insistir:
    «Quizá no se encuentren allí más que cuarenta».
    El Señor le respondió:
    «En atención a los cuarenta, no lo haré».
    Abrahán siguió insistiendo:
    «Que no se enoje mi Señor, si sigo hablando. ¿Y si hubiera treinta?»
    El Señor le dijo:
    «No lo haré, si hay treinta».
    Abrahán insistió otra vez:
    «Ya que me he atrevido a hablar a mi Señor, ¿y si se encuentran sólo veinte?»
    El Señor le respondió:
    «En atención a los veinte, no la destruiré».
    Abrahán continuó:
    «No se enoje mi Señor, hablaré sólo una vez más. ¿Y si se encuentran sólo diez?»
    Contestó el Señor:
    «Por esos diez, no destruiré la ciudad».
    Cuando terminó de hablar con Abrahán, el Señor se fue y Abrahán volvió a su casa.

  • Salmo Responsorial: 102
    "El Señor es compasivo y misericordioso"

    Bendice, al Señor alma mía, que todo mi ser bendiga su santo nombre. Bendice, al Señor, alma mía, y no te olvides de sus beneficios.
    R. El Señor es compasivo y misericordioso.

    El perdona tus pecados y cura tus enfermedades; él rescata tu vida del sepulcro y te colma de amor y de ternura.
    R. El Señor es compasivo y misericordioso.

    El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y generoso para perdonar.
    El Señor no estará siempre enojado, ni durará para siempre su rencor.
    R. El Señor es compasivo y misericordioso.

  • Evangelio: Mateo 8, 18-22
    "Sígueme"

    En aquel tiempo, al ver Jesús que la multitud lo rodeaba, les ordenó a sus discípulos que cruzaran el lago hacia la orilla de enfrente. En ese momento se le acercó un escriba y le dijo:
    «Maestro, te seguiré adondequiera que vayas».
    Jesús le respondió:
    «Los zorros tienen madrigueras y las aves del cielo, nidos; pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza».
    Otro discípulo le dijo:
    «Señor, permíteme ir primero a enterrar a mi Padre».
    Pero Jesús le respondió:
    «Tú, sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos».

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