miércoles, 1 de agosto de 2012

Evangelio 1 de Agosto de 2012


  • Primera Lectura: Jeremías 15, 10. 16-21
    "¿Por qué se ha vuelto crónica mi llaga? Si vuelves, estarás en mi presencia"
    ¡Ay de mí, madre mía, que me engendraste hombre de pleitos y contiendas para todo el país! Ni he prestado ni me han prestado, y todos me maldicen. 
    Cuando encontraba palabras tuyas, las devoraba; tus palabras eran mi gozo y la alegría de mi corazón, porque tu nombre fue pronunciado sobre mí, Señor, Dios de los ejércitos. 
    No me senté a disfrutar con los que se divertían; forzado por tu mano, me senté solitario, porque me llenaste de ira. ¿Por qué se ha vuelto crónica mi llaga, y mi herida enconada e incurable? Te me has vuelto arroyo engañoso, de aguas inconstantes. 
    Entonces respondió el Señor: "Si vuelves, te haré volver a mí, estarás en mi presencia; si separas lo precioso de la escoria, serás mi boca. 
    Que ellos se conviertan a ti, no te conviertas tú a ellos. Frente a este pueblo te pondré como muralla de bronce inexpugnable; lucharán contra ti y no te podrán, porque yo estoy contigo para librarte y salvarte -oráculo del Señor-. Te libraré de manos de los perversos, te rescataré del puño de los opresores".
  • Salmo Responsorial: 58
    "Dios es mi refugio en el peligro."
    Líbrame de mi enemigo, Dios mío; / protégeme de mis agresores; / líbrame de los malhechores, / sálvame de los hombres sanguinarios. R. 
    Mira que me están acechando, / y me acosan los poderosos: / sin que yo haya pecado ni faltado, Señor, / sin culpa mía, avanzan para acometerme. R. 
    Estoy velando contigo, fuerza mía, / porque tú, oh Dios, eres mi alcázar; / que tu favor se adelante, oh Dios, / y me haga ver la derrota del enemigo. R. 
    Pero yo cantaré tu fuerza, / por la mañana aclamaré tu misericordia; / porque has sido mi alcázar / y mi refugio en el peligro. R. 
    Y tañeré en tu honor, fuerza mía, / porque tú, oh Dios, eres mi alcázar. R.
  • Evangelio: Mateo 13, 44-46
    "Vende todo lo que tiene y compra el campo"
    En aquel tiempo dijo Jesús a la gente: "El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra, lo vuelve a esconder, y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo. El reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas, que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra".

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