sábado, 22 de diciembre de 2012

Evangelio 22 de Diciembre de 2012


  • Primera Lectura: I Samuel 1,24-28
    "Ana da gracias por el nacimiento de Samuel"
    En aquellos días, cuando Ana hubo destetado a Samuel, subió con él al templo del Señor, de Siló, llevando un novillo de tres años, una fanega de harina y un odre de vino. El niño era aún muy pequeño. Cuando mataron el novillo, Ana presentó el niño a Elí, diciendo: "Señor, por tu vida, yo soy la mujer que estuvo aquí junto a ti, rezando al Señor. Este niño es lo que yo pedía; el Señor me ha concedido mi petición. Por eso se lo cedo al Señor de por vida, para que sea suyo." Después se postraron ante el Señor.
  • Interleccional: Mi corazón se regocija por el Señor, mi Salvador. 
    1Samuel 2,1-8

    Mi corazón se regocija por el Señor, / mi poder se exalta por Dios; / mi boca se ríe de mis enemigos, / porque gozo con tu salvación. R. 
    Se rompen los arcos de los valientes, / mientras los cobardes se ciñen de valor; / los hartos se contratan por el pan, / mientras los hambrientos engordan; / la mujer estéril da a luz siete hijos, / mientras la madre de muchos queda baldía. R. 
    El Señor da la muerte y la vida, / hunde en el abismo y levanta; / da la pobreza y la riqueza, / humilla y enaltece. R. 
    Él levanta del polvo al desvalido, / alza de la basura al pobre, / para hacer que se siente entre príncipes / y que herede un trono de gloria. R.
  • Evangelio: Lucas 1,46-56
    "El Poderoso ha hecho obras grandes por mí"
    En aquel tiempo, María dijo: "Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre." María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

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