viernes, 18 de mayo de 2012

Evangelio 18 de Mayo de 2012


  • Primera Lectura: Hechos 18,9-18
    "Muchos de esta ciudad son pueblo mío"
    Estando Pablo en Corinto, una noche le dijo el Señor en una visión: "No temas, sigue hablando y no te calles, que yo estoy contigo, y nadie se atreverá a hacerte daño; muchos de esta ciudad son pueblo mío." 
    Pablo se quedó allí un año y medio, explicándoles la palabra de Dios. Pero, siendo Galión procónsul de Acaya, los judíos se abalanzaron en masa contra Pablo, lo condujeron al tribunal y lo acusaron: "Éste induce a la gente a dar a Dios un culto contrario a la Ley." Iba Pablo a tomar la palabra, cuando Galión dijo a los judíos: "Judíos, si se tratara de un crimen o de un delito grave, sería razón escucharos con paciencia; pero, si discutís de palabras, de nombres y de vuestra ley, arreglaos vosotros. Yo no quiero meterme a juez de esos asuntos." Y ordenó despejar el tribunal. Entonces agarraron a Sóstenes, jefe de la sinagoga, y le dieron una paliza delante del tribunal. Galión no hizo caso. 
    Pablo se quedó allí algún tiempo; luego se despidió de los hermanos y se embarcó para Siria con Priscila y Aquila. En Cencreas se afeitó la cabeza, porque había hecho un voto.
  • Salmo Responsorial: 46
    "Dios es el rey del mundo."
    Pueblos todos, batid palmas, / aclamad a Dios con gritos de júbilo; / porque el Señor es sublime y terrible, / emperador de toda la tierra. R. 
    Él nos somete los pueblos / y nos sojuzga las naciones; / él nos escogió por heredad suya: / gloria de Jacob, su amado. R. 
    Dios asciende entre aclamaciones; / el Señor, al son de trompetas: / tocad para Dios, tocad, / tocad para nuestro Rey, tocad. R.
  • Evangelio: Juan 16,20-23a
    "Nadie os quitará vuestra alegría"
    En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Os aseguro que lloraréis y os lamentaréis vosotros, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría. La mujer, cuando va a dar a luz, siente tristeza, porque ha llegado su hora; pero, en cuanto da a luz al niño, ni se acuerda del apuro, por la alegría de que al mundo le ha nacido un hombre. También vosotros ahora sentís tristeza; pero volveré a veros, y se alegrará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestra alegría. Ese día no me preguntaréis nada."

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