NUEVA YORK, 10 Oct. 13 / 02:53 am (ACI).- En su columna del 6 de octubre en el New York Times, el escritor Ross Douthat señaló que la prueba del éxito del Papa Francisco al frente de la Iglesia se verá en la práctica, al responder a preguntas como “¿crecerá la Iglesia o se estancará bajo su liderazgo? ¿Su estilo ganará admiradores casuales o ganará conversos, inspirará vocaciones, creará santos? ¿Realmente cambiará el mundo o solo dará al mundano otra excusa para cerrar sus oídos al mensaje moral de la Iglesia?”.
Douthat indicó que “para entender al Papa Francisco –su propósito, su programa y sus ‘peligros potenciales’”, es útil ver el caso de los judíos en Nueva York, donde esta comunidad afronta una disminución desde la década de 1950.
Sin embargo, apunta el columnista del Times, “en los últimos 10 años, los números comenzaron a crecer otra vez, subiendo 10 por ciento entre 2002 y 2011”.
“Pero este crecimiento se dio principalmente entre los judíos ortodoxos. Las poblaciones conservadora y reformada continuaron cayendo, tal como pasó con la observancia religiosa judía en general”.
El caso de Nueva York, dijo, “está pasando a nivel nacional”. Sin embargo no se trata solamente de los judíos en Estados Unidos, indicó Douthat, sino que esta tendencia “ha sido la historia de la religión en Occidente por más de 40 años”.
“Los grupos más tradicionales han sido relativamente resistentes. Los cuerpos más liberales, modernizantes, han perdido membresía, dinero, moral”, señaló.
“Aún hay un centro religioso hoy, pero no es institucionalmente judeocristiano, de la forma en que era en 1945. En vez de eso, se define como ministerios no denominacionales, “espiritual pero no religioso”, devociones y herejías antiguas, reinventadas como auto ayuda”.
En la “polarización” religiosa actual, indica el analista, “puedes ceñirte a una fe tradicional en la modernidad reciente, solo en la medida en que te separes de la corriente principal estadounidense y occidental”.
“No hay término medio, no hay un centro al que aferrarse por mucho, y el intento de encontrar uno rápidamente lleva al alojamiento, a la deriva y disolución”.
Para Douthat “aquí es donde entra el Papa Francisco, porque mucho del entusiasmo alrededor de su pontificado es una respuesta a su obvio deseo de rechazar estas alternativas –auto segregación o rendición- a favor de un compromiso casi frenético con el mundo católico no practicante, post católicos y no católicos”.
“El estilo y sustancia de Francisco están lanzados mucho más agresivamente a un mundo que a menudo dio la espalda a sus predecesores”, dijo.
“Su deliberada desmitificación del papado, sus entrevistas digresivas con medios seculares y religiosos, sus llamados a experimentar dentro de la Iglesia y su suave llamado sobre los temas –aborto, matrimonio gay– donde la religión tradicional y la cultura están en agudo conflicto: estos no son cambios doctrinales, sino que son claros saltos estratégicos”.
Ross Douthat señaló además “la reacción incierta hacia Francisco por parte de muchos católicos conservadores”, temerosos de que “el centro que él está tratando de tomar se derrumbe bajo sus pies, porque el abismo entre la cultura y la fe ortodoxa es simplemente muy inmensa”.
“Ellos se preocupan también de que ya hemos visto algo como esta estrategia intentada antes, cuando la era de 1970 de la Iglesia enfatizó la justicia social, la improvisación litúrgica y ese estilo casual-fresco tuvo decepcionantes resultados: no un rico compromiso con la cultura moderna sino una rendición”.
Esto, dijo, produjo desde una liturgia de mal gusto, iglesias feas, “y en última instancia bancas vacías en las iglesias”.
Pero Douthat señaló que el Papa Francisco es consciente de ese peligro, que ha dejado claro en sus advertencias de no convertir la Iglesia en una ONG “o contra reducir el cristianismo a ‘tomar un camino espiritual en el cosmos’”.
El analista concluyó su columna señalando que “por sus frutos sabremos” de los resultados del pontificado de Francisco, “pero todavía no por algún tiempo”.
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