miércoles, 17 de agosto de 2011

Evangelio 17 de Agosto de 2011

  • Primera Lectura: Jueces 9, 6-15
    "Ustedes dijeron: «Que reine un rey sobre nosotros», siendo así que su rey es el Señor"

    En aquellos días, se reunieron todos los hombres de Siquén y todas las familias de Bet-Mil-Lo y proclamaron rey a Abimelec, junto a la encina de la piedra conmemorativa de Siquén.
    Se lo anunciaron a su hermano Jotán, quien subió a la cumbre del Garizín, y desde allí levantó la voz y clamó:
    «Escúchenme, vecinos de Siquén, y que Dios los escuche a ustedes. Una vez los árboles fueron a buscarse un rey. Le dijeron al olivo:
    «Sé nuestro rey».
    Pero el olivo les respondió:
    “¿Voy a renunciar al aceite que utilizan los dioses y los hombres, para ir a presumir por encima de los árboles?”
    Entonces los árboles le dijeron a la higuera:
    “Ven a ser nuestro rey”.
    Pero dijo la higuera:
    “¿Voy a renunciar a mis dulces y sabrosos frutos, para ir a presumir por encima de los árboles?”
    Entonces los árboles le dijeron a la vid:
    “Ven a ser nuestro rey”.
    La vid les respondió:
    “¿Voy a dejar mi vino, que alegra a los dioses y a los hombres, para ir a presumir por encima de los árboles?”
    Finalmente, los árboles dijeron a la zarza:
    “Ven a ser nuestro rey”.
    La zarza les respondió:
    “Si de veras quieren hacerme su rey, vengan a descansar bajo mi sombra; pero si no es así, que brote fuego de la zarza y devore a los cedros del Líbano”».

  • Salmo Responsorial: 20
    "De tu poder, Señor, se alegra el rey."

    De tu poder, Señor, se alegra el rey, se alegra con el triunfo que le has dado. Le otorgaste lo que él tanto anhelaba, no rechazaste el ruego de sus labios.
    R. De tu poder, Señor, se alegra el rey.

    Lo colmaste, Señor, de bendiciones, con oro has coronado su cabeza. La vida te pidió, tú se la diste, una vida por siglos duradera.
    R. De tu poder, Señor, se alegra el rey.

    Tu victoria, Señor, le ha dado fama, lo has cubierto de gloria y de grandeza. Sin cesar le concedes tus favores y lo colmas de gozo en tu presencia.
    R. De tu poder, Señor, se alegra el rey.

  • Evangelio: Mateo 20, 1-16
    "¿Es que tienes envidia porque yo soy bueno?"

    En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
    «El Reino de los cielos es semejante a un propietario que, al amanecer, salió a contratar trabajadores para su viña. Después de quedar con ellos en pagarles un denario por día, los mandó a su viña. Salió otra vez a media mañana, vio a unos que estaban ociosos en la plaza y les dijo:
    “Vayan también ustedes a mi viña y les pagaré lo que sea justo”.
    Salió de nuevo a medio día y a media tarde e hizo lo mismo. Por último, salió también al caer la tarde y encontró todavía otros que estaban en la plaza y les dijo:
    “¿Por qué han estado aquí todo el día sin trabajar?”
    Ellos le respondieron:
    “Porque nadie nos ha contratado”.
    El les dijo:
    “Vayan también ustedes a mi viña”.
    Al atardecer, el dueño de la viña le dijo a su administrador:
    “Llama a los trabajadores y págales su jornal, comenzando por los últimos hasta que llegues a los primeros”.
    Se acercaron, pues, los que habían llegado al caer la tarde y recibieron un denario cada uno. Cuando les llegó su turno a los primeros, creyeron que recibirían más; pero también ellos recibieron un denario cada uno. Entonces comenzaron a reclamarle al propietario, diciéndole:
    “Estos últimos trabajaron sólo un rato y, sin embargo, les pagas lo mismo que a nosotros, que soportamos el peso del día y del calor”.
    Pero él respondió a uno de ellos:
    “Amigo, yo no te hago ninguna injusticia. ¿Acaso no quedamos en que te pagaría un denario? Toma, pues, lo tuyo y vete. Yo quiero darle al que llegó de último lo mismo que a ti. ¿Qué no puedo hacer con lo mío lo que yo quiero? ¿O vas a tenerme rencor porque yo soy bueno?”
    De igual manera, los últimos serán los primeros, y los primeros, los últimos».

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