miércoles, 11 de julio de 2012

Evangelio 10 de Julio de 2012


  • Primera Lectura: Oseas 8, 4-7.11-13
    "Siembran vientos y cosechan tempestades"
    Esto dice el Señor:«Han puesto reyes sin mi aprobación, han establecido príncipes sin saberlo yo. Con su plata y su oro se han hecho ídolos, para su propia ruina. Me repugna tu becerro, Samaria; mi ira se enciende contra ellos. ¿Hasta cuándo estarán sin purificarse?Viene de Israel, lo ha hecho un artesano. ¡Eso no es Dios! Será, pues, hecho astillas el becerro de Samaria. Siembran vientos y cosechan tempestades: su grano no dará espigas, ni la espiga, harina; y si la da, extranjeros la devorarán.Efraín ha multiplicado los altares, pero han sido sólo para pecar. Aunque les escriba miles de leyes, las consideran como de un extraño. Les gusta ofrecerme sacrificios y comer la carne inmolada. Pero el Señor no los acepta, sino que recordará sus culpas, les tomará cuentas de sus pecados y tendrán que regresar a Egipto».
  • Salmo Responsorial: 113
    "Nosotros confiamosen el Señor."
    Nuestro Dios está en los cielos, todo lo que quiere lo hace. Los ídolos de las naciones, en cambio, son de plata y oro, y han sido fundidos por manos humanas.Nosotros confiamos en el Señor.Tienen boca y no hablan, tiene ojos y no ven, tienen orejas y no oyen, tiene nariz y no huelen.Nosotros confiamos en el Señor.Tienen manos y no tocan, tienen pies y no caminan, ni un sonido emite su garganta. Sean como ellos quienes los fabrican, quienes confían en ellos.Nosotros confiamos en el Señor.Pueblo de Israel, confía en el Señor: él te auxilia y te defiende; descendencia de Aarón; confía en el Señor: él te auxilia y te defiende.Nosotros confiamos en el Señor.
  • Evangelio: Mateo 9, 32-38
    "La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos."
    En aquel tiempo llevaron a Jesús un endemoniado mudo. Echó el demonio, y el mudo habló. La gente decía admirada: "Nunca se había visto en Israel cosa igual". En cambio, los fariseos decían: "Este echa los demonios con el poder del jefe de los demonios". Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, anunciando el evangelio del Reino y curando todas las enfermedades y todas las dolencias. Al ver a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, "como ovejas que no tienen pastor". Entonces dijo a sus discípulos: "La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies"

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